Cuaderno de Bitácora

[Wed Dec 31 11:54:55 CST 2003]

Al parecer no soy el único que cree percibir una clara ausencia de la más mínima capacidad crítica entre los lectores y espectadores hoy día. The New York Times ha publicado un artículo sobre el uso y abuso de las ovaciones durante las representaciones públicas, donde el autor se sorprende de la calurosa acogida que tiene cualquier obra teatral últimamente, independientemente de lo que opine la crítica y aun cuando en muchos casos desaparecen de la cartelera tras unos cuantos días debido a la falta de público. Casi pareciera, comenta el autor, que la audiencia quiere participar del espectáculo usando el único recurso que tiene: la ovación final. O quizá se trate tan sólo de una muestra de civismo y buenos modales, opina. A mí, por el contario, me parece que se trata más bien de un ejemplo más de la falta de espíritu crítico que nos invade. Casi se diría que un entretenimiento de lo más ramplón es lo único que esperamos de las diversas formas artísticas estos días. A lo mejor se trata, al fin y al cabo, del triunfo final del arte como consumo: dame entretenimiento, y ya es más que suficiente. De esta forma, hasta las obras más mediocres pasan por buenas, y bajamos el listón año tras año. Por supuesto, todo esto también tiene algo que ver con el hecho de que la calidad técnica de casi todas las obras ha mejorado bastante con respecto a los años sesenta o setenta, y casi cualquier artista hoy día posee al menos un dominio mínimo de las mismas. Pero, aún así, uno no puede evitar la sensación de que hay en el aire una cierta aprensión a decir nada acerca de una obra o un libro que se pueda interpretar como negativo. Hacer la prueba es bien fácil. Basta con preguntarle a familiares y amigos justo después de ver una película o leer un libro. {enlace a este artículo}

[Tue Dec 30 10:35:33 CST 2003]

No estoy seguro de qué pensar acerca de la propuesta de Manuel Chaves de reformar el Estatuto de Andalucía. Por un lado, las comparaciones con la situación vasca me parecen injustas, en el sentido de que Chaves está haciendo un claro esfuerzo por llevar a cabo la reforma de una manera integradora y consensuada. Sin embargo, por el otro lado, no estoy seguro de que su actitud contribuya a disminuir la tensión política generada a raíz del Plan Ibarretxte y la nueva coalición de gobierno en Cataluña. No obstante, si es capaz de encontrar la cuadratura del círculo, clarificando e incluso incrementando las competencias autonómicas desde dentro del marco constitucional, supongo que redundará en beneficio de todos. Pero mucho me temo que ni los nacionalistas catalanes ni vascos estarían jamás dispuestos a aceptar un compromiso que no tenga en cuenta su hecho diferencial. Se trata de algo que siempre me ha parecido tremendamente irresponsable: los nacionalismos catalán y vasco están más empeñados en situarse en primera fila que en la calidad y cantidad de competencias que les puedan corresponder. En otras palabras, siempre y cuando el resto de las regiones tengan menos competencias que ellos, se quedan tan contentos. Al igual que Izquierda Unida, tanto estos nacionalismos no parecen tener otra estrategia que la de la reivindicación permanente, y eso es precisamente lo que me preocupa. {enlace a este artículo}

[Tue Dec 30 09:47:39 CST 2003]

Jamás entendí muy bien el odio visceral de la derecha hacia el filósofo Fernando Savater. Varios de mis familiares trabajan para las Fuerzas de Seguridad del Estado (tanto Policía Nacional como Guardia Civil), y recuerdo el despecho que sentían hacia Savater, a quien habitualmente calificaban de etarra. Es posible, por supuesto, que todo sea debido a posiciones políticas del pasado que yo ignoro debido a mi edad. Sin embargo, me parece más probable que se deba a su clara oposición a la práctica de la tortura como método de lucha antiterrorista. No iba a ser la primera vez que alguien cae en el "o conmigo o contra mí" cuando se trata de estos asuntos, lo cual suele causar precisamente este tipo de simplificaciones. En cualquier caso, saco todo esto a colación porque acabo de leer una entrevista con Savater donde, una vez más, hace gala de bastante cordura al tratar el tema de los nacionalismos. Preguntado acerca de su mayor sorpresa y su mayor decepción al reflexionar sobre la transición española a la democracia, Savater responde:

La mayor sorpresa ha sido que hemos desmentido con hechos la idea de que no estábamos maduros para la democracia, de que éramos un país cainita condenado a una nueva guerra civil. Y la mayor decepción, lo relacionado con la idea de un país unitario, para todos. Existe un cierto pensamiento de izquierdas que prefiere España como amalgama de etnias y no como unidad de ciudadanos. Voy a publicar un libro de reflexiones sobre el tema vasco, titulado El gran fraude, en el que analizo la relación de los intelectuales de izquierdas con la unidad de España y su contribución al mito de que el nacionalismo es más progresista que la de visión unitaria del país.
He ahí, precisamente, uno de los grandes fenómenos que merecería la pena estudiar algún día: cómo la izquierda española (y la de otros países también), volvió sus espaldas a la tradición universalista que siempre la caracterizó, y abrazó sin contemplaciones una filosofía localista que tradicionalmente le había sido extraña. Al menos desde la Revolución Francesa, la izquierda había sido más bien centralista, al menos cuando se trataba de las grandes políticas, aunque quizás no tanto cuando se trataba de la gestión cotidiana. Es más, como consecuencia de la influencia ilustrada, el progresismo solía abanderar conceptos universales frente al apego al terruño, la sangre y la tradición que caracterizaba a las propuestas conservadoras. Hay quien cree ver los orígenes de esta transformación en la Revolución Rusa y la retórica leninista acerca de las nacionalidades, mientras que otros prefieren apuntar hacia los cambios introducidos durante los años sesenta con la expansión del pensamiento débil, el postmodernismo y la política reivindicativa y deslavazada de los nuevos movimientos sociales. Sea como fuere, estoy convencido de que la izquierda no levantará cabeza hasta que sea capaz de dejar de lado estos particularismos y centrarse una vez más en lo que forma parte de sus propios cimientos: el universalismo ilustrado. El desvarío postmodernista es algo de lo que debemos aprender y que sin duda tenemos que asimilar, pero no muestra el camino a seguir si aún nos interesan conceptos como la solidaridad, los derechos humanos o la justicia social. {enlace a este artículo}

[Sat Dec 20 20:13:43 CST 2003]

Hace unos días saltó a la primera página de los periódicos aquí en los EEUU que el fallecido senador Strom Thurmond tuvo una hija ilegítima en 1925 con una sirvienta de raza negra que trabajaba en su mansión familiar. Ni que decir tiene que lo que más llamó la atención acerca de este incidente no fue tanto el que un político tan conservador tuviera una hija ilegítima, sino el hecho de que lo tuviera con una sirvienta negra, pues Thurmond mantuvo posiciones claramente racistas y a favor de la segregación racial hasta bien entrados los años sesenta al menos. Así pues, el mismo político que afirmaba en público que los negros no deberían ser admitidos en los mismos aseos, piscinas y colegios que los blancos, no parecía tener problema alguno compartiendo su cama con ellos. Y, lo que es peor, tampoco tuvo problema alguno dejando embarazada a una niña de 16 años y abandonándola a su suerte poco después para evitar el escándalo. Todo esto lo cometió el mismo representante de los ciudadanos que se presentaba en público como adalid de la responsabilidad individual. En cualquier caso, lo saco a colación aquí no tanto porque me parezca necesario juzgar el comportamiento de Strom Thurmond, sino más bien porque me parece clara evidencia de la debilidad de la naturaleza humana, y caso ejemplar de cómo estos errores no son patrimonio de los seguidores de tal o cual ideología política, de tal o cual religión, sino por el contrario, algo común a todos los seres humanos. Merecería la pena, por consiguiente, que ante escándalos de este tipo dejáramos de lanzar piedras contra el individuo en cuestión y reflexionáramos más sobre la debilidad humana.   {enlace a este artículo}

[Sat Dec 20 17:00:53 CST 2003]

El New York Times acaba de publicar los resultados de una encuesta en la que se manifiesta el apoyo mayoritario a la idea de añadir una enmienda a la Constitución para prohibir el matrimonio homosexual. Asimismo, muestra que para la mayoría de los estadounidenses (un 53%) el matrimonio es una institución religiosa. Se trata de un tema bastante complicado en el que las simplificaciones, de uno y otro lado, abundan demasiado. Sin embargo, me parece interesante que tanta gente sea incapaz de entender el matrimonio como algo separado de la religión cuando se trata de un hecho histórico evidente que la institución matrimonial ha existido siempre, con independencia de la religión practicada en un momento u otro, e incluso en el seno de Estados que se autocalificaban como oficialmente ateos (se me vienen a la mente, por ejemplo, los casos de la Francia revolucionaria bajo los jacobinos, o la Albania de Enver Hoxha). Por supuesto que alguien puede entender el matrimonio como sacramento religioso, pero eso no quita para que no tenga el derecho a extender dicha concepción a toda la sociedad, máxime cuando se trata de una sociedad plural donde conviven seguidores de distintos cultos, ateos, agnósticos e indiferentes. Aún más preocupante me parece el hecho de que se proponga enmendar la Constitución para imponer una determinada concepción del matrimonio como normativa social, algo que debería ser dejado al legislador. Algo falla en una sociedad cuando se usa y abusa de la Carta Magna para imponer las opiniones propias en materia de política social, y no veo por qué este tema debe ser una excepción. De hecho, enmendar la Constitución de los EEUU para incluir una nueva disposición prohibiendo el matrimonio homosexual se me representa como una violación directa del espíritu de los Padres Fundadores, que pretendieron limitar el documento constitucional a aquellos preceptos fundamentales para que el sistema funcionara, dejando al legislador que se encargara de hacer política. Se me ocurre que, paradójicamente, aquellos conservadores que están detrás de esta campaña están haciendo un flaco favor precisamente a la mismísima tradición constitucionalista estadounidense. Y todo esto, como ya digo, respecto a un tema que está probando ser bastante divisivo y en el que las simplificaciones abundan en demasía. Me parece muy peligroso jugar con este fuego. {enlace a este artículo}

[Sat Dec 20 16:49:04 CST 2003]

Me acabo de encontrar una cita de Primo Levi que no puede por menos que llenar el corazón de congoja, especialmente viniendo de quien viene:

Es ingenuo, absurdo e históricamente falso creer que un sistema infernal convierte a sus víctimas en santos; por el contrario, las degrada.
Se trata de una de las desgracias de la condición humana, que aquéllos que han sufrido el abuso de sus congéneres no por ello necesariamente abdiquen de usar métodos similares para imponer sus propios sueños megalomaníacos.   {enlace a este artículo}

[Thu Dec 18 21:44:05 CST 2003]

Vuelvo a encontrarme un ejemplo de la sinrazón progresista, en este caso durante el transcurso de un encuentro digital con el cantautor Luis Eduardo Aute. Preguntado acerca de la guerra en Irak, no se le ocurre otra cosa que espetar:

El carácter genocida de Bush es bien conocido, se ha cansado de firmar penas de muerte ¿y qué pasa con la gente que murió en esa época? Los americanos han invadido un país bajo la excusa de las supuestas armas de destrucción masiva para quedarse con el petróleo. De hecho, ya se están repartiendo el petróleo y quieren castigar a los países que no han participado.

No, mire usted, ni George W. Bush es un genocida, por mucho que uno esté en desacuerdo con sus políticas, ni el firmar penas de muerte en el contexto de un sistema judicial que ofrece garantías penales y en el marco de un régimen democrático es equiparable a los crímenes cometidos por Sadam Husein, ni allí se está repartiendo el petróleo nadie, al menos que se sepa. Claro, que lo mismo el señor Aute conoce algo que el resto del mundo ignora. Y que conste que me encanta su música, pero por lo que se refiere a este asunto no hace sino repetir los lugares comunes de una izquierda empeñada en presentar a los americanos como a los eternos malos de la película.   {enlace a este artículo}

[Thu Dec 18 09:35:08 CST 2003]

Algo de lo que me he dado cuenta tras vivir en los EEUU cerca de ocho años es que los estadounidenses han construido todo un mito alrededor de los orígenes de su nación donde todo se pinta con color de rosa. Seamos honestos, no se trata de nada nuevo, pues prácticamente todas las naciones del mundo han caído en la tentación de hacer lo mismo en un punto u otro de su historia. En nuestro caso, se trata de los mitos de Numancia, los celtíberos y, algo más recientemente, la tan idealizada "convivencia de las tres culturas" bajo Al-Andalus. En el caso de los EEUU, el mito consiste en la reverencia cuasi religiosa a la figura de los Padres Fundadores, quienes casi dejan de ser meros seres humanos para convertirse en nuevos profetas enviados por Dios a la Tierra, la falacia de que se trata de una "sociedad sin clases", la exaltación de la idea del melting pot, la metáfora de "América" como la "ciudad en la colina" (the city on the hill) y la asunción, a menudo ignorante, de que tan sólo en los EEUU hay democracia. Como suele suceder en estos caso, el mito está parcialmente basado en la realidad, y algo de verdad sí que hay en sus historias. Los Padres Fundadores, por ejemplo, fueron de hecho personas excepcionales que tuvieron la grandeza moral e intelectual de sentarse a escribir una sólida Constitución democrática para un país recién nacido, en lugar de entregarse a luchas de poder para satisfacer sus ambiciones personales. Pero, no nos engañemos, también fueron seres humanos capaces de mirar hacia otro lado cuando alguien sacaba a colación el tema de la esclavitud, por no hablar de sus posiciones respecto a las culturas indígenas. En este sentido, The New York Times publicó recientemente una reseña de varios libros que destacan, precisamente, la cara semioculta de los Padres Fundadores como dueños de esclavos. El santuario secular estadounidense suele retratar a George Washington como padre espiritual de la nación y persona de arraigados principios ya desde su niñez, pero se suelen evitar representaciones del afamado general vendiendo a sus esclavos, separando familias u ordenando que azoten a algún revoltoso que intentó escaparse de la plantación. Y, sin embargo, ése también era George Washington, por más que uno se empeñe en olvidarlo y en recordar uacute;nicamente la magnanimidad que mostró hacia los esclavos al final de su vida. Y no entremos ni siquiera a tratar las contradicciones de Jefferson, quien ni siquiera tuvo la decencia de arrepentirse del tratamiento que dio a los esclavos negros poco antes de morir, como hiciera Washington. {enlace a este artículo}

[Wed Dec 17 11:09:27 CST 2003]

Continúan los despropósitos a cuentas del nuevo Gobierno de izquierdas en Cataluña. La verdad es que no sé de qué pie cojea el nuevo diario La Razón, aunque parece estar cercano al PP, pero el publicar titulares como "Maragall, rehén del independentista Carod, nuevo Presidente de Cataluña" con "aclaraciones" añadidas del tipo "pese a perder las elecciones frente a CiU, el líder socialista sucede a Pujol gracias al apoyo de republicanos y comunistas" o "esperpento parlamentario del tripartito de izquierdas: Maragall cedió parte de su discurso de investidura al líder de ERC, que se convertirá de facto en el auténtico jefe del Gobierno catalán, con sólo el 16 por ciento de los votos" no hace sino atizar el fuego irresponsablemente. ¿Es cierto que Maragall perdió las elecciones? Pues según como se mire, al igual que en el caso de Al Gore en los EEUU. En todo caso, no me gusta nada un estilo periodístico agresivo y ramplón como el que se deja entrever en las mencionadas citas.   {enlace a este artículo}

[Mon Dec 15 12:06:45 CST 2003]

Ediciones Irreverentes ha reeditado Carta abierta a una chica progre, que escribiera Francisco Umbral allá por 1973. Nunca leí el libro, pero parece describir a la perfección la anodina España de principios de los setenta con su pesado manto gris de vida provinciana y su falta de perspectivas para una juventud que soñaba con unas libertades que le eran negadas día tras día. Al mismo tiempo, y muchos años antes de la conversión de la izquierda al evangelio del libre mercado, Umbral ya parecía reconocer las limitaciones de un progresismo al fin y al cabo más superficial de lo que se quería reconocer, y más sediento de libertades cotidianas que de cambios radicales del sistema.

La chica progre de Madrid, de Barcelona, de Sevilla, de Valencia, la recién llegada de la provincia de tedio y plateresco, la muchacha que huye del futuro espantoso de marido funcionario, hijos en el colegio público de la pequeña capital y paseos dominicales por la calle Mayor, antes de tomar un somnífero para soportar la realidad, que no será espiritual por mucho que quieran los poetas.

A la chica progre amada por Umbral la amamantaron con prohibiciones y ahora vive en la pura trasgresión, sin saber que la trasgresión que ha elegido es la que impuso el Imperio por aquellos años sesenta de inocentes revueltas de estudiantes a quienes concedieron incinerar los sostenes, sexo, droga y rock & roll a cambio de no tocar ni el poder político ni el económico. La chica progre de Umbral llevaba en ella el pecado en aquel reino de luz, lirios, vidrieras y salmos.

Claro está que, Umbral siendo Umbral, tampoco puede evitar algún que otro comentario irreverente en la entrevista incluída con el libro, como cuando explica acerca de las mujeres:

He conocido muchas mujeres en mi vida. Las mujeres acuden al escritor... las mujeres son un poco niñas, ingenuas, infantiles... y se deslumbra con una cosa que brilla que a lo mejor resulta ser una sortija de hojalata. Las deslumbra el triunfador, en cualquier cosa. Yo lo comprobé; intenté ligar de muy joven con resultados nefastos... menos mal que estaban las putas franquistas, que eran muy decentes y muy limpias... Pero desde que comencé a escribir y a salir en los periódicos las mujeres han acudido a mí con bastante fluidez.
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[Mon Dec 15 08:46:52 CST 2003]

Ayer se anunció la captura de Sadam Husein, que tuvo lugar el sábado por la noche en Irak. Me sorprende, en primer lugar, que no tuviera la entereza de hacer frente a las tropas estadounidenses o incluso de cometer suicidio, especialmente teniendo en cuenta que se encontraron una pistola y un par de fusiles de asalto AK-47 en su posesión. Sorprende aún más sabiendo que sus hijos, Uday y Qusay, sí que se resistieron a la detención, y no hace sino dejar bien claro por qué la única salida posible para los dictadores sangrientos que se encuentran en estas circunstncias es el sucidio, como ya hiciera Adolf Hitler en 1945. El dejarse detener simplemente proporciona armas al enemigo, y facilita la desmitificación del tirano caído, condenándole a la infamia de verse interrogado y exhibido en las pantallas de televisión. Por el otro lado, la resistencia hasta el final siempre conlleva la posibilidad de que caiga herido y sea hecho prisionero. Supongo que esto no hace sino subrayar la perversidad moral de unos individuos cuyo propia mitomanía les obliga a considerar el suicidio como única alternativa honrosa. Si alguien duda de la existencia del bien y del mal, éste es precisamente un buen ejemplo de cómo ciertas opciones morales conducen a un callejón sin salida. Podemos discutir acerca de la existencia de Dios, o del origen divino o no de los preceptos morales, pero me parece evidente que la mera observación atenta de los hechos cotidianos viene a corroborar la fuerza de los conceptos éticos. En este caso, se cumple aquel viejo refrán español de que "el que a hierro mata, a hierro muere".

Mucho más discutible me parece la declaración oficial de José María Aznar de que "ha llegado la hora de que Sadam pague por sus crímenes", ya que es "el causante de todo el sufrimiento y la pobreza del pueblo iraquí". Me explico. Hay que decidir ahora cómo se va a proceder a juzgar a Sadam, y para ser sincero tengo fe en que se hará de forma justa y ecuánime. Lo que ya no me parece tan claro es que el momento sea ahora, y no hace diez, quince o veinte años. De hecho, y esto es algo que se mantiene bien callado, buena parte de los crímenes contra la humanidad de los que se acusa al dictador iraquí sucedieron durante la etapa en la que fue un fiel aliado de Occidente, y por aquel entonces poca gente mantenía en público que era hora de que Sadam pagara por sus crímenes. Nunca se me olvidará cómo, allá a finales de los años ochenta, participé en una campaña de solidaridad con la minoría kurda perseguida en Irak que organizaban Los Verdes de Andalucía, y ni el PSOE ni el PP abrieron la boca para sumarse a las actividades de concienciación, dejándonos a solas con IU y los grupúsculos de la extrema izquierda. Por aquel entonces, Sadam ya había cometido muchos de los crímenes por los que ahora va a ser juzgado, pero aparentemente aún no había llegado "su hora". Todavía tenía un servicio que prestar a quienes deciden esas cosas. Así pues, alegrémonos de la captura de Sadam, sí. Alegrémonos también de que será juzgado con todas las garantías que él mismo negaba a sus víctimas, y esperemos que el pueblo iraquí pueda vivir un futuro en paz y democracia. Pero, por favor, hagamos un esfuerzo por mantener a raya comentarios propagandísticos acerca de nuestra supuesta grandeza moral, pues tenemos mucho que callar y olvidar.   {enlace a este artículo}

[Sat Dec 13 11:54:02 CST 2003]

Mis primeros recuerdos de Antonio Burgos se remontan a mis años mozos en Sevilla, donde él publicaba artículos en Diario 16 Andalucía, y siempre se me representó como un liberal de los antiguos, de los de 1812, con una vena tradicionalista e incluso casticista muy honda, pero siempre desde una actitud tolerante, abierta, modernizadora. En otras palabras, para mí, al menos durante aquellos años, Antonio Burgos representaba el ala moderada e intachablemente democrática del PP, un PP andaluz que todavía tenía mucho lastre franquista del que deshacerse. Que yo recuerde, él nunca pidió el voto para los populares, ni tampoco hizo pública ningún tipo de lealtad hacia ellos. No obstante, así es como se me representaba Antonio Burgos. Y, sin embargo, a pesar de la distancia ideológica que nos separaba, he de decir que siempre leía sus cuidadosamente escritas columnas. Antonio Burgos tiene ese estilo irónico, distante y a la vez cercano, de viejo sabio gaditano, con un poco de sorna andaluza, que tanto abunda en mi amada región y hoy, gracias a los avances tecnológicos, puedo seguir leyendo sus escritos en la Internet. Así, me encontré hoy con un par de artículos recientes repletos de ese sentido común que suelen destilar muchas otras de sus columnas (incluso algunas que, todo hay que decirlo, mantienen opiniones que me parecen totalmente equivocadas). En uno de sus artículos nos advierte acerca del uso erróneo del término "republicano" para referirse en concreto a los políticos de la ERC catalana:

Llamar "republicanos" a los independentistas de Carod es peligrosa sinécdoque de tomar la parte por el todo. Es como cuando en el Congreso la minoría catalana de CiU eran "los catalanes", el PNV "los vascos" o el PSA "los andaluces", como si no hubiera diputados de esas tierras en los otros partidos. Los de Ezquerra no son en exclusiva "los republicanos", sino unos republicanos más. Republicanos, con todo derecho a serlo en libertad, los hay en el PSOE, en IU, los hay incluso en el PP y por descontado que los hay en el hogar del pensionista de mi barrio, donde van a jugar al dominó unos vejetes rojos simpatiquísimos para quienes la primavera de la vida sigue siendo roja, amarilla y morada.

Es precisamente esa mezcla de comentario político y cotidiana descripción del ciudadano de la calle que caracteriza a Burgos. Es como si tuviera la habilidad de conectar la alta política con las experiencias del españolito (o, al menos, el andaluz) medio. Por cierto, que también tiene toda la razón del mundo (aunque le duela a la izquierda) cuando afirma que:

Sí, la bandera republicana es tan anticonstitucional como la franquista del pájaro. Pero mientras a usted le arman la del tigre si sale con la bandera del pajarraco franquista, le tocan las palmas si tremola la tricolor.

Pero también leí otro artículo que entronca directamente con lo que yo mismo he escrito recientemente en estas páginas acerca de la época franquista y la clarísima simplificación y tergiversación de la que ha sido víctima durante las últimas décadas. Nos cuenta Burgos cómo hace poco ejerción como miembro del jurado en un concurso escolar en torno a la Constitución de 1978, y se encontró con algunas inesperadas perlas:

(...) Y me ha dado pavor comprobar de cerca la historia que han inventado para enseñar a los españoles más jóvenes. Se habla mucho de las "ikastolas" como fábricas de odio, y de los textos escolares que en ellas presentan a los asesinos de la ETA como héroes mitificados del pueblo vasco, pero también existe la otra cara de la moneda. Aparte de esa fragmentación de la Historia que denunciaba Fernando García de Cortázar, que los niños lo saben todo de su propia autonomía pero desconocen la común de estos Reinos, en el fervor democrático les están presentando a los escolares una visión de España que a las pobres criaturas les hacen creer que todo empezó en 1978. Que la TV se inventó en 1978, que hasta 1978 no hubo aviones, que en 1978 llegó a España la luz eléctrica y el agua corriente.

Este fervor constitucionalista, tan en la línea del "trágala", me recuerda, pero con el signo contrario, las glorias imperiales de El florido pensil. Entre los mejores trabajos de ese concurso, un joven redactor dice: "Antes de la Constitución los españoles no tenían derecho a casi nada, no se respetaban los derechos de la propiedad privada, no había Seguridad Social, no existían los derechos de los trabajadores y no había un salario mínimo establecido". Otra criatura, con el cerebro lavado por esta nueva y progresista Formación del Espíritu Nacional, escribe: "La Constitución ha sido un gran cambio positivo para muchos españoles, puesto que antes, por ejemplo, si una persona se rompía una pierna y no podía trabajar, dejaba de cobrar e incluso la echaban y contrataban a otro". Creo que nos estamos pasando. Una cosa es que la Constitución de 1812 dijera que los españoles hemos de ser justos y benéficos por cojones y otra que en las "ikastolas" castellanoparlantes (que las hay) les estén enseñando a nuestros niños que si no fuese por la Constitución de 1978 es que, vamos, ni el sol salía todos los días en esta bendita España de la libertades.

Claro que todavía habría que aclarar si todo esto es debido a un excesivo celo en enseñar las excelencias de nuestra Carta Magna, o simplemente a mala educación; es decir, que los maestros estén enseñando una cosa (como que la Constitución contiene un artículo en defensa de la propiedad privada) y los niños estén entendiendo otra completamente distinta (como que la propiedad privada no estaba protegida bajo el régimen de Franco).   {enlace a este artículo}

[Fri Dec 12 12:19:35 CST 2003]

No me gusta nada el cariz que están tomando los acontecimientos políticos en España últimamente. Ahora leo que el portavoz del Gobierno, Eduardo Zaplana, ha lanzado acusaciones contral el PSC de "incumplir la Constitución" con el acuerdo de gobierno recientemente firmado con ERC e ICV. Y esto poco después de que el propio Rey advirtiera hace tan sólo unos días contra el uso de la Constitución como arma política. Para más inri, el portavoz del gobierno acusa a los socialistas de oponerse a su reforma del Código Penal que criminaliza el Plan Ibarretxe únicamente porque ellos mismos tienen la intención de convocar un referéndum similar en Cataluña también. No sólo pretende erigirse el PP en el único garante de la Constitución y, por lo que parece, único conocedor de la interpretación correcta de la Carta Magna, sino que además lo está usando como arma arrojadiza e incluso se permite el lujo de amenazar. De acuerdo a cómo lo describe El Mundo:

Preguntado varias veces sobre si Maragall podría acabar en la cárcel por plantear la consulta popular, Zaplana dejó claro que el Gobierno "no quiere que nadie vaya a la cárcel", pero remachó que la idea de fondo es que, "si se tolera todo y si todo es planteable, incluso lo que vulnera la ley, hay que pensar a medio plazo qué hay después".

Recuerda un poco a la reacción que el Gobierno de la CEDA tuviera hacia los nacionalistas catalanes allá por 1934. Por extraño que la parezca al señor Zaplana, el que todo sea planteable no es sino la consecuencia directa de un sistema democrático donde la legislación e incluso la mismísima Constitución puede reformarse. A uno le puede parecer irresponsable o inoportuno que se cambie la Constitución, pero el lanzarse a una alocada carrera para introducir una modificación en el Código Penal que criminalice posiciones que no nos gustan nos retrotrae a otros tiempos que algunos ya creíamos superados. Ignoro si será debido al agotamiento de ideas que parece estar padeciendo el PP últimamente, pero la estrategia de progresiva judicialización y criminalización de la vida política en la que parece haberse embarcado me asusta bastante.   {enlace a este artículo}

[Thu Dec 11 21:19:41 CST 2003]

Siendo sincero he de reconocer que no puedo evitar una cierta ambivalencia hacia el Islam. Por un lado, entiendo perfectamente que caben diversas interpretaciones de una tradición religiosa, y que son pocas las religiones (si es que existe alguna) que no hayan sido manipuladas como excusa para oprimir y acallar las opiniones discordantes. En este sentido, el juicio contra el imam de Fuengirola, Mohamed Kamal Mostafá, tiene poco de sorprendente. Al parecer, ha publicado un libro basado en textos coránicos en el que justifica la violencia contra las mujeres en casos "justificados". ¿Sería posible encontrar citas similares en la Biblia? Pues seguramente. Eso no es lo que me preocupa, sino más bien el hecho de que no conozco ninguna secta cristiana más o menos importante que abogue por el maltrato a las mujeres de forma abierta, mientras que todo un imam de Fuengirola no parece tener problema en defender semejantes ideas. O, en otras palabras, lo que me preocupa es el hecho de que el Islam, por lo general, haya sido completamente incapaz de evolucionar hacia unas posiciones más abiertas y tolerantes. Cierto, la Modernidad es hija de nuestra civilización occidental y hunde sus raíces en la cultura grecolatina y cristiana que se impuso en Europa, pero eso no quita para que hayamos visto la cultura japonesa adaptarse a ella mientras los países árabes se han mantenido al margen o, incluso peor, se han definido como contraposición a Occidente. De hecho, y para ser completamente honestos, hay que reconocer que sí que hubo un intento de adoptar los modos occidentales allá por los años cincuenta y sesenta, pero se trataba del modelo equivocado, el modelo marxista. Una vez fracasado el sueño del paraíso del proletariado, las masas árabes se han entregado al fundamentalismo reaccionario y antioccidental que vemos hoy día. ¿Hay que culpar en parte al mismísimo Occidente por su incapacidad para promover un sistema de libertades y una cultura secularizada durante las décadas más recientes? Sin lugar a dudas. Más bien se hizo lo contrario, azuzando los rescoldos del integrismo religioso para acallar las inquietudes socializantes prosoviéticas. Y, sin embargo, ello no quita para reconocer que aún hay algo dentro del Islam que parece intrínsecamente ligado a las posiciones reaccionarias y escolásticas del pasado más oscuro. Apuntar el dedo acusador hacia otros suena a excusa barata para no plantearse uno mismo las cuestiones que de verdad pueden ayudar a solucionar el problema.   {enlace a este artículo}

[Wed Dec 10 12:49:11 CST 2003]

Pues bien, parece que tras veintitrés años de mandato de CiU ya ha llegado la hora de un cambio de gobierno en Cataluña. Hoy mismo se le ha encomendado a Pasqual Maragall la tarea de formar gobierno, y parece altamente probable que PSC, ERC y ICV-EUiA terminen firmando un acuerdo basado en lo que Maragall denomina una política "catalanista y de progreso" centrada en materias como el autogobierno, la financiación y las medidas sociales. Me preocupa, como a tantos y tantos españoles, el que quizá ERC acabe imponiendo su obcecación independentista sobre sus socios de gobierno y la Generalitat se convierta durante los próximos cuatro años más en un centro reivindicativo de disputas con el Gobierno central que otra cosa, pero al fin y al cabo también puede uno tener la esperanza de que la labor de gobierno les modere un poco. Sin lugar a dudas, si sucede lo primero, los efectos de una política de la tensión sobre el PSC y el PSOE serán desastrosos, y la crisis vasca que se abrió coo consecuencia del Plan Ibarretxte no hará sino agravarse, con lo que ello tiene de gravedad para el futuro del país entero. Mucho me temo que es demasiado poder en manos de una formación radical que en el pasado reciente ha mostrado bien poca capacidad para el sentido de la responsabilidad. No obstante, es buena noticia que finalmente se haya producido la alternancia en una Cataluña que ya empezaba a parecerse demasiado al Méjico del PRI. Ya era hora de inrtoducir algunos cambios.   {enlace a este artículo}

[Tue Dec 9 12:08:19 CST 2003]

El Gobierno argentino acaba de hacer públicos los nuevos datos sobre los desaparecidos durante la dictadura que asoló al país entre 1976 y 1983. Entran escalofríos al pensar que un total de 13.000 personas fueran secuestradas, torturadas y asesinadas en lo que al fin y al cabo siempre ha pasado por una nación occidental desarrollada. ¿Cuántas veces no habremos leído comentarios acerca del Holocausto donde alguien se sorprendía de que tamaña carnicería se hubiera llevado a cabo en una nación civilizada? Pues bien, las atrocidades argentinas sucedieron en fecha mucho más reciente, y crímenes como los cometidos en El Salvador, Guatemala, Bosnia o la República Chechena están ahí, a la vista de todos. Tal vez haya quien me considere un pesimista por decir esto, pero mucho me temo que nos hemos estado engañando durante un par de siglos con la quimera de que era posible "civilizar" o "modernizar" las sociedades para evitar las masacres del pasado. Entiéndaseme bien, no subscribo para nada el postulado conservador de que cualquier tiempo pasado fue mejor o el que viene a afirmar que, cuando se trata de asuntos políticos y sociales, todo cambia para que todo quede igual. Más bien al contrario, me parece que los últimos dos siglos han traído, de la mano del pensamiento ilustrado, unos avances indiscutibles que podemos llamar "progreso" sin temor a pecar de ingenuidad, pero esto no quiere decir que la naturaleza humana no continúe siendo lo que siempre ha sido: un retorcido amasijo de contradictorias características capaces de producir tanto lo más bueno como lo más malo.   {enlace a este artículo}

[Wed Dec 3 18:37:41 CST 2003]

Al igual que hay académicos que se especializan, por poner un caso, en el sistema reproductivo de los ornitorrincos o en las costumbres higiénicas del cerdo bellotero, hay intelectuales que también se especializan en escribir una y otra vez sobre el mismo tema. Pues bien, Jean-François Revel parece estar especializándose en escribir diatribas contra el anti-americanismo primario de la izquierda europea y, al igual que sucede con su contrapartida académica, de cuando en cuando se ve en la obligación de exagerar las cosas un poco, simplificando las cosas hasta un punto que no alcanzan a representar sino una realidad irrisoria que tan sólo existe en su mente. Todo hay que decirlo, es cierto que una buena parte de los europeos (sobre todo quienes se consideran progresistas o de izquierdas, entre los que se encuentran muchísimos intelectuales) padecen de un anti-americanismo primitivo para el que a este lado del Atlántico no se puede hacer nada a derechas. Se trata de una actitud irracional e inmadura, sí, pero de ahí a sacarlo de madre como Revel hace, dista mucho. Según él, el europeo medio ("the average European") siente que:

American society is entirely ruled by money. No other value, whether familial, moral, religious, civic, cultural, professional, or ethical has any potency in itself. Everything in America is a commodity, regarded and used exclusively for its material value. A person is judged solely by the worth of his bank account. Every U.S. President has been in the pockets of the oil companies, the military-industrial complex, the agricultural lobby, or the financial manipulators of Wall Street. America is the "jungle" par excellence of out-of-control, "savage" capitalism, where the rich are always becoming richer and fewer, while the poor are becoming poorer and more numerous. Poverty is the dominant social reality in America. Hordes of famished indigents are everywhere, while luxurious chauffeured limousines with darkened windows glide through the urban wilderness.

Poverty and inequality like this should cause Europeans to cringe in horror, especially since (we have it on good authority) there is no safety net in America, no unemployment benefits, no retirement, no assistance for the destitute --not the slightest bit of social solidarity. In the U.S. "only the most fortunate have the right to medical care and to grow old with dignity," as one writer recently put it in Libération. University courses are reserved only for those who can pay, which partly explains the "low level of education" in the benighted USA. Europeans firmly believe these sorts of caricatures --because they are repeated every day by the elites.

Como suele suceder en estos casos, el acusador pinta un cuadro a grandes y exageradas pinceladas para tergiversar intencionadamente las posiciones de quienes no le agradan. Y que conste que, al menos en este asunto, mis posiciones están mucho más cercanas a las de Revel que a las de los articulistas de Libération. No obstante, me da la impresión de que el buen Revel ha alcanzado el punto donde está escribiendo tanto sobre el mismo tema que ya no le queda más remedio que escandalizar un poco para seguir llamando la atención. Para empezar, el retrato que cito arriba no es sino un estereotipo que, como casi todos los estereotipos, lleva las cosas al extremo pero parte de un grano de verdad. Así, por ejemplo, es cierto que la sociedad estadounidense es bastante más materialista que otras que he conocido, como también son ciertos la enorme importancia de los lobbies en la vida política del país, el poder del tan denostado complejo militar-industrial, la polarización de la sociedad, la debilidad de las políticas de bienestar, la marginalidad social, la existencia de enormes bolsillos de población que no tienen cobertura sanitaria o el alto coste de la educación universitaria. Es verdad, ninguno de esos elementos ha alcanzado los niveles de peligrosidad que se insinúan desde la izquierda europea, pero tampoco es menos cierto que todos ellos apuntan a problemas reales de la sociedad americana, y son bastantes los propios estadounidenses que los siguen con sincera preocupación. Eso sí, el mismo Revel nos asegura en otros lugares dentro de este mismo artículo que no son todos los europeos quienes comparten esta opinión, ni siquiera la media de los europeos (contradiciendo claramente lo que afirma en el párrafo primero), sino una indeterminada élite que tiene a bien el manipular la verdad y engañar a sus conciudadanos como parte de una malévola conspiración anti-americana (¡hablemos de infantilismos!). Aún diría más, es muy posible que precisamente los EEUU que conoce Revel tengan bien poco que ver con ese otro país que retratan los críticos, y no tanto porque no exista, sino porque al fin y al cabo es más probable que alguien con su fama internacional acabe pasando las vacaciones con familias de bien, es decir, las élites, en lugar de los ghettos o las familias trabajadoras. Y tampoco habría que olvidar, por cierto, la enorme cantidad de estereotipos que existen en los EEUU sobre las sociedades europeas: falta de productividad, regímenes monárquicos semi-democráticos, privilegios aristocráticos encastrados en intocables jerarquías sociales, inmoralidad, ateísmo, drogadicción, cobardía ante la agresión militar de los enemigos... En fin, que también hay un anti-europeísmo latente entre muchos norteamericanos, sobre todo los de filiación política conservadora, que viene a servir de triste contrapartida al ramplón anti-americanismo de la izquierda europea. No iba a ser la primera vez que un ultraconservador estadounidense me acusa de ser un "socialista europeo sin dios" ("godless European Socialist") en lugar de entablar un debate serio sobre el tema que fuere.

Pero, bueno, tampoco me gustaría dar la impresión de que estoy en desacuerdo con el aspecto central de las posiciones de Revel, pues comparto su preocupación por el anti-americanismo infantil en el que cae la progresía europea demasiado a menudo, sobre todo cuando es incapaz de hacer propuestas positivas para solucionar un problema. Casi se diría que la estrategia general de la izquierda europea en estos momentos es "salva lo que puedas del Estado del Bienestar y, cuando todo lo demás falle, culpa a los americanos". La verdad es que los EEUU, en general, han tenido una influencia positiva en la historia más reciente. Con sus errores, sí, como cualquier otra nación, pero me parece que el balance en general es positivo. Y, al igual que en el caso de los estereotipos sobre la vida en los EEUU contienen un poco de verdad, lo mismo sucede con los estereotipos que los conservadores estadounidenses tienen de Europa: exageran la realidad, pero algo de verdad sí que contienen.   {enlace a este artículo}

[Wed Dec 3 13:44:55 CST 2003]

Hay políticos que parecen disfrutar haciendo gestos inútiles de cara a la galería. Al parecer, un concejal de IU en el Ayuntamiento de Oviedo dio gritos en favor de la república durante el pleno donde se votaba si concederle el título de hija predilecta a Letizia Ortiz. Imagino que el concejal se habrá quedado muy a gusto, pero los problemas de los ovetenses continúan ahí, y tampoco es que la decisión le fuera a costar una millonada al Ayuntamiento ni nada por el estilo. Se trata, después de todo, de algo puramente formal y, si me apuran, un mero gesto de buena educación hacia la que puede ser la futura reina de España, sea uno monárquico o no. En fin, que no me extraña que tantos ciudadanos sigan viendo a IU como una mera coalición de protesta incapaz de presentar alternativa alguna. {enlace a este artículo}

[Tue Dec 2 12:33:53 CST 2003]

Los humoristas Gallego & Rey han decidio homenajear al Presidente Aznar con un volumen recopilatorio de sus mejores viñetas sobre el político del PP. Aún recuerdo los días en que comenzaron a publicar sus dibujos en el ya difunto Diario 16. En aquellos años jóvenes de primera conciencia política, Gallego & Rey representaban para mí una verdadera bocanada de aire fresco, de independencia y fina ironía. Ya sé que otros muchos prefieren a Forges, Mingote o Peridis, pero para mí todos ellos pertenecían a otra generación, y cuando hacían comentario social no podía evitar ver cierta conexión con la experiencia vital de mis padres o mis tíos (sobre todo en el caso de Mingote, tan tradicionalista él). Por el contrario Gallego & Rey tenían un aire mucho más joven e irreverente, mucho más contemporáneo a mi generación, o al menos así me lo parecía a mí. Forges no siempre lograba conectar conmigo, a Peridis le consideré siempre más ilustrador o comentarista que humorista propiamente dicho, y Mingote solía destacar más en el comentario social que en el político, donde casi siempre se limitaba a manifestar lo obvio. Desde mi punto de vista, solamente Gallego & Rey acertaban a combinar el comentario de opinión con el fino humor. En fin, que las viñetas que ahora publican contienen algunas perlas, como el dibujo que ilustra el desencuentro del PP y el PNV o el que viene a presentar la posición de Tony Blair y Aznar respecto a la guerra en Irak. Esperemos que a Gallego & Rey les quede cuerda para rato.   {enlace a este artículo}

[Mon Dec 1 14:35:02 CST 2003]

El historiador vasco Fernando García de Cortázar acaba de publicar Los mitos de la Historia de España, donde intenta destrozar algunos de los mitos más persistentes acerca de nuestro pasado. Así, despotrica contra el nacionalismo vasco de Sabino Arana, al que acusa de ser la vertiente española de la ultraderecha europea (ni que decir tiene que esto seguramente provocará el escándalo no sólo entre los partidarios del PNV, sino también entre los seguidores de CiU, ERC, BNG y otros nacionalistas periférico, y no sin parte de razón). Pero no contento con ello, también afirma que "el nacionalismo catalán tiene raíces de ultraderecha, con personajes que ayudaron a Franco", como si la historia no hubiera existido antes del dictador e ignorando por completo movimientos como el de Solidaridad Catalana. Una vez más, me da la sensación de que en esta España de principios de siglo se han desbocado las cosas por lo que hace al ya histórico debate sobre el modelo de Estado. Del consenso y el diálogo con sus desacuerdos esporádicos hemos pasado al gallinero actual, donde todo parece dirimirse a gritos y cruzando acusaciones de fascismo y estalinismo cada dos por tres. Mucho más positivas me parecen las palabras de García de Cortázar sobre el fenómeno del exilio, recordándonos que:

(...) el exilio va más allá del de 1939, el de los republicanos, es una gran tradición de la historia de España, que se observa en el exilio judío, el morisco o el de los jesuitas, una pérdida intelectual muy importante.
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[Mon Dec 1 13:51:02 CST 2003]

Se acaba de presentar en Madrid la segunda parte de las memorias de Luis Carandell, periodista y escritor que muriera el año pasado de un cáncer de pulmón. Para mí, Carandell era aquél cronista parlamentario, erudito e irónico, que aparecía en las pantallas de televisión los sábados mientras almorzábamos en familia para explicar qué había sucedido durante la semana en las Cortes. Su fino sentido del humor es lo que recuerdo mál;s claramente, algo que después se confirmó cuando me fui a vivir en Madrid y un amigo me prestó su copia de Celtiberia Show. Manuel Vicent le definió como "liberalote para la izquierda y progre para la derecha", y no me extraña que así fuera. Carandell era, al fin y al cabo, un moderado con sentido del humor, así que no me extraña que los maximalistas de uno y otro bando le consideraran un pedante burgués.   {enlace a este artículo}

[Mon Dec 1 09:10:23 CST 2003]

Parece mentira que 25 años después de la reimplantación de la democracia, los partidos políticos españoles todavía sean capaces de generar tanta polémica y división hurgando en el pasado franquista y la Guerra Civil. Resulta que todos los grupos parlamentarios, excepto el PP, han homenajeado a los represaliados del franquismo en un acto en el Congreso de los Diputados. Vayamos por partes. Evidentemente, ya va siendo hora de que también quienes sufrieron la represión franquista vean reconocida su abnegada labor de oposición. Son muchos los pueblos de España (sobre todo en la tradicionalmente más conservadora meseta castellana) donde uno se encuentra monumentos conmemorativos del llamado Alzamiento Nacional de Julio de 1936. Por el contrario, la resistencia de tantos y tantos contra aquel golpe de Estado que dio inicio a la Guerra Civil casi no ha sido homenajeado ni conmemorado desde la reimplantación de la democracia en 1977. Sin embargo, tampoco conviene suplantar el misticismo ultraconservador por el ultraizquierdiesta, olvidando convenientemente que muchos de los que se opusieron al régimen franquista no se lo pensaron dos veces antes de justificar la represión estalinista o maoísta. En otras palabras, homenaje y conmemoración sí, pero nada de leyendas y tergiversaciones, ni por un lado ni por otro. Y es aquí, precisamente, donde me parece que el acto celebrado esta mañana no hace sino reabrir antiguas heridas. Lo que me duele es que después de más de sesenta años los españoles aún no seamos capaces de mirar al conflicto bélico de 1936-39 con un poco de distancia y objetividad. Más allá de románticas interpretaciones, lo cierto es que la amplia mayoría de individuos que se vieron envueltos en la Guerra Civil cogió las armas bien porque se encontró en un bando de forma casi accidental o bien porque estaba convencido de que era necesario acribillar a la otra España. Es decir, que dudo mucho que las masas de combatientes estuvieran realmente defendiendo la democracia en un lado o en el otro. Más bien, me temo que ambos bandos estaban defendiendo simplemente modelos igualmente intolerantes y autoritarios, y que un triunfo de las huestes republicanas no hubiera terminado sino en un sistema semi-comunista que bien poco tiene que ver con los fundamentos de la Segunda República que decían defender. Seamos realistas, la República murió mucho antes del 18 de julio de 1936, y las izquierdas son tan responsables como las derechas en su cruel asesinato. En este contexto, las palabras de Iñaki Anasagasti durante la ceremonia que tuvo lugar esta mañana anunciando que "tropas de la dignidad, la democracia y el republicanismo han ocupado los escaños del Congreso" suenan a sarcasmo. Sí, la ausencia del PP tampoco contribuye a mejorar la situación, pero duele ver cómo unos y otros continúan volviendo la mirada al pasado con el único interés de atacar al oponente. Solamente queda soñar con que quizá dentro de veinte o treinta años más los españoles seamos capaces de entender los errores y los aciertos, pero sobre todo la enorme carga de idealismo, que ambos bandos derrocharon allá durante los años treinta. Tal vez entonces seamos capaces de sacar las conclusiones que nos ayuden a convivir entendiéndonos y respetándonos unos a otros, en lugar de vivir en esta especie de tregua permanente donde las suspicacias y los remordimientos continúan encostrándose en nuestra vida política diaria.   {