Todo sobre mi madre |
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Todo sobre mi madre (Todo sobre mi madre) Duration: ??? minutes Country: Spain, 1999 Director: Pedro Almodóvar Cast: Cecilia Roth, Marisa Paredes, Candela Peña, Antonia Sanjuán, Penélope Cruz, Rosa María Sardá, Fernando Fernán-Gómez Language: Spanish
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Almodóvar es uno de esos cineastas que marcan un antes y un después, que de una u otra forma plantan una señal en el camino que sirve de guía a los viajeros que vienen detrás, independientemente de lo que se piense de la persona que la plantó. En su caso, el cine que le precedió todavía estaba marcado por el franquismo, ya fuera en sus manifestaciones más favorables al régimen (incluyendo aquí las comedias y cualquier otra obra que no se atreviera a poner en entredicho el status quo) o en el combativo cine político de oposición. La España que vio surgir y desarrollarse el arte cinematográfico fue precisamente la España distinta, ñoña, tradicionalista y reaccionaria que tan bien reflejaran las comedias de los años sesenta. Se trataba de una España muy consciente de sus circunstancias peculiares, de todo aquello que la separaba de la Europa moderna y desarrollada allende los Pirineos y que, lejos de apostar por el cambio profundo, se limitaba a reafirmar su identidad paleta, su jamón de Jabugo y el Spain is different. El cine oficial de los años sesenta no fue malo dentro de lo que cabe. Cierto, carecía de ambición y su único interés era entretener a la España del desarrollismo con comedias de jóvenes que abrían sus ojos a la vida, los avatares de las familias numerosas y las experiencias de una cultura rural que comenzaba a verse expuesta al exterior. Sin embargo, tampoco es menos cierto que estamos hablando todavía de una generación marcada directamente por la tragedia de la Guerra Civil, y que para más inri acababa de salir de la autarquía. No se les puede culpar por querer vivir la vida con una sonrisa en la boca y sin preocupaciones. La España en la que comienza a filmar Pedro Almodóvar es, por el contrario, muy distinta. Aunque su primera obra se rodó en 1974, no sería hasta el estreno de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980) que ganaría cierta fama entre los aficionados al cine. Durante la segunda mitad de los setenta, España vive un momento de ilusión, de horizontes abiertos tras la muerte del dictador y los albores de la democracia y las libertades, al tiempo que todavía se siente temor ante lo desconocido. En pocas palabras, el futuro estaba abierto de par en par, y eso se nota en el arte de la época. El tan traído y llevado cine del destape no fue realmente sino una expresión muy limitada de estos cambios, que además ya estaba dando sus últimos coletazos hacia 1977-79. A aquél cine aún timorato y provinciano le sustituyó un variopinto desvarío de propuestas culturales y artísticas tan desenfrenadas como la propia transición política , y que vino a ser conocida como la movida madrileña. Éstos son los años de Alaska y los Pegamoides, Derribos Arias, Gabinete Caligari, el primer Mecano, Nacha Pop, Pistones, Tequila, la juventud, la música, la pintura, los bares, Enrique Tierno Galván, Joaquín Sabina, los cómics, el erotismo y, por supuesto, el primer cine de Almodóvar. Aquellos jóvenes pensaban que se iban a comer el mundo, y para colmo las autoridades municipales les construían espacios para crear y financiaba parte de los locos proyectos que se traían entre manos. Solamente así, en ese contexto, podemos entender películas como Sexo va, sexo viene (1977), Folle...folle...¡fólleme Tim! o la mencionada Pepi, Luci... Cuando los jóvenes de aquél entonces iban a ver el estreno de uno de estos largometrajes no iban solamente a pasar el tiempo en una sala de cine, sino que lo hacían como forma de marcar distancias frente a la España anterior, la que se había dejado atrás con la aprobación de la nueva Constitución en 1977. El cine de la movida en el cual se enmarca ese primer Almodóvar supone una ruptura completa, tanto en los temas como en la forma, con el cine español que le precedió, todo ello con un espíritu lúdico y festivo, bañado de un amateurismo progre y democratizador. Así pues, que nadie se sorprenda cuando generaciones anteriores bien manifiestan su rechazo por la obra del manchego, o bien se limitan a comentar, con algo de resignación, que no pueden entenderla. Es en este sentido que, como explico, hay un antes y un después de Almodóvar en el cine español. Ahora bien, Almodóvar ha evolucionado bastante desde aquellos años locos. Ha madurado poco a poco, aun sin perder el espíritu lúdico e irrespetuoso que le caracterizara en sus obras más tempranas. Largometrajes como Matador (1986), La ley del deseo (1987), Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), ¡Átame! (1990) o Tacones lejanos (1991) no han venido ya solamente a marcar la historia del cine español más reciente, sino que también muestran una clara maduración de la propuesta artística del director que parece estar culminando en filmes más personales e intimistas, como Carne trémula (1997), Todo sobre mi madre (1999), Hablé con ella (2002) o, su obra más reciente, La mala educación (2004). Cuesta trabajo decir que sus largometrajes más tempranos no fueran tan personales, sobre todo teniendo en cuenta que Almodóvar es uno de esos artesanos de la cinematografía a quien gusta no sólo dirigir sus películas sino también escribir el guión y controlar la producción. No obstante, lo cierto es que sus últimas entregas tratan temas mucho más profundos y humanos, universales en su propia esencia. Casi puede decirse que el cine de Almodóvar es también el cine de su generación, y ha madurado junto a ellos y sus experiencias. Aún conserva su muy peculiar sentido del humor y cierta actitud libertaria y reivindicativa, pero ya perdió buena parte de su frescura inicial y ha derivado hacia preocupaciones algo más existenciales que dejan traslucir un poco de amargura o desilusión por los sueños traicionados durante toda una vida. Las películas de Almodóvar suelen contener guiños cinéfilos, ya sea en su temática, su escenografía o el diálogo, y Todo sobre mi madre no es una excepción. Así, por ejemplo, incluye una escena cerca del principio de la película donde madre e hijo cenan frente al televisor viendo Eva al desnudo (All about Eve), uno de los grandes clásicos. Ambos sienten también una apasionada atracción hacia Un tranvía llamado deseo (A streetcar named desire), que desempeña un lugar central en este largometraje. El hijo muere, precisamente, atropellado por un coche mientras trataba de conseguir un autógrafo de la actriz principal en una representación teatral de la obra, y a partir de ahí, casi por casualidad, Manuela termina trabajando en el camerino como ayudante de la actriz y conoce el lado oscuro de la vida artística en la forma de vidas destruidas por el desamor y la adicción a las drogas. Hasta cierto punto, Manuela perdió a su hijo para poder salvar a Huma Rojo, la actriz, y su hija. La literatura también suele estar presente, directa o indirectamente, en la filmografía almodovariana. En este caso, hace su entrada mediante la afición de Esteban a Música para camaleones, de Truman Capote. Cuando Manuela le regala el libro al niño por su cumpleaños, él le pide que lea unas cuantas líneas, y ella accede, dando lugar a una escena que presagia la tragedia. Manuela: "Prefacio. Empecé a escribir cuando tenía ocho años. Entonces no sabía que me había encadenado de por vida a un noble pero implacable amo. Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo, y el látigo es sólo para autoflagelarse". Es como para que se te quiten las ganas de escribir. Pero lo que más llama la atención en las películas de Almodóvar quizás sea su tratamiento abierto, honesto y comprensivo del lumpen, tan ignorado por el cine comercial. Ya desde sus primeras películas, Almodóvar tiene la capacidad de retratar a drogadictos y prostitutas con un grado de humanidad que no puede sino sorprender en un ambiente social donde nos empeñamos en negar su propia existencia o los tratamos como morralla animalizada. El cineasta manchego, por el contrario, a menudo permite que personajes de los bajos fondos pasen a ocupar el centro de la historia, dejándonos ver de esta forma que también sufren, sueñan y lloran como nosotros, que son tan humanos como nosotros, y supongo que eso es algo que no le pueden perdonar los elementos más conservadores de nuestra sociedad. Agrado, el travesti que se prostituye, se nos aparece sin embargo no como un monstruo o un personaje completamente degradado, sino más bien como un frágil ser humano que ha tomado las decisiones equivocadas en la vida, en parte por sus propias debilidades y en parte como consecuencia de una marginación social obvia. Y, a pesar de todo, Agrado es un rayo de luz, un soplo de viento fresco tanto en la vida de Manuela como en la de Huma. Sólo en una película de Almodóvar puede uno oír un diálogo como el siguiente: Agrado: ¿te pasa algo?No sólo nos presenta Almodóvar al lumpen en una luz bastante positiva, sino que también nos muestra cómo lo que habitualmente pasa por familias decentes, bien educadas, burguesas y con sólidos valores morales no oculta sino una putrefacción que nada tiene que envidiar a la que supuestamente se da en los bajos fondos. Así, la madre de Rosa vive en una buena casa en un acomodado barrio barcelonés, pero bajo las formas se oculta no sólo una familia deshecha por la adversidad y la enfermedad, sino también una honda infelicidad que nunca podrá ser batida porque nunca se la quiere reconocer en un intento de mantener la máscara intacta. Para dar el toque final al hipócrita retrato, Almodóvar también nos hace saber cómo se gana la vida esta respetable mujer: Madre de Rosa: No me gusta que una extraña me vea falsificando Chagalles. ¿Tan difícil es eso de entender?Pese a todo, la reacción del espectador no es tanto de odio hacia la hipocresía social como de comprensión hacia la actitud de una mujer que se ha dejado llevar por las apariencias y los estereotipos. He ahí, quizás, el elemento más característico del cine de Pedro Almodóvar: su humanidad. En fin, Todo sobre mi madre es una película que se disfruta y de la que se aprende. Se aprende a sentir compasión por el prójimo, lo cual me parece bastante necesario en un ambiente donde la acción más idiótica o el simplismo de buenos y malos es lo que prima en las pantallas. Una película en la que se pueden oír frases como: Manuela: Lola tiene lo peor de un hombre, y lo peor de una mujer.... o... Manuela: ¿Cómo se puede ser machista con semejante par de tetas?
Factor entretenimiento:7/10 |