Según leemos en Diario de Sevilla, Felipe González advierte que los diputados del PSOE no podrán defender el concierto catalán en sus comunidades:

A su juicio, el acuerdo sellado por PSC y ERC es un "regalo" al independentismo en el momento en que son "más débiles"; va en contra de las resoluciones del PSOE en el último Congreso Federal y en contra de lo que sostenía hace apenas dos semanas la 'número dos' del partido, la vicepresidenta María Jesús Montero, y además choca con la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas y para aplicarlo sería necesario cambiar el sistema y reformar la Constitución.

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González admite que hay que reformar el sistema de financiación autonómica, que lleva "muchos años arrastrando defectos", pero rechaza que se haga mediante un acuerdo entre dos partidos que acaba otorgando a Cataluña "soberanía fiscal en los ingresos", algo con lo que no contarán el resto de comunidades autónomas, pero "no en los gastos", derivados de la Seguridad Social o de la deuda pública. "No se puede dar soberanía fiscal para los ingresos y compartir los gastos desequilibrados a su favor", sostiene.

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Y avisa además de que si se "sigue cediendo" a sus peticiones soberanistas "cuando más débiles están", la consecuencia será el desarme completo del Estado democrático de Derecho que garantiza la igualdad y la solidaridad entre las personas y las regiones. En su opinión, "el derecho a la diferencia se hace sin diferencia de derechos", y aunque pueda haber diferencias entre territorios, como en cualquier sistema federal, ninguno puede tener más derechos, por ejemplo en educación o en sanidad. De hecho, sostiene que el compromiso del PSOE es de "federalización" en línea con el modelo alemán, que "en ningún momento plantea" que se pueda acabar con la integridad territorial del país.

Una vez más, no me queda más remedio que estar de acuerdo con Felipe González. Por lo que se conoce del asunto (los detalles del acuerdo no se conocen realmente, lo cual tampoco es muy compatible con la transparencia y la democracia), la propuesta rompe con la solidaridad interterritorial del Estado de las Autonomías. Sencillamente, no veo cómo pueda ser compatible con nuestro actual modelo constitucional. Peor aún, como indica Felipe, ni siquiera es una propuesta federal, sino más bien encaminada hacia la confederación. Nada de ello ha sido aprobado por el PSOE en sus congresos. La decisión ha sido tomada por la cúpula dirigente (si no, directamente, por el Secretario General a solas) como medida cortoplacista para mantenerse en el Gobierno. Nada de ello sugiere que se trate de una medida sensata con la vista puesta en el largo plazo, ni mucho menos consensuada. {enlace a esta entrada}

A nadie se le escapa que las listas de espera en la sanidad pública se han convertido en un asunto de primerísima magnitud en la escena política. Y, como era de esperar, los políticos aprovechan para lanzar acusaciones de un lado a otro embarrándolo todo. Hoy leemos en Diario de Sevilla que la inversión sanitaria en Andalucía se encuentra en el furgón de cola del país. Dejando de lado la información que ofrece el artículo comparando el gasto sanitario consolidado en las distintas comunidades autónomas (al fin y al cabo, no todas tienen la misma población, ni tampoco los mismos recursos), lo cierto es que Andalucía cierra la lista en gasto sanitario consolidado por habitante, tan sólo por delante de la Comunidad de Madrid, que destaca precisamente por haber puesto en práctica una política sanitaria bien poco ejemplar desde hace ya bastantes años. Mucho me temo que el Gobierno del PP en la Junta de Andalucía tiene más bien pocas excusas para justificar la situación. No dudo que quizá las estadísticas no fueran mucho mejores con los gobiernos del PSOE. No lo sé. Pero, en cualquier caso, el PP lleva ya cinco años en la Junta de Andalucía y ya ha llegado la hora de dejar de echar la culpa a la "herencia recibida", sobre todo teniendo en cuenta que una de las prioridades anunciadas y confirmadas de este Gobierno fue precisamente reducir los impuestos, esto es, la fuente de ingresos que permitiría a la comunidad autónoma recortar algo la diferencia. En fin, no me cabe duda de que, aprovechando el acuerdo entre el PSC y ERC para investir a Illa en Cataluña, los populares aprovecharán ahora para culpar al Gobierno central y a "los catalanes" de lo que, en realidad, es un fracaso de la política sanitaria propia. Ahí queda la gráfica.

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Ayer leíamos en la web de El País que según Sánchez, el acuerdo entre el PSC y ERC es "un paso en la federalización del Estado". Lo siento mucho, pero a mí me parece más bien un desesperado paso más para asegurar su presencia en Moncloa. Y, cuidado, los excesos verbales de los portavoces de Vox señalando que estamos ante un líder autoritario que pretende establecer un régimen dictatorial en España me parecen no sólo execrables, sino ridículos. Pero ello no quita para que el oportunismo político cortoplacista de Sánchez deje de preocuparme. Sencillamente, parece estar dispuesto a pactar con el diablo mismo a cambio de mantenerse en el poder. Sí, de acuerdo a las formas legales, pero con el diablo mismo. Resulta que hoy, Manuel Pezzi, el Presidente del PSOE-A, ha salido en apoyo a Sánchez para avanzar en la estructura federal del Estado al tiempo que advertía que "la derecha gritará como siempre". Y, efectivamente, el PP ha respondido hoy mismo que Sánchez pretende "cambiar la fórmula del Estado" hacia el federalismo "sin pregunar a los españoles". Lo más duro de todo es que yo, que no sólo vengo de la tradición de izquierdas, sino que además he militado en el PSOE durante al menos dos etapas distintas de mi vida, estoy de acuerdo con el PP en esto. Me parece muy bien proponer el Estado federal (con el que, además, estoy de acuerdo), pero eso debe hacerse de manera democrática y consensuada, no con imposiciones tacticistas cuyo único fin real es mantenerse en el poder. {enlace a esta entrada}