[Wed Jun 29 12:14:25 CEST 2011]

Magnífico El roto, como de costumbre. En este caso, se trata de las viñetas publicas por El País en su web con el título El Roto y su visión del 15-M. Ahí van algunas que me han parecido especialmente acertadas:

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[Tue Jun 28 20:19:32 CEST 2011]

El País publica hoy un análisis de Javier Casqueiro acerca del debate sobre el estado de la nación en el que se menciona el video de Españstán, que tantas vueltas está dando por Internet. Según nos cuenta el autor:

Cuando se le pregunta a Montoro [Cristóbal Montoro, responsable económico del PP] en privado por ese vídeo, replica molesto. No se siente aludido. No asume la reforma de la Ley del Suelo del 13 de abril de 1998 aprobada por el Gobierno de José María Aznar y que catalogó todo el terreno como urbanizable. Dice que esa acusación es falsa. Lo que sí es verdad es que el Ejecutivo de Zapatero tardó hasta 2007 en revisar esa norma. El propio presidente tuvo que admitir ayer, durante la dura refriega con Rajoy, ya en el cara a cara, que ahora se arrepiente de no haber pinchado antes esa farsa de nuevos ricos especuladores. Durante esos años de crecimiento sin freno, él también miró para otro lado. Ayer le rogó a Rajoy por una reflexión intelectual y colectiva para corregir ese rumbo. Demasiado tarde.

Desde luego. No está el horno para bollos, como se suele decir. Pero lo que apena de todo esto es que nuestros líderes políticos estén tan ensimismados en su mundo de tomas y dacas, ataques personales, encuestas de opinión y resultados electorales que ni siquiera se planteen una reflexión más o menos profunda sobre las raíces de la crisis que nos asola. El mundo tal y como lo conocíamos se está viniendo abajo y, mientras tanto, ellos aprovechan para pelearse entre los cascotes y lanzarse acusaciones mutuas, en lugar de analizar con seriedad la situación. Porque, a estas alturas, si algo debiera quedar bien claro es que ambos, PP y PSOE, PSOE y PP, harían bien en practicar un poco de autocrítica y aprender de sus errores. Veamos. Tenemos, por un lado a Aznar y Rato, muñidores de lo que ellos denominan el "milagro español", pero que en realidad no fue sinio un chiringuito malamente construido sobre la especulación inmobiliaria y la venta de las empresas públicas más rentables. ¿Pero es que alguien puede honestamente decir que aquel modelo económico podía conducir a nada bueno? ¿Alguien quiere realmente convencernos de que se trataba de una política con visos de consolidar la economía del país a largo plazo? Pero es que, por otro lado, tenemos al tándem Zapatero-Solbes, que en lugar de echar abajo aquel chiringuito y construir algo sólido, prefirieron subirse al carro de los vencedores y esparcir a los cuatro vientos la buena nueva de que éramos la octava potencia económica del mundo, por más que todo ello se sustentara en unos cimientos más bien enclenques. Hasta que se nos echó encima la crisis, el Gobierno socialista prefirió ignorar los comentarios de quienes avisaban de las debilidades intrínsecas al modelo económico que habíamos seguido durante poco más de una década. Y, por si esto fuera poco, cuando ya se le veían las orejas al lobo, Zapatero hizo gala del iluso optimismo que le caracteriza y se negó a aceptar que la crisis iba a llegar a nuestras costas más bien temprano que tarde.

Pero, ya que estamos en ello, ¿por que no ir más allá? Seamos honestos y reconozcamos que, mientras las cosas iban bien, la mayoría de nosotros, ciudadanos de a pie, preferimos no hacer preguntas molestas y disfrutar de la fiesta como si nadie hubiera de pagar la factura. Habrá que reconocer, por un lado, que Aznar y Rato se encontraron la casa en un auténtico caos que tuvieron que limpiar como buenamente pudieron, aunque fuera improvisando un "milagro económico" con fundamentos más bien enclenques, mientras que, por otro lado, a Zapatero no le hubiéramos permitido jamás de los jamases que pusiera a la gallina de los huevos de oro en un estricto régimen de adelgazamiento. Sencillamente, hubiera perdido las elecciones de 2004 de todas, todas. Reconozcámoslo. Reconozcamos que no solamente los políticos tienen responsabilidad en lo ocurrido.

¿Qué es lo que nos queda, pues? Lo ideal (aunque dudo mucho que vaya a suceder) es que nuestros líderes sean capaces de dialogar y sentarse a encontrar una solución de consenso, sabiendo, como debieran saber, que esto no se endereza en dos días y, por tanto, será necesario aplicar las políticas correctas durante bastantes años, independientemente del color del Gobierno de turno. Otra cosa bien distinta es que, tal y como está el patio, me temo que esto sea pedir peras al olmo. Queda, me parece, la realidad incontestable de que, junto a todos los errores cometidos, también tenemos un sector bancario más sólido que en otros países, así como unas empresas de energía renovable punteras en el mundo y grandes empresas de construcción y gestión de infraestructuras que son un auténtico referente en el mundo. No todo se ha hecho mal.

En fin, por si a alguien le interesa, ahí va un enlace al video de marras:

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[Tue Jun 28 12:36:35 CEST 2011]

La edición andaluza de El País publica un artículo de José Manuel Atencia titulado Intrigas en el PSOE en el que, después de explicar que los resultados del 22-M estaban poco menos que cantados (lo cual es completamente cierto; si acaso, lo único que faltaba por ver la noche del recuento fue el tamaño del legendario sopapo que se sabía de sobra que el electorado iba a dar a los socialistas), el autor subraya que el PSOE no parece siquiera haberse enterado. El siguiente comentario me parece especialmente acertado:

Henning Mankell, uno de mis autores preferidos de novela negra, pone esta frase en boca de uno de los protagonistas de su libro El hombre inquieto: "Vivimos la vida con un doble fondo, probablemente para no hundfirnos si uno se abriese bajo nuestros pies". Los socialistas están a punto de rasgar el segundo fondo del doble fondo, por lo que van camino del precipicio. Las únicas intrigas en sus historias son internas y palaciegas. La mayoría de ellos parecen esperar la lectura del testamento, para conocer si queda algo en herencia.

Con la que ha caído, y el debate de ideas brilla por su ausencia. Todo dios parece empeñado únicamente en salvar los tiestos y asegurarse el carguito ante la debacle que se avecina en el 2012. No digo yo que haya posibilidad alguna de vencer en esas elecciones, pues no lo creo. Ahora bien, lo que sí creo es que mientras más tarden los socialistas en reaccionar, discutir seriamente sobre las causas de las derrotas electorales (me refiero a algo más elaborado que el mero culpar a la crisis económica, por supuesto) y debatir sobre un nuevo proyecto más tardarán en salir del agujero. Y, por desgracia, como no veo que se esté siquiera intentando ir por ese camino, lo que predigo, bien a mi pesar, es un largo ciclo de hegemonía política y hasta cultural de la derecha. O, lo que es lo mismo, me da la impresión de que vamos a afrontar un gobierno del PP durante los próximos ocho o doce añs. Pero en el aspecto cultural o ideológico la cosa será incluso peor, pues se va a dar un cambio de ciclo que instaurará un periodo de hegemonía ideológica de la derecha, de tal forma que cuando la izquierda retorne al poder lo hará en unas condiciones de debilidad social que no le van a permitir sino gobernar al estilo de los demócratas estadounidenses, es decir, con una política económica y fiscal de claro corte neoliberal y, posiblemente, hasta una política social que no llegue más allá del mero socioliberalismo aguado. {enlace a esta entrada}

[Sun Jun 26 13:40:50 CEST 2011]

Desde que anunciara su marcha a Equo no faltan quienes la acusan de oportunismo, pero lo que leo en la entrevista de El País a Inés Sabanés me hace pensar que se trata de una persona comprometida con la izquierda y que sabe conectar con el radicalismo sensato que tanta falta nos hace. Cuando se le pregunta sobre el movimiento 15-M y las protestas de que "lo llaman democracia y no lo es", responde:

Pienso que esa es la expresión que mejor refleja la decepción ante una democracia representativa que hace aguas. No es dramático. Nuestro sistema es muy hermético, muy poco permeable, tenemos unas instituciones muy poco flexibles para incorporar las voces de la ciudadanía. La forma de participar para el ciudadano es imposible: una iniciativa legislativa popular requiere que tengas un proyecto entero, 500.000 firmas, todo un proceso para que te lo tiren a los 10 minutos. "Lo llaman democracia y no lo es" no es dramático, es una forma de expresas que hay un sistema institucional y un modelo de partidos que está blindado y es impermeable a la participación de la gente. Aquí, ni siquiera para cuestiones muy importantes se utilizan referendos vinculantes o consultas populares. No es que en términos de dictadura y democracia esto no sea una democracia, no simplifiquemos. Es una democracia que carece de algunos contrapesos, de formas y fórmulas de control, de transparencia, de participación para la ciudadanía. Pedirlas tampoco es pedir la luna.

Subrayo y subscribo su afirmación de que no hay que llevarse las manos a la cabeza ni simplificar las cosas: vivimos en democracia, sobre todo cuando la comparamos con la dictadura que la precedió, por supuesto. Pero ello no quita para que se trate de una democracia imperfecta y, por consiguiente, que puede reformarse para mejorarla. No podemos caer en la idolatría del sistema constitucional que tenemos en estos momentos. La democracia es el sistema político menos malo de los conocidos, cierto. Pero eso se debe a su capacidad de adaptarse, a su intrínseca flexibilidad. Si, por el contrario, la aplicamos de forma rígida, nos vale de bien poco, pues no hace sino encorsetar a la sociedad que en teoría debe representar y cuyas inquietudes debe encauzar. Esto lo debemos tener siempre bien presente.

Me parecen acertadas, asimismo, las palabras de Sabanés sobre el movimiento 15-M en general:

Por primera vez vi una movilización diferente, donde el protagonismo, la voz, la expresión y la exigencia eran de la gente; con una espontaneidad y una emoción, para mí, sin precedentes. Fue un momento histórico ver a la gente saliendo en riadas a la calle, expresándose de forma espontánea, identificando los grandes problemas que está viviendo, diciendo de forma pacífica que no hay respuestas institucionales ni políticas a sus grandes problemas. Yo comparto con la gente que son necesarios cambios muy radicales en la democracia y en el sistema de funcionamiento institucional.

Lo más llamativo de este movimiento ha sido precisamente, creo, su capacidad para movilizar a gentes de diversas procedencias sociales, distintas edades y hasta diferentes inclinaciones políticas, todas ellas unidas en unas reivindicaciones que, en líneas generales, yo considero más bien de izquierdas, pero de una izquierda nueva, nada dogmática y, sobre todo, sin relación alguna con los partidos políticos. No ha habido liderazgos personalistas, ni tampoco manipulación descarada por parte de ninguna fuerza política. Hasta Cayo Lara, líder de IU, que pareció intentarlo en un momento dado, salió escaldado del intento. En otras palabras, lo que hemos visto es algo sin duda nuevo y saludable. Ahora habrá que ver en qué queda todo. {enlace a esta entrada}

[Sat Jun 25 20:37:15 CEST 2011]

Leo hoy en el diario Público que Rubalcaba aboga por transformar las diputaciones provinciales. Se trata de un tema que sale a la palestra de cuando en cuando. Sin ir más lejos, creo recordar que el propio Felipe González lo mencionó no hace mucho en una conferencia sobre la crisis económica y las posibles medidas de austeridad que debieran adoptarse. Yo, en principio, estoy completamente de acuerdo con la propuesta. Para empezar, no son pocos los ciudadanos (y hasta muchos involucrados activamente en la política) que ignoran por completo para qué sirven las diputaciones o cómo se elige a los diputados provinciales (ahí va una pista: son elegidos por sufragio indirecto, con lo que el grado de democracia y transparencia es más bien mínimo). Aunque se ven carteles de las diputaciones provinciales por aquí y por allá, la verdad es que la amplia mayoría de la gente las sigue viendo como organismos algo extraños y, hasta cierto punto, forzados. El hecho de que sus límites administrativos se correspondan con los de las provincias no ayuda gran cosa tampoco, porque se trata de una frontera en muchos casos demasiado artificial, sobre todo cuando se compara con las comarcas, que tienen una raíz más natural y pegada a la realidad histórica de nuestros pueblos. Y, para ponerle la guinda al pastel, desde la Transición democrática se han venido empleando las diputaciones provinciales como lugar donde "aparcar" a todos aquellos militantes a quienes se les debe un favor como consecuencia de las innumerables luchas intrapartidarias que se suceden en uno y otro sitio, de tal forma que algunas de ellas están repletas de enchufados. Sin embargo, nada de ello quiere decir que no ejerzan una función necesaria o hasta importante en la Administración española.

Veamos. No consiste en demonizar a las diputaciones provinciales, sino en encontrar la forma de seguir desempeñando el papel positivo que tiene en las zonas sobre todo rurales sin necesidad de contar por ello con un enorme aparato burocrático que no hace sino derrochar recursos. En este sentido, algunos proponen que sus competencias pasen a las comunidades autónomas, mientras que otros postulan que se creen comarcas o mancomunidades de municipios para tomar el relevo de las diputaciones. Yo no creo que lo uno esté reñido con lo otro necesariamente. Al fin y al cabo, parece lógico pensar que la gestión debe hacerse lo más pegado al suelo posible, aunque la financiación y coordinación provenga de la instancia autonómica. Lo importante, creo, es evitar la creación de un nuevo escalón intermedio con su cohorte de funcionarios y, por consiguiente, de presupuestos y cargos que repartir como prebendas. No veo por qué no pueda ser posible coordinar la gestión de varios ayuntamientos en una determinada comarca sin necesidad de crear todo un grupo nuevo de instituciones administrativas con sus funcionarios correspondientes. Lo necesario, eso sí, es promover el diálogo y el trabajo conjunto entre alcaldes que pueden ser incluso de signo ideológico diferente pero que debieran estar unidos por la defensa del interés de los vecinos de una determinada comarca. {enlace a esta entrada}

[Sat Jun 25 18:54:35 CEST 2011]

Por si a alguien le cabía alguna duda de que el Gobierno de Zapatero en verdad parece que anda en zig-zag, resulta que ahora acaba de tomar la decisión de volver a los 120 kilómetros por hora en las autopistas, a pesar de afirmar una y otra vez los efectos beneficiosos que la medida ha tenido estos últimos meses. Según nos cuentan en El País:

Alfredo Pérez Rubalcaba hizo ayer un ejercicio dialéctico tras el Consejo de Ministros: primero defendió las bondades de reducir la velocidad máxima en autovías y autopistas a 110 kilómetros por hora —porque ahorra, reduce la siniestralidad y contamina menos—, y luego justificó que el Gobierno suprima la medida y a partir del 1 de julio los conductores puedan volver a circular a 120. La decisión la tomó un Gobierno dividido. Tanto, que en un gesto insólito Rubalcaba reconoció, sin mediar pregunta, que había habido "un fuerte debate".

La medida más drástica de ahorro energético desde 1976 no ha durado ni cuatro meses. El Gobierno la justificó en su día porque el barril de petróleo estaba a 111 dólares y ese era un nivel insoportable. Ayer, con el crudo rondando los 106 tras una súbita bajada el día anterior, "ya no tiene sentido", según Rubalcaba. "Dijimos que era temporal y las circunstancias han cambiado", justificó el vicepresidente primero, quien añadió: "El barril está a 106 y todas las previsiones son que va a seguir bajando". Menos de 24 horas antes, la Agencia Internacional de la Energía había recurrido a sus reservas estratégicas y daba el argumento perfecto a los partidarios de retirar la medida.

O sea, que la medida era estrictamente necesaria cuando el barril de petróleo estaba a 111 dólares, pero de buenas a primeras, en cuanto el precio cae a los 106 dólares deja de serlo. ¿Y quién nos dice que el barril no se va a poner otra vez en esos precios en tan sólo unas semanas? ¿Qué haremos entonces? ¿Volver a cambiar el límite de velocidad y gastar otros 230.000 euros en pegatinas para las señales de las autopistas? ¿Y qué decir de los otros argumentos que se usaron en su momento para defender la medida, como la supuesta disminución de los accidentes de tráfico? Vamos, que pidieron a militantes y simpatizantes del PSOE que defendieran la medida hace apenas unos cuantos meses mientras la prensa y buena parte del país se reía a carcajadas y ahora, apenas transcurrido tiempo alguno, ellos mismos se desdicen y lo vuelven a cambiar otra vez. En fin, que todo esto suena a tebeo de Mortadelo y Filemón. Recuerda a la medida aquella del cheque-bebé, que se tomó cuando ya se le veían las orejas al lobo de la crisis económica, apenas tendría efecto alguno en la sociedad y, por si fuera poco, también se eliminó en poco menos de un año. Entiendo que a los partidarios más acérrimos del Gobierno socialista no les guste cuando uno dice esto, pero es que no paran de tomar decisiones que inevitablemente envían el mensaje a la ciudadanía de que se toman las medidas sin ton ni son. La improvisación impera a sus anchas. No es precisamente lo más recomendable en estos momentos de crisis, la verdad. {enlace a esta entrada}

[Wed Jun 22 15:58:51 CEST 2011]

Está uno un poco harto de la inconsistencia de que hacen gala tantos comentaristas políticos a la hora de criticar la decisión de IU de Extremadura de abstenerse en la votación del nuevo Presidente de la Junta. Aunque no tengo ningún enlace a mano, llevo ya unos días oyendo (o leyendo) a comentaristas y tertulianos varios decir que los militantes de IU no pueden tomar decisiones que van a afectar a sus votantes en Extremadura porque, después de todo, no les representan y, además, van a tomar la decisión desde unos parámetros que tienen más que ver con las preocupaciones de la militancia que con el interés de los extremeños. Hasta ahí el pobre argumento que, como digo, he oído una y otra vez. El caso es que este argumento se cae por su propio peso. Cuesta trabajo imaginar que se hagan comentarios tan simples como éste. ¿Puede alguien explicarme porqué demonios no tiene sentido que los militantes de IU tomen la decisión sobre la investidura del Presidente de la Junta de Extremadura y, en cambio, sí que lo tiene si dicha decisión la toma un puñado de dirigentes de la formación política, que es como siempre se hace? ¿Por qué se asume que los militantes tienen intereses espúreos que no pueden jamás representar a los votantes de la fuerza política a la que pertenecen y, en cambio, los dirigentes sí que van a tomar una decisión desinteresada y siempre en pro del bien común? Yo es que no acierto a verlo. A lo mejor si se me dijera que la decisión corresponde únicamente a quienes han sido elegidos diputados autonómicos lo entendería más fácilmente. Pero eso no es lo que se está diciendo. Lo que se está explicando hasta la saciedad es que los militantes no tinen la legitimidad para tomar la decisión, mientras que los dirigentes sí que la tienen. Vamos, la democracia al revés. {enlace a esta entrada}

[Tue Jun 21 11:32:26 CEST 2011]

Continúa la saga en Extremadura. Según leo hoy en El País, Cayo Lara está presionando fuertemente a los diputados autonómicos de IU para que voten a favor de Guillermo Fernández Vara, a pesar de que la militancia en Extremadura votó a favor de la abstención y el Consejo Político de IU Extremadura también ha mostrado su apoyo a la misma posición. O, lo que es lo mismo, que Cayo Lara vota a favor de imponer las decisiones de arriba abajo, saltándose a la torera lo que votan tanto los militantes de base como los órganos representativos de su propio partido en aquella comunidad autónoma. Las excusas son las de siempre: un supuesto "comportamiento responsable", un esfuerzo por "dar consistencia y homogeneidad a la estrategia del partido en todo el país", etc. Aquí, como acertadamente señalan los indignados, cuando llega la hora de la verdad todo dios se pasa la democracia por la entrepierna. Sucede desde el PP hasta IU, pasando por el PSOE y los partidos nacionalistas. Los intereses de los políticos profesionales y su carrera se ponen por encima de todo lo demás. La democracia tiene sus problemas, nadie lo duda. A lo mejor quienes votaron en referendo a favor de abstenerse en la votación de investidura en el Parlamento autonómico extremeño se equivocan por completo e IU será barrida en las urnas en las próximas elecciones. Pero, en cualquier caso, prefiero las equivocaciones democráticamente asumidas que las otras, las que se producen cuando se toman decisiones en petit comité. Y, por lo que hace a la descentralización, me parece bien evidente que las decisiones que afecten a las instituciones políticas extremeñas debieran tomarse en aquella comunidad autónoma, de la misma forma que las que afecten al Ayuntamiento de Villamelones de Arriba debieran tomarse localmente, las que afecten a las instituciones españolas debieran tomarse a nivel nacional y, finalmente, las que afecten a las instituciones de la UE debieran tomarse a ese otro nivel. No sé, a lo mejor es que soy un bicho raro, pero me parece de lo más lógico. Me temo que por estos lares el federalismo, aunque se menciona de cuando en cuando para parecer "progre", en realidad ni se entiende ni se practica. Y eso que tanto PSOE como IU se reconocen como organizaciones políticas federales en sus estatutos... estatutos que, como de costumbre, parece que únicamente existen como declaraciones de intenciones que nadie se toma en serio. En fin, algo así como toda la legislación que existe en nuestro país que ni se cumple ni se hace cumplir. Mero papel mojado. Aún nos falta un buen rato para asumir una conciencia auténticamente democrática. {enlace a esta entrada}

[Mon Jun 20 12:11:47 CEST 2011]

Sé que la política es así de sucia, pero no me gusta nada la poca vergüenza que algunos dirigentes socialistas están mostrando al hablar de un "pacto" entre IU y el PP para desbancarles de gobiernos como el de Extremadura. Ayer mismo tuve que expliar a mi padre los detalles de lo que está pasando porque, siguiendo el tema por la prensa gratuita y la televisión, se había imaginado de alguna manera que los dirigentes de IU se habían sentado a negociar con los del PP para hacerle la "pinza" a los socialistas. El tema éste de la "pinza" es muy socorrido. Ya fue usado con bastante éxito por los socialistas allá a mediados de los noventa y ahora vuelven a hacerlo para ver si funcionan las cosas otra vez y salvan los muebles. Entre esto y las advertencias de "que viene el dóberman" para referirse al PP, los dirigentes socialisas no podían haber caído más bajo. En lugar de hacer autocrítica y ver en qué pueden haberse equivocado, no hacen sino echar balones fuera y culpar a los demás.

Veamos, es cierto que la dirección de IU en Extremadura, desoyendo las recomendaciones de la dirección federal, ha votado a favor de abstenerse en el Parlamento autonómico en el momento de elegir al nuevo Presidente de la Junta de Extremadura. Sin embargo, conviene resaltar varios hechos que, al parecer, están pasando desapercibidos entre quienes apoyan tan obcecadamente al PSOE que no aciertan a ver dos palmos más allá de sus narices. En primer lugar, no ha habido negociación alguna con el PP, sino que se ha llevado a cabo un referéndum no vinculante entre los militantes de la coalición izquierdista en la comunidad autónoma para que decidieran qué posición debía tomarse. Se ha hablado con el líder del PP y candidato a la Presidencia, por supuesto, de la misma manera que se ha hablado con los socialistas. ¡Faltaría más! ¿Es que cabe esperar otra cosa en democracia? ¿Es que acaso no ha habido también conversaciones post-electorales entre socialistas y populares sin que ello deba interpretarse como negociación en la sombra para montar nada? Pero es que, en segundo lugar, la dirección federal de IU ha hecho repetidos llamamientos para que no se permita que gobierne el PP y, en su lugar, se lleguen a acuerdos con el PSOE. Es decir, que de "operación" y "pinza", nada de nada. Lo que sí ha sucedido es que los propios militantes de IU en Extremadura han votado masivamente a favor de la abstención (contra el criterio, por cierto, de dos de sus tres diputados autonómicos) porque consideraban que era más importante que el PSOE perdiera el poder después de más de tres décadas de mayorías absolutas para ver si es posible limpiar las instituciones un poco, en lugar de darles de nuevo la mayoría en unas circunstancias en las que seguramente podrían influir muy poco en la labor de gobierno debido al escaso número de representantes con que cuentan en el Parlamento. ¿Que la decisión puede ser errónea? Pues a lo mejor sí. Ya se verá. Pero lo que nadie puede negar es que esta decisión, claramente apoyada por las bases, tiene mucha más legitimidad que las triquiñuelas que se sacan de la manga los aparatos de los partidos para conservar sus cargos.

ACTUALIZACIÓN: precisamente unos minutos después de subir este artículo a la bitácora alguien cuelga en Facebook un enlace a una entrada de Guillermo Fernández Vara, el candidato socialista a la Presidencia de la Junta de Extremadura, en su blog en el que, entre otras cosas, destaca que la raíz del problema no es la decisión de IU, sino el hecho de que los socialistas han perdido tantos votos el 22-M. No queda más remedio que elogiar su integridad y honestidad intelectual. {enlace a esta entrada}

[Thu Jun 16 12:47:53 CEST 2011]

Aunque me pese, he de reconocer que me disgustan los actos violentos perpetrados por los indignados ayer en Barcelona mientras bloqueaban el acceso al Parlamento autonómico. No voy a entrar a ver si los agentes de la Policía infiltrados entre los manifestantes tienen más o menos responsabilidad en los actos. Sencillamente, cuesta trabajo pensar que toda la responsabilidad por los actos violentos pueda achacarse a unos cuantos infiltrados. Pero es que, además, el mero hecho de bloquear el acceso al Parlamento ya supone de por sí un cierto acto violento, más si se lleva a cabo entre insultos, amenazas y empellones a los diputados autonómicos. Con todas sus limitaciones e imperfecciones, la democracia representativa es, hasta que se demuestre lo contrario, el menos malo de los sistemas políticos que hemos sido capaces de inventar y, sobre todo, poner en práctica durante varios miles de años. Soy perfectamente consciente de que dicha afirmación está ya muy manida, pero no por ello deja de ser menos cierta. Las cosas son así. Sucede a menudo que lo viejo puede llegar a ser mejor que lo nuevo o, cuando menos, que no por viejo algo es necesariamente malo. Imagino que esto será bien difícil de entender para las generaciones más jóvenes, siempre proclives a manifestar su apoyo incondicional por todo lo nuevo. Yo también he estado ahí y lo recuerdo perfectamente. Pero ello no es motivo para que quienes contamos con más años (y, por tanto, también más experiencia) no subrayemos el error por mierdo a ser acusados de "carcas". De momento, y hasta que se descubra otra cosa, la democracia representativa es lo que tenemos. Podemos discutir sobre cómo mejorarla, pero lo que no podemos hacer es boicotearla ni, mucho menos aún, eliminarla. Fueron muchos quienes combatieron la dictadura franquista durante décadas, quienes sufrieron torturas e incluso perdieron la vida por construir una democracia como la que tenemos en estos momentos, y no podemos echarlo todo por la borda así como así.

Ahora bien, dicho todo esto, tampoco le queda más remedio a uno que señalar que, aunque los diputados autonómicos catalanes fueron elegidos democráticamente en las urnas, todo parece indicar que la legitimidad política (que no la legal, cuidado) de nuestros representantes políticos ha ido perdiendo puntos a pasos agigantados últimamente, y merece que lo tengan en cuenta a la hora de reaccionar ante estos incidentes. Cuando se cuenta con un sistema electoral que distorsiona el voto ciudadano y permite a las direcciones de los partidos imponer a los candidatos, cuando el debate parlamentario se ha convertido en un mero paripé donde se vota en bloque y podríamos perfectamente permitir que el portavoz de cada grupo parlamentario vote en nobre de todos los miembros de su grupo sin temor a que cambie nada, creo que puede decirse sin temor alguno a hacer el ridículo ni ser tachado de extremista que el sistema de representación política hace aguas. Esto es lo que tienen que ponerse a resolver cuanto antes mejor. Aún no he encontrado a un solo ciudadano que no me diga que el sistema electoral necesita de reformas. Esto incluye a votantes de los partidos mayoritarios, de los minoritarios, abstencionistas y personas que votan en blanco. Cuando se da un consenso tan unánime, los políticos tienen una obligación moral de responder con propuestas en lugar de mirar para otro lado y mantener sus privilegios. De lo contrario, no pueden sorprenderse cuando surjan ciudadanos que no les consideren representantes de la sociedad en su conjunto. En otras palabras, estamos asistiendo a una honda crisis política (que no sólo económica) y nuestros políticios parecen no haberse enterado aún. {enlace a esta entrada}

[Thu Jun 16 10:05:28 CEST 2011]

Me encanta esta cartel de los "indignados":

Imagino que será por el hecho de que trabajo en el sector de la informática. {enlace a esta entrada}

[Thu Jun 16 13:01:29 CEST 2011]

Leo en la revista digital Sin Permiso una reseña del documental The Flaw, dirigido por David Sington, escrita por Phil Hoad, y asiento a algunas de las reflexiones del autor:

...tal como apuntaba Madeleine Bunting en un artículo reciente, es notable qué escasa ha sido la voluntad colectia de cambio en los últimos tres años, y películas como Inside Job podrían ser parte del problema. Nos permiten sentirnos bien informados y unidos en nuestra indignación por el desbarajuste económico, sólo que esto no significa nada si nadie hace nada cuando se encienden las luces de la sala. The Flaw hace uso de algunos de los viejos alardes de Adam Curtis —mucha filmación sensiblera de archivo ensalzando las virtudes de la época con un absoluto esplendor kitsch, tranquilizando a los espectadores con la virtud de su propia ironía. Pero si esta ventajosa posición no cae en ningún otro sitio mejor, entonces esas películas se convierten en un empeño decadente: el equivalente en documental del cine de catástrofes en el que Hollywood destruye Los Ángeles sólo por el placer de ver su patio trasero hecho fosfatina.

Esta incómoda alianza de formación y entretenimiento se ha hecho más evidente desde fuera de la esfera de los documentales. Un bombaerdo infográfico sobre la recesión no era lo que yo me esperaba después de hora y media de payaseo de Will Ferrell en The Other Guys. Esa secuencia de los créditos finales andaba un tanto errada, pero nada comparable a Wall Street: Money Never Sleeps [de Oliver Stone, 2010], tan repleta de breves apariciones de inversores que no era tanto una crítica del sistema financiero como una reunión de antiguos alumnos de la escuela de negocios. The Flaw es una propuesta mucho más pura, pero proclive con todo a caer en la misma trampa: que el capitalismo ha evolucionado hasta llegar a vendernos de nuevo todo, incluso nuestros propios fracasos: el mayor truco de todos los sacados de la manga. Nos incumbe a nosotros, el público, eludir la trampa, pero eso significa enfrentarse a la cuestión más importante de esta crisis: nuestra inercia. Alguien debería hacer un documental sobre eso.

Se trata, después de todo, del mismo tema sobre el que escribía hace un par de días a cuenta de la entrevista al líder espiritual de los esquimales de Groenlandia publicada por la revista Integral. Y es que el fenómeno de que habal Phil Hoad se aplica igualmente a los documentales de temática ecológica, como el famoso Una verdad incómoda, promovido por Al Gore. Una cosa es predicar y otra muy distinta dar trigo. Tan acostumbrados estamos al mero consumo de productos no sólo físicos sino también intelectuales que somos capaces de ver documentales de este tipo como forma de manifestar nuestras preferencias ideológicas, pero al mismo tiempo somos incapaces de ser coherentes y hacer esfuerzo alguno por vivir de acuerdo a las ideas que decimos sostener. Es el sino de nuestra era postmoderna. En esta era del pensamiento débil las ideas no son sino productos con los que mercadear, etiquetas, pines y chirimbolos que nos colocamos en el pecho para hacer alarde de una determinada imagen. Las convicciones profundas, la raíz ética del pensamiento, sin embargo, brillan por su ausencia. De ahí que la religiosidad haya quedado reducida también a mero acto público, a mera "profesión de fe". {enlace a esta entrada}

[Tue Jun 14 21:11:19 CEST 2011]

Leyendo un número atrasado de la revista Integral me encuentro con una entrevista a Angaangaq, líder espiritual de las tribus esquimales de Groenlandia en la que el chamán comparte con nosotros una cierta desilusión por lo que podríamos llamar la cultura de la cháchara que nos rodea por todos sitios (y a la que, por descontado, esta bitácora contribuye con su granito de arena, no hay que dejar de reconocerlo):

Hace muchos años que voy por el mundo dando conferencias en muchas partes. Y he hablado muchas veces del cambio climátio. Mi responsabilidad es llevar el mensaje de los más ancianos de mi pueblo. Yo soy su portavoz. Y cada vez que hablo en esas grandes reuniones ante diez mil personas, todos me aplauden y mi ego se hace enorme. Entonces vuelvo a casa y lo cuento. Pero en mi pueblo me preguntan: "¿Han escuchado tu mensaje?". "Sí, me han dado una ovación tremenda". Y de nuevo me preguntan: "¿Pero han escuchado tu mensaje?". Y me doy cuenta de que no ha sido así. Me quejo a mi madre y ella me dice: "Sabes, hijo, vas a tener que cambiar la forma de dar ese mensaje". Y ella cierra sus ojos, me coge las manos y, uno frente al otro con los ojos cerrados, me dice: "Hijo, vas a tener que aprender a derretir el hielo del corazón de los hombres. Solo así tendrán una oportunidad de cambiar y podrán utilizar su conocimiento sabiamente".

Como suele decir mi padre, ése es el quid de la cuestión. Tan acostumbrados estamos en la cultura occidental al discurso, a la retórica hueca, que no acertamos a ver conexión alguna entre las palabras y las acciones. Sencillamente, decimos una cosa y hacemos la otra. O, como se dice en los EEUU, "do as I say, not as I do". Hace ya tiempo que nos imbuimos de la actitud pasiva del consumismo contemporáneo y nos limitamos a consumir discursos, ideas, poses. Pero nunca vamos más allá. Nunca damos el paso de intentar ajustar nuestro comportamiento en la vida cotidiana a lo que pensamos. El sacrificio nos parece enorme. De ahí la popularidad de medidas de medio pelo, como optar por las bolsas de papel reciclado al pagar en los hipermercados o comprar un automóvil híbrido para contaminar menos. {enlace a esta entrada}

[Fri Jun 10 16:43:44 CEST 2011]

Uno de los problemas con la democracia representativa es que, como en el matrimonio, poco a poco se va entrando en la rutina. De ahí que todos los principales partidos políticos nos parezcan idénticos, por no hablar de sus idénticamente encorbatados políticos (o, si se trata de mujeres, de su indumentaria más o menos modelna de "ejecutiva agresiva"). Pero no siempre fue así. Durante la Transición se vieron carteles y pasquines muy originales, más propios de la época de la Guerra Civil que de estos sosos tiempos modernos. Claro que todo eso se acabó en cuestión de unos pocos años. En definitiva, hacia 1982 hasta los socialistas se esforzaban ya en parecer "serios" y "responsables" en sus carteles. Lo más radical que sacaron fue aquel cartel con la imagen de un Felipe casi juvenil mirando esperanzado hacia el horizonte y adornado con el lema Por el cambio, que marcó toda una época. Pero allí acabó todo. A partir de ahí, primer paso hacia una imagen de sensatez y moderación, ni siquiera la naciente Izquierda Unida se atrevió a ser original. Pues bien, precisamente durante aquellos aburridos (en este aspecto, al menos) años ochenta, apareció un rayo de originalidad, creatividad e ingenio en la cartelería de la gente del Movimiento Comunista, partido hoy desaparecido. El contenido era radical y hasta extremista, por supuesto. No hay que sorprenderse, dada la identidad ideológica del MC. Pero, eso sí, hay que reconocer que en su aspecto formal son auténticamente geniales, de la misma forma que no queda más remedio que reconocer la genialidad propagandística de los nazis, aunque se repudien sus ideas. En fin, ahí van unos cuantos ejemplos:

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[Mon Jun 6 20:18:23 CEST 2011]

Me gusta la descripción que se hace en la entrada de Wikipedia sobre la generación beat del estereotípico beatnik:

...the man with a goatee and beret reciting nonsensical poetry and playing bongos, while free-spirited women wearing black leotards dance.

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