El secuestro de Papá Noel |
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Capítulo 1: La puerta secreta [print] Capítulo 2: Siguiendo la pista [print] Capítulo 3: Un hogar en el Polo Norte [print] Capítulo 4: Atrapados en la nieve [print] Capítulo 5: Prisioneros [print] Capítulo 6: La escapada [print] Capítulo 7: De vuelta a casa [print] |
6. LA ESCAPADASanta hizo señas a los niños para que le siguieran sin hacer ruido. Los tres le siguieron en fila, cogidos de la mano, y andando de puntillas para no despertar a nadie. Había muy poca luz, y el suelo estaba húmedo y resbaladizo. Todos ellos, con Papá Noel el primero, subieron las escaleras y vieron la salida de la cueva. Hacia el otro lado, hacia el fondo de la cueva, aún se distinguían las sombras de algunos trolls sentados a una mesa charlando y bebiendo. No muy lejos de la salida había un pequeño saliente que podía ayudar a ocultarles antes de escapar hacia la libertad. — "¿Véis aquel saliente de allí?", susurró Santa.Los niños asintieron sin decir palabra. — "Tenemos que cruzar rápido y escondernos allí antes de salir de la cueva. ¡Venga, vosotros primero!". Nicolás miró a un lado, después al otro, y cruzó velozmente para esconderse muy pegado a la pared de la cueva. Sophia le siguió, y después le tocó el turno a Benjamín. Por fin, Santa saltó y salió corriendo hacia donde estaban los niños, pero golpeó un candelabro metálico sin darse cuenta, y éste cayó al suelo haciendo un estrepitoso ruido. — "¿Quién va?", gritó uno de los trolls que estaba montando guardia.No hubo respuesta. — "¿Quién va?", repitió el troll.Los gritos despertaron a la guardia de las mazmorras, y pronto descubrieron la puerta de la celda abierta. — "¡Han escapado!", se oía a alguien gritar desde abajo. "¡Santa y los niños han escapado! ¡Alarma!". De pronto, más y más trolls comenzaron a aparecer en la sala principal de la cueva, corriendo de un lado a otro, buscando a los prisioneros que acababan de escapar, cogiendo lanzas, arcos y flechas, espadas y bayonetas. "Ahora sí que no hay forma de salir de aquí", pensaba Nicolás para sí mismo. No quería decirlo en voz alta para que sus hermanos no sintieran aún más miedo. Papá Noel sacó algo de su bolsillo, y les dijo: — "En fin, ahora que todo el mundo está despierto ya no importa cuánto ruido hagamos. Cuando oigáis un trueno, corred hacia la salida de la cueva tan rápido como podáis". Al poco de decir esto, los niños vieron un enorme relámpago dentro de la cueva, y en unos cuantos segundos se pudo oír un trueno ensordecedor. Los tres echaron a correr para la salida de la cueva, dejando atrás a Santa. Uno de los trolls se les puso delante para cortarles el paso, pero Nicolás le dio un empujón y se lo quitó de enmedio. Pero al darse la vuelta, el troll le cogió fuerte de la pierna. Sophia y Benjamín le pegaron un pisotón para que le soltara, y siguieron corriendo hacia afuera. Papá Noel les seguía. Le podían ver corriendo tras ellos como buenamente podía, con su barriga grandota y su larga barba blanca. Un rugido horrible se oyó desde el fondo de la cueva en ese momento. Era el Demonio de las Nieves. Benjamín sólo tuvo tiempo para mirar hacia atrás durante unos segundos y vió una enorme espiral de hielo y viento que venía disparada hacia ellos. — "¡A un lado!", gritó Santa. "¡ Echaos a un lado!".Todos salieron de la cueva justo a tiempo de ver el gélido viento que salía de dentro congelarlo todo a su paso. — "Es el demonio", explicó Santa. "Tiene un aliento de hielo y nieve que puede congelar todo lo que se le pone por delante. ¡Vamos, rápido! ¡Hay que seguir corriendo!". Todos se lanzaron cuesta abajo por la nieve, deslizándose como si fueran en trineos. El Demonio les perseguía de cerca, lanzando su gélido aliento aquí y allá. Mientras tanto, desde la puerta de la cueva, los trolls lanzaban todo lo que tenían a mano: lanzas, flechas... — "¡Vamos, vamos! ¡Hay que llegar al bosque! Una vez que lleguemos allí estamos salvados", les dijo Santa.La bajada era peligrosa, y tuvieron que sortear rocas y árboles, pero finalmente llegaron al bosque. Santa les limpió un poco la cara de nieve, y les sonrió. — "Menuda aventura, ¿eh? Supongo que este año os habéis ganado un buen lote de regalos. ¡Jo, jo, joo!". Los tres niños y Papá Noel encontraron el camino por el que Nicolás, Sophia y Benjamín cayeron en la trampa, y a partir de ahí no les fue difícil orientarse hacia casa. A medio camino, se encontraron a un grupo de elfos que había salido en su búsqueda, y que les acogió con una calurosa bienvenida. También les dieron a los niños tres tazas de chocolate caliente para que se les pasara un poco el frío. |