{Última actualización: 16 Octubre 2006}

Introducción

Pequeñas parcelas de autonomía es un desesperado intento por encontrar retazos de libertad en los márgenes de lo establecido. Frente a unas estructuras de poder que extienden sus tentáculos hasta el corazón mismo de los individuos, nos proponemos explorar lugares, sentimientos e ideas que contribuyan a crear grietas espacio-temporales por las que pueda colarse la luz del día, aunque sea de forma precaria y limitada.

Parcelas de autonomía

  1. Destruye el maldito televisor, eterna presencia de propaganda mediática, vocero del consumismo atroz, auténtico agujero negro de la energía vital, esclerotizador, homogeneizador, agorero de mil desgracias, socializador de la mediocridad y asesino del diálogo. Adueñándose del lugar central en nuestros hogares, consiguió poner punto final al arte de la conversación, imponiendo en su lugar la cháchara del sinsentido, el discurso de la inanidad, el imperio de la bazofia. ¡No te limites a apagar el jodido aparato! ¡Asesínalo! ¡Descuartízalo! ¡Hazlo trizas y reparte sus restos por el vecindario! ¡Que no haya posibilidad alguna de recuperación!
  2. Envía el gran comercio al carajo. Apuesta por el pequeño comercio familiar, por el mercado tradicional, las cooperativas, el trato personal, la conexión con los productores directos. Huye de los canales de distribución como de la peste. Evita el trato con el monstruo comercial, las grandes superficies que expanden su influencia por nuestras ciudades engullendo la vida en las calles, imponiendo el transporte privado, el intercambio de productos entre extraños, el consumo anónimo de bienes, poniendo fin a la independencia económica de miles de pequeños comerciantes y sustituyéndolos por mano de obra temporal y con baja remuneración.
  3. Aprende a cocinar, pero tomátelo como una excusa para disfrutar de los sentidos, y no como una actividad necesaria para la supervivencia. No has de comer por comer, ni tampoco comer porque tienes hambre. Has de comer para deleitarte con una obra de arte culinaria. Conviértete en artesano de la candela y escapa de la monotonía impuesta por las grandes corporaciones en la forma de recalentamiento de paquetes y emsamblaje de productos precocinados. Experimenta, inventa tus propias recetas, aprende sobre las tradiciones gastronómicas de otras culturas, combínalas, recréalas, destrúyelas.
  4. Escribe el libro que siempre quisiste escribir. Poesía, novela, teatro, un guión cinematográfico para un corto de barrio, reportaje periodístico, sesudo ensayo filosófico... ¡cualquier libro, un libro! ¡Que cómo lo publicas, oigo? ¿Que cómo puedes pagar para que se edite? ¡Y a quién leches le importa! Súbelo a un sitio web, envíalo por correo electrónico a todo el mundo, imprímelo en la papelería de la esquina.
  5. Monta una obra de teatro con familiares y amigos. Si no encuentras nada adecuado, escribid la obra vosotros mismos. Pásatelo bien. No es necesario que le muestres la obra a nadie. No hace falta entrar en competición alguna. Solamente lo haceis para cambiar de piel durante un rato, para conocer cómo puede sentirse el prójimo en determinadas circunstancias, para experimentar, para vivir.
  6. Aprende el arte de la conversación. Acaba con el monólogo pasivo de los mass media, conversa, dialoga, pregunta a los demás sobre sus opiniones, sus sueños, sus experiencias. Escucha, escucha, escucha. Piérdete en la mirada de tu interlocutor mientras te cuenta una historia, mientras argumenta su punto de vista. No intentes encontrar el mejor contra-argumento antes de que entiendas de qué está hablando. Se trata de conversar, no de discutir.
  7. No hagas absolutamente nada. Disfruta de la pereza. ¡No muevas un solo dedo! Relájate, estira las piernas, mira a tu alrededor, percibe los olores, los colores, los sonidos, el ambiente.
  8. Móntate una banda de música. Cualquier música. Punk, rock, pop, salsa, folk, clásica, tecno... ensaya, comparte, produce, experimenta. Enseña a los demás cómo tocar y escribir música. Intercambia conocimientos, sonidos, experiencias. Usa canales alternativos de distribución local.
  9. Funda una cooperativa de consumidores. Practica el comercio justo. Conecta a quienes practican la agricultura orgánica con redes de consumidores en la ciudad, creando islotes de comercio alternativo al margen de las grandes instituciones y corporaciones.
  10. Escribe programas de código abierto. Si tus aplicaciones tienen alguna utilidad práctica en tu entorno, mejor que mejor. Observa a los demás, intenta adivinar qué aplicación necesitan, siéntate a programar y comparte el código con los demás. Practica el hacktivismo y dale una aplicación política liberadora a tus programas.
  11. Planta tu propia huerta. Aléjate del mundanal ruido, planta semillas de frutas y vegetales, recoléctalas y cómetelas con familiares, amigos y vecinos, o véndelas en un mercado orgánico alternativo.
  12. Échate a la calle, y conoce tu barrio y sus gentes. En este mundo de capitalismo individualizado todos vivimos aislados, encarcelados en nuestras lujosas celdas de consumo a crédito. Destroza las rejas, sal a la calle, vive la calle, conoce a tus vecinos, piérdete por las callejas, las plazas, los bares, conversa, celebra, invita.
  13. Recopila las historias de los vecinos, del barrio. No la historia oficial, la de los grandes eventos, sino la historia popular, la de la gente, la de todos y todas. Escríbela, compártela, publícala. Estas historias seguramente morirán si tú no las salvas de la quema, pues no tienen interés alguno para la maquinaria propagandista del régimen capitalista perpetuo.
  14. Pinta, esculpe, crea arte. Evita la gangrena de las grandes exhibiciones-espectáculo montadas por las instituciones. Crea arte por tu cuenta, en el barrio, entre tu gente, tus vecinos, tus amigos, exhibe en cualquier local desocupado, en el bar, en la tienda del barrio, en la asociación de vecinos. Pon tu arte al servicio de la causa. Haz arte "con mensaje", arte que muestre realidades, que expanda la conciencia, que haga ver las posibilidades de una realidad distinta, de un mundo mejor, de una vida alternativa.
  15. Abre un comedor popular. Invita a los vecinos, invita a los marginados, a los sin techo, a los inmigrantes. Pídele a éstos que compartan platos y recetas. Conviértelo en lugar de intercambio de experiencias.
  16. Organiza clases alternativas de informática. Enseña a usar programas de software libre. Enseña a programar, a hackear, a servir a la comunidad con tu código, a conocer las entrañas de la bestia, a moverse por entre los nodos de la red de redes, a transformar la naturaleza de las herramientas digitales y ponerlas al servicio de los seres humanos, de la comunidad.
  17. Monta una biblioteca popular con tus propios libros, y comparte tu amor por la cultura y los libros con amigos y vecinos, con desconocidos, con niños, mayores, adultos, hombres, mujeres, gente de toda clase y condición social.
  18. Enseña español a los inmigrantes. Lo necesitan. Son muchos quienes exigen que se integren en nuestra sociedad, pero no están dipuestos a dedicarles un solo segundo de sus vidas. Comparte el tiempo con ellos, ayúdales a aprender tu lengua y aprende a cambio la de ellos. Y, puestos a ello, no te quedes ahí. Aprende también su cultura, su música, su literatura, sus ideas, sus temores...
  19. Funda una liguilla internacional de fútbol de aficionados. Monta un pequeño Mundial de fúbol (o lo que sea) en tu barrio aprovechando la presencia de inmigrantes de todo el mundo. ¿Quién necesita el Mundial "de verdad" cuando tenemos a mano a gentes de todos los países con quienes compartir unas pataditas al balón y unas carreras campo arriba y campo abajo?
  20. Organiza unas Olimpiadas Mestizas. ¡Al infierno con las comercializadas Olimpiadas de la televisión! ¿Es que acaso conocemos a esos individuos que compiten ahí? ¿De qué nos sirve ver practicar deporte? Móntatelo por tu cuenta e invita a los inmigrantes de tu barrio.
  21. Planta flores en solares abandonados. Lanza una operación de guerrillas contra la especulación del suelo, contra el abandono de la propiedad urbana de quienes solamente esperan a que les hagan una oferta mejor y mayor mientras su solar se descompone en ruinas, afeando el barrio y destrozando el paisaje urbano mientras miles de personas no pueden comprarse un maldito piso. Okúpalo, planta flores y árboles, exprópialo, socialízalo, apodérate de él sin preguntar a nadie y embellécelo para que lo disfrute el barrio.


Al Fritsch: Fifty Possible Ways to Challenge Over-Commercialism.