[Wed May 1 15:50:17 CDT 2019]

No hay más que leer las noticias un poco entre líneas para observar los problemas que trae la excesiva profesionalización de la política (y, por cierto, lo que los antiguos socialistas, comunistas y anarquistas llamaban "capacidad de integración del sistema"). Por ejemplo, leyendo la noticia de El País sobre cómo el sector más centrista de Ciudadanos ha acabado asumiendo que la estrategia electoral de Rivera empujando al partido hacia la derecha era correcta uno se encuentra con párrafos como el siguiente:

Quienes cuestionaron esa estrategia de derechización internamente no tienen argumentos ahora para ponerla en duda. “Estuviera yo más o menos de acuerdo, lo cierto es que ha resultado adecuada. Los resultados han sido muy buenos y dan pie a seguir creciendo”, estima un dirigente de este sector más centrista de Ciudadanos. El viaje a la derecha de Rivera empezó hace meses, en un giro progresivo que le hizo exaltar poco a poco su posición ante el independentismo catalán, abstenerse ante la exhumación de Franco, poner el acento en la bajada de impuestos y, lo más importante, evitar un cordón sanitario a Vox. El resultado de esta estrategia parecía muy incierto a solo unas semanas de las urnas, cuando se publicaron encuestas que decían que les podía superar la extrema derecha; por eso el resultado del 28-A ha sido recibido con tanta satisfacción entre los liberales.

En otras palabras, como puede observarse, se anteponen los intereses electorales del partido (esto es, la expansión de su electorado o, para ponerlo en términos de negocios, la expansión de su "mercado") a las ideas, los principios, los programas o incluso la representación de los ciudadanos. Lo único que importa, parece, es ganar. He aquí, precisamente, el problema principal de la lógica electoral que lleva a los ciudadanos a sentirse más y más alejados de la política. {enlace a esta entrada}