Juan de Mairena
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Juan de Mairena
Antonio Machado
Alianza Editorial, Madrid (España), 1986 (1936)
317 páginas, incluyendo índice

Hace ya bastantes años que leí en algún lugar (¿un libro de Tuñón de Lara, tal vez?) cómo la Edad de Plata española se vio sometida a dos influencias contradictorias: el elitismo de Ortega y Gasset, por un lado, y el populismo de Antonio Machado, por el otro. Por aquel entonces yo, como muchos otros españoles, solamente conocía la obra poética de Machado, por lo que tamaña afirmación me cogió un poco a contrapié. ¿Antonio Machado en contraposición a Ortega? ¿Pero es que puede siquiera hablarse de un pensamiento machadiano? Pues bien, resulta que sí, que Machado también nos legó un pensamiento bastante serio, si bien ha sido enormemente descuidado hasta nuestros días.

¿Y a qué se debe, entonces, la recuperación del Machado filósofo? Supongo que buena parte de la responsabilidad la tiene el hecho de que su poesía, aun cuando claramente ligada a su pensamiento progresista y popular, era menos amenazadora para el régimen franquista que su pensamiento. Así pues, el Machado poeta creció y creció a costa del Machado filósofo. La intelectualidad de izquierdas, mientras tanto, bastante tenía con que al menos se le permitiera leer su poesía públicamente sin someterla a censura o represión alguna. Al fin y al cabo, y al contrario que su hermano Manuel, Antonio Machado se había identificado inequívocamente con el bando republicano durante la Guerra Civil y, debido a las circunstancias de su muerte, se convirtió en un mártir de la causa progresista junto a individuos como Julián Besteiro, Federico García-Lorca o Miguel Hernández. Sin embargo, creo que hay un motivo más que acierta a explicar el redescubrimiento del pensamiento machadiano, y es que tras los despiadados ataques del postestructuralismo y el postmodernismo al pensamiento sistemático hemos vivido en las últimas décadas un renacer del pensamiento deslabazado, aforístico, fragmentario. Una vez escaldados por el dogmatismo de las grandes sistematizaciones filosóficas, parece que nos hemos resuelto a volver la mirada hacia esos pensadores que, dejando de lado las grandes abstracciones, prefirieron reflexionar sobre la vida del aquí y el ahora. Antonio Machado es precisamente uno de esos pensadores comprometidos con la realidad concreta, con el ser de carne y hueso, y el precio que ha de pagar por ello es precisamente el de aceptar las contradicciones de la vida real en lugar de contruir castillos en el aire, perfectos en su lógica interna, pero que no alcanzan a tener ningún punto de contacto con nuestra vida diaria.


Factor entretenimiento: 7/10
Factor intelectual: 7/10