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[Tue Sep 26 11:33:20 CEST 2006]Han pasado ya casi dos meses desde que regresé con mi familia desde los EEUU para asentarnos en Sevilla, y me he encontrado el país, como era de esperar, bastante cambiado; eso sí, cambiado en líneas generales para mejor, para mucho mejor diría. Y no me refieron solamente a las infraestructuras, donde desde luego se nota claramente la mejora, sino también en los servicios y hasta en la misma actitud de los ciudadanos... bueno, al menos en general, porque, la verdad sea dicha, aún queda mucho mentecato ahí fuera. En todo caso, lo que no cambia es la sorna con que muchos de mis conciudadanos miran la vida... ni la omnipresencia del tabaco, por supuesto, que no cambia pese a todas las leyes que se le ocurran al Gobierno Zapatero. Por uno u otro motivo, son muchos los ciudadanos que no se dejan convencer por las campañas anti-tabaco, casi siempre como reacción casi refleja ante lo que ven como inaceptable intromisión del Estado en sus vidas. Y es que, me parece, las autoridades sanitarias se han planteado el debate sobre el tabaco con una estrategia equivocada. No se trata de hacer hincapié sobre las negativas consecuencias sobre la salud, sino más bien de subrayar la importancia del respeto hacia los demás, hacia los no fumadores. Estoy convencido de que si se tomara esa posición, en lugar de lanzar proclamas moralistas, habría menos humo en el aire. Pero vamos a lo que vamos, porque lo que me interesaba destacar aquí era la presencia avasalladora de la sorna y la ironía en la vida cotidiana española, algo que no sucede en otros países de nuestro entorno, o al menos no en el mismo grado ni mucho menos. Este mirar los sucesos con la distancia que da la experiencia (o el descreimiento, o el cinismo incluso, que todo hay que decirlo) se extiende incluso a los nombres de los comercios. Así, me he encontrado estos días con una asesoría financiera con el nombre de HipoTK, una tienda de las de "todo a 100... y más" (el eslógan este tampoco tiene desperdicio) llamada Casa de cosas y, en mi Sevilla natal, una bisutería bautizada como Ancá la Loli (ésta última, he de reconocerlo, me llevó un buen rato descifrar). En fin, que no puede uno evitar ir por ahí con una sonrisa en la boca. {enlace a esta historia} [Fri Sep 22 12:05:36 CEST 2006]El País publica hoy una historia sobre Elfriede Rinkel, la vigilante de un campo de concentración nazi que acabó casándose con un judío y viviendo con él en los EEUU. La historia tiene su interés ya de por sí, y de ellos nos ocuparemos un poco más adelante, pero lo que ahora me interesa es destacar el siguiente párrafo de la noticia: Nótese que la mayoría de los presos estaban allí por motivos políticos, y no por ser judíos. Murieron entre 50.000 y 90.000 personas, pero muchas de ellas ni son recordadas porque murieron en nombre del comunismo, el socialismo o la democracia liberal. ¡Cuidado! ¡Que no se malinterpreten mis palabras! El holocausto judío es una realidad histórica, una pesadilla, una vergüenza moral que nos acompañará a todos (sí, a todos, unos por acción y otros por omisión, no únicamente a los alemanes) durante siglos. No obstante, duele observar cómo tantas otras víctimas de la podredumbre nazi que fueron asesinadas por sus ideas, su religión, sus inclinaciones sexuales o el hecho de pertenecer a pueblos supuestamente inferiores, como los gitanos, continúen siendo ignoradas tantos años después, como si únicamente hubieran muertos judíos en estos campos. Éstas otras víctimas no tienen sus exposiciones, sus museos, sus libros, sus documentales y películas. Me parece enormemente desafortunado que, al menos en el imaginario popular, el nazismo se haya convertido en mero antisemitismo violento en lugar de lo que realmente fue: un totalitarismo. Y digo esto porque, al reducir y simplificar un fenómeno tan complejo como el nazismo a uno solo de sus componentes también dejamos de lado buena parte de las lecciones morales que podemos extraer de él. El riesgo totalitario anida en nuestras almas, seamos o no antisemitas, seamos o no racistas. Se trata, por tanto, de un riesgo con el que vivimos todos los días, incluso en nuestros países de democracia liberal avanzada. En todo caso, mencionaba algo más arriba que la historia de Elfriede Rinkel tiene ya de por sí su interés, al margen de estas otras reflexiones. Tantos los antiguos nazis como las víctimas que sobrevivieron han ido muriendo poco a poco, y qué duda cabe que se acerca el momento en que ya no queden testigos de primera mano de aquellos terribles crímenes. Y mucho me temo que no hemos hecho demasiado para aprender de los errores de estos individuos. Se les ha perseguido, se les ha encarcelado y ejecutado, pero no se les ha tratado como lo que son, al fin y al cabo: seres humanos, como nosotros mismos, que cometieron un trágico error en un momento determinado de sus vidas, error que costó las vidas de millones de personas. Siempre hemos preferido hablar de los verdugos nazis como si se tratara de monstruos, con lo que los reducimos a curiosidad de feria, y desaprovechamos la ocasión para aprender de ellos y así sentar las bases de una sociedad más justa donde quizás no vuelvan a repetirse estos hechos. ¿Qué llevó a Elfriede Rinkel a trabajar como vigilante en un campo de concentración nazi? ¿Cómo veía a los prisioneros? ¿Cómo pudo evitar sentir compasión por las víctimas? ¿O quizás simplemente aprendió a reprimir estos sentimientos? ¿Cómo fue capaz de continuar con su vida normal fuera del campo? ¿Qué consecuencias tuvo en su conciencia? ¿Se atrevió alguna vez a hacer algo para ayudar a alguno de los prisioneros? ¿Por qué sí o por qué no? ¿Qué pensaba mientras compartía sus días con un judío en los EEUU? Ninguna de estas preguntas ha sido respondida aún, y se nos están escapando las últimas oportunidades de hacerlas a los individuos que estuvieron implicados directamente en aquellos acontecimientos. Es más, por desgracia, ni siquiera es fácil encontrar una obra de arte donde el autor se haya planteado a fondo estas cuestiones. Casi pareciera que, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, hayamos tenido terminantemente prohibido plantearnos cómo podía pensar o sentir un criminal nazi, cuando ahí es precisamente donde únicamente se puede encontrar la solución a este problema. {enlace a esta historia} [Wed Sep 20 08:01:36 CEST 2006]Nos hemos levantado esta mañana leyendo la noticia del discurso del Presidente Bush ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en el que acusó a Irán de financiar el terrorismo y procurar armas nucleares, y donde también anunció que ha encargado a la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, que intente resucitar el proceso de paz entre palestinos e israelíes. ¡A buenas horas! Hace ya tiempo que estoy convencido de que la política exterior de Bush, a pesar de toda su retórica maniquea de la claridad moral, se caracteriza más bien por la improvisación y el zigzag. Pues bien, esto no hace sino confirmarlo. ¿A qué viene encargar a nadie que resucite un plan de paz cuando se ha asistido impasible al bombardeo del sur de Líbano con bombas de racimo hace apenas unos días sin siquiera hacer un llamamiento a la calma? ¿Qué mediación puede ejercer un país que ha apoyado constantemente a uno de los bandos enfrentados en la disputa durante décadas? ¿Cómo va a poder resucitar un plan de paz Condoleezza Rice sin siquiera haber mantenido un mínimo de relaciones diplomáticas con varias de las partes implicadas, todo ello, eso sí, en nombre de la supuesta pureza moral de su jefe? ¿Por qué ahora, y no hace ya varios años, cuando se le advertía desde muchas capitales árabes y europeas que si deseaba poner fin a la creciente amenaza del terrorismo islámico internacional habría que esforzarse en solucionar, de una vez por todas, el problema palestino? Y, finalmente, ¿qué credibilidad piensa el Presidente Bush que pueda tener en estos momentos después de la invasión de Irak? No hace mucho, el Gobierno palestino de Hamás había sido añadido a la ya larga lista de gobiernos que pertenecen al eje del Mal. Ahora resulta que Bush quiere sentarse a negociar la paz en Palestina con israelíes y... supongo que Hamás, pues aún se encuentra en el Gobierno palestino. ¿A qué vino entonces la moralina de hace unos meses? ¿Para qué desestabilizar toda la región negándose en redondo a entablar conversaciones con el Gobierno de Hamás para enviar ahora a la Secretaria de Estado a resucitar un plan de paz que les incluye necesariamente? ¿Para qué y por qué se perdió ese preciado tiempo? Son demasiadas preguntas sin respuesta, al menos por parte de la Administración estadounidense. Bush, como de costumbre, practica la política del "donde dije digo digo Diego" y, sin embargo, todavía es tenido por muchos de sus compatriotas como un político "de ideas claras". A mí, que venga Dios y me lo explique. {enlace a esta historia} [Mon Sep 18 10:53:30 CEST 2006]Repasando la prensa esta mañana me encontré con una noticia sobre los valores machistas que campan a sus anchas en Guatemala, y me vi compelido a enviar un correo a mi esposa con las siguientes reflexiones: {enlace a esta historia} [Wed Sep 13 13:23:19 CEST 2006]Leo en la prensa de hoy que ha fallecido Joachim Fest, escritor alemán autor de una de las primeras biografías de Adolf Hitler publicada en 1973, de la biografía autorizada de Albert Speer y Dentro del búnker, que sirvió de inspiración más recientemente para la realización de la película El hundimiento. No es que pueda uno alegrarse del fallecimiento de nadie, pero lo cierto es que, cayendo la que está cayendo a cuenta de la confesión de Günter Grass, viene que ni pintado recordar la actitud de Fest y su familiar ante el nazismo. Como escribe El País en su necrológica: Se trata de uno de esos casos (bastante comunes, todo hay que decirlo) en los que la religión sirve como inspiración de un comportamiento honesto y compasivo, en lugar de convertirse en excusa para cometer todo tipo de atrocidades. Que conste, Fest también acabó participando en la guerra al final del todo, cuando se presentó voluntario para luchar con la Wehrmacht y así evitar el reclutamiento forzoso en las Waffen-SS (¿les suena familiar?). Pese a todo, nos presenta con una realidad que muchos quisieran ignorar: a pesar de todos los pesares, siempre es posible la resistencia individual activa o pasiva a un régimen totalitario. Eso sí, el coste personal puede llegar a ser tan elevado que no sería justo siquiera exigirlo de todos aquellos que tienen la mala fortuna de verse abocados a vivir bajo la bota militar de un Gobierno corrupto y autoritario. La santidad está muy bien como ejemplo, pero no es realista esperar que todos podamos comportarnos de acuerdo a la consistencia moral más absoluta. {enlace a esta historia} [Wed Sep 13 11:05:05 CEST 2006]La viñeta de El Roto publicada hoy en El País refleja bien la realidad que vivimos desde los ataques del 11-S. El terrorismo islamista es una seria amenaza, qué duda cabe, pero a uno le queda la horrible sensación de que el fenómeno se magnifica con la sola intención de pescar a río revuelto, sacándole tajada al miedo en forma de amarillismo (en el caso de los medios de comunicación) o extensión descontrolada del poder ejecutivo (en el caso de ciertos políticos). Uno no puede evitar la sensación de que no nos vendría nada mal tomar las cosas con algo de calma. {enlace a esta historia} [Mon Sep 11 19:28:22 CEST 2006]El País publica hoy un artículo de Juan Goytisolo defendiendo la alianza de civilizaciones de Zapatero en el que me encuentro la maravillosa frase que lanzó Castelio en un panfleto contra Calvino tras la quema de Miguel Servet: ¡Qué pena que haya tantos aún que ignoren la máxima de Castelio! {enlace a esta historia} [Sun Sep 10 12:03:42 CEST 2006]Tantas cosas se han escrito últimamente a raíz de la confesión de Günter Grass de su pertenencia a las Waffen SS durante la guerra que, como era de esperar, algunas de las comparaciones se han llevado demasiado lejos. Ya escribí hace una semana sobre el artículo de Carlos Castilla del Pino, que me pareció incorrecto en su análisis de este tema. Pues bien, ayer pudimos leer una columna de José Vidal-Beneyto en la que criticaba, no sin razón, a Castilla del Pino por la utilización que había hecho de Dionisio Ridruejo a propósito de los engaños y mentiras de Grass. Como bien indica Vidal-Beneyto: No me termina de gustar el calificativo de "totalitario" que usa Vidal-Beneyto para referirse a Ridruejo y Laín Entralgo, pues me parece mucho más adecuado usar el de "autoritario", pero por lo demás no deja de tener razón en sus apuntes. Y, por cierto, ya que estamos tratando del tema nuevamente, El País publica una entrevista con Günter Grass hoy mismo, en las que el escritor alemán se defiende de los ataques que ha sufrido estas últimas semanas. Merece la pena dejarle hablar a él. Así, a la pregunta de si el sentimiento de vergüenza por haber pertenecido a las Waffen SS iba aumentando con el tiempo, responde: Pero son quizá las siguientes palabras las que respondan más directamente a las críticas que se le han lanzado estos días: {enlace a esta historia} [Sun Sep 10 11:33:18 CEST 2006]El Cultural publicó esta semana una entrevista con Carlos Fuentes, quié acaba de publicar Todas las familias felices, en la que leemos unas palabras sobre la actualidad política mejicana que seguramente deberían llenarnos de esperanza: Absolutamente cierto. Pocos países hay hoy en el mundo que, como México, se hayan encontrado al borde del precipicio de un conflicto civil abierto con tanta asiduidad y, sin embargo, haya logrado evitar la sangría una y otra vez. Cierto, tuvo su revolución, de tendencias tan socialistas como nacionalistas y anarquistas, en un batiburrillo muy mejicano, allá en 1910, pero desde entonces se ha encontrado varias veces a punto de verse abocado al apocalipsis del que habla Fuentes (movimientos estudiantes en los sesenta, mafia del narcotráfico en los ochenta y noventa, crisis institucionales como consecuencia de la corrupción política, manipulación de las elecciones que llevaron a la derrota de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, levantamiento popular zapatista...) y, de una u otra forma, siempre lo ha evitado. Esperemos que la reciente crisis política desencadenada por la negativa de López Obrador a reconocer el triunfo de Felipe Calderón en las elecciones presidenciales tampoco llegue a mayores, aunque no será desde luego por la actitud que está tomando el candidato perredista. {enlace a esta historia} [Thu Sep 7 18:38:48 CEST 2006]El País publica hoy un artículo de Enrique Echebrúa sobre las víctimas, el perdón y la justicia que merece la pena tener bien presente en estos momentos en los que encaramos la negociación con ETA, Zapatero dixit. A continuación incluyo algunas de las reflexiones del artículo que me parecen dignas de subrayar, reproducidas aquí de forma deslavazada: El único problema, por supuesto, es que todo esto queda perfecto en la teoría, pero los políticos no tienen más remedio que ensuciarse de fango en la cochina realidad. Bien está tener presente consideraciones éticas como las que menciona Echebrúa, pero no son pocas las ocasiones en que uno tiene que rebajar las expectativas y avenirse a alcanzar acuerdos imperfectos para que al menos avancemos todos juntos, aunque sea poco a poco. Tampoco conviene olvidar esto, pues desde el análisis objetivo y desapegado somos demasiado proclives a prescribir recetas altamente teóricas que casi son imposibles de poner en práctica, por más redondas y bellas que figuren sobre el papel. {enlace a esta historia} [Thu Sep 7 09:50:38 CEST 2006]La viñeta de Forges en El País de hoy ilustra bien el panorama que ofrece cualquier quiosco español a la vuelta de vacaciones. Esta misma mañana, cuando fui a comprar el periódico, me encontré con un gran cartón a la puerta del comercio anunciando una nueva colección de relojes de época. La cosa tiene su miga. Por un lado, me parece interesante, e incluso positivo, que por acá podamos comprar buenas obras fascículo a fascículo; pero, por otro, queda incluso estéticamente feo ver un quiosco de prensa repleto de estas publicaciones a más no poder. Casi se diría que las editoriales están a la que salta para sacarle el dinero a los consumidores con cualquier cosa. {enlace a esta historia} [Tue Sep 5 08:38:09 CEST 2006]El escritor egipcio Naguib Mahfuz murió la semana pasada. Se trataba, seguramente, del escritor en lengua árabe más conocido del mundo, premio Nobel en 1988, fiel retratista de la calle cairota, articulista en el diario egipcio Al-Ahram y bestia negra de los fundamentalistas que trataron de asesinarle a puñaladas en 1994 después de que un jeque islamista (Omar Abdel Rahman, quién se encuentra en prisión en los EEUU en estos momentos por su participación en el primer atentado contra las Torres Gemelas en 1993) lanzara una fatwa contra él por presentar de modo supuestamente irreverente a Moisés, Jesucristo y Mahoma en su novela Hijos de nuestro barrio. Tan central era la escritura en la vida de Mahfuz que ya en 1988 declaró que "si las ganas de escribir me abandonan un día, deseo que ése sea el de mi muerte". Tiene poco de extraño que los fundamentalistas le colocaran en el punto de mira, dada su filosofía tolerante, modernista y, a decir de muchos, epicúrea, como dejara claro durante una entrevista con el diario francés Le Figaro en 1993: Pero aún más radical les parecería a esos integristas su actitud tolerante hacia los demás, que seguramente ellos identificarán con cierta decadencia occidental: ¡Si sólo se escucharan esas palabras un poco más en esa región del mundo! En fin, ayer mismo comencé la lectura de La maldición de Ra, que seguramente nadie considerará una de sus mejores obras, pero era lo que se encontraba más a mano. {enlace a esta historia} [Mon Sep 4 11:49:46 CEST 2006]Echándole un vistazo a algunas bitácoras literarias y culturales me encuentro con la noticia, publicada en El bibliómano, de que Penguin ha comenzado a vender libros en China, y la lista de los diez primeros libros que van a lanzar al mercado quita el aliento: Exacto. Todos ellos clásicos. Todos ellos imprescindibles. Y, a pesar de todo, solamente puedo decir que he leído uno, el Quijote, lo que deja bien patente lo que aún me queda para alcanzar un mínimo nivel de preparación cultural. Por otro lado, el autor de la bitácora literaria Comeclavos habla de su primer día de horas prácticas en la editorial Siglo XXI, y nos muestra un par de fotos de la nueva sede social de la empresa en la calle Menéndez Pidal. Se trata de una casa de campo en el mismísimo centro urbano de Madrid. Se trata de El Olivar de Chamartín, donde se esconden cien olivos centenarios y aún se conserva un ambiente auténticamente campestre que incluye hasta los aromas de jara, romero y mejorana traídos de la sierra. {enlace a esta historia} [Sun Sep 3 11:14:07 CEST 2006]No me gusta el cariz que están tomando las cosas en Bolivia. Leía ayer en El País que Evo Morales ha cambiado las reglas para dotar a la Asamblea Constituyente de poderes absolutos, en contra de lo que había prometido anteriormente. En la votación se decidió que los artículos de la nueva Constitución sean aprobados por mera mayoría absoluta, y no por dos tecios, tal y como establecía la anterior Ley Fundamental. De esta forma, el Movimiento Al Socialismo (MAS) del Presidente puede hacer y deshacer a su gusto sin necesidad de llegar a acuerdos con los partidos de la oposición, y ello a pesar del descenso en la popularidad de Morales entre sus conciudadanos y los resultados tan decepcionantes que obtuvo durante el reciente referéndum. Morales se está pareciendo cada vez más a Chávez, y no estoy nada seguro que de ahí pueda salir nada bueno. Las constituciones duraderas han de sostenerse en un amplio consenso, o de lo contrario no llevan sino al fracaso, la inestabilidad social y, en ocasiones, conflictos civiles. Me preocupa este populismo de nuevo cuño que se extiende por Latinoamérica por lo que tiene de semillas de autoritarismo. {enlace a esta historia} [Sun Sep 3 10:42:58 CEST 2006]Carlos Castilla del Pino publicó un artículo sobre el tema Grass en la edición de El País de ayer que me parece un buen ejemplo de la actitud que he venido criticando en estas páginas. Sostiene Castilla del Pino algunas ideas que, como ya he afirmado, me parecen perfectamente respetables, sobre todo el hecho de que Grass ha venido promoviendo una imagen de sí mismo como especie de conciencia moral de la nación alemana tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Es cierto, tiene poco de extraño que sean tantos quienes se deleitan en subrayar las contradicciones de quien no ha hecho sino lanzar proclamas morales durante décadas de debate sobre ciertos asuntos de responsabilidad histórica en Alemania. Ahora bien, las presuntas contradicciones de Günter Grass no han de mellar para nada la fuerza de los argumentos que haya usado durante todos estos años. Lo que se nos plantea aquí, en definitiva, no es (o no debería ser) un mero asunto de contradicción en el comportamiento de tal o cual intelectual, sino la cuestión de si las posiciones que ha mantenido en el debate político durante las pasadas décadas son correctas o no. De lo contrario, acabamos tratando estos asuntos de una forma que bien poco se diferencia de los tan denostados cotilleos de sociedad. Al fin y al cabo, ¿qué nos preocupa, la literatura de Grass o las anécdotas sobre su vida?, ¿sus posiciones políticas e intelectuales o las contradicciones en que, como todo hijo de buen vecino, haya podido caer? En todo caso, si hay algo que he echado en falta en el tratamiento que he echado en falta en el tratamiento mediático de este tema, ha sido una actitud más comprensiva, guiada por la compasión. Tiene razón Castilla del Pino cuando afirma que Grass no se ha limitado a ocultar toda la historia sobre su pasado en las Waffen SS, sino que de hecho llegó a mentir cuando contó que había servido en un destacamento de artillería durante la guerra. Pero, ¿,acaso nos hemos llegado a plantear por qué Grass no quiso hablar en su momento de su pertenencia a las Waffen SS? ¿Hemos considerado siquiera el punto de vista de tantos alemanes que, viéndose forzados en su momento a participar en los esfuerzos bélicos, se avergonzaron después de no haber hecho nada por detener la barbarie nazi, se avergonzaron incluso de ser alemanes, y hubieron de aguantar unas cuantas décadas de culpa individual y colectiva? Son éstas, me parece, cuestiones mucho más interesantes, de mayor calado, de mayor contenido humano y moral, que las meras acusaciones contra un escritor particular a la que hemos asistido estos días. En definitiva, que me temo que hemos desaprovechado una oportunidad más para discutir a fondo un tema del que todos podríamos aprender mucho, y para hacerlo sin lanzar acusaciones, sin dar lecciones, sino aprendiendo unos de otros. Eso es lo que echo en falta. {enlace a esta historia} |