Cuaderno de Bitácora |
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[Tue Aug 26 12:25:36 CDT 2003]Se acabó el verano, así que la política española vuelve a su estado de normalidad: la crispación y los ataques ad hominem. Ayer, el Presidente del Gobierno arremetió contra la oposición criticando al PSOE por "emprender una carrera vertiginosa hacia la inconsistencia", gobernar "con los comunistas" y trabajar sobre "la esperanza de que existieran bajas entre los soldados españoles" en Irak. Por su parte, el líder del PSOE, Rodríguez Zapatero respondió hoy acusando a Aznar de lanzar un mensaje de "rencor y crispación" para inmediatamente criticar "la dedicación intensa que tiene este Gobierno a subvencionar a la Fundación Francisco Franco". En fin, como ya digo, que las aguas vuelven una vez más tristemente a su cauce, y en lugar de discutir seriamente los problemas del país nuestros líderes políticos prefieren cruzarse acusaciones e insultos. Se trata de algo que siempre me ha llamado la atención de la política en cualquier país, pues nunca me ha quedado duda alguna de que este tipo de actitud solamente satisface a quienes ya simpatizan con el insultante de turno. En otras palabras, no se trata ya de que no contribuya a solucionar problema alguno, sino que estoy convencido de que ni siquiera facilita el obtener votos de aquellos que se muestran indecisos antes de las elecciones. Y por lo que hace a las subvenciones a la Fundación Francisco Franco, pues la verdad es que tampoco estoy al tanto de lo que hacen con ese dinero pero si se limitan a promover conferencias y a conservar el legado documental del dictador, pues tampoco es que vea un problema en que haya una contribución pública. Al fin y al cabo, como en el caso de los palacios reales o las numerosas iglesias que tenemos en el país, se trata de nuestro legado histórico y cultural. Y si el dinero se usa para financiar propaganda pro-fascista, pues que se ponga coto a esas prácticas y santas pascuas. [Tue Aug 26 08:58:47 CDT 2003]Anoche tuve la oportunidad de ver dos magníficos documentales en Sundance Channel. El primero de ellos, Divorce, Iranian Style nos muestra el tortuoso proceso que deben seguir las parejas iraníes para conseguir el divorcio. Uno se encuentra lo que cualquiera medianamente informado podía esperar: una legislación claramente favorable al hombre, un sistema judicial excesivamente burocratizado, unas tradiciones y normas sociales bastante machistas... Sin embargo, también hay cosas que llaman la atención. Así, por ejemplo, me llamó la atención el hecho de que por lo general el juez encargado de decidir sobre estos casos era una persona bastante sensata, moderada y responsable. De hecho, acostumbrados a ver la propaganda de los medios de comunicación estadounidenses acerca de las sociedades islámicas, me pareció llamativo que hasta el personal encargado de imponer las normas de decencia en el atuendo se comportaran de forma tranquila y respetuosa. Nada de locos fundamentalistas gritando en favor de la Yihad. Por supuesto, eso no cambia el hecho de que todas las estructuras sociales tienen un claro tinte machista y represor. Se trata, no obstante, de una opresión que me recuerda más a la España franquista de finales de los sesenta o principios de los setenta que a la Camboya de Pol Pot. En otras palabras, el documental nos muestra un Irán donde las mujeres ciertamente no tienen los mismos derechos que los hombres, y donde el peso de la tradición ahoga la libertad de los individuos, sobre todo los del sexo femenino. Sin embargo, tampoco cabe duda alguna de que este autoritarismo es independiente del poder político, e incluso un cambio de gobierno tendría bien poca influencia en la sociedad como tal. Como de costumbre, las transformaciones culturales y sociales llevan mucho más tiempo que las revoluciones políticas, y bajo toda esa apariencia de conservadurismo patriarcal uno puede percibir los primeros síntomas de un cambio que se avecina casi inexorablemente (mujeres luchando por la custodia de sus hijos, otras empeñadas en convertir sus sueños de una educación universitaria en realidad a pesar de todos los prejuicios...). En contraposición al documental sobre Irán, Lifting the Veil nos muestra un Afganistán que realmente no ha cambiado mucho tras la caída de los talibanes, lo cual viene a reenforzar mi convicción de que un simple cambio de régimen político no soluciona mucho si al mismo tiempo no se produce un auténtico cambio cultural que no tiene más remedio que llevar décadas. Carla Garapedian se adentra en los entresijos de la sociedad afgana para investigar sobre el pasado de Zarmina, quien fue ejecutada púbicamente por los talibanes allá por 1999 y cuyas imágenes fueran usadas para transmitir el horror del régimen talibán por todo el mundo. Lo que Carla encuentra en su viaje no es, sin embargo, motivo de alegría. Zarmina fue juzgada en privado sin ningún tipo de garantías procesales, pero todo parece indicar que de hecho era culpable del asesinato de su marido. Incluso más preocupante, los padres continúan casando a sus hijas de apenas 12 ó 13 años a cambio de varios miles de dólares en efectivo, las tropas aliadas de Occidente violan a niñas impunemente... En fin, que bien poco ha cambiado con el nuevo régimen, y los pocos avances que se han dado en los últimos años se ven reducidos casi exclusivamente a la capital, como era de esperar. Cuando Garapedian viaja a Kandahar con sus cámaras y la traductora nativa, se encuentran una sociedad allí que parece idéntica a las imágenes que vimos de la vida bajo los talibanes. Las mujeres raramente se aventuran a salir de sus casas, y cuando lo hacen se aseguran de vestir el tradicional burka para no meterse en líos. De hecho, la propia narradora es recibida con un culatazo en la espalda mientras camina por un mercado de Kabul precisamente por no vestir el burka. Según nos cuenta, el autor del golpe no fue otro sino un soldado afgano aliado de las tropas occidentales. Al final, uno no puede evitar tener un cierto sabor agridulce tras ver estos dos documentales. Por un lado, sentí cierto optimismo al ver que el autoritarismo iraní estaba ciertamente presente en la vida cotidiana pero no era tan excesivo como se nos quiere hacer creer en nuestros medios de comunicación. Por el otro lado, el Afganistán post-talibán ha cambiado bien poco, a pesar de todos los parabienes y la satisfacción general en los cuarteles occidentales. De hecho, ni siquiera la situación de las mujeres ha mejorado mucho, a pesar de la presencia de nuestras tropas en el país. No estoy seguro de que esto sea un buen agüero para los planes estadounidenses en Irak. Como ya dijera Daniel Cohn-Bendit hace unos meses, casi pareciera que la Administración estadounidense hubiera reemplazado su tradicional moderación y sensatez por un bolchevismo idealista empeñado en imponer patrones occidentales en todos sitios. [Mon Aug 25 14:03:36 CDT 2003]Joan Houlihan escribe un buen artículo en The Boston Comment sobre la última poesía de vanguardia. Dejemos una cosa bien clara. No se trata de falta de sensibilidad estética, ni tampoco de mantener una actitud intolerante. De hecho, yo mismo cuando escribí poesía en mi juventud preferí hacerlo en este estilo que yo denomino prosa lírica. El problema está en pretender que se trata de una forma artística tan respetable como los poemas de Byron, Bécquer o García Lorca. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Pero todo parece indicar que precisamente ahí hemos llegado. Al igual que en tantas otras esferas, también la poesía se ha visto invadida por la mentalidad del todo vale y casi pareciera que uno no puede ni siquiera sugerir que los balbuceos literarios de un poeta de barrio no llega a la altura de los versos de Antonio Machado. El arte como experiencia estética se ha visto sustituido en las últimas décadas por lo que yo llamaría arte terapético. En otras palabras, ya no existe el artista como tal, sino tan sólo el empeño narcisista en hacer públicos los sentimientos personales para que se entere todo el mundo de lo sensible que uno es. Así llegamos a la situación que describe Houlihan: Is there an intended reader? Like the tree in the forest, can the poem exist if no one can read it? These and other types of Koan-ish thoughts are all we have of mental activity as we scan and re-scan the ever-unbudging Fence. Every sentence, if it is a sentence, in the poem, if it is a poem, is a Koan of some kind. In the face of such newness, such bold discarding of the linear ways of thinking, another pressing question emerges: how does the poet perfect his or her craft? De hecho, tras coger uno de estos poemas y cambiar una línea aquí y otra allí, Houlihan descubre que todo sigue igual: Here, I've kept the best words and re-ordered them. Have I improved the poem? Damaged it? Changed its meaning? No. The poem is unaffected by change of any kind and therefore impervious to evaluation of any kind. It is SuperPoem, with powers and abilities far beyond those of mortal poems. Such a poem defies revision because revise towards what? or away from what? Al igual que en el caso de las artes plásticas, también la poesía ha alcanzado el nirvana del reconocimiento terapéutico. En un contexto social entregado al narcisismo y la autosatisfacción, las artes se han convertido en mero vehículo de expresión de nuestros sentimientos, de ahí que cualquier crítica sea recibida automáticamente con comentarios del tipo: "¿Qué se habrá creído? ¿Pero qué derecho tiene a criticar a la otra persona?" Nótese que se trata de "otra persona", y no de un artista, ni tampoco de una obra. En otras palabras, que la identificación entre la obra y el ser humano que la crea llega a ser tal que el análisis crítico de la primera se interpreta como ataque a la segunda. [Mon Aug 25 11:00:48 CDT 2003]Leyendo un artículo sobre el culto al cine de los años setenta me encuentro una cita del director John Cassavetes que se puede aplicar por extensión a todos los "revolucionarios" de los 60: Today's young people hide behind their youth. Film is as much a business for the young as for the old. They're criticizing older people because they're wanting it and they're not getting it --the haves and the have-nots. We're all the Establishment.Entiéndaseme bien. Los distintos movimientos sociales de los sesenta han tenido una enorme influencia positiva en nuestras sociedades occidentales que no siempre se les reconoce, sobre todo en el ámbito de la igualdad entre los sexos, la lucha contra el racismo, la profundización en el concepto de democracia o el reconocimiento de la influencia de la cultura pop en nuestra vida cotidiana. Hay ocasiones en las que me da la impresión de que la ola conservadora que se vive en los EEUU simplemente oculta estos aspectos de aquella fructífera década. Sin embargo, la mitomanía en la que tan a menudo cae la izquierda cuando se refiere al sesentaiochismo no me parece menos falsa. A estas alturas deberíamos tener bien claro cuáales fueron las aportaciones positivas y negativas de aquella década prodigiosa. Ya he mencionado algunas de las primeras, pero también hubo, como suele señalarse desde la derecha, una gran corrosión de los valores sociales y culturales en nombre de un hedonismo sin límites, un narcisismo hiperindividualista que después conduciría a los excesos de los años ochenta, y una pose radical que ayudó a justificar los crímenes terroristas de bandas como la RAF, las Brigadas Rojas, el IRA o ETA. [Mon Aug 25 10:25:06 CDT 2003]Leyendo un artículo sobre ciertos manuscritos de Leonardo da Vinci me he encontrado con una maravillosa sección en el sitio web de la Biblioteca Británica que permite al visitante echar un vistazo virtual a las páginas de algunos manuscritos antiguos. Entre otras obras, podemos "pasar las páginas" del exquisitamente decorado Corán el Sultán Baybar, los Evangelios de Lindisfarne o el Misario de Sherborne. Se trata de uno de esos casos en los que alguien ha encontrado un buen uso para los avances tecnológicos más recientes. Me pregunto cuántas otras instituciones públicas similares han puesto también sus archivos a disposición de los visitantes virtuales. Supongo que tendré que dedicarle al menos unos minutos a investigar el tema uno de estos días. [Mon Aug 25 08:57:42 CDT 2003]Acabo de toparme casi por casualidad con un interesante sitio web que proporciona ayuda a quienes quieren abandonar el Opus Dei. No hace falta ser ateo ni agnóstico para sospechar de la Obra. Algunos de mis amigos en Sevilla fueron animados a entrar en la organización y, a pesar de ser católicos fervientes, no les gustó nada lo que vieron. Yo, por mi parte, he de decir que he conocido a varios miembros del Opus, y no me han dejado un buen sabor de boca. En todos los casos, me parecieron caracteres que encajaban a la perfección en la descripción que Nietzsche hiciera de los cristianos: débiles, enfermizos, sin pasión de vivir... No, no creo que el cristianismo como tal sea así, pero me temo que el Opus Dei sí que encaja en esa descripción perfectamente. De hecho, tiene un insoportable aire de secta religiosa, y casi me atrevería a decir que lo único que impide el que se le trate legalmente como tal es el hecho de estar relacionada con la Iglesia católica en lugar de alguna otra religión minoritaria. Una de las preguntas del FAQ publicado en este sitio web ofrece razones suficientes para andarse con cuidado con el Opus:
[Sun Aug 24 08:51:11 CDT 2003]Parece mentira que a estas alturas el retrato de una mujer desnuda todavía sea motivo para el escándalo, pero acaba de suceder precisamente en aquí, en Minnesota, que pasa por ser uno de los estados más progresistas en los EEUU. Todo comenzó cuando el dueño de un café local invitó a una artista cubana, Lidia Aguilera Sánchez, a dibujar un mural en el patio de su negocio. El tema central que eligió Aguilera fue Yemaya, la madre de las aguas en la tradición afro-cubana de la santería. El único problema es que se le ocurrió representarla (¡oh, horror!) con los pechos desnudos. Ni que decir tiene que los puritanos clamaron al cielo, obligando entre otras cosas a que Aguilera cambiase de planes y "adecentara" a la figura un poco. Como afirma la artista cubana, I've never had this happen in my life. (...) I'm supposed to be the one from a Third World country coming to a developed country. Sí, precisamente. Se supone que es una cubana recién llegada de visita a "la tierra de la libertad", y la reciben a zapatazos porque se le ocurre representar a una diosa pagana con los pechos desnudos. ¡Tiene miga la cosa! [Fri Aug 22 20:07:20 CDT 2003]La izquierda, no menos que la derecha, también ha construido su propio panteón de figuras ilustres que son poco menos que intocables. Bien lo sabe el escritor alemán Günter Grass, quien se vio atacado sin piedad por presentar una versión desmitificada de Bertolt Brecht en su obra Los plebeyos ensayan la rebelión, publicada allá por los años sesenta. La intención de Grass no era sino volver a humanizar la figura del poeta y dramaturgo alemán, que había sido secuestrada por la izquierda comunista para apuntalar el gobierno totalitario de la antigua República Democrática Alemana (RDA), entre otras cosas. Frente al santo proletario de los catecismos izquierdistas, la pieza teatral de Grass presentaba una imagen mucho más compleja y rica del ser humano que era Brecht y, de paso, nos hacía reflexionar acerca de la responsabilidad de los intelectuales en la implantación de los regímenes comunistas en la Europa del Este. Pero en una década hiper-ideologizada, donde el Che Guevara pasaba por santo laico de las depauperadas masas del Tercer Mundo, mucha gente se negó a oir la sensata voz del escritor alemán, prefiriendo lanzar calumnias contra su persona e incluso campañas para exigir que sus obras no se escenificaran en los teatros. Una vez más, la realidad viene a demostrar que la intolerancia anida en el corazón humano, y no en el seno de tal o cual corriente o partido político. [Fri Aug 22 08:30:30 CDT 2003]Discovery News publica un artículo sobre un estudio acerca de las lenguas en peligro de extinción. El estudio, realizado por los profesores Daniel Abrams y Steven Strogatz de la Universidad de Cornell en Nueva York (EEUU), destaca que tal vez el elemento principal que nos ayude a predecir cuando una determinada lengua está en vías de extinción sea su estatus social. En otras palabras, aquellas lenguas que no parecen ofrecer ningún incentivo de mejora económica o social son precisamente las que se encuentran en mayor peligro de desaparecer, lo cual parece lógico en un mundo tan globalizado y dependiente del mercado como el actual. Los investigadores, no obstante, señalan que hay formas de detener el proceso: The example of Québec French demonstrates that language decline can be slowed by strategies such as policy-making, education and advertising, in essence increasing an endangered language's status. Se trata de uno de esos casos en los que el imparable tren del progreso puede estar causando daños irreversibles al ecosistema humano, por así decirlo. A pesar de todos los chistes acerca de la política cultural francesa, lo cierto es que estamos ante un peligro real de monopolio en el ámbito cultural. [Fri Aug 22 08:17:19 CDT 2003]Leo en El Mundo que 500 vecinos del pueblo extremeño de Zalamea de la Serena van a representar El Alcalde de Zalamea entre hoy y el domingo. Al parecer unas 350 personas están directamente implicadas, mientras que el resto (unas 150) participarán en actividades complementarias como un mercado artesanal o degustación de comidas de la época. Me parece que se trata de un experimento cultural bastante interesante, por cuanto implica la participación de los ciudadanos en un proyecto que sin lugar a dudas incrementará el sentido de identidad del pueblo. [Fri Aug 22 08:01:25 CDT 2003]Una para el departamento de curiosidades. El primer ministro japonés ha acudido a una cena de gala con ASIMO, el robot fabricado por Honda. Durante su estancia en Checoslovaquia, Junichiro Koizumi se presentó en una cena en el castillo de Praga con la criaturita mecánica para prestar homenaje al escritor checo Karel Capek, inventor de la palabra "robot". Por lo que leo, ASIMO es capaz de imitar muchos gestos humanos gracias a la cámara que lleva instalada en su cabeza. Desde luego, da que pensar hasta dónde vamos a llegar con la tecnología. No hace mucho estas fotografías nos hubieran parecido cosa de ciencia ficción. [Thu Aug 21 10:57:59 CDT 2003]Hace ya un par de días tuve una interesante discusión con mi buen amigo Thomas Katsampes. Se trata de un conservador de la escuela ortodoxa, por llamarlo así (en Europa no dudaríamos en usar el término ultraconservador). En cualquier caso, Thomas me comentó la tremenda incertidumbre que le estaba causando un problema para el que, según le parecía, el arsenal de propuestas conservadoras orotodoxas no tiene solución alguna. Se trata de la creciente tendencia entre las compañías estadounidenses a exportar puestos de trabajo a países menos desarrollados donde no obstante el nivel educativo es bastante alto pero los costes laborales son mucho más bajos. Me comentaba Thomas que un conservador que se opone al intervencionismo económico del gobierno y tiene fe en la famosa mano invisible simplemente no tiene respuesta alguna cuando cualquiera de los cientos de miles de trabajadores afectados por esta reciente tendencia se dirija a ellos en busca de posibles soluciones, y a partir de ahí me comentó cuáles podrían ser las políticas más adecuadas para hacer frente al problema, aceptando que todas ellas presuponen la aceptación de un papel activo del Estado en la política económica, lo cual es algo que como conservador él no puede aceptar. Pero no saco esto a colación porque sus posiciones políticas con respecto a este problema me parezcan interesantes, sino más bien porque su actitud es la que me llama la atención. Una vez oído que mi amigo de hecho parecía tener una idea sobre cómo podría afrontarse el problema, le pregunté si quizás no estaba poniendo la carreta por delante de los bueyes. O, en otras palabras, si cree haber encontrado la solución a un problema determinado, ¿no tiene sentido el defenderla independientemente de que se ajuste a tal o cual catecismo ideológico? Pues, ¿de qué nos vale una ideología que no se ajusta a la realidad y no nos ayuda a solucionar nuestros problemas más acuciantes? ¿Qué sentido tiene empeñarse en sostener un dogma determinado por el mero hecho de ser fiel a la letra de una doctrina? No es la realidad la que debe ajustarse a la teoría, sino más bien al contrario, es la teoría la que debe ajustarse a la realidad, o al menos eso me parece a mí. Ni que decir tiene que esto no convenció a mi amigo, que aún anda buscando la solución al problema que él mismo se ha cocinado. Para él, la vida humana no es digna si no se supedita a unas creencias e ideales. Sin embargo, este incidente vino a poner en evidencia la existencia de unas corrientes perennes de pensamiento y actitud ante los problemas vitales que vienen acompañándonos a los seres humanos desde tiempos inmemoriales. Por un lado, tenemos lo que podríamos denominar la corriente pragmática, que prefiere afrontar los problemas con la vista puesta en la resolución de los mismos de una forma lo más satisfactoria posible. Por el otro lado, tenemos lo que para evitar unos términos que podrían considerarse despectivos, denominaré corriente maximalista, que prefiere ajustar la realidad a unos conceptos mentales que apuntan hacia un mundo ideal o perfecto. Y he de reconocer que, al fin y al cabo, ambas corrientes son necesarias y es incluso conveniente que una y otra se controlen mutuamente hasta cierto punto, pero tampoco me cabe duda alguna de que es el pragmatismo el que nos ayuda a progresar en última instancia, mientras que el maximalismo o bien lleva a excesos sangrientos en un intento de imponer la ortodoxia o, en aquellos casos en los que ejerce una influencia positiva, se debe casi siempre a su función de contrapeso a un pragmatismo exacerbado. Tan sólo se me ocurre una instancia en la que el maximalismo viene a ser necesario, y ésta se limita a circunstancias verdaderamente extremas en las que la supervivencia de la sociedad como tal está en peligro, como sucediera durante el avance imparable del Nazismo en el período de entreguerras. Por supuesto, parte del problema es que los maximalistas tienden a ver la vida como una lucha constante por la supervivencia de nuestras sociedades en medio de una crisis de civilización irremediable. Se trata, al fin y al cabo, de una actitud filosófica profundamente pesimista, que tiende a confiar más en la pureza de las ideas que en las imperfecciones de la condición humana. Yo, por el contrario, prefiero reconocer los límites de nuestra naturaleza. [Sat Aug 16 08:08:28 CDT 2003]El INE acaba de hacer públicas las cifras de un estudio sobre inmigración donde se estima que la población extranjera residente en España para el año 2010 se elevará al 12% del total. La misma monografía también pone al descubierto algunos datos interesantes: los inmigrantes del resto de la Europa Occidental llegan al país con el objetivo de maximizar sus rentas, mientras que los de África, Iberoamérica o la Europa del Este lo hacen para maximizar el rendimiento de su fuerza de trabajo; la mayor parte de inmigrantes son hombres, mayoritariamente jóvenes (sobre todos entre los que provienen "del Sur") y alta educación. En fin, que más vale que pongamos en pie una política de inmigración seria antes de que sea demasiado tarde. Es precisamente ahora cuando aún estamos a tiempo de elaborar un conjunto de políticas que permita a estos inmigrantes integrarse con el resto de la sociedad, así como educar a los "españoles de toda la vida" a cambiar su concepto de lo que significa ser español. Si no lo hacemos ahora, estaremos simplemente dando pie a que surjan extremismos racistas e intratables conflictos sociales en el inmediato futuro. [Sat Aug 16 07:54:24 CDT 2003]Hablaba hace unos días del artículo que The New York Times publicara sobre la nueva cocina española. Pues bien, hoy me encuentro en El Mundo Verano con unas cuantas recetas del chef Sergi Arola que sin lugar a dudas vienen a confirmar las palabras de algunos de esos cocineros cuando advertían de los peligros de pensar que esta nueva cocina tiene un apoyo popular masivo en España: un gazpacho que sustituye los tomates por fresas, una combinación de sandía con aceite de oliva y tomate... Vamos, que es muy posible que algunas de estas recetas de hecho estén deliciosas, pero hay que tener mucha imaginación para pensar que se trata de algo común en el país. No obstante, y como ya sucediera con la nouveau cuisine francesa o cualquier otra vanguardia artística, tampoco me cabe duda de que si de verdad triunfa terminará dejando huella de una u otra forma. De eso no parecen darse nunca cuenta quienes desprecian el arte de vanguardia como "elitista". [Sat Aug 16 07:23:54 CDT 2003]Ha muerto Idi Amin, el sangriento dictador ugandés responsable por el asesinato de casi medio millón de compatriotas. Tras derrocar a su mentor, el Primer Ministro Milton Obote, en 1971, implantó un régimen izquierdista empeñado en imponer la Sharía a pesar de las excentricidades sexuales del dictador, a quien incluso se llegó a acusar en aquel entonces de prácticas canibalistas. Murió, sin embargo, en el exilio saudí, donde pasó las últimas décadas viviendo de forma más o menos cómoda. En este sentido, lo que me disgusta no es tanto el hecho de que viviera apaciblemente en el exilio, pues en política hay ocasiones en las que no queda más remedio que mirar para el otro lado en aras de poner fin a un conflicto endémico o una dictadura represiva (de ahí mis dudas acerca del activismo judicial del Juez Garzón persiguiendo a los represores de las dictaduras argentina o chilena), sino el hecho de que como de costumbre la izquierda radical que le apoyara antaño debido a su retórica anti-israelí no sea capaz de sacar conclusiones al respecto . Por supuesto, tres cuartos de lo mismo puede decirse de otros "liberadores": Ho Chi Min, Pol Pot, Gadhafi, Fidel Castro... Estamos hablando, después de todo, de un individuo que expulsó de su país a 70.000 asiáticos por el mero hecho de ser de otra raza. [Wed Aug 13 19:59:51 CDT 2003]Hace ya más de doce años, durante mi etapa de activismo político en España, me opuse rotundamente al servicio militar obligatorio, defendiendo en cambio las virtudes de un ejército profesional. Ya no estoy tan seguro que mantuviera estas posiciones como parte de una coherente política de defensa nacional, sino más bien como consecuencia de un antimilitarismo primario que al menos por aquel entonces caracterizaba a buena parte de la juventud española. Todo lo que tuviera que ver con la objección de conciencia, la insumisión o la simple evasión de las responsabilidades de uno con respecto al ejército gozaba de la popularidad entre todos los jóvenes. Sin embargo, también recuerdo las advertencias que el entonces Presidente del Gobierno, Felipe González, hizo una y otra vez a las Juventudes Socialistas. Cuando los cachorros del PSOE nos lanzábamos a nuestras peroratas antimilitaristas, él siempre nos advertía de que las cosas en política raramente son tan tajantes. En concreto, hablaba de cómo la profesionalización del ejército conduciría casi inevitablemente a un incremento del gasto de defensa, así como a una progresiva separación entre el estamento militar y la población civil. Sin embargo, el argumento más acertado que usara Felipe González durante esos años fue precisamente que la profesionalización de los ejércitos facilitaría un excesivo intervencionismo militar en el exterior. Parece lógico pensar que sea más fácil ordenar el envío de tropas a guerras lejanas cuando los soldados han elegido voluntariamente la vida castrense que cuando todo hijo de vecino está acuartelado. Lo primero se puede justificar con cierta facilidad, mientras que lo segundo pondría a cualquier gobierno en una posición algo apurada. Pues bien, no me queda más remedio que reconocer que el entonces Presidente estaba en lo cierto. Incluso los sucesos más recientes parecen estar dándole la razón, sobre todo cuando vemos que aquellos gobiernos más dispuestos a enviar a sus tropas a Irak son precisamente aquellos que cuentan con ejércitos profesionales (EEUU, Reino Unido, Australia, España...). Por supuesto que no podemos ver en ello una relación causa-efecto, pero a estas alturas me parece evidente que los Presidentes estadounidenses se lo pensarían dos veces antes de enviar a soldados reclutados forzosamente a un conflicto en un país lejano. Después de todo, la guerra de Vietnam no dejó buen sabor de boca a nadie. [Mon Aug 11 14:47:11 CDT 2003]Parece que la nueva cocina española ha cobrado fama internacional últimamente. Ni más ni menos que The New York Times publicó ayer un extenso artículo sobre el tema, incluyendo una foto en la portada de su edición dominical. Siempre me había costado trabajo entender cómo la cocina francesa había adquirido el prestigio del que goza mientras que la española languidecía en los márgenes como la gran desconocida. Y no se trata de que no respete la gastronomía de nuestros vecinos, pero la verdad es que tampoco la gastronomía italiana, española o portuguesa me han parecido nunca desmerecer el honor de una fama internacional de la que nunca han gozado. Quizá se trate de que ciertas cocinas son más "hogareñas" o "caseras" que cosmopolitas, pero en ese caso tendría uno que sentir cierto desconsuelo por la cantidad de deliciosas tradiciones gastronómicas que vamos a dejar de lado. En cualquier caso, que ya era hora de que la cocina española ganara cierto respeto allende nuestras fronteras. No me sorprende nada, en este sentido, que se trate precisamente de las cocinas vasca y catalana las que estén cosechando el éxito internacional aunque casi todos los artículos que leo solamente mencionan a Ferrán Adrià y su restaurante El Bulli. [Sun Aug 10 17:27:40 CDT 2003]El economista Mikel Buesa calcula que la independencia costaría unos 1.500 millones de euros a la economía vasca, según ha explicado en una reciente durante un curso de verano en El Escorial. Uno no tiene más remedio que pensar que el estudio anda un poco como cogido por alfileres debido a la enorme cantidad de asunciones que hace. Así, por ejemplo, Buesa parte de la hipótesis de que un País Vasco independiente no pertenecería a la UE, lo cual me parece más que discutible. Ni que decir tiene que, a partir de ahí, todo va cuesta abajo pues las predicciones de un descenso del PIB de entre un 4 y un 10% o el aumento del desempleo hasta un máximo del 19% están basadas en ésa asunción previa. Tal vez lo único medianamente interesante en tamaño ejemplo de política ficción sería el dato de que el 65% de las exportaciones de Euskadi se realizan al resto del Estado español. Pareciera que los vascos están mucho más integrados en España de lo que quieren asumir. |