[Fri Oct 28 15:13:35 CDT 2011]

Otro documento interesante que me encontré en la Red hace un par de semanas. En este caso, se trata de una entrevista con Ignacio Ramonet sobre la información en un mundo digital que está repleta de diamantes en bruto. Por ejemplo, esto es lo que dice con respecto al concepto mismo de información y cómo puede estar cambiando en esta era digital:

Quizá nuestro error sea pretender que una información, cuando la recibimos, ya esté perfecta. Eso es una exigencia de la era industrial, que se caracteriza precisamente porque las cosas se realizan, se fabrican exactamente commo han sido previstas. En la era digital no es así. Aunque nos choque, aunque nos escandalice, la información, cuando se difunde, es una información aproximada. Tenemos que ir perfeccionándola, interviniendo con herramientas, corrigiendo de aquí y de allá. Los propios periodistas, el sistema mediático, ya no controlan la información. En cierta medida, ya no ejercen el monopolio de la información. Hay que contar cada vez más con la información de los internautas para poder construir una información más exacta.

En este sentido, el concepto de información de que habla Ramonet es muy parecido a la idea de conocimiento científico: no se trata de negar que exista una realidad objetiva ahí fuera, sino más bien de reconocer que nuestro conocimiento de ella es siempre imperfecto y relativo, por lo que siempre podemos mejorarlo. Se trata de un concepto dinámico y fluido del conocimiento y la información. Eso es precisamente lo que no parecen entender los tradicionalistas que se oponen a este concepto, acusando a sus defensores de "relativismo moral" o, incluso más exagerado, de negar que exista una realidad objetiva. Sea como fuere, me parece evidente que Ramonet lleva toda la razón en cuanto a la forma de entender la información en nuestra era digital.

Por otro lado, preguntado sobre quienes, como es el caso de Nicholas Carr, parecen tener una opinión algo negativa (o pesimista) sobre los efectos de la Red, Ramonet contesta:

Teóricamente, Internet permite una mayor democratización del conocimiento y un uso democrático de la política. Muchas informaciones indispensables ya circulan por Internet. Entonces, teóricamente, se puede avanzar hacia una democratización del saber, del conocimiento. Ahora, las dificultades son las de siempre. Carr dice que cuanto mayor es la extensión, menor es la profundidad. Él no dice que idiotiza, sino que desarrolla ciertas aptitudes. Por ejemplo, ser capaz de saltar de un tema a otro muy rápidamente. Eso, a la vez, imposibilita prácticamente profundizar en un solo tema... Lo que se gana por un lado, se pierde por otro. Internet es a la vez una posibilidad virtual de ir hacia una democratización del conocimiento y de la información, pero también es la posibilidad de ir hacia una cretinización de la sociedad informatizada.

Una vez más, estoy completamente de acuerdo con Ramonet. La realidad no es ni blanca ni negra, sino una mezcolanza de ambas, como casi siempre. Por consiguiente, la Red en sí misma, como herramienta, conlleva tanto aspectos positivos como negativos. Está en nuestras manos potenciar los unos o los otros. La herramienta en sí los permite a ambos.

Por último, Ramonet hace otro interesantísimo comentario sobre qué medios de comunicación pueden acabar sufriendo en mayor grado los efectos de estos cambios que aquí comentamos:

No son los periódicos, es la CNN, que tal vez vaya a desaparecer el día menos pensado; algo inconcebible el 11 de septiembre de 2001. Los periódicos no van a desaparecer, porque la sociedad seguirá necesitando información con otro ritmo, más lenta, que es lo que permite la prensa escrita, con periodistas capaces de contextualizar, que es algo fundamental para situar la noticia en tiempo y espacio. Y, por otra parte, la capacidad de que un medio escrito tenga algo que ver con un estilo literario. Los ciudadanos siempre querrán leer historias bien contadas. Hay que recordar que el público actual está mucho mejor formado que cualquier otro público de una época anterior, y está exigiendo más... Hay razones para ser optimistas.

Nada estás decidido, me parece, en lo que respecta al formato de dicha prensa escrita. En otras palabras, puede que los diarios dejen de imprimirse como se ha hecho tradicionalmente y pasen a publicar su información en formato electrónico para que los lectores accedan a él a través de sus lectores de libros electrónicos, teléfonos móviles o cualquier otro aparato. No obstante, como bien afirma Ramonet, ello no cambia la naturaleza del medio, que sigue siendo escrito. Me parece acertado, también, lo que dice con respecto a la problemática situación en la que pueden encontrarse canales como la CNN. Al final, lo mismo sucede que la televisión va a perder más con al ascenso y expansión de la Internet y el periodismo digital que la prensa escrita. Hasta cierto punto, sería irónico. {enlace a esta historia}

[Fri Oct 28 14:59:58 CDT 2011]

Hace ya un par de semanas que me vengo diciendo que debiera escribir unas líneas sobre un artículo de El País dedicado a la "microcultura". Entre el ascenso de la Red, Twitter y la falta de tiempo en nuestras ajetreadas vidas cotidianas, las propuestas creativas en "formato pequeño" (por así decirlo) han cobrado un auge casi imparable. Comenzó con la moda de los microrrelatos y ha acabado extendiéndose a otros ámbitos, como el del teatro o el cine. En principio no me parece nada mal. Se trata de una forma de expresión artística como cualquier otra, en la que abundarán las obras mediocres, unas cuantas serán buenas y otras redomadamente malas. Es decir, como en el caso de cualquier otra propuesta cultural. No hay que llevarse las manos a la cabeza. Lo digo porque ya puedo imaginarme a los más tradicionalistas quejándose de la supuesta decadencia de las artes. {enlace a esta historia}

[Thu Oct 20 15:20:22 CDT 2011]

Hoy me he topado uno de esos carteles que te hacen pensar:

Que nadie se llame a engaño: el cartel contiene algo de demagogia, sin duda. Julian Assange no se limitó a compartir "información privada", sino que ha puesto en peligro las vidas de muchas personas que trabajaban para los servicios de inteligencia estadounidenses (por poner un ejemplo) y que vieron sus nombres publicados en la Red sin saber nada de nada y, lo que es peor, sin previo aviso. Sin embargo, nada de ello es óbice para que dejemos de reconocer que, en términos generales, lo que indica el cartel es totalmente cierto: vender datos de la intimidad de cada cual a las grandes multinacionales para que la enorme maquinaria capitalista siga funcionando es perfectamente legal y "ético", pues el sistema entero está montado sobre la premisa de que el beneficio lo es todo. Creo, además, que poca gente duda que los poderes establecidos hubieran ido a por Assange incluso si no se hubieran publicado los nombres de personas implicadas en ciertas actividades. Lo de defender esas "vidas en peligro" (por cierto, que aún no nos hemos enterado de una sola persona que haya sido asesinada o torturada como consecuencia de los documentos publicados por Wikileaks) no es sino una excusa para lanzarse a por un Pepito Grillo que estaba comenzando a molestar demasiado. En realidad, lo que no se le perdona a Assange no es que ponga las vidas de nadie en peligro, sino que haya mostrado bien a las claras el cinismo y la hipocresía de unos gobiernos que se pretenden democráticos, pero se dedican a extorsionar sin contemplaciones en nombre de sus sacrosantos intereses nacionales, además de intervenir constantemente en favor de los intereses comerciales de sus multinacionales. {enlace a esta historia}

[Thu Oct 20 15:09:44 CDT 2011]

A raíz del anuncio de la muerte de Gadafi (por cierto, que hay sospechas más que fundadas de que pueda haber sido asesinado por sus captores), Eric González publica en El País un artículo titulado Gadafi, el tirano más cínico que, en realidad, no es sino un alarde de cinismo en sí mismo. La cabecera del artículo afirma sin rodeos:

El líder libio ha unido excentricidad y pragmatismo durante sus 40 años en el poder pasando de financiar el terrorismo a reconciliarse con Occidente.

Lo que parece mentira es que al autor califique a esto de "cinismo" y se quede tan pancho. ¿Acaso Aznar, fotografiado junto al líder libio no hace tanto no hizo también alarde de cinismo? ¿Y qué decir de los otros líderes occidentales que tampoco le hicieron ascos al petróleo libio? Sencillamente, no podemos ser tan hipócritas. Cualquiera que ande medio despierto sabe perfectamente que Occidente financió a Osama bin Laden cuando era "uno de los buenos" porque atacaba a los soldados soviéticos. En aquel entonces resulta que era un "combatiente por la libertad", a pesar de que ya luchara por la fantasía totalitaria que siempre tuvo en mente. Seamos claros y honestos: la política exterior de todos los países occidentales no hace sino mostrar a diario un cinismo tan evidente como el del fallecido Gadafi. Que era un dictador no lo duda nadie con dos dedos de frente. Pero que lo que disgustaba a Occidente no era eso, sino más bien el hecho de que se oponía a los designios de Washington, eso también lo sabemos todos. Un poco de decencia, por favor. {enlace a esta historia}

[Thu Oct 20 14:57:00 CDT 2011]

No cabe duda alguna de que, incluso por encima de la muerte de Gadafi, la noticia en España hoy es el anuncio por parte de ETA de que abandona la lucha armada. Hay que andarse con cuidado, por supuesto. No es la primera vez que todos pensamos que estamos a punto de ver el final de la violencia etarra para sufrir poco después la más terrible de las decepciones. No obstante, tampoco hay que perder de vista que en esta ocasión los terroristas no han anunciado o sólo una tregua, como ya hicieran en el pasado, sino el abandono definitivo de las armas. Aún queda un buen camino por andar. Decir que se van a abandonar las armas no es lo mismo que hacerlo. Siempre queda la posibilidad de que algún grupo de etarras, por pequeño que sea, decida continuar empuñando las armas. Todo ello es cierto. Y, sin embargo, son muchos los elementos que contribuyen a que podamos ver este anuncio con una buena dosis de optimismo: como decíamos, es la primera vez que se habla de abandono definitivo de las armas, y no de mera tregua; el propio movimiento abertzale se ha posicionado claramente contra el recurso a la violencia en defensa de sus ideas políticas; la organización terrorista se encontraba ya muy debilitada y era difícilmente operativa; etc. En fin, son muchas las razones para el optimismo. Y ello no implica que me niegue a ver que el camino que nos queda por recorrer está repleto de amenazas y peligros de todo tipo. Abandonar las armas es más fácil que restañar las heridas, y ya hemos visto lo difícil que ha sido abandonarlas.

Ahora, espero que tanto conservadores como socialistas se comporten con la altura de miras que requiere el momento y no caigan en manipulaciones propagandísticas para arañar unos cuantos votos el 20-N. Ya veremos. Mucho me temo que me siento más inseguro de esto último que de estar viendo realmente el fin de ETA como organización armada, por triste que parezca. {enlace a esta historia}

[Tue Oct 17 15:42:20 CDT 2011]

El País publica hoy una entrevista con el conocido sociólogo Zygmunt Bauman sobre el movimiento del 15-M que merece la pena no sólo leer, sino también tomar como elemento para la reflexión:

En su parecer, el origen de todos los graves problemas de la crisis actual tiene su principal causa en "la disociación entre las escalas de la economía y de la política". Las fuerzas económicas son globales y los poderes políticos, nacionales. "Esta descompensación que arrasa las leyes y referencias locales convierte la creciente globalización en una fuerza nefasta. De ahí, efectivamente, que los políticos aparezcan como marionetas o como incompetentes, cuando no corruptos".

Hasta ahí, nada nuevo, la verdad, aunque no está de más que se nos recuerde nuevamente. Hace ya mucho tiempo que leí unas declaraciones de Felipe González en las que advertía sobre este mismo problema. Lo mismo puede decirse de gente como Toni Negri y su famoso Empire, que tan popular fuera en los primeros años de este siglo XXI. Incluso Marx escribió sobre la tendencia del capitalismo hacia la globalización mientras que las instituciones políticas y sociales seguirían siendo eminentemente nacionales o locales, al menos en un primer momento. El problema, por supuesto, es, primero, cómo adoptar una resistencia global a esa progresiva independencia y preeminencia de la esfera de lo económico sobre todo lo demás. Quizá las protestas mundiales del 15-O supongan un principio de respuesta, pero aún queda mucho por andar. Pero es que, en segundo lugar, habrá que hacer propuestas de lo que se ha venido en llamar "gobernanza global" que, al mismo tiempo, sean compatibles con un mínimo de democracia, lo cual es bastante complejo, pues se corre el peligro, precisamente, de poner en pie un enorme e imparable Leviatán global. El viejo "piensa globalmente, actúa localmente" de la nueva izquierda nunca había sido tan atractivo.

Pero continuemos con las reflexiones de Bauman:

"El movimiento del 15-M trataría de suplir la falta de globalización de la política mediante la oposición popular". ¿Una oposición eficaz? En opinión de este saabio de 86 años, el efecto que puede esperarse de este movimiento es "allanar el terreno para la construcción, más tarde, de otra clase de organización". Ni un paso más.

Bauman califica a este movimiento, como es bien evidente, de "emocional" y, en su parecer, "si la emoción es apta para destruir resulta especialmente inepta para construir nada. Las gentes de cualquier clase y condición se reúnen en las plazas y gritan los mismos eslóganes. Todos están de acuerdo en lo que rechazan, pero se recibirían 100 respuestas diferentes si se les interrogara por lo que desean".

Y tiene toda la razón, creo, pero ello no es óbice para pensar que seguramente estemos ante el movimiento con mayor potencial en décadas. No es la primera vez que sucede algo así. La situación no fue tan distinta en los primeros momentos de la Revolución Industrial, cuando el movimiento obrero comenzaba a dar sus primeros pasos. Se sabía perfectamente contra qué se luchaba (las jornadas extenuantes, la explotaci&pacute;n de niños en las fábricas, los salarios de miseria, las malas condiciones de trabajo...), pero no tanto qué se quería construir. Eso vino después, con el desarrollo de los sindicatos y partidos socialistas de masas. Algo similar volvió a ocurrir en los años sesenta. La respuesta "en positivo" no se vio hasta algo después, con la aparición de los nuevos movimientos sociales, que en realidad no maduraron hasta finales de los setenta o bien entrados los ochenta. Por todo ello, no me parece que haya que ser tan pesimistas con respecto al potencial de este movimiento, aunque convenga, sin duda, tomar nota de las reflexiones de Bauman para no perder de vista que el objetivo último ha de ser ése: construir una alternativa. {enlace a esta historia}