Cuaderno de Bitácora

[Mon Mar 29 20:37:20 CST 2004]

El Presidente estadounidense continúa haciendo de las suyas. En esta ocasión nos enteramos de que la Administración Bush ha elaborado un plan de democratización y modernización del Oriente Medio que, entre otras cosas, ni siquiera ha incluído a los propios interesados. Tiene poco de extrañar que el Presidente egipcio, Hosni Mubarak, haya respondido con cierta sorna:

La iniciativa es interesante, pero la cuestión es cómo se puede imponer una única solución confeccionada previamente en un área que va desde Mauritania a Pakistán. Y además, en la mesa faltan los jugadores más importantes, que no han sido consultados.
Es decir, la iniciativa supone un ejemplo más del unilateralismo a ultranza que ha caracterizado a la Administración Bush desde su primer día de gestión. "¿Para qué andarse con contemplaciones cuando uno mismo tiene en su poder la llave de la Verdad?", parecen pensar en Washington. Así, no le hacen remilgos a sentarse a diseñar el futuro de los países árabes, más Turquía, Pakistán, Afganistán, Israel e Irán sin ni tan siquiera dignarse a consultar con ellos. Es más, ni tan siquiera les habían hecho saber que tenían la intención de elaborar plan alguno, y de una u otra forma se ha filtrado a los medios de comunicación meses antes de que lo presentaran en la cumbre del Grupo de los Ocho este próximo mes de junio. Por último, y para ponerle la guinda a tanto desatino, resulta que ni siquiera se molestan en considerar cómo solucionar el conflicto palestino-israelí dentro del marco del mencionado documento. Es difícil pensar en mayor muestra de ingenuidad y torpeza que esta metedura de pata diplomática, si no fuera porque el equipo de gobierno de Bush nos tiene ya acostumbrados a desatinos de este tipo. Poca gente duda ya de que la Casa Blanca parece estar en poder de una banda de mesiánicos empeñados en salvar al mundo a cualquier coste, sin importales mucho que el mundo quiera dejarse salvar o no, o que el mundo esté de acuerdo en la definición de salvación que se les quiere hacer tragar desde Washington. Ahora ya es sólo cuestión de tiempo antes de que el portavoz de Bush acuse a franceses y alemanes de "anti-americanismo" cuando éstos subrayen la inocencia de un plan que pretende solucionar los problemas del mundo árabe sin tocar el problema de trasfondo: el conflicto palestino-israelí. Ya desde el día después de los criminales atentados del 11 de septiembre, estuve convencido de que era necesario luchar contra el terrorismo en dos frentes: solucionar el conflicto que enfrenta a palestinos e israelíes, y ayudar a democratizar y modernizar los países de mayoría musulmana. Si para ello es necesario derribar un régimen autoritario aquí o allá porque supone un impedimento al progreso del resto del mundo árabe, que así sea. Sin embargo, me parece que tales acciones sólo son justificables en el contexto de un plan serio que proponga medidas claras en esos dos frentes que aquí señalo. El Presidente Bush no tiene ni el liderazgo, ni la credibilidad, ni la capacida de diálogo necesarios para llevar a cabo esta política necesaria. A la Administración Bush le sobra liderazgo de pacotilla, de machada del tres al cuarto, y le falta auctoritas, diplomacia y capacidad de diálogo para escuchar y hacerse oír sin imponer su voluntad. Le sobra mesianismo, y le falta madurez. {enlace a esta historia}

[Mon Mar 29 17:46:32 CST 2004]

Leyendo un artículo sobre la autora, traductora y académica canadiense Anne Carson en The New York Times me acabo de encontrar con los siguientes versos sobre la naturaleza del sexo sin amor que sólo pueden provenir de una persona que, como ella, sufrió el fracaso matrimonial:

Everything I know about love and its necessity
I learned in that one moment
when I found myself
thrusting my little burning red backside like a baboon
at a man who no longer cherished me
{enlace a esta historia}

[Sun Mar 28 11:10:12 CST 2004]

Me he encontrado esta misma mañada con una frase del poeta vanguardista ruso Vladimir Mayakovsky que nos retrotrae a una época en la que todavía se tenía fe en las virtudes de un arte revolucionario que pudiera transformar nuestras existencias. Se trata, claramente, de aguas pasadas, de una era romántica y utópica en la que se pensaba que la estética tenía el poder suficiente como para enmendar injusticias y hacer felices a los seres humanos. A estas alturas, no cabe duda de que se trataba de una falacia, pero como sucede con muchas otras mentiras que alimentan el espíritu humano, se trataba de un sueño por el que muchos entregaron sus vidas, y por el que también se cometieron muchos crímenes, todo hay que decirlo.

In our language, rhyme is a barrel. A barrel of dynamite. The line is a fuse. The line smolders to the end and explodes; and the town is blown sky-high in a stanza.
{enlace a esta historia}

[Sun Mar 28 08:16:50 CST 2004]

El puritanismo estadounidense viene de largo, por mucho que nos sorprenda los excesos de las últimas dos décadas. Cierto, esta sociedad es tan diversa que, al mismo tiempo que uno puede encontrarse con el rigorismo ñoño de la derecha más reaccionaria, también hay una sólida tradición libertaria presente en el día a día que no se suele aparecer en los medios de comunicación extranjeros. En cualquier caso, me acabo de encontrar con la siguiente historia sobre la desafortunada visita de Maxim Gorky a los EEUU en 1906 para propagar la causa de la Primera Revolución Rusa (la democrática burguesa, que no la comunista):

In 1906, he arrived in the United States to campaign on behalf of the Russian Revolution. His visit was sponsored by Mark Twain, who had written a pro-revolutionary essay called The Czar's Soliloquy the previous year, and who helped to found a group called The American Friends of Russian Freedom. Gorky was received like a hero, invited to speak publicly and offered hospitality by all sorts of prominent figures. At the time, the two New York papers, the World and the American, were involved in a nasty feud, and when Gorky signed a contract to publish in the American, the World printed a scoop thought to have been supplied by the Russian Embassy — that the woman Gorky was traveling with was his mistress. Immediately, the hotel he was staying in turned Gorky out, honorary dinners and speeches were cancelled, and further fund-raising efforts were rendered ineffectual. Even Twain abandoned him, saying that Gorky "might as well have come over here in his shirt-tail."
Al parecer, el apoyo a la Revolución Rusa no era tan importante como para dejar de lado el que su embajador tuviera, supuestamente, una amante. Se aceptó como si fuera un hecho lo que había publicado un periódico con intención de airear escándalos que, además, tenía un interés en la historia, pero también se ignoró convenientemente que muchos otros individuos de la época (de cualquier época) tenían amantes. Por último, se prestó más atención a la moralina que al mensaje. Como decía al principio, me temo que los tiempos no han cambiado tanto como nos pensamos. {enlace a esta historia}

[Sat Mar 27 13:34:15 CST 2004]

Si hace unos días escribía aquí mismo sobre mi experiencia personal con el teatro, hoy mismo descubro que se celebra el Día Mundial del Teatro y el semanario El Cultural publica una interesentísima cronología teatral de la democracia junto a un par de artículos sobre el tema. Así, Álvaro del Amo escribe sobre las dificultades de estrenar:

Se sigue diciendo que no hay autores de teatro. O, lo que es lo mismo, que los extraños textos que algunos parece que escriben son irrepresentables. ¿Por qué ese empeño, de la sociedad en general y de los profesionales del teatro en particular, en negar la existencia de los autores dramáticos? Porque les aseguro que existen. Y seguro que tendrían muchas cosas que decir. (...) ¿Por qué seguimos así? ¿Cómo explicar el extraño gueto en donde los autores dramáticos permanecen confinados? ¿Tiene sentido que resulte más factible —no fácil, pero sí más factible — publicar una novela o un libro de poesía, incluso realizar una película, que estrenar una comedia, un drama o una tragedia en buenas condiciones?

Un teatro que no establece con el público de su tiempo la imprescindible dialéctica, difícilmente puede evolucionar, equivocarse y corregirse. (...) ¿A qué se debe que aquí se haya perpetuada la sima entre el teatro que se escribe y el que se representa? Hay que reconocer que nadie se anima a tender un puente sobre el abismo.

Como suele suceder en estos casos, en España se recurre al contra Franco vivíamos mejor para explicar la supuesta raíz de los problemas, y Álvaro del Amo cae en el mismo lugar común que tantos otros frecuentaron antes que él:

Durante el franquismo, el teatro concitaba una actitud de rebelión y de protesta; asistir a la función única de la obra a punto de ser prohibida valía tanto como acudir a una manifestación o a una reunión clandestina. Con la democracia, la pérdida de la inmediatez política del hecho teatral arrastró al hecho teatral mismo, que dejó de interesar. Los espectadores apasionados, convertidos en políticos, dieron la espalda al teatro y, lo que es peor, no se molestaron en despertar la afición en sus hijos. Salvo notorias y muy contadas excepciones, los profesionales del teatro han dado la espalda a los autores españoles conocidos eufemísticamente como vivos. Los empresarios privados se surten sólo de unos pocos nombres de probada comercialidad, cuando no acuden a inverosímiles adaptaciones de películas norteamericanas.

Al parecer, no se le ocurre preguntarse si quizás el teatro estuvo excesivamente politizado durante los años del franquismo o, incluso más importante tal vez, si a lo mejor aquéllos que acudían a las representaciones "a punto de ser prohibidas" lo hacían por puro convencionalismo progre, de la misma forma que llevaban bajo el brazo de forma bien visible los libros de Marx que nunca leían. A mí, en cambio, todas éstas me parecen cuestiones de lo más importante que nunca nos hemos planteado demasiado en serio, empeñados como hemos estado en que cualquier tiempo pasado fue mejor. Igualmente injustas me parecen las palabras de Álvaro del Amo acerca de los políticos que supuestamente "dieron la espalda al teatro". Lo cierto es que en España se ha dado un apoyo estatal enorme a los distintos proyectos que han surgido durante las últimas décadas y, como otro artículo también publicado en El Cultural viene a probar, la llegada del Estado de las Autonomías ha fomentado una diversidad regional en nuestros escenarios casi sin precedentes. Los problemas del teatro español, si es que de verdad son tan enormes como se nos cuenta, no se van a solucionar apuntando el dedo acusador una y otra vez hacia el Gobierno de turno. Por cierto, que a lo mejor hay una explicación mucho más simple de lo que del Amo se imagina para explicar el hecho de que sea más difícil ver estrenada una obra de teatro que una novela o un libro de poesías: lo primero es mucho más costoso que lo segundo, tanto en recursos financieros como en horas de trabajo y esfuerzo. Así pues, sí, estudiemos posibles ideas para fomentar y revitalizar el teatro; pero, por favor, evitemos los lugares comunes y las recetas mágicas. {enlace a esta historia}

[Thu Mar 25 16:01:17 CST 2004]

Del mismo modo que los atentados del 11 de septiembre marcaron profundamente a los estadounidenses, todo parece indicar de momento que este otro 11 maldito que vivimos en España acabará por marcar un antes y un después. Puedo entender, hasta cierto punto, el dolor de los familiares de las víctimas (digo que hasta cierto punto porque se trata de algo que, evidentemente, es difícil de entender a no ser que se viva en carne propia), pero creo que declaraciones como las que se oyeron ayer durante el funeral de Estado están fuera de lugar. No hay excusa alguna para llamar asesino al Presidente Aznar, se piense lo que se piense de sus políticas. Los únicos asesinos aquí fueron los terroristas que plantaron las bombas el 11 de marzo, y si alguien piensa que con retirar las tropas españolas de Irak ya hemos hecho todo lo que hay que hacer para evitar estar en el punto de mira de los fundamentalistas otra vez la verdad es que anda muy, pero que muy, engañado. Por favor, no cometamos el error de retirar a las tropas por las razones equivocadas. Si se piensa que hay que repatriar a los soldados porque no podemos legitimar una situación de ocupación militar al margen del Derecho Internacional, pues muy bien. Pero no nos los traigamos de vuelta porque así pensamos evitar futuros atentados. ¿O es que acaso quienes así piensan también sugieren cesar la cooperación en materia antiterrorista con los otros países occidentales y dar carta blanca a los asesinos de Al Qaida para que se asienten en España? {enlace a esta historia}

[Tue Mar 23 15:04:41 CST 2004]

Nunca he sido un gran aficionado al teatro, y no tanto porque no me guste como debido a la falta de hábito. Supongo que se trata de algo bastante común estos días en los que artes como el teatro, el ballet o la ópera casi están desapareciendo. De hecho, aunque sí que tuve ocasión de asistir a escenificaciones montadas por grupos de aficionados durante mi años mozos, creo recordar que la primera vez que puse pie en un teatro profesional fue en Dublín allá por el año 1991 o así. En aquella ocasión, acudí con unos amigos al Abbey Theatre para ver Dancing at Lughnasa, de Brian Friel, y la experiencia fue bastante positiva. Pese a todo, no he vuelto a repetir, salvo quizás una representación de Cuentos de Navidad, de Dickens, aquí en St. Paul hace unos años, y la lectura de dramas, que no viene a ser lo mismo ni muchísimo menos. Como venía diciendo, me temo que el teatro se está convirtiendo rápidamente en un arte de minorías no tanto debido a un problema intrínseco con el teatro mismo, sino quizás al hecho de que la tradición de acudir a ver una puesta en escena se ha perdido y nadie se ha preocupado de inculcar el hábito en las generaciones más jóvenes.

En cualquier caso, todo esto viene a cuento de unas líneas que leí recientemente sobre el autor noruego Henrik Ibsen. En España se le conoce, principalmente, por su obra Casa de Muñecas que fuera llevada a la pantalla de cine por el director escandinavo Ingmar Bergman. Nunca vi representada ninguna de sus obras, pero sí que me parece interesante que una figura de su calibre viva en el anonimato más absoluto cuando se le debe tanto en el ámbito de las artes escénicas, incluyendo aquí el mundo del cine. Para empezar, debemos a Ibsen el que se traten temas socialmente comprometidos, temas conflictivos y contemporáneos, en nuestras escenas. Su obra Casa de Muñecas fue una auténtica sensación en una Europa tradicionalista y mojigata que no estaba dispuesta a considerar temas como la subyugación del género femenino, generando así un debate sobre el divorcio y los derechos de las mujeres que llevaría, mucho más tarde, a los grandes avances alcanzados por el feminismo en el siglo XX. Asimismo, y de una forma claramente conectada con esto, también debemos a Ibsen el haber puesto punto y final a la tradición escénica romántica con sus elementos concomitantes del héroe trágico y la versificación de los diálogos. Ibsen inauguró la tradición teatral moderna del drama en prosa y temática realista, algo que acabó extendiéndose también al séptimo arte en su momento, y de ahí mis comentarios acerca de su influencia. {enlace a esta historia}

[Tue Mar 23 10:20:59 CST 2004]

Mucho se ha hablado sobre la decisión de Zapatero de retirar a las tropas españolas de Irak. Si, en un primer momento, fueron las autoridades estadounidenses las que mostraron su discrepancia, ahora ha sido el mismísimo José María Aznar el que ha declarado que considera la medida "un gravísimo error". No han faltado los analistas, sobre todo en los EEUU, que han señalado al nuevo Gobierno con dedo acusador, responsabilizándole de ceder ante las presión de los terroristas. Sin embargo, aclarar unas cuantas cosas que muchos parecen olvidar: en primer lugar, la amplia mayoría de los ciudadanos españoles (estamos hablando de algo así como el 90%) ha mostrado su oposición al envío de tropas a Irak una y otra vez, y cuando Aznar tomó su decisión era plenamente consciente del coste político que pudiera acarrear; segundo, se trata de una promesa que el PSOE hiciera hace ya bastante tiempo, que estaba incluida como pieza central de su programa electoral y que fue defendida por los socialistas mucho antes de los atentados terroristas del 11-M; y, tercero, nadie ha sugerido siquiera que debamos retirar las tropas de Afganistán o, incluso más interesante, que tengamos que retirarlas de Irak siempre y cuando el Presidente Bush esté dispuesto a ceder el control político a la ONU. Así pues, las críticas dirigidas contra Zapatero que le acusan de abandonar la coalición contra el terrorismo o de ceder al chantaje de Al Qaida parecen ignorar demasiados hechos como para que las tomemos en serio. A todo ello habría que añadir que Zapatero no es, ni mucho menos, el único que se siente engañado por los tejemanejes de la Administracioacute;n Bush para justificar la guerra en Irak. Hace tan sólo unos días el Presidente polaco también declaró sentirse "engañado" sobre la existencia de armas de destrucción masiva. Cada vez más, parece estar extendiéndose la idea de que George W. Bush manipuló a la opinión pública de su país para extender la guerra contra el terrorismo hacia otros objetivos que, aun habiendo estado tradicionalmente en la lista de enemigos de los EEUU, no tuvieron relación alguna con los atentados del 11 de septiembre o la red terrorista de Al Qaida. No va a ser fácil que los EEUU recuperen ahora la credibilidad que han perdido tratando de usar la amenaza terrorista para obtener apoyo internacional para otras políticas que en nada están relacionadas con ese problema. {enlace a esta historia}

[Tue Mar 23 10:10:51 CST 2004]

Si ayer escribía acerca del cambio tranquilo de Zapatero, hoy me encuentro con la noticia de que ERC pide al nuevo Gobierno que se replantee el Pacto Antiterrorista en la dirección del antiguo Pacto de Ajuria Enea. No me queda más remedio que estar de acuerdo con los republicanos catalanes en este asunto. Uno de los puntos negros del segundo mandato del PP fue precisamente la ruptura del consenso antiterrorista que tan esforzadamente se labró durante los quince años anteriores, y todo ello como consecuencia únicamente de la retórica popular contra los nacionalismos periféricos. Mientras el PSOE llegó a un acuerdo sobre los asuntos más básicos de Estado tanto con el PNV como con CiU, el PP se empeñó en el enfrentamiento abierto, lo cual no hizo sino generar mayor crispación, radicalizar a los votantes en ambas nacionalidades históricas y, en último término, enrarecer el ambiente general. Ahora va a llevar un buen tiempo el volver a tender los puentes que Aznar derribara, pero no queda otro remedio que hacer esa política de diálogo que tanta falta hace. Volvamos todos a la senda de los acuerdos de Ajuria Enea, si es que es aún posible. {enlace a esta historia}

[Mon Mar 22 14:32:47 CST 2004]

José Luis Rodríguez Zapatero prometió un cambio tranquilo y, por el momento, parece que eso es precisamente lo que está haciendo. Además de estar trabajando en la confección del que puede ser el primer Gobierno paritario de la Historia de España, también ha prometido que la primera legislación que va a enviar al Congreso será un proyecto de ley para luchar contra el abuso en el hogar, y ahora leo que el PSE ha propuesto al Gobierno vasco la reforma del Estatuto si antes retira el Plan Ibarretxe. Lo más probable es que los nacionalistas vascos rechacen el acuerdo, pero al menos se demuestra un nuevo talante de diálogo que incluso algunos líderes del PNV no han tenido más remedio que reconocer. Después de cuatro años de crispación y retórica anti-nacionalista ya va siendo hora de que se reestablezcan las relaciones entre los nacionalistas vascos y catalanes y el Gobierno central. Mientras Aznar estaba en La Moncloa, esto era obviamente imposible. Ahora, con Zapatero en su lugar, al menos nos queda la esperanza de que se abra una nueva senda por la que, de momento, hemos empezado con buen pie. {enlace a esta historia}

[Sun Mar 21 17:44:24 CST 2004]

Leo en The Atlantic Monthly un artículo sobre Edmund Burke, al que casi todo el mundo considera como uno de los fundadores del conservadurismo moderno, y me sorprende en primer lugar leer una cita del radical inglés William Hazlitt que, con ciertas modificaciones, me gusta aplicar a quienes entran a discutir temas políticos conmigo:

It has always been with me test of the sense and candour of any one belonging to the opposite party, whether he allowed Burke to be a great man.
No es necesario aplicar la prueba Burke ni mucho menos para dilucidar si los contertulios son mínimamente tolerantes o no, entre otras cosas porque quizás sean pocos los que hoy en día siquiera sepan quién fue Edmund Burke. En mi caso, me basta con saber en qué consideración tienen al oponente. Con el paso de los años, me he dado cuenta que de forma invariable aquéllos individuos más intolerantes y dogmáticos son precisamente quienes se niegan a ver un rayo de luz en el oponente. ¿Qué digo un rayo de luz? Se niegan siquiera a ver honestidad en el oponente por el mero hecho de que muestre desacuerdo con las opiniones propias.

Pero volvamos a Burke. Cuesta trabajo negar la capacidad intelectual de un individuo que escribe las siguientes líneas sobre los acontecimientos de la Revolución Francesa:

It is known; that armies have hitherto yielded a very precarious and uncertain obedience to any senate, or popular authority; and they will least of all yield it to an assembly which is only to have a continuance of two years. The officers must totally lose the characteristic disposition of military men, if they see with perfect submission and due admiration, the dominion of pleaders; especially when they find that they have a new court to pay to an endless succession of those pleaders; whose military policy, and the genius of whose command, (if they should have any,) must be as uncertain as their duration is transient. In the weakness of one kind of authority, and in the fluctuation of all, the officers of an army will remain for some time mutinous and full of faction, until some popular general, who understands the art of conciliating the soldiery, and who possesses the true spirit of command, shall draw the eyes of all men upon himself. Armies will obey him on his personal account. There is no other way of securing military obedience in this state of things. But the moment in which that event shall happen, the person who really commands the army is your master; the master (that is little) of your king, the mast of your Assembly, the master of your whole republic.
Sí, por supuesto, Burke también escribió numerosas líneas inspiradas por el reaccionarismo más cerril, entre las que se encuentran sus famosas alabanzas de María Antonieta, justamente satirizadas por su voluntaria omisión de los crímenes cometidos en nombre de tanta apariencia regia. No obstante, tenemos que reconocer la capacidad intelectual de un individuo que supo ver ya entonces los derroteros que tomaría el jacobinismo francés, y cómo tarde o temprano acabarían entregándose en cuerpo y alma a un líder militar carismáticoi (Napoleón). Aún más importante me parece el hecho de que Burke fuera al primer pensador moderno que nos advirtiera de uno de los mayores peligros de la revolución: su capacidad intrínseca para devorar a sus hijos y reimplantar un sistema si cabe más sanguinario que el anterior.

Por cierto, que el artículo también hace mención, aunque sea de pasada, a la contraposición entre el lema revolucionario francés (liberté, egalité, fraternité) y el que lo reemplazara en la Francia de Vichy (travail, familie, patrie). Contraposición interesante por cuanto hasta nuestros días ha seguido caracterizando las dos corrientes ideológicas principales, izquierda y derecha. {enlace a esta historia}

[Sun Mar 21 17:37:23 CST 2004]

Leyendo un breve artículo sobre los mártires de Oxford me acabo de encontrar la siguiente cita de Farenheit 451, de Malcolm Bradbury, que debería hacernos reflexionar sobre el estado general de atontamiento al que hemos llegado con los tan cacareados medios de comunicación de masas.

... Bang! Smack! Wallop, Bing, Bang, Boom! Digest-digests, digest-digest-digests. Politics? One column, two sentences, a headline! Then, in mid-air, all vanishes! Whirl man's mind around about so fast under the pumping hands of publishers, exploiters, broadcasters that the centrifuge flings off all unnecessary, time-wasting thought!
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[Thu Mar 18 21:05:46 CST 2004]

La figura de don Manuel Azaña aparece y desaparece de la escena pública española como si se tratase de la moda otoño-invierno en la Pasarela Cibeles. Si hace apenas unos años fue José María Aznar quien diera la sorpresa con su profesión de simpatía hacia el que fuera Presidente de la República y bestia negra de la derecha española, ahora es Juan Goytisolo quien parece haberse reencontrado con el viejo liberal alcalaíno. El Cultural publica una crítica de tres obras que se acaban de publicar sobre Azaña, donde leo unas estremecedoras frases que le escribiera a su correligionario Carlos Esplá cuando ya se anunciaban los síntomas de la enfermedad que acabarían con su vida.

Carezco de aliento hasta para vestirme. Dicen que pasará pronto. Bueno.
Casi podemos imaginarnos al viejo intelectual en su triste exilio francés, esperando a que la muerte viniera a liberarle de la pesadilla en que se había convertido el fracaso de su querida República española. No cabe duda de que Azaña tuvo graves carencias como estadista, pero también hay que reconocer que le tocó vivir una época de extremismos y desatinos en la que la mayoría de la gente era poco dada a prestar atención a discursos complejos y profundos como los de él. Después de todo, ¿quién se conforma sólo con la sensatez y la tolerancia cuando el paraíso de la sociedad sin clases o el Estado corporativo sin conflictos sociales parecen estar al alcance de la mano?. Como escribiera Josep Pla en su Dietario allá por el 14 de octubre de 1931:
Azaña me ha recordado a menudo a un cirujano chino implacable y glacial manejando el bisturí­ con aire suave y delicado. (...) A mi entender, en un país constituido y en circunstancias normales, habría sido una figura política de primer orden. En las actuales circunstancias, difícilmente su capacidad va a encontrar oportunidades para manifestarse. Lo más probable es que quede como un gran estadista... fracasado. Es lo mismo que les ha ocurrido a la inmensa mayoría de los estadistas importantes del país.
Una vez más, tristes palabras, sobre todo teniendo en cuenta que se escribieron cuando todo estaba apenas comenzando y la ilusión republicana todavía reinaba por las calles. ¡Cuán distinta hubiera sido la historia de España si Azaña hubiera logrado consolidar la república liberal, moderna y progresista que tenía en mente! Por cierto, que el artículo también contiene unas interesantes notas que le dirigiera Azaña a su amigo Esplá explicando su negativa a suscribir el manifiesto de una Asociación Republicana de Amigos de Francia en abril de 1939:
... esa Asociación está dividida en tres secciones, española, catalana y vasca, y sus respectivos presidentes (Companys presidente de Cataluña, Aguirre, Presidente de Euskadi) firman con esa calidad. En este texto del mensaje se habla de españoles, catalanes y vascos, etc..., y aunque no tuviera otras razones (que las tengo), para abstenerme, me bastaría esa división inadmisible para negarme a firmar. Si catalanes y vascos quieren continuar en la emigración los costosísimos dislates que han cometido durante la guerra, allá¡ ellos; si piensan recobrar la República, y la posibilidad de hacer la burra nuevamente, sobre la base de las nacionalidades y dels pobles iberiques están lucidos.
Cuesta trabajo reconciliar la imagen de este Azaña patriota y lúcido con el "monstruo judeomasónico" disgregador de la unidad española que dibujara la propaganda franquista durante varias décadas de infamia. Todavía queda mucho para rehabilitar la figura del político alcalaíno por completo, pero sin duda se han dado pasos de gigante en los últimos años. A pesar de todos los pesares, casi puede decirse que Azaña es el responsable principal de que hoy en España exista una tendencia liberal progresista que no siempre está presente en los países de nuestro contorno y cuyo efecto en la vida política del país es netamente positivo. {enlace a este artículo}

[Thu Mar 18 12:55:17 CST 2004]

Los comentarios del director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, a raíz de las elecciones me parecen dignos de mención:

Es innegable que los autores de los atentados han condicionado el resultado, pero esto no es una excusa para las graves equivocaciones del Gobierno de Aznar en esta legislatura. La mayor crítica que se le puede hacer en términos políticos: la de haber creado las condiciones para que eso fuera posible, al hacer más vulnerable el sistema democrático. (...) Primero decidieron que había sido ETA y luego se dedicaron a buscar las pruebas para demostrarlo. Bush y Blair decidieron que había que invadir Irak y luego buscaron los motivos.
No es sensato el culpar al Gobierno de los atentados terroristas de la semana pasada, pero la obstinada reacción del ministro del Interior y el propio Presidente del Gobierno, empeñados en apuntar con el dedo acusador hacia ETA, no podía por menos que aparecer ante buena parte de la opinión pública española como manipulación deshonesta de las muertes para fines partidistas. No se trata ya de que ésas fueran realmente las intenciones de los líderes del PP, pero lo cierto es que a bastante gente le pareció así. Por aquí en los EEUU no falta quien ve los resultados de las elecciones del pasado domingo como un claro triunfo para los terroristas, pues con sus acciones fueron capaces de influir en el sentido del voto de los ciudadanos. Por supuesto, este argumento es de doble filo, pues si los ciudadanos hubieran votado al PP para reafirmar sus políticas podíamos decir otro tanto: a pesar del anhelo de cambio, los ciudadanos reafirmaron al Gobierno como consecuencia de los actos terroristas. En fin, que se haga lo que se haga, no hay salida al dichoso dilema, pues se trata de una de esas verdades de carbonero de las que tanto se oye en política. {enlace a este artículo}

[Tue Mar 16 12:38:05 CST 2004]

No me caben dudas de que a la intelectualidad progresista española le gusta sacar las cosas de madre cada dos por tres. Hoy, ha sido el director Pedro Almodóvar quien ha dado crédito a los rumores de un intento golpista del PP el día antes de las elecciones. ¿Y de dónde ha obtenido nuestro genial manchego el rumor? Pues de un correo electrónico que circula por la Internet, medio fiable donde los haya. Parece mentira que alguien tan renombrado se coma patrañas de este tipo, aunque por supuesto la naturaleza humana es lo que es, independientemente de fama, fortuna o incluso educación. Si existe sospecha alguna, que se demuestre con pruebas. De lo contrario, por favor, mantengamos el silencio y no contribuyamos a crispar la situación más de lo que ya está crispada. Sí, entiendo que a algunos seguidores del PP no parecieron sentarle bien los resultados de las elecciones del domingo y respondieron con insultos contra los socialistas, pero eso no justifica que se les acuse de golpismo. El desengaño, después de todo, es algo muy humano también, y lo más probable es que muchos de esos individuos que lanzaron insultos hace un par de días hoy mismo se arrepientan de ello. La dirección del PP ha aceptado la derrota con un comportamiento ejemplar, y eso hay que reconocérselo tanto a José María Aznar como a Mariano Rajoy. {enlace a este artículo}

[Mon Mar 15 12:12:35 CST 2004]

No sé qué pensar de los resultados de las elecciones generales en España. Por un lado, como simpatizante socialista siento la alegría de ver el triunfo del PSOE, cuyas posiciones generales en temas tan importantes como la política social y económica, asuntos culturales, educativos y política autonómica comparto desde hace ya bastante tiempo. Se trata, en definitiva, de la principal fuerza política progresista del país, y quizás haya llegado la hora del cambio tranquilo que propone José Luis Rodríguez Zapatero. Por otro lado, cabe la posibilidad de que el vuelco electoral haya sido consecuencia directa del temor a una repetición de los ataques terroristas del pasado jueves. Según esta lógica, el terrorismo islámico decidió lanzar un ataque mortífero contra España debido al apoyo firme que José María Aznar ha prestado a George W. Bush durante los últimos dos años y, especialmente, como consecuencia directa del envío de tropas a Irak. Sin embargo, no comparto esta teoría. Para empezar, me parece bien claro que el fundamentalismo islámico está en guerra no ya contra los EEUU, sino contra todo lo que representa el modelo de civilización occidental (cuidado, pues me estoy refiriendo aquí tan sólo a los integristas, y no al mundo árabe en general). Me quedan pocas dudas de que con o sin guerra abierta en Irak estas circunstancias hubieran cambiado bien poco. El ascenso imparable de un terrorismo islámico con fuertes convicciones anti-occidentales es un fenómeno que lleva ya al menos dos décadas gestándose, y es independiente de asuntos coyunturales como el unilateralismo de la Administración Bush o la caída del régimen de Sadam. Por otro lado, ¿qué medidas puede tomar el nuevo Gobierno para evitar un nuevo ataque? ¿Retirar las tropas de Irak? ¿Poner punto y final a la cooperación en la lucha antiterrorista y dejar hacer a las células de Al Qaida en nuestro país? Seamos realistas, ni esto es posible, ni sería sensato, justo ni moral. La llegada del PSOE al Gobierno no va a evitar futuros ataques, como tampoco la oposición de Francia y Alemania a la intervención militar en Irak les va a salvar de un atentado de similares características tarde o temprano. En fin, que no me gustaría pensar en el triunfo socialista como consecuencia única y directa del miedo al terrorismo islámico. Quizá se deba todo, como mucha gente parece creer, a la reacción de disgusto y rechazo que provocó la obsesión de Aznar y otros miembros del Gobierno del PP saliente por colgarle a ETA los muertos del jueves, con o sin razón, con o sin pruebas, en lo que más parecía un ejercicio de oportunismo político que de responsabilidad de gobierno. Pese a todo, hay que reconocer que, como afirmara Mariano Rajoy en el discurso de ayer, el PP se marcha del Gobierno "con las manos limpias y las cuentas claras" . Entre eso y la actitud moderada y sensata de Rodríguez Zapatero, me parece que hay motivo para el optimismo. {enlace a este artículo}

[Sun Mar 14 11:52:11 CST 2004]

Leo con cierto pesar las noticias que me llegan de España sobre las más recientes manifestaciones contra el PP o los gritos contra Mariano Rajoy cuando se disponía a votar esta mañana. No son estos momentos de andarnos tirándanos dardos los unos a los otros, ni tampoco de ganar puntos en las campañas de movilización contra la guerra en Irak. Estos son momentos de unidad democrática y pesadumbre en silencio. No se trata ya de que las manifestaciones rompan la legalidad vigente en materia electoral (que la rompen de una forma evidente), sino que no hacen más que dar argumentos e insuflar confianza a quienes se oponen a nuestras instituciones democráticas tanto dentro como fuera del país. Dejemos que las urnas decidan quién gobernará los próximos cuatro años, pero hagámoslo en una atmósfera de tranquilidad y respeto por el oponente. {enlace a este artículo}

[Thu Mar 11 12:50:52 CST 2004]

Poco se puede decir ante una masacre como la cometida por los actos terrorista de Madrid esta misma mañana. No está nada claro que haya sido ETA la responsable de los asesinatos, y en este sentido quizás el Ministro del Interior se haya apresurado a acusarles públicamente, aunque quedan pocas dudas de que vileza moral suficiente tienen como para cometer un crimen de esta magnitud. Pero no es hora de analizar quién puede haber plantado las bombas. Hoy sólo es posible el luto, la firme condena del terrorismo y la reafirmación de los principios de democracia y tolerancia que se comparten a través de todo el espectro político español. No es hora de divisiones, sino de unidad. ¡Que todo el mundo acuda a las urnas el domingo, aunque sea para votar en blanco! {enlace a este artículo}

[Mon Mar 8 12:42:01 CST 2004]

Las cosas no van del todo bien en Irak, por más que la Administración Bush se empeñe en endulzar la píldora. Ni siquiera un acontecimiento como la reciente firma de la Constitución provisional iraquí ha sido capaz de generar el clima de consenso que necesita el país. Tras numerosas delaciones, ha quedado bien claro que los representates de la mayoría chiíta no están contentos con el texto final, y tan sólo lo aceptan debido a la presión estadounidense. Hasta Ahmed Chalabi, identificado desde el principio con los estadounidenses, ha afirmado que su firma "está vinculada a nuestras reservas, que deben ser indicadas en el futuro". Por su parte, el ayatolá Ali Sistani ha sido mucho má s claro en sus críticas:

Esta ley pone los obstáculos para llegar a una constitución permanente para el país que preserve su unidad y los derechos de su pueblo. Ninguna ley preparada para el período de transición tendrá legitimidad hasta que sea aprobada por una asamblea nacional electa.
Así pues, queda bien claro que este documento constitucional no viene a cerrar heridas, sino más bien a ponerles tiritas de una forma claramente provisional. No se puede culpar a nadie por tener la sensación de que las circunstancias no harían sino empeorar a marchas forzadas desde el día mismo en que se retiraran las tropas británicas y estadounidenses. Otro tanto cabe decir, por cierto, de la situación en Afganistán, donde los talibán ya parecen estar en control de un tercio del país pese a la intervención militar y la presencia de tropas occidentales en el terreno. Parece lógico pensar, por tanto, que la guerra de Irak haya destapado la caja de Pandora de las relaciones entre Occidente y el Islam, y que muy posiblemente nos lleve un buen tiempo antes de que seamos capaces de volverla a tapar. {enlace a este artículo}

[Mon Mar 8 11:28:37 CST 2004]

Leo la transcripción de un encuentro digital con los periodistas Fernando Jáuregui y Pilar Cernuda organizado por el diario El Mundo, donde se hace recuento de los años de gobierno de José María Aznar. Aunque todavía es demasiado pronto para hacer un balance general de la era Aznar me parece significativo el hecho de que parezca haber ya un cierto consenso acerca de sus aciertos y errores. Por un lado, casi todos los analistas parecen incluir en el haber de la gestión del PP las reformas económicas que han conducido a un mayor grado de liberalización, los cambios en la política fiscal con su reducción de impuestos al menos en algunas áreas y la mejora de los índice macroeconómicos más significativos, además de una cierta clarificación del horizonte tras los años de escándalos socialistas. No es que el PP se haya librado por completo de ciertas sospechas de connivencia con los grandes intereses empresariales y esté limpio de polvo y paja, pero sí hay que reconocer que al menos no se han dado escándalos como los del GAL, el asunto Roldán o las peripecias del hermano de Alfonso Guerra. Pese a ello, a los sucesivos gobiernos de Aznar les ha faltado el tiempo o la voluntad política para llevar a cabo la tan cacareada regeneración democrática. Si a alguien le cabía alguna duda al respecto, baste mencionar que se trata de una de las promesas de Mariano Rajoy en la campaña electoral que está a punto de terminar esta misma semana. Así pues, parece claro que hasta los líderes del PP son conscientes de haber incumplido esta promesa. Por lo que hace a los puntos negros de la gestión de Aznar, también parece haber un acuerdo general al menos sobre ciertos puntos: la crispación política, la política de hostigamiento incesante a los nacionalistas y, más recientemente, el apoyo incondicional a las posiciones de Bush en Irak a pesar del tremendo coste que ha tenido para las relaciones con nuestros socios europeos. En fin, que como era de esperar, ha habido claros y oscuros. Sólo cabe esperar a ver lo que Mariano Rajoy hará durante sus años de gestión, pues parece bien caro que el PP ganará las elecciones generales este fin de semana. De momento, me parece esperanzador que tanto Rajoy como Zapatero parecen haber cambiado el tono general de las campañas, abandonando los ataques personales a los que tan acostumbrados estábamos en el pasado. Esperemos que se convierta en el principio de un cambio de actitud por lo que se refiere a la forma de hacer política en España. {enlace a este artículo}

[Sat Mar 6 17:30:49 CST 2004]

Mariano Rajoy, el candidato del PP a la Presidencia del Gobierno, acaba de anunciar que no debatirá con el líder del PSOE. Si ya me parece inaceptable el hecho de que en una democracia uno de los principales líderes políticos se niegue a mantener un debate público, aún más vergonzoso me parece el argumento que ha usado Rajoy para justificar su decisión: que "todos están contra el PP". Pues sí, mire usted, es que está hablando de los dirigentes de los partidos de la oposición, que por lo que tengo entendido suelen mantener posiciones críticas al Gobierno. A lo mejor tenemos suerte y el señor Rajoy acepta un "debate" con algún otro miembro de su propio partido para así no tener que enfrentarse a alguien que esté "contra el PP". Cuesta trabajo creer que a estas alturas de la película todavía no hayamos sido capaces de aceptar los debates públicos entre nuestros dirigentes como un signo más de madurez política. Yo pensaba que todo esto se había superado allá por 1993, cuando Felipe González aceptó debatir con José María Aznar por primera vez, pero parece claro que me equivoqué. Por cierto, y hablando de madurez democrática, me preocupa la tendencia del electorado español a permitir que el partido del gobierno se agote por completo antes de dar paso a la alternancia. Es algo que sucedió con la UCD, después con el PSOE, y también parece estar sucediendo ahora con el PP. No sólo vemos las mismas caras de siempre haciendo campaña por el PP, sino que además también estamos oyendo las mismas ideas, las mismas propuestas y las mismas historias. Sin embargo, parece bien probable que el PP obtendrá la mayoría en estas elecciones, a pesar de todos los pesares. Habrá que esperar, una vez más, a que Rajoy y el resto de su generación política se agote por completo y tenga lugar alguna crisis similar a la que apeara del poder a los otros partidos gubernamentales. {enlace a este artículo}

[Thu Mar 4 20:28:18 CST 2004]

¿Para qué negarlo? Casi siempre me encuentro varios días por detrás en lo que respecta a la lectura de mi correo electrónico. Así pues, no ha sido hasta hoy mismo que he tenido la oportunidad de leer unas notas que recibí el 29 de febrero acerca del concepto del año bisiesto y el asunto de los calendarios. Merece la pena que transcriba esas notas aquí.

Today is Leap Day, the extra day that we tack on to February every four years to keep the calendar in time with the seasons. We do this because the earth does not orbit the sun in a nice round 365 days, but rather in 365 days, 5 hours, 48 minutes, and 45 seconds.

Ancient peoples based their calendars on many things, from the movements of the stars to the activities of plants and animals. The Greek poet Hesiod told farmers to begin the harvest when the constellation Pleiades was rising and to begin plowing when it was setting, and to sharpen their farming tools when snails began climbing up plants. Most early calendars were based on the stages of the moon, with lunar months of about 29 days each. But the problem with the lunar calendar is that it's about eleven days short of the actual year, so instead of having to add a leap day every few years, you have to add a leap month. The Egyptians were the one of first civilizations to develop a calendar with twelve months and 365 days. When Julius Caesar rose to power, the Romans were using a calendar that was so faulty they often had to add an extra eighty days to the year. In 46 B.C., after his affair with Cleopatra, Caesar chose to adopt the superior Egyptian calendar, and this became known as the Julian calendar. In the first version of the Julian calendar, February had 29 days most years and 30 days on leap years. Caesar named the month of July after himself, so when Augustus came to power, he decided he needed a month too. He named August after himself, but he had to steal a day from February in order to make August as long as July.

The Julian calendar worked well for a while, but in the thirteenth century, a sick old friar named Roger Bacon sent a letter to the Pope. He had calculated the actual length of the solar year as slightly less than 365.25 days, and he pointed out that the Julian calendar was adding one leap day too many for every 125 years. The result was that Christians were celebrating holy days on the wrong dates. Bacon wrote, "The calendar is intolerable to all wisdom, the horror of astronomy, and a laughing-stock from a mathematician's point of view." Bacon was eventually imprisoned for implying that the Pope had been fallible, and his writings were censored. It wasn't until 1582 that Pope Gregory the Thirteenth hired a group of Jesuits to fix the calendar, and they came up with the complicated system of omitting the leap day at the beginning of each century, except for those centuries divisible by 400. When Pope Gregory made the change, the calendar was about 10 days off, so Gregory deleted 10 days from the year. People went to sleep on Thursday, Oct. 4 and woke up on Friday, Oct. 15.

At first, the Gregorian calendar was only accepted in Catholic countries, and even there people were uncomfortable about losing ten days of their lives. It led to protests and financial uncertainty, since people weren't sure how to calculate interest or taxes or rent for a 21-day month. Protestant countries didn't adopt the new calendar until much later, and this meant that for a long time, if you crossed the border of certain European countries, you had to set your clock back or forward by at least ten days. When Great Britain finally accepted the Gregorian calendar in 1751, eleven days had to be deleted from the year. The change led to antipapal riots, because people believed the Pope had shortened their lives. Mobs gathered in the streets, chanting, "Give us back our eleven days!" When the British colonies in America made the change the following year, Ben Franklin wrote in an editorial, "Be not astonished, nor look with scorn, dear reader, at... the loss of so much time... What an indulgence is here, for those who love their pillow, to lie down in peace on the second [day] of this month and not awake till the morning of the fourteenth."

The Gregorian calendar has since been accepted everywhere as the standard. It is so accurate that we will have to wait until the year 4909 before our dates become out of step with the Earth's orbit by a full day.

{enlace a este artículo}

[Thu Mar 4 20:08:12 CST 2004]

Hace ya unos días se hizo público que agentes de los servicios de inteligencia británicos espiaron a Kofi Annan antes de la guerra de Irak. La noticia se filtró desde dentro mismo de los servicios de inteligencia, pero ahora una ex-ministra del Gobierno de Blair (Clare Short, quien dimitiera el pasado mes de abril en protesta por la guerra) lo ha confirmado. Como era de esperar, el Primer Ministro ha respondido con el viejo cliché de que comentar las actividades de los servicios secretos "pone en peligro la seguridad esencial del país", pero no se ha atrevido a desmentir las noticias. Me parece mezquino recurrir a argumentos de defensa nacional para justificar lo injustificable: las actividades de espionaje llevadas a cabo contra una organización como las Naciones Unidas que suele basar sus actuaciones en la buena fe de los estados miembros. Después de todo, no hace tanto tiempo que los medios de comunicación occidentales disfrutaban sacando a la luz historias similares de la KGB, usándolas precisamente para subrayar la naturaleza secretista y traicionera del régimen soviético. Pues bien, ahora habría que demandar algunas explicaciones de las autoridades británicas, aunque por supuesto dudo mucho que vaya a suceder nada. Y, por lo que hace al Primer Ministro Blair, habría que recordarle que la protección de las actividades que los servicios secretos puedan llevar a cabo en su labor para la defensa nacional no es excusa para ocultar bajo la alfombra los comportamientos más vergonzosos y antidemocráticos que uno pueda echarse a la cara. {enlace a este artículo}

[Thu Mar 4 19:58:14 CST 2004]

Ha fallecido Fernando Lázaro Carreter, conocido lingüista y académico que se hiciera famoso, entre otras cosas, por la publicación de El dardo en la palabra. De hecho, casi puede decirse sin temor a equivocarse que Lázaro Carreter ha sido uno de los académicos que más hizo por la divulgación de la lengua española en las décadas más recientes, por no hablar de su constante labor para corregir los errores lingüísticos más comunes entre la comunidad hispanohablante. Siempre recordaré con nostalgia aquellos libros de texto escritos por él que usábamos para la asignatura de Lengua Española durante los años de mi niñez. {enlace a este artículo}

[Mon Mar 1 15:18:01 CST 2004]

A pesar de todos los discursos acerca de la hermandad entre los pueblos iberoamericanos, lo cierto es que en buena medida vivimos los unos a espaldas de los otros, al menos durante las décadas más recientes. Sí, es cierto que todavía se pueden leer más noticias sobre Latinoamérica en los medios de comunicación españoles que en los de cualquier otro país, y también es cierto que sigue habiendo un interés común por defender la lengua castellana. No obstante, españoles y latinoamericanos vivimos en buena parte ignorando plácidamente los unos a los otros. De cuando en cuando se produce un acontecimiento político o cultural que viene a tender puentes entre nosotros, como sucedió con el golpe de Estado de Pinochet en Chile, la Guerra de las Malvinas, la sublevación zapatista en Chiapas, el sandinismo nicaragüense o la literatura del realismo mágico allá por los años setenta, pero no se trata sino de espejismos en medio de un desierto de ignorancia mutua. La realidad es que, al menos por lo que hace al día a día, ni siquiera se nos ocurre pensar en el otro hermano hispanohablante, y al contrario de lo que parecen opinar muchos me temo que se trata de un despecho mutuo, y no de un comportamiento limitado a los españoles debido a un pecado de altanería colonial como mantienen algunos. Viene todo esto a cuento de la publicación en España de Compraré un rifle, recopilación de historias escritas por el mejicano Guillermo Fadanelli. En este caso, se trata de la editorial Anagrama la que se ha atrevido a apostar en un autor novel de la otra orilla del Atlántico, y la verdad es que casi puede decirse que tan sólo hay un puñado de editoriales dispuestas a asumir estos riesgos. Cuidado, porque hay editoriales de sobra dispuestas a publicar a autores latinoamericanos consagrados (Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Isabel Allende...), pero no es tan fácil encontrar a alguien que se atreva a apostar por la savia nueva, y es ahí precisamente hacia donde se dirige my crítica. Las relaciones entre la antigua metrópolis y Latinoamérica están de algún modo viciadas. Entre los dos, dejamos ir el romance de la relación y nos hemos quedado simplemente con el formalismo típico de un matrimonio venido a menos. De ahí que solamente las viejas glorias sean conocidas a uno y otro lado del Atlántico. Es una pena, porque en lugar de enriquecernos mutuamente con nuestras respectivas experiencias, compartiendo una relación viva, dinámica, que se hace en el día a día, lo que hacemos es esperar a que alguien llegue al estrellato antes de darles una oportunidad siquiera. {enlace a este artículo}

[Mon Mar 1 14:11:32 CST 2004]

Ismael Diadié y Manuel Pimentel acaban de publicar un libro sobre Los españoles olvidados, donde usan el descubrimiento de una biblioteca en Tombuctú con más de tres mil manuscritos antiguos en árabe, hebreo y castellano aljamiado relatando las peripecias de una familia expulsada de la península en el siglo XV. La verdad es que nunca me había preocupado mucho de la suerte de aquéllos que fueron expulsados de nuestra tierra en 1492 (aunque por supuesto no desconocía el hecho) hasta que entré en contacto con un amigo español de descendencia judía que vive en Montreal y cuya familia fue precisamente expulsada de España por los Reyes Católicos. Supongo que, como en tantos otros casos, puede decirse que el contacto personal con la víctima de un determinado acontecimiento histórico me hizo ver de repente cómo casi todas las decisiones políticas tienen serias repercusiones en la vida de tantos seres humanos, aun cuando a nosotros no nos afecte lo más mínimo. Como se señala en el artículo,

Diadé tiene una queja: los eruditos han estudiado y escrito mil libros sobre el exilio de España tras la toma de Granada y la guerra de las Alpujarras. Pero nunca se han parado a reflexionar que sus cifras son de personas; personas con una historia que contar: "Nadie se percató de que entre las cifras bien trabajadas y el mito hay vidas de hombres de carne y hueso con sus entusiasmos y amarguras, sus tristezas y sueños. Muchos soñaron con Al-Andalus, no sólo como un paraíso, sino como una tierra donde habían quedado sus hijos, sus hermanos, sus madres, su hacienda y tantas otras cosas queridas de la vida de la que tuvo que exiliarse".
Como suele suceder en estos casos, los exiliados acaban por vivir con un pie en una cultura y el otro en la otra cultura, conociendo a ambas, viviendo en ambas, respirando y sintiendo ambas, pero habiendo perdido su propia identidad irreparablemente. Como se dice en el artículo, "en África, siempre serán blancos porque son hijos de españoles; en España son negros e ilegales". La maldición del exiliado. {enlace a este artículo}