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[Tue Jan 16 14:48:51 CST 2018]Leo en El País que Felipe González no identifica un claro proyecto de país y, aunque sé que no es precisamente el político más popular entre mis condiudadanos, estoy de acuerdo con él. Al contrario que en la década de los ochenta, cuando gobernaba el PSOE y él era Presidente del Gobierno, no parece que tengamos un proyecto claro de país y, peor aún, no hay ningún líder que sepa articular uno (¿quizá Albert Rivera sea la excepción?). Según narra la noticia: Dudo que nadie pueda razonar lo contrario. Ya casi tengo cincuenta años y, echando un vistazo atrás al medio siglo que he vivido, me parece claro que Adolfo Suárez y la UCD tenían un proyecto claro, que consistía en implantar una democracia liberal avanzada en nuestro país; después, en los años ochenta, Felipe González y el PSOE también tenían un claro proyecto, en su caso el de modernizar el país e integrarlo en el contexto europeo. A partir de ahí, la cosa parece complicarse algo más. Aznar y el PP no parece que tuvieran un proyecto tan claro, salvo su oposición a los socialistas y su convicción (acertada, por otro lado) de que la alternancia era necesaria para consolidar la democracia. Si acaso, aderezaron eso con una firme posición ante el terrorismo etarra que, todo hay que reconocerlo, aceleró el final de la banda terrorista, liberalizaron el suelo poniendo los cimientos de la burbuja que una década después causaría autenticos estragos y, en lo que respecta a la política exterior, creyeron potenciar el papel de España en el exterior cayendo en el mero seguidismo de los EEUU. Como digo, quizá no fuera un proyecto de país con todas las de la ley, pero al menos era algo. Luego, Zapatero continuó rodando cuesta abajo con un republicanismo cívico que nadie acertaba a concretar, pero que al menos tuvo la virtud de extender los derechos sociales y, con ello, contribuir a poner al país en la vanguardia en ciertos (muy limitados) aspectos, como la cuestión del matrimonio de personas del mismo sexo o la igualdad de género (aspecto sin duda no solucionado durante su mandato, pero sí potenciado). Y, por lo que hace a Rajoy, supongo que bastante ha tenido con lidiar con la mayor crisis económica, política y social que nos ha tocado vivir desde hacía décadas, lo cual, para ser justos, le ha impedido preocuparse de proyecto alguno (aunque, la verdad, uno duda que jamás hubiera tenido nada que se aproximara a un verdadero proyecto en su cabeza). En definitiva, que el caso es que, por uno u otro motivo, como afirma Felipe González, estamos huérfanos de proyecto de país. Y eso es bastante preocupante. Ahí es, me parece, donde tenemos que hacer hincapié ahora. {enlace a esta entrada} [Tue Jan 16 11:36:33 CST 2018]
Leyendo hoy las noticias publicadas en la web de El País me encuentro
con una sobre la respuesta de la actriz Sharon Stone cuando le preguntan si ha
sido acusada en Hollywood que me parece interesante por lo que creo que
es, en mi opinión, un cierto prejuicio de la actriz. Conviene subrayar, no
obstante, que estoy de acuerdo con ella en lo que se refiere al cuerpo
principal de la noticia, esto es, a que seguramente, teniendo en cuenta que
comenzó en el negocio hace ya cuarenta años y que se trata de una mujer de un
indudable atractivo físico, por desgracia podemos dar prácticamente por
descontado que haya sido víctima de acoso. Pero espero que eso no haga falta
siquiera explicarlo aquí. Parece bien evidente y no tengo nada que añadir a
lo que ya ha afirmado la propia actriz. Ahora bien, lo que sí me pareció
interesante fue la siguiente afirmación hecha por Stone durante la entrevista:
"Las mujeres a menudo pierden su propia identidad en pro de la identidad del
hombre con el que están. Incluso cambian la forma en que visten... [Tue Jan 16 09:40:23 CST 2018]Ayer, echándole un vistazo a las noticias de la web de El País, me encontré con una titulada Blue Monday: ¿es sólo un mal día o debo replantearme mi vida?. ¿Blue Monday? ¿Y eso qué diantres es? Aparte de la famosa canción de la banda inglesa New Order, por supuesto. Pues me dio por investigar y lo que encontré es bastante indicativo de la época que nos ha tocado vivir. Resulta que Blue Monday (fecha) hace referencia al que se supone que es el día más deprimente del año, esto es, el tercer lunes del mes de enero. Y, por supuesto, cualquier persona medianamente crítica se preguntará inmediatamente qué fundamento objetivo hay para hacer la afirmación de que el tercer lunes del mes de enero es el más deprimente del año. Pues bien, al parecer, como puede leerse en la entra de Wikipedia, no mucho. Hasta tal punto es así que "la fecha generalmente se anuncia como el tercer lunes de enero, pero también el segundo, el cuarto o el lunes de la última semana de enero". O sea, que la fecha se la sacó de la manga alguien y, para colmo, todo parece indicar que se trató de la artimaña de una agencia de relaciones públicas para favorecer el negocio de los viajes. Sin embargo, nada de ello obsta para que, muchos años después, un periódico serio de ámbito nacional y proyección internacional como El País publique una noticia sobre el asunto dándolo todo por bueno. A partir de ahí, el periodista que firma la noticia comienza a hablar de los factores que pueden conducirnos a la depresión y finaliza el texto de la siguiente forma: Y, sin embargo, el autor, a pesar de saber que no hay fundamento alguno para pensar que el tercer lunes del mes de enero tiene nada especial, ha contribuido con la noticia a expandir el bulo. Por desgracia, eso es lo único que parece contar hoy en día: la capacidad para atraer la atención e incrementar el tráfico a nuestra web. La obsesión por los "quince minutos de fama" de que hablara Warhol hace ya muchos años nos está conduciendo a un mundo donde no importan los trucos que se usen, ni tampoco las consecuencias que todo ello pueda tener sobre el discurso público en general. Lo único que importa, parece, es alcanzar esos minutos de gloria. {enlace a esta entrada} [Thu Jan 11 17:21:45 CST 2018]Ya sé que no descubro nada nuevo al afirmar que la política estadounidense (al menos en su aspecto más público) está dominada casi por completo por la mercadotecnia y la superficialidad. No se trata de algo reciente tampoco. La tendencia comenzó hace ya varias décadas, pero parece que se ha ido profundizando en los últimos quince o veinte años. No cabe, pues, achacárselo todo a Donald Trump, que es lo que se lleva ahora. Sencillamente, no me parece acertado. Esta semana la comidilla de todas las discusiones políticas fue el discurso de Oprah Winfrey en la gala de los Golden Globe Awards. He de sincerarme y reconocer que ni siquiera he visto u oído el discurso. Hace ya muchos años que no veo la televisión. Pero no cabe duda de que Winfrey ha logrado emocionar a un buen sector de la progresía estadounidense. De hecho, hasta tal punto ha sido así que algunos se han lanzado a proponerla como próxima candidate a la Casa Blanca. Y he ahí, me parece, el problema. Thomas Chatterton Williams lo explica mucho mejor que yo en su artículo Oprah, Don't Do It, publicado en The New York Times: En definitiva, cuando trivializamos el discurso político y lo convertimos en mero espectáculo (algo que, por cierto, llevamos haciendo hace ya tiempo en España con nuestras tertulias televisivas), no debe sorprendernos que acabemos hundiéndonos en el lodazal del famoseo, lo ramplón y la demagogia. Cierto, los italianos descubrieron esta veta quizá antes gracias a las ocurrencias de Berlusconi, primero, y de Beppe Grillo, después. Cierto también, el populismo ha ido extendiéndose poco a poco por otros muchos países. Pero, como en tantas otras cosas, parece que los estadounidenses son quienes llevan una tendencia popular a sus últimas consecuencias. Si esto es lo que nos espera en el futuro cercano, más vale irse preparando porque me da la impresión de que no conduce a nada bueno. La política es algo mucho más serio y relevante que el circo en que la estamos convirtiendo entre unos y otros. {enlace a esta entrada} |