Cuaderno de Bitácora

[Sat Nov 30 09:15:43 CST 2002]

Leo un artículo en The New York Times sobre los problemas económicos que tendrá que afrontar Gerhard Schroeder en su segundo mandato, y me recuerda precisamente las razones por las cuales la socialdemocracia europea se encuentra en crisis. La economía alemana lleva ya bastante tiempo en clara recesión, y la situación no tiene visos de mejorar a corto plazo. Entre otras cosas, al Gobierno Schroeder parecen faltarle ideas y liderazgo para proponer soluciones a unos problemas que deberían sonar familiares a otros gobiernos europes: altas tasas de desempleo, bajas índices de crecimiento, excesiva burocracia, alto gasto público asociado a un Estado del Bienestar que no hace sino crecer desmesuradamente, alto nivel impositivo, mercado laboral esclerotizado... Los típicos problemas que llevan aquejando a las economías europeas al menos desde los años setenta, aunque sólo parecemos prestarles atención cuando se produce una recesión que fuerza a las contradicciones a salir a la luz.

Mientras tanto, nos las tenemos que ver con una socialdemocracia demasiado temerosa de emprender una política seria de reformas del sistema por miedo a perder su "esencia", y con unos cristianodemócratas que tampoco se atreven a apostar por unos cambios impopulares que inevitablemente tendrían un coste en las urnas. La consecuencia parece que será una economía alemana esclerotizada (ya hay quien la compara con la economía japonesa en este sentido) que puede poner en peligro todo el proceso de expansión de la UE hacia el Este, así como la estabilidad de la moneda única.

Por supuesto que, con plena honestidad, he de reconocer que yo mismo no sabría cómo salir del laberinto en que los países europeos se encuentran en estos momentos. La solución "reaganiana" (o, "thatcheriana", que viene a ser lo mismo) no es aplicable en Europa, a pesar de lo que digan algunos expertos, debido al hecho de que nuestra identidad no es tan individualista como la estadounidense. Si ya en los EEUU tuvo como consecuencia una clara destrucción de las tradicionales estructuras de cohesión social, las consecuencias podrían ser mucho peores en Europa. Y, pese a todo, tampoco es menos cierto que no tenemos más remedio que aceptar aquello que de positivo y constructivo hay en la solución neoliberal (menor tasa impositiva, mayor responsabilidad del individuo, aprecio por la iniciativa empresarial, reducción de la burocracia y regulación excesivas...).

[Fri Nov 29 19:52:06 CST 2002]

Mientras nos encontrábamos en casa de mi suegra esta tarde, le eché un vistazo a un número atrasado de Time magazine. Entre otras cosas, leí un bienintencionado artículo sobre Abraham como el Padre de las tres grandes religiones monoteístas de nuestro tiempo: Judaísmo, Cristianismo e Islam. Digo bienintencionado porque el autor parece poner el énfasis precisamente en el origen común de las tres religiones, dando a entender de alguna forma que quiz´ fuera posible el entendimiento. En este contexto, un par de citas nos hacen despertar del sueño. Rabbi Haim Druckman, parlamentario y miembro del Partido Nacional Religioso, deja bien claro que los árabes no tienen lugar en Palestina: "Our connection to the land goes back to our first ancestor. Arabs have no right to the land of Israel". Pero tampoco las posiciones del otro lado ayudan nada. Sheik Taysir Tamimi, ni más ni menos que el encargado de Yaser Arafat para asuntos de diálogo religioso, explica que "The people who supported Abraham believed in one God and only one God, and that was the Muslims. Only the Muslims". !Menos mal que es el encargado de "asuntos de diálogo religioso"!

Ni que decir tiene que el estado de cosas en el Oriente Medio continúan tan negras como han estado durante décadas. Hasta que no llegue el día que unos y otros vuelvan la espalda a quienes interpretan los textos religiosos de forma dogmática, exclusivista e intransigente no se podrá siquiera atisbar una solución al conflicto. ¿Pero qué esperanza cabe tener cuando ambas partes del conflicto se enrocan en este tipo de "argumento"?

[Fri Nov 29 09:11:19 CST 2002]

Llevo ya bastante tiempo alejado de España, y la verdad es que es difícil juzgar a distancia. Sin embargo, he de decir que siento cierta admiración por Manuel Pimentel, el ex-ministro de Trabajo en el Gobierno conservador del PP. Hoy leo en La Vanguardia que se acaba de publicar un libro de entrevistas con él donde, entre otras cosas, aboga por un auténtico "Estado de las nacionalidades", "hacer frente al auge de las intransigencias y a los aires de confrontación entre Occidente y el mundo musulmán, mediante la inteligencia de saber distinguir y atraer a los que no son radicales y partidarios del enfrentamiento" y mantener una actitud tolerante, racional e independiente. Les recuerda también a Jose María Azner y sus otros compañeros de Partido acerca de los enormes peligros del "estás conmigo o contra España".

No me extraña que un individuo así terminara dimitiendo de su cargo, pues mucho me temo que la política (cuidado, no sólo me estoy refiriendo a la española, sino más bien a toda política) no deja mucho margen de maniobra para este tipo de personas. Lo que suele predominar, desafortunadamente, es el seguidismo y el esfuerzo por no "dar la nota" no vaya a ser que pierda uno el tren de la próxima reestructuración ministerial.

[Tue Nov 26 15:13:55 CST 2002]

Leo en La Vanguardia que Chirac apoya la entrada de Turquía en la Unión Europea, en contra de las recientes dudas manifestadas por Giscard D'Estaing.

"Turquí­a tiene todo su lugar en Europa. Esto puede discutirse en el plano geográfico, pero no en el histórico. Es una de las civilizaciones más antiguas del mundo, ha aportado mucho a la humanidad y eso tiene interés político y económico para la UE"

Asimismo, el periodista de La Vanguardia recalca:

Cuando un periodista le preguntó qué le parece que entren en la UE "65 millones de turcos musulmanes", Chirac le replicó: "Usted no se pregunta sobre la presencia de 60 millones de franceses cristianos, ¿verdad? Turquía —recordó— es un país laico. Y su posible incorporación a la Unión no puede plantearse en términos de enfrentamiento entre religiones, sino en sus dimensiones polí­tica, social y estratégica".

Yo, por mi parte, no es que necesariamente me oponga a la entrada de Turquía en la UE, pues he de reconocer que aún no tengo las ideas bien claras al respecto. Sin embargo, tampoco me atrae la actitud "políticamente correcta" de Chirac. El hecho de que la turca sea una civilización rica y antigua, y que haya aportado mucho a la civilización no es suficiente argumento para que se le acepte como miembro de pleno derecho de una organización que se pretende estrictamente europea (aunque, ciertamente, la naturaleza de la organización como tal es algo que siempre puede cambiarse si ello fuera necesario). De no ser así, ¿por qué no admitir a China o la India como miembros de pleno derecho también? Al fin y al cabo, también se trata de culturas "ricas" y "antiguas" que han legado mucho a la Humanidad.

Por lo que hace a su aversión al tema religioso, cabría decir casi lo mismo. Se quiera o no, quienes nos declaramos agnósticos no podemos cerrar los ojos a la realidad de que los valores religiosos continúan siendo absolutamente centrales para buena parte de la Humanidad. En este sentido, no se trata tanto de plantear el asunto en "términos de enfrentamiento entre religiones", sino más bien de reconocer que las diferencias religiosas también conllevan a menudo una buena carga de diferencias culturales, históricas y filosóficas. Pese a ello, y como dije algo más arriba, yo no tengo las ideas muy claras respecto a este tema. Simplemente me parece que las declaraciones de Chirac son, en buena parte, confusas pues los temas que plantea no son precisamente asuntos que debemos dejar de lado cuando se discute este tema.

[Sat Nov 23 20:35:23 CST 2002]

La Vanguardia publica una corta entrevista con el antiguo ministro de Asuntos Exteriores israelí, Ben Ami. Entre otras cosas, señala lo obvio: que la única forma de encontrar una solución al conflicto palestino-israelí pasa por una solución política y no estrictamente militar. Algo que, por cierto, se debe aplicar igualmente al conflicto vasco si de verdad queremos ser capaces de vivir en paz algún díam porque guste o no lo cierto es que algunos de estos grupos violentos tienen un indiscutible apoyo popular. Una vez reconocido eso, tan sólo quedan dos posibilidades: ignorarlo y actuar como si ello no fuera así o, por el contrario, tenerlo en cuenta y responder a las últimas motivaciones que lleva a esos individuos a apoyar la violencia como posible salida a los problemas que les aquejan.

Por cierto, que Ben Ami también apunta por qué le parece vital la intervención europea en el conflicto:

"Es vital, porque Europa, a diferencia de Estados Unidos, tiene un concepto moderno y adecuado de seguridad, no reside exclusivamente en la fuerza sino en el "poder blando": la sociedad civil, el desarrollo económico, el medio ambiente, la cooperación."
Eso sí, también le parece evidente que para que Europa pueda intervenir en el conflicto árabe-israelí le hace falta tener previamente cierta capacidad de "intimidar". ¿Cabe mejor argumento a favor de una Unión Europea fuerte y militarmente activa? De hecho, si no hacemos algo por construir al menos una mínima fuerza militar común, mucho me temo que nos veremos obligados al ostracismo político en el escenario internacional. Y, lo que es tal vez mucho más importante, tampoco estoy seguro de que sea posible construir una Europa econóicamente potente sin fomentar también la vertiente política y militar.

Finalmente, Ben Ami también se muestra partidario de que la comunidad internacional intervenga en la Autoridad Palestina para forzar las reformas democráticas que tanta gente considera necesarias. No obstante, eso no es óbice para que también reconozca que Yaser Arafat es, hoy por hoy, el único aglutinante de un pueblo palestino que podría fácilmente caer en el caos más absoluto, lo cual no beneficiaría a nadie (y, menos aún, a los propios israelíes).

[Sat Nov 23 15:28:19 CST 2002]

Ironías de la vida. Este año, el concurso de Miss Mundo iba a celebrarse en Nigeria, país que lleva ya tiempo experimentando una peligrosa escalada de los conflictos entre sus habitantes de religión cristiana y los de adscripción musulmana. Contra todas las expectativas, un grupo de musulmanes radicales comenzaron unos disturbios al sentirse ofendidos por las palabras escritas en un artículo sugiriendo que el Profeta Mahoma podría haber tomado a alguna de las participantes como esposa. Lo que me parece más irónico de todo el asunto es que estos musulmanes radicales se hayan lanzado a una carrera de violencia, destrozos y asesinatos que ya ha causado varios centenares de víctimas. O, lo que es lo mismo, en nombre de la lucha contra la indecencia se comete la mayor indecencia de violentar y asesinar al prójimo. Por favor, que venga alguien y me lo explique, pues yo no entiendo nada.

[Thu Nov 14 21:22:13 CST 2002]

Las recientes elecciones parciales que tuvieron lugar en los EEUU han dado m´s de un quebradero de cabeza a los líderes demócratas. La prensa y los analista políticos han presentado los resultados como un sonoro fracaso del Partido Demócrata. Ni que decir tiene que los republicanos se han sumado al carro, explicando que los ciudadanos le han dado un espaldarazo a la política del Presidente George W. Bush y un buen rapapolvo a la oposición demócrata. Yo, por mi parte, no lo veo tan claro, ni de un lado ni del otro.

En primer lugar, para que los ciudadanos apoyen la política del Presidente en las urnas es necesario que haya de hecho una política bien definida. No creo que eso pueda decirse de la administración que ahora se encuentra morando la Casa Blanca. En materia de política interior, únicamente se les ha visto llevar a cabo medidas que coartan las libertades civiles, pero bien poco en materia de economía, sanidad o educación. Por el otro lado, en temas de política exterior, veo al Presidente más a la defensiva que a la ofensiva. En otras palabras, en lugar de decidirse a atajar las causas últimas del terrorismo y fundamentalismo islámicos (el conflicto en Palestina, el subdesarrollo econó'mico, la persistencia de unos regímenes despóticos y corruptos con la connivencia de los aliados occidentales, etc.), se limita a reaccionar. No es que crea que la campaña de Afganistán fue un error, pero sí que no pasó de ser una mera reacción como consecuencia de los ataques del 11 de septiembre. Si no llega a ser por eso, este Presidente se hubiera limitado a mantenerse al margen, tal y como propuso durante la campaña electoral. Así pues, yo más bien diría que el Presidente y los candidatos republicanos se han beneficiado del tradicional apoyo acrítico que los estadounidenses dispensan a sus Presidentes en tiempos de guerra.

Por el otro lado, para que los electores se hayan decidido a dar un voto de castigo a la oposición demócrata, es necesario que éstos hayan hecho algún tipo real de oposición. Y, la verdad sea dicha, he visto más bien poco de esto. Es cierto que vi a los demócratas poner trabas a los nombramientos de jueces conservadores, pero ahí se quedó todo. No les he visto, desde que Al Gore perdió las elecciones presidenciales hace ya un par de años, proponer ningún tipo de oferta alternativa o un sólido programa de gobierno. Lo que es peor, ni siquiera les vi hacer una oposición consistente de la Administración Bush.

Finalmente, me ha llamado la atención el hecho de que tantos analistas con simpatías por cualquiera de los dos partidos mayoritarios hayan lanzado ataques tan despiadados a los terceros partidos y sus votantes. Casi se diría que, hoy por hoy, quien se atreve a votar por un candidato que no sea republicano ni demócrata puede ser acusado de traidor a la patria y craso anti-americanismo. Los demócratas achacan a quienes votaron por los verdes en las presidenciales de hace un par de años el ser los causantes de la derrota de Al Gore. Por el otro lado, ahora tenemos a los republicanos acusando despiadadamente a quienes votaron por los candidatos centristas independientes así como a los libertarios de haberles robado una mayoría más amplia en ambas cámaras. Respecto a este tema, me parece muy acertado lo que recientemente vi escrito en una revista de adscripción libertaria:

If GOP [Grand Old Party] partisans really wonder why the LP [Libertarian Party] is beginning to cost them victories, they need look no farther than any given daily paper. A Republican-dominated federal government is giving us more federal land grabs, secret arrests, restrictions on political speech, and increased pushes for even wider-scale ability to do warrantless searches of phone and Internet lines.

[Sun Aug 11 09:46:08 CDT 2002]

Ayer mismo, durante la celebración del cumpleaños de mi hijo Nicolás, uno de mis amigos me comentó cómo entre los escándalos financieros que han salido a la luz recientemente se encuentran un par de auténticas perlas. Al parecer, los altos jerifaltes de Qwest y Worldcom aprobaron préstamos "perdonables" para algunos de sus "distinguidos" compañeros de penas. Ni que decir tiene que me cuesta bastante trabajo denominar esto "delitos de cuello blanco". Y es que, sencillamente, no hay término apropiado para describir el descaro, la picaresca, la inmoralidad de unos tipos que venían criticando la supuesta "ineficiencia" y "corrupción" del sector público así como la "corrupción endémica" de los "países atrasados" (por no mencionar su actitud ante las políticas de bienestar social que, de acuerdo a lo que expresaron una y otra vez, estaban fomentando actitudes "inmorales") al mismo tiempo que ponían en práctica estas medidas con toda la desfachatez del mundo.

[Mon Feb 18 19:16:25 CST 2002]

Las paradojas de la libertad. Acabo de leer unas interesantes líneas en un número antiguo de Time:

Choice is good. We Americans consider it a measure of our freedom and a source of our innovation and prosperity. Riches flow to the person who builds a better moustrap -or computer mouse. Yet a grocery shopper blankly staring at hundres of varieties of toothpaste might reasonably conclude that there can be too much of a good thing. Mark Lepper, a psychology professor at Stanford, and Sheena Iyengar, an associate professor of management at Columbia, illustrated this point with a simple study. In a grocery store, they set up tasting booths that offered either six or 24 types of jam. Shoppers found the wider selection more enticing: 60% who passed it stopped and tasted, while only 40% stopped at the booth with fewer flavors. Yet the wider selection was confounding; just 3% who sampled there bought anything, while 30% made a purchase at the other booth.

El escándalo financiero de Enron parece haber afectado el estatus del mercado libre como nuevo dogma de fe en la sociedad estadounidense, aunque al final del día lo más probable es que, como de costumbre, todo quede en agua de borrajas. No será la primera vez (ni tampoco la última) que un incidente de este tipo resquebraja la confianza de la sociedad americana para desaparecer tan pronto como se perciben los primeros flecos de la recuperación económica.