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{Versión original: 18 Agosto 2005}
{Última actualización: 21 Junio 2009} |
Casi podemos decir que la aventura filosófica del Marx maduro se inicia con el descubrimiento del materialismo dialéctico [1]. Si hasta ese momento el joven pensador se había movido siempre en el ámbito del idealismo hegeliano, ahora rompe con él sin remordimiento alguno, como aclara él mismo en el epílogo a la segunda edición alemana del primer volumen de El Capital en 1873: Queda clara, pues, la intención de Marx: usar lo que la dialéctica hegeliana tiene de revolucionario (esto es, de dinámico, de método capaz de aprehender una realidad cambiante), pero echando por la borda todo el bagaje idealista del que parte el filósofo alemán y que no le lleva sino a justificar lo realmente existente. En otras palabras, lo que Marx pretendía no era otra cosa que dar la vuelta al idealismo en que Hegel había basado toda su filosofía, y proporcionarle en su lugar lo que Marx consideraba unos cimientos muchos más sólidos con el materialismo que había comenzado a ponerse en boga otra vez desde mediados del siglo XIX. Construye, en este sentido, sobre lo que ya habían escrito Feuerbach y los jóvenes hegelianos, si bien tampoco se muestra de acuerdo con las ideas de éstos, a quienes considera todavía demasiado influenciados por el idealismo de su tiempo. ¿Pero en qué consiste, en primer lugar, todo esto de la dialéctica y el método dialéctico?
Notas
[1] Habría que aclarar aquí que no estoy usando el término Marx maduro en el sentido con el que habitualmente se entiende cuando se contrapone al Marx joven de los Manuscritos. Por el contrario, más bien pretendo contrastar el Marx inicial, comprometido con los Jóvenes Hegelianos o hegelianos de izquierda, y aquél otro Marx que, rompiendo con el idealismo hegeliano, afirma sin compromiso un materialismo filosófico sin cortapisas. Y merece la pena recordar, en este sentido, que el joven Marx ya publicó en marzo de 1841 una tesis doctoral, titulada Diferencia entre las filosofías de la naturaleza democriteana y epicúrea, que ya muestra bien a las claras las tendencias materialistas de su pensamiento. No obstante, me parece acertado señalar que, hasta el momento en que Marx rompe definitivamente con los hegelianos de izquierda, su materialismo ha estado más bien latente, como si aún no se hubiera atrevido a llevarlo a sus últimas consecuencias, lo cual pondrá las bases para todo su pensamiento posterior. En este sentido, me parece que esta ruptura en la obra de Marx es mucho más importante para entender su pensamiento que la otra ruptura epistemológica defendida por Althusser en los setenta, con el añadido de que, en mi caso, creo ver más una evolución personal que una auténtica ruptura propiamente dicha. |