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Baile de despropósitos en la cumbre de la OTAN
[Mon Jun 30 14:21:23 CDT 2025]
Lo siento mucho, pero la cumbre de la OTAN que tuvo lugar esta semana pasada me ha parecido un auténtico baile de despropósitos. Como suele pasar en mi caso, me temo que no estoy de acuerdo con ninguno de los protagonistas. Veamos. En primer lugar, con respecto a la exigencia de Trump de que el resto de países miembros de la Alianza incrementaran su presupuesto militar hasta el 5% del GDP nacional, no estoy seguro del todo de que tenga mucho sentido. De hecho, hace bien poco exigía que fuese el 2%. No entiende uno del todo a qué viene el baile de cifras, ni tampoco creo que tengamos garantía alguna de que no vaya a volver a cambiar la cifra de aquí a poco. Pero es que, además, uno se pregunta si tal vez lo importante no es la cantidad, sino la calidad. Mejor aún, quizá lo más sensato sea plantearse primero qué necesidades de defensa tiene la Alianza para, después, ver qué gasto militar es necesario. No sé, a mí me parece que esa es la forma más razonable de actuar prácticamente en cualquier ámbito cuando se van a tomar decisiones sobre el gasto. De lo contrario, uno corre el riesgo de sacarse una cifra de la manga con un buen componente de arbitrariedad, que me temo que es lo que ha sucedido en este caso. Trump nos tiene acostumbrados a estas cosas. Dicho eso, merece la pena destacar también, creo, que a Trump no le falta buena parte de razón en la crítica de fondo, esto es, que los países europeos llevan ya décadas lavándose las manos y dejando que sean los EEUU quienes se encarguen de su defensa. La verdad, no me parece una política responsable, ni tampoco solidaria con nuestros aliados (es decir, los EEUU). Las sucesivas administraciones estadounidenses vienen quejándose con mayor o menor tono de voz desde hace un buen tiempo. Pero los países europeos, al menos hasta ahora, se las han arreglado para continuar una táctica que no tiene uno más remedio que calificar de inmadura, irresponsable e insolidaria. Por cierto, tampoco está de más recordar que, en aquellas ocasiones en las que la UE trató de coordinar sus fuerzas armadas y montar un auténtico ejército europeo, los EEUU hicieron siempre lo posible por sabotearlo con la inapreciable ayuda del Reindo Unido. La razón tampoco es difícil de entender: unos aliados europeos con mayor capacidad militar tendrían más fuerza en la mesa de negociaciones y podrían poner su impronta en la estrategia de la OTAN, en lugar de seguir constantemente las líneas marcadas por los EEUU. Yo no tengo tan claro que Trump entienda eso del todo. Pero pasemos ahora al lado europeo, donde, como decía, también he observado una auténtica ristra de disparates. Tenemos, en primer lugar, el hecho de que, tal y como está el patio, cuesta trabajo creer que los países miembros vayan a cumplir realmente su promesa de elevar el gasto militar al 5% de su GDP. Suena más bien, para ser honestos, a promesa vacía. Sencillamente, en las circunstancias en las que nos encontramos, con unas economías más bien maltrechas y con un crecimiento anémico, con un malestar popular creciente y un populismo ultraconservador al alza, no entiende uno cómo podrían elevar tanto el gasto militar sin recortar el gasto social o, cuando menos, elevar la deuda fuertemente. Y, finalmente, tenemos a Pedro Sánchez. ¿Qué decir de Pedro Sánchez? Habrá quien piense que a lo mejor ha sido el único que se ha opuesto a la medida porque ha preferido defender sus principios. Lo siento mucho, pero yo más bien tiendo a pensar que, en la línea de lo que viene haciendo desde hace años, no se trata sino de un desesperado intento más de evitar la caída de su Gobierno de coalición (a nadie se le esconde que Sumar ha convertido el asunto en algo prácticamente innegociable, en buena parte debido a la presión de Podemos), es decir, mero cortoplacismo agarrándose el sillón. Como advertía al principio, mucho me temo que no veo ningún mueble que salvar. ¡Hay que ver cómo está el patio! {enlace a esta entrada} Gobierno de coalición PSOE-Sumar: ¿los días contados?
[Mon Jun 23 13:36:57 CDT 2025]
La verdad es que no escribo muy prolíficamente en estas páginas desde hace ya bastante tiempo. Y tampoco es que no ocurran cosas a mi alrededor sobre las que pudiera escribir. Se trata, más bien, de falta de tiempo. Estas últimas semanas, al menos en España, todo el mundo habla y escribe sobre el escándalo de corrupción del triángulo Ábalos-Koldo-Cerdán. El asunto tiene tantos ángulos que uno no sabe por dónde meterle mano. Además, como decía, tampoco tengo ya el tiempo disponible que tenía en otros tiempos para escribir algo más largo y tendido. En cualquier caso, la verdad es que, por mucho que mis simpatías (y hasta mi militancia activa) se dirijan más bien hacia el PSOE, tengo bien claro que el asunto éste es un claro impacto a su línea de flotación. Ábalos y Cerdán no eran solo quienes hacían y deshacían dentro del partido sino que, además, ambos han sido la auténtica mano derecha del Presidente. Cuesta trabajo incluso pensar que Sánchez hubiese llegado a donde ha llegado sin su participación. Sencillamente, eran quienes organizaban todo tras las bambalinas. El Presidente, pues, quizá no tenga responsabilidad penal en lo sucedido, pero sí que tiene una obvia responsabilidad política que no puede evitar simplemente pidiendo perdón. El problema, claro está, es que en España nunca hemos tenido demasiado claro eso de la responsabilidad política y sus consecuencias. Peor aún, Pedro Sánchez se me antoja como el estereotípico político agarrado a su sillón a cualquier precio. Entiendo el temor a que también en España pueda llegar la derecha ultraconservadora (la verdad, no me convence del todo eso de llamarles extrema derecha, mucho menos fascismo) al poder. Sin embargo, tiene uno la sensación de que mientras más atrasemos lo inevitable (es decir, la salida del Gobierno y la derrota en las urnas) más le va a costar rehacerse a la izquierda. Por si esto fuera poco, es que, además, no creo que eternizarse en el poder a cualquier precio venga a beneficiar al país tampoco. Al menos no en estas condiciones. No asediados continuamente por escándalos de corrupción. Tampoco sometidos constantemente al chantaje de tal o cual fuerza política minoritaria que amenaza con romper la baraja. Y, por último, con un programa de gobierno que únicamente parece consistir en evitar que gobierne la derecha. Lo siento mucho, pero me parece que lo mejor que podría hacer Pedro Sánchez por el país, el PSOE y la izquierda misma es convocar elecciones anticipadas para este otoño. Por cierto, me preocupa que hasta un político que va de moderado por la vida como es Juanma Moreno, Presidente de la Junta de Andalucía, insinúe sin prueba alguna que la trama de corrupción fue montada por el mismísimo Pedro Sánchez (sin decirlo, pero lo ha dado a entender). Este tipo de exceso verbal es lo último que necesitamos en estas circunstancias. Todo parece un juego hasta que las cosas se nos van de las manos. {enlace a esta entrada} |