[Fri Jun 22 11:29:17 CDT 2012]

La política tiene cosas extrañas. Me parece curioso leer, por ejemplo, que el Gobierno acaba de aprobar un plan contra el fraude fiscal que incluye sanciones más severas para los evasores (por cierto, el titular de El País se las trae, siendo tan claramente partidista como lo que leemos en la prensa de la derecha de siempre: El Gobierno trata de incentivar que los evasores se acojan a la amnistía fiscal; no seré yo quien apoye la amnistía fiscal del Gobierno de Rajoy, pero el titular es bastante tendencioso). Y digo que me parece curioso porque siempre se ha asumido que es la izquierda quien tiene mayor interés en perseguir el fraude fiscal, que obviamente se da más entre quienes más tienen. Sin embargo, hemos tenido que esperar a que un Presidente del PP esté en La Moncloa para ver un endurecimiento de la lucha contra el fraude (bueno, también es cierto que el primer Gobierno de Felipe González en los años ochenta apretó algo las tuercas en este sentido). Imagino que son cosas del turnismo de pandereta que caracteriza a nuestro sistema político. Bueno, eso y el hecho de que, obviamente, Alemania es mucha Alemania y presiona para que se ataje la sangría. El caso es que, sea como fuere, ha sido un Gobierno del PP el que ha aprobado una norma que debía haber aprobado Zapatero en su día. No es que la normativa propuesta no sea mejorable, pero al menos es un paso en la dirección correcta. Si acaso, demuestra bien a las claras que la socialdemocracia parece haber perdido el rumbo por completo. {enlace a esta entrada}

[Thu Jun 21 15:59:43 CDT 2012]

Ayer nos enteramos de que Rajoy ha decidido no celebrar el debate del estado de la nación este año. No suelo faltar al respeto a los políticos en público, pero la verdad es que la desvergüenza de nuestro Presidente clama al cielo. No sólo comparece poco y mal ante la prensa, sino que encima no tiene siquiera la dignidad de aparecer por el Congreso de los Diputados, que es la institución que representa a los ciudadanos y donde tiene la obligación constitucional de rendir cuentas. Y éste Rajoy es el mismo que criticaba a Zapatero por no someterse al control parlamentario (a pesar de que acudía semanalmente a la Carrera de San Jerónimo a responder a las preguntas de los diputados) y hasta hace bien poco se desvivía por afirmar que el texto constitucional era lo más sagrado del ordenamiento jurídico y que ni siquiera podía tocarse. No sólo clama al cielo, sino que cabrea. El país a punto de hundirse en un cenagal, con millones de trabajadores en paro y muchísimas familias sin ingreso, la UE a punto de rescatar a nuestra banca antes de que quiebre y, mientras tanto, el Presidente del Gobierno no considera importante someterse al control parlamentario. ¿Alguien puede explicarme qué leches dirá si la gente se echa a la calle y se niega a encauzar sus problemas e inquietudes a través de las instituciones? ¿Les llamará "anti-sistema" entonces? {enlace a esta entrada}

[Tue Jun 19 10:48:15 CDT 2012]

Un antiguo amigo del bachiller comparte el enlace a un artículo de Paul Krugman titulado Greece as Victim, recientemente publicado por The New York Times, que merece la pena leer:

Ever since Greece hit the skids, we've heard a lot about what's wrong with everything Greek. Some of the accusations are true, some are false —but all of them are beside the point. Yes, there are big failings in Greece's economy, its politics and no doubt its society. But those failings aren't what caused the crisis that is tearing Greece apart, and threatens to spread across Europe.

(...)

So, about those Greek failings: Greece does indeed have a lot of corruption and a lot of tax evasion, and the Greek government has had a habit of living beyond its means. Beyond that, Greek labor productivity is low by European standards —about 25 percent below the European Union average. It's worth noting, however, that labor productivity in, say, Mississippi is similarly low by American standards —and by about the same margin.

On the other hand, many things you hear about Greece just aren't true. The Greeks aren't lazy —on the contrary, they work longer hours than almost anyone else in Europe, and much longer houors than the Germans in particular. Nor does Greece have a runaway welfare state, as conservatives like to claim; social expenditure as a percentage of GDP, the standard measure of the size of the welfare state, is substantially lower in Greece than in, say, Sweden or Germany, countries that have so far weathered the European crisis pretty well.

(...)

Ask yourself, why does the dollar area —also known as the United States of America— more or less work, without the kind of severe regional crisis now afflicting Europe? The answer is that we have a strong central government, and the activities of this government in effect provide automatic bailouts to states that get in trouble.

Consider, for example, what would be happening to Florida right now, in the aftermath of its huge housing bubble, if the state had to come up with the money for Social Security and Medicare out of its own suddenly reduced revenues. Luckily for Florida, Washington rather than Tallahassee is picking up the tab, which means that Florida is in effect receiving a bailout on a scale no European nation could dream of.

Or consider an older example, the savings and loan crisis of the 1980s, which was largely a Texas affair. Taxpayers ended up paying a huge sum to clean up the mess —but the vast majority of those taxpayers were in states other than Texas. Again, the state received an automatica bailout on a scale inconceivable in modern Europe.

Me detendré un poco en uno de los temas que Krugman menciona de pasada. Entre los conservadores estadounidenses (por no hablar de sus voceros, como Fox News y compañía) se repite una y otra vez que los problemas que se están viviendo en la zona euro están claramente relacionados con sus políticas sociales, el Estado del Bienestar y el enorme gasto público. Como bien afirma Krugman, no hay más que echarle un vistazo a los datos para darse cuenta de que esas afirmaciones no son sino meros eslóganes sin fundamento alguno. Échenle un vistazo, por ejemplo, a esta table de Eurostat con información sobre el gasto en protección social en porcentaje del PIB dentro de la Unión Europea. No hay más que echarle un somero vistazo para darse cuenta de que aquellos países que se encuentran en problemas gastan todos ellos por debajo de la media en protección social y, por si esto fuera poco, ninguno de los países que gastan por encima de la media está experimentando problemas financieros:

Irlanda 22,1%
Portugal 24,3%
Grecia 26,0%
España 22.7%
UE-27 26,4%
UE-16 27,5%
Bulgaria 28,3%
Dinamarca 29,7%
Alemania 27,8%
Francia 30.8%
Italia 27,8%
Holanda 28.4%
Austria 28.2%
Suecia 29,4%
Suiza 26.4%

Parece evidente, entonces, que la hipótesis ultraconservadora no tiene correlación alguna con los datos. Pero, por desgracia, la correspondencia con la realidad y el cotejo de las hipótesis con los datos no parecen interesarle lo más mínimo a los voceros de la ortodoxia ultraconservadora que se desgañitan constantemente en los medios de comunicación. Después de todo, son los mismos que niegan que exista el efecto invernadero y no aceptan el concepto de la evolución biológica. Sencillamente, no hay forma de mantener una conversación medio inteligente con ellos. Las palabras de San Ronald Reagan cuentan más para ellos que el cotejo de la realidad.

Mucho más importante me parece lo que Krugman menciona sobre la facilidad con que el Gobierno federal de Washington puede rescatar sin mayor problema a cualquier estado que se encuentre en problemas. Y no se trata sólo de un rescate obvio y directo, asignando una partida extraordinaria para solucionar un problema ad-hoc sino que, como menciona el autor, se trata de algo que sucede con tanta asiduidad que los estadounidenses lo asumen como lo más normal del mundo. Lo que facilita que varios estados de los EEUU no hayan caído ya en la bancarrota es precisamente el hecho de que el Gobierno federal es quien se responsabiliza de buena parte de los gastos en que debieran incurrir (Seguridad Social, pensiones, asistencia pública, sistema de salud para los jubilados, educación, infraestructuras...). Por supuesto, en un país federal como es EEUU, son los estados quienes deciden a menudo cómo gastar esas partidas, pero esto no cambia el hecho de que el monto total proviene del Gobierno federal. Esto es de una importancia fundamental en lo que respecta a la Seguridad Social, pero también en el momento de rescatar a los bancos. No hay ningún estado de los EEUU que deba devolver ninguna cantidad de dinero al Gobierno federal por el rescate de los bancos que se produjo en 2007 y 2008, por poner un ejemplo. España, en cambio, tiene que devolver el dinero. Por cierto, se trata, una vez más, de un asunto en el que los ultraconservadores estadounidenses están equivocados y muestran bien a las claras su supina ignorancia de los conceptos fundamentales de economía, pues su retórica continúa estando repleta de insultos hacia el "centralismo opresor" del Gobierno federal y reivindicaciones de la devolución del poder a los estados.

Pero todo esto ha de llevarnos necesariamente a considerar otro asunto de vital importancia. Y es que Paul Krugman, en el aspecto político (que no el económico), está comparando peras con manzanas. La razón por la que EEUU cuenta con un Gobierno federal que paga las pensiones y lanza planes de rescate sin necesidad de que los estados se endeuden tiene que ver con el hecho de que es una unidad política, cosa que no se aplica a la Unión Europea. ¿Que a lo mejor convendría que la Unión Europea, visto lo visto, acelere sus planes de integración en una línea más o menos federalista? Ese debate hace ya mucho tiempo que se viene manteniendo entre quienes piensan sobre estos temas. Y, por cierto, conviene no olvidar que EEUU habitualmente se posiciona con quienes, como es el caso del Reino Unido, hacen todo lo posible por poner obstáculos a ese proceso (otra cosa bien distinta es que quizá haga eso meramente en defensa de su propio interés nacional, intentando evitar la aparición en escena de una UE fuerte, consolidada y auténticamente federal). Pero, se mire como se mire, no podemos ignorar los escollos para construir un proyecto federal en Europa. En ese sentido, conviene tener en cuenta los obstáculos políticos y entender la dificultad del proyecto. Se trata, después de todo, de un proyecto plural y multinacional. Los padres fundadores de los EEUU lo tuvieron, sin lugar a dudas, mucho más fácil. ¿Quiere esto decir que la UE (y, con ella, el proyecto de integración europeo) ha fracasdo? Yo no lo creo así. Soy más bien optimista, aunque reconozco que se trata de una cuestión de fe. Los datos que manejamos en estos momentos no ayudan a ser optimista, la verdad. No obstante, estoy convencido de que la UE puede sacar adelante algo completamente nuevo, algo que no se había dado con anterioridad: un proyecto multinacional de carácter federalista (o semi-federalista) por una vía pacífica. {enlace a esta entrada}

[Mon Jun 18 09:40:44 CDT 2012]

La cosa no pinta nada bien, la verdad. Según titula El País en su sitio web en estos momentos, las dudas sobre la solvencia de España se agudizan a pesar del resultado en Grecia:

El resultado de las elecciones celebradas ayer en Grecia ha disipado un factor de incertidumbre (no será el primer país en abandonar la Eurozona, al menos de momento), pero ha dejado al desnudo las crecientes dudas sobre la solvencia de España. A pesar de que Europa se ha comprometido a prestar 100.000 millones para sanear los bancos españoles, los inversores hacen cuentas y dudan de que una economía incapaz de generar ingresos, con un tejido productivo depauperado y sin capacidad exportadora pueda pagar todas las deudas acumuladas.

Ello explica la dramática respuesta de la prima de riesgo, exceso de rentabilidad que los inversores exigen al bono a 10 años respecto al alemán, una medida de solvencia de la deuda soberana española que sigue en niveles de alerta. Tras iniciar el día en 543 puntos básicos, cedía hasta 529 en la apertura para luego iniciar una reomntada que la ha llevado a pulverizar todos los récords anteriores al situarse en 589 puntos.

El tipo del bono español ha llegado al 7,285%, máximo histórico desde que el euro entró en vigor en 1999 y un nivel crítico, puesto que encarecerá, sin uda, la financiación de las próximas emisiones de deuda del Tesoro. Los inversores exigen más rendimiento a las inversiones que perciben como más arriesgadas (según un comportamiento básico del mercado) y, con el nivel actual de los tipos españoles, la carga de los intereses es insoportable. En la práctica, la deuda soberana española está a punto de ser expulsada del mercado.

Me parece que conviene aclarar algunas cosas. En primer lugar, conviene evitar el típico comentario sarcástico (tan socorrido estos últimos años en el seno de la izquierda) sobre las prácticas carroñeras de los llamados "mercados". Seamos honestos y, sobre todo, razonables. Los "mercados" no son, en realidad, sino inversores, esto es, gente con capital que decide invertir allí donde piensan que pueden obtener un beneficio. Puede gustar más o menos, pero así funciona el capitalismo (nota al margen: tampoco es menos cierto que, según la ortodoxia del libre mercado, si dichos inversores apostaran al caballo equivocado, debieran perder el capital invertido, pero ya hemos visto recientemente que eso no es siempre así, sino que hay inversores de distintas clases, de tal forma que a uno se les rescata y a otros no, pero eso también es el capitalismo, por más que algunos no lo quieran ver).

En cualquier caso, ¿qué significa todo esto? ¿Qué relación guarda con la prima de riesgo española? Pues bien fácil: la prima de riesgo española se dispara porque, en realidad, hay bien pocos argumentos para confiar en la solidez de la economía española y su capacidad de crear los beneficios que espera cualquier inversor. Se dirá que esto es debido a las dichosas políticas de austeridad que se vienen aplicando en nuestro país al menos desde mayo del 2010. Sin embargo, a mí me parece que esa es una explicación algo simplona. Cierto, los recortes no pueden sino hundir la demanda agregada y, con ello, dificultar la situación de las empresas, afectar a la contratación y, en último término, disminuir la actividad económica, reducir los ingresos del Estado y alimentar aún más el ciclo vicioso. Eso parece bien claro. No se puede negar. Ahora bien, lo que a menudo pretendemos ignorar es que en verdad el tejido productivo de la economía española ha sido debilitado hasta extremos casi impensables por las políticas económicas aplicadas por los gobiernos socialistas de la década de los ochenta, primero, y los del PP en los noventa, después. Entre unos y otros se deshicieron prácticamente del sector industrial español y lo apostaron todo a la mera especulación financiera (Banco de Santander y BBVA) y el sector de la construcción (FCC, Acciona y Ferrovial). Aparte de eso, quedan, si acaso, Telefónica y Repsol. Por el camino hemos destrozado por completo la minería, los astilleros y el sector automovilístico (¿recuerdan a la SEAT?) o, lo que es lo mismo, empresas que necesitaban un uso intensivo de la mano de obra. Las han sustituido empresas multinacionales que encuentran bien fácil la deslocalización y cuyos beneficios se embolsan una minoría de accionistas (en forma de dividendos) y altos ejecutivos (en forma de salarios y compensaciones desmesuradas). Por si todo esto fuera poco, los gobiernos de Zapatero entre 2004 y 2011, que podían cuando menos haber comenzado a enderezar la situación, prefirieron hacer gala de orgullo patrio (aquel famoso "estamos jugando en la Champions League de las economías mundiales"), presumir de una supuesta fortaleza de nuestro sector bancario y negar que la crisis pudiera extenderse por aquí. De todos esos polvos vienen estos lodos. No nos engañemos.

Así pues, ¿sorprende, entonces, que la prima de riesgo española esté por los cielos? Pues no. ¿Podemos achacarlo a la especulación de unos cuantos buitres financieros? Pues la verdad es que tampoco. Nos hemos ganado a pulso lo que tenemos. En ese sentido, si bien me parece un poco excesivo afirmar que estamos pagando ahora los excesos de todo el mundo (seamos claros: quienes más se han beneficiado de los años del crecimiento loco han sido los más pudientes, en tanto que el resto de la gente vivía muy bien gracias al incremento insostenible de la deuda privada), tampoco creo que sea correcto culpar por completo a conspiraciones financieras internacionales. Sencillamente, hemos vivido una gran mentira durante la década prodigiosa. Todo el mundo. Más vale empezar por aceptar esa realidad, si de verdad queremos poner los cimientos de algo nuevo y duradero. {enlace a esta entrada}

[Thu Jun 14 15:56:08 CDT 2012]

Magnífico el artículo de opinión titulado Poco pan y peor circo escrito por Josep Ramoneda que publica hoy El País:

¿Cómo podemos fiarnos de la gestión de la intervención por parte de un presidente que la niega?

No solo los mercados no han creído al presidente. No he visto en la prensa extranjera una sola señal de que su impostado discurso triunfalista haya engañado a nadie. Al revés, ha molestado a casi todos. Es más: el New York Times no duda de que hará falta otro rescate para apuntalar al Estado. Es decir, como siempre, la realidad tiende a parecerse a todo lo que niega Rajoy.

"España va bien", decía José María Aznar. "España ha entrado en la Liga de campeones", afirmaba Zapatero. ¿Recuerdan? Parece que fue hace un siglo. Vanidad de vanidades, que estamos pagando todos. Zapatero negó la crisis y así empezaron sus desgracias. Rajoy niega la intervención y se coloca en la pendiente. A los psicólogos corresponde explicar esta patología del poder que es la pérdida del sentido de la realidad. Porque solo así se entuende que un presidente caiga tantas veces en el error de negar lo evidente. Cien mil millones es muchísimo dinero, y aún hay dudas de que sea suficiente para el rescate. Es evidente que España no tiene recursos para salvar a los bancos. El rescate era inevitable. Como es evidente que nadie da una cantidad de dinero tan brutal sin garantías. Y todos sabemos la facilidad con que las deudas privadas se convierten en deudas soberanas. ¿Cómo podemos fiarnos de la gestión de la intervención por parte de un presidente que la niega?

He ahí el dilema. ¿Qué demonios habremos hecho los españoles para merecer dos presidentes seguidos que parecen vivir en su propio mundo y niegan la existencia de lo evidente? Como muy bien dice Ramoneda, Zapatero negaba la crisis de la misma forma que ahora Rajoy niega el rescate. Sin embargo, por más que ambos lo nieguen, la evidencia está ahí, delante de las narices de todo el mundo. Y lo más interesante de todo es que, mientras tanto, la gente corriente, el ciudadano de la calle, no se ha engañado en ningún momento, o al menos no desde que estallara la crisis mundial en 2007. Antes de eso, es cierto, todo dios se creía en la Champions League. Pero, una vez comenzaron los problemas en 2007, da la sensación de que nuestros dirigentes (sí, de uno y otro partido, por desgracia) han estado viviendo en una realidad paralela. En este sentido, sigo manteniendo lo que ya he dejado escrito en estas mismas páginas con anterioridad: tanto PP como PSOE son responsables directos de la situación en que se encuentra nuestra economía. Los unos (el PP) porque son los arquitectos del modelo económico basado en el ladrillo y la privatización de cualquier empresa pública más o menos viable que nos ha conducido a este desastre. Los otros (el PSOE) por subirse al carro y no hacer nada para cambiar ese modelo una vez llegados al poder en 2004. Sí, Zapatero habló de una economía sostenible, pero solamente después de que se produjera el fiasco, no antes. Antes prefirió jugar a seleccionador del equipo destacado de la Champions, en lugar de ofrecer liderazgo y visión a sus conciudadanos.

En fin, que, al menos en ese sentido que describo, tenemos lo que nos merecemos. ¿Cómo va a acabar todo esto? No tengo ni idea. Nadie lo sabe. Esperemos que no acabe en conflicto abierto, al menos no de cariz bélico. Pero la verdad es que no veo cómo puede acabar en algo que no implique un remozado integral del sistema político que se montó durante la tan manida Transición. Si dentro de unos años nos vemos en una república donde tanto PP como PSOE han sido sustituidos por otros partidos (quizá partidos que hayan sabido recoger los restos del naufragio de esas dos organizaciones que protagonizaron las tres décadas más recientes de nuestra historia), nadie debiera extrañarse demasiado. Tal y como están las cosas, una salida así me parece más probable que muchas otras cosas. Y, por desgracia, todavía no hemos visto nada. Ahora la crisis tiene que extenderse de Europa al otro lado del Atlántico. Agárrense fuerte, porque esto apenas está empezando. {enlace a esta entrada}

[Mon Jun 11 14:39:18 CDT 2012]

La verdad es que ya se veía venir hace cuando menos unas cuantas semanas, pero ello no quita para que la noticia del rescate financiero a España deje de estremecer menos. Se pongan como se pongan, es lo que es: un rescate. Aunque leamos que Rajoy ve el rescate como un gran éxito o que el Rey felicita a Guindos y Rajoy por el rescate (¡tiene guasa la cosa!), lo cierto es que un sistema financiero medio saludable no necesita que le echen una mano desde fuera, ni tampoco le hace falta a un Estado con unas cuentas saneadas que le presten 100.000 millones de euros para "recapitalizar" unos bancos a punto de irse a pique, ni... en fin, ¿para qué molestarse en seguir? Digan lo que digan, el hecho es que la amplia mayoría de los ciudadanos no ve esto como un "éxito" y, además, andan con la mosca tras la oreja pensando en el coste final que tendremos que pagar todos de nuestros bolsillos. Se mire como se mire, la verdad es que primero se dijo que nuestros bancos eran la envidia del mundo (falso), después se dijo que no sería necesario rescatar a España (falso) y, ahora, contra toda evidencia, se nos dice que no se trata de un rescate, sino de un préstamo, como si no supiéramos que el Estado es y será el garante si los bancos no pueden devolver el dinero. Mienten como bellacos. Y después se preguntarán por qué las instituciones están perdiendo la poca credibilidad que les quedaba.

Pero, por si todo esto fuera poco, hoy nos enteramos también que Rajoy no prevé explicar el rescate en el Congreso hasta el mes de julio. O, lo que es lo mismo, no sólo nos toman el pelo y mienten descaradamente, sino que encima ni siquiera respetan las reglas del juego de la democracia parlamentaria. Nuestro querido Presidente lleva desde que llegó al Gobierno evitando tanto las comparecencias en el Congreso como las ruedas de prensa donde se le pueda hacer preguntas de forma abierta, mostrando con ello muy poco respeto por las normas más elementales de la democracia representativa y, además, supeditando los intereses de todos los españoles a los suyos propios (y los de su partido). Si a esto añadimos que el PSOE hizo lo mismo durante un buen tiempo para después, apenas perdidas las elecciones, cambiar el discurso de un día para otro sin ni tan siquiera molestarse en cambiar las caras de quienes lideran el partido, pues ya tenemos puestas todas las bases para una crisis seria y profunda de legitimidad del sisteam político. Casi pareciera que ése es el objetivo en que vienen trabajando nuestros líderes últimamente. Uno se pregunta si los años finales de la Restauración y la monarquía de Alfonso XII tenían este mismo aire. A lo mejor vendría bien un nuevo abril de 1931, esta vez con algo más de tolerancia y moderación por parte de todas las partes implicadas. {enlace a esta entrada}

[Mon Jun 4 15:58:32 EDT 2012]

Leemos hoy en El País que los investigadores del escándalo de los EREs en Andalucía siguen destapando más y más porquería:

En 2011 se ideó un convenio para conceder las ayudas directas a empresas y subvencionar los ERE "para prácticamente eliminar las posibilidades de fiscalización (...) facilitando así el descontrol absoluto de las ayudas". Un sistema de ingeniería contable para conceder ayudas millonarias "basándose en decisiones discrecionales que nada tenían que ver con necesidades objetivas, sino más bien con intereses personales". El ejemplo más claro es el de dos exconcejales socialistas conectados al entonces consejero y ahora diputado del PSOE José Antonio Viera, cuyas sociedades recibieron 29 millones. Viera concedió a las empresas de la Sierra Norte sevillana, comarca en la que vivió, 50 del total de 73 millones concedidos para toda la comunidad. Es decir, 30.000 habitantes recibieron el 70% de la ayudas destinadas a ocho millones de andaluces.

¡Ahí es nada! El resto de la noticia es igual de interesante y sonrojante. Así se explica uno cosas como el férreo control de la Junta de Andalucí por parte del PSOE. Como leemos en un artículo de Ignacio Martínez publicado por el Diario de Sevilla acerca del Congresio Regional del PSOE:

Los congresillos provinciales para elegir delegados al XII Congreso del PSOE andaluz se han saldado con grandes victorias del aparato regional, menos en Jaén. Normal. El aparato siempre gana, con el apoyo decisivo del Gobierno de la Junta. Faltan los congresos de Cádiz y Córdoba. Estoy en desacuerdo con la teoría del régimen, según la cual el PSOE de Andalucía se ha mantenido 30 años en el poder con el mismo método que el PRI en México durante el doble de tiempo. No. Aquí ha habido alternancia en todos los ayuntamientos de las capitales y grandes ciudades y en diputaciones. Así que régimen no. Por el contrario, es chocante la identificación entre el Partido Socialista y la Administración autonómica.

Ahora mismo, sin ir m&acaute;s lejos, es dudosamente democrático que se elijan delegados al congreso regional y a los provinciales antes de designar cientos de puestos en las delegaciones del Gobierno autonómico. Se ha elegido a los compromisarios para los congresos provinciales dos meses antes. Y se han retrasado los nombramientos en la estructura periférica de la Junta. Eso no es casual. Hay algo de escasamente democrático en que el secretario regional del PSOE vaya a Málaga a decir en un foro cívico que el actual secretario local es su hombre. Lo hace el mismo día que se empiezan a votar los delegados a los congresos. El que habla es visto por los centenares de asistentes como el gran colocador, el hombre de cuya voluntad dependen promociones o destituciones en cargos y puestos de la Administración.

Pue eso. Como dice el autor, quizá régimen no porque sería un término demasiado exgerado. Es verdad que ha habido alternancia en muchísimos ayuntamientos y que, además, los propios líderes del PP se han ganado a pulso en buena parte sus derrotas. Sin embargo, no hay forma de negar la existencia de corruptelas y clientelismo. Sencillamente, la evidencia está ahí. {enlace a esta entrada}