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[Wed Dec 31 17:06:30 CET 2008]Hace unos días escribía sobre los ataques israelíes en Gaza y la posición claramente pro-palestina que, me parece, han adoptado los medios de comunicación y la opinión pública europeos ante el hecho. Como ya expliqué en su momento, no soy partidario de arreglar las cosas por las bravas. De hecho, estoy convencido de que soluciones de este tipo no conducen a ningún sitio, sino que únicamente profundizan la brecha entre palestinos e israelíes y dificulta el acuerdo de paz entre las partes implicadas, que es a fin de cuentas la única salida posible. Sin embargo, no me gusta nada el punto de vista eminentemente pro-palestino y anti-israelí que se suele adoptar aquí en Europa. Supongo que se debe a esa actitud tan humana de apostar por el perdedor (que, en este caso, vienen siendo los palestinos desde hace décadas, sin lugar a dudas), pero no conviene olvidar que el perdedor puede ser tan asesino (o más) que el ganador. El hecho de perder continuamente no conlleva ningún tipo de mérito moral, ni tampoco significa que se tenga razón en la lucha. En este caso en concreto, no conviene olvidar que Hamás es aún peor que el Gobierno israelí en lo que hace a su posicionamiento con respecto a los acuerdos de paz. No solamente se opone a ellos, sino que se niega a reconocer el derecho del Estado de Israel a su existencia y continúa haciendo llamamientos a favor de su destrucción. Si esto es amar la paz, que venga Dios y lo vea. Por favor, no nos engañemos. Los partidarios de Hamás pueden estar situados claramente en el bando perdedor, pero eso no les da la razón. Por esa regla de tres, habría que posicionarse con los asesinos de ETA y sus cómplices de la izquierda abertzale (algo que, por cierto, hacen muchos en el extranjero por la misma razón por la que nosotros sentimos simpatía hacia los palestinos: porque se trata de los perdedores, del David que hace frente al poderoso Goliat, y maldita la gracia que nos hace a nosotros, víctimas de su "gloriosa" lucha armada). Viene todo esto a cuento, entre otras cosas, de un par de noticias que he leído recientemente en la prensa. En primer lugar, leo hoy en El País que Hamás dispone de cohetes capaces de llegar a sólo 20 kilómetros de Tel Aviv. Por si esto fuera poco, se nos informa también que una buena parte de este armamento llegó a manos de las milicias mediante la red de túneles construida entre Egipto y la franja de Gaza, precisamente uno de los objetivos principales del ejército israelí. Imagino que, según algunos, debieran limitarse a sentarse y ver pasar los cohetes sin inmiscuirse en el asunto, sabiendo perfectamente para qué van a ser usados. ¡A lo mejor quienes sostienen este punto de vista defendería también la idea de que el Gobierno español se limite a ver pasar los explosivos del Sur de Francia al País Vasco y permanezca impasible cuando ETA y sus secuaces los usen en nuestro territorio! Cosas más inverosímiles se han defendido en el pasado en nombre de un progresismo mal entendido. La segunda noticia en cuestión la leí en Público ayer y recogía información sobre las diversas manifestaciones en solidaridad con los palestinos que se han realizado en Barcelona y que el periodista optó por titular con la sandez que espetó uno de los manifestantes: "hacen lo mismo que los nazis". O el individuo que compartió esto con el reportero ignora casi todo sobre la historia del holocausto o se trata de un imbécil de tomo y lomo, un dogmático izquiedista descerebrado (que también los hay, y tantos como los de la derecha también). Si los israelíes estuvieran "haciendo lo mismo que los nazis", habrían perecido ya cientos de miles de palestinos en campos de exterminio. Que yo sepa, nadie les ha gaseado aún. Es más, quedan millones de palestinos viviendo en zonas gobernadas por la Autoridad Palestina e incluso dentro del propio Estado de Israel. Estupideces, por favor, únicamente las que hagan falta. Ah, y una cosa más: no abusemos de las comparaciones con los nazis. Se trata de un tema demasiado serio como para abusar de las comparaciones con tanta facilidad. Mucho más parecidas a las masacres llevadas a cabo por los nazis fueron los crímenes cometidos por Stalin y Pol Pot, y no recuerdo manifestación alguna organizada por la extrema izquierda en contra de ellos y para reivindicar los derechos humanos de esas otras víctimas. A lo mejor es que los "burgueses" no tienen derechos humanos, claro. {enlace a esta historia} [Mon Dec 29 16:22:19 CET 2008]Casualidades de la vida. Ayer escribía unas cuantas líneas sobre el quincuagésimo aniversario de la revolución cubana y hoy me encuentro con una entrevista con el cantautor Pablo Milanés (poco sospechoso de anticastrismo, por cierto) en la que reconoce el estancamiento del régimen castrista. De hecho, algunos de sus comentarios no vienen sino a confirmar lo que yo escribía sobre los aspectos más negativos del castrismo: Por si todo esto fuera poco, Pablo Milanés tampoco se muerde la lengua al reconocer lo que es, sin duda, un secreto a voces: el racismo existente en Cuba hacia los mulatos y los negros. Incluso más interesante aún me parece el reconocimiento implícito de que quizá haya más racismo en la Cuba castrista que en los EEUU, centro del "imperalismo yanqui" y "adalid del capitalismo mundial". Se trata, desde luego, de una píldora difícil de tragar para tantos progres de medio pelo que aún pululan por esta España nuestra: Finalmente, y para todos aquellos izquierdistas que suelen parapeterase tras la excusa del bloqueo americano, Pablo Milanés también tiene otra reflexión: ¡Ahí queda eso! Casi todas estas críticas se han oído antes en boca de quienes critican el régimen, y siempre se les ha acusado de trabajar para los gusanos. Pues bien, quien dice esto ahora no es ningún líder de la comunidad exiliada en Florida, sino ni más ni menos que Pablo Milanés, uno de los artistas del régimen. A lo mejor resulta que las críticas tienen algo de fundamento, vengan de donde vengan. Por cierto que, por otra de esas casualidades de la vida, también leemos hoy en La Vanguardia que Raúl Castro ha anunciado el aplazamiento de las reformas para mejor tiemppo. Como bien dice Milanés, la nomenklatura cubana necesita una buena renovación generacional. El problema, por supuesto, es que el propio sistema político no contribuye a que dicho relevo se produzca de forma pacífica. Ya veremos qué sucede. {enlace a esta historia} [Sun Dec 28 13:15:08 CET 2008]Salgo esta mañana de domingo a comprar el pan y me encuentro a un vecino y amigo que milita en IU largándole un discurso al panadero sobre los ataques de Israel sobre la franja de Gaza. Abro mi portátil, le echo un vistazo a mi cuenta de Facebook y descubro que buna parte de mis amistades que militan en el PSOE han publicado enlaces y comentarios criticando a Israel e incluso alentando a los palestinos. Entiendo que una acción militar no agrada a nadie, sobre todo cuando tiene unos claros costes en vidas humanas. Sin embargo, nadie parece pararse a pensar que: primero, los militantes de Hamas llevan ya varias semanas lanzando cohetes —unos doscientos desde el pasado día 19, cuando ellos mismos decidieron romper la tregua— de forma indiscriminada contra poblaciones israelíes, sin importarles un pito si mueren civiles o no; y, segundo, que el ejército israelí ha lanzado los ataques fundamentalmente contra centros militares y de gobierno de Hamas y no directamente contra la población civil. Y que conste que en el pasado no me he mordido la lengua cuando he creído necesario criticar la política israelí con respecto al conflicto que les enfrenta a los palestinos, pero es que hay cosas que claman al cielo. ¿Que queremos hacer un llamamiento a Israel para que aguante los ataques de las milicias de Hamas sin retaliaciones? Me parece bien. ¿Que nos gustaría verles sentarse a la mesa de negociaciones y firmar un acuerdo de paz? Maravilloso. Pero lo que no me parece de recibo es exigirles que se queden de brazos cruzados mientras Hamas lanza un cohete tras otro contra sus hogares y ningún medio de comunicación cree conveniente publicarlo en primera página. No olvidemos, además, que si hay alguen que ha repetido hasta la saciedad su negativa a alcanzar acuerdo de paz alguno para solucionar el conflicto, es precisamente Hamas. Por favor, un poco de honestidad. Dejemos de hablar de estos temas como si estuviéramos alentando a "nuestro equipo" y echémosle un vistazo a los hechos antes de abrir la boca o escribir unas cuantas líneas en Facebook. Parece mentira que a estas alturas todavía nos andemos con simplificaciones del estilo "si eres de derechas, tienes que apoyar a Israel; si eres de izquierdas, a los palestinos". Desempolvémonos la sesera un poco. {enlace a esta historia} [Sun Dec 28 12:16:43 CET 2008]El País publica hoy un interesante artículo sobre el quincuagésimo aniversario de la revolución cubana en el que Mauricio Vicent, el autor, parece hacer un esfuerzo por mostrar tanto los logros como los errores del régimen castrista: Una vez más se demuestra aquello de que las cosas no son ni blancas ni negras, sino más bien de alguna tonalidad gris intermedia. Cierto, el régimen del dictador Batista que precedió al castrismo no fue precisamente un dechado de virtudes democráticas —algo que parecen olvidar tanto la comunidad exiliada en Florida como los medios de comunicación estadounidenses, empeñados en difundir una imagen esplendorosa de la Cuba pre-castrista que, sencillamente, jamás existió—, pero tampoco puede decirse que Castro y sus huestes hayan hecho mucho por consolidar un régimen mínimo de libertades en la isla. Como de costumbre, el acérrimo izquierdismo nostálgico repetirá las consabidas consignas de siempre: ¿acaso no merece la pena tenerse en cuenta el derecho a la vivienda, a la educación libre y gratuita y al trabajo tanto como las "libertades burguesas"? Sí y no. Si algo debiéramos haber descubierto en el traumático siglo XX es precisamente que parece existir una necesidad humana universal por ciertas libertades básicas que debemos considerar mínimas para lograr una vida siquiera medianamente feliz: garantías constitucionales, límites a los poderes del Estado, derecho a un juicio justo, etc. Algunos continúan hablando de estas libertades como conceptos meramente burgueses, ideología en el sentido marxista del término —es decir, chocolate del loro—, pero la verdad es que sin ellas es bien difícil promover una vida en sociedad auténticamente humana, alejada de aquella idea hobbesiana de del hombre como un lobo para el hombre. Sencillamente, sin reglas del juego nadie puede sentarse tranquilamente a jugar una partida, sobre todo sabiendo que uno de los jugadores (el Estado y todo aquél que cuente con su apoyo) puede tomar decisiones arbitrarias en cuanto le plazca. ¿Que estaría bien apuntar nuestros objetivos más allá de estas meras reglas básicas del juego y consegur además que todos los jugadores disfruten de la partida? Sin duda, pero lo primero es asegurarse de que hay unas reglas del juego y todo el mundo las sigue. Ésta es la razón fundamental que contribuyó al éxito de la socialdemocracia escandinava donde el comunismo no encontró sino fracasos estrepitosos. El objetivo final es el mismo (la construcción de una sociedad más justa), pero mientras que unos se niegan en redondo a aceptar la naturaleza humana con todos sus defectos, los otros hacen una análisis mucho más realista que acabó por demostrar su valía en último término. Por otro lado, mucho se habla de los logros de la revolución cubana en el ámbito educativo o de la sanidad, sobre todo cuando se les compara con otros países de su entorno (Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Haití...), pero nunca oímos que se les compare con otro país centroamericano que optó por la vía socialdemócrata en lugar de la revolucionaria: Costa Rica. En principio, se trata de un país que sufrió el mismo tipo de problemas y penurias que los cubanos: colonialismo, imposiciones imperialistas por parte del gran águila del norte... Sin embargo, con esfuerzo y tesón, sin recurrir a grandes ideologías salvadoras ni ambiciosas revoluciones, los costarricenses han logrado construir un pequeño oasis de riqueza, estabilidad y respeto por las libertades que debiera convertirse en ejemplo para el resto del continente. Y, sin embargo, todos parecemos prestar más atención a los grandes discursos de los popes ideológicos de siempre, en lugar de centrar nuestra atención en los logros y los hechos. Todavía se hacen llamamientos por toda Latinoamérica a tomar las armas y seguir el ejemplo de Fidel Castro y sus barbudos revolucionarios que no trajeron a la isla sino calamidades, pobreza y opresión, pero en cuanto alguien se atreve a alzar la voz para defender el ejemplo de Costa Rica se le acusa inmediatamente de estar "entregado a los intereses del capital" o trabajar para el "imperialismo yanqui". Y así les va, claro. El bocazas de Chávez se convierte en guía espiritual de millones de latinoamericanos tirando de la chequera de sus pozos petrolíferos, mientras que de Costa Rica no se acuerda nadie. {enlace a esta historia} [Tue Dec 23 10:23:18 CET 2008]No sabe uno a qué atenerse cuando lee ciertas cosas en la prensa. Hoy, por ejemplo, nos encontramos en Público con la noticias de que el llamado monstruo de Amstetten ha intentado sacarle tajada a sus crímenes vendiendo la exclusiva a los diarios sensacionalistas británicos. Nada menos que cuatro millones de euros que pedía por compartir sus horrendas memorias con los tabloides. El mundo al revés: la gente honrada, despedida del trabajo y en la calle; los golfos, cobrando sus bonificaciones después de hundir a las empresas que gestionaban y publicando sus memorias en los medios de comunicación. pero lo peor de todo, sin duda, es el hecho de que la responsabilidad se difumina tanto que ni siquiera podemos apuntar el dedo acusador contra nadie. ¿Quiénes son los culpables? ¿La prensa sensacionalista por ofrecer tan altas sumas de dinero al sinvergüenza de turno o la audiencia por regodearse en este tipo de bazofia, generando así la atención que permite a los primeros vender publicidad y recuperar lo invertido? Hay ocasiones en las que me da la sensación de que hicimos mal en eliminar las normas de comportamiento cívico en nombre de la libertad del individuo. Ni tanto ni tan corto. Una cosa es liberarse de las imposiciones victorianas en aspectos de moral sexual y similares, y otra bien distinta echar por la borda todas las normas de comportamiento en sociedad. No tenemos más remedio que recuperar un mínimo consenso sobre lo que consideramos comportamiento socialmente aceptable. Ya sé que hasta hace bien poco cualquier propuesta en este sentido se consideraba irremediablemente sometida a los sectores más reaccionarios de nuestra sociedad, pero ya va siendo hora de que maduremos y aprendamos de nuestros errores. Las normas en sí no tienen por qué ser reaccionarias, siempre y cuando sean lo suficientemente amplias como para tolerar la pluralidad de opciones y estilos de vida, pero deben existir. Esto debiera entenderse especialmente en el seno de la izquierda, que tradicionalmente se ha identificado con el concepto de lo social y ha intentado luchar contra los estragos del hiperindividualismo. {enlace a esta historia} [Tue Dec 23 09:58:09 CET 2008]Entre tanta mala noticia, nunca está de más el leer algo positivo, aunque sea algo que se publicó en prensa hace ya dos o tres semanas. El caso es que, según un estudio del Instituto Nacional de Estadística (INE), la empresa privada ejerce de motor del gasto andaluz en I+D que, a su vez, ya supera el 1% del PIB. La verdad es que los datos, referidos al año 2007, son bastante positivos: En fin, que suena a música celestial entre tanta noticia sobre la crisis internacional. Si algo necesita Andalucía es precisamente cambiar su modelo de crecimiento —demasiado dependiente de la agricultura y el turismo— y apostar por las nuevas tecnologías y la investigación, entre otras cosas. Claro que ello hace necesario también un gran esfuerzo en mejorar nuestro sistema educativo, demasiado anclado todavía en métodos pedagógicos anticuados que hacen bien poco por potenciar precisamente la mentalidad creativa e innovadora de la que depende cualquier proyecto de investigación. Nuestras escuelas continúan promoviendo la memorización de datos, en lugar del espíritu investigador y el análisis empírico. Eso tenemos que cambiarlo, y cuanto antes mejor. {enlace a esta historia} [Mon Dec 22 11:45:22 CET 2008]El País publica hoy un editorial titulado Claroscuros de Sarkozy en el que se analiza el legado de los seis meses de presidencia francesa de la UE que finalizarán el 31 de diciembre. Junto al elogio de buena parte de su gestión (la puesta en marcha de la Unión por el Mediterráneo, el pacto sobre inmigración, el encarrilamiento institucional de la UE tras el resultado negativo de los referéndums francés y holandés o el plan de lucha contra el cambio climático recientemente aprobado en Polonia), el editorialista también critica al presidente francés por "su carácter mercurial y en ocasiones su falta de tacto [que] han conseguido alienarle la complicidad de Alemania", entre otras cosas. Nótese, sin embargo, que mientras se le reconocen a Sarkozy indudables méritos en lo que respecta a su gestión al frente de la UE (apreciación que se extiende, también, a sus esfuerzos por calmar los ánimos durante la crisis internacional en torno al enfrentamiento entre Rusia y Georgia, así como a la reacción al crash financiero), las críticas me parecen, por el contrario, de poco calado y más bien reducidas a asuntos de imagen. Se le acusa de un excesivo activismo, cierta falta de tacto y, por encima de todo, la súbita conversión a un estatismo que prometió combatir durante su campaña electoral. De todas estas críticas, ésta última es precisamente en la que me quiero concentrar aquí. Según se lee en el editorial: Son acusaciones que suenan familiares. No hace tanto que se lanzaban dardos similares contra Bill Clinton en los EEUU. Y, sin embargo, no me parece que se trate de críticas justas. La prioridad de un político ha de ser, precisamente, la gestión: construir mayorías y realizar políticas. ¿Cuál sería la reacción del editorialista de El País si Sarkozy pusiera las consideraciones ideológicas por encima de aquello que funciona? No me cabe duda alguna de que, al igual que sucedió en el caso de George W. Bush, se le acusaría (con razón) de dogmático. ¿Que Sarkozy hizo campaña hace poco más de un año con la promesa de liberalizar la economía francesa y ahora aboga por una "refundación del capitalismo" que todav&iacuet;a ha de aclarar? Sí, sin lugar a dudas. Pero, como decíamos, ¿es que acaso preferimos un Presidente en el Elíseo que lo vea todo con tintes altamente ideologizados? Yo, desde luego, prefiero mil veces al gobernante pragmático, hábil y capaz de adaptarse a los nuevos tiempos que está demostrando ser Sarkozy, por más que provenga de la derecha. Ello por dos motivos esenciales: primero, porque estoy convencido de que nos estamos adentrando en un nuevo tipo de sociedad que requiere también una nueva forma de hacer política que puede que se acerque a lo que está haciendo Sarkozy o no, pero al menos el presidente francés se está atreviendo a explorar; y, segundo, porque los resultados están a la vista, como el propio editorial de El País demuestra desde el mismo momento que alaba su gestión con ejemplos concretos de aciertos políticos y le critica con generalidades sobre cuestiones de imagen y actitud. Vamos, que no acierto a ver los puntos negros de su gestión que el titular del editorial da a entender, ni tampoco ellos aciertan a describirlos en el texto. {enlace a esta historia} [Sun Dec 21 21:12:23 CET 2008]Pocos países debe haber en el mundo donde el fatalismo esté tan arraigado en la conciencia colectiva como en el nuestro. Hasta tal punto llega la cosa que en España el pesimismo y la crítica descarnadas pasan por "pensamiento crítico" y hasta "independencia" la mayor parte de las veces. No es necesario siquiera conocer a fondo el tema del que se esté tratando ni contar con credibilidad alguna. Lo único que tiene uno que hacer es aparentar suficiencia, dar a entender que está uno de vuelta de todo, acusar constantemente a quien quiera que se encuentre en el poder y, sobre todo, repetir insaciablemente que somos así, que no tenemos solución y que no hay forma de cambiar a los españoles hasta el final de los tiempos. La amplia mayoría de españoles acepta a pies juntillas el concepto, tan caro a Montesquieu, del carácter de los pueblos, como si el haber nacido en nuestro país fuera una especie de maldición divina que marca a uno para el resto de su vida. Viene todo esto a cuenta de la entrevista que publica hoy El País con el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Ordóñez. Vaya por delante que, sin lugar a dudas, Ordóñez sabe muchísimo más de economía de lo que llegaré a saber yo en toda mi vida. Que no le quepa a nadie duda alguna acerca de eso, por si acaso. Ahora bien, ello no quita para que considere algunas de sus declaraciones rayanas en la irresponsabilidad, por más que, si llegáramos a preguntarle al respecto, intentara escudarse —como casi seguramente sucedería— en el fatalismo del que hablo. Por ejemplo, cuando le preguntan sobre la actual crisis financiera, no se le ocurre otra cosa que contestar: A renglón seguido, cuando le preguntan sobre cuándo cree que la economía pueda tocar fondo no se le ocurre otra cosa que responder: Falta de confianza, por cierto, que él mismo no hace sino agravar con el negro panorama que nos pinta en el diario de mayor tirada del país, dicho sea de paso. Y es que me da la sensación de que Ordóñez no se da cuenta de que él no es un simple catedrático de economía aplicada en cualquier universidad, sino que desempeña un cargo eminentemente político y que sus palabras tienen repercusiones en nuestra economía. No estoy pidiendo que mienta, no. Pero tampoco que se entregue a una orgía fatalista que casi parece proponer el suicidio colectivo como única solución al problema de la crisis que afrontamos. Compárese la citada entrevista con el artículo escrito por Mario Armero y publicado en el suplemento de negocios del mismo diario: Nótese la diferencia en el tono. Mientras Ordóñez desempeña a la perfección el papel al que antes me refería de pájaro de mal agüero, quejumbroso y fatalista, Armero subraya que somos nosotros quienes estamos pilotando el avión y todo depende de las decisiones que tomemos. Podemos equivocarnos, ciertamente, pero también podemos aprovechar la crisis para llevar a cabo las reformas que hacen falta en nuestra economía y abandonar de una vez por todas el anticuado modelo que nos ha traído hasta aquí. Más importante aún, Armero se atreve a remangarse y pringarse con propuestas concretas, algo que no hace Ordóñez ni por asomo: Ya me dirán si Armero no ofrece algo mucho más sustancial que Ordóñez, por muy gobernador del Banco de España que sea —por cierto, que su afirmación de que nadie acertaba a ver venir que la próxima crisis iba a darse como consecuencia de los excesos en el crédito hipotecario es suficiente para que nos riamos a carcajadas, sino fuera porque se trata de la declaración pública de un alto cargo de la Administración del Estado. Y con respecto al énfasis que Armero da a la importancia del cliente, no me queda más remedio que estar de acuerdo con él. Cualquiera que haya vivido durante una temporadita en los EEUU y regrese a España echará de menos, antes que nada, el excelente servicio al cliente con que cuentan casi todas las empresas estadounidenses. Por aquí eso, sencillamente, no se estila. Haríamos bien en aprender de ellos, sobre todo teniendo en cuenta la enorme importancia del sector servicios en nuestra economía. {enlace a esta historia} [Sat Dec 20 15:19:25 CET 2008]Ayer hablábamos de la aconfesionalidad del Estado a raíz del artículo de Jorge Urdánoz publicado en El País y hoy, leyendo ABC, me encuentro con una entrevista con Roberto Cota, portavoz de la Liga Norte en el parlamento italiano, y autor de un polémico proyecto de ley que pretende dificultar la construcción de mezquitas en su país. Si las querencias nacionalcatólicas de nuestra derecha nos pueden parecer arcaizantes, lo de la derecha italiana pasa ya de castaño oscuro. En aquél caso no se trata ya de tenerle poco respecto a la neutralidad del Estado en estos asuntos, sino que parece concebirse su papel más bien como el de un cruzado de la Iglesia contra el infiel. Entre otras lindezas, la propuesta de la Liga Norte pretende prohibir la construcción de mezquitas dentro de un radio de un kilómetro de cualquier otro edificio religioso, someter los permisos a referéndum popular y asegurarse de que no se pueden llevar a cabo ningún otro tipo de actividad en sus premisas, incluyendo labores educativas. Ahí van algunas perlas de la entrevista, que no tiene desperdicio: En otras palabras, el Estado como brazo temporal de la Iglesia y, por si esto fuera poco, el catolicismo como seña de identidad nacional, elemento intrínseco de la comunidad que ha de imponerse a los individuos que no compartan los mismos valores. Si algo de esto tiene que ver con el liberalismo, que venga Dios y lo vea. {enlace a esta historia} [Fri Dec 19 22:38:03 CET 2008]El País publicó hoy un artículo del doctor en Filosofía Jorge Urdánoz sobre la aconfesionalidad del Estado que merece la pena ser leído. Tras una breve introducción, nos recuerda la reciente decisión judicial que obligaba a retirar un crucifijo en una escuela pública vallisoletana y pasa a analizar las razones por las que una decisión de este tipo aún puede levantar tanta polvareda en ciertos ámbitos: En fin, me parece todo de una lógica aplastante aunque, eso sí, las cosas sean un poco más difíciles a la hora de llevarlas a la práctica. Veamos. En la tradición política española nos encontramos, por desgracia, con dos con demasiados aspavientos y proclamas de cara a la galería en lo que respecta a lo que en otro tiempo se denominaba el problema religioso que, mucho me temo, la Constitución de 1978 no acabó de solucionar del todo con sus medias tintas. Tenemos, por un lado, un cierto resabio anticlerical entre ciertas izquierdas que se enorgullecen de lanzar a los cuatro vientos consignas contra la Iglesia y no desaprovechan ocasión alguna para ridiculizar las creencias religiosas en general como algo propio de la Edad Media. Esta posición la encontramos entre ciertos sectores del PSOE, por no hablar de IU y otros grupúsculos a su izquierda. Pero es que, por otro lado, seguimos teniendo una derecha que, como bien afirma Urdánoz, tiene más de conservadora que de liberal, a pesar de todas las afirmaciones públicas que hacen sus líderes afirmando y reafirmando su fe en un catecismo neoliberal que, en realidad, jamás;s han llevado en el corazón y, a lo sumo, aplican solamente al campo económico —de ahí, por cierto, que me siga pareciendo perfectamente posible y hasta necesaria la reaparición de un partido centrista auténticamente liberal y moderno en nuestro sistema de partidos. ¿Cuál es, pues, el sabio punto intermedio en esta disputa? Me parece que tiene razón Urdánoz al proponer un Estado auténticamente neutral, tal y como sucede en los EEUU, nada sospechosos de anticlericalismo visceral ni de veleidades comunistoides. Al contrario de lo que piensan muchos progres españoles, ningún líder político estadounidense se avergüenza de sus creencias y la fe tiene sin lugar a dudas una presencia social innegable, pero el Estado como tal mantiene siempre una exquisita neutralidad. El problema, por tanto, no es la solución lógica al problema, sino hasta qué punto están dispuestos a aceptarla unos y otros. No hace mucho, con motivo de la celebración del aniversario de nuestra Constitución, tuve ocasión de leer una entrevista con Alfonso Guerra —lo siento pero no puedo encontrar el enlace en estos momentos— en la que afirmaba claramente que éste es sin duda un apartado de nuestra Carta Magna que quizá debiera reformarse, pero que duda mucho que se cuente con el consenso necesario para ello. Y, seamos responsables, no merece la pena tocar la Constitución que nos ha traído paz, estabilidad y progreso después de tantas décadas de disputas, a no ser que el consenso sea nuevamente igual de amplio que lo fue en 1978. Los experimentos, con gaseosa. {enlace a esta historia} [Thu Dec 18 11:09:58 CET 2008]La verdad es que da algo de miedo echarle un vistazo a cómo está el panorama económico en estos momentos. Ayer leíamos que La Reserva Federal estadounidense dejó los tipos de interés entre el 0% y el 0,25% o, lo que es lo mismo, que ofrece los créditos casi gratis (cuidado, no se trata de los créditos al consumidor final, sino del que se ofrece a los bancos). ¿Y por qué hay que temer esto? Fundamentalmente porque en los últimos treinta años las autoridades monetarias han usado los tipos de interés como principal arma de política económica (para simplificar, es lo que se ha venido denominando monetarismo). Pues bien, con unos tipos de interés tan bajos, queda poco margen de maniobra para enderezar las cosas. En otras palabras, que con esta decisión la Reserva Federal prácticamente usa los últimos cartuchos, si bien es verdad que aún le queda en la recámara otra arma bastante poderosa: darle a la manivela de imprimir billetes. En el pasado, cuando la prioridad era controlar la inflación y ésta se encontraba casi siempre entre el 2% y el 3%, ampliar la oferta de moneda hubiera generado presiones inflacionistas. Sin embargo, el problema ahora mismo parece ser precisamente el contrario: la deflación empieza a asomar sus tenebrosas orejas. Mucho se ha hablado de las lecciones de la crisis del 29 últimamente, pero me da la impresión de que ahora, si acaso, el problema con el que nos podemos encontrar es bien distinto. El caso es que hemos reaccionado con tanta celeridad a la crisis (garantizando la liquidez de los mercados, rescatando a los bancos de una muerte dolorosa, incrementando el gasto público...) que cada vez tenemos menos margen de maniobra si algo no sale bien. De ahí que, al principio del todo, hablara del temor que siente uno leyendo las noticias económicas. Como yo, supongo, estará casi todo el mundo. {enlace a esta historia} [Wed Dec 17 20:50:11 CET 2008]Siempre me ha parecido algo cómico el acerbo odio que parecen sentir las derechas de casi todo el mundo por la década de los sesenta. Se trata de una obsesión sólo comparable al amor sin parangón que sienten hacia la misma década las izquierdas. Viene todo esto a cuento de unas declaraciones de Aznar en Italia contra el multiculturalismo y otros tótems del progresismo. Puesto que despotricaba contra el relativismo, el nihilismo y otras plagas, nuestro inefable ex-presidente no tuvo más remedio que arremeter también, como no podía ser menos, contra el sesentaiochismo, ese espantapájaros de la derecha: Hombre, lo de meter Silicon Valley ahí con calzador me parece muy fuerte. No entiendo por qué hayamos de escoger el año 1968 para caracterizar el nacimiento de las nuevas tecnologías, en lugar de muchas otras fechas. Supongo que son los avatares de dedicarse a esto de ir por ahí largando conferencias sin saber muy bien de qué hablar. Como uno necesita echar mano de algo positivo (y cercano a la ideología propia, por supuesto) que ocurriera en aquel año, pues si no hay nada a lo que recurrir se lo inventa uno y santas pascuas. De todos modos, lo que de verdad me parece llamativo es que Aznar, como tantos y tantos otros en la derecha más rancia, no vea otra cosa que izquierdismo (la "enfermedad infantil del comunismo", que la llamara Lenin) en los movimientos de los sesenta, como si no hubiera existido nada más. Vamos, es que ni siquiera se le ocurre que si no hubiera sido por el feminismo que brotó en aquel momento su esposa no podría estar de concejal del PP en el Ayuntamiento de Madrid, por poner un ejemplo. Y es que para don José María en aquella época sólo hubo desparrame, nihilismo e irresponsabilidad. Nada más. En fin, que le hace recordar a uno al otro extremo, el del izquierdismo acrítico que se niega a ver las sombras de aquellos años, que también las hubo, sin lugar a dudas. El nihilismo desintegrador puede ser una de ellas, pero me da la impresión de que nada tan negativo y destructor como el terrorismo, el uso de la violencia política en nombre de cualquier causa absoluta. El endiosamiento del Che está íntimamente conectado a esto. {enlace a esta historia} [Fri Dec 12 17:10:05 CET 2008]Echándole un vistazo a la bitácora de alguien que conocí en Facebook me encuentro con el trailer de un largometraje animado titulado Idiots & Angels que tiene pero que muy buena pinta. El autor es el animador estadounidense Bill Plympton: {enlace a esta historia} [Thu Dec 11 15:55:17 CET 2008]Hace poco más de una semana, me refería a la hipocresía de los medios de comunicación al criticar la posibilidad de que Chávez esté considerando la posibilidad de convocar un nuevo referéndum en Venezuela para poner fin a las limitaciones al mandato presidencial usando el argumento de que repetir una consulta "hasta que salga el resultado correcto" no es aceptable, en tanto que los mismos periodistas no parecen aplicar estos principios a la Unión Europea, por ejemplo. Pues bien, hoy mismo leemos en Financial Times que Irlanda se dispone a celebrar un nuevo referéndum para aprobar el Tratado de Lisboa. Si es que se veía venir... Éste otro referéndum, al parecer, es un claro ejemplo de responsabilidad política, en lugar de interpretarse como una burla a la soberanía popular. ¡Cosas veredes...! {enlace a esta historia} [Wed Dec 10 11:30:06 CET 2008]El Mundo publica hoy una noticia sobre los problemas de violencia doméstica que afectan a las parejas del mismo sexo que me parece sumamente interesante. Sencillamente, cuando se legalizaron este tipo de matrimonios hace unos años y, posteriormente, se aprobó la Ley Orgáncia de Medidas de Protección contra la Violencia de Género nadie pareció caer en la cuenta de que este tipo de problemas popdía darse también entre parejas del mismo sexo. Así que ahora nos encontramos con un creciente número de personas afectadas por la violencia doméstica que no cuentan con la debida protección legal para hacer frente a las circunstancias. Se trata de uno de esos raros casos, me parece, en los que un gran medio de comunicación nacional está demostrando que es posible contribuir constructivamente al debate político, en lugar de limitarse a hacere campañas propagandísticas a favor de uno u otro interés partidista. {enlace a esta historia} [Wed Dec 10 10:59:45 CET 2008]Parece mentira las estupideces que puede leer uno sobre los EEUU en los medios de comunicación europeos, sobre todo provenientes de personas que se identifican con el progresismo más o menos antiamericano. Digo esto porque hoy, mientras leía una entrevista con el escritor portugués José Saramago, me encuentro con la siguiente y peregrina afirmación: ¿Que la policía estadounidense te copia el disco duro en los aeropuertos? ¿Pero en qué mundo vive este hombre, por favor? No sólo he viajado varias veces en los últimos años a EEUU por motivos de trabajo y familiares, sino que además siempre he llevado conmigo un portátil del que jamás me han copiado nada de nada. Lo mismo sucede con mi esposa. Por cierto, que tengo hasta amigos que han viajado al país y llevaban serpientes escondidas en los bolsillos de la chaqueta —sí, completamente surrealista, pero verídico. Y eso sucedió hace tan sólo un año, para que nadie piense que se trataba de tiempos mejores en los que las autoridades se inmiscuían menos en la vida personal de los ciudadanos. En fin que, cuando se trata de los EEUU, todo parece indicar que la divisa de ciertos izquierdistas es siempre la misma: difama, que algo queda. Las administraciones que se han sucedido en Washington han cometido, sin duda, muchísimos errores con el paso de los años, pero tampoco es necesario llevarlo a unos niveles tan elementalmente infantiloides. {enlace a esta historia} [Sun Dec 7 14:25:41 CET 2008]Hace ya varios días que se viene hablando en las tertulias sobre las polémicas declaraciones de Pedro Castro, alcalde de Getafe y presidente de la FEMPA, en las que calificaba a los votantes del PP de ser unos "tontos de los cojones". Cierto, Castro se ha disculpado públicamente en numerosas ocasiones. Cierto también, al parecer hizo las declaraciones en una discusión más o menos informal y como alcalde de Getafe, no como presidente de la FEMPA. En todo caso, no me sorprende nada que el PP esté exigiendo su dimisión como presidente de la FEMPA, organismo que, después de todo, representa a todos los Ayuntamientos españoles, sean del color político que sean. No puede aceptarse la excusa de que Castro hablaba como alcalde de Getafe, ni tampoco a título personal. Un cargo público ha de ser bien consciente de que sus palabras nunca reflejan únicamente sus opiniones personales, sino que siempre serán interpretadas en clave política y relacionadas directamente con el cargo que representa. Es lógico. Además, ¿desde cuándo nos parece que el hecho de que un alcalde insulte a los votantes de cualquier partido de la oposición (y, con más razón aún, al principal partido) es perfectamente aceptable? ¿Tan bajo hemos caído en los últimos años? No me cabe duda alguna de que, si las susodichas palabras hubieran salido de la boca de un cargo público de la derecha, la mayoría de los socialistas estarían clamando al cielo. Seamos objetivos. La metedura de pata ha sido garrafal. {enlace a esta historia} [Tue Dec 2 11:20:50 CET 2008]De todos es sabido que, como afirma el antiguo dicho, cada uno cuenta la fiesta según le va. Pues bien, algo parecido puede decirse de los medios de comunicación. Por ejemplo, Expansión publica hoy una noticia titulada La contumacia de Chávez por el poder en la que se critica al presidente venezolano por lo que parece ser un nuevo intento de convocar un referéndum sobre la ampliación del mandato presidencial como el que ya fue derrotado en las urnas hace poco más de un año. En las propias palabras del diario económico: Y así sigue el resto del artículo, en firme defensa de la soberanía popular y los principios democráticos más fundamentales. Quien lee estas páginas que aquí escribo sabe que no me gusta para nada el estilo de Chávez, a quien considero un demagogo de la peor calaña, pero ello no quita para que uno no tenga más remedio que observar la doble vara de medir que usan algunos en estos asuntos. A ver si ahora resulta que la voluntad del pueblo venezolano expresada en referéndum es inapelable pero la del pueblo francés, holandés o irlandés es de otro cariz bien distinto. Vamos, que esto de que la misma cuestión se someta repetidamente a los ciudadanos hasta que acierten con la respuesta que el poder desea oír parece que está rematadamente mal si lo aplica Chávez, pero es de lo más razonable cuando se emplea aquí en la Unión Europea para resolver nuestros asuntillos. O sea, lo de siempre: que se nos llena la boca de democracia y soberanía popular, pero únicamente cuando las cosas salen como nos gustan a nosotros. Después habrá quien se sorprenda del cinismo que la mayoría de los ciudadanos parecen expresar con respecto a los medios de comunicación de masas y las instituciones políticas... {enlace a esta historia} [Mon Dec 1 13:53:38 CET 2008]La viñeta de El Roto sobre los transgénicos publicada hoy por El País, como sucede a menudo con este artista, da que pensar: {enlace a esta historia} |