[Sun Jan 30 20:07:14 CST 2005]

Ricardo Senabre escribe una necesaria apología de la sátira en las páginas de El Cultural, de donde extraigo las siguientes reflexiones:

Y el caso es que la sátira literaria —esto es, la que, cualesquiera que sean sus contenidos, exhibe el marchamo de nobleza que le proporciona la forma artística— puede considerarse una actividad indispensable si se tiene en cuenta que, al fin y al cabo, es un instrumento regulador que ayuda a equilibrar los desajustes sociales. Frente a la verdad "oficial", no siempre verídica, la sátira puede descubrir, abultándola quizá, la faz oculta de los hechos, el rostro que se esconde tras la máscara de un personaje ilustre, el envés de lo que se presenta como realidad incontrovertible. La literatura se convierte, así, en elemento compensatorio de las miserias cotidianas. No hay en ello nada nuevo. Siempre se ha hablado de una justicia poética muy diferente a la justicia humana. (...) Un país sin sátira es un país amorfo, aletargado, sin nervio. Necesitamos la sátira como necesitamos el aire fresco y limpio, la lluvia purificadora y la justicia sin trabas, elementos indispensables para vivir con dignidad.

Sátira que hoy en día, me parece, sólo se refugia en el coto reservado de las viñetas en nuestros diarios y algún que otro humorista televisivo que se atreve a tratar temas "serios". Aparte de estos ámbitos, casi se diría que nuestros escritores temen adentrarse en las procelosas aguas de una tradición que tan grandes nombres nos diera en el pasado: Quevedo, Larra, Cervantes, Góngora... No obsante, nos cuenta Senabre que un tal fray Josepho se ha dedicado últimamente a publicar poemas satíricos sobre la actualidad, si bien de momento sus versos sólo se han oído en la radio pública y se han leído en un periódico digital. Ahí va, como botón de muestra, un ejemplo que sin lugar a dudas corrobora la capacidad del autor para manejarse con rimas bastante difíciles:

Fantasía de amor y chupachup
de la generación del videoclip,
del piercing, la litrona, el microchip
y el whopper chorreado de ketchup.

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[Sun Jan 30 19:54:48 CST 2005]

El Cultural publica una entrevista con la escritora Carme Riera en la que menciona de pasada algo que me parece interesante respecto al concepto de traducción:

— ¿Ha aprovechado el traducir la novela [La mitad del alma] al castellano para cambiar algo?
— Siempre cambio, quizá porque no traduzco, reescribo
.

Se trata, me parece a mí, de la mejor filosofía de lo que significa traducir de una lengua a otra, sobre todo en lo que respecta a la poesía, pues todo lo demás no suele ser sino pura transliteración, algunos de cuyos ejemplos más infames tuve ocasión de ver durante mi estancia en la Universidad de Limerick, donde casi por azar me encontré unas cuantas traducciones de Lorca al inglés que sin duda pasarán a la historia como ejemplos supremos de la vileza del traductor. Claro que Riera se puede permitir el lujo de hacer esto porque, en primer lugar, ella es bilingüe, y, aún más importante, se trata de la autora del libro y nadie puede acusarle de tergiversar el significado de sus propias palabras.

Por cierto, que también menciona Riera unos bellísimos versos de Pessoa que merecen la pena destacarse aquí:

El poeta es un fingidor
que finge tan absolutamente
que incluso finge dolor
cuando de verdad lo siente
.

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[Wed Jan 26 20:47:33 CST 2005]

Esta mañana, mientras conducía hacia el trabajo, me encontré con una enorme valla publicitaria que anunciaba a los cuatro vientos las virtudes de un comentarista de la radio local: el guardián del sentido común (the keeper of common sense), podía leerse junto a una foto del individuo en cuestión. No sé en otros lugares, pero aquí en los EEUU llevamos ya algo más de una década oyendo las inaguantables peroratas de los comentaristas políticos de la radio, llenos de bilis, esparciendo odio a los cuatro vientos y haciéndose pasar por los adalides del sentido común y los verdaderos intereses del pueblo frente a la élite gobernante. Me parece interesante, por cierto, el prestigio alcanzado por este concepto en los últimos años. El diccionario de la Real Academia define el vocablo sentido común de la siguiente manera:

Modo de pensar y proceder tal como lo haría la generalidad de las personas.

En otras palabras, que estamos hablando de aquella opinión compartida por la mayoría, que no tiene por qué ser siempre la más correcta (¡horror!, ¿pero qué acabo de decir?). Claro que en esta nuestra populista sociedad de consumo la opinión de la mayoría se ha convertido en el único termómetro que parece guiar a tanto espíritu desorientado por el fin de los metarrelatos (por supuesto, tampoco faltan quienes, por puro miedo, se entregan en cuerpo y alma a nuevas formas de dogmatismo religioso semi-apocalíptico). Pero lo peor de todo es la aceptación refleja de que el sentido común es más auténtico que cualquier otra cosa, sin saberse muy bien el porqué. Digo esto porque después de todo no hace mucho que era precisamente el sentido común el que nos decía que la democracia estaba viviendo su crisis final, el período de capitalismo expansivo estaba tocando a su fin, las mujeres casi no tenían derechos y los negros no podían compartir clase con los blancos. En fin, lo que estoy tratando de decir es que el sentido común ha sido, por lo general, bastante conservadorcillo y falto de imaginación él, por no calificarlo puramente de reaccionario. ¿Qué se le va a hacer? Me pregunto si tanto entusiasta de la idea realmente se ha parado a pensar en las consecuencias últimas de su apego por lo que después de todo en otras épocas algunos preferían denominar el genio nacional o el espíritu del pueblo. Miedo me dar rememorar a dónde nos llevaron aquellos apasionados idilios con tantos sentidos comunes en el pasado más bien reciente. {enlace a esta historia}

[Tue Jan 25 21:43:45 CST 2005]

Acabo de leer Kierkegaard for Grownups, de Richard John Neuhaus, publicado en First Things, una revista norteamericana sobre religión y cultura. El Kierkegaard que nos encontramos en este texto es el pensador profundamente religioso, mesiánico, apasionado, dispuesto a sacrificar su propia vida en nombre del Señor. Más importante aún, el Kierkegaard que nos describe Neuhaus es un individuo entregado a su fe y en constante oposición con la idea de sistema y la cosificación de la fe, la banalización de las creencias religiosas y su neutralización previa conversión en pura convención social. Para Kierkegaard, la relación de uno con Cristo no está envuelta en piedades más o menos al uso, sino que ha de vivirse directamente en carne propia:

In relation to the absolute there is only one tense: the present. For him who is not contemporary with the absolute —for him it has no existence.

Puede uno estar de acuerdo o no con él, pero hay que admirar a este Kierkegaard poeta, iluminado, visionario, tan alejado de los papanatas religiosos que uno suele encontrarse tan a menudo por estos lares. Eso sí, se trata, como indica Neuhaus, de un Kierkgaard mucho más religioso de lo que gustaría a muchos, sobre todo a quienes prefirieron usarlo hace unas cuantas décadas como mero iniciador a la rebeldía anti-establishment.

Many have read him to experience the frisson of youthful dissent from establishment ways of thinking and being, and have then set him aside upon assuming what are taken to be the responsibilities of adulthood. That, I believe, is a grave mistake. Kierkegaard is for the young, but he is also for grownups who have attained the wisdom of knowing how fragile and partial is our knowing in the face of the absolute, who are prepared to begin ever anew the lifelong discipline that is training in Christianity.

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[Mon Jan 24 12:41:48 CST 2005]

Paidós acaba de actualizar 100 claves para comprender Oriente Próximo, una de esas obras que muchos por acá por los EEUU considerarían anti-semita simplemente porque no se limita a repetir los ya conocidos eslóganes de la Administración Bush con respecto al conflicto palestino-israelí: a saber, que los palestinos son unos terroristas sin escrúpulos, en tanto que los israelíes son la avanzadilla democrática en el mundo árabe. Como suele suceder con toda simplificación, ésta también tiene su parte de verdad: Israel es, de hecho, guste o no, la única democracia estable en la región y, por consiguiente, con todos sus problemas y limitaciones, no estaría mal que se convirtiera en ejemplo a seguir en otros países. No obstante, y dado que el actual Presidente norteamericano es tan dado a las interpretaciones maniqueas de la Historia, también conviene aclarar que ciertas cosas dependen del color del cristal con que se miren. Así, por ejemplo, Alain Gresh y Dominique Vidal, los autores de este libro, nos recuerdan que si bien Arafat fue realmente un terrorista no hace tanto tiempo, lo mismo puede decirse de algunos estadistas israelíes (Isaac Shamir, Isaac Rabin, Menahem Begin o el mismísimo Ariel Sharon). Al parecer, el pasado sólo existe en algunos casos, y debemos asumir que tan sólo algunos individuos son incapaces de cambiar mientras que otros pasan directamente de convertirse en asesinos a políticos y estadistas. La cosa tiene miga.

Pero donde el libro pueda venir quizás a clarificar más las cosas es precisamente en aquellos aspectos donde la propaganda parece estar imponiendo sus particulares verdades a fuerza de repetición, tengan o no nada que ver con los hechos históricos. Así, hemos oído muchísimas veces en los últimos años cómo Arafat desperdició una supuesta "ocasión de oro" para alcanzar un acuerdo definitivo con Ehud Barak en Camp David al rechazar la propuesta del entonces Primer Ministro israelí. Lo que ya no se nos dice tan a menudo es en qué consistían los detalles del dichoso plan:

El Estado palestino que proponía Barak no disponía más que de una soberanía limitada. Israel se anexionaría el 9,5% de Cisjordania y "arrendaría a largo plazo" aproximadamente el 10% de las tierras a lo largo del río Jordán. Los dos grandes bloques de colonias vinculadas al Estado hebreo, que reúnen el 80% de los colonos, habrían cortado la ribera occidental en tres trozos discontinuos. E Israel habría conservado el control de las fronteras exteriores del Estado palestino.

Si a todo esto añadimos que los palestinos en el exilio no hubieran tenido la oportunidad de regresar a su tierra, parece evidente que la tan a menudo denominada "ocasión de oro" era más bien de latón del barato. En fin, que todavía hay que trabajar mucho para que las partes implicadas siquiera se sienten a negociar y puedan llegar a un acuerdo de paz definitivo, pero flaco favor les hacemos con maniqueas interpretaciones de buenos y malos. {enlace a esta historia}

[Sun Jan 23 18:00:23 CST 2005]

El Cultural publica un esclarecedor reportaje titulado 30 años de poesía española, donde ocho poetas de distintas generaciones, un crítico y un editor reflexionan sobre los derroteros que tomó nuestra poesía durante las últimas décadas. Creo que merece la pena destacar comentarios como el de Ángel González acerca de los independientes:

Cuando alguien se declara independiente siempre me parece sospechoso de algo que no acabo de tener muy claro lo que es. Uno se compromete con una estética, con otras cosas que no tienen que ver con el compromiso tal y como lo entendía Sartre. Escribir es comprometerse.

Por su parte, Carlos Marzal, uno de los principales representantes de la poesía de la experiencia, señala con total acierto que:

El único poeta al margen es el que muere inédito y desconocido.

Ya está bien de falso malditismo en las artes. Desde el triunfo de los románticos allá por el siglo XIX y, mucho después, las poses radicales de las vanguardias durante el siglo XX, hemos tenido que convivir con este concepto del artista maldito, de una supuesta autenticidad que caracteriza a los "poetas de verdad" y conduce a menudo a un negativismo ramplón, al radicalismo puramente formal casi reducido a moda que tanto vemos estos días. Al final, como afirma el crítico José Luis García Martín:

Todas las estéticas que se quieren rupturistas y radicales tienen poca vigencia: pensemos, por poner un ejemplo, en lo que pasó con el ultraísmo. Quienes llevan la ruptura y el radicalismo al extremo se callan (como Rimbaud) o e pegan un tiro (como Larra). Claro que también pueden convertir su marginación en espectáculo y andar, como Leopoldo María Panero, de congreso en congreso haciendo su numerito de hombre elefante.

Y es que vivimos en la época de lo fugaz, lo insustancial. Las modas, las filosofías, se suceden unas a otras con la rapidez de las viñetas de un cómic, y el radicalismo infantil del epater le bourgeois simplemente le hace el juego a las estrategias corporativas. Hoy por hoy, como siempre, el auténtico radicalismo pasa por ser fiel a uno mismo, por la integridad y la honestidad de nuestras propuestas vitales, por creernos nuestras propias palabras, por la pasión por ponerlo todo en el asador en nombre de los valores en los que creemos. Y así engarzamos con otro tema que siempre suele asomar su horrible faz en cualquier conversación de este tipo: el reconocimiento oficial del artista, los grandes premios literarios, la fama. En nombre de un radicalismo ramplón, nunca faltan quienes lanzan vituperios contra los escritores orgánicos, aquellos que supuestamente sacrifican su conciencia en el altar de la riqueza. No puedo evitar, al leer estas críticas, sentir que el individuo que las lanza ha caído presa de la más insana envidia.

La poeta más joven del grupo, Elena Medel, nacida en 1985, parece resumir el sentir de la última generación de poetas españoles:

Los poetas más jóvenes no tenemos unos referentes comunes. Cada uno ha buscado los suyos, y los ha buscado fuera. La poesía española ha estado muy ligada a ciertos avatares de nuestra historia que ya no están tan presentes. Además, en mi caso he tenido que buscar referentes de poesía escrita por mujeres en la poesía norteamericana, ya que aquí no los había.

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[Sat Jan 22 21:29:08 CST 2005]

Leo en la columna que Antonio Burgos publica en ABC que Casa Rubio, la sevillanísima tienda de abanicos de la calle Sierpes, va a cerrar. Se trata, como bien dice el autor, de un pequeño comercio más que cae víctima del progreso, esa fuerza que poco a poco lo mismo nos arranca a dentelladas lo poquito que nos queda de nuestra propia identidad en nombre de la santa e imparable globalización. Y es que Casa Rubio, fundada en 1853 ya vio su buen trozo de Historia.

Me compro un paraguas en Casa de Rubio para aguantar el chaparrón de estos comercios tradicionales que se nos mueren, con los que nos vamos mueriendo. En Sevilla se ha inventado un género periodístico único en el mundo: el obituario de la tienda tradicional, la necrológica del comercio histórico. Le pongo a Casa Rubio una esquela del modelo 5 porque antes leímos las mortuorias de Casa Marciano, de la Botica del Globo, de Los Tres Leones, de Los Tres Reyes, de Las Siete Puertas de la Europa, de la Casa de las Esencias, de Los Corales.

Me temo que el bueno de don Antonio se equivoca en algo: el obituario de la tienda tradicional dista mucho de ser monopolio de los nostálgicos sevillanos. Se trata, por el contrario, como decía más arriba, del avance imparable de la lógica globalizadora de un capitalismo salvaje y sin freno. Mire usted por dónde, resulta que al final tradicionalistas y socialistas lo mismo encuentran algo sobre lo que ponerse de acuerdo. Hay que reconocer que es una pena que se pierda la identidad colectiva poquito a poco, que la dejemos irse por el desagüe en favor de las triquiñuelas del señor don Dinero, pero me temo que así son las cosas. Nos cuenta Burgos la anécdota de un anuncio de radio que se emitía hace ya tiempo y que tiene todo el olor de la nostalgia y el alcanfor:

—Que llueva, que llueva, la Virgen de las Cuevas...
—¡Pero si esto es el diluvio!
—Pues cómprese un paraguas en Casa de Rubio...

Sí, definitivamente, se trataba de otra época ya finalmente superada. ¡Pero si ni siquiera había tetas ni culos! {enlace a esta historia}

[Sat Jan 22 20:55:14 CST 2005]

De cuando en cuando se publican algunos libros que merece la pena reseñar, más que nada por su rareza o curiosidad. Es el caso de Anónimo, recopilación de 220 fotografías anónimas y enigmáticas, fotografías de lo más normal, encontradas de hecho en el cubo de la basura o en rastrillos donde se vendían por poco dinero. Se trata, sin embargo, de fotos que pueden llegar a cautivar a quien las ve precisamente por el hecho de que desconoce todo acerca de ellas. ¿Quiénes son esos que vemos en la foto color sepia? ¿Por qué se dejaron retratar? O, más importante aún, ¿cuál fue el motivo que llevó al fotógrafo a retratarlos? ¿Cuáles son sus historias? ¿Qué hay tras esta sonrisa? ¿Y tras ese ademán pensativo? Como nos cuenta el periodista de MundoLibro, se trata de estampas que han pasado "de basura a tesoro". ¡Quién sabe cuántas otras cosas que nosotros consideramos completamente inútiles serán expuestas en los museos del futuro y llevaráa a más de uno a preguntarse sobre nuestro modo de vida!

Aún más interesante me parece la historia de Golf en el año 2000 o ¿adónde vamos a parar?, la novela de un tal Jack McCullogh, publicada allá por 1892 y que hubiera pasado completamente desparecibida si no fuera porque alguien la redescubrió recientemente en una librería de viejo y se dio cuenta rápidamente de cómo el golfista profesional que la escribiera acertó a predecir una buena parte de los cambios sociales que se darían durante el siglo XX: la incorporación de la mujer al trabajo, su gusto por usar ropa masculina, los trenes de alta velocidad, la televisión, etc. Esta otra obra no se va a publicar, al menos que yo sepa, sino que se subastará este mismo fin de semana en Escocia.

En fin, se trata, como advertía, de un par de curiosidades literarias sin transcendencia alguna, pero que me ha parecido conveniente reseñar aquí, pues tampoco va a vivir el hombre solamente de cuestiones serias y profundas. {enlace a esta historia}

[Sat Jan 22 17:55:47 CST 2005]

Si bien he escrito recientemente sobre lo que me parece es una clara cerrazón del PP con respecto al Plan Ibarretxte al negarse incluso a que se discuta en el Congreso, también creo haber mencionado entonces (y si no, lo hago ahora) que ello no debería interpretarse como apoyo de ningún tipo a la propuesta (ni la actitud) del PNV. Nunca he sentido atracción alguna hacia al nacionalismo, ya sea el españolista típico de nuestra derecha, ya sea el frecuentemente llamado periférico, que tan progresista la pareció a buena parte de la izquierda durante tanto tiempo. Mi actitud ha sido más bien la de favorecer la descentralización administrative como solución parcial y pragmática a muchos de los problemas que tuvimos (y todavía tenemos) planteados, pero sin por ello caer en falsas disyuntivas, mitos del tres al cuarto, idealizaciones cuasi románticas sobre un supuesto espíritu del pueblo o afirmaciones esencialistas. Digo todo esto porque si poco me gusta el Plan Ibarretxe (y, al contrario que muchos otros, me lo he leído de cabo a rabo), aún menos me gustan los métodos que han estado empleando los nacionalistas vascos para aprobar su propuesta soberanista. Si Ibarretxe publicaba un artículo ayer en El País titulado ¿Por qué se niegan a dialogar, en el que achacaba tanto al PSOE como al PP buena parte de los problemas que estamos viviendo así como las tremendas divisiones políticas que su propuesta está causando, según él debido exclusivamente al rechazo que los líderes de los dos principales partidos están afirmando una y otra vez de aceptar el "diálogo", el Secretario General del PSE-EE, Patxi López Álvarez le responde hoy con otro artículo en el mismo diario en el que nos explica cómo el "diálogo" del que habla Ibarretxe es un diálogo con truco.

La disputa, en definitiva, viene a destapar la auténtica cara del nacionalismo. Y es que cuando el lehendakari habla de "los vascos", no se está refiriendo realmente a los ciudadanos de carne y hueso, los que viven en Euskadi día a día, trabajan, aman, odian y mueren. O, mejor dicho, Ibarretxe está, por supuesto, hablando de individuos reales; el problema es que sólo se está refiriendo a la mitad de ellos, dejando a la otra mitad en la cuneta de la historia. En otras palabras, para Ibarretxe, como para casi todos sus correligionarios en el PNV, el único vasco es el "buen vasco", es decir, el que está de acuerdo con ellos. Puedo entender, comparta o no, sus críticas hacia los múltiples pactos autonómicos entre socialistas y populares, o incluso sus afirmaciones de que el mismísimo Estatuto de Guernica aún no se ha desarrollado al completo debido a la oposición de los partidos con implantación en todo el Estado. Sin embargo, lo que no podré aceptar jamás es el desprecio hacia las opiniones de casi la mitad de los propios vascos para los que supuestamente gobierna el señor Ibarretxe. Sencillamente, el lehendakari exige un diálogo a socialistas y populares que él mismo ha negado a la mitad de los ciudadanos en su propia comunidad autónoma. Así pues, tiene bien poca credibilidad para escenificar ahora papeles de político tolerante frente a la cerrazón del contrario. Pese a todo, esto no es óbice para que debamos escuchar sus argumentos y debatir las propuestas, intentando reconducir el proceso mismo hacia unos derroteros más constructivos que los que ha tomado hasta el momento. Guste o no guste, habrá que sentarse a hablar sobre el futuro del País Vasco tarde o temprano, y lo más probable es que cuando llegue ese momento todos terminemos hablando de reforma del Estatuto. Las cosas como son. {enlace a esta historia}

[Fri Jan 21 10:02:31 CST 2005]

La izquierda "auténtica" vuelve a marear la perdiz con sus reinterpretaciones de la transición democrática española. Ediciones B acaba de publicar un libro sobre la figura de Adolfo Suárez que forma parte de su colección Cara y Cruz en la cual dos autores intentan presentar las luces y las sombras de algunos de los personajes históricos más importantes de nuestro siglo XX español. La idea, la verdad, es bastante buena, sobre todo por lo que tiene de evitar los análisis contundentes sobre figuras históricas, contribuyendo así a dibujar un perfil mucho más complejo y ajustado a la realidad. En todo caso, en el volumen dedicado a Adolfo Suárez el historiador Charles Powell alaba la habilidad política de quien desmantelara el régimen anterior y liderara el proceso de transición hacia la democracia, no por ello sin dejar de reconocer sus carencias:

Su ausencia de formación económica, que intentó suplir con un aprendizaje a marchas forzadas con Luis Ángel Rojo, entonces director general de Estudios del Banco de España, y su falta de interés por la política internacional.

Pero si saco este libro a colación es debido a la segunda parte del libro, donde Pere Bonnin presenta una visión bastante crítica de la transición democrática muy en línea con las posiciones tradicionales tanto de la extrema izquierda como de la izquierda parlamentaria aglutinada en torno a Izquierda Unida. Según esta interpretación,

... del fascismo a la democracia no puede haber transición; o hay ruptura, o no se llega a la democracia. (...) Esa transición sin ruptura la pagamos todavía hoy. Del despotismo ilustrado o del fascismo sólo se llega a una organización caciquil en la que cada cacique tiene su clientela.

Así, de acuerdo a Bonnin:

(La Constitución de 1978) se cerró en falso porque no era para instaurar la democracia, sino para ampliar el juego político dejando entrar a la oposición, para legitimar el régimen, que es una continuación del anterior, pues no ha habido ruptura. Todavía queda un largo camino por andar para instaurar la democracia en este país.

Se pregunta uno a qué democracia puede referirse Bonnin. Si se refiere a los formalismos democráticos, me parece bien evidente que ésos los tenemos hace ya tiempo en España. Por otro lado, si se refiere a la auténtica democracia (y eso eso, me temo, lo que tiene en mente) habría que preguntarse primero cómo la definimos, pero es que en segundo lugar también habría que ver si la ausencia de esos rasgos auténticamente democráticos que el autor parece considerar son realmente debidos al proceso de la transición pacífica a la democracia o a otros factores que ni siquiera tiene a bien juzgar. Son muchos quienes se quejan de falta de democracia real en el mundo, incluyendo aquí prácticamente a todos los países occidentales. Es decir, que también en lugares como los Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Italia o Francia (por no hablar de Portugal o Grecia) se hacen comentarios sobre los límites de sus respectivos regímens políticos, a pesar de que en ellos puede o no haberse dado un proceso similar al que tuvimos en España. En conclusión, que me parece que Bonnin no está sino lanzando fuegos de artificios, usando argumentos repetidos hasta la saciedad, escribiendo sobre lugares comunes sin aportar prueba alguna. Por lo que quiera que sea, pareciera que el argumento de las limitaciones de la democracia española introducidas como consecuencia del proceso de transición se haya convertido en dogma entre las fuerzas de la izquierda real, y eso me preocupa por lo que tiene de descerebrada aceptación de ideologías acartonadas. Nuestra democracia tiene sus problemas y sus límites, de acuerdo; pero en eso se diferencia bien poco de cualquier otra democracia del mundo. {enlace a esta historia}

[Thu Jan 20 15:47:36 CST 2005]

Un artículo de MundoLibro sobre Gastronomía y novela negra mediterránea me ha hecho sonreír, aunque su tesis principal parece, al menos a simple vista, de lo más cierta. Según el escritor griego Petros Márkaris, la novela negra de los países mediterráneos se distingue de la del Norte de Europa, entre otras cosas, por su obsesión por la gasrtonomía, lo cual tiene poco de extraño si tenemos en cuenta la omnipresente importancia de la comida en nuestros países. No falta quien se atreve a afirmar incluso que es precisamente este interés por la gastronomía el que nos ha ayudado, al menos de momento, a evitar las altas tasas de obesidad que tienen otras naciones desarrolladas, y una vez más a mí me parece de lo más probable. Seguramente la dieta importa, pero importa aún más toda la cultura de la comida, comenzando por el propio acto de cocinar como tal, terminando por la reposada sobremesa tradicional en la región y pasando por el ritual de comer junto a familiares y amigos mientras se conversa sobre el cielo y la tierra. Parece bien probable que sea dicha combinación la que conduce a un estilo de vida más sano, en lugar de reducirlo todo a tal o cual dieta, tal o cual ingrediente, como tantos expertos quieren hacer hoy en día. En cualquier caso, Márkaris también menciona otros puntos que diferencian a la literatura negra que se escribe en el Mediterráneo de la que se escribe en el Norte de Europa o en el mundo anglosajón: el pasado izquierdista de sus protagonistas (algo, evidentemente, tomado de los autores mismos), el recuerdo de unas dictaduras no tan lejanas en el pasado y las luchas de oposición democráticas, así como el hecho de que existan menos crueldad y ensañamiento con las víctimas. En fin, que me parecieron unas reflexiones interesantes. {enlace a esta historia}

[Thu Jan 20 13:08:02 CST 2005]

El diario conservador estadounidense The Wall Street Journal alaba en su editorial de hoy la política de inmigración del Gobierno de Zapatero, precisamente por las mismas razones que seguramente causarían gritos de horror entre sus compatriotas republicanos. Calificándola de ser la "más liberal de Europa", explican que las nuevas regulaciones (sobre todo la amnistía general para todos aquellos inmigrantes que puedan demostrar que llevan más de seis meses en el país, pueden mostrar un contrato de empleo y no tienen antecedentes penales) servirán para incrementar los ingresos en concepto de impuestos y las cotizaciones a la Seguridad Social, luchar contra la economía sumergida y facilitar las investigaciones contra las redes terroristas islámicas. Éste último punto me parece de una importancia enorme, sobre todo teniendo en cuenta que la mayor parte de nuestra inmigración ilegal proviene del Magreb. Nada se soluciona con aceptar la presencia de miles y miles de individuos sin esperanza alguna de integrarse en nuestra sociedad, de los cuales no tenemos ni siquiera la información más elemental acerca de su procedencia o paradero, y que están expuestos a diario a la influencia de las más retorcidas mentes fundamentalistas. En este sentido, hay que reconocerle a Zapatero la valentía de identificar el problema y afrontarlo de una forma realista, sobre todo en un tema como éste en el que suele existir por desgracia un exceso de ideologización y populismo.

Por cierto, que un comentario del mismo editorial me ha parecido también interesante:

Hace no tanto, España era más exportadora que importadora de trabajadores inmigrantes, pero gracias a las reformas pro-mercado del anterior Gobierno conservador (durante los ocho años de gobierno del ex-presidente del Gobierno José María Aznar, la economía se expandió un 40% y la tasa de paro se redujo casi a la mitad), España es ahora el destino más popular de inmigrantes ilegales de Europa.

Merece la pena destacar aquí la simplificación y tergiversación que suponen las afirmaciones del diario conservador estadounidense. En primer lugar, el hecho de que el PNB creció durante los años de gobierno del PP y la tasa de desempleo disminuyó son hechos evidentes, pero lo que ya no está tan claro es que fueran debidos a "las reformas pro-mercado del anterior Gobierno conservador", pues al fin y al cabo ya se dió un crecimiento económico espectacular bajo los gobiernos socialistas de la década anterior. Podría decirse, entonces, que se trata más bien de una tendencia ya iniciada hacía tiempo, más que de un vuelco conseguido gracias a las políticas auspiciadas por tal o cual Goierno. En segundo lugar, no me queda nada claro en qué consistieron las "reformas pro-mercado del anterior Gobierno conservador", aparte de una política de privatizaciones que ya iniciaran los socialistas durante su etapa de gobierno. Pareciera, pues, que The Wall Street Journal está simplemente arrimando las castañas a su fuego, como se dice en mi tierra, tratando de ganar puntos a favor de unas políticas económicas neoliberales que pueden o no haber estado tras el crecimiento económico español. En este sentido, llama la atención que otros posibles factores que hayan podido suponer una influencia directa en nuestras tasas de crecimiento ni siquiera sean dignas de mención: entrada en la CEE, creación del mercado único y consolidación del euro, estabilización de la democracia en nuestro país, modernización de las infraestructuras... Finalmente, y por lo que hace a la enorme presencia de inmigrantes ilegales en nuestro país, el editorial parece ignorar lo más obvio: el flujo migratorio hacia nuestras costa se debe, principalmente, a motivos de cercanía geográgica. {enlace a esta historia}

[Wed Jan 19 18:16:51 CST 2005]

Esta mañana, mientras conducía al trabajo, tuve ocasión de oír parte del proceso de confirmación de Condoleezza Rice como nueva Secretaria de Estado de la segunda Administración Bush. Lo que más me sorprendió, sin lugar a dudas, fueron las intervenciones de ciertos senadores republicanos mostrando bien a las claras sus dudas respecto a la política de Bush en Irak, criticando la falta de planificación, la desorientación general sobre cómo medir cuándo se han alcanzado los objetivos y es posible retirar las tropas de ocupación o incluso la falta de preparación de los agentes de la policía iraquí para hacerse cargo de la seguridad y el orden público en su propio país. La razón por la cual todo esto me llamó la atención es que son precisamente los mismos argumentos usados por el candidato John Kerry durante la reciente campaña presidencial, aunque en aquel entonces fueron muchos los conservadores que no dudaron en calificarle de "negativo" y "pesimista". Entiendo esta posición en los senadores y políticos en general, pues en medio de la campaña electoral tienen bien poco margen de maniobra y han de proteger a su líder de las acusaciones de la oposición. Más discutible me parece, en cambio, la actitud de los comentaristas políticos que no se lo pensaron dos veces en descalificar a Kerry y a los demócratas en general durante los días de campaña y ahora o no abren la boca para criticar también a estos senadores republicanos en los mismos términos o incluso comparten las dudas pero no tienen el coraje de expresarlo en público porque se ganan el pan atizando el fuego del partidismo y el resentimiento. En cualquier caso, el espectáculo es francamente vergonzoso. {enlace a esta historia}

[Wed Jan 19 13:33:34 CST 2005]

El PP aún no parece haber digerido totalmente su derrota en las pasadas elecciones generales, y mientras más tiempo tarden en asumirlo más difícil les va a ser poner en pie una auténtica alternativa de gobierno. La prensa ha publicado hoy que el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco, mantuvo el lunes por la noche una cena privada con unos 60 dirigentes, diputados y cargos públicos del PP. Nada hay que objetar a una cena privada como ésta, y no me caben dudas de que seguramente algunos políticos de la izquierda también almuerzan con dirigentes sindicales de cuando en cuando sin que haya por qué escandalizarse. Todos tenemos bien claro que hay una clara sintonía entre los liberal-conservadores y la jerarquía de la Iglesia, y se trata de algo perfectamente legítimo. Sin embargo, lo que sí me parece más preocupante es el hecho de que ciertos dirigentes del PP al parecer instaron a la cúpula de la Iglesia a trabajar por un "mayor compromiso" contra las políticas del Gobierno, pidiéndoles una respuesta "con mayor contundencia" ante "el envite anticlerical más importante de la democracia". Que alguien pueda considerar a estas alturas una reforma legislativa para permitir el matrimonio homosexual o los cambios necesarios en la educación pública para que la asignatura de religión no sea de estudio obligatorio en nuestras escuelas como "un envite anticlerical" me preocupa, pero el hecho de que algunos políticos hagan llamamientos a la Iglesia para bajar a la arena y movilice a los ciudadanos contra el Gobierno en un intento de sacarle tajada al asunto ya me parece demasiado descarado. Como venía diciendo, espero que los populares asuman su derrota en las urnas cuanto antes mejor. {enlace a esta historia}

[Wed Jan 19 13:05:22 CST 2005]

Fiscales y jueces ven delito en las palabras de Otegi cuando advierte de que ETA seguirá matando, y yo me pregunto hasta cuándo vamos a estar como las avestruces, escondiendo la cabeza bajo tierra y esperando que los problemas se solucionen por sí solos. Tras el atentado de ayer, el líder de Batasuna afirmó hoy que "el proceso de paz no existe" y "a día de hoy, el conflicto armado sigue vigente y, por tanto, va a tener expresiones como la ocurrida ayer". Veo perfectamente cómo las palabras pueden levantar ampollas, e incluso entiendo que Otegi se está comportando casi como un matón de pueblo. Sin embargo, ¿es que alguien se sorprende a estas alturas de que el líder de la izquierda abertzale considere que no existe proceso de paz alguno? Seamos honestos, el lehendakari acaba de llevar un plan al Congreso que el partido de la oposición se negaba incluso a debatir. Bien está exigirle a los terroristas que entreguen las armas, pero si al mismo tiempo se les afirma sin contemplaciones que no hay negociación que valga, con o sin el apoyo mayoritario de los vascos, pocos pueden sorprenderse de que ETA se niegue a abandonar la estrategia del terror. Hasta el momento, no hemos hecho sino repetirles hasta la saciedad que dejen las armas y adopten los métodos democráticos, al tiempo que también se les está diciendo que la Constitución es intocable y no será posible un mayor nivel de autogobierno para el País Vasco. En otras palabras, se les está pidiendo que acepten las reglas de un juego cuyo final ya está decidido de antemano. Eso no es ni honesto ni posible como solución definitiva al conflicto. {enlace a esta historia}

[Sat Jan 15 22:43:59 CST 2005]

Leo que la Fundación Germán Sánchez Ruipérez ha organizado una serie de actividades para celebrar el segundo centenario del nacimiento del danés Hans Christian Andersen, mucho más conocido por La sirenita, El soldadito de plomo o El traje nuevo del emperador que por las otras muchas novelas, dramas, libros de viajes o poemas que escribió. Pero lo que me parece más interesante de Andersen es que fuera el primer autor "creador" de historias infantiles, pues los escritores de épocas anteriores no habían pasado de ser meros recopiladores de historias tradicionales. ¿A qué puede haberse debido el nacimiento de la literatura infantil precisamente en el siglo XIX? ¿Quizás es que el mercado ni siquiera existiera con anterioridad debido a la falta de unas amplias clases medias con el necesario poder adquisitivo y la educación para leer las historias a sus hijos? ¿O puede ser, más bien, consecuencia directa del espíritu romántico con su idealización de la tierna infancia y el empeño en recuperar las tradiciones del folklore nacional? {enlace a esta historia}

[Sat Jan 15 17:13:40 CST 2005]

Leyendo una reseña sobre las Poesías Completas de León Felipe se me ocurre que jamás me sentí atraído, ni siquiera durante mis años de izquierdismo más rabioso, hacia la llamada poesía comprometida. El caso es que, cuando se trata de arte en general, siempre he preferido el arte por el arte antes que el arte con mensaje; la pura expresión de los sentimientos, las emociones, angustias, sueños y aspiraciones existenciales antes que la obra supeditada a la estrategia del Partido. Así pues, lo más cerca que llegué del arte comprometido fue a García Lorca, que para nada puede considerarse un poeta del realismo socialista ni nada por el estilo. Ni Alberti, ni León Felipe, ni el Neruda más político me atrajeron nunca lo más mínimo, aunque por lo que quiera que fuese sí que me mostré mucho más magnánimo con la canción comprometida, guardando muy cerca de mi corazón el recuerdo de auténticos himnos de la progresía española como Libertad sin ira de Jarcha o Cruzar los brazos, Sólo le pido a Dios o La planta 14 de Víctor Manuel. Y no, no soy capaz de explicar las razones que me llevaron a ser más comprensivo con este otro tipo de arte al servicio de un mensaje político, aunque supongo que algo tendrá que ver con el hecho de que la letra combativa no tiene por qué inmiscuirse en la pureza estilística de la música como tal. En otras palabras, que es más fácil separar la letra comprometida de la música que acompaña de lo que es separar un poema con mensaje de... en fin, del poema como tal. Si por un lado he de reconocer que en más de una ocasión he sentido cierta envidia al ver a mis amigos embelesados por un poema que parecía sumergirles en una especie de paroxismo político, también he de decir que han sido muchas las veces que he reflexionado si acaso esta incapacidad para supeditarlo todo al imperio de lo político fue precisamente la que me salvó de caer en los dogmatismos y extremismos que se adueñaron de tantos de mis jóvenes compañeros. {enlace a esta historia}

[Fri Jan 14 09:17:17 CST 2005]

Leyendo una entrevista con el actor, director y dramaturgo norteamericano John Malkovich en El Cultural me encuentro con una interesante respuesta cuando le piden que compare la actividad teatral con la cinematográfica:

— ¿Cómo ha influido su formación teatral en su carrera cinematográfica?
Son mundos muy distintos. En uno tratas de crear un terreno en el que vivir cada noche; en el otro tratas de "encajar" algo en una vasta combinación de imágenes. Lo que te sirve en un medio puede no valerte en el otro.

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[Thu Jan 13 11:59:04 CST 2005]

Va de celebraciones literarias. Gerhard Schröder inaugurará con su participación en una maratón de lectura las actividades que el Gobierno alemán organizará con motivo del Año Schiller para celebrar el bicentenario de la muerte del poeta y dramaturgo romántico, autor entre otras cosas de dramas tan conocidos como Guillermo Tell, Don Carlo o Wallenstein. Por cierto, que también se ha activado un sitio web para acompañar las actividades culturales del Año Schiller con información en alemán e inglés.

Mientras tanto, Francia celebra el Año Julio Verne también con una sucesión de actividades relacionadas con el teatro, el cine, la música, las artes plásticas y circenses, e incluso la filatelia. Me pregunto cuántos niños se habrán iniciado a la lectura gracias a los emocionantes e imaginativos libros de Verne. Yo, desde luego, soy uno de ellos. Le debo mi afición a la lectura tanto a Verne como a los cómics de Ibáñez, por extraño que parezca. El uno me hizo soñar con aventuras e invenciones revolucionarias, en tanto que el otro me ayudó a tomarme la vida con humor.

Finalmente, y aunque en este caso no se trate de ningún ciclo de conferencias ni actividades culturales celebratorias, se acaba de publicar La recepción inicial de Pedro Páramo como homenaje al autor de Pedro Páramo y El llano en llamas. Eso sí, la publicación del libro también va acompañada de varios festejos para celebrar el quincuagésimo aniversario de Pedro Páramo. {enlace a esta historia}

[Mon Jan 10 12:28:00 CST 2005]

Seguramente no sorprenderá a nadie que uno pueda reconocer la personalidad de los individuos a través de sus lecturas (si es que son aficionados a la lectura, por supuesto). Lo que sí me parece más interesante es la distinción que uno puede hacer entre los individuos que suelen leer ficción y aquellos que únicamente leen ensayo. Vaya por delante que soy un gran apasionado del género ensayístico, al cual considero fundamental para el conocimiento y la reflexión, así como pieza esencial del edificio democrático occidental. No obstante, la ficción, así como la poesía, desempeña otro papel no menos importante en nuestras sociedades, pues nos permiten desarrollar una cualidad tan vital como la empatía, sin la cual nos sería mucho más difícil dialogar unos con otros y llegar al entendimiento mutuo. Casi sin excepción, los individuos dogmáticos y extremistas que me he encontrado durante mi vida han tenido una incapacidad casi genética para amar la ficción de calidad, la que intenta transmitir sentimientos, ideas y pasiones, la que nos cuenta las historias que inspiran una vida. Por el contrario, suelen estar entregados por completo bien al ensayo parcial y progagandístico de un único punto de vista, o bien a la poesía más introspectiva y narcisista.

Lo que me ha sugerido estas reflexiones es una reseña sobre Diario de un hombre de cincuenta años, de Henry James. El novelista estadounidense apenas tenía treinta y cinco años cuando la escribió, sin que ello fuera óbice para que pudiera narrar la vida de un hombre en la etapa final de su vida con un alto índice de veracidad. Es precisamente esta capacidad de ponerse uno en la piel del prójimo lo que, me parece, repele a los caracteres más fanáticos. El ensayo puede hablar de las grandes guerras en términos estadísticos, pero es la ficción la que baja a narrar cómo se sufrieron en la piel de los seres humanos. Siempre ha sido más fácil lanzar operaciones militares e iniciar ambiciosas obras de ingeniería social cuando uno sólo ve los fríos números en lugar del sufrimiento humano. {enlace a esta historia}

[Mon Jan 10 09:27:21 CST 2005]

Con motivo del cuarto centenario de la publicación de la primera parte del libro, El Cultural ha dedicado un excelente número especial del suplemento al Quijote que incluye artículos de Milan Kundera, Francisco Umbral, Henry Kamen, Andrés Trapiello y Fernando García de Cortázar entre otros. Más interesante aún me parece el hecho de que hayan dedicado todas las secciones del suplemento a la obra de Cervantes, de tal forma que podemos leer un serio análisis del clásico atendiendo a varias de sus facetas: literatura, pintura, historia, teatro, cine... Merece la pena destacar el breve ensayo de Kundera, titulado El Quijote y el arte nuevo, usado como prefacio a la edición inglesa, que estudia el Quijote como precursor de la novela moderna.

En efecto, nada es seguro en este mundo nuestro: ni la identidad de las personas; ni siquiera la identidad, aparentemente tan evidente, de las cosas. Don Quijote le quita a un babero su bacía porque la toma por un yelmo. Más adelante, el barbero llega por casualidad a la venta donde está don Quijote rodeado de gente, ve su bacía y quiere llevársela. Pero don Quijote, indignado, se niega a tomar su yelmo por una bacía. De repente se pone en cuestión la esencia misma de un objeto. Por otra parte, ¿cóm probar que una bacía colocada en la cabeza no es un yelmo? Los traviesos parroquianos, para divertirse, dan con el único criterio objetivo para establecer la verdad: el voto secreto. Todos participan en la votación y el resultado no da lugar a equívocos: todos confirman que el objeto es un yelmo. ¡Admirable broma ontológica! Me contaron que el primer sondeo de opinión pública en Francia tuvo lugar en 1938, después de los acuerdos de Munich. Mediante este veredicto de lo más democrático, los franceses confirmaron entonces, por aplastante mayoría, que la inolvidable capitulación ante Hitler era un acto ejemplar y justo. Los lectores de Cervantes no se llaman a engaño: todas las votaciones, todos los sondeos de opinión tienen por modelo el clásico escrutinio de la venta cervantina.

La comicidad y la risa son propias de la vida humana desde la noche de los tiempos; en el Quijote, se oye la risa como proveniente de las farsas medievales; uno se ríe del caballero que lleva una bacía a modo de yelmo, o de su escudero que recibe una paliza. Pero, además de esa comicidad, casi siempre estereotipada, casi siempre cruel, otra, mucho más sutil, se desprende de esta novela. Un amable hidalgo rural invita a don Quijote a su casa donde vive con un hijo que es poeta. El hijo, más lúcido que su padre, detecta enseguida que el invitado es un loco. Don Quijote incita al joven a recitarle un poeta; éste se apresura a complacerle y don Quijote hace un elogio grandilocuente de su talento; feliz, halagado, el hijo olvida en el acto la locura del invitado. ¿Quién es, pues, el más loco? ¿El loco que elogia al lúcido o el lúcido que cree en el elogio del loco? Entramos así en la esfera de esa otra comicidad, más sutil e infinitamente más refinada, que llamamos humor. No nos reímos porque se ha ridiculizado, o burlado e incluso humillado a alguien, sino porque, de pronto, el mundo aparece en toda su ambigüedad, las cosas pierden su significado aparente, la gente se revela distinta a lo que ella misma cree que es. Octavio Paz dice, acertadamente, que el humor es un "gran invento" de la época moderna, vinculado al nacimiento de la novela y en particular a Cervantes (yo añadiría: y a Rabelais, ese otro gran precursor). El amor de don Quijote por Dulcinea parece una inmensa broma: está enamorado de una mujer que apenas ha entrevisto, o tal vez jamás haya visto. Está enamorado, pero como él mismo reconoce, sólo "porque tan propio y natural es de los caballeros ser enamorados como al cielo tener estrellas". Es inolvidable la escena del capítulo 25 de la primera parte: don Quijote envía a Sancho a casa de Dulcinea para que le cuente la inmensidad de su pasión. Pero ¿cómo demostrar la intensidad de una pasión? ¿Cómo dar la medida de un sentimiento? ¡Hay que acudir a algo realmente grandioso! En presencia de Sancho, don Quijote se quita, pues, el pantalón, se queda en cueros debajo de la camisa y empieza a dar volteretas y a ponerse cabeza abajo, patas arriba.

Toda la literatura narrativa conoce desde siempre las infidelidades, las traiciones, las decepciones amorosas. Pero con Cervantes lo que se cuestiona no son los amantes, sino el amor, la noción misma del amor. Porque ¿qué es el amor si se ama a una mujer sin conocerla? ¿La simple decisión de amar? ¿O incluso una imitación? La pregunta no es ninguna tontería, ni tan sólo una simple provocación: si, desde nuestra infancia, los ejemplos del amor no nos incitaran a seguirlos, ¿acaso sabríamos qué significa amar? (No estamos muy lejos de Emma Bovary: sus padecimientos sentimentales ¿acaso habrían sido tan atroces si no la hubieran guiado ejemplos de amor romántico?) De golpe, gracias a esa broma hiperbólica que es la pasión de don Quijote por Dulcinea, se desgarra el velo de las certidumbres; se abre un extenso campo, hasta entonces desconocido, en el que todas las actitudes, todos los sentimientos, todas las situaciones humanas se vuelven enigmas existenciales.

Como decía, los otros artículos son también de bastante calidad, pero me llamó la atención el de Kundera, pues subraya la modernidad del Quijote, lo que precisamente puede explicar el por qué continuamos hablando de él cuatro siglos después. Son pocas las obras de su época que se salvarían de la quema. De hecho, merece la pena reflexionar sobre el hecho de que Lope de Vega superara con mucho en fama y apoyo popular a Cervantes en aquél entonces, mientras que ninguna de sus obras puede aspirar hoy día a competir con el inmortal Quijote en actualidad y relevancia. {enlace a esta historia}

[Fri Jan 7 12:27:10 CST 2005]

Me parece enormemente irresponsable la actitud que el PP ha tomado a raíz de la aprobación del Plan Ibarretxe por el Parlamento vasco. En lugar de favorecer la serena discusión del problema, no ha hecho sino sembrar el pánico entre los ciudadanos con su estrategia del grito y la pataleta. Hoy mismo, el secretario general del PP, Ángel Acebes, ha denunciado la "nula reacción" del Presidente del Gobierno, a quien no se ha recatado en calificar de "hipócrita". Fundamentalmente, critican a Rodríguez Zapatero por afirmar hace un par de días que aquí "no pasa nada" como consecuencia de la aprobación del Plan, pero lo cierto es que, de hecho, aquí no ha pasado nada hasta el momento. El plan se ha aprobado, y ciertamente supone un serio revés para los partidos constitucionalistas, además de proponer unos serios y profundos cambios que casi seguramente romperían el amplio consenso que se estableciera durante los años de la transición. No obstante, ni ha pasado a convertirse en ley ni tampoco el País Vasco se ha independizado. El Presidente del Gobierno ha mantenido hasta el momento la única postura racionalmente posible: preparar una reunión con el lehendakari para discutir los detalles de la propuesta, afirmar que después del encuentro pasará a entrevistarse con el líder de la oposición y, finalmente, que el plan se debatirás donde se tienen que debatir estas cosas, no en los medios de comunicación sino en el Parlamento. Los populares, por su lado, se han limitado a exigir a gritos que el Gobierno tome dos medidas que no tienen sentido alguno: primero, que se nieguen siquiera a debatir en el Congreso una propuesta legalmente remitida al mismo por un parlamento autonómico; segundo, que interpongan un recurso de inconstitucionalidad contra una propuesta que ni siquiera es norma legal aún. ¿Pero es que estos señores ignoran hasta las bases mismas de un sistema de derecho?

Por cierto, que para colmo de despropósitos esta misma mañana oí unas declaraciones de Manuel Fraga en las que afirmaba:

Alejandro Lerroux (...) suspendió de un plumazo en el año 1934 el Estatuto de Cataluña y no pasó absolutamente nada.
Claro que en aquél entonces las autoridades autonómicas catalanas habían protagonizado un levantamiento armado contra el Gobierno de la CEDA legítimamente constituido y son muchos los historiadores que consideran 1934 como el preludio más evidente de nuestra Guerra Civil. Aparte de eso, pasar no pasó nada. ¡Vamos, y el señor dice eso y se queda de lo más pancho! Cuando uno oye cosas como ésta, no queda más remedio que preocuparse. Al parecer, el PP ha retomado la estrategia de la tensión que ya pusiera en práctica Aznar allá a principios de los noventa. Va siendo hora de cerrar el problema del proyecto de Estado de una vez por todas, pues parece que hoy por hoy es casi el único tema capaz de conducir a tanta gente a tomar decisiones insensatas tan a la ligera. {enlace a esta historia}

[Thu Jan 6 20:55:36 CST 2005]

Me gusta el ABC por su calidad periodística en general, sobre todo la de su suplemento cultural. Sin embargo, siempre me ha parecido extremadamente cómico su exacerbado partidismo, por no hablar del monarquismo caduco y la actitud capillita, como se la denomina en mi tierra. Hoy, por ejemplo, tienen el descaro de publicar una breve nota celebrando el hecho de que el paro en Andalucía haya caído el doble que la media nacional al tiempo que advierten que "dos de cada diez parados son andaluces" lo que, por supuesto, es "un mal dato [que] hay que corregir cuanto antes". Nada más leerlo, echo mano a la calculadora y observo que la población andaluza (unos ocho millones la última vez que oí la cifra) representa, aproximadamente, el 20% del total de la población española. ¡Sorpresa! No sé, a lo mejor se trata también de un "mal dato" que hay que corregir. {enlace a esta historia}

[Thu Jan 6 10:12:05 CST 2005]

Leyendo El Mundo me acabo de encontrar con la noticia de que el etarra José Ignacio de Juana Chaos puede salir de la cárcel en febrero, a pesar de haber sido condenado a más de tres mil años de prisión en su momento como consecuencia de su participación en atentados que costaron la vida a una veintena de personas. Al parecer, se beneficia por el hecho de haber sido condenado de acuerdo al antiguo Código Penal de 1973, lo cual ya es de por sí bastante irónico teniendo en cuenta la conocida asunción de que el régimen franquista siempre fue mucho más duro con los criminales. En cualquier caso, no voy a entrar aquí en demagógicas observaciones sobre el tema, pues algo me dice que ya habrá decenas de tertulianos ahí fuera dedicándose a poner a parir al sistema judicial español al completo a cuenta de esto. Lo que sí que me ha llamado la atención son unas palabras que escribiera el etarra allá por 1998 con motivo del asesinato del concejal Jiménez-Becerril y su esposa en Sevilla:

Me encanta ver las caras desencajadas de los familiares en los funerales. Aquí, en la cárcel, sus lloros son nuestras sonrisas. Acabaremos a carcajada limpia.
¿Qué mejor ejemplo de fanatismo político? Es difícil representarse tamaña falta de escrúpulos en un individuo. {enlace a esta historia}

[Wed Jan 5 15:33:05 CST 2005]

El Cultural publica un corto autorretrato en forma de diccionario del fallecido Roberto Bolaño que contiene algunas genialidades.

EXILIO: Nunca me he sentido exiliado. Extranjero me he sentido en todas partes, empezando por Chile. Como fui un niño pedante, ya desde niño me sentía extranjero.

FÚTBOL: Mi experiencia como jugador de fútbol nunca fue del todo comprendida ni por los espectadores ni por mis compañeros de equipo. A mí siempre me pareció más interesante marcar un autogol que un gol. Un gol, salvo si uno se llama Pelé, es algo eminentemente vulgar y muy descortés con el arquero contrario, a quien no conoces y que no te ha hecho nada, mientras que un autogol es un gesto de independencia.

PARAÍSO: Es como Venecia, espero, un lugar lleno de italianas e italianos. Un sitio que se usa y se desgasta y que sabe que nada perdura, no el paraíso, y que eso al fin y al cabo no importa.

POLÍTICA: Siempre quise ser un escritor pol&iacuet;tico, de izquierdas, claro está, pero los escritores políticos de la izquierda me parecían infames.

RECONOCIMIENTO: No me importa nada. El narrador más importante de este siglo que se acaba (¡por fin!) se llamó Franz Kafka y no lo reconocieron ni en su casa, así que figúrate si me va a preocupar a mí una gilipollez de ese calibre.

SEXO: La gente, al hablar de sexo, se vuelve idiota. Tal vez siempre lo ha sido, pero el sexo la vuelve aún más idiota y se limita a balbucear ideas preconcebidas cuyo fondo en nada difiere del antiguo Dios, Rey y Patria, que, como todo el mundo sospecha (pero se calla), significa Miedo, Amo y Jaula. TRIUNFO: No creo en el triunfo. Nadie con dos dedos de frente puede creer en eso. Creo en el tiempo. Eso es algo tangible, aunque no se sabe si real o no, pero el triunfo, no. En el campo de los triunfadores uno puede encontrar a los seres más miserables de a tierra y hasta allí yo no he llegado ni me veo con estómago para llegar.

Por cierto, que la lista de libros preferidos que da también me parece bastante buena:
El Quijote, de Cervantes. Moby Dick, de Melville. La Obra Completa de Borges. Rayuela, de Cortázar. La conjura de los necios, de Kennedy Toole. Nadjia, de Breton. Las Cartas de Jacques Vaché. Todo Ubú, de Jarry. La vida, instrucciones de uso, de Perec. El castillo y El proceso, de Kafka. Los Aforismos de Lichtenberg. El Tractatus de Wittgenstein. La invención de Morel, de Bioy Casares. El Satiricón, de Petronio. La Historia de Roma, de Tito Livio. Los Pensamientos de Pascal.
{enlace a esta historia}

[Wed Jan 5 15:11:00 CST 2005]

Cuesta trabajo entender la actitud que están tomando los dirigentes del PP estos días. A lo mejor es consecuencia directa de la derrota en las pasadas elecciones generales, de la cual al parecer aún no se han recuperado. Por lo que quiera que sea, estaban tan convencidos de que iban a ganar que después, a la vista de los resultados, se llevaron un buen chasco, dejaron entrever que casi les habían robado las elecciones con estratagemas indecentes y... en fin, que desde entonces no paran de montar algarabías. La última ha sido como consecuencia de la aprobación del Plan Ibarretxe por el Parlamento autónomo vasco. Ahora resulta que el PP se niega siquiera a debatir la propuesta del lehendakari en el Congreso, lo cual les está enfrentando al PSOE. Supongo que los medios de comunicación cercanos a los liberal-conservadores estarán, una vez más, lanzando puyas contra Rodríguez Zapatero a cuentas de los acuerdos con ERC, pero la verdad es que a mí me parece que lo mínimo que uno puede esperar en democracia es que el Parlamento debata las propuestas de los distintos partidos políticos. Si a uno no le convencen los argumentos, pues vota en contra y santas pascuas, pero lo que no puede ser es que vayamos por la vida exigiendo a la izquierda abertzale que abandone las armas en favor de las instituciones y después nos cerremos en banda y nos neguemos siquiera a debatir una propuesta soberanista. Lo que los señores del PP están pidiendo no es que se ponga fin al terrorismo etarra y se lleven los argumentos al Parlamento, sino más bien que se rehúse por fin a defender cualquier tipo de idea nacionalista en el País Vasco. Lo siento mucho, pero por más que me repelan las ideas nacionalistas, aún más preocupante me parecen los intentos de homogeneizar la sociedad y acallar el debate o, lo que es peor, limitarlo a un mero trueque de turnismo canovista al viejo estilo. {enlace a esta historia}

[Sun Jan 2 19:56:59 CST 2005]

Me acabo de encontrar con una maravillosa cita de Unamuno que no tenía más remedio que reproducir aquí, aunque esté en inglés:

A lot of good arguments are spoiled by some fool who knows what he is talking about.
Dios sabe cuántas veces me ha ocurrido a mí. {enlace a esta historia}

[Sat Jan 1 17:50:35 CST 2005]

En unos EEUU cada vez más enconados en su desprecio hacia todo lo que tenga que ver con Francia, una obra como La Rèpublique mondiale des lettres, de Pascale Casanova debe sentar como un auténtico petardazo, o al menos ese sería el caso si al americano medio le importara un comino el mundo de la alta literatura. Si bien es cierto que el libro parece pecar de un francocentrismo que puede llegar a ser exasperante en ocasiones (¿a lo mejor el desprecio mutuo entre franceses y estadounidenses se debe precisamente a que no son sino la viva imagen el uno del otro cuando se trata de promover un ombliguismo cultural de lo más primario?), no nos queda más remedio que reconocer que la autora no deja de tener razón cuando afirma la preeminencia cultural (de hecho, literaria) de París durante el siglo XX. No olvidemos que escritores como Ibsen, Yeats, Faulkner, Joyce, Beckett, Hemingway, Nabokov, Henry Miller, William Burroughs, Cortázar, García Márquez, Borges, Cioran o Kundera solamente alcanzaron la fama internacional (e incluso en sus propios países) después de triunfar en la capital francesa. Así pues, aunque duela, no queda más remedio que reconocer un puesto especial a París. Ahora bien, ¿cómo sucedió todo esto? Como se menciona en la reseña publiada por The Nation,

How did this state of affairs come about? Casanova traces the emergence of an international literary sphere to Joachim du Bellay's 1549 essay The Defense and Illustration of the French Language, which amounted, as she puts it, to a "declaration of war against the domination of Latin". Over the ensuing century and a half, France built its "literary assets" through, among other means, the translation and imitation of classical models, linguistic standardization and purification, and the refinement of poetic forms and meters, so that by the reign of Louis XIV —the age of Pascal, Molière and Racine— French had accomplished the unthinkable, displacing Latin as the language of literary classicism. As a consequence, Casanova claims, English and other national literary identities emerged in competition with France. Finally, with the awakening to consciousness of nations like Germany —nations that, unlike England, Spain or Italy, had no literary heritage such as would allow them to compete with France on its own, classical terms— a new means of accumulating literary assets emerged. This was the path first articulated by Herder, the eighteenth-century German philospher and great champion of folk culture: Instead of deriving from classical antiquity, literary capital would now originate in a nation's unique soul or "genius", as expressed in its traditional oral culture —an idea that would prove crucial not only for the emerging nations of Europe during the nineteenth century but for the postcolonial world today.
Casanova habla, pues, de un mundo literario internacional que mira hacia París para mantenerse al tanto de las nuevas tendencias artísticas y filosóficas. Se trata, no obstante, de un mundo que ya nos parece pasado. Si bien las tendencias históricas no desaparecen en unos cuantos años (ni tan siquiera en décadas), lo cierto es que parece evidente a estas alturas que el mundo literario y cultural ha dejado de gravitar en torno a la corte parisiense y se ha visto sustituido por la tiranía de lo puramente comercial. Se trata del fin de las vanguardias y el comienzo de la hegemonía de los grandes imperios editoriales de carácter multinacional, pero casi siempre dominados por el capital estadounidense. Creo que hoy estamos en condiciones de certificar la muerte de la cultura como concepto de lo sublime y el nacimiento, en su lugar, de la industria del entretenimiento cultural. Durante la segunda mitad del siglo XX aún podíamos asistir al surgir de movimientos artísticos y filosóficos que conllevaban un modo de entender la vida, pero hoy en día la influencia de obras literarias y ensayistas se ve limitada a modas pasajeras y cifras de ventas, y si están acompañadas de un éxito cinematográfico, pues mejor que mejor. Hemos completado el proceso de trivialización de lo cultural comenzado allá por los años cincuenta, y con ello también hemos acabado asesinando el concepto clásico de la cultura. Tiene poco de soprendente, en este ambiente, que nuestras instituciones educativas, nacidas precisamente en la época de hegemonía de lo clásico, también se encuentren en crisis irreversible. {enlace a esta historia}

[Sat Jan 1 16:19:41 CST 2005]

La revista británica Prospect publica un artículo de Michael Lind sobre la reacción demócrata al triunfo republicano en las recientes elecciones estadounidenses que incluye algunas interesantes reflexiones. Lo mejor es dejar hablar al autor, cuyos puntos principales cito a continuación entresacando frases de aquí y allá. En síntesis, y tras explicarnos cómo el voto demócrata se ha concentrado en los grandes centros urbanos mientras que la América rural parece optar cada vez de forma más clara por los candidatos conservadores, Lind añade:

The American dream is a big backyard, individual bedrooms for the kids and a couple of cars —not a tiny urban apartment and a subway fare. And since an allergy to big government is often typical of immigrants from high-tax states, the spillover from the blue states into the red states is unlikely to be a liberalising force. (...) A century ago, the agrarian populists bemoaned the migrationof Americans from the virtuous farm to the sinful industrial city. Their jeremiads had no more effect than those of today's urban liberals who have wasted a quarter of a century lamenting the exodus of Americans from the virtuous city to the sinful suburb. Both the agrarian populists and the urban liberals tended to explain these social shifts in terms of a conspiracy by, respectively, evil manufacturers or wicked suburban real-estate developers.

(...)

Just as patronising as snide cracks about suburban McMansions and box stores is the claim that working-class Americans have been duped into voting against their own economic interests. It is true that the Republican conservative agenda is harmful to working Americans, but the Democrats have failed to provide much of an alternative. (...) Indeed, the Democrats are no longer the party of the working class so much as the party of the urban professional elite and the working poor. Thanks to reforms backed by Democrats, the working poor have been removed from the income tax rolls and their wages are boosted by the earned income tax credit. Most working-class Americans, however, make too much money to benefit from either reform. The Democrats have also fought unsuccessfully for universal healthcare schemes. But most working-class Americans already have health insurance provided by their employers; rising out-of-pocket health costs, not coverage, is their chief concern. And there is no consensus among Democrats about what to do to prevent the growth of healthcare costs from continuing to outstrip productivity growth. (...) There never was a time when working-class Americans voted for liberals whose values they rejected but whose economic programmes enticed them. Before the federal judiciary nationalised issues like abortion, gay rights and censorship, beginning in the 1960s, these controversies were part of state and local politics, not national politics. Conservative Catholics in the midwest or southern populists could vote for social conservatism in state and local elections, while voting for New Deal economic policies at the federal level. Thanks to federalism, New Deal liberals like Roosevelt, Truman, Kennedy and Johnson took positions on the economy and foreign policy; they did not have to take stands on abortion or gay rights. The very success of liberals in nationalising these issues has worked against them in a country in which self-described liberals are a minority, outnumbered by self-described moderates and conservatives.

Lind termina explicando cómo la tradición política estadounidense difiere de la europea en un par de puntos cruciales que a menudo dificultan el entendimiento mutuo y termina causando, o al menos eso me parece a mí, serios errores en el análisis de la realidad política y social de las sociedades a ambos lados del Atlántico. Se refiere Lind a la actitud estadounidense de sospecha frente al concepto de Estado y la ausencia de una tradición anticlerical o activamente secularista como la existente en la Europa continental.

Although it is weak in Britain and most European countries, small "r" republicanism is strong in Switzerland and still shapes France. The republican ideal is a citizen with enough property to be independent both of the labour market and of government. This explains why American populism, and much of the US labour movement, has been almost as hostile to the welfare state as it has been to unscrupulous employers. The continental European welfare state was devised in countries with traditions of bureucratic monarchy and aristocratic paternalism, like Germany and Sweden. Americans have rejected the ideal of a society in which government pays for everything while a bevevolent mandarine governs in the public interest not because we are stupid, but because we are republicans.

(...)

Republican strategists understand that, since the 18th century, the American civil religion has been an Enlightenment deism which is theistic enough to reassure religious believers and vague enough not to worry most secular Americans. The religious public interprets a politician's reference to God as the biblical God, while the non-religious picture the "Nature's God" of Enlightenment philosophes like Thomas Paine and Thomas Jefferson (as presidente, Jefferson published his own version of the Gospels from which he had removed all the miracles). The blandness of America's quasi-official "Potomac piety" is symbolised by a remark of President Dwight Eisenhower in 1952: "Our government makes no sense unless it is founded in a deeply felt religious faith —and I don't care what it is". When an American president closes an address by saying "God bless America", this is not a signal that the US is about to become a theocracy. It is the equivalent of "May the Force be with you".

Por supuesto, el análisis de Lind tiene bastante de simplificación facilona, pero ello no quita para que también contenga una buena dosis de verdad. Por un lado, me parece probable que la ausencia de un auténtico Estado del bienestar en los EEUU se deba tanto a las particularidades de su sistema político como a los elementos culturales de los que habla Lind. Hasta bien entrados los sesenta, las políticas de bienestar social las elaboraban los gobiernos estatales y locales, y no el gobierno federal desde Washington. Las cosas han cambiado algo, pero no del todo, desde entonces, pero la dinámica y contradictoria relación entre el poder federal y el poder local aún es una realidad bien evidente en la vida política estadounidense que dificulta la construcción de un Estado del bienestar tan elaborado como el que se ha dado en Europa. Si queremos proceder a hacer una comparación entre realidades similares, deberíamos más bien observar cómo en nuestro entorno son los gobiernos de los Estados miembros los que se encargan de tales políticas, y no la Unión Europea como tal. Por otro lado, Lind parece obviar el hecho de que Bush no se ha limitado a hablar de Dios, sino que ha ido mucho má allá, reconociendo públicamente a Jesucristo como su "filósofo" preferido y reivindicando una interpretación teológica de lo político que va much más allá del deísmo que él menciona, correctamente, como una influencia permanente en la tradición histórica estadounidense.

Por cierto, que también me parece interesante un tema que Lind simplemente toca muy superficialmente pero que suele encontrarse en el trasfondo de muchos análisis conservadores sobre la situación social en Europa. De un tiempo a esta parte, parece haberse convertido en un argumento favorito de la derecha religiosa estadounidense el señalar al estancamiento demográfico de la población al otro lado del Atlántico como un ejemplo de decadencia moral y cultural. Sin embargo, estos mismos individuos suelen ignorar que las estadísticas demográficas de la población estadounidense no son tan diferentes si las limitamos a los habitantes de raza blanca. En otras palabras, el crecimiento de la población en los EEUU se da fundamentalmente entre los inmigrantes, al igual que en Europa. {enlace a esta historia}

[Sat Jan 1 10:37:52 CST 2005]

Sucede más y más que asistimos a avances científicos y tecnológicos que hace tan sólo un par de décadas sonaban a auténtica ciencia ficción. Hace unos días leí en el sitio web de la CNN que unos científicos de la University of the West England han diseñado un robot que se alimenta de moscas para operar sin necesidad de baterías. Como es de esperar, el robot en cuestión solamente realiza tareas muy limitadas a velocidades extremadamente lentas. No obstante, se trata de un avance significativo en el mundo de la tecnología. Si fuéramos capaces de construir máquinas que pudieran controlar su propia fuente de energía eso nos permitiría usarlas para las labores más peligrosas y de larga duración, como por ejemplo exploración espacial, análisis volcánico, estudio de las profundidades marinas... El mecanismo básico por el que esta máquina consigue alimentarse a sí misma consiste en el uso de una caja de desechos humanos que son usados como cebo para las moscas y otros insectos. Una vez atraídas, las moscas son digeridas gracias al uso de enzimas mientras el exoesqueleto se utiliza para generar energía. Ingenioso. {enlace a esta historia}