[Tue Apr 19 12:11:45 CEST 2011]

Aunque ya se veía venir porque todas las encuestas apuntaban a estos resultados, no por ello deja de sorprender el hecho de que el neopopulismo finlandés se haya convertido en el gran vencedor de las recientes elecciones generales. Con un mensaje populista y negativo, el partido de los Auténticos Finlandeses (el nombrecito de marras ya da idea de qué va la cosa) ha pasado a convertirse en el tercer partido más importante en el parlamento finlandés, a menos de un punto porcentual de los conservadores y empatado con los otrora poderosos socialdemócratas. Pero lo que preocupa no es tanto el resultado de la extrema derecha populista en un país singular, sino el hecho de que este último éxito viene a sumarse a los serios avances electorales de similares partidos en Holanda, Austria, Francia, Hungría, Dinamarca... Todo parece indicar que el populismo contra las élites dirigentes, combinado con un discurso insolidario en lo económico, nacionalista y frontalmente opuesto a la inmigración se está extendiendo como la pólvora por Europa. Hasta hace bien poco, las manifestaciones del Tea Party en los EEUU nos parecían coloristas y variopintas, algo fácilmente achacable a la extravagancia que siempre ha caracterizado a los estadounidenses. Ahora, sin embargo, comenzamos a preocuparnos al ver la mancha de aceite extenderse entre nosotros y, por si fuera poco, alcanzar incluso a los países escandinavos, modelo de moderación y sensatez.

Pero, lo que más me llama la atención de todo este fenómeno es la completa inoperancia que parece estar demostrando la izquierda, ya sea la más reformista y moderada de los partidos socialdemócratas o la más radicalizada. No acierta uno a explicar cómo es posible que en los momentos más bajos de credibilidad del capitalismo, la izquierda no acierte a encontrar su sitio. El reflujo de la caída del Muro de Berlín parece haberla afectado mucho más profundamente de lo que pensábamos en un principio. El caso es que, como digo, justo en el momento en que la amplia mayoría de la sociedad ve bien a las claras que las élites políticas y económicas dominan todo lo que se mueve en el tablero gracias a unas reglas del juego distorsionadas y manipuladas, la alternativa socialista tiene el mismo crédito que el capitalismo descontrolado, si no menos. En estas circunstancias, tiene bien poco de extraño que la gente se deje llevar por el enfado y entregue el voto a las fuerzas populistas. He ahí precisamente el problema. Las fuerzas del sistema ni siquiera se plantean hacer reformas en profundidad, mientras que la alternativa socialista tampoco tiene credibilidad alguna después del fracaso del modelo soviético. ¿Qué es lo que queda? El populismo conservador más desbocado y, por supuesto, buscar cabezas de turco. Se huele el peligro. {enlace a esta entrada}

[Mon Apr 18 12:33:21 CEST 2011]

Leo en El País que Aznar se pregunta por qué el Gobierno vendió bombas de racimo a Gadafi si no era un amigo y, aunque he escrito en otras ocasiones en estas mismas páginas que me parece en general impresentable el rol que está desempeñando Aznar en la política española, en este otro caso no me queda más remedio que mostrar mi acuerdo con sus palabras. Según escribe el periodista:

Aunque esta vez no lo calificó de "extravagante amigo" de Occidente, el ex presidente del Gobierno José María Aznar ha insistido en que el líder libio Muamar El Gadafi "quiso cooperar con la comunidad internacional" después de que viera lo que le pasó. tras la guerra de Irak, en 2003, "a un dictador mucho peor que él", Sadam Husein. "Algo debió hacer [Gadafi] para que en 2007 el Gobierno socialista de España le vendiera bombas de racimo, ¿o es que el Gobierno socialista vende a los enemigos y no a los amigos?", clamó.

¿Acaso no es verdad? Tras la invasión de Irak en 2003, Gadafi se sintió intimidado, se sentó a negociar con las potencias occidentales, llegó a un acuerdo con los británicos sobre el atentado del vuelo de Lockerbie, dio garantías a la comunidad internacional de que no iba a producir armas atómicas y condujo un claro acercamiento a los EEUU. Todo esto es real. No se lo está inventado Aznar. En otras palabras, que los gobiernos occidentales hicieron de tripas corazón y le aceptaron a la mesa, sin que por ello dejaron de sentir fundadas sospechas hacia un tipo que había conducido Libia con puño de hierro durante tanto tiempo y que había mostrado en numerosas ocasiones su disponibilidad a cambiar de opinión, estrategias, políticas y aliados sin el menor problema. Echarle ahora en cara a Aznar el acercamiento a Gadafi que tuvo lugar durante los últimos años no es justo, sobre todo porque al llegar Zapatero al palacio de La Moncloa no cambió ni una coma de dicha política.

Pero es que también tiene razón Aznar al recordar que algunos de estos dictadores son "hijos de la izquierda":

Aznar, en un tono extremadamente duro y en referencia a los derrocados dictadores de Egipto y Túnez, Mubarak y Ben Ali, afirmó en Estepona (Málaga): "Esos dos dictadores eran miembros de la internacional socialista; el partido disuelto por el tribunal supremo egipcio era miembro de la Internacional Socialista y es llamativo ver cómo algunos pasan de ser compañeros a ser execrables dictadores a los que hay que ceriticar".

Una vez más, no es que Aznar lo afirme, sino que es verdad. Tanto el partido de Mubarak como el de Ben Ali pertenecían a la Internacional Socialista, lo cual obviamente debiera dar qué pensar a quienes dirigen el resto de partidos que la conforman. Todo lo demás es negarse a mirar a los hechos a la cara y echar balones fuera criticando al oponente. {enlace a esta entrada}

[Fri Apr 8 22:18:22 CEST 2011]

Leyendo la reseña de Las pseudociencias. ¡Vaya timo!, de Mario Bunge, publicada por la web Rebelión, me encuentro con una cita que me parece muy acertada. En opinión de Bunge, "en la ciencia hay problemas no resueltos, no misterios". La diferencia, pues, entre ciencia y pseudociencia, debiera quedar meridianamente clara. {enlace a esta entrada}

[Wed Apr 6 12:34:29 CEST 2011]

He de reconocer que mi iniciación a la política comenzó hacia los trece o catorce años de edad con un periodo de enorme interés por la Segunda República y la figura de Manuel Azaña. Es más, por aquel entonces, llegué incluso a diseñar en cartulina unos carnets de Acción Republicana que me apresuré a repartir entre aquellos compañeros de escuela que tenían el valor de prestarme atención. Y, todo hay que decirlo, por contraposición a Azaña, Alcalá-Zamora me pareció siempre un personaje más bien sin importancia alguna, trasnochado y fuera de lugar. Sin embargo, conforme han ido pasando los años, mi opinión sobre éste último ha ido cambiando un poco también. La noticia sobre los documentos robados a Niceto Alcalá-Zamora durante la Guerra Civil que publica hoy el diario El País viene a confirmar ese progresivo cambio de opinión de que hablo:

La desolación de 1936. La lectura del Dietario de un presidente, que arranca el 1 de enero de 1936 y finaliza el 8 de abril, tras su destitución, estremece por el telón de fondo. De aquel país entusiasta y pacífico que saludó la República ya no queda casi nada. Hay disturbios y actos violentos con frecuencia, que son ocultados a Alcalá-Zamora. Su aislamiento es casi total. Su relación con Manuel Azaña, presidente del Gobierno, pésima. "El Gobierno es Azaña, y solo Azaña", escribe en una ocasión. El retrato seguirá ennegreciéndose, ya que Alcalá-Zamora reproduce duras conversaciones y ataques de ira de Azaña. Llega a afirmar que el Gobierno le ha intervenido los teléfonos del despacho y de casa. El 31 de marzo escribe: "Siguen concretos, insistentes, amenazadores, los síntomas o anuncios del golpe de estado militar, que yo me resisto a creer por absurod". También llegan anzuelos golpistas, que rechaza: "No conviviría con nada que sea golpe de Estado, hechura de este o situación de fuerza". Cuando el 8 de abril, un coronle le pide "en nombre del ejército" que destituya al Gobierno de Azaña en respuesta "al golpe de Estado" de la Cámara que le ha destituido, cuenta: "Me niego en absoluto. Mi camino es otro". En julio estaba en un crucero cuando fracasa la insurrección y comienza la guerra. Entre los golpistas, su consuegro, el general Queipo de Llano. No sirvió para protegerle. El moderado Niceto era un estorbo en tiempos radicales. Antes de morir en el exilio, aún tuvo tiempo de sufrir más ataques: en 1941 la dictadura le retiró la nacionalidad, le confiscó sus bienes y le impuso una multa de 50 millones.

En fin, que como parece bien evidente, no queda más remedio que sentir algo de respecto por Alcalá-Zamora, fiel a sus ideas a pesar de todos los pesares. Aquella gente estaba hecha de otra pasta. {enlace a esta entrada}

[Tue Apr 5 18:12:23 CEST 2011]

Hace ya tiempo que el escándalo de los EREs viene ocupando las portadas de los diarios andaluces, desangrando poco a poco al ya de por sí debilitado y convaleciente PSOE-A. Tan fuerte están pegando los medios de comunicación de la derecha que, hoy por hoy, prácticamente todas las encuestas indican que los socialistas perderían su granero electoral andaluz. Al voto moderado que huiría hacia el PP habría que añadir, sobre todo, las masas de votantes socialistas que ni siquiera acudirían a las urnas, de tan asqueados como están de tanto escándalo y tanta política de austeridad que siempre parece hacer pagar a la misma gente.

Pero no saco el tema a colación para hablar de nada de ello directamente, ni tampoco para hacer un análisis de la situación general en Andalucía. Por el contrario, lo menciono únicamente para discutir de pasada algo que tan sólo guarda con el tema de los EREs una relación más bien indirecta. Y es que, según leo en la prensa estos días, la juez Mercedes Alaya, encargada de investigar el presunto fraude cometido en los expedientes de regulación de empleo, llegó a su actual cargo de juez tras aprobar sus oposiciones a los veintipocos añs, recién salida de la Facultad de Derecho. Se pregunta uno qué sentido tiene un sistema como el de oposiciones, que permite a una joven sin experiencia profesional ni vital alguna, recién salida de la Facultad, ejercer como juez. ¿Es que soy quizá el único que piensa que esto no tiene sentido alguno? ¿No nos damos cuenta de que brillantez académica y sensatez no son precisamente lo mismo? {enlace a esta entrada}

[Mon Apr 4 12:14:34 CEST 2011]

Aunque hace ya cerca de un par de semanas que se publicó, parece que el artículo de Vicenç Fisas titulado La izquierda y la intervención militar en Libia está trayendo cola, sobre todo en el seno de la gente que se sitúa bien en el ala izquierda del PSOE o a su izquierda. No es para menos, pues Fisas no se anda con chiquitas a la hora de exponer bien a las claras la inoperancia a la que tan a menudo conduce el purismo dogmático de cierta parte de la izquierda:

Lo paradójico es que no podríamos proporcionar seguridad (y apoyo humanitario) a la población de Bengasi, por poner un ejemplo, sin antes reducir la capacidad militar de Gadafi, y eso no se consigue con inacción, ni con medios diplomáticos, ni con fuerzas no violentas de interposición, al menos tal como están las cosas. Guste o no, hay que emplear una fuerza, limitada a lo estrictamente necesario, eso sí, que solo pueden ofrecer las fuerzas militares. Y como viejo objetor de conciencia asumo las contradicciones de plantear salidas realistas.

(...)

Ahí están los riesgos de la intervención, y sobre dichos riesgos la izquierda debería ser sensible, vigilante y exigente, para que un acto desgraciadamente necesario de carácter militar no se convierta en un refuerzo del militarismo existente. No todas las intervenciones militares son defendibles, pero algunas tienen razón de ser. Y ahora lo que toca es apoyar a todas las revueltas populares de los países árabes, con medios políticos, sociales y económicos, y si alguna de estas revueltas es ahogada por las armas de un tirano, es menester darle respuesta con otros medios, para frenar la embestida y crear una situación donde luego sean los medios políticos lo que discurran. Es la doctrina del mal menor lo que justifico, siempre y cuando no sea convertido en exponente de todas las virtudes, porque la guerra, siempre, es lo contrario de la virtud. No se olvide.

Como escribí en estas mismas páginas hace unos días, todo esto me parece de una evidencia aplastante. No se trata de defender el militarismo, no. Tampoco se trata de negar la hipocresía con que se defiende la intervención en unos casos (Libia) después de haberse mostrado a componendas con el dictador durante los últimos años mientras se ignoran las revueltas en otros lugares donde quizá no convenga tanto a los países occidentales (Bahrein, por ejemplo). Sin embargo, es bien fácil lanzar proclamas de pureza desde la oposición constante a todo lo que se mueva, obviando que quien desempeña las labores de gobierno tiene que vérselas no con el mundo que le gustaría ver, sino con el que verdaderamente existe. Ahora resulta que quienes acusan a Occidente de hipocresía por llamar a las armas para deponer a Gadafi son los mismos que criticaban a tirios y troyanos por no sentarse a negociar con el dictador libio y abrir una embajada en Trípoli. En aquel entonces, se nos acusaba de negarnos en redondo a hablar con Gadafi y su tropa simplemente porque mantenía un discurso anti-imperialista. Hagan memoria, por favor, porque tampoco hace tanto tiempo de esto.

Pero es que, por si todo esto fuera poco, muchos de quienes critican la intervención militar en Libia también se lamentan de que las democracias occidentales abandonaran a la Segunda República española a su suerte en 1936. ¿En qué quedamos? No estaría de más hacer algo de esfuerzo por mantener cierta coherencia cuando menos. A nadie le cabe duda de que ni EEUU ni las potencias europeas están manteniendo las posiciones que están manteniendo por intereses propios, como tampoco se le oculta a nadie que una guerra siempre conlleva injusticias y matanzas. Tiene razón Fisas al hacer un llamamiento a evitar la apología del militarismo. Pero, como bien indica, hay ocasiones en las que no queda más remedio que optar por el mal menor. ¿O acaso no es eso lo que hubo que hacer en 1941 sellando una alianza con Stalin para combatir el nazismo, por más que le revolviera las tripas a mucha gente? Son las cosas que tiene verse obligado a tomar decisiones en una realidad imperfecta.

De todos modos, y desde una perspectiva limitada a la izquierda, estoy convencido de que urge plantearse ciertas cuestiones para clarificar en qué puede consistir la izquierda de este siglo XXI. En este sentido, me parece algo preocupante el pacifismo ingenuo y antimilitarista que se ha extendido en el seno de la izquierda de un tiempo a esta parte. A veces me da la sensación de que, si por esta gente fuera, las milicias que se echaron a la calle en julio de 1936 tendrían que haberse cruzado de brazos y entregado el poder a Franco y sus huestes sin siquiera plantearse la resistencia como una posibilidad. Me parece muy triste. {enlace a esta entrada}

[Sat Apr 2 19:58:37 CEST 2011]

Ni que decir tiene que la noticia del fin de semana, al menos en lo que hace a España, va a ser el anuncio del Presidente Zapatero de que no se presentará a la reelección en el 2012. Ya se venía rumoreando desde hacía tiempo que iba a suceder más tarde o más temprano, pues al precedente informal que ya sentara Aznar en su momento habría que añadir el enorme desgaste que ha sufrido Zapatero durante los útimos dos años como consecuencia de la crisis económica. Sencillamente, no hacía falta ser ningún genio del anális político para darse cuenta de que el PSOE difícilmente podía aspirar a ganar las elecciones del 2012 con Zapatero como candidato. No se trata tanto de que no haya adoptado las medidas que debiera tomar, como del hecho de que todo parece indicar que la recuperación económica no se habrá hecho sentir en el momento de las elecciones, el Presidente tiene más bien poca credibilidad entre los ciudadanos (hasta entre los propios militantes y simpatizantes socialistas, no nos engañemos) y, por si todo esto fuera poco, ya ha sufrido el lógico desgaste de dos mandatos en el Palacio de La Moncloa. Sin embargo, un PSOE con un nuevo líder, sobre todo si es elegido (o elegida, pues Carme Chacón parece figurar en muchas quinielas) en unas primarias donde todo transcurra de forma más o menos civilizada, supondrá de buenas a primeras un serio reto para un líder con tan escaso apoyo ciudadano como Rajoy y un PP si acaso más inmerso en casos de corrupción que sus oponentes. En definitiva, que Zapatero ha vuelto a sorprender a los dirigentes del PP, que ahora deberán hacer un esfuerzo por ir más allá del mero "váyase, señor Zapatero" e incluso cabe que se vean obligados a hacer alguna propuesta en positivo. Precisamente lo que llevan evitando como la peste desde hace un par de años. {enlace a esta entrada}