{Versión original: 20 Noviembre 2010}
{Última actualización: 10 Diciembre 2010}

Introducción

Navegando por la Web me encontré recientemente con un breve artículo escrito por Ramón Trujillo, coordinador de Izquierda Unida en Tenerife, sobre la creencia de que "mayores impuestos provocan mayor desempleo". En el caso del artículo en cuestión, fueron unas declaraciones del presidente de la Confederación Canaria de Empresarios, Sebastián Grisaleña, las que desencadenaron la respuesta. Sin embargo, la afirmación según la cual una mayor tasa impositiva conduce inexorablemente a una mayor tasa de desempleo se oye a menudo tanto en la Unión Europa como en los EEUU y otras economías desarrolladas. La lógica, en principio, parece aplastante: al gravar más a quienes tienen el capital para poder invertirlo, se daña indirectamente la creación de empleo. Esto suele aderezarse casi siempre con comentarios sobre la ineficiencia del gasto público, los peligros de la deuda y la importancia de fomentar el espíritu emprendedor de la iniciativa privada. No obstante, estos otros comentarios me parecen más claramente ideológicos y difíciles de comprobar empíricamente, al menos con los limitados medios de que dispongo (esto es, los de un ciudadano normal y corriente).

Ahora bien, la relación entre tasa impositiva y desempleo sí que puede estudiarse recurriendo a datos que son de dominio público con tan sólo dedicarle un poco de tiempo libre, que es precisamente lo que me propongo hacer en este humilde estudio. Nótese, además, que limito mi ámbito de estudio a los países de la UE-27. Sencillamente, en algún lugar hay que colocar el límite y me parece lógico hacerlo precisamente ahí, pues la UE-27 es el marco donde se mueve nuestra propia economía y, en consecuencia, ofrece la posibilidad de entrar en comparaciones con países relativamente similares o con los que, cuando menos, compartimos un marco legal en buena parte común y, en algunos casos, hasta una misma moneda y la política monetaria asociada a ella. Ni que decir tiene que afronto esta investigación desde una posición de honestidad intelectual y sin prejuzgar los resultados finales. Me limito a recopilar datos, contrastarlos, analizarlos y comprobar si la hipótesis de que partimos (es decir, que una mayor tasa impositiva tiene un efecto negativo en la creación de empleo y acaba por generar, por consiguiente, una mayor tasa de desempleo) es cierta o no.

Datos

Llegado el momento de la recopilación de datos, mi preocupación esencial era, en primer lugar, encontrar datos más o menos recientes y, segundo, que se correspondieran aproximadamente al mismo periodo temporal. La información sobre la tasa impositiva la encontré en el artículo titulado List of countries by tax revenue as percentage of GDP, publicado por Wikipedia. En concreto, los datos fueron tomados del estudio Index of Economic Freedom, publicado por la Heritage Foundation, un think-tank estadounidense de inconfundible carácter conservador. Por lo que respecta a los datos de desempleo, los encontré en el artículo Economy of the European Union, también publicado en Wikipedia, aunque ellos a su vez tomaron las estadísticas del documento titulado Euro area unemployment at 10.0%, de Eurostat. Ambas fuentes hacen referencia a cifras del 2010.

País Tasa impositiva Tasa de desempleo
Alemania 40.6 7.3
Austria 43.4 4.9
Bélgica 46.8 8.1
Bulgaria 34.4 8.7
Chipre 36.6 6.7
Dinamarca 50.0 7.6
Eslovaquia 29.5 14.1
Eslovenia 39.3 6.2
España 37.3 19.1
Estonia 31.1 15.5
Finlandia 43.6 9.0
Francia 46.1 10.1
Grecia 33.5 10.2
Holanda 39.5 4.1
Hungría 37.3 11.0
Irlanda 34.0 13.2
Italia 42.6 8.8
Letonia 30.4 22.3
Lituania 20.9 15.8
Luxemburgo 36.4 5.6
Malta 35.2 6.9
Polonia 33.8 9.1
Portugal 37.0 10.5
Reino Unido 39.0 8.7
República Checa 36.3 7.9
Rumania 28.1 7.6
Suecia 49.7 8.7

Análisis

Una vez recopilados los datos necesarios, pasemos al estudio de la hipotética asociación entre las dos variables que nos ocupan. La forma más simple de llevar a cabo una primera aproximación al asunto sin necesidad de entrar en el análisis estadístico propiamente dicho consiste en reordenar la tabla anterior de tal forma que figuren según su tasa impositiva. De esta forma, si se diera una relación perfecta entre ambas variables, deberíamos observar igualmente que la columna donde se indica la tasa de desempleo de cada país debiera quedar también automáticamente ordenada en un sentido inversamente proporcional al de la primera columna (esto es, aquellos países que figuran en la parte alta de la tabla debieran mostrar una mayor tasa de desempleo, y lo contrario en el caso de los países que figuran en la parte baja). Veamos, pues, la tabla una vez reordenada:

País Tasa impositiva Tasa de desempleo
Dinamarca 50.0 7.6
Suecia 49.7 8.7
Bélgica 46.8 8.1
Francia 46.1 10.1
Finlandia 43.6 9.0
Austria 43.4 4.9
Italia 42.6 8.8
Alemania 40.6 7.3
Holanda 39.5 4.1
Eslovenia 39.3 6.2
Reino Unido 39.0 8.7
España 37.3 19.1
Hungría 37.3 11.0
Portugal 37.0 10.5
Chipre 36.6 6.7
Luxemburgo 36.4 5.6
República Checa 36.3 7.9
Malta 35.2 6.9
Bulgaria 34.4 8.7
Irlanda 34.0 13.2
Polonia 33.8 9.1
Grecia 33.5 10.2
Estonia 31.1 15.5
Letonia 30.4 22.3
Eslovaquia 29.5 14.1
Rumania 28.1 7.6
Lituania 20.9 15.8

Nótese que, con la clara excepción de España, a simple vista da la impresión de que es la mitad baja de la tabla la que concentra unas mayores tasas de desempleo, contrariamente a lo que sostiene la hipótesis que aquí estudiamos. De hecho, si "cortamos" la tabla justo por el país situado enmedio (esto es, Portugal) y lo desechamos para evitar distorsiones por el hecho de que una de las mitades contenga un mayor número de países, nos encontramos con que la tasa de desempleo media entre los trece países con mayor presión impositiva se sitúa en el 8,73%, en tanto que la media para los trece países con menor tasa impositiva es del 11,04%. Tenemos, pues, una diferencia de 2,31 puntos porcentuales que, si bien no es excesiva, debiera ser suficiente para, al menos en el estudio a simple vista, hacernos sospechar que posiblemente la hipótesis que estamos estudiando no se vea confirmada por los datos.

No obstante, pasemos a un estudio un poco más detallado. Veamos cómo figuran los países una vez los disponemos en un tradicional eje cartesiano donde la tasa impositiva queda reflejada en el eje horizontal y la tasa de desempleo en el eje vertical:

Nótese cómo parece que la amplia mayoría de entradas se concentran en la esquina inferior derecha (esto es, la que incluye a aquellos países con mayor tasa impositiva y menor tasa de desempleo), en contra de lo que predice la hipótesis que estudiamos aquí. Si la hipótesis fuera cierta, la mayoría de entradas se concentraría en la esquina superior derecha de la gráfica, que en realidad aparece prácticamente vacía (Letonia y España parecen ser la excepción, si bien en ambos casos su tasa impositiva no es tan alta como la de buena parte de los países recogidos en este estudio; de hecho, la tasa impositiva de Letonia, el país con la mayor tasa de desempleo, se sitúa más bien hacia la mitad de la escala en lo que respecta a la presión fiscal) e inferior izquierda, donde no puede decirse realmente que aparezca ninguna entrada.

Por consiguiente, ni la representación de los datos estadísticos en forma de tabla ni tampoco en una gráfica parece confirmar la hipótesis de que partimos. Si acaso, puede sospecharse que la correlación es más bien la opuesta de la indicada por la hipótesis sobre la que trabajamos. En todo caso, entremos en el análisis estadístico propiamente dicho. Si calculamos el grado de correlación entre ambas variables usando el coeficiente de correlación de Pearson [1], obtenemos un resultado de -0,4735. En otras palabras, que lejos de existir una correlación tal que la presión fiscal influya de forma directamente proporcional en la tasa de desempleo, lo que observamos es más bien una correlación negativa, esto es, una cierta correlación en la dirección opuesta.

Conclusiones

Llegados a este punto, la conclusión principal de nuestro modesto estudio parece bien evidente: en el caso de los países de la UE-27, y usando datos de 2010, no parece confirmarse que haya una relación tal que la mayor presión fiscal conduzca necesariamente a unas mayores tasas de desempleo, aunque sí que parece darse cierta evidencia de una correlación negativa o inversamente proporcional, esto es, que una mayor presión fiscal se correlaciona con una menor tasa de desempleo y a la inversa. O, lo que es lo mismo, la hipótesis no sólo queda descartada sino que, además, hay razones de peso para sospechar que, de existir, la relación es precisamente la contraria a la sostenida por nuestra hipótesis.

Dicho esto, conviene subrayar una serie de puntos que vienen a limitar el alcance de nuestras conclusiones: en primer lugar, nuestro análisis es limitado tanto en el tiempo (datos del año 2010) como en el espacio (países de la UE-27), y no debemos aplicarlo mecánicamente a otras circunstancias; segundo, una correlación no indica necesariamente una relación causa-efecto, sino que tan sólo viene a confirmar que ambas variables estudiadas se comportan de una forma determinada en relación con la otra; y, tercero, nuestro análisis es sincrónico (esto es, analiza datos de distintos países en un mismo marco temporal), pero convendría hacer un estudio diacrónico, de tal forma que pudiéramos observar si la variación de la presión fiscal dentro de un determinado país a lo largo del tiempo tiene un efecto sobre el desempleo. En otras palabras, nuestras conclusiones bien pudieran no aplicarse a uno de los países incluidos en nuestro estudio si lo analizamos de forma diacrónica (esto es, que, por ejemplo, en el caso de Eslovenia, conforme se haya incrementado la presión fiscal, esto haya tenido un efecto negativo sobre el desempleo). Sencillamente, la economía es un campo bastante complejo donde difícilmente puede observarse el tipo de relación entre variables tan claro y directo que establece nuestra hipótesis. Pese a todo, sí que cabe, cuando menos, guardar una actitud de sano escepticismo ante las afirmaciones con las que comenzábamos este estudio a la luz de lo que hemos ido descubriendo.

Notas
  1. Admito que he recurrido a este coeficiente porque es el que se incluye por defecto con Gnumeric, la aplicación de hoja de cálculo que he estado usando para este proyecto. Hay otros muchos coeficientes de correlación, alguno de ellos seguramente mucho más adecuado a este análisis que aquí nos traemos entre manos, pero el hecho es que ni soy un profesional de esto ni tampoco cuento con demasiado tiempo para estas cosas. Así pues, nos quedamos con el coeficiente de Pearson que, pese a todo, se ajusta a nuestras necesidades sin mayor problema. Por cierto, la página de la versión en inglés de Wikipedia dedicada al coeficiente de Pearson es bastante más completa que la versión española. Aquellos lectores que puedan leer inglés seguramente la preferirán.