[Fri Jul 30 08:10:43 CDT 2004]

Ángel Acebes, ministro del Interior con el anterior Gobierno del PP, ha afirmado ante la comisión del 11-M que la pista islamista no se siguió hasta la tarde del 13-M, tratando así de salvar de responsabilidades a su Gobierno. A mí, en cambio, lo que me preocupa es que no se siguiera la pista, así a secas. Cuesta trabajo entender que el señor Acebes trate de defender la gestión de su Gobierno con argumentos como éste, pues después de todo está reconociendo públicamente que las fuerzas de seguridad bajo su mando parecían más empeñadas en colocarle el sambenito de cualquier atentado al nacionalismo vasco que en investigar quién era auténticamente responsable de los actos terroristas. No puedo saber cómo se sienten los simpatizantes del PP al respecto, pero ya digo que a mí me preocupa bastante este reconocimiento de falta de objetividad profesional, algo que es más necesario aún si cabe en unos investigadores encargados de averigüar quién lanzó unos ataques como los del 11-M. Apenas unas tres horas después de los atentados, mi jefe aquí en los EEUU me preguntó acerca de los hechos y hizo algún comentario sobre ETA. Yo recuerdo nítidamente cómo le estuve explicando que los sucesos no tenían la firma de ETA. Después, un par de horas más tarde, conversé con un compañero venezolano cuya familia vive en Madrid, y él me dijo que sus familiares también pensaban lo mismo. A ver si resulta que el ciudadano de la calle es mucho más sensato y ya andaba sobre la pista correcta el mismísimo 11-M mientras que los expertos atacaban molinos de viento. Como digo, a mí me preocupa. Al señor Acebes le puede parecer una clara prueba de su inocencia, pero a mí me preocupa. {enlace a esta historia}

[Tue Jul 27 12:31:52 CDT 2004]

Me ha sorprendido gratamente el anuncio de que Marruecos y España enviarán un contingente conjunto a Haití. El empeoramiento de las relaciones diplomáticas con Marruecos me pareció uno de los errores fundamentales de la política exterior del PP, sobre todo teniendo en cuenta la importancia de un buen entendimiento con los vecinos del Magreb en unas circunstancias como las actuales. Así pues, bienvenida sea la decisión del nuevo Gobierno, y esperemos que se extienda a una colaboración mucho más estrecha en otros aspectos de suma importancia. {enlace a esta historia}

[Tue Jul 27 10:37:21 CDT 2004]

Leo en El Mundo que una escuela de Siria ofrece un curso de arameo para principiantes, la lengua que se hablaba en la época de Cristo y que ha cobrado una especial atención tras el éxito mundial de la película de Mel Gibson. La verdad es que no tenía ni idea de que unas dieciseis mil personas todavía hablan arameo en nuestros días. Yo pensaba que se trataba de una lengua muerta. Debe tratarse, sin lugar a dudas, de una de las lenguas vivas más antiguas, pues ya se hablaba en Oriente Medio hace unos tres mil años y su alfabeto se deriva directamente del fenicio. Todavía nos quedan algunas joyas culturales aquí y allá, pese a la casi forzada homogeneización impuesta por los medios de comunicación globales estos días. Veremos cuánto dura. {enlace a esta historia}

[Mon Jul 26 10:56:00 CDT 2004]

Nunca me he sentido especialmente atraído por el nacionalismo de ningún tipo, pero cuando se mezcla con un orgullo lingüístico cerril ya me parece de lo más ridículo que uno pueda imaginarse, al menos hasta que llega el momento en que, debido a unas circunstancias muy particulares, pueda convertirse simplemente en peligroso y criminal, como ha sucedido tantas veces a lo largo del siglo XX. Digo esto a raíz de una reseña que acabo de leer sobre El español hablado en Andalucía, de Antonio Narbona, Rafael Cano y Ramón Morillo, donde se menciona de pasada la Hunta d'ehkritoreh en andalú, organizada por Huan Porrah Blanko y patrocinada por el Ayuntamiento de Miha (es decir, Mijas). La cosa es bastante cachonda y no tiene uno más remedio que reírse de lo ridículo de la situación si no fuera porque, como vengo diciendo, este tipo de actitud esencialista ha justificado tantos crímenes en el pasado. {enlace a esta historia}

[Sat Jul 17 19:06:32 CDT 2004]

El Mundo publica hoy que en España duermen en las calles entre 30.000 y 40.000 personas. Se trata de toda una llamada de atención para aquellos que piensan que éste es un problema típico de la sociedad estadounidense, y que en las progresistas calles europeas no hay más vagabundo que el que lo desea. La falta de ayuda pública en nuestro país es, sin embargo, vergonzosa, y también allá, como a este otro lado del Atlántico, son muchos los que piensan que los individuos sin hogar simplemente se encuentran en esa situación porque no quieren trabajar. Sin embargo, como señala en el artículo uno de los voluntarios, tan sólo el 5% de los sin hogar responde a este estereotipo. Lo cierto es que todos podemos vernos afectados por profundas crisis personales, pero mientras que la media de la población vive entre cuatro y cinco sucesos traumáticos aislados a lo largo de su vida, estos individuos sufren entre trece y catorce hechos encadenados, y para colmo suelen ser personas que ni siquiera cuentan con la ayuda de la familia para hacer frente a estas circunstancias extremas. Contra lo que suele pensarse, y de forma parecida a otros fenómenos como la prostitución, muy pocos eligen la vida en la calle por propia voluntad. No se trata sino de un mito que nos contamos unos a otros para hacer la vida más llevadera y poder mirar a otro lado mientras los indigentes duermen en las aceras. {enlace a esta historia}

[Sat Jul 17 11:38:36 CDT 2004]

Los señores del PP todavía no parecen haber asumido que perdieron las recientes elecciones generales. Resulta que después de tanto escarnio contra el felipismo y su supuesto afán de poder y amor a la poltrona, ahora son los dirigentes populares quienes se muestran incapaces de asumir que los ciudadanos voten mayoritariamente a otra fuerza política para tomar las riendas del Gobierno. Así, ahora tenemos a Mayor Oreja enorgulleciéndose de una iniciativa de su partido en el Parlamento Europeo para regular el aplazamiento de las elecciones ante hechos como un gran atentado terrorista. No vamos a entrar aquí en el simplismo infantiloide de la teoría popular que establece una relación directa de causa-efecto entre los atentados del 11-M y la victoria socialista en las urnas el 14-M, al menos en el sentido que ellos lo hacen. ¿Se han detenido a pensar siquiera en la posibilidad de que la victoria de la oposición en aquellas elecciones pueda deberse a la mayor participación electoral como respuesta legítima a los atentados? A nadie debería sorprender que unos mayores niveles de participación en las elecciones incremente las posibilidades de la oposición de ganar en el recuento final, pues se trata precisamente de una de las pocas constantes de la vida política española. En cualquier caso, está bien claro que los líderes del PP no tienen interés alguno en plantearse estas cuestiones, sino simplemente en continuar echando leña al fuego y mostrar cómo, a pesar de todos los pesares, fueron los triunfadores legítimos en las elecciones del 14-M y tan sólo una ciudadanía engañada y desagradecida puede haber votado mayoritariamente al PSOE. Es decir, precisamente el comportamiento que tanto criticaban en los socialistas hace unos cuantos años.

En todo caso, prestemos atención a la propuesta de la que hablar Mayor Oreja. Se trata de la "sanísima y necesaria iniciativa" (éstas son sus palabras) de regular el aplazamiento de elecciones cuando se produzcan grandes atentados terroristas. No se trata ya de que Mayor Oreja ni siquiera venga a definir qué entiende como un "gran atentado" y cómo podemos medirlo, sino que como afirma el Secretario de Organización y Coordinación del PSOE, José Blanco, "es tanto como decirle a los terroristas que tienen la capacidad de cerrar y abrir las urnas". Y es que no acierto a ver la lógica en la propuesta del PP, salvo lo que mencionaba más arriba de sentirse de alguna forma "traicionados" por el comportamiento de los ciudadanos tras los sucesos del 11-M, pues lo que Mayor Oreja nos está diciendo es que a partir de ahora los terroristas tendrán la posibilidad de paralizar el mismísimo proceso democrático cometiendo algún crimen masivo, y de alguna forma todos debemos asumir que éso contribuirá a fortalecer la democracia. La verdad es que este mundo está loco, loco, loco. {enlace a esta historia}

[Sat Jul 17 10:45:57 CDT 2004]

El Cultural publica la reseña de dos libros sobre la historia económica contemporánea de España que me parece interesante. Destaca el autor cómo la llamada historia económica cuantitativa parece haberse impuesto últimamente, lo cual tiene sus puntos a favor y en contra. Por un lado, qué duda cabe que todos nos aprovechamos de un análisis más objetivo de la realidad económica, lo cual siempre es beneficioso sobre todo cuando se trata de hablar de la economía del pasado. No hace mucho nos habían acostumbrado a una historiografía económica altamente subjetiva, basada en las interpretaciones de unos autores que casi siempre estaban directamente influidos por un marco conceptual a priori que a menudo les llevaba a esforzarse en buscar aquellos datos de la realidad que vinieran a confirmar sus hipótesis de partida, abandonando todo aquello que pudiera introducir cualquier sombra de duda. Me refiero a aquellas aproximaciones marxistas o cuasi-marxistas a la historia económica que muchos de nosotros conocimos durante nuestra etapa en la Universidad hace tan sólo unos años. Se trataba de obras que partían de una serie de concepciones apriorísticas sobre la función que la economía desempeña en nuestras sociedades (y, sobre todo, de la centralidad de la lucha de clases como motor de la Historia) para, a partir de ahí, narrar el paso de una fase a otra, siempre usando hechos y estadísticas cuidadosamente seleccionados para probar las teorías ya aceptadas de antemano. Se trataba, en fin, de una historiografía económica entendida como narrativa, y no como estudio de los hechos para, a partir de ahí, proceder a darle sentido a la sucesión de datos brutos. Por otro lado, y como astutamente señala Pedro Tedde de Lorca en el artículo publicado por El Cultural hablando de la nueva aproximación cuantitativa,

Esta orientación ha permitido una considerable mejoría de nuestro conocimiento acerca de la economía de otras épocas; realmente, podría hablarse de un salto tecnológico en la ciencia histórica de nuestra época. Pero este avance supone un coste elevado de acceso al público: los nuevos textos de historia económica resultan crípticos o áridos para muchos lectores no especializados.
Ni que decir tiene que, en una sociedad tan embebida en el entretenimiento y el espectáculo como la nuestra, el precio a pagar es que tan sólo una pequeña minoría de individuos bien especializados o bien dispuestos a hacer el esfuerzo que se requiere para alcanzar cualquier conocimiento pueda beneficiarse de estos avances.

Pero, ¿qué podemos decir de la historia económica contemporánea en España? ¿Qué podemos aprender de estos estudios cuantitativos? Como se aclara en el artículo,

La débil recuperación de la economía española, entre 1944 y 1952, contrasta con la experiencia, mucho más dinámica, del resto de Europa occidental, tras la guerra mundial. Sin embargo, después de 1951 la economía española quebró la tendencia de moderado progreso de épocas anteriores, para dar paso a una fase excepcional de crecimiento acelerado que culminaría en 1974. El producto por persona de España se aproximó al de la Europa más avanzada, hasta representar, en 1975, el 71,1% de dicha magnitud para estos países, cuando en 1960 no llegaba al 53%. La conclusión pierde algo de brillo si se tiene en cuenta que el nivel relativo de 1975 era algo inferior al de 1913. Y si se compara el producto por habitante de España con el de EEUU, el nivel de 1898 está muy próximo al actual. (...) Finalmente, parece que se cumplió la vieja esperanza de los ilustrados. Pero —concluyen Carreras y Tafunell, al igual que Prados de la Escosura—, parece que hay una última barrera, cuya naturaleza es preciso desentrañar si pretendemos superarla, que impide a los españoles una mayor convergencia con el nivel de bienestar y progreso de la Europa más rica. Y esto sucede cuando, en esta misma Europa, se empieza a percibir la distancia que media, en términos de dinamismo económico, entre Europa y los Estados Unidos.
En otras palabras, que la economía española se estancó en el período que va desde el crack del 29 hasta 1951-52, para conocer a partir de entonces un período de crecimiento económico sin precedentes que sin lugar a dudas muchos agradecen al franquismo y explica por qué aquél régimen contó con tan amplio apoyo popular, por mucho que pese a tantos historiadores empeñados en prestar atención únicamente a las labores de represión. Merece la pena quizás resaltar también cómo tamaño crecimiento económico se dio también en el contexto de una política paternalista e intervencionista, como también sucediera en muchos otros países durante el período de postguerra. Digo esto no tanto porque me pareza que hoy en día necesitemos una política económica de esa naturaleza, sino porque me da rabia oír tantas recetas simplistas en las que se afirma sin duda alguna cómo el intervencionismo estatal jamás creó riqueza, lo cual es evidentemente falso y me parece tan ideológico como el marxismo ramplón al que me refería unas líneas más arriba. Pero la pregunta queda ahí, esperando a que alguien venga a responder: ¿qué está frenando el desarrollo económico español a estas alturas? ¿Qué nos impide finalmente alcanzar el nivel de bienestar de nuestros vecinos europeos? Por supuesto, es ésta una pregunta que los historiadores económicos pueden plantear pero no responder, al menos de buena fe. Eso debe dejarse a quienes se ocupan de estudiar y definir la política económica. Pero, sea como fuere, hasta que no encontremos una respuesta a estas cuestiones, España continuará siendo la cenicienta de Europa. {enlace a esta historia}

[Sat Jul 10 12:08:00 CDT 2004]

Si hace unos días reflexionaba acerca de unas palabras de Alain de Botton, hoy me encuentro con una reseña extremadamente crítica con el autor suizo que merece la pena anotar aquí, aunque sólo sea en aras de la objetividad. Sea como fuere, la calidad de Status Anxiety o la obra general de de Botton me interesa bien poco. Lo que sí me pareció sugerente fue su reflexión acerca del concepto de meritocracia y las consecuencias que puede estar teniendo en nuestro comportamiento hacia los más necesitados. No se trata de escribir aquí la crítica de ninguno de sus libros, ni tampoco de ponderar los beneficios (o, por el contrario, las nefastas consecuencias) de la llamada literatura de auto-ayuda, que por lo general me interesa bien poco. {enlace a esta historia}

[Wed Jul 7 18:55:05 CDT 2004]

Hace unos minutos, durante el camino de regreso a casa, tuve ocasión de oír unas inteligentes reflexiones del filósofo Alain de Botton, autor de Status Anxiety, sobre el concepto de meritocracia y sus consecuencias en las sociedad contemporánea. Se trata, sin lugar a dudas, de un término del que todos los defensores de la cultura occidental se manifiestan indudablemente orgullosos. Después de todo, ¿qué puede considerarse mejor ejemplo de nuestra filosofía social, nuestro progresismo, nuestro amor por la igualdad sino el concepto de meritocracia? Tras miles de años en los que los individuos tenían la fortuna de nacer o no en una clase social acomodada que determinaría su estatus social durante los años de madurez, tras una era caracterizada por la importancia fundamental de los lazos de sangre, la Revolución americana, hija directa de la Ilustración, instauró una nueva era de igualdad entre los seres humanos en la que la posición social no estaría ya determinada en el momento del nacimiento sino que todos y cada uno de los individuos obtendrían de acuerdo a sus méritos, su conocimiento y su trabajo. Se trata, sin lugar a dudas, o al menos eso queremos creer, de un avance imparable de las fuerzas del progreso. Éstas son, precisamente, las bases de nuestra civilización occidental contemporánea, algo que aceptamos y asumimos como verdad de perogrullo.

Pues bien, he aquí que Alain de Botton llega a despertarnos del maravilloso sueño en que nos hemos encontrado sumidos durante el último par de siglos. En su opinión no se trata ya de que nuestra tan cacareada meritocracia sea más un ideal que una relidad. Después de todo, y pese a todas sus limitaciones, no es menos cierto que nuestras sociedades son de hecho las que más se han acercado a ese ideal. El problema, pues, no es con el concepto como tal, sino más bien (y he ahí la originalidad del pensador) con sus consecuencias o efectos colaterales. En este sentido, Alain de Botton nos recuerda cómo mientras que hace un par de siglos nos referíamos a los más pobres como desafortunados, hoy preferimos aplicarles el término, directa o indirectamente, de perdedores. En otras palabras, la asunción del concepto de meritocracia (o, mejor dicho, la aceptación casi universal de que nuestras sociedades están claramente basadas en dicho principio) ha tenido como consecuencia esencial el rechazo y la marginación de todos aquellos que se encuentran abajo del todo de la escala social, a quienes ahora pasamos a considerar auténticos parias, escoria de la humanidad, individuos que se merecen su suerte, ganada a pulso por la falta de cualidades, la pereza, y la inmoralidad. Es decir, que quizás, después de todo, y a pesar de nuestros desesperados intentos por considerarnos superiores a las sociedades aristocráticas del pasado, hayamos caído en el mismo error: el rechazo de los más necesitados, dejados de la mano de Dios en su momento de más fragilidad. Esto es aún más cierto en las dos últimas décadas, entregadas al culto sin límites del mercado y la ostentación de nuestras riquezas materiales. {enlace a esta historia}

[Wed Jul 7 12:50:58 CDT 2004]

La editorial Destino acaba de sacar a la luz un volumen que reúne los relatos de dieciséis autores marroquíes . A pesar de la cercanía geográfica de Marruecos (por no hablar de la entrada de tantos inmigrantes venidos de aquél país durante los años más recientes), lo cierto es que el español medio lo desconoce casi todo respecto al país vecino y el Magreb en general. De entrada, son pocos quienes se han atrevido a cruzar el estrecho en aquella dirección (casi pudiera decirse que se trata de la dirección contraria teniendo en cuenta lo sucedido durante los noventa), aunque sólo lleve un par de horas en barco desde Algeciras. Una vez pasada la moda de bajarse al moro para aprovisionarse de drogas blandas, los españoles hemos mostrado un interés casi nulo por viajar a Marruecos, y eso que en principio debería ofrecer un atractivo y asequible lugar de veraneo. Casi se diría que la europeización de España ha conllevado también un considerable incremento del turismo más o menos comfortable, anodino, reacio a las sorpresas y los choques culturales. De hecho, la mayor parte de los jóvenes de mi generación, si han salido al extranjero, ha sido fundamentalmente a otro país europeo o los EEUU. Con la entrada en la Unión Europea, le hemos dado la espalda tanto a Latinoamérica como al mundo árabe, ambos elementos esenciales de nuestra identidad. Supongo que tarde o temprano nos arrepentiremos, aunque para entonces ya bien poco pueda hacerse al respecto.

Para colmo, y por si todo esto fuera poco, también es evidente que el español medio hace gala de un sentimiento xenófobo y estereotipado hacia los marroquíes, identificados automáticamente con el moro intratable, sucio, indisciplinado y traidor. Como explica Lorenzo Silva, uno de los editores de este volumen, Marruecos representa el Islam más tolerante, humanista y saludable, el que deberíamos fomentar si realmente queremos construir puentes entre ambas culturas, la occidental y la islámica. De hecho, el fortalecimiento de las relaciones con Marruecos y Turquía debería ser parte central de la política mediterránea no ya de cualquier gobierno español, sino también de la propia Unión Europea. Pero no todo puede quedarse al nivel de los gobiernos, las relaciones diplomáticas y las partidas de ayuda internacional. Lo cierto es que sin el fomento de las relaciones interculturales y personales entre los pueblos, de bien poco valen las bienintencionadas políticas de tal o cual gobierno de turno. Sí, debemos re-enfocar nuestra política exterior, pero también debemos asegurarnos de que los ciudadanos de a pie se suman al esfuerzo de conocer al vecino e intercambiar ideas y vivencias con ellos. No debería ser tan difícil, teniendo en cuenta la implantación de nuestra lengua en ciertas regiones marroquíes aún después de tantos años de descuido. Mucho debemos trabajar para desandar lo andado en lo que hace a la asunción de los estereotipos. Como afirma Ahmed Ararou dirigiéndose al Rick de la película Casablanca:

En suma, solidario Rick, por qué sólo fuimos, incluso en nuestro Casablanca, alborotados zocos, indescodificables algarabías, vergonzosa exhibición de mansurrones rebaños, laberínticos bazares de tapices y alfombras, indecente exposición de siluetas enturbantadas, desahuciados adictos al regateo folclórico y prosélitos incondicionales del disfraz.
Seamos honestos, hasta la literatura que más presente tuvo a Marruecos (la de los beatniks de finales de los cincuenta y principios de los sesenta; la de Paul Bowles, Allan Ginsberg, Jean Genet y Truman Capote), no hizo sino vender tópicos sobre el moro exótico, clichés del tres al cuarto sobre una cultura auténtica. A los marroquíes, como de costumbre, no se les dejó hablar. Pues bien, con un poco (¿un mucho?) de suerte, la editorial Destino puede ayudar a paliar la situación. {enlace a esta historia}

[Wed Jul 7 12:08:30 CDT 2004]

Al igual que no me paro en mientes en reconocer cuándo algún representante de la Iglesia dice algo que considero correcto, tampoco tengo problemas en señalar cuándo creo que se merecen un buen pescozón. El diario británico The Guardian publica hoy la reacción del Cardenal Antonio María Rouco ante los planes del nuevo Gobierno socialista de frenar la legislación que convertía la educación religiosa en materia obligatoria en nuestras escuelas:

Spain's leading archbishop, Cardinal Antonio María Rouco, yesterday denounce the new socialist government, saying its policies were taking the country back to medieval times, when Muslim invaders swept across the Straits of Gibraltar.

His comments came after the government's decision to cancel the reintroduction of compulsory religious classes and to find ways of financing other faiths, including Islam, with public money.

Bien está que el señor cardenal manifieste su opinión al respecto, sobre todo ya que es un tema que evidentemente les afecta. Sin embargo, acusar al Gobierno de retrotaernos a la época medieval ya se pasa de castaño oscuro. Cuesta trabajo pensar en mayor muestra de hipocresía e inconsistencia, sobre todo viniendo de alguien que defiende la enseñanza obligatoria de su religión (y únicamente su religión), impartida por profesores que pertenencen a su propia Iglesia y son elegidos a dedo por la jerarquía eclesiástica sin que nadie más tenga ni voz ni voto en el asunto. Los planes del nuevo Gobierno para que la clase de religión sea voluntaria me parecen de lo más normal y tolerante en una sociedad democrática avanzada, al igual que el inicio de las conversaciones con los representantes de otras religiones para discutir la posible financiación pública de sus instituciones mediante el IRPF, tal y como sucede ahora en el caso de la Iglesia católica. Ya va siendo hora de que dejemos atrás la herencia más negra del franquismo. {enlace a esta historia}

[Wed Jul 7 11:40:49 CDT 2004]

La Universidad de Bolonia está preparando una edición electrónica de la obra de García Lorca que suena bastante interesante. Al utilizar la tecnología del hipertexto, será posible por primera vez incluir imágenes y sonidos a la obra pero, quizás mucho más importante, permitirá al lector el estudio de las concordancias de términos, símiles, imágenes y metáforas. Bien pensado, el uso de la tecnología hipertexto para el estudio de obras poéticas es de lo más natural. La novela no se presta tanto a este tipo de estudio debido a su mayor extensión, lo que hace más difícil la lectura en la pantalla. Sin embargo, la poesía suele ser más breve, lo que facilita su lectura en la pantalla del ordenador. La Universidad tiene la intención de publicar la obra final en formato CD-ROM y en la Internet. {enlace a esta historia}

[Mon Jul 5 19:17:51 CDT 2004]

Hoy se cumple el quincuagésimo aniversario del nacimiento del rock and roll. La fecha señala el día en que Elvis Presley grabara That's all right, mama en 1954, dando así nacimiento al movimiento musical que marcaría el resto del siglo XX. Como se nos cuenta en el especial de El Cultural sobre este aniversario,

El rock es una música bastarda, engendrada en una plantación de algodón, gestada en una destilería clandestina y parida en un burdel. Elvis adoraba el blues, la música del diablo, y no dudó en recoger las esencias de esos sonidos oscuros (cantos de trabajo, blues, gospel...), rebajar su negritud con algo de country y vendérselas al mundo envueltas en un par de golpes de cadera.
Mal que pese, lo cierto es que el rock jamás abandonaría al menos su actitud estéticamente rebelde, y aún hoy continúa poniendo la carne de gallina en más de un honrado padre de familia. Las cosas como son. La década de los setenta y, sobre todo, la de los ochenta, trivializó la carga catártica del movimiento rock y lo convirtió en un mero producto de consumo que añadir a las ya repletas estanterías de nuestras tiendas. De ahí la importancia que se le prestó a la industria discográfica en detrimento de las actuaciones en directo, poniendo éstas últimas al servicio de la campaña de promoción organizada cada vez que se sacaba a la calle un nuevo disco. Los excesos de los sesenta y la experimentación constante han dado lugar a la repetición de lugares comunes, el predominio de la imagen y el esperpento de unas estrellas todavía activas a los cincuenta que todo el mundo suponía iban a morir jóvenes tras una vida rápida. Extraña bien poco que los Rolling, Pink Floyd y Bob Dylan aún anden con su rollo a los cuatro vientos, cuando la verdad es que desde entonces bien poco hemos avanzado en esto de la música rock. Hay que reconocerle, eso sí, el hecho de haber convertido la música en el centro de un potente movimiento social (el de los jóvenes) que vino a cambiar el mundo hace ya más de treinta años, acertando así a conectar la forma artística con la realidad de la calle, algo que no es fácil decir de otros movimientos estéticos.

¿Y España? Como escribe Javier Pérez de Albéniz acerca del famoso concierto de los Beatles en la plaza de toros de Las Ventas allá por 1965,

No era aquella una España muy roquera, y la prensa del Movimiento publicó que "el fracaso del concierto" se debía a que "la juventud española es más cuerda y más sana que la de otros países que se dicen avanzados". (...) Hablar del rock ibérico de los sesenta tal vez sea excesivo: los grises perseguían las greñas, las guitarras distorsionadas y movimientos lascivos. Es más realista hablar de una España ye-ye que lucía un prudente flequillo y se movía cadenciosamente al ritmo del siempre sensato Dúo Dinámico. La segunda avanzadilla rockera llegó a España una década más tarde de la mano de un grupo madrileño que aún no ha sido superado: Burning. Esta banda asfal;tó el camino por el que poco después circularían Leño, Tequila... y los innovadores músicos del rock andaluz. Estos últimos, con Triana y Veneno al frente, tal vez fueron los únicos que ofrecieron al mundo un rock ibérico realmente original.
Y es que en España hemos tenido algunos grupos bastante decentes, pero originalidad, lo que se dice originalidad... pues eso, Triana y poco más. Una vez más Spain is different, y en este caso incluso hasta nuestros días. La única veta de originalidad que tuvimos en el mundo del rock se esfumó a principios de los ochenta, y todavía no sabemos muy bien por qué. {enlace a esta historia}

[Sat Jul 3 11:57:05 CDT 2004]

Germán Gullón reflexiona sobre Los mercaderes en el templo de la literatura, y parece evitar las acusaciones fáciles contra los intereses comerciales y el mundo editorial. Mejor dicho, no evita los ataques contra el mercadeo ramplón de las grandes editoriales, pero centra sus críticas en los propoios escritores que suelen apuntar a todo el mundo con dedo acusador olvidando su parte de culpa en la progresiva comercialización de la literatura. Así, Gullón nos hace ver cómo el elitismo del Modernismo y las vanguardias terminaron por debilitar los lazos entre el mundo literario y la realidad de la calle, lo que acabó por separar el mundo de la literatura seria del de la literatura que realmente se vende. Desde entonces, las dos tendencias no han hecho sino acrecentar la distancia que las separa, la una enrocándose en el delicioso comfort y falsa rebeldía del mundo académico, la otra entregándose en cuerpo y alma a las listas de ventas y la repetición de fórmulas de éxito. Mientras tanto, aquí estamos a la espera de que vuelva a aparecer un Benito Pérez-Galdós, un Charles Dickens o un Mark Twain, capaz de conectar con el gran público sin recurrir a la literatura fácil y descerebrada preponderante en nuestros días. {enlace a esta historia}

[Sat Jul 3 11:44:50 CDT 2004]

La editorial Temas de Hoy acaba de publicar un libro sobre El nuevo terrorismo islamista que parece merecer la pena. Llama la atención, sobre todo, el marco histórico que nos proporciona el especialista David Rapoport al señalar las cuatro oleadas de terrorismo que se han sucedido desde finales del siglo XIX: la de los revolucionarios rusos enfrentados al zarismo con su estrategia anarquista de la propaganda por el hecho; la oleada de terrorismo anticolonialista que se produjo tras la Segunda Guerra Mundial, hasta el momento el único caso de aplicación de las tácticas terroristas que acabó conduciendo al éxito final; la nueva izquierda de los años sesenta, inspirada por la guerrilla del Vietcong y el activismo militante; y, finalmente, la oleada de inspiración religiosa, fundamentalmente islamista, que se inición con la revolución iraní de 1979. Digo que me parece interesante porque nos proporciona una perspectiva histórica de la que suelen carecer casi todos los análisis que sobre el tema vemos publicados en los medios de comunicación. Para muchos estadounidenses, el terrorismo no existía antes de los ataques de Oklahoma y las Torres Gemelas, pero si de verdad queremos hacer frente al fenómeno y plantearnos posibles soluciones, más vale que lo estudiemos con objetividad y conocimiento histórico. {enlace a esta historia}

[Sat Jul 3 10:58:49 CDT 2004]

Vuelve a saltar la polémica acerca de los fondos del Archivo de Salamanca. El 12 de julio se reúne el Patronato del Archivo General de la Guerra Civil de Salamanca para decidir diversas cuestiones que afectan a su futuro, entre las que se encuentran la ya antigua reivindicación de las Generalitat de Catalunya de que se devuelvan los documentos expoliados por las tropas franquistas tras su entrada en Barcelona en 1939. Como de costumbre, las cosas no están tan claras como uno y otro bando quieren hacernos ver. Por un lado, es cierto que las autoridades de la dictadura expoliaron los archivos de la derrotada Generalitat, pero tampoco es menos cierto que para 1939 los fondos barceloneses contenían no sólo documentos catalanes sino también los procedentes de otras provincias que habían sucumbido ante el avance las tropas franquistas. Así pues, no es nada fácil dibujar una clara línea demarcatoria a estas alturas de la película. La documentación acabó en Salamanca porque era en aquél entonces la sede del Ejército franquista y la capital temporal de la España sublevada, y no debido a ningún tipo de conspiración anti-catalanista, como algunos quieren hacernos creer. Como señala Ucelay-Da Cal,

Los papeles de Salamanca no son más que una pugna por la posesión simbólica del objeto físico, dado que su contenido, las palabras, está ya microfilmado en el caso de la documentación confiscada en Cataluña por las fuerzas franquistas y la misma reproducción (u otras técnicas) se pueden extender al resto, si existe la voluntad del poder público de pagar el esfuerzo. El debate, pues, no es historiográfico, sino político: ¿qué vale más, la esencia de la Generalitat de Catalunya republicana o la troncalidad estatal del Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo y sus objetivos en una Salamanca que fue capital del Caudillo? Los papeles son una reliquia, en su sentido más literal y religioso.
He ahí, precisamente, el problema. Lo que podría haber sido un debate puramente técnico se ha convertido en una disputa política donde ya ha vuelto a asomar el ponzoñoso hálito del nacionalismo más irracional. Este hábito de plantearse todas las cuestiones como un campo de batalla de las diferentes esencias nacionales, siempre poniendo en el asador el futuro de la propia integridad personal como algo intrínsecamente atado a la identidad regional o nacional es algo a los que nos tienen ya muy acostumbrados tanto los nacionalismos periféricos como el rancio casticismo español. Como señala su actual director, Miguel Ángel Jaramillo,
Primero el Gobierno tendrá que decidir qué es el archivo, si es una simple acumulación de papeles que al repartirlos no pasa nada, o un archivo fruto de la actividad de un organismo, y por tanto un testimonio histórico que guarda la memoria de los españoles, ¿qués es más importante? Una vez respondida esta cuestión todo es posible.
Desde un punto de vista más relajado, cabe pensar en la posibilidad de que se cree un Museo Nacional de la Guerra Civil que aglutine todos estos fondos o, como afirmaba Ucelay-Da Cal, simplemente en el uso de las nuevas tecnologías para facilitar el acceso desde cualquier lugar. Sin embargo, una vez politizado, el asunto se encuentra fuera de control, e imagino que debido a la creciente influencia tanto de CiU como de ERC en nuestra escena política lo más normal es esperar que se imponga el punto de vista de la Generalitat, se tenga o no razón, que parece ser secundario.

Sea como fuere, los archivos parecen contener una enorme cantidad de interesantísimos documentos. Como afirma Nuria Azancot,

Es el archivo de la represión sobre los que perdieron la guerra, gente muy de a pie, porque los grandes personajes ya habían salido al exilio o habían sido fusilados o depurados.
Así, nos encontramos con los más insidiosos ejemplos de la brutalidad franquista, persiguiendo a un tal Eugenio Rodríguez por el inconmensurable delito de haber regalado un pollo al Socorro Rojo, o la mala suerte de Américo Meana González, afiliado al PSOE, JSU y la UGT desde los 23 años, quien tuvo el infortunio de verse fichado al dorso de la tarjeta de Pablo Picasso. En fin, que los fondos nos muestran la arbitrariedad de la persecución política, algo que por supuesto no estuvo limitado al bando de los sublevados ni muchísimo menos. También las autoridades republicanas contaban con sus fichas de ciudadanos con simpatías derechistas, y su nivel de arbitrariedad era comparable al que observamos en los documentos del Archivo de Salamanca. Por cierto, que también merece la pena conocer la cara más oscura de nuestros escritores más reconocidos, como es el caso del poeta Antonio Machado, cuyo discurso titulado Vigésimo aniversario de la Unión Soviética se encuentra en los archivos, y que nos muestra un Machado combativo y ciegamente partidista: "Moscou [sic] es hoy el foco activo de la historia". Da cierta pena el comprobar que aún hoy, casi setenta años después del fin de la guerra y a pocos años de cumplirse el trigésimo aniversario de nuestra Constitución, todavía seamos incapaces de discutir estos temas con un mínimo de objetividad. Supongo que habrá que esperar una o dos generaciones más. {enlace a esta historia}

[Sat Jul 3 10:48:39 CDT 2004]

La editorial Renacimiento acaba de publicar una nueva edición de Las mil peores poesías de la lengua castellana , que Jorge Llopis escribiera allá por 1957 parodiando a casi todos nuestros clásicos. Entre otras joyas, incluye un interesante Campoamor ("¿Qué es la dicha, preguntas, ¡oh Florinda!,/ mientras tus labios muerden una guinda?") y un Béquer con conciencia política ("Te ha salido sobre el labio/un bigote espeso, tan audaz,/ que pienso a veces si serás mi esposa/o Emilio Castelar"). El libro parece prometer al menos unas cuantas horas de entretenida e hilarante lectura. {enlace a esta historia}