La casa de Bernarda Alba


La casa de Bernarda Alba
Federico García Lorca
Cátedra, Madrid (España), 1986 (1940)
199 páginas, incluyendo introducción

Allá a finales de los años ochenta comencé la tradición, que luego interrumpiría a principios de los noventa, de conmemorar el aniversario del fusilamiento de García Lorca cada verano quedándome toda la noche en vela leyendo sus obras y escuchando la música de cantautores españoles. Se trataba de algo puramente personal que nunca llegó a más, pues ni siquiera me atreví a compartir esas inolvidables noches de estío con mis amigos más íntimos, que más que probablemente hubieran accedido a sumarse a la conmemoración. Y, he de reconocerlo, es también muy posible que tras la idea se escondiera algo de ese progresismo sentimental tan común entre la izquierda que acierta a convertir al violento Che Guevara en un héroe mitológico y al poeta granadino en una estampita de santo literario.

Pues bien, este verano me decidí a retomar la conmemoración donde la había dejado hace ya más de diez años, y cogí entre mis manos nuevamente la edición de Cátedra de La casa de Bernarda Alba mientras oía en la radio Poetas en Nueva York. Hasta el clima acompañaba, y a pesar de encontrarme en Minnesota en lugar de mi Sevilla natal, las altas temperaturas y la enorme humedad me ayudaron a retrotaerme a aquellos años juveniles. Y, en fin, todo ello me ha convencido de que mi amor por Lorca no se debía sólo a un romanticismo progresista mal entendido, sino que de verdad se trata de un poeta y dramaturgo de gran talla, a pesar de que es muy posible que su fama internacional se deba en buena parte a su trágico final a manos de las tropas franquistas en 1936.