[Mon Dec 26 10:19:55 CST 2005]

Si hace unos días escribía acerca de la música sacra a raíz de un artículo publicado por El Cultural, hoy me encuentro con una pieza en El País donde se habla de la recuperación de los villancicos tradicionales. Lo curioso es que, una vez leído el artículo, queda bien claro que de recuperación, lo que se dice recuperación, nada de nada. Es decir, que el periodista comienza hablando de ciertos artistas de fama internacional (Diana Krall, los tenores de Il Divo...) que han grabado últimamente discos monográficos con cantos de Navidad. El problema está (y éste es, de hecho, el meollo del asunto) en que lo único que se "recupera", lo único que se "reivindica" son las mismas canciones de siempre, los cuatro o cinco hits que más o menos tienen su éxito garantizado por estas fechas, al menos entre cierto público. Se echa de menos aquí la creatividad y el espíritu innovador que se observa en otras áreas del arte. Tiene poco de extraño, pues, que termine uno de villancicos hasta el cogote todos los años.

El etnógrafo zamorano Joaquín Díaz, responsable de más de 70 discos de folclor ibérico (cuatro de ellos de temática enteramente navideña), insiste en que los villancicos de la tradición española brillan a muy alto nivel. "El problema surge cuando las tiendas y los grandes almacenes se empeñan en poenrte seis o siete, siempre los mismos, a todas horas. Es entonces cuando no te queda más remedio que odiarlos", satiriza.

Recuerda Díaz que los cantos de aguinaldo tenían en su origen un carácter peritorio, profano y popular, que se está perdiendo "por culpa de las murgas comerciales de nuestros días". Pero avisa: "Nuestros antepasados nos han legado algunos villancicos de belleza espectacular. Un romance de Os Ancares [entre León y Galicia], Caminamos pa'Belén, puede competir con cualquiera de los grandes. Al género sólo le falta un artista popular que le haga caso, un Frank Sinatra a la española dispuesto a divulgar nuestros cantos navideños".

¿A qué se debe, entonces, este miedo a innovar en este campo? ¿Por qué no se atreve nadie a sacar a la luz un disco con catorce o quince villancicos tradicionales completamente desconocidos para la amplia mayoría de la gente? Me temo que, al menos en parte, se debe a la propia naturaleza del canto navideño. Contra lo que pudieran pensar los musicólogos y etnógrafos, me atrevería a afirmar que el elemento fundamental del villancico no es tanto su belleza sino más bien su capacidad evocadora. Precisamente por el hecho de que no los oímos más que durante un par de semanas al año, los villancicos nos traen vívidas memorias del pasado, nos trasladan casi siempre a nuestra niñez. El elemento fundamental del canto navideño no sería, pues, otro que el de evocar un pasado que, por descontado, siempre fue mejor. ¿Qué posibilidades tiene entonces cualquier intento de romper el molde y recuperar bellísimas piezas de arqueología que jamás hemos oído antes? ¿Qué recuerdos nos van a evocar? {enlace a esta historia}

[Mon Dec 26 10:05:30 CST 2005]

Ahora le toca el turno a una viñeta de Forges que, me parece, viene al pelo.

{enlace a esta historia}

[Mon Dec 26 09:39:05 CST 2005]

La verdad es que se veía venir, por ridículo que parezca. Resulta que, como consecuencia de la polémica sobre la reforma del Estatuto catalán, parece que hay bastantes ciudadanos del resto del país (sobre todo, la gente bien, como era de esperar) que se ha decidido a llevar a cabo un boicoteo de cava catalán. No es que nadie, ni organización ni partido político que más o menos cuente, haya lanzado una campaña oficial contra el célebre espumoso catalán, aunque también es verdad que no faltaron guiños y sermones hace unos cuantos meses desde ciertos sectores políticos que todos conocemos de sobra. Pero, hasta cierto punto, puede decirse que el boicoteo es espontáneo y "de base", y está produciendo un claro aumento de las ventas de los vinos espumosos de Toledo, pese a su menor calidad y falta de publicidad. Ahí va un párrafo del artículo publicado por El País para que nos hagamos una idea del espíritu navideño que se extiende entre los clientes de las bodegas madrileñas este buen año:

...en otra bodega, en el Postigo de San Martín, a un paso de la plaza de Callao, Mariano Madrueño, el propietario del establecimiento, ha editado nos folletos con las ofertas de la temporada navideña. La última hoja presenta los "cavas y espumosos no catalanes". "¿Y qué voy a hacer yo?", se pregunta Madrueño. "La gente los pide y yo los anuncio", se responde a sí mismo. Este bodeguero comenta que en los últimos meses "con la historia del boicoteo, mi tienda se vuelve el Parlamento". "Por ejemplo", añade, "el otro día llegó una señora mayor diciendo que no tomaba nunca cava, pero que ahora quería un cava de cualquier parte de España menos de Cataluña, y se lió a comentar que si el Estatuto y que si esto y que si lo otro, y un señor que esperaba en la cola, dijo: 'Qué vergüenza de país', y se largó sin comprar nada y dando un portazo".

Y para redondear el sinsentido del boicoteo, tampoco faltan quienes en lugar de comprar cava catalán están pagando más por comprar auténtico champán francés. ¡Todo un alarde de patriotismo, sí señor!

En algunos restaurantes del barrio de Salamanca, una de las zonas de más nivel adquisitivo de Madrid, se ha seguido el boicoteo a los productos catalanes por parte de los clientes de manera callada. "Aquí nadie da el cante y se pone a pedir a voz en grito un cava que no sea catalán, pero lo que yo sí he notado es que, a la chita callando, van y piden más champaña francés, aunque cueste más caro. Aquí nada de espumoso de Toledo. Se rascan más el bolsillo y piden on Moët Chandon", comenta José Antonio Frías, sumiller del restaurante Oter Epicure. En Cintra, otro restaurante de postín de la zona, el propietario, Elías Murciano, lo corrobora. Pero el camarero añade: "Aunque yo he oído en dos o tres ocasiones hacer la especificación, muy educadamente eso sí: nada de cava catalán".

En fin, cada cual es libre de decidir qué es lo que compra, lo que bebe y lo que come, pero parece mentira que tanta gente bien jamás se haya preocupado de llevar a cabo boicoteo alguno contra Sudáfrica, Serbia o el Chile de Pinochet, y ahora se desvivan por asegurarse de que no gastan ni un céntimo en un producto catalán. Más extraño aún, por supuesto, es el hecho de que se boicotee la supuesta traición de los catalanes a la madre Patria consumiendo productos franceses, o que se repita hasta la saciedad que Cataluña no es una nación y que pertenece a España mientras se boicotean sus productos más representativos. Se trata, creo yo, de una extrña forma de demostrarles aprecio. ¡Cosas veredes, Sancho! {enlace a esta historia}

[Fri Dec 23 11:15:48 CST 2005]

El Cultural dedica un artículo a la crisis de la música navideña, inmersa en lo que parece ser el círculo vicioso del tópico y la reedición periódica de antologías de los mismos villancicos y las mismas obras año tras año.

Las iglesias cristianas han impulsado obras a través de encargos a sus compositores. Ahí están desde el motete Puer Natus y la Misa de Nochebuena de Charpentier al Concerto fatto per la notte di Nattale de Corelli, y encontramos todo tipo de aportaciones sobre todo al sericio de la gran liturgia navideña. Sin embargo, el impulso se ha parado incluso por parte de quien fue su mayor motor. Para el profesor de Historia de la Música, Ramón Sobrino, "al margen de otras situaciones, el Concilio Vaticano II produjo una crisis en la creación y la interpretación tremenda. Se buscaba la participación del pueblo pero a costa de una calidad mínima. No se ha conseguido darle una dignidad pareja a su difusión y el resultado ahí está. No hay una música actual adecuada a uno de los hechos fundamentales para la religión católica". Es posible que la situacuón cambie o, al menos, muestre visos. Benedicto XVI, cuando aún era el cardenal Joseph Ratzinger, ya denunciaba en su Informe de la fe, que muchos liturgistas habían marginado el tesoro de la música sacra, sustituyéndola por cancioncillas en pro de su comprensibilidad, pero en su opinión "liturgia sencilla no significa miserable o rebajada. Hay una sencillez que procede de lo banal y otra que deriva de la riqueza espiritual, cultural e histórica" añadiendo, "una Iglesia que se reduzca sólo a la música corriente cae en la ineptitud y se convierte a sí misma en inepta".

(...)

Si repasamos las programaciones de todo el orbe occidetnal se constata cómo en la imaginación de orquestas y auditorios apenas cabe, como alimento único, El Mesías, eso sí con todas las variantes posibles incluyendo la versión de Mozart o los macroconciertos masivos de la Caixa. "La elección de El Mesías es un tópico en cierta medida erróneo, porque temáticamente se podría programar en cualquier época, pues es una reflexión sobre la vida de Cristo", afirma Sobrino. Éste se muestra sorprendido de que con todo el repertorio posible, "sólo aparezca esa obra".

Y es que, como con casi todo lo demás, también la Navidad se ha convertido en mero evento comercial, celebración profana que, sin lugar a dudas, también conlleva el apego a ciertos valores como la familia y la amistad, pero que en realidad tiene más presencia gracias a sus elementos crematísticos que a cualquier otra cosa. Y, por lo que hace a la música como tal, se trata una vez más de una tendencia normal hacia lo popular, lo banal, lo fácil, lo comercial, es decir, las recopilaciones de los consabidos villancicos tradicionales cantados por coros de querubes con sus zambombas y la puesta al día de las mismas piezas por tal o cual artista contemporáneo. Eso sí, no debemos olvidar que las cosas nunca fueron tan maravillosas como a menudo se nos da a entender. Dudo mucho, por ejemplo, que la mayoría de los españoles hace cien años asistiera a conciertos de música sacra para celebrar la Navidad. Y, después de todo, aunque lo que prevalezca sea la cancioncilla fácil y ligera, ello no quita para que quien se lo proponga pueda oír cualquier otra cosa. A menudo me da la impresión de que no hacemos sino idealizar el pasado para quejarnos de lo mal que están las cosas hoy en día cuando, en realidad, no hay nada nuevo bajo el Sol. Por cierto, que en este sentido el mismo artículo incluye un enlace al Instituto Pontificio de Música Sacra de Roma donde uno puede escuchar música sacra en formato MP3. Seamos honestos, ¿quién da más? {enlace a esta historia}

[Thu Dec 22 19:27:36 CST 2005]

Hace ya unos días que Alejandro Gándara está escribiendo en su blog de El Mundo sobre unos libros que el periódico está regalando entre los lectores de su versión digital, y recientemente publicó unas reflexiones sobre Las mil y unas noches donde menciona cómo descubrió al clásico de la literatura árabe cuando apenas tenía doce años y se moría de aburrimiento en la casa de sus abuelos en Santander. Así, a tan tierna edad, se encontró con...

... historias de adúlteros, de hombres y de mujeres obsesionados con "folgar" (que al parece sólo podían hacer cuando estaban juntos, aunque también a veces intervenían animales salvajes o de compañía), con historias de pedos, de reyes, de ladrones, de marinos, de homosexuales...

En fin, que Las mil y una noches (el original, y no la versión dulcificada y estereotípica que después se nos ha vendido en las pantallas de televisión como mero entretenimiento infantil) debe ser una de las primeras obras de la literatura erótica (o, al menos, pícara) de la Humanidad. ¿Quién lo iba a decir, teniendo en cuenta los derroteros que tomó posteriormente la cultura islámica? En cualquier caso, menciona Gándara cómo Las mil y una noches hizo maravillas para convertirle en un amante de la lectura (desde luego, mucho más de lo que consiguió el programa oficial de su escuela con las mediocres y mil veces repetidas interpretaciones del Poema del Mío Cid y La Celestina. Pero es que, además, cuenta Gándara que Las mil y una noches contribuyó a sentar su posición en dos temas importantes:

El primero trata de la denominada literatura infantil y juvenil. En mi opinión, lo que un joven debe leer antes que nada es todo aquello que sea considerado inmoral por los adultos y preferentemente lo pornográgico. Cuando en la educación del joven se hacen coincidir lo inmoral y lo literario, la literatura sale ganando y la perversión perdiendo. En cambio, cuando a los jóvenes se les da literatura para jóvenes, o bien se les infantiliza de por vida o se les convierte en clientes fijos de sex shop (de ahí para arriba).

El segundo trata del aprendizaje moral vía lectura. Según me enteré más adelante, Las mil y una noches era, junto al Corán, el libro de catequesis del Islam (Cansinos Assens dixit). Pues a mí se me pasó. Con aquel trajín de prepucios y hendiduras no me quedó tiempo para distinguir el bien del mal y mucho menos para aplicarlo a la vida (aplicada más bien a otra cosa). De Alá y Mahoma su profeta no me acuerdo de nada. Lo que significa que las pretensiones moralizadoras que se le suponen a los libros están bien como pretensiones y para sermonear a los indoctos (es decir, están de pena), pero que en fin, que no tienen nada que ver. La literatura es a la doctrina lo que el onanismo a una cena familiar en Nochebuena.

No digo que el libro sea recomendable para niños, pero casi seguro que sí lo es para adolescentes y pre-adolescentes. Al fin y al cabo, como dice Gándara, nada hay tan recomendable como lo que los adultos consideran prohibido e inmoral, al menos cuando se trata de educar a nuestros jóvenes y por lo que hace al ámbito de la literatura y las artes. Pocas cosas hay tan contraproducentes como el puritanismo en las costumbres, tan extendido entre los sectores ultraconservadores acá en los EEUU. {enlace a esta historia}

[Wed Dec 21 11:44:19 CST 2005]

Si ayer escribía acerca de la enorme tensión política que se está viviendo en España estos días (cuidado, pues se trata de una tensión retórica más que real, pues tampoco es que nos estemos jugando el futuro, como sucede en otros lugares), hoy me encuentro con un par de viñetas en las páginas de humor de El País que vienen a ilustrar esto a la perfección.

Precisamente hoy mismo se ha hecho público que unos humoristas de la Cadena COPE llamaron al recién elegido Presidente boliviano, Evo Morales, suplantando a Zapatero. Aunque puedo entender perfectamente que se trata de un programa de humor, parece evidente, sobre todo viniendo de la COPE, que la intención última de obtener información máls o menos comprometida y ridiculizar al Gobierno también está ahí. No se trata de hacer un llamamiento para que dicho comportamiento sea perseguido legalmente, pero sí que es una buena muestra del ambiente general que se respira en la vida política española en estos momentos. {enlace a esta historia}

[Tue Dec 20 11:14:39 CST 2005]

Hace unos días falleció el filósofo Julián Marías, discípulo de Ortega y Zubiri, miembro de la Real Academia de la Lengua, y catedrático respetado tanto por sus alumnos como por cualquiera que tenga interés alguno en el mundo de la cultura. Para conmemorarlo, El País Digital publicó un enlace al artículo que su hijo, el escritor Javier Marías, escribiera en 1994 en honor a su padre. Se trata, como reconoce el propio Marías, del texto de un resentido, las palabras de un hijo cargado de desprecio hacia la actitud de quienes abandonaron a su padre durante los negros años del franquismo, se beneficiaron de las prebendas del régimen, y después presumieron de izquierdismo cuando la llegada de la democracia ya se oteaba en el horizonte. No tengo más remedio que transcribir aquí algunas de esas palabras:

El padre estuvo en el bando republicano durante la guerra civil; escribía en el ABC de Madrid y en Hora de España; colaboró con Besteiro —tan ensalzado hoy por los socialistas y por casi todo el mundo—, hasta su rendición y aún después. Al terminar la contienda, fue denunciado por su mejor amigo y por un profesor de arqueología que luego reinó en su c´tedra durante largos decenios (el supuesto amigo también obtuvo la suya más adelnate, en Santiago, y aún se las dio de izquierdista). Pasó un tiempo en la cárcel y pudo ser fusilado. Fue juzgado cuando lo que había que demostrar era la inocencia; tuvo suerte, y algún bendito testigo al que cuando el juez le espetó: "Oiga, le recuerdo que usted ha sido llamado como testigo de cargo", tuvo el valor de contestar: "Ah, yo creía que se me había llamado para decir la verdad". Pudo salir, pero se encontró con la hostilidad y el veto del régimen victorioso. Por razones políticas le fue suspendida la tesis en 1942, no pudo ser doctor hasta 1951, año en el que por fin se le permitió publicar artículos en la prensa diaria. Cuando la cátedra de su maestro Ortega hubo de cubrire en 1953, un influyente miembro del Opus escribió que si el padre llegaba a ocuparla la consecuancia sería clara y funesta: nada menos que la República. El padre no opositó. Se sabe que cuando fue propuesto para la Real Academia, Franco se lamentó con estas palabra: "Es un enemigo del régimen, pero no puedo hacer nada. Sobre la Academia no tenemos control directo". Cuando amainó la ira y se pudo pensar que el padre se incorporara por fin a la Universidad él no estaba dispuesto a solicitar el certificado de adhesión al régimen que por fuerza obtuvieron cuantos sí se incorporaron a ella; todos, también los legendarios héroes que fueron expulsados más tarde.

¿Qué ocurría con los compañeros de generación mientras tanto, durante la guerra y la victoria? Algunos han muerto y otros están vivos y son muy celebrados: unos con justicia, otros sin tanta. Todos fueron cambiando, unos pronto, otros tardíamente. Algunos reconocieron sus debilidades o equivocaciones del pasado; otros las ocultaron; algunos hasta las negaron y tergiversaron, biografía-ficción debería llamarse el género. No importa mucho hoy en día. Pero en los años treinta, cuarenta y cincuenta sí importó bastante.

Como decía, una España negra, deprimida, traicionera, la España profunda de nuestras pesadillas, pero una que muchos quisieran que olvidásemos, prefiriendo quedarse más bien con la España del desarrollo y lo chic, la de los años sesenta, como si la represión fascista y la alianza con Hitler y Mussolini no hubieran existido jamás. Y es que la realidad siempre es así de compleja. Descanse en paz, Julián Marías. {enlace a esta historia}

[Tue Dec 20 08:28:43 CST 2005]

Aunque parezca imposible, la calidad del discurso político en nuestro país continúa su rápida marcha hacia el estercolero. Hace un par de días, Zapatero acusó al PP de hacer "patriotismo de hojalata" y ayer Rajoy respondió que "es más peligroso un bobo solemne que un patriota de hojalata". Y mientras nuestros líderes se lanzan lindezas con tanto tacto, los problemas que tenemos planteados siguen ahí. Vamos, no creo que el tema de la reforma del Estatuto haya avanzado ni una pulgada hacia su resolución gracias al profundo cambio de impresiones entre el Presidente y el jefe de la oposición. {enlace a esta historia}

[Mon Dec 19 13:07:58 CST 2005]

Antón Costas, catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, ha publicado hoy un interesante artículo en El País sobre el conflicto autonómico y la reforma del Estatuto catalán cuya conclusión final comparto plenamente:

Si admitimos, y parece que todos estamos de acuerdo, que somos un país plural con intereses no siempre coincidentes, que las autonomías han venido para quedarse y que vivimos en una economía en permanente y rápida transformación que nos plantea problemas de crecimiento y redistribución de la riqueza, entonces tenemos que concluir que el conflicto será una característica persistente de la España plural. Si aceptamos esta realidad, nadie puede pretender establecer ninguna clase de orden permanente e inalterable, ya sea el que pretende el "blindaje" autonómico o el de la petrificación de la Constitución. A lo único que podemos aspirar es a "ir saliendo al paso" de un conflicto al siguiente, generando de esa forma un modo práctico y efectivo de resolver problemas. Dicho de otra forma, será el esfuerzo continuado para resolver los conflictos cotidianos lo que nos mantendrá unidos, no la búsqueda de un inexistente equilibrio estacionario que nos mantenga juntos pero separados.

Me parece, además, que se trata de la misma posición que debemos adoptar sobre casi cualquier tema en esta sociedad cambiante que nos ha tocado vivir. Llámenla como quieran (sociedad postmoderna, sociedad de capitalismo avanzado...), pero lo cierto es que la realidad social no nos permite imponer soluciones estacionarias, petrificadas, como si el mundo no estuviera cambiando a velocidades de vértigo. Entiendo que haya muchos que se nieguen a aceptar esta realidad en permanente transformación, este mundo donde hasta los valores más sólidos parecen desvanecerse en el aire, pero la opción debe estar bien clara a estas alturas: adaptarse o morir. Aquí en los EEUU ya estamos asistiendo a una reacción conservadora que basa su fuerza en el miedo que inspiran tales cambios en tantos y tantos ciudadanos ansiosos de encontrar una respuesta mágica, la piedra filosofal que les proporcione la claridad moral para guiarse en un mundo tan complejo y confuso como el actual. Y, sin embargo, no se trata sino de un callejón sin salida. {enlace a esta historia}

[Sat Dec 17 17:42:20 CST 2005]

La semana pasada, mientras leía una reseña publicada en El Cultural sobre el libro de Eduardo García de Enterría que recopila algunos de los discursos y artículos que sobre la cuestión catalana escribiera Manuel Azaña, me encontré con unas reflexiones sobre la actitud irresponsable que adoptara el líder republicano a partir de su derrota en las urnas en 1933, y que merece la pena destacarse a la vista del elogio exagerado de la figura de Azaña que parece haberse apoderado de la sociedad española durante las últimas dos décadas.

El Estatuto se aprobaría en la línea sugerida por Manuel Azaña que, sin embargo, adoptaría una postura política difícil de comprender a partir de las elecciones del año 1933, que no ayudó a la consolidación del régimen político republicano. De "verdaderamente subversiva" la califica Eduardo García de Enterría, cuando nos recuerda que Azaña pidió la anulación de las elecciones de 1933 e insistió durante meses en la deslegitimación de los vencedores. No saldría de esta actitud hasta que, vueltas ya las izquierdas al poder tras el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936, empezará a utilizar el término "piedad" para poner fin a los enfrentamientos entre españoles.

Que conste que yo siempre ha sido un gran admirador de la altura política y la honestidad intelectual de don Manuel Azaña, a quien ya desde mi mocedad tomé como ejemplo. No obstante, jamás me han gustado la adulación ni el simplismo. Azaña, como cualquier otra figura histórica (de hecho, como cualquier otro ser humano), es demasiado complejo como para empeñarnos en retratarle con un solo color. En último término, ni fue el monstruo que el régimen franquista quiso grabar en la mente de todos los niños durante nuestra postguerra, ni tampoco el santón del que hablan los progresistas. Azaña fue, como cualquiera de nosotros, un ser humano más, con sus dudas, sus temores, sus aciertos y sus errores. El respeto no ha de llevar a la idolatría y la tergiversación de los hechos históricos.

Por cierto, que también la semana pasada El País publicó un artículo del catedrático de Derecho Político Manuel Ramírez titulado Manuel Azaña y Cataluña que pretende poner los putos sobre las íes en lo que hace a las posiciones que tomara el político republicano frente a la cuestión catalana, comparándolas con lo que hoy se propone desde el tripartito como parte de su proyecto de reforma del Estatut. Así, Ramírez subraya que la Constitución republicana de 1931, pese al considerable proceso de embellecimiento nostálgico de que ha sido objeto por parte de la izquierda española durante las últimas décadas, definía el Estado como integral, evitaba el uso del término nacionalidades e incluso se atrevía a titular el apartado que regulaba el proceso autonómico como el de la "Organización Nacional".

Lo realmente importante es que la Constitución republicana basaba la posibilidad de obtener autonomía para aquellas regiones (y únicamente regiones) que gozarían de un grado mayor o menor de competencias "según su capacidad política, a juicio de las Cortes". Nunca se habló de "hechos diferenciales", sino de "características comunes" entre provincias. Y el título que regulaba el proceso autonómico llevaba la denominación de "Organización Nacional", quedando lo de "Nacionalidad" para señalar quiénes eran españoles. En mi opinión, una regulación mucho más clara y, a la vez, restrictiva que en la actualidad.

Entiendo que esto no viene a demostrar que los partidarios del nuevo borrador de Estatut estén equivocados o no, pero sí que me parece importante desmitificar aquella Constitución republicana que tan a menudo se usa desde los sectores a la izquierda del PSOE como máximo ejemplo de documento progresista era, de hecho, mucho más limitado que nuestra actual Carta Magna en muchos de sus apartados, y éste de la autonomía regional no es ni con mucho el único. Y es que el debate político está demasiado a menudo dominado por los mitos que nos construimos para idealizar posiciones que no pasan de ser bastante prosaicas. Y ya que hablamos de destruir mitos, merece la pena terminar estas notas con las palabras que escribiera Azaña en 1933 a raíz de una visita suya al País Vasco y que casan bien poco con el Azaña progresista y descentralizador que a menudo se nos quiere vender:

Fuimos a Guernica. Visitamos el Árbol y la Casa de Juntas, donde hay una porción de cachivaches que pretenden ser antigüedades y reliquias de una tradición.

No me cabe duda alguna de que si Mariano Rajoy se atreviera a decir algo parecido hoy en día sería automáticamente caracterizado como proto-fascista. {enlace a esta historia}

[Fri Dec 16 20:39:51 CST 2005]

El Roto parece estar convirtiéndose en el mejor humorista político español con diferencia. Su viñeta de hoy en El País vuelve a exponer con claridad, ironía y fino humor la cerrazón de la que algunos hacen gala por mi tierra estos días.

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[Sun Dec 11 19:37:35 CST 2005]

El Cultural publica una reseña sobre el recién publicado libro de José María Martínez Cachero dedicado a la revista de poesía Garcilaso, toda una institución en la Historia de la cultura española de la posguerra, y lo que más me llama la atención son unas palabras de Camilo José Cela en un artículo que escribiera para el diario Arriba lamentándose de la desaparición de la revista:

Tenía ciento veinte subscriptores y hubiera necesitado ciento setenta, cincuenta más. Costaba cada número equis pesetas y en cada número faltaban siempre esos cien duros que en tantas partes sobran.

Y, sin embargo, ¡hay que ver lo que consiguió durante sus cortos tres años de vida! En apenas treinta y seis números que vieron la luz entre mayo de 1943 y 1946, sin contar casi con los medios económicos para salir a la calle periódicamente, se convirtió ni más ni menos que en el símbolo del renacer poético durante aquellos negros años. Carlos Bousoño, Vicente Gaos, José María Valverde, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego y Dámaso Alonso, entre otros, publicaron sus versos en la revista. No faltan, por supuesto, quienes les acusaron de colaboracionismo, y es cierto que quienes editaban la revista jamás se plantearon una oposición frontal al régimen, pero ello no quita para que uno haya de reconocerle el papel fundamental que desempeñó en el retorno a la normalidad literaria, al menos a medio plazo. No veo por qué el juicio de las obras literarias haya de estar empañado por cuestiones ideológicas que, a fin de cuentas, deberían ser secundarias en este contexto. {enlace a esta historia}

[Tue Dec 6 19:31:31 CST 2005]

Quien me conoce sabe perfectamente que no me atrae para nada el populismo caudillista al estilo Hugo Chávez. Siempre he pensado que individuos como él, Perón, Menem o Fidel Castro son, al fin y al cabo, y a pesar de diferencias ideológicas, todos de la misma ralea; esto es, demagogos capaces de prometer cualquier cosa al pueblo con tal de alzarse con el poder absoluto. La retórica populista suele sonar a verdad de las de perogrullo, y tampoco falta quien la considera "hablar sin pelos en la lengua" o "decir verdades como puños", pero en definitiva no beneficia sino a los gobernantes, es decir, a los de siempre. De palabra, todo son discursos en defensa de los intereses del pueblo, pero en los hechos, no es precisamente sino el pueblo quien sale escaldado de las aventuras populistas. No voy a ser yo, pues, quien defienda la victoria del partido de Chávez, el Movimiento Quinta República, en las elecciones legislativas celebradas en Venezuela el pasado fin de semana, a pesar de la bajísima participación (no pasaron del 25% los ciudadanos que se acercaron a las urnas). No obstante, merece la pena recordar aquí que Venezuela nunca se ha destacado por su alta participación en los comicios legislativos, y que ya en las elecciones de 1998 el nivel de participación sólo pasó ligeramente el 11% mientras que en las elecciones del año 2000 se aproximó al 17%. A ver si ahora va a ser que por tal de darle una bofetada al populista Chávez vamos a tergiversar la Historia y olvidar lo que, al fin y al cabo, no son sino hechos comprobados. Andémonos con cuidado porque reescribir el pasado es tan deshonesto cuando se hace desde la izquierda como cuando se hace desde la derecha, cuando se hace en nombre del autoritarismo como en nombre de la democracia. {enlace a esta historia}

[Tue Dec 6 18:07:45 CST 2005]

Ya que tanto interés tenemos últimamente en dar lecciones de moralidad a los EEUU, seguramente no está de más echarle un vistazo a nuestro propio patio para ver qué se cuece. Así, resulta que Telecinco emitió hoy mismo una entrevista con Rafael López Ocaña, antiguo miembro de los GAL, quien acaba de salir en libertad condicional tras ser condenado a 33 años de prisión por participar en el asesinato del dirigente de Herri Batasuna, Santiago Brouard. Según relata López Ocaña, el entonces comandante de la Guardia Civil, Rafael Masa, fue quien le pasaba el dinero como pago por cometer los crímenes, y en alguna ocasión éste le reconoció que quien le hacía llegar los fondos no era otro sino el por entonces Director General de la Seguridad del Estado, Julián Sancristóbal. Por cierto, que ambos se encuentran en libertad condicional en estos momentos, a pesar de que fueran condenados en su momento a penas por encima de los treinta años de cárcel. Hubo sin duda muchos por aquél entonces, políticos, intelectuales y periodistas, así como ciudadanos de a pie, que manifestaron su repulsa por lo que consideraban terrorismo de Estado, pero no hay que olvidar que la amplia mayoría prefería callar, cuando no estaba sencillamente a favor de la guerra sucia, por más que después pretendieran escandalizarse y posar como puros de alma cuando llegó el turno de lapidar al Estado Mayor del Gobierno socialista a principios de los noventa. Aquí merecería la pena echar mano de la hemeroteca para ver dónde se situó cada cual en su momento. En todo caso, como decía al principio, mientras estos individuos están todos en la calle como si no hubiera pasado nada, aquí estamos dando lecciones de moral democrática a los estadounidenses por montar cárceles secretas en la Europa del Este. Y es que mal está, sin duda, lo que está haciendo la Administración Bush, pero merecería la pena que le echáramos un vistazo de cuando en cuando a nuestras propisa cloacas. ¿Quién sabe?, a lo mejor así hasta podemos limpiarlas un poco. {enlace a esta historia}

[Mon Dec 5 16:45:14 CST 2005]

Uno de los diarios locales de aquí de Minnesota, el Star Tribune, publicó ayer una apasionada defensa de la lectura escrita por Garrison Keillor que merece la pena destacarse aquí.

One reads books in order to gain the privilege of living more than one life. People who don't read are trapped in a mine shaft, even if they think the sun is shining. Most New Yorkers wouldn't travel to Minnesota if a bright star shone in the west and hosts of angels were handing out plane tickets, but they might read a book about Minnesota and thereby form some interesting and useful impression of us. This is the benefit of literacy. Life is lonely; it is less so if one reads.

La lectura, es cierto, nos abre a los demás, nos ayuda a comprender otros puntos de vista y otras experiencias, a vivir otras vidas. Desde hace ya muchos años la he usado como forma de acometer una primera aproximación a otros individuos. Así, me di cuenta de que, seguramente no por casualidad, aquellos individuos que tienden a ser más dogmáticos también tienden a ser lo que podríamos denominar lectores de piñón fijo. Es decir, que casi siempre limitan su dieta literaria a obras de ensayo y, por ende, solamente aquellas que más o menos les confirman en sus puntos de vista. Aún he de encontrarme con un fanático que guste de leer poesía o novela. Haberlos los habrá, pero yo aún no me he topado con ninguno.

También Savater habló de la lectura durante una conferencia en la Feria del Libro de Guadalajara:

"Me ha mostrado lo que hay de común entre los hombres y eso permite que, aun procediendo de lugares y ámbitos y culturas muy diversas, nos podamos entender y conmover. Lo que compartimos es mucho mayor que lo que nos diferencia, y así podemos acercarnos a Shakespeare, a un autor chino o a Octavio Paz. Creo que es importante subrayar esta idea en un momento que se enfatizan las diferencias insoslayables y se pretende transmitir que, según nuestro lugar de nacimiento, procedemos de especies zoológicas distintas. Pero no es cierto, a través de la literatura comprendemos a gente de siglos anteriores y de latitudes diferentes".

Tampoco está de más leer las palabras de Savater sobre la llamada literatura menor:

La llamada literatura infantil fue la que le sirvió a Savater para contar su descubrimiento del placer de la lectura. "Son las obras menores las que, paradójicamente, nos permiten conquistar el bien mayor. No es fácil iniciarse a la lectura con Dostoievski. En mi caso, antes disfruté con las intrigas de Agatha Christie que con la obra de Hugo von Hofmannsthal, a la que sólo llegué después".

Conviene que tanto aficionado como hay ahí fuera a lanzar dardos contra Harry Potter tenga a bien reflexionar sobre estas palabras. Creo que ya mencioné en algún otro sitio que yo me inicié a la lectura tras deleitarme con Mortadelo y Filemón, El Botones Sacarino, Rompetechos y el TBO. ¿Para qué andarse con tantos remilgos? Lo que importa, al fin y al cabo, es que la mientras más gente mejor disfrute de la oportunidad de vivir otras vidas y de pensar otras ideas a través de los libros. El cómo se inicien en esa tradición, si con obras de la alta literatura o la literatura menor, importa bien poco. {enlace a esta historia}

[Mon Dec 5 08:38:17 CST 2005]

Mientras conducía al trabajo esta mañana, escuché una entrevista con uno de los autores de Christmas in Minnesota, un libro de historias cortas sobre el tema de la Navidad ambientadas en este estado del medio Oeste, que me llamó la atención por uno de los comentarios que hizo. Al parecer, el escritor nació y se crió en Tejas, donde nieva bien poco, y posteriormente se mudó a Minnesota. Cuando la persona que le entrevistaba le preguntó sobre sus recuerdos de Navidad, comentó que, durante su infancia, siempre que imaginaba una escena navideña típica ésta incluía paisajes nevados, pinos y abetos, lo cual casa perfectamente con el medio en Minnesota, pero no en Tejas. Me di cuenta en ese preciso instante de que mi propia representación visual de la Navidad se corresponde con la imagen tópica del autor, y que lo mismo sucede seguramente con casi todos los niños españoles, a pesar de que nuestro entorno, como el del autor nacido en Tejas, tenga bien poco en común con los paisajes nevados. Aún más, podríamos preguntarnos hasta qué punto tiene sentido que identifiquemos la Navidad con paisajes nevados, pinos y abetos cuando lo que se celebra es el nacimiento de Cristo en un pesebre en Oriente Medio. ¿De dónde viene, pues, el típico tópico tan comúnmente aceptado estos días? Sin lugar a dudas, se ha convertido en tan poderosa imagen que, por lo que recuerdo de mi niñez, hasta algunas familias sevillanas añadían algo de nieve a los portales de Belén que ponían en pie por estas fechas. La única posibilidad que se me ocurre es que el poder de los medios de comunicación audiovisuales ha convertido, en primer lugar, las Navidades en una celebración que se identifica más con Papá Noel que con el nacimiento de Cristo, y en segundo lugar, ha extendido la imagen típica de las Navidades blancas independientemente de dónde haya nacido uno. El hecho, como tal, no me parece ni positivo ni negativo, la verdad. Simplemente me parece interesante. {enlace a esta historia}

[Fri Dec 2 11:09:07 CST 2005]

Una vez más, El Roto ha vuelto a dar en el clavo con su viñeta de hoy, publicada en El País:

Ya está bien de líderes que se arrogan la representación de la identidad de los demás. Ya está bien de individuos diciéndonos en qué debe consistir nuestra identidad, como si se tratase de algo escrito en piedra, sólido e inamovible. Dejémonos de determinismos y esencias patrias y permitamos que sean los individuos mismos quienes decidan qué son ellos con total libertad. No conozco otra forma de defender la democracia y los valores que tenemos en tanta estima. {enlace a esta historia}