{Última actualización: 22 diciembre 2005}

Un buen amigo mío me hizo una inusual pero interesante pregunta hoy: "¿considerarías que la afirmación el mercado de valores siempre encuentra el precio justo para una empresa es correcta?" Mi respuesta fue que, de entrada, todo depende de lo que consideremos justo, pues el concepto como tal dista mucho de ser unívoco. Es decir, ¿cuál deberíamos considerar como el precio justo de cualquier empresa? ¿Se trata de aquél que refleja la situación financiera de dicha empresa en un determinado momento? ¿O sería más bien el que refleja las perspectivas de futuro que la compañía pueda tener a corto o medio plazo? ¿Debemos tener en cuenta también la situación general de la economía nacional y si los inversores piensan que se acerca un período de vacas gordas o, por el contrario, se nos viene encima una recesión o incluso una crisis? ¿Y qué decir de aquellos momentos en los que se vive zozobra social o política, ya sea a nivel nacional o internacional? En otras palabras, son demasiados los factores que intervienen en el mercado de valores para hacer fluctuar las acciones de una determinada empresa, y de hecho muchos de ellos tienen bien poco que ver con la contabilidad, o siquiera con asuntos que pudiéramos considerar puramente de negocios. Elementos tales como los rumores, las noticias que se publican en la prensa, la importancia que los diferentes medios de comunicación den a éstas, el fichaje de algún ejecutivo de fama internacional, la dimisión de un presidente, un artículo de opinión publicado en el Wall Street Journal, positivo o negativo, la marcha general de la economía nacional e internacional, el precio del barril de crudo o los resultados de unas elecciones generales, un referéndum o incluso unas encuestas pueden influir directamente el valor de las acciones de una determinada empresa, sin que nada de ello realmente esté relacionado en absoluto con lo que en inglés suele llamarse the fundamentals of a company. Y conste que ni siquiera he decidido entrar a dilucidar si los inversores siempre se comportan de acuerdo a pautas más o menos racionales, pues ahí también habría bastante que discutir.1 Sea como fuere, lo que aquí me interesa subrayar es que la idea de que el precio de las acciones en bolsa de una determinada empresa representa de forma aproximada el precio justo (es decir, su valor real) no pasa de ser sino una mera entelequia. Una entelequia útil, sin lugar a dudas, pero no por ello menos entelequia.

¿Qué es lo que representa, pues, el valor de las acciones de una empresa?

Movimiento de capitales, flujos, movimiento continuo, cambio permanente, especulación... características de nuestra sociedad. "Todo lo sólido se desvanece en el aire". Por ejemplo, la simple sospecha de que el vertiginoso crecimiento del grupo de Internet japonés Livedoor fue fruto de prácticas ilícitas recientemente sacudió la Bolsa japonesa, desplomando el índice Nikkei en un 2,8%.

¿A qué viene entonces la asunción general de que el precio de las acciones en bolsa representa en realidad el valor justo de una determinada compañía en un momento dado? Necesidad de fundamentos, de elementos sólidos en una realidad en constante transformación.

Notas a pie de página

1 Por cierto, que otro tanto cabría decir, por poner un ejemplo, del comportamiento de los votantes en cualquiera de nuestras democracias. A menudo asumimos que cuando un votante se acerca a la urna donde va a depositar su voto, ha tomado una decisión de forma más o menos racional sobre la opción política que más le convence o, al menos, que mejor le viene a sus intereses. Sin embargo, me atrevería a lanzar la hipótesis de que posiblemente esto no sea sino una mera asunción de la que partimos para poder así construir todo el edificio de la democracia parlamentaria, sin que tenga nada que ver con la realidad política en la que vivimos. En fin, esto debería ser motivo de otro artículo distinto, y merecería la pena incluso llevar a cabo en su momento (si alguna vez me fuera posible) investigaciones serias de campo partiendo de esta hipótesis.


Otro caso más reciente: Red Hat stock loses 7% in the market due to rumors of Oracle releasing its own distributions. Y, aún más claro: Can Red Hat Survive? (Red Herring). Algunas frases que habría que destacar del artículo en cuestión:

Oracle's bid to steal business away from Red Hat has thrust the world's largest Linux software distributor into an extremely challenging position. It might even signal the beginning of the end for Red Hat, industry analysts and insiders said.

Red Hat's shares stumbled 25 percent Thursday after Oracle, the giant database software company, said it would offer support services for Red Hat's open source Linux software —at half the price Red Hat currently charges. The move was almost certain to cut into the lucrative support contracts that Red Hat relies upon for the bulk of its revenues, prompting some industry watchers to suggest the Linux upstart could become a takeover target for Oracle. (...) Some analysts suggested Mr. Ellison was trying to drive down Red Hat's market capitalization, making it cheaper for Oracle to buy Red Hat.


La Bolsa de Nueva York cayó cerca de un 2% el 13 de marzo de 2007 poco después de que un organismo oficial anunciara que hay un alto número de estadounidenses que no pueden costearse las hipotecas. Como suele suceder en estos casos, la bajada generalizada se extendió a otras Bolsas del globo. La Bolsa de Tokyo, por ejemplo, bajó un 3%.