[Fri Jun 28 09:20:20 CDT 2019]

A estas alturas de la película no me cabe duda alguna de que ha llegado el momento de cambiar de rollo, si no quizá de apagar los proyectores y salir a la calle a tomar el aire fresco. Para hablar en términos que estuvieron muy de moda en los años ochenta, el paradigma anterior (capitalista, industrial, post-industrial, moderno, postmoderno... como demonios lo queramos llamar) está completamente agotado y ha llegado el momento de dejarlo atrás. La pregunta, si acaso, es si tal vez no sea necesario también sencillamente reiniciar la civilización entera. La crisis que tenemos planteada es tan amplia y profunda, tan extendida a todas las facetas de nuestras vidas, que no veo cómo pueda ser posible salir de ella sin abandonar también el sistema que nos ha conducido aquí en primer lugar. Digo todo esto porque no paro de ver muestras palpables de todo ello a diario en las noticias. Por ejemplo, al mismo tiempo que Pedro Sánchez afirma que el cambio climático es una de las prioridades de su Gobierno, tenemos a la ministra de Economía, Nadia Calviño, lamentando que la brecha salarial y otras desigualdades de género nos impiden crecer un 15% más. ¿Alguien puede explicarme cómo demonios pensamos luchar contra el cambio climático y reducir las emisiones de CO2 al mismo tiempo que aceleramos nuestro crecimiento económico (y, por consiguiente, nuestro consumo) un 15%?? Sencillamente, no lo veo. La mano derecha no encuentra a la mano izquierda. Decimos una cosa por un lado y la contraria por el otro. La desorientación es absoluta. {enlace a esta entrada}

[Fri Jun 28 09:11:39 CDT 2019]

La política tiene sus cosas (y no siempre precisamente buenas) en todos sitios. Recientemente, debido al fin del otrora hegemónico bipartidismo imperfecto y la imposibilidad de formar fácilmente gobiernos monocolores, estamos asistiendo a un espectáculo poco edificante en España. Y es así cómo descubrimos con sorpresa que Pedro Sánchez, que se definió políticamente dentro de su partido y logró ganar las primarias precisamente por negarse a apoyar la abstención para que Rajoy pudiera gobernar, ahora pide la abstención de PP y Ciudadanos para que él pueda gobernar. Pero es que, por el otro lado, también tenemos al portavoz de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid pidiendo al PSOE que se abstenga para permitirles gobernar a ellos al tiempo que su partido hace oídos sordos a los llamamientos de Sánchez para que ellos hagan lo mismo con respecto al Gobierno central. El diálogo de sordos, por supuesto, continúa. La coherencia lógica importa bien poco. El ansia de poder lo es todo. Y, mientras tanto, seguimos sin gobierno en muchos sitios y la casa sigue sin barrer. Ya me gustaría que tuviésemos la capacidad que se ve en los países nórdicos para dialogar, negociar y consensuar. De hecho, esa era precisamente mi esperanza cuando pasamos de un sistema bipartidista a uno con cuatro (ahora cinco) fuerzas de entidad. Pero, visto lo visto, habrá que esperar más. {enlace a esta entrada}

[Sat Jun 22 11:25:47 CDT 2019]

La web de Slashdhot tenía ayer una noticia sobre un estudio científico que demuestra que nuestro cerebro trata la información de manera parecida a la comida que picamos, la droga o el dinero. Lo más interesante es que nuestro cerebro parece tratar la información (cualquier información, por nimia o trivial que sea) de tal manera que recibe una señal de recompensa, tal y como sucedería con las calorías de la comida basura. No tiene nada de extraño, pues, que sintamos tanta atracción por seguir las noticias constantemente en los medios de comunicación o mirar cada pocos minutos las redes sociales para conocer qué es lo último. Y las empresas tecnológicas, como es obvio, se aprovechan bien de ello. {enlace a esta entrada}

[Sat Jun 8 14:52:47 CDT 2019]

Echándole un vistazo a la prensa española ayer me encontré con un artículo publicado en El País sobre nueve inquietantes cosas que ya estaban en la novela 1984 de Orwell y ahora tenemos en casa. Para mí, lo más interesante es observar cómo mientras en la distopía de Orwell el peligro lo representaba un Estado totalitario la realidad cotidiana de nuestros días demuestra más bien que el problema procede no tanto del Estado como de las megacorporaciones. Peor aún, lo inquietante es lo fácilmente que hemos asumido que todas estas intromisiones en nuestra privacidad son de lo más normal. {enlace a esta entrada}