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[Sat Sep 26 15:57:15 CDT 2015]Echándole un vistazo a la prensa diaria también nos encontramos hoy con un artículo del suplemento cultural Babelia titulado Las fronteras movedizas del mal en el que se hace un breve repaso por la forma en que la novela y el ensayo han ido reflejando el concepto del mal a través de los tiempos. En este otro caso me interesa entresacar una reflexión del escritor José Ovejero sobre el asunto: Aunque no descarto que lo que indica pueda acabar demostrándose cierto, no tengo tan claro que hayamos llegado aún al punto en el que pueda hacerse una afirmación tan tajante desde la ciencia. En particular, creo que Ovejero está cayendo en una falacia lógica. Aunque los experimentos de neurociencia más recientes parecen demostrar que, efectivamente, tomamos las decisiones antes de racionalizarlas, de ahí no podemos dar el salto automático a la idea de que, como afirma Ovejero, nuestras decisiones sean meramente "resultado de la herencia genética y de la experiencia". Lo uno no tiene por qué conducir necesariamente a lo otro. Ni él ni nadie (al menos de momento) sabe de dónde provienen esas decisiones. El asumir que son siempre de procedencia genética es, sin duda, un prejuicio. En cualquier caso, la tentación de eliminar por completo la agencia humana en las decisiones morales me parece extremadamente peligrosa. Lo mismo acaba demostrándose que es correcta, pero de momento no parece que haya prueba irrefutable de ello. Por consiguiente, la posición de Ovejero parece estar basada más en su propio prejuicio personal que en la evidencia científica, aunque pretenda embadunarlo todo de un halo de objetividad al hacer referencia a la neurociencia. {enlace a esta entrada} [Sat Sep 26 15:44:57 CDT 2015]Esta mañana me encontré con una entrevista con Stephen Hawking publicada por El País de la que me llamó la atención la siguiente respuesta con respecto a los peligros de la inteligencia artificial: Leyendo eso no le queda más remedio a uno que detenerse a pensar si acaso conocemos cuáles puedan ser los objetivos nuestros. De lo contrario, ¿cómo podríamos asegurarnos de que los objetivos de los ordenadores coincidan con los nuestros, como propone Hawking? Ahí está, me temo, el problema. Siempre ha estado ahí. {enlace a esta entrada} [Thu Sep 24 16:17:45 CDT 2015]Pues ya se acerca el choque de trenes de las elecciones autonómicas catalanas este domingo. El espectáculo que están dando unos y otros es bien ridículo, la verdad. Por si fuera poco, Felipe González se descuelga ayer mismo comparando la autodeterminación con el gulag de Stalin. Este hombre, de la misma forma que en ocasiones hace gala de moderación y sensatez, en otras ocasiones se pasa de la raya al estilo de Aznar. Debe ser cosa de la edad. Cuidado, no le falta razón al afirmar que la Constitución de Stalin fue la única hasta la fecha —que yo sepa— que incorporaba el derecho a la autodeterminación. Pero de ahí a afirmar que la autodeterminación y el estalinismo son una y la misma cosa media un buen trecho. Como decía, quizá se trate de desvaríos de la edad, o quizá más probablemente de la consecuencia directa del apasionamiento con que se está discutiendo el tema. No hay más que mencionarlo en cualquier conversación para que la gente empiece a gritar e insultar. Da miedo, la verdad. En todo caso, yo me mantengo en lo que ya he repetido muchas veces. Primero, no quisiera ver a Cataluña independizarse, pues la veo como parte intrínseca de la España plural en la que creo. Segundo, a pesar de ello, no veo cómo podamos forzar a quedarse a quien quizá no quiera estar dentro de nuestro proyecto común. Habrá que ver, por supuesto, si se trata de una mayoría de los catalanes o no, pero no acierto a entender la actitud de quienes echan mano de las esencias históricas para forzarles a permanecer. De hecho, lo entiendo tan poco como entiendo la obsesión de los nacionalistas catalanes por utilizar y manipular el pasado para consolidar su proyecto independentista. La Historia, en realidad, tiene bien poco que ver. Por el contrario, se trata, sencillamente, de que no acierto a entender cómo podamos forzar a nadie a seguir siendo parte de un proyecto común, quieran o no. Es más, no estoy ni siquiera seguro que merezca la pena. Pero aún hay más. Tercero, no puedo entender cómo quienes han negado a los catalanes el derecho a expresar su opinión sobre el asunto de manera clara y concisa ahora se llevan las manos a la cabeza porque aprovechen una convocatoria electoral que no tiene nada que ver con la independencia para expresar sus deseos independentistas. Me parece un error, claro. Estoy de acuerdo con la crítica de que es una distorsión con pocos visos de legalidad, pero es que no les han dado otra opción. ¿O es que acaso no tenemos enfrente precisamente a quienes boicotearon el Estatut porque no les gustaban algunos artículos que, curiosamente, se incluían también en otros estatutos de otras comunidades autónomas donde ellos gobernaban? Peor aún, ¿no son éstos que tanto claman ahora a favor de la unidad de la patria precisamente quienes hace tan sólo unos años hacían llamamientos para boicotear los productos catalanes? ¿Qué estaban haciendo entonces, construyendo un proyecto nacional o jugando con fuego para sacarle un rédito político al conflicto? En fin, que lo que se ve venir no es un choque frontal entre el nacionalismo y la sensatez, sino más bien entre dos nacionalismos (catalán uno y español el otro) que hace ya tiempo que se niegan a sentarse a dialogar. Ya veremos por dónde sale todo esto. {enlace a esta entrada} [Sat Sep 19 14:36:19 CDT 2015]Aunque, por lo general, de la boca de Felipe González suelen salir palabras bastante sensatas, me temo que hay otras ocasiones en las que se deja llevar por la pasión y hace afirmaciones objetivamente erróneas. Así, por ejemplo, recientemente el ex-presidente ha expresado que "el Chile de Pinochet respetaba mucho más los derechos humanos que el paraíso de Maduro". Lo siento mucho, pero me parece claramente falso. Vayamos por partes. Primero, parece obvio que la Venezuela chavista no es precisamente un modelo de democracia, digan lo que digan nuestros izquierdistas (por desgracia, parece que en ciertos sectores de la izquierda basta con proclamarse "anti-imperialista", sobre todo de la especie antiamericana, para merecer el aplauso). Sencillamente, faltan garantías institucionales y sobra arbitrariedad. Eso parece claro. Pero, segundo, me temo que tampoco la oposición venezolana antichavista está limpia de polvo y paja. Sé que le han caído chuzos de punta, pero cuando Juan Carlos Monedero ha afirmado recientemente que Leopoldo López ha estado instigando algo similar a la kale borroka no le faltaba del todo la razón, aunque no sea desde luego algo muy popular. La oposición lleva ya un buen tiempo que no se limita a hacer oposición, sino que promueve el golpismo (de hecho, lo apoyó abiertamente allá por 2002) y organiza algaradas callejeras con uso abierto de la violencia para desestabilizar al Gobierno legítimo del país. Eso, que yo sepa, no forma parte de las reglas del juego democrático. Pero que nadie se confunda ni deje de leer el primer punto arriba. El populismo izquierdista que lanzara Hugo Chávez en su momento lleva jugando peligrosamente con el autoritarismo casi desde el inicio y no me extrañaría nada desde luego que, tarde o temprano, derive en un régimen abiertamente dictatorial. Y, pese a todo, al menos de momento, no creo que pueda decirse honestamente que ha llegado ahí todavía. En todo caso, aparte de lo que uno piense del Gobierno chavista en Venezuela, la afirmación de Felipe González es errónea y falta a la verdad histórica. Que yo sepa (que cualquiera sepa) en Venezuela no se han producido "vuelos de la muerte", ni tampoco han concentrado a miles de opositores en el mayor estadio de la capital para proceder a su tortura y ejecución. Solamente aquellos que sienten una profunda inquina contra el chavismo pueden solazarse con las palabras del ex-presidente, aunque haya faltado clarísimamente a la verdad. Según parece, para algunos el fin sigue justificando los medios, sin darse cuenta de que es precisamente de ahí de donde surjen los excesos en política. A veces casi pareciera que no hubiésemos aprendido nada de la Historia, ni siquiera de la más reciente. {enlace a esta entrada} [Sun Sep 6 15:22:44 CDT 2015]A estas alturas, queda bien claro vivimos en la era postmoderna del todo vale, el relativismo extremo, las pasajeras modas superficiales aplicadas a todas las esferas de la vida y lo que los estadounidenses llaman el feel good. De ahí que no deba sorprender a nadie que ciertas imágenes que exaltan la diversidad de opiniones como máximo valor epistemológico se extiendan como la pólvora por las redes sociales. Ahí va un ejemplo, que a menudo vemos acompañado de un comentario afirmando la necesidad de aceptar otras opiniones como guía de nuestro comportamiento en sociedad: No hace falta devanarse mucho los sesos para ver venir el mensaje principal de la imagen, al menos con la intención con que suele compartirse en las redes sociales: mientras unos sólo vemos el círculo, otros ven el cuadrado; pero, de una u otra forma, ninguno de los dos tenemos la verdad. Así de simple y, me temo, así de ramplón. Porque no debiera llevar mucho tiempo de reflexión a cualquier persona de inteligencia media para observar que algo no cuadra del todo. En otras palabras, que la imagen, me temo, no muestra exactamente lo que muchos dicen que representa (esto es, que no hay verdad, sino solamente aproximaciones a la verdad). Pues, al fin y al cabo, el cilindro que proyecta ambas sombras existe, ¿o acaso se trata de una ilusión? Parece obvio que la única forma de que un mismo objeto proyecte al mismo tiempo la figura de un círculo y de un cuadrado en un pared es que se trate de un cilindro de un determinado tamaño expuesto a dos fuentes distintas de luz. Por tanto, en el caso de la ilustración de marras sí que hay una verdad objetiva (esto es, la existencia del cilindro en las condiciones que menciono), y tanto el individuo que ve un cuadrado como el que ve un círuclo están expuestos de forma igualmente obvia y clara a una visión parcial de dicha realidad objetiva. Por consiguiente, las opiniones de quienes afirman que se trata de un cuadrado o de un círuclo no son igualmente válidas que la de quien afirme que se trata en realidad de un cilindro proyectado en dos paredes distintas por dos fuentes de luz distintas. Parece claro que ésta última explicación es más correcta que las otras dos, aunque pueda no gustarnos tanto si nosotros hemos mantenido durante años una de esas dos opiniones erróneas. Pero veamos otro ejemplo que también ha ido ganando apoyo en las redes sociales: Una vez más, me temo, el mensaje es sólo parcialmente correcto. Existen distintas perspectivas, sí. El problema es que los hechos casi siempre se dan en un contexto. Así, por ejemplo, raramente vamos a ver un número nueve (o seis, que depende de la perspectiva) de forma aislada en mitad del espacio. Por el contrario, lo que muy probablemente veamos es el número en una secuencia determinada. Por ejemplo, puede que vayamos andando por la calle y observemos los números 2, 4, 9, 8 y 10 en los portales de distintos edificios, lo cual debiera ser suficiente para llevarnos a pensar que el tercer número en la secuencia no es en realidad el número nueve, sino el seis, aunque quizá se haya descolgado un poco y parezca el número nueve. En este ejemplo, sería descabellado pretender que tan válida es la opinión de quien piensa que se trata del número seis como la de quien piensa que es en realidad el número nueve. Se trata, efectivamente, de dos opiniones distintas. Conviene dialogar y razonar, sin duda. A menudo es posible incluso que, gracias a dicho diálogo, seamos capaces de incorporar una perspectiva enriquecedora en nuestra propia visión de las cosas. No lo niego. Pero debemos andarnos con cuidado de caer en el relativismo más ramplón (que, por desgracia, es lo que suelo ver acompañando a estas imágenes en las redes sociales). Todas las opiniones no son iguales. Las hay que son razonadas y basadas en evidencia empírica, y otras que no lo son. {enlace a esta entrada} [Wed Sep 2 18:46:30 CDT 2015]Sigue el baile de despropósitos en España a cuenta del tema catalán. El Gobierno confirma que reformará el Tribunal Constitucional aunque sea sin apoyo de nadie más. Como advertía ayer, no me queda más remedio que estar de acuerdo una vez más con Felipe González, quien ha calificado la iniciativa de "disparate". Lleva razón. Ni Mas se ha molestado nunca en escuchar a Rajoy, ni tampoco Rajoy se ha molestado nunca en escuchar a Mas. En ese plan, el choque de trenes se veía venir. No era para nada inevitable, pero se veía venir. {enlace a esta entrada} [Tue Sep 1 20:27:03 CDT 2015]Si ayer escribíamos sobre la carta abierta de Felipe González a los catalanes, mencionábamos como, en mi opinión, de los tres ex-Presidentes del Gobierno es quien está mostrando una actitud más responsable después de abandonado el cargo y, de pasada, le comparábamos con Aznar, precisamente hoy, echándole un vistazo a las noticias, nos encontramos con la sorpresa de que Aznar elogia la carta de González y se alegra de que haya rectificado "posiciones muy equivocadas tenidas años atrás". No acierta uno a entender a qué posiciones pueda referirse Aznar, la verdad. Yo, desde luego, no recuerdo que Felipe González simpatizara precisamente con las posiciones de los independentistas durante sus años de gobierno. A lo mejor se refiere a afirmaciones que pudiera haber hecho antes de la muerte del dictador, o quizá durante la Transición, en cuyo caso bien haría Aznar con prestar atención a la proverbial viga en el ojo propio, pues en aquella época él aún escribía panfletos contra la Constitución. En fin, como advertía ayer, Aznar, más que comportarse como un ex-presidente maduro y responsable, prefiere hacer lo de costumbre, esto es, echarse flores a sí mismo. El egocentrismo de este hombre no parece tener fin. En otro orden de cosas (aunque, eso sí, sin salir del dichoso tema de las aspiraciones independentistas en Cataluña), y como corroboración de lo que también comentaba ayer sobre la falta de respuestas del Gobierno del PP, leemos hoy en la prensa que el PP anuncia una reforma para que el Tribunal Constitucional sancione a Mas: O sea, una reforma pasada con nocturnidad y alevosía. La propuesta, como es obvio, ha sido creada ad hoc para darle un guantazo a Mas y los independentistas. Flaco favor le hacen, pues, al Estado de Derecho y al fair play. Por desgracia, si los unos (los independentistas) están dispuestos a romper a la propia sociedad catalana en dos bandos enfrentados como salto adelante en esta época de crisis, los otros prefieren hacer de su capa un sayo y entender las leyes no como las normas que regulan la vida en común sino como un palo con el que golpear en la cabeza a quienes no están de acuerdo con ellos. Dios nos libre de unos y otros. Que nos sea leve. {enlace a esta entrada} |