[Sat Oct 30 17:11:25 CDT 2004]

Leyendo la columna que Juan Palomo publica en El Cultural sobre la actualidad cultural española me encuentro con una hilarante anécdota sobre Walt Whitman. Resulta que el poeta estadounidense estaba obsesionado con los epitafios, y se preocupó tanto por cuáles serían sus últimas palabras que, desesperado por la falta de inspiración en su lecho de muerte, falleció exclamando: "¡Mierda!" Imagino que se trata de una dolencia que también suele afectar a los gobernantes. No tenemos más que pensar por ejemplo en un Ronald Reagan, tan dado a la oratoria grandilocuente, y que será recordado por siempre en ciertos ambientes debido a los comentarios jocosos que hiciera un fatídico día sobre los misiles que acababa de disparar hacia Moscú para poner fin al Imperio del Mal, o los famosos comentarios de Felipe González sobre el color de los gatos ("gato blanco o gato negro, lo que importa es que cace ratones"). Y es que parece que mientras más empeño pongan los individuos en pasar a la posteridad de forma honrosa, más posibilidades hay de que metan la pata, como se dice en mi tierra, hasta el corvejón. {enlace a esta historia}

[Sat Oct 30 16:55:58 CDT 2004]

Hace unos días se produjo la primera cumbre de presidentes autonómicos en España. Hay quien ve la conferencia como poco más que una oportunidad para hacerse la foto y cenar con el Rey. Sin embargo, me parece injusto planteárselo en esos términos. Se trata, después de todo, de la primera vez que tiene lugar una reunión de estas características, donde los presidentes de todas las comunidades autónomas pueden discutir cuáles son los problemas más acuciantes a los que se están enfrentando y cómo podemos solucionarlos entre todos. De hecho, debemos congratularnos de que una conferencia de este tipo se lleve a cabo en un ambiente tan distendido y productivo como el que observamos. De momento, ya se ha decidido tratar en la reunión del próximo año temas tan vitales como las reformas estatutarias y el nuevo modelo de financiación de la Sanidad pública. Qué duda cabe que no queda más remedio que esperar un tiempo antes de ver si estas cumbres servirán para solucionar los problemas que tenemos planteados, pero me parece bien evidente que, una vez más, queda patente el nuevo talente dialogante del Presidente Zapatero frente a los malos modos del Gobierno anterior. {enlace a esta historia}

[Wed Oct 27 17:49:29 CDT 2004]

Hoy me he encontrado con una interesante noticia mientras repasaba la prensa española. Resulta que unos investigadores australianos han descubierto una nueva especie de homínido que han pasado a llamar Homo floresiensis. Lo que más llama la atención es que el individuo en cuestión, aun en su edad adulta, no medía más de un metro de altura y tenía el cráneo del tamaño de un pomelo, lo cual adquiere mayor importancia cuando nos damos cuenta de que existió hace unos 18.000 años. Como indica uno de los investigadores,

Los dos aspectos más interesantes de este hallazgo están conectados con la biología y con la conducta humana. En el presente, parece que estos pequeños homínidos son el resultado de un enanecimiento endémico en la isla de las Flores. Pese a que el enanecimiento es un rasgo común de los grandes mamíferos en los ambientes insulares, éste no se había registrado hasta ahora en un pariente humano. Se trata de una indicación clara de que los homínidos están sujetos a los mismos procesos biológicos que todos los demás mamíferos.
A todo esto habría que añadir el hecho de que el homo floresiensis existió al mismo tiempo que algunos grupos residuales de homo erectus y en pleno auge del homo sapiens. Imagino que, como suele ser el caso, los creacionistas estadounidenses se las aviarán de alguna forma ahora para explicar que el esqueleto recién descubierto pertenece en realidad a algún tipo de simio desaparecido hace miles de años. Y es que hay quien no parece verse afectado para nada por los nuevos descubrimientos científicos. Para ellos, el dogma de los libros sagrados va a misa y sanseacabó. {enlace a esta historia}

[Wed Oct 27 17:27:40 CDT 2004]

El Parlamento Europeo ha rechazado el equipo de gobierno presentado por el Presidente de la Comisión, Durão Barroso, y causando una crisis sin precedentes en la Unión Europea. Sin embargo, no debería sorprender a nadie que haya seguido el tema de cerca. La manzana de la discordia ha sido en este caso la candidatura del italiano Rocco Buttiglione para la Comisaría de Seguridad, Libertad y Justicia. Se trata de un académico y político sin duda cultivado y políglota, pero también de ideas ultraconservadoras que tienen poca cabida en una Comisión Europea, y mucho menos en una cartera como la indicada. No sólo ve la homosexualidad como un pecado contra Dios e "índice de un desorden moral", sino que considera que "la familia existe para permitir que las mujeres tengan hijos y que un hombre las cuide" y no queda nada claro que sea capaz de distinguir entre la esfera de lo religioso y la de los asuntos de Estado. Se trata, por tanto, de un individuo que quizás pudiera desempeñar dicha cartera en los EEUU (de hecho, son muchas las similitudes entre Buttiglione y John Ashcroft, al cargo del Departamento de Justicia en la Administración Bush), pero evidentemente fuera de lugar con la mayoría de la sociedad europea. No debería sorprender a nadie entonces el rechazo de los socialistas, liberales, verdes, Izquierda Unitaria, euroescépticos y varios otros grupúsculos en el Parlamento a la candidatura del italiano. Por el contrario, lo que sí me sorprende es la cerrazón demostrada por el Gobierno italiano de Berlusconi, empeñado en un sostenella y no enmendalla cuando tan claramente se veía venir el desenlace de este conflicto. Me importa bien poco si Buttiglione se encarga de la Comisaría de Economía si es que tiene la preparación necesaria, pero que un individuo así se encargue de una cartera de justicia y libertad me parece pasarse de castaño oscuro. {enlace a esta historia}

[Sat Oct 23 16:14:03 CDT 2004]

Hagamos repaso a la actualidad editorial española. Los meses de septiembre y octubre son siempre bastante movidos en la industria del libro. Para empezar, Seix Barral ha lanzado a la calle una nueva colección, titulada Únicos, y dirigida al sector más bibliófilo del mercado. Tal y como explica su editor, Adolfo García Ortega, la colección pretende recoger aquellos libros que...

... por su naturaleza y su extensión, tienen un cierto rasgo de excepcionalidad, lo que les convertía en rarezas. El concepto final de la colección es dar cabida a textos breves, raros o extraordinarios de autores importantes.
Me recuerda en este sentido a una colección similar que tuviera la editorial Tusquets hace ya bastantes años, también dedicada a textos cortos y raros, y gracias a la cual pude disfrutar en su momento un delicioso libro de Tristan Tzara, el maestro dadá. De momento, ya han visto la luz El jefe de T.A. Odutula: el Ogbeni Oja de Ijebu-Ode, escritor por Paul Bowles, y Condenada belleza del mundo, de Luis Martín Santos. Deseémosle una larga vida a esta nueva y exquisita colección.

Por otra parte, Espasa reedita La ciudad de las columnas, de Alejo Carpentier, después de más de veinte años de ausencia en los escaparates. El motivo de la reedición es la celebración del centenario del escritor cubano. La descripción que Carpentier hace de las casas habaneras me recuerda enormemente a mi tierra andaluza, lo cual me sorprende en cierto modo:

(...) Y, por lo mismo que la calle cubana es parlera, indiscreta, fisgona, la casa cubana multiplicó los medios de aislarse, de defender, en lo posible, la intimidad de sus moradores.

La casa criolla tradicional —y esto es más visible aún en las provincias&mdash es una casa cerrada sobre sus propias penumbras, como la casa andaluza, árabe, de donce mucho procede. Al portón claveteado sólo asoma el semblante llamado por la mano del aldabón. Rara vez aparecen abiertas —entornadas, siquiera— las ventanas que dan a la calle. Y, para guardar mayores distancias, la reja afirma su presencia, con increíble prodigalidad, en la arquitectura cubana.

Pero, sin lugar a dudas, la gran sorpresa de la temporada es la recién publicada novela de Gabriel García Márquez, Memoria de mis putas tristes, convertida en objeto de polémica no tanto por el título (supongo que eso habrá que dejarlo para cuando el libro se publique en los EEUU), sino por el hecho de que ha sido pirateada, imprimida y vendida por las calles colombianas antes de salir a la calle oficialmente. De hecho, no ha sido sino este traspiés lo que obligó a Mondadori a publicarla antes de lo previsto, y también ha llevado al autor a cambiar el último capítulo para así hacerles la puñeta a los piratas literarios (quién iba a decir que tendríamos que preocuparnos de robos literarios a estas alturas del siglo XXI en el que muchos ya daban por muerta, o casi, a la novela; supongo que, después de todo, es motivo para la alegría, aunque maldita sea la gracia que les ha de hacer a los editores). En cualquier caso, la novela está escrita desde la perspectiva de un hombre de cerca de noventa años que pretende celebrar su cumpleaños con una nueva experiencia amorosa:
El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen.
Así se abre, precisamente, la novela. Como decía, difícil lo veo que el bueno de García Márquez no se encuentre con problemas cuando pretenda publicar la novela en la pacata sociedad estadounidense, aunque imagino que a él eso le trae al pairo. Por cierto, que los críticos ya están hablando de una novela del premio Nobel japonés Yasunari Kawabata, La casa de las bellas dormidas (o durmientes), publicada allá por 1961, y que por lo que leo ha sido fuente de inspiración para el colombiano en más de una ocasión. Lo saco aquí a colación porque me parecen interesantes las palabras de Joaquín Marco en la reseña que escribe para El Cultural:
... las diferencias entre ambas novelas resultan esenciales. En la japonesa, los ricos ancianos que duermen junto a las adolescentes por una noche no pueden tocarlas, dado el rígido reglamento que rige la casa. La contemplación es pasiva y se aleja de cualquier pasión, salvo la reflexión sobre la vejez y la admiración de la belleza de los jóvenes cuerpos. Resulta más próxima al budismo que a la exaltación romántica, caribeña, apasionada.
Y es que nuestro querido García Márquez no puede olvidar sus raíces latinas. ¿Acaso alguien podría imaginarse una escena como la que describe Marco entre los ancianos japoneses y las adolescentes transcurriendo enmedio de Colombia? Teniendo en cuenta que el narrador es un hombre ya casi al final de una larga vida, no sorprende que el libro incluya incluso alguna máxima existencial ("El sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor"). Ya veremos lo que da de sí lo último del colombiano universal.

También leo que Siruela ha publicado Lecciones de los maestros, de George Steiner, donde el que fuera profesor en Harvard glosa a los grandes maestros desde Sócrates hasta nuestros días. Nunca he leído ninguna de sus obras, pero habré de hacerlo uno de estos días a juzgar por lo interesante que me parecen los artículos sobre él. En este caso, y de acuerdo a lo que explica en la reseña publicada en El Cultural,

Mencionando a Ortega, aduce que la aristocracia intelectual inherente a la transmisión de la sabiduría tampoco parece ser ya de hoy, cuando la única distinción que suele admitirse es la del deporte y el show business. No sabemos bien si como un aserto o como un conjuro afirma que la vocación de enseñar, "cómplice de una posibilidad transcendente", siempre existirá, así como también del amor sciendi de algunos discípulos.
Apunta Steiner no obstante, creo yo, a la auténtica raíz de los males de la educación en nuestra época: poca gente busca ya la distinción en las maneras, la actitud o el conocimiento, pues la única distinción que la sociedad considera válida y meritoria es la del dinero o, a lo sumo, la de la fama. Por cierto, que me perdonará Steiner, pero pienso robarle el título que usara para sus memorias de errores que publicara en 1998: Errata.

Finalmente, continúa la labor de recuperación del pensamiento de María Zambrano, y es que al fin y al cabo su concepto de razón poética puede que sea la mejor respuesta a los problemas que tenemos planteados desde que Derrida y compañía lanzaran su ataque contra las bases mismas de la civilización occidental. Como se afirma en la reseña, citando a los autores de uno de los libros sobre Zambrano:

[María Zambrano se propuso salvar] las pasiones y los sentimientos, el alma humana, las zonas marginales de la realidad, las víctimas, las huellas y los fragmentos del pasado, los sueños... el más allá de la historia, los dioses y lo sagrado. (...) La realidad a la que aspira Zambrano es la realidad total. Una visión abarcante y cordial que otorgue vida a todo aquello en que alienta el ser, aun en las formas y figuras más imperfectas.
Todavía estamos faltos de una razón así, una razón que no reniegue de su obligación de guiarnos en nuestro conocimiento de la realidad que nos circunda, pero que al mismo tiempo se niegue a convertirlo todo en mera herramienta a nuestro servicio. Llevamos dédas aguardando con paciencia la llegada de una razón hermana, amantísima, apasionada, caliente, una razón que no dé de lado a sentimientos y convicciones morales. A lo mejor debiéramos prestar más atención a Zambrano. {enlace a esta historia}

[Sat Oct 23 15:53:05 CDT 2004]

Manuel Vicent y Rafael Azcona han debatido sobre las relaciones entre cine y literatura durante el trasncurso de unos coloquios en Pozoblanco. Para Vicent,

La literatura es ahora la criada del cine, porque algunos novelistas piensan en lo maravilloso que sería que su obra fuera llevada al cine mientras están escribiendo. (...) Los novelistas se quejan de las adaptaciones al cine y afirman que eso es prostituir la literatura, pero yo me pregunto por qué ellos prostituyen sus obras y venden sus derechos de autor.
El guionista, por su parte, pareció estar de acuerdo con las impresiones generales del escritor:
Es una pena que algunos novelistas se autocensuren a la hora de escribir, ya que, por ejemplo, piensan que en sus novelas una determinada acción podría suceder en un submarino, pero calculan lo que costaría incluir uno en una película y de repente lo cambian por una zodiac.
Sin embargo, lo que a mí me pareció más interesante fue las palabras de Azcona sobre las consecuencias que todo esto pueda estar teniendo:
Hace unos años, en el cine hablaban con un lenguaje literario propio de la expresión escrita, pero hoy en día los diálogos cinematográficos son más directos y se está produciendo un acercamiento literario hacia este tipo de escritura.
Se trata, me parece a mí, de algo independiente de la relación entre ambas artes como tal. El lenguaje de nuestros periodistas, el de nuestros políticos, académicos y pensadores es hoy igualmente de directo también. El lenguaje florido, repleto de lirismo, con estilo, que algunos dirían, hace ya tiempo que desapareció en favor de un lenguaje más funcional. Creo evidente que la evolución hacia lo funcional, lo útil, lo económicamente cuantificable, se ha ido imponiendo también en este campo durante las últimas décadas. {enlace a esta historia}

[Thu Oct 21 12:44:19 CDT 2004]

Sucede demasiado a menudo que un novelista de éxito se siente inclinado a hacer unas explosivas declaraciones sobre cualquier tema de actualidad política, y no falta quien lo considera con toda seriedad únicamente porque proviene de un literato de fama. Supongo que se trata de una consecuencia directa de la figura del intelectual comprometido que Sartre popularizara tanto en los años cincuenta y sesenta. Digo esto a raíz de la sarta de chorradas que leo en un artículo sobre el último libro de Arturo Pérez-Reverte. Mucho cuidado, porque como novelista el tipo puede ser de lo mejor que hemos tenido de Galdós a esta parte, o al menos eso parecen pensar muchos. Sin embargo, eso no quita para que cuando haga comentarios sobre temas políticos su palabra valga tanto como la mía o la de cualquier otro hijo de vecino y debamos exigirle cierta substancia y consistencia. Sin embargo, como venía indicando, lo que me encuentro es más bien una buena ristra de sandeces, como cuando despotrica porque no haya ni siquiera una placa conmemorativa en el lugar donde hace 200 años murieran 4.500 personas, añadiendo:

Esto es una pobreza cultural. Si estuviéramos en Inglaterra habría miles de homenajes y hasta una tienda, pero España olvida todo y no quiere tener memoria. Es así de triste y así se puede manipular mejor a la gente.
Pues mire, no. No porque resulta que está usted hablando de la misma tierra donde se monta la marimorena porque un veterano de la División Azul va a desfilar junto a uno republicano durante un desfile militar, donde nos gastamos millones y millones en mantener y restaurar viejos monumentos, la exposición de Las edades del hombre se convierte en un auténtico foro de peregrinación y todavía conservamos fiestas populares que nos legaron nuestros antepasados hace ya siglos. ¿Que a lo mejor vendría bien colocar una placa conmemorativa en el cabo de Trafalgar y organizar unas cuantas actividades relacionadas con la batalla? Pues a lo mejor sí, oiga. Pero de ahí a afirmar que en España nos importa un comino la Historia porque así se manipula mejor a la gente media un abismo.

Pero, no contento con lanzar esta salvas, el señor Pérez-Reverte también lanza la caballería contra el poder, ese malévolo ente que nos corroe las entrañas. Así, se nos descuelga a continuación con la siguiente afirmación:

Trafalgar es una vergüenza, la mayor bajeza de un político como Godoy, un sinvergüenza que para complacer a Napoleón manda a la muerte a miles de hombres... y esto es muy español, el no asumir responsabilidades. La dignidad no la tienen los gobernantes, sino el pueblo que da lecciones de dignidad, como pasó el 11-M. Tenemos unos políticos que no nos los merecemos.
Pues nada, nada, que ya nos ha descubierto el señor Pérez-Reverte la auténtica causa del 11-M y nos ha clarificado que eso de enviar a miles de ciudadanos a la muerte y evitar las responsabilidades es pero que muy español, como si no estuviéramos asistiendo todos a la campaña electoral estadounidense estos días. Lo que más me duele es la falta de imaginación y seriedad, el lugar común. "¿Que tenemos un problema, dices? Pues seguramente tiene que ser culpa de los políticos, que son unos mangones. Por cierto, que si no son ellos entonces tienen que ser los empresarios deshonestos, qué tal bailan". Y en esas estamos. Esforzándonos en pasar tres chorradas por reflexiones profundas sobre la actualidad del país, ya que acabo de publicar una novela y me están haciendo unas cuantas preguntas al respecto. Y es que, como se imaginarán ustedes, lo que he escrito no es sólo una novela, sino la clave misma que puede ayudarnos a clarificar por qué nos encontramos en la crisis en la que nos encontramos. ¡Menudo salvapatrias del tres al cuarto!

Por cierto, que como ya he indicado en algún otro lugar (mi corta reseña sobre La sombra del águila) no me gusta para nada el estilo dicharachero y grasiosillo de Pérez-Reverte, y me sorprende que el autor de este otro artículo se refiera al mismo como "un lenguaje concreto, plagado de onomatopeyas". Tengan en cuenta que estamos hablando de maravillas estilísticas como el uso constante de "pumba pumba", "raaaca", "baang" y "requetepumba" en las páginas del libro, así como lo que el periodista prefiere describir como el "poder desmesurado de los testículos". En fin, no me queda más remedio que suspirar y llenar los pulmones de aire. {enlace a esta historia}

[Wed Oct 20 17:26:08 CDT 2004]

Para celebrar su trigésimo aniversario, vuelve la revista Ajoblanco, ahora conocida tan sólo como el Ajo con el objetivo de "desafiar la mentira" e "innovar esperanza en estos tiempos vulnerables". El proyecto original surgió allá en la trepidante España de los años setenta, justo en la época en que nuestra sociedad afrontaba su transcendental cambio hacia la democracia y la modernidad, cuando una nueva generación irrumpía con fuerza en la vida pública con ganas de cambio. Fue entonces cuando, desde el seno de la movida libertaria y contracultural catalana, apareció el antiguo Ajoblanco, Ajo para los amigos, para sondear mensualmente las calles españolas y hacernos saber qué se cocía ahí fuera. Ocupó, sin lugar a dudas, un lugar irreemplazable en los quioscos, mezclando el comentario político y social con artículos sobre estilos de vida, música, artes, otras culturas, grupos marginales, reseñas de libros... Cuando me vine aquí a los EEUU a mediados de los noventa, Ajoblanco era una de las revistas españolas que todavía recibí de los familiares que dejé atrás, y no puedo expresar lo que me alegro de haber hecho eso. Gracias al Ajo tuve oportunidad de ver qué se movía por las calles en mi país, mucho más allá de las altas esferas de los negocios o la política, y pude enterarme de la emergencia del fenómeno tecno, la cultura de la litrona, la ruta del bacalao, el éxito de las organizaciones no gubernamentales de solidaridas entre los más jóvenes, el surgir de las músicas del mundo, la creciente influencia de los inmigrantes latinoamericanos y africanos en mi país... tantas y tantas cosas que no se ven en las noticias de los medios de comunicación oficiales. En fin, veremos qué nos preparan ahora, pero me llena de esperanza verla resurgir de las cenizas, pues el Ajo siempre ha estado ligada a cambios en nuestra sociedad. A lo mejor es que estamos a punto de presenciar otra etapa de florecimiento de la creatividad y la tolerancia. {enlace a esta historia}

[Tue Oct 19 21:04:10 CDT 2004]

William Boyd publica un interesante artículo en The Guardian sobre el relato corto. Partiendo de una breve anotación tomada por Anton Chéjov en uno de sus cuadernos ("Aristocrats? The same ugly bodies and physical uncleanliness, the same toothless old age and disgusting deaht, as with market women"), Boyd aclara que reflexiones como ésa son suficientes para escribir una historia corta pero no una novela, lo que le lleva a considerar la naturaleza del relato breve e incluso atreverse con una clasificación de sus distintas formas. Entre sus reflexiones leemos lo siguiente:

... we see that the ideas, the inspiration, that will drive a novel, however succintly expressed, have to be capable of endless augmentation and elaboration. The essence of almost every short story, by contrast, is one of distillation, of reduction. It's not a simple question of length, either: there are 20-page short stories that are far more charged and gravid with meaning than 400-page novels. We are talking about a different category of prose fiction altogether.

(...)

To read a short story like Joyce's The Dead, Checkhov's In the Ravine or Hemingway's A Clean Well-Lighted Place, is to be confronted by a fully achieved, complex work of art, either profound or disturbing or darkly comic or moving. The fact that it takes 15 minutes to read is neither here nor there: the potency is manifest and emphatic. Perhaps that's what we are looking for, as readers, more and more these days —a sort of aesthetic daisycutter bomb of a reading experience that does its work with ruthless brevity and concentrated dispatch.

Se trata, sin lugar a dudas, de una forma literaria que ha cobrado más y más aceptación en décadas recientes, y de una forma que yo personalmente prefiero a la de la novela cuando me dispongo a escribir, quizás porque como explica Boyd acerca de Angus Wilson es posible comenzar un relato corto y terminarlo en el transcurso de un solo fin de semana en tanto que la novela requiere un compromiso mucho mayor. {enlace a esta historia}

[Tue Oct 19 16:23:09 CDT 2004]

Acostumbrado como uno está al pataleo continuo de los politicastros estadounidenses no ya durante la campaña electoral sino durante el año completo, sorprenden llamamientos como el del Secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos en favor de un pacto para resolver el problema del déficit de la sanidad pública española. Hace ya casi diez años que el anterior Gobierno socialista se sentó a negociar el Pacto de Toledo con todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria así como los distintos agentes sociales, y el resultado ha sido un superávit neto en las cuentas de la Seguridad Social. Sería maravilloso si este Gobierno lograra conseguir lo mismo con la Sanidad pública. Para mí, esto es un ejemplo más de la superioridad del sistema parlamentario basado en el consenso frente a la parálisis presidencialista imperante en los EEUU. El diseño de un sistema que ayudara a entorpecer la acción de gobierno quizá tuviera sentido hace doscientos años cuando se venía saliendo de un régimen absolutista en casi todos sitios, pero hoy en día no hace sino imposibilitar la necesaria toma de medidas. {enlace a esta historia}

[Mon Oct 18 13:14:31 CDT 2004]

Román Gubern acaba de publicar Patologías de la imagen, donde reflexiona sobre nuestra era de la imagen. Merece la pena destacar, como hace Gubern, que la importancia social de la imagen no es tan nueva como nos gusta pensar, siendo quizás la forma de expresión predominante hasta la invención de la imprenta y el nacimiento de la sociedad moderna. Después de todo, los maravillosos frescos de la época clásica o los impresionantes frontispicios de los edificios religiosos durante la Edad Media no eran sino ilustraciones para transmitir el imaginario colectivo a una población que, en su mayor parte, no sabía leer ni escribir. La sociedad medieval en particular dependía enormemente de la imagen para transmitir sus conocimientos y tradiciones. Otra cosa bien distinta es que el legado que nosotros apreciamos más sea el de las comunidades monásticas que se encargaron de transcribir las obras de la Grecia y Roma clásicas, y gracias a las cuales el saber antiguo no desapareció por completo. Puede costar trabajo entenderlo así, pues el arte visual de la Edad Media nos parece, desde nuestra perspectiva contemporánea, extremadamente pobre, pero lo cierto es que la imagen era el medio de comunicación principal en aquél entonces. Hay un hecho, no obstante, que me parece preocupante y al cual apunta el mismo Gubern cuando se le hacen unas cuantas preguntas sobre su libro:

— ¿Miramos de forma distinta desde que existe la televisión?
— Sí. Su presencia opresiva en el espacio doméstico contamina nuestra visión del mundo con sus prejuicios y valores.
— Como miramos, ¿afecta a cómo leemos?
— No. El sistema lector tiene más autonomía que el visual, es más abstracto.
— ¿Podemos pensar sin el lenguaje, sólo con imágenes?
— Algunas creaciones de Einstein surgieron de ideas visuales, pero el protagonista del pensamiento es el lenguaje.
¿Por qué me parece todo esto interesante? Como venía diciendo, la nuestra no es ni muchísimo menos la única época en la que se observa un claro predominio del mundo de la imagen, pero no obstante es bien patente que en las últimas dos o tres décadas hemos asistido a un vigoroso renacer de la imagen, de lo visual, frente al lenguaje, el logos que se encuentra en la base misma de nuestra sociedad moderna, y mucho me temo que ello llevará a unos cambios profundos a medio y largo plazo. La expansión del posestructuralismo (Derrida, Deleuze...) a partir de los años sesenta, los triunfos de una filosofía neo-nietzscheana que ensalza lo dionisíaco por encima de lo apolíneo, la imagen por encima del logos, el placer por encima de la reflexión o la virtud, está socavando irreparablemente los cimientos mismos de nuestra civilización occidental, como ya advirtiera el mismo Nietzsche. Dudo mucho que eso sorprenda a nadie, pues cualquier postmoderno que se precie reconocerá que ése ha sido siempre el objetivo que se proponía: acabar con el antiguo estado de cosas que nos hacía asumir, de forma explícita o no, la superioridad de la cultura occidental, la cultura del logos, y sustituirla por una nueva sociedad más relativista y plural, que acepte todas las formas de conocimiento nacidas bajo el cielo, ya sean basadas en el logos o no (de ahí precisamente el renacer de fenómenos como el curanderismo, las sectas religiosas, las creencias en la vida ultraterrena, la New Age, lo paranormal, los estados alterados de conciencia, la meditación, medicinas alternativas, etc.). El problema se nos plantea cuando nos detenemos a pensar en qué tipo de sociedades han estado basadas en el logos y cuáles otras en la imagen. Es entonces cuando nos damos cuenta de que casi todo lo que apreciamos hoy día como justo, avanzado y, si me apuran, progresista es debido a la cultura del logos. Las mayores cimas de nuestra civilización occidental desde el punto de vista social (ideas tan importantes como las de igualdad, libertad o justicia, conceptos tan esenciales como el de democracia o derechos humanos) son derivados clarísimos de la cultura del lenguaje, del pensamiento racional, de la Ilustración, de las raíces clásicas de nuestra civilización, y no de la imagen o lo dionisíaco. Esas otras culturas (Egipto, Babilonia, Edad Media...) únicamente acertaron a producir obras faraónicas a costa de intensificar la explotación de los individuos, e indudablemente no nos dejaron un legado tan rico y liberador como el de las culturas basadas en el lenguaje y la reflexión. Cuidado, no estoy afirmando aquí que la cultura ilustrada moderna esté exenta de pecado, pues soy bien consciente de que también acarreó excesos como la colonización o la supeditación de la naturaleza a la pura razón instrumental. No obstante, me parece indiscutible que la sociedad de hoy, con todos sus defectos, se encuentra en un estado de desarrollo más avanzado que la de hace dos o tres siglos, y esto en todas las esferas de la vida humana. Creo que precisamente eso es lo que estamos poniendo en peligro con el regreso al mundo de lo dionisíaco y la preponderancia de la imagen. Estamos destruyendo el mundo de la lógica, la reflexión, la razón y los conceptos universales, con todas sus limitaciones, para suplantarlos con el mundo de las creencias, la imagen, el placer y lo local. Para ser honesto, no creo que podamos parar esta evolución, pero mucho me temo que nos traerá problemas. {enlace a esta historia}

[Sun Oct 17 17:24:58 CDT 2004]

Como en las familias de vecino, España y los EEUU se han enmarañado en un sucio pero, en el fondo, trivial asunto por un quítame allá esas pajas. Resulta que el nuevo Gobierno de Zapatero no invitó a las tropas estadounidenses para que desfilaran durante la celebración del Día de la Hispanidad, y el embajador estadounidense en Madrid decidió responder con su ausencia de los fastos pues las tropas habían sido invitadas en el pasado y, además, añade el embajador, el hoy Presidente del Gobierno insultó a los estadounidenses cuando el año pasado se negó a ponerse de pie al paso de su bandera (en aquél entonces, todo hay que decirlo, Zapatero era líder de la oposición y no Presidente del Gobierno, y el país se hallaba inmerso en un divisivo debate sobre la conveniencia de enviar tropas a Irak). Así, de entrada, todo parece bastante inocuo, pero de unos cuantos detalles sin mayor importancia se ha pasado a poner en pie una auténtica montaña de agravios y los incidentes han terminado por aparecer en las páginas de The New York Times. No nos engañemos, lo que se está dirimiendo aquí, el verdadero asunto de trasfondo, es la decisión del nuevo Gobierno de retirar las tropas de Irak al poco de llegar al poder. Aquella decisión no sentó nada bien a la Administración Bush, y desde entonces ninguna de las dos partes ha hecho mucho para enmendar sus relaciones. A decir verdad, tampoco me parece que España pueda hacer mucho para solucionar un problema como este. Tres cuartos de lo mismo puede decirse de la relación entre los EEUU y Francia o Alemania, y precisamente por los mismos motivos. El hecho, guste o no, es que la Administración Bush es incapaz de entender y aceptar un desacuerdo sobre sus políticas sin recurrir a algo cercano a la ruptura de relaciones diplomáticas. El Presidente estadounidense se plantea la política como una dialéctica entre amigo y enemigo, y se muestra incapaz de pasar del conmigo o contra mí que ya anunciara poco después de los ataques del 11 de septiembre. Pese a todo, también he de decir que ya ha llegado la hora de que el nuevo Gobierno socialista abandone su anti-americanismo primario y las políticas de gestos. No se puede actuar desde el gobierno como se venía haciendo desde la oposición, y ello por varias razones importantes: desde La Moncloa se representa a todos los españoles, y no tan sólo a quienes apoyan a un determinado partido político; y, aún más importante, cuando se llega al gobierno toca presentar soluciones a los problemas del país, y no sólo lanzar protestas y críticas a diestro y siniestro. {enlace a esta historia}

[Sat Oct 16 22:02:11 CDT 2004]

El Cultural publica una entrevista con Eduardo Punset en su sección dedicada a la ciencia. Hacía una eternidad que no oía hablar de Punset. Allá a mediados de los ochenta, creo recordar que lideró la candidatura del Centro Democrático y Social (CDS) al Parlamento Europeo, y me parece que llamó más la atención por su talante extravagante e independiente que por otra cosa. En cualquier caso, por lo que leo Punset dirige ahora un programa en la televisión pública dedicado a la ciencia y la entrevista gira precisamente en torno a esos temas. Algunos comentarios me parecen interesantes:

El ciudadano medio, como el resto, está empezando a salir de un súbito proceso de desaprendizaje antes de entender lo que se le viene encima. Tiene que desaprender, literalmente olvidar, más cosas que las que tiene que aprender. (...) Hasta ahora él había recurrido a dos tipos de conocimiento: el genético —el miedo a las serpientes y a las arañas, pero no a los coches—; y el conocimiento aprendido a lo largo de la vida. Ahora descubre —como he explicado en mi libro anterior Adaptarse a la marea— que el primero es, básicamente, irrelevante en el mundo moderno; que era muy útil hace sesenta mil años, pero no ahora; mi principal amenaza cuando voy al trabajo por la mañana ya no son las serpientes o las hienas. Las instrucciones genéticas que llevamos encima para sobrevivir son —como dice Richard Dawkins— "un código de los muertos". En cuanto al conocimiento aprendido la gente constata que la mayor parte es infundado. Lejos de proceder la mujer de una costilla de Adán resulta que los hombres son, biológicamente, unos derivados de la mujer. Y así hasta cien. El ciudadano medio sólo tiene un clavo al que agarrarse: sumarse al proceso de la irrupción de la ciencia en la cultura popular.

El cuestionamiento de lo establecido y la experimentación está en la base del conocimiento. El intercambio de opiniones es fértil cuando está referido a la Naturaleza y es casi siempre estéril cuando se refiere a las personas.

(...)

Lo que me fascina son las interrelaciones entre áreas tales como la informática, la biología molecular, la física, la química, la ciencia cognitiva, la neurociencia y la psicología evolutiva. Creo que el enfoque multidisciplinar es lo que está empujando al conocimiento. Es mucho más impactante que cualquier disciplina por separado. Sin este enfoque no se habría podido finalizar la secuenciación del genoma humano, ni existiría la farmacogenómica, ni la ciencia del espacio.

{enlace a esta historia}

[Thu Oct 14 13:28:16 CDT 2004]

Pío Moa continúa erre que erre con su polémica reinterpretación de la Guerra Civil. Hemos de reconocer, no obstante, que tiene buena parte de la razón en lo que dice, aunque no guste en el seno de la izquierda española. Como dejé escrito hace más de un año, las fuerzas de la izquierda tienen también una clara responsabilidad en el estallido del conflicto civil que separó a los españoles en los años treinta, pero nunca han tenido el valor de reconocer públicamente los errores del pasado. Sencillamente, siempre fue mucho más fácil agarrarse al mito de los luchadores por la libertad y subirse al carro de aquellos antifascistas que sí lograron triunfar en el resto de Europa gracias a los accidentes de la Historia. Qué duda cabe que Moa tiene unas formas algo polémicas que le convierten en un incordio más que en otra cosa, pero ello no quita para que hayamos de reconocer algunos aciertos en sus posiciones. Por ejemplo, tiene toda la razón del mundo cuando afirma que;

En 1933 el sector más importante del PSOE se decanta por la dictadura del proletariado y por la revolución al estilo soviético. El único que protesta es Besteiro. Dice textualmente que se está envenenando a los trabajadores y que eso sólo puede concluir en un baño de sangre. No fue una huelga [se refiere a los levantamientos de 1934], no fue un movimiento de protesta. Fue una guerra civil preparada y organizada para imponer una dictadura del proletariado. Una dictadura de tipo sovi&eacuet;tico. Pero siguen sin reconocerlo.
Besteiro, desde luego, no estaba solo en su oposición a la línea dura que el PSOE había tomado de la mano de Largo Caballero, el Lenin español, pero ello no es óbice para reconocer que quienes se oponían a esta radicalización habían perdido la batalla hacía tiempo. Guste o no, la izquierda española se comportó irresponsablemente en 1934 cuando hizo llamamientos en favor de una revolución social para defenestrar al Gobierno radical-cedista elegido en las urnas, y jamás se ha hecho un reconomiento público de estos errores. Es más, lo que sí hemos oído durante demasiados años han sido acusaciones constantes contra las políticas de Lerroux que, supuestamente, no dejaron otra opción sino la revolución. Pero, seamos sinceros, lo que faltó en este momento crucial de la Historia española fue responsabilidad, madurez y liderazgo en las filas socialistas. Moa no está reinventándose la historia, sino simplemente subrayando unos hechos sobre los que siempre hemos pasado de puntillas y que aún escuecen porque jamás nos los hemos planteado con absoluta honestidad. {enlace a esta historia}

[Sat Oct 9 08:43:30 CDT 2004]

Me pregunto si los españoles seremos capaces de superar las divisiones de la Guerra Civil antes de que llegue el final de este siglo. Entiendo que el conflicto se produjo hace tan sólo un par de generaciones, pero tanto ha cambiado el país en las últimas tres décadas que yo guardaba ciertas esperanzas de que lo dejáramos todo atrás con la vuelta de página (al menos psicológica) que supuso el año 2000. Pero todo ha sido en vano. Hoy leo en la prensa que el ministro de Defensa, José Bono, ha recibido duras críticas por invitar a un veterano de la División Azul y a otro republicano al desfile de la Fiesta Nacional. Para decir la verdad, me esperaba críticas (que han llegado, y fuertes) de IU. Ahora bien, lo que no me esperaba es que el portavoz de CiU también criticara el gesto y lo considere "esperpéntico, desafortunado y rayano en la comicidad". Siempre he tenido a los nacionalistas moderados de CiU en mayor consideración. Izquierda Unida ha hecho público un comunicado en el que critican una decisión que, según ellos, supone:

... igualar a personas que representaron la lucha por las libertades y quienes defendieron la ruptura del orden constitucional y la legalidad establecida en esa época.
Qué duda cabe que efectivamente los soldados de la División Azul no defendieron la legalidad establecida en su momento y, lo que es aún peor, se posicionaron a favor de un régimen como es el nazi que ha pasado a los anales de la Historia como uno de los más criminales jamás conocido por la Humanidad. Sin embargo, creo que los dirigentes de IU parecen obviar otra cosa que debería estar bastante clara a estas alturas, y es que muchos de los que combatieron en el bando republicano no lo hicieron para defender las libertades y sostener la "legalidad establecida" sino más bien para imponer una revolución de corte comunista con el apoyo explícito de Stalin, otro de los dictadores más sangrientos de la Historia. De todo hay en la viña del Señor, y por supuesto que hubo elementos moderados en ambos bandos que se vieron obligados a tomar partido obligados por las circunstancias. También hubo a quien la disputa le traía sin cuidado y fue forzado a combatir (me refiero aquí ahora a la Guerra Civil como tal, y no a la División Azul, que fue un cuerpo estrictamente voluntario). En todo caso, fueron muchos los que de una u otra forma dejaron hacer a fascistas y nazis como mal menor para evitar una expansión del comunismo por toda Europa. La decisión fue equivocada, o al menos eso nos parece a nosotros con la ventaja que nos da la distancia de los años, pero guste o no la verdad es que por aquél entonces las cosas no estaban tan claras. Ni se habían hecho públicas las revulsivas fotos de los judíos en los campos de exterminio, ni tampoco era evidente que países como Francia o la mismísima España no fueran a acabar sometidas al dominio soviético. La decisión tomada por todos aquellos que combatieron junto a la Alemania nazi dentro de las filas de la División Azul fue, sin lugar a dudas, moralmente errónea. Sin embargo, los seres humanos toman este tipo de decisiones en un contexto que no debemos olvidar a la hora de juzgarles, y ya va siendo hora de que se permita tanto a nacionalistas como a republicanos desfilar juntos en un acto de homenaje a los caídos, pues la realidad es que caídos los hubo por ambos lados.

Por cierto, que no puedo evitar hacerme una pregunta más: ¿qué hubiera sucedido si la decisión de permitir desfilar juntos a un veterano de la División Azul y a otro de la División Le Clerq hubiera sido tomada no por un Gobierno del PSOE sino por el anterior ministro de Defensa del PP? Para ser sinceros, mucho me temo que los socialistas en la oposición estarían en estos momentos sumando sus críticas a las de IU y ERC. Vivir para ver. {enlace a esta historia}

[Sun Oct 3 15:49:43 CDT 2004]

Mi buen amigo Thomas me pasó hace unas semanas el enlace a un artículo sobre la creciente intervención de los militares en las campañas presidenciales estadounidenses. Como afirma el autor,

Until a decade ago, the practice of senior officers endorsing politicians was virtually unheard of. True, from Ulysses S. Grant to Dwight Eisenhower, the United States boasts a long tradition of generals endorsing themselves. But, when a general runs for president, he openly presents himself as a partisan. Absent is any pretense of neutrality and, hence, any room to create the impression that, because a retired officer endorses candidate X, that candidate enjoys the unanimous support of the military establishment. (...) This nonpartisan ethos began to erode after Vietnam, with the advent of the all-volunteer —and, because of self-selection, increasingly conservative— force, which embraced, and was embraced by, a GOP that billed itself as the defender of the military.

This mutual admiration intensified during the Reagan and George H.W. Bush presidencies, but the clearest evidence that partisanship had infected even the most senior generals came, oddly enough, in the form of a Democratic endorsement. In 1992, Bill Clinton persuaded former Chairman of the Joint Chiefs of Staff Admiral William Crowe to support him publicly during the height of the controversy over whether Clinton had avoided the Vietnam draft. (Crowe was rewarded with an ambassadorship to Great Britain.) Picking up where Clinton left off, Bush rolled out the endorsement of no less than 27 flag-rank officers in 2000, prompting an Al Gore aide to remark to The New York Times, "This is the kind of thing you see in the Third World —all these generals lining up behind politicians." Today, by contrast, neither Bush nor Kerry share Gore's compunctions.

Se trata de un asunto bastante espinoso, sin lugar a dudas. Por un lado, entiendo perfectamente que el personal militar tiene el mismo derecho que los ciudadanos civiles a participar en el proceso electoral. Sin embargo, una cosa es hacer manifestaciones públicas de apoyo a un candidato a título individual, y otra bien distinta hacerlo como general del ejército; en el primer caso, se trata de un derecho individual, mientras que en el segundo tiendo a verlo como el uso y abuso de una posición al servicio de los ciudadanos para fines personales. Creo que se trata de una de esas circunstancias en las que siempre es mejor mantener la neutralidad, al menos por lo que hace a las declaraciones públicas. Lo mismo ha de aplicarse a los jueces y jefes de policía, por ejemplo. {enlace a esta historia}

[Sat Oct 2 16:57:39 CDT 2004]

Ya llevo casi diez años viviendo aquí en los EEUU, y no tengo más remedio que reconocer que mi aprecio por el sistema electoral tal y como se aplica aquí no ha hecho sino bajar enteros hasta tal punto que ciertos problemas me parecen síntomas claros de una seria enfermedad que afecta al esqueleto mismo de la sociedad estadounidense. En estos momentos, está transcurriendo la campaña electoral para unas elecciones presidenciales en las que los ciudadanos podrán elegir entre dos ricachones que no paran de lanzarse dardos envenenados uno contra el otro, se dedican a airear trapos sucios sobre el oponente con la excusa de que el "carácter" es algo a tener en cuenta a la hora de elegir Presidente y parecen incapaces de discutir cualquier tema sin recurrir a frases hechas y eslóganes con una duración máxima de unos diez o quince segundos, no vaya a ser que la audiencia decida cambiar de canal y pasar la tarde viendo el último reality show. A todo ello habría que añadir el hecho de que el sistema electoral distorsiona considerablemente la voluntad popular, la existencia de un colegio electoral del que muchos ciudadanos saben bien poco implica la elección indirecta de un Presidente que puede o no contar con la mayoría del voto popular, los partidos políticos prácticamente no existen y no logran por tanto vertebrar discurso alguno ni poner en pie un programa político que venga a aclarar las cosas y, por último, ni siquiera hay una legislación única que venga a homogeneizar el método de voto en tan vasto país. Pues bien, hoy mismo he leído en la prensa española lo que quizás pueda considerarse la prueba final de que la democracia estadounidense está alcanzando niveles de república bananera: durante su discurso radiofónico semanal, el Presidente Bush acaba de anunciar un nuevo recorte de impuestos que firmará la semana que viene. No se trata ya de que la medida como tal pueda considerarse demasiado temeraria desde un punto de vista objetivo, sino del hecho de que haga este anuncio apenas unos días después del primer debate con John Kerry en el que, según las encuestas, el líder demócrata salió ganador. En otras palabras, que el Presidente Bush está usando el erario público para hacer campaña electoral cuando no faltan ni cinco semanas para que los ciudadanos acudan a las urnas. Calificar este comportamiento de desvergonzado me parece poco. {enlace a esta historia}

[Sat Oct 2 09:02:52 CDT 2004]

Leyendo una entrevista con el poeta valenciano Guillermo Carnero me encuentro con unas palabras que me parecen interesantes:

Vivimos una época en la que la poesía es un género de presencia social menor frente a la novela, y no circula en las corrientes internacionales. No hay influencias externas llamativas ni determinantes.
Y tiene razón Carnero. La poesía sólo puede importar en una sociedad donde tanto el lenguaje como los sentimientos adquieran una importancia central. Ésa no es por desgracia nuestra sociedad, donde parecen primar más bien las frases hechas, las explicaciones de temas complejos en eslóganes publicitarios y el pragmatismo más crudo. Yo mismo soy culpable. Por una u otra razón, hace más de diez años que no leo poesía en serio. La consecuencia más aparente de este estado de cosas es, como afirma Carnero, la ausencia casi total de poetas con influencia alguna en nuestra vida cultural, así como la falta de comunicación entre los poetas de diferentes países. Pero, y esto es lo que me parece aún más preocupante, hay otras consecuencias indirectas de mucho más peso. En general, la falta de aprecio por la lengua conduce a la inexorable decadencia de la narración e incluso el diálogo en todas las esferas de la vida humana. Hemos sustituido la discusión, el debate, las historias, por los lugares comunes, los estereotipos, los eslóganes y la todopoderosa imagen, casi sin darnos cuentas de que matando al logos también acabamos con las bases mismas de nuestra civilización. Se trata de la cara oscura de lo dionisíaco, de la que bien poco se preocupó Nietzsche y que tampoco parece preocupar en demasía a sus discípulos. {enlace a esta historia}