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Mark Bittman on the true costs of cheap food
[Tue Apr 27 07:53:22 CDT 2021]
The Guardian published an interview with Mark Bittman, author of the book Animal, Vegetable, Junk that is worth reading. Asked where we went wrong with food, he answers: It's precisely what we don't want to see, particularly after the fall of the Soviet Union: capitalism is the problem. I'm not talking about free market here. But, rather, capitalism. They are not the same, in spite of the fact that we often hear those two terms used interchangeably. Free markets existed for thousands of years. As a matter of fact, one could argue that they were more free a few centuries ago than they are now. What we have right now is not free markets. It's capitalism out of control. It's the idolatry of capital. Absolutely everything has to yield to the main goal, which is to make a profit. Or, as people put it these days, to "monetize". So, of course, all this has an impact on the way we eat too: Sounds familiar? Because the very same argument can be made about the environmental problems we face. The issue is not to "make better personal choices", although that would obviously help. The issue is to change the very foundations of our economic, political and social systems. That involves collective, as well as individual choices. {enlace a esta entrada} Yayo Herrero sobre capitalismo, naturaleza y decrecimiento
[Fri Apr 16 11:38:55 CDT 2021]
Leyendo una entrevista a Yayo Herrero sobre capitalismo, naturaleza y decrecimiento me encuentro con unas cuantas reflexiones que conviene tener presentes. Por ejemplo, con respecto a la importancia de los cuidados, Herrero explica: Se trata, sin duda, de algo que hemos oído antes. Sin embargo, por la razón que fuere, no solemos tenerlo en cuenta en nuestros análisis. El capitalismo necesita reproducir la mano de obra para poder sobrevivir. De hecho, cualquier sociedad lo necesita. Sin embargo, no puede permitirse pagar por ese trabajo que, en realidad, es llevado a cabo por millones de mujeres (por lo general, son las mujeres quienes se encargan de estas tareas) sin contrapartida económica alguna. Hasta tal punto es así que, en cuanto ese mismo capitalismo necesita echar mano de las mujeres para incorporarlas a la fuerza de trabajo y presionar a los salarios a la baja, se ve en un apuro, el crecimiento demográfico disminuye y nos vemos obligados a añadir áreas como la del cuidado infantil al mercado. Segundo, cuando se le pregunta por el capitalismo especulativo y posibles formas de ponerle coto, Herrero responde: Ésta última propuesta no la había oído anteriormente. Sí que tenía conocimiento de las propuestas de volver al patrón-oro de antaño, pero no de esta otra idea mencionada por Herrero. Finalmente, cuando se le pregunta sobre posibles formas de disminuir los incentivos al consumo, Herrero explica: Parece obvio. Ciertamente, nunca vemos anuncios de lechugas, patatas, huevos o carne de pollo, a no ser que se trate de un anuncio general de alguna organización comercial tratando de fomentar el consumo general de un determinado producto. Pero no se ven anuncios de empresas distribuidoras de ninguno de esos bienes. Sin embargo, sí que vemos multitud de anuncios tratando de convencernos de que consumamos comida procesada. La razón, como indica Herrero, es clara: mientras que el consumo de patatas o lechuga es bien natural, el de la comida procesada no lo es y hay que promoverlo para que ocurra. {enlace a esta entrada} Disquisiciones sobre la Junta de Andalucía, el Gran Hermano y las redes sociales
[Thu Apr 15 14:50:09 CDT 2021]
Leemos hoy en Diario de Sevilla que la Junta de Andalucía plantea usar inteligencia artificial para recopilar comentarios de funcionarios en redes y medios de comunicación para, según nos cuentan, poder decidir mejor qué puesto de trabajo adjudicar a cada funcionario. Al parecer, la idea es procesar toda la información usando inteligencia artificial. Aunque no me queda más remedio que estar de acuerdo con los sindicatos en este asunto (en el sentido de que, en principio, parece que atenta claramente contra el derecho a la privacidad de los funcionarios) y me da la impresión de que en realidad nunca se llevará a cabo, ello no quita para que me sorprenda leer opiniones tan inocentes como la de Alfonso Calabuig, representante del sindicato SAF: "Que tus redes sociales, en las que pones lo que te da la gana, que para eso son tuyas, sean tenidas en cuenta de cara a ofrecer puestos de trabajo en la administración...". La equivocación es doble, me parece: primero, porque las redes sociales para nada pertenecen a quienes suben sus fotos y comentarios a ellas, sino a las empresas que mantienen los servidores; y, segundo, cualquier comentario que se haga en las redes sociales es, por definición, público. Me parece importante resaltar esto último porque a menudo parecemos olvidarlo por completo. No se trata, como a menudo oímos, de algo completamente nuevo. ¿Acaso no se daban problemas similares en el pasado cuando alguien enviaba una carta al director para que fuese publicada por algún periódico o revista? ¿O cuando alguien compartía sus puntos de vista sobre política o religión en la barra del bar o el comercio del barrio? ¿Acaso no sabía el resto de los vecinos de qué pie cojeaba uno, como solía decirse? ¿Cuántos españoles fueron ejecutados durante la Guerra Civil precisamente debido a sus opiniones sin necesidad de que existieran entonces nuestras modernas redes sociales basadas en la informática? Y, por supuesto, el primer punto también es importante porque son demasiados los que usan las redes sociales pensando que les pertenece a ellos. Pocos habrán leído, parece, las licencias y acuerdos que deben aceptar al abrir su cuenta. {enlace a esta entrada} Crecimiento económico a costa de deuda
[Fri Apr 2 07:45:15 CDT 2021]
La agencia de noticias EFE publica hoy una noticia explicando que la deuda del Estado en España ha pasado de 16.000 millones de euros en 1980 (17% del PIB) a 1,35 billones en 2020 (120% del PIB). Y, cuidado, que no todo se debe a la pandemia. Ni tampoco a la crisis financiera del 2008. Por supuesto, ambos acontecimientos han contribuido a profundizar la deuda pública, pero la tendencia viene de lejos. Ni tampoco puede afirmarse que se trate solamente de un fenómeno español. De hecho, se observa en la mayor parte de economías avanzadas. Peor aún, no se limita a la deuda pública. El incremento de la deuda privada desde entonces, tanto la de los consumidores como la de las empresas, ha sido apabullante. Las cifras están fácilmente disponibles en la Internet y las he compartido aquí mismo en otras ocasiones. ¿A qué puede deberse todo esto? ¿Por qué no nos hacemos esa pregunta? ¿Por qué no se nos ocurre reflexionar sobre el hecho de que, al mismo tiempo que hemos ido creciendo de manera claramente insostenible a costa de los recursos naturales del planeta también hemos hecho ido gastando a crédito de manera igualmente insostenible? ¿Y si la recuperación económica que vivimos en la década de los ochenta, la que nos ayudó a superar la crisis de los setenta, y buena parte del crecimiento que hemos visto desde entonces se deben precisamente a este truco insostenible? Son preguntas molestas que no acertamos a hacernos. {enlace a esta entrada} |