[Tue Jul 23 09:27:06 CDT 2019]

Está visto que en España no tenemos mucha tradición de gobiernos de coalición, ni tampoco en las negociaciones, los tiras y aflojas, que llevan a su formación. Lo estamos viendo claramente con las conversaciones entre PSOE y Podemos, que aún continúan durante el transcurso del propio debate de investidura. Llama la atención, ciertamente, que un partido (el PSOE) con tan solo 123 escaños en el Congreso aspire a formar (e incluso quiera imponer) un Gobierno monocolor a toda costa. Peor aún, parece increíble que Pedro Sánchez llegue al punto de ningunear a la formación de la que solicita el apoyo parlamentario para goberner (esto es, Podemos) afirmando cosas como que no tienen la responsabilidad suficiente para estar en el Gobierno. Pero es que, por si esto fuera poco, tampoco convendría olvidar que éste es el mismo Sánchez que se hizo famoso por negarse en redondo (hasta el punto de renunciar a su escaño) a abstenerse para que gobernase Rajoy, a pesar de que ahora pide precisamente al PP que haga lo propio. Como tampoco hay que echar en saco roto la contradicción del PP por el comportamiento contrario, esto es, pedirle al PSOE la responsabilidad de abstenerse con Rajoy hace bien poco al tiempo que ahora mismo se niegan a hacer lo mismo con Sánchez. ¿Y qué decir de Rivera, tan ambicioso él, tan emperrado en adelantar al PP como principal partido de la oposición que abandona su promesa de construir una nueva política y prefiere adoptar posiciones más propias del politiqueo de bajos vuelos? En fin, que solo cabe esperar que, con el paso del tiempo, nuestros políticos acepten de una vez por todas que el bipartidismo imperfecto de antaño se ha ido para no volver (al menos a corto plazo) y conviene sentarse a dialogar, negociar, llegar a acuerdos y, de hecho, hasta entrar en gobiernos de coalición. {enlace a esta entrada}

[Fri Jul 19 13:49:23 CDT 2019]

Ayer leíamos en la web de El País un interesante artículo sobre varios estudios que vienen a explicar por qué la gente de clase alta se cree más competente de lo que realmente es:

Los investigadores apuntan a que esa seguridad supina en uno mismo está relacionada con su deseo de perpetuar la posición, pero que no es la única causa. "La gente de mayor estatus tendrá que enfrentarse a menos desafíos a lo largo de su vida, lo que hace que tengan mayor confianza en ellos mismos. Nos atribuimos nuestros logros, a menudo obviando aquellas otras circunstancias que nos han llevado a esos éxitos", asegura David Dunning, autor de otra investigación sobre cómo funciona y se configura el exceso de confianza. El profesor de psicología de la Universidad de Michigan, en EE UU, no cree que existan rasgos de personalidad característicos de cada clase social, y prefiere centrarse en las desventajas y ventajas asociadas a cada estrato. Estas diferencias son a menudo invisibles: sobrevaloramos nuestras cualidades innatas y vinculamos nuestros logros exclusivamente a nuestro esfuerzo, sin reconocer la importancia que el contexto tiene a la hora de determinar nuestro destino.

"La confianza se construye sobre la base de nuestras experiencias de éxito, de los fallos que hemos cometido, de lo que otra gente dice sobre nosotros y de las historias que contamos sobre nosotros mismos", explica Dunning. De este modo, cuando todo es favorable a nuestro alrededor, desprender positividad y creer sin fisuras en nuestras posibilidades no entraña ninguna dificultad. Lo mismo sucede "con la cantidad de riesgo que estás dispuesto a asumir, que depende de la cantidad de recursos que tengas", recuerda el sociólogo Ildefonso Marqués, en especial si se trata de un riesgo a largo plazo: "Es muy difícil pensar en el futuro cuando no tienes recursos", matiza. O sea, que, para las clases más bajas, un fallo supone un lujo prohibitivo e inasumible.

O sea, que no somos tan listos como nos creemos y debemos mucho más de lo que pensamos no solamente al azar, sino también a las circunstancias y al resto de la sociedad en que crecimos y vivimos. Nada sorprendente, después de todo. A no se que uno sea un convencido neoliberal, claro. {enlace a esta entrada}