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[Mon Jan 30 15:59:31 CST 2006]El País publica hoy una entrevista con Juan Echanove, quien acaba de estrenar Visitando al señor Green en el Teatro Bellas Artes de Madrid, donde el actor y director teatral, como suele ser el caso estos días, se queja de la crisis de la cultura: Por lo que recuerdo, ya mencioné en estas mismas páginas que no soy un gran aficionado al teatro, aunque la verdad es que tampoco me disgusta para nada. Sencillamente, y aquí es donde Echanove puede tener una buena parte de razón, jamás me eduqué en el hábito de atender representaciones teatrales, y como yo tantos otros españoles de mi generación. La escuela, como bien afirma, podría (de hecho, debería) desempeñar un papel importante en este sentido, y después de haber vivido durante poco más de una década acá en los EEUU no me cabe duda alguna de que por estos lares se promueve mucho más la afición al teatro en las escuelas. Casi no puede uno toparse con un centro de enseñanza primaria o secundaria donde cuenten con su pequeño grupo de teatro que representa al menos una o dos modestas (y no tan modestas, pues la puesta en escena de los clásicos es de lo más normal) obras al año, por no hablar de la gran cantidad de representaciones menores e informales que se hacen en clases y celebraciones varias. Así pues, es cierto que no estaría de más el fomentar el arte dramático en las escuelas españolas, aunque me parezca mucho más controvertida la afirmación de que pueda ser más importante incluso que la educación física. Imagino que Echanove no es precisamente de los tipos más atléticos que se pueda uno imaginar, pero ello no quita para que tuviera que reconocer también la importancia de una formación física integral en nuestros jóvenes, sobre todo en estos momentos en los que todos podemos observar un preocupante incremento de la obesidad entre un buen número de escolares. En todo caso, no me gusta nada el alarde de pesimismo que hace Echanove sobre el estado general de la cultura en nuestra sociedad. ¿Que las cosas podrían ir mejor? Pues sí, la verdad, pero ése siempre es el caso. Se mire como se mire, cuesta trabajo imaginarse una época en la que se vendieran tantos libros en nuestro país (no hablemos, por favor, del número de obras que se publican), tanta gente atendiera las exposiciones de arte, o se representaran tantas obras teatrales y conciertos públicos como hoy en día. ¿Que la calidad no es la misma, se me dice? Pues a lo mejor no lo es, pero a cambio no me cabe duda alguna de que hace unas cuantas décadas el acceso a todo esto estaba limitado a ciertas elites, mientras que hoy en día el acceso a la cultura (cultura, es cierto, de todos los tipos, tanto la llamada alta cultura como la cultura popular, llegando incluso hasta lo que no podemos denominar sino como puramente chabacano) es mucho más libre y fácil. En fin, que como de costumbre las cosas no son ni tan buenas ni tan malas, sino todo lo contrario, y no estaría de mal que Echanove y otros muchos lo reconocieran alguna vez, aunque sólo sea para cambiar la partitura, que voces críticas ya tenemos de sobra. {enlace a esta historia} [Wed Jan 25 15:26:38 CST 2006]Enmedio de tanto lunático es un gusto encontrarse de cuando en cuando con alguien que tenga sentido común y sea capaz de analizar las cosas con un poco de moderación. Hace un par de días leí un artículo de Miguel Herrero de Miñón sobre el artículo 8 de la Constitución publicado en El País que viene a clarificar ciertas cosas que se han dicho a raíz del caso Mena. Entre otras cosas, destacaría la siguiente reflexión: Interesante apreciación de quien, a fin de cuentas, es uno de los padres de nuestra Constitución, por lo que recuerdo. Es una pena que muchos políticos no se apliquen el cuento. Ahí va otro ejemplo: Y no olvidemos tampoco que Herrero de Miñón es precisamente uno de los elementos de la vieja guardia del PP, es decir, de quienes dirigían la antigua Alianza Popular de Manuel Fraga en los ochenta. Vamos, que tampoco estamos hablando aquí de un socialista de corte radical ni mucho menos, aunque los señores del PP estén despotricando con tanta fuerza estos días que hasta el suelo acaba temblando bajo nuestros pies. Véase, si no, el numerito que se está montando el PP recientemente con esto de la recogida de firmas para un referéndum inconstitucional apenas un mes después de haber montado a bombo y platillo una manifestación en defensa de la Constitución en Madrid. Para colmo de males, ayer mismo se hicieron declaraciones para aclarar que no se trataba de pedir una consulta popular sobre una ley orgánica, que es en efecto inconstitucional, sino más bien de recoger firmas en favor de una proposición no de ley instando al Gobierno a que plantee una proposición de ley para convocar un referéndum sobre el tema. Si alguien entiende el galimatías, por favor que venga y me lo explique. En fin, en ésas estamos. {enlace a esta historia} [Tue Jan 24 08:00:15 CST 2006]Continúa la fiesta de despropósitos del PP. Mariano Rajoy anunció hoy mismo que su partido va a iniciar una campaña de recogida de firmas para impulsar un referéndum sobre el nuevo Estatuto catalán, basándose en la premisa de que el asunto afecta "al conjunto de los españoles". Cabría preguntarse, por supuesto, qué legislación emanada de los poderes centrales no afecta "al conjunto de los españoles" y por qué no es necesaria una consulta popular en todos esos casos. No obstante, lo que me parece aún más interesante es observar cómo el mismo partido que hace tan sólo unos meses organizó una manifestación "en defensa de la Constitución" se descuelga ahora con una iniciativa que es inconstitucional, pues nuestra Carta Magna establece claramente que la iniciativa legislativa popular "no procederá en materias propias de ley orgánica". Claro que tampoco eso parece preocupar en demasía a los dirigentes del PP, tan ensimismados como están en su campaña de acoso y derribo del Gobierno Zapatero. Y es que, en definitiva, la raíz del problema no está sino en lo que el diario estadounidense The New York Times menciona en su editorial de hoy con respecto al escándalo Mena: {enlace a esta historia} [Fri Jan 20 19:48:25 CST 2006]Mientras leía el número de esta semana de El Cultural, me encontré con un par de reseñas que me llamaron la atención. Carmen Sánchez ha publicado Arte y erotismo en el mundo clásico, donde la profesora de Arte Antiguo de la Universidad Autónoma de Madrid estudia la cultura visual y el erotismo de la época usando terracotas, bajorrelieves, esculturas, vasos y otros restos arqueológicos griegos y romanos. A decir verdad, cuando se trata de erotismo y sensualidad nuestra época tampoco se queda muy atrás (sí, entiendo que habrá quien critique el exceso de chabacanería del que a menudo se hace gala hoy en día, pero sólo alguien que ignore por completo la existencia de similares pruebas de falta de gusto en la Grecia o Roma clásicas puede suponer que tenemos el monopolio en este campo), pero nunca está de más promover la tolerancia y la sofisticación en estos tiempos que corren, en los que de cuando en cuando todavía asoma su cabeza el más acartonado y trasnochado dogmatismo religioso incluso en Occidente. Por otro lado, Acantilado acaba de publicar Conversaciones con Goethe: En los últimos años de su vida, de J. P. Eckermann, en el que el autor recorre un siglo entero del que Goethe fuera testigo privilegiado mediante conversaciones con el escritor por las que aparecen personajes de todos los ámbitos, como Kant, Schiller, Napoleón o Lord Byron, y donde queda bien clara la grandeza de Goethe con su cultura enciclopédica y su amor tanto por el universalismo como las tradiciones locales. Por cierto, que el artículo incluye una frase de Luis Cernuda sobre la actitud enormemente crítica que T. S. Eliot y Paul Claudel mantuvieron respecto a Goethe (éste llegó a llamarle "asno solemne") que me parece enormemente acertada: No hay más que recordar las quemas de herejes en la Europa de la Reforma, por no hablar del odio fundamentalista hacia los judíos. Las religiones, casi siempre, no se sienten tan amenazadas por el ateísmo o el agnosticismo como por otras religiones que puedan representar una alternativa teológica, otra visión de Dios y el mundo. Por cierto, que lo mismo puede aplicarse a las filosofías totalizantes. Claman una y otra vez contra el nihilismo, pero lo que de verdad temen es otro credo de la misma naturaleza que pueda ofrecer una visión alternativa, una duda, el escepticismo a fin de cuentas. {enlace a esta historia} [Fri Jan 20 14:24:04 CST 2006]Leo en El País que el filósofo italiano Gianni Vattimo va a ser investido doctor honoris causa por la UNED hoy mismo, y la noticia incluye una corta entrevista con él en la que reflexiona sobre el llamado pensamiento débil y las estrategias de poder. Puesto que se trata de un tema que he sacado a colación en estas mismas páginas durante las últimas dos semanas, merece la pena transcribir aquí algunos de sus comentarios: Aparte del hecho de que es siempre más fácil predicar que repartir, me parece que se equivoca Vattimo cuando afirma que la democracia hunde sus raíces en el nihilismo. No podemos entender la democracia sin escepticismo, desde luego, y la actitud tolerante y liberal que siempre ha caracterizado al régimen democrático está a años luz del dogmatismo con moralina de los ultraconservadores norteamericanos, pero ello no quiere decir, ni muchísimo menos, que sea nihilista. Sencillamente, no hay democracia sin respeto por los derechos humanos, ni tampoco sin conciencia cívica. Sin éstos, podremos tener elecciones de cuando en cuando, e incluso pluralidad de opiniones y movimientos, pero no democracia. Después de todo, si el nihilismo reinara, ¿qué sería exactamente lo que impediría la imposición de la tiranía de unos pocos sobre la amplia mayoría? ¿Dónde, exactamente, podemos situar los límites del poder? ¿Qué argumento tendríamos contra la tiranía, el terrorismo o, puestos a desvariar, incluso la expotación, el racismo o el genocidio? Como decía, me parece que Vattimo debería hablar de escepticismo más que de nihilismo. Claro que, para los partidarios de una moral fuerte, las diferencias entre escepticismo y nihilismo son más bien nulas, pero eso ya nos los esperábamos. {enlace a esta historia} [Fri Jan 20 10:47:42 CST 2006]Alejandro Gándara escribe hoy en su blog acerca de Sobre la fotografía, de Susan Sontag, uno de esos libros que hace tiempo que puse en mi lista de obras que tendré que leer algún día. Entre otras reflexiones de Sontag, Gándara incluye la siguiente: La verdad, no sé qué querrá decir Sontag con eso de que "la gente despojada de su pasado parece la más ferviente entusiasta de las fotografías". A mí me suena más bien a frase hueca, en el sentido de que significa mucho y nada al mismo tiempo. Más aún, si nos paramos a pensar, es que ni siquiera hay manera de probarla, lo que automáticamente la convierte en una afirmación meramente gratuita. En todo caso, es cierto que hoy en día a menudo el viaje se ha transformado en pura excusa para obtener fotos que después pueden ser mostradas a amigos y familiares, o al menos eso parece a juzgar por la enorme cantidad de turistas que marchan de un lado para otro con la dichosa cámara cargada a cuestas y que casi ni se paran a observar siquiera un instante los monumentos y paisajes que con tanto empeño inmortalizan para sus colecciones. La cultura contemporánea vive, sin lugar a dudas, un curioso affaire con la fotografía, la imagen en general, que seguramente debe guardar alguna clave para acercarse al conocimiento último de nuestras sociedades avanzadas. Como decía, imagino que algún día leeré el libro de la Sontag. {enlace a esta historia} [Fri Jan 13 09:49:46 CST 2006]Cuenta hoy Alejandro Gándara en su bitácora una maravillosa conversación que oyó entre un compañero de trabajo y un castañero en la calle de la Sal, en Madrid, hace un tiempo, y que viene a reflejar a la perfección las peculiaridades del espíritu carpetovetónico: ¡Ahí es nada! {enlace a esta historia} [Thu Jan 12 19:22:53 CST 2006]La viñeta de Máximo viene a ilustrar perfectamente el galimatías hispano: {enlace a esta historia} [Thu Jan 12 19:00:22 CST 2006]Y continuamos con las historias para no dormir de nuestro pensamiento débil. Hace un par de días, el catedrático Víctor Gómez Pin publicó un artículo titulado Ecologismo radical y antihumanismo en el diario El País, a raíz de una imagen de Brigitte Bardot frente a las puertas del Tribunal Internacional de Justicia de Derechos Animales (la verdad es que ni siquiera me constaba que existiera tal tribunal, pero vaya usted a saber si hasta existe como organismo oficial de la ONU o algo por el estilo) en las que la otrora sex-symbol francesa posaba junto a una enorme foto de una foca con un palo en la boca frente a un bebé humano mortalmente herido, se supone que por el animal. Como cualquiera puede imaginar, el mensaje implícito es que aniquilar a un bebé foca es moralmente equiparable a asesinar a un bebé humano. Pero, como apunta Gómez Pin: Así pues, Gómez Pin hace un claro llamamiento en favor de un nuevo humanismo ilustrado, lo cual conecta perfectamente con las posiciones de Finkielkraut sobre el asunto. En definitiva, que volvemos a darle vueltas a la misma tortilla: ¿qué podemos tomar como base fundamental para hacer juicios de valor objetivos en este mundo nuestro donde los grandes valores, los metarrelatos de los que habla Vattimo, han sido tirados por la borda? Es, sin lugar a dudas, la pregunta de nuestro tiempo. Y aún estamos aguardando la respuesta, o al menos una respuesta que funcione más o menos bien, una respuesta que nos permita ponernos una vez más manos a la masa construyendo un futuro común sin por ello tener que imponer dogmas a los heterodoxos, una respuesta que deje espacio suficiente a la libertad y creatividad individuales al tiempo que provea la cohesión necesaria para que nuestras sociedades no naufraguen estrepitosamente en un mar de nihilismos. En fin, que todo esto que tanto me ha estado preocupando estos días está claramente interrelacionado. {enlace a esta historia} [Thu Jan 12 17:53:07 CST 2006]Si hace unos días escribía acerca de Alain Finkielkraut a raíz de unos párrafos que leí en la bitácora de Félix de Azúa, hoy me encuentro con una breve reseña de La derrota del pensamiento escrita por Denis Dutton allá por el año 1995 que viene a resumir bastante bien el argumento principal del libro: Y en ésas estamos todavía. Desde que Finkielkraut escribiera aquel libro allá por el año 1986 ó 1987 (por lo que veo, no fue traducido y editado en los EEUU hasta mediada la década de los noventa), las cosas no han hecho sino empeorar. La Ilustración ha continuado su despavorida huída del mundo público en tanto que los diferentes movimientos identitarios se han adueñado del escenario y han acabado por imponer su lógica de la sangre. Hasta tal punto hemos llegado, que hoy casi todo el mundo asume que hay una identidad colectiva que nos precede como individuos y de la cual no nos podemos desquitar por más que lo intentemos. La esfera de las libertades individuales, de este modo, no tienen más remedio que acabar por desaparecer, pues ni siquiera concebimos el derecho de los individuos a llevar la contraria, a fabricarse su propia identidad, a salirse de los caminos trillados, a convertirse en la oveja negra de la comunidadi. Ahora sí que, efectivamente, como dijera Sartre, "el infierno son los otros". {enlace a esta historia} [Wed Jan 11 13:16:05 CST 2006]Escribía ayer acerca de la bitácora del escritor Félix de Azúa, y hoy me encuentro con unas reflexiones sobre el aniversario del nacimiento de Mozart que me parecen interesantes: {enlace a esta historia} [Tue Jan 10 17:38:50 CST 2006]Mientras echaba un vistazo a las páginas culturales de El País Digital esta tarde me topé con el blog literario de Félix de Azúa en El Boomerang y una mención a la supuesta "persecución" que se ha desatado en Francia contra Alain Finkielkraut. La verdad, no estoy seguro de a qué "persecución" pueda referirse de Azúa, y me parece que lo más probable es que se trate de algún tipo de desacuerdo generalizado con cualquier artículo o libro que haya podido publicar el ensayista francés. En todo caso, no es menos cierto que Finkielkraut siempre se ha caracterizado por decir verdades como puños, pero verdades de las que nadie quiere oír, así que no me sorprende nada que se haya vuelto a granjear la enemistad de sus conciudadanos franceses (y es que parece que Finkielkraut disfruta sacando al establishment francés de sus casillas, y casi ha convertido esto en una tradición suya muy personal). Creo recordar que se hizo famoso en los círculos intelectuales europeos allá por el año 1986 ó 1987 cuando publicó La derrota del pensamiento, su particular andanada contra el postmodernismo, la última moda intelectual parisina, y ya se sabe que los franceses no suelen perdonar a quienes ponen en duda la relevancia de sus últimas modas y tendencias, por más etéreas y superficiales que éstas sean. Así pues, La derrota del pensamiento fue el intento de Finkielkraut por construir un sólido dique contra el todo vale, la lógica de la identidad y el localismo ombliguista, todo ello antes incluso de que estallara el conflicto de los Balcanes. Frente al pensamiento débil, proponía el retorno a un universalismo tolerante y consciente de sus propias limitaciones. En otras palabras, que si no fuera porque Finkielkraut estaba echando por tierra todas las vacas sagradas de los intelectuales engagés de la izquierda divina de siempre, lo mismo hasta se le hubiera considerado un excelente pronosticador de los horrendos crímenes después se cometerían en nombre de la identidad nacional y el anti-occidentalismo ciego. Pero, claro, las cosas no son tan simples, y siempre hay intereses en juego. No pasaron muchos años después de leer La derrota del pensamiento para que me diera cuenta de que el postmodernismo tampoco era tan ramplón como lo representaba Finkielkraut, y que a los defensores del pensamiento débil tampoco les faltaba la razón al proponer una cierta transvalorización de los valores al estilo nietzscheano y el abandono de las ideas fuertes que hasta entonces habían caracterizado a buena parte de las sociedades occidentales. Sencillamente, en un mundo complejo, dinámico y globalizado, en un mundo donde los avances en la comunicación y la tecnología fomentan la fragmentación social y los mercados internacionales, cuesta trabajo crear que podamos fundamentar nuestras instituciones sociales y políticas (y, por consiguiente, también nuestras instituciones educativas, nuestra cultura y hasta nuestra moral) en los valores cerrados e intolerantes de antaño, que presumen una sociedad homogénea inexistente hoy en día. A Finkielkraut podía no gustarle, pero él, con su empeño en forzar hacia atrás las manecillas del reloj, tampoco ofrecía solución alguna. Aprendí entonces que los pensadores postmodernos no estaban tanto fomentando un modo de vida ecléctico como meramente levantando acta de su existencia, haciéndonos ver que la realidad era ésa, nos gustara o no. Y ello no quita para que uno deje de reconocer la necesidad de contrapesar esta tendencia con la solidez del pensamiento fuerte, o al menos con el intento de alcanzar cierta objetividad y universalidad en nuestras palabras y acciones. De lo contrario, lo único que queda esperar es la disolución completa de las formas sociales. Sin reglas del juego, no hay juego que valga. Pueden ser todo lo relativa que queramos. Podemos ponernos de acuerdo en cambiarlas de cuando en cuando, por consenso, y siempre y cuando realmente haya una necesidad de hacerlo así. Pero lo que no podemos hacer es aceptar el todo vale. Por cierto, que mientras escribía estas líneas hice una búsqueda en la Internet y creo haber encontrado la evidencia del último escándalo Finkielkraut. Se trata de una entrevista que concediera al diario israelí Haaretz en noviembre del 2005 en la que se manifiesta sin pelos en la lengua contra lo que considera la alabanza desmesurada de los jóvenes inmigrantes que llevaron a cabo los saqueos en París y otras ciudades francesas, y critica sin pudor alguno la mentalidad anti-occidental que se ha ido extendiendo lentamente por nuestras sociedades. Ciertamente, no es difícil percibir en muchas de estas palabras las resonancias de algunas de las posiciones conservadoras en los EEUU. Y, sin embargo, no por ello hay que dejar de reconocer que Finkielkraut apunta a un problema serio. Nada logramos con lanzar vituperios contra el mensajero, sobre todo si está usando razones de tanto peso. Claro que la realidad siempre es bien otra, y las etiquetas no tardan en volar de un lado para otro. Mucho me temo que a Finkielkraut "fascista" es lo menos que le han llamado en los últimos meses, aunque no por ello se haya avanzado una sola pulgada en la resolución de los problemas que plantea, que siguen ahí, bien presentes. {enlace a esta historia} [Mon Jan 9 14:38:01 CST 2006]El Cultural publica una reseña sobre El camino a la democracia en España (1931-1978), de Manuel Álvarez Tardío, en la que se destaca el análisis imparcial que el autor, actualmente doctor en Ciencias Políticas y profesor de Historia Política en la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de la Universidad Rey Juan Carlos, hace mientras compara el período constituyente de la Segunda República y la transición democrática. Se trata, me parece, de algo eminentemente necesario, sobre todo en estos tiempos de tensión política donde son tantos los que echan mano del pasado para remover rescoldos y azuzar el fuego nuevamente. Y es que la interpretación de Álvarez Tardío, tal y como se explica en el artículo, me parece impecable: O, como afirma el propio Álvarez Tardío en una corta entrevista publicada también en El Cultural: Que conste que yo siempre me he sentido heredero directo de aquella república de los intelectuales que la llamaran algunos. No obstante, ello no quita para que deje de reconocer lo acertado del análisis de Álvarez Tardío. La mitificación de las revoluciones y los regímenes son igual de peligrosas que la mitificación de los pueblos y las naciones, y en este sentido no estaría de más que la izquierda española afrontara de una vez por todas con espíritu abierto sus propias responsabilidades durante el período de la Segunda República. {enlace a esta historia} [Mon Jan 9 13:09:16 CST 2006]Ayer escribía acerca de un artículo de Gregorio Peces-Barba publicado por El País y, de pasada, hablaba del caso del oficial José Mena y de cómo el PP había sido el último en manifestarse al respecto. Pues bien, hoy Mariano Rajoy se ha destapado afirmando que afirmaciones como las del teniente general "no pasan porque sí". En otras palabras, que Rajoy no ha hecho sino acrecentar el sentimiento que ya tenía uno de que los populares han criticado las afirmaciones de Mena más que nada porque no tenían otra opción. Si bien es cierto que afirmaciones como éstas "no pasan porque sí", lo mismo puede decirse de cualquier otro fenómeno social o político, como el terrorismo etarra o las propuestas de reforma del Estatuto. Ninguna de esos hechos se "porque sí", y sin embargo ello no es óbice para que el señor Rajoy exprese sus argumentos al respecto. En fin que, como ya nos tiene acostumbrado, el PP también está aprovechando esto para lanzar unos cuantos improperios y plantar dudas acerca del futuro del país. Supongo que al menos no tendrán la desfachatez de considerar esto "leal oposición". {enlace a esta historia} [Mon Jan 9 11:18:22 CST 2006]Me acabo de encontrar con el artículo que Wikipedia dedica a Alexis de Tocqueville, y que incluye unas cuantas citas que merece la pena destacar aquí. Estoy de acuerdo con algunas, y no tan de acuerdo con otras, pero hay que reconocer que todas ellas son inteligentes y dan que pensar. {enlace a esta historia} [Mon Jan 9 10:18:25 CST 2006]El Cultural publica una reseña del libro La Yihad en España, de Gustavo de Arístegui del que destaca la siguiente reflexión: Se trata, sin lugar a dudas, de una actitud muy común, sobre todo entre los sectores progresistas europeos. Al Andalus es, para muchos musulmanes, el clásico ejemplo de apostasía, de renuncia a la fe verdadera, con todo lo que dicha actitud conlleva de dogmatismo e intolerancia, cualidades que, no obstante, asociamos una y otra vez con el imperialismo occidental. Ya va siendo hora de abandonar el victimismo y aceptar también la parte positiva de la expansión de la civilización occidental por el mundo, que sin duda existe, así como la parte negativa de muchas culturas nativas. Como español, yo todavía tengo que aguantar comentarios y chistes sobre las masacres llevadas a cabo por los conquistadores españoles, que sin lugar a duda existieron, pero que irremisiblemente se ven acompañadas una y otra vez de comentarios laudatorios hacia civilizaciones no menos sanguinarias como la azteca. {enlace a esta historia} [Mon Jan 9 10:00:34 CST 2006]Ya sé que, según el dicho, no hay más que repetir una mentira mil veces para que se aparezca como verdad enorme a nuestros ojos, pero eso no quita para que aún me sorprendan ciertas cosas. Por ejemplo, echándole un vistazo al número de El Cultural de la semana pasada me encuentro con unas reflexiones de Juan Palomo publicadas en su columna La Papelera sobre la situación general del teatro español que dan que pensar: Realmente Juan Palomo no muestra ni deja de demostrar que la ministra tenga la razón respecto al tema, pero ello no quita para que yo esté algo sorprendido al leer que en nuestro país el teatro recauda más que el cine (aclaremos aquí que, por supuesto, no se trata de las cifras de recaudación absolutas de todo el cine, nacional y extranjero, sino tan sólo del cine español). Supongo que, como en tantos otros temas, unos tienen la fama y otros se la ganan. {enlace a esta historia} [Sun Jan 8 20:22:19 CST 2006]El pasado jueves, El País publicó un artículo de Gregorio Peces-Barba, titulado España como poder constituyente, que merece la pena resaltarse aquí, sobre todo a la vista de lo que ha sucedido estos días. Según reflexiona Pecer-Barba, jurista de reconocido prestigio y uno de los padres de nuestra Constitución: Partamos del hecho de la existencia de un ordenamiento jurídico previo basado en la Constitución de 1978, pues en realidad me parece a mí que Peces-Barba, pese a sus esfuerzos, no llega a demostrar de ninguna manera en este artículo que "el principio romántico de las nacionalidades del siglo XIX" sea falso. Que conste, que yo no soy partidario de dicho concepto, ni siento simpatía alguna hacia los nacionalismos de ningún tipo, pero ello no quita para que reconozca que Peces-Barba está recurriendo aquí a un argumento circular: el poder constituyente recae en España, puesto que ésta ha sido la que aprobó su documento constitucional, mientras que el reconocimiento de Cataluña como nacionalidad se produce precisamente en el documento jurídico por el que España se convierte en poder constituyente. Para simplificar las cosas, si aplicáramos siempre el argumento de Peces-Barba, no habría jamás derecho alguno a la autodeterminación, e incluso las independencias nacionales de Irlanda, los países latinoamericanos y los Estados que surgieron del proceso de descolonización han de entenderse como ilegítimos. En cualquier caso, donde me parece que no le falta la razón a Peces-Barba es en afirmar que partimos del hecho de que hay un ordenamiento jurídico previo basado en la Constitución de 1978, y entendiendo eso no es posible aceptar otro poder constituyente que el de España, por más que estemos dispuestos a hacer un esfuerzo en definir a ésta como "nación de naciones", si se quiere. En este sentido, el borrador de Estatuto que se envió a las Cortes no supone sino una ruptura del ordenamiento jurídico, ya sea por acción u omisión, y requiere de bastantes cambios en profundidad para que podamos considerarlo mínimamente aceptable. Ahora bien, dicho todo esto, vuelvo a reiterar mi opinión de que la posición adoptada por el PP durante el debate de reforma del Estatuto me parece increíblemente dogmática e irresponsable. Para empezar, es inaceptable que Rajoy y compañía quisieran negarse incluso a debatir un documento que, guste o no, había sido redactado y tramitado de forma impecable. En su momento, se quisieron hacer muchas comparaciones entre este proyecto de reforma y el nefasto Plan Ibarretxe, cuando en realidad la actitud de nacionalistas catalanes y vascos no podía haber sido más radicalmente distinta. Pero es que, además, han sido varios los portavoces del PP que propusieron cambios al documento no ya porque lo consideraran inconstitucional sino porque estaban en desacuerdo con algunas de las consideraciones políticas que inspiraban el articulado. Eso, a mí al menos, me parece inaceptable. Son los catalanes y sus representantes quienes han de tomar las decisiones políticas que afectan a su comunidad autónoma, y el resto de los españoles las tenemos que aceptar, por más que en algunas ocasiones pensemos que son equivocadas. Sencillamente, no es posible jugar a imponer políticas desde Madrid. Y pasamos de esta forma al escándalo generado por el teniente general José Mena la semana pasada cuando vino a afirmar que la aprobación del Estatuto de Cataluña tendría "graves consecuencias" y "sería de aplicación la intervención del ejército". El Gobierno, por supuesto, ha sancionado inmediatamente el teniente general con un arresto domiciliario y su destitución. Lo que llama la atención en este caso es que el PP, aunque hoy mismo haya manifestado públicamente su apoyo a la decisión del Gobierno, haya tardado un par de días en condenar las declaraciones del oficial. Ahora resulta que, después de toda la tensión que han generado durante los últimos meses con sus exageradas declaraciones sobre la desaparición de España y el peligro de una reedición de la guerra de los Balcanes en nuestra península los señores del PP vengan ahora a pedir la comparecencia del Ministro de Defensa, José Bono, en el Congreso para "explicar si hay más opiniones de este estilo en las Fuerzas Armadas". {enlace a esta historia} [Fri Jan 6 11:51:08 CST 2006]Los museos de Düsseldorf, Villeneuve d'Ascq y Lausana presentan una exhibición titulada Dubuffet & l'art brut que incluye unas trescientas obras de arte con piezas de Jean Dubuffet y otros muchos "no artistas" encuadrados en la tradición del art brut, a menudo llamado outsider art o naïf art. Algunas de las obras tienen un cierto interés, creo: Como titula El País, se trata del "arte de locos, niños y marginados", pero tremendamente sugerente. {enlace a esta historia} [Fri Jan 6 08:47:12 CST 2006]El País publica hoy un artículo de Rafael Sánchez Ferlosio titulado Austerlitz que me parece sumamente interesante. Aunque en un principio el escritor comenta la ley de 23 de febrero de 2005 de la Asamblea Francesa por la que se promulga oficialmente el "papel positivo" de la colonización francesa en el Norte de África (me parece problemático, como a Sánchez Ferlosio, que ahora tengamos que legislar lo que debe considerarse o no como verdad histórica), bien pronto saca a relucir la reciente controversia sobre si el Presidente de la República debía haber asistido a la conmemoración de la batalla de Austerlitz, y de ahí pasa a hablar en términos más generales sobre el patriotismo, que es precisamente donde me parece que hace las reflexiones más interesantes: Y, por si cabe alguna duda, no hay más que prestar atención al principal argumento que la Administración Bush está usando estos días para justificar su política en Irak: traer las tropas a casa supondría, según se nos dice, una "traición" a todos aquellos soldados estadounidenses que perdieron la vida por allá. Resulta penoso que las razones esgrimidas por la Casa Blanca para justificar su política aventurera hayan pasado de la preocupación por la proliferación de armas de destrucción masiva a la defensa de la democracia y, ahora, simplemente se justifique todo con la idea de que cambiar de rumbo equivaldría a traicionar a quienes murieron en Irak, pero tiene poco de extraño una vez que endendemos lo que explica Sánchez Ferlosio sobre el patriotismo. {enlace a esta historia} [Thu Jan 5 13:29:54 CST 2006]¡Ni modernización, ni europeísmo, ni leches! ¡En España no cambiamos ni a la de tres! Véase, si no, el numerito de la invitación navideña de la Casa Real este año, sobre la que escribe Victoria Prego en su blog. Resulta que, al parecer, ya que los nietos de los Reyes están desperdigados por la Península, no fue posible sacar una foto familiar que incluir con las invitaciones, así que, ni corto ni perezoso, a alguien se le ocurrió la genial idea de crear la imagen digitalmente. Eso sí, también podrían haber puesto un poco de más esfuerzo en la labor, porque la imagen final es de auténtica pena: diferentes tonalidades de color, juegos de luz que no se acoplan bien, piernas y brazos que no aparecen por ninguna parte... La cosa es para desternillarse de risa. {enlace a esta historia} [Thu Jan 5 10:48:29 CST 2006]Leo en El País que la editorial mexicana Sexto Piso va a abrir una oficina en Madrid. Me alegro por lo que ello significa de estrechar lazos entre las culturas española y mexicana, pero también porque parece que a estos jóvenes editores les va el riesgo y les gusta publicar trabajos interesantes: Por si acaso, ahí va un enlace a la página web de Sexto Piso. {enlace a esta historia} [Wed Jan 4 09:22:21 CST 2006]Mientras conducía al trabajo esta mañana tuve ocasión de oír un breve reportaje sobre The Truth About Your Father, una obra de teatro que se está representando en los escenarios británicos donde se una madre trata de explicar a su hijo por qué su padre decidió inmolarse en un atentado suicida. La obra está ambientada en el año 2015, cuando una madre intenta explicar a su único hijo, bautizado con el nombre de Yihad, las razones que llevaron a su padre a suicidarse en nombre de la causa del Islam. Según nos explica la BBC: No sé cuál habrá sido la reacción en el Reino Unido al estreno de esta obra, pero estoy completamente seguro de que los sectores más conservadores de la sociedad estadounidense clamarán al cielo en cuanto se enteren de la noticia. Tendremos que oír, una vez más, comentarios sobre el relativismo y la confusión moral de los europeos, contraponiéndolos a la obvia claridad de ideas estadounidense, sin lugar a dudas consecuencia directa de su fe en el Dios cristiano, una fe perdida por completo en la otra orilla del Atlántico. En fin, que se nos avecina la perorata de siempre. Ahora bien, merece la pena considerar las palabras de Eleanor Martin, más aún si cabe en estos momentos de conflicto entre civilizaciones en los que es bien fácil dejarse llevar por los estereotipos. Guste o no, hasta el más despiadado de los terroristas no deja de ser un ser humano como el resto, con su historia, su pasado, sus sueños, amores y fobias. Nada hay tan peligroso como el convertir al enemigo u oponente en un monstruo. Eso es algo que debíamos haber aprendido durante el cruento siglo XX. {enlace a esta historia} [Tue Jan 3 11:45:33 CST 2006]El Cultural publica un artículo resumiendo lo mejor del año en el campo científico donde se menciona, entre otras cosas, el mapeo de los genes del chimpancé, lo cual ha servido para confirmar las similitudes genéticas entre chimpancé y humano, pues resulta que compartimos más del 98,5% del DNA. Pero, como señala el autor del artículo: {enlace a esta historia} |