Cuando el tiempo nos alcanza
Alfonso Guerra
Espasa Calpe, Madrid (España), 2004 (2004)
354 páginas, incluyendo índices.

Dejemos bien claro, de entrada, que Alfonso Guerra nunca fue santo de mi devoción. Ni me atrajo el Guerra mitinero y peleón, el martillo de la derecha de siempre, cómico y sandunguero, ni tampoco el Guerra conspirador, el que supuestamente tiraba de los hilos del PSOE tras las bambalinas. En estas memorias, él niega que existiera el famoso aparato, férreamente controlado desde su oficina en Ferraz, y creo hasta posible que nunca fuera su intención manipular tras las bambalinas. No obstante, se mire como se mire, intencionadamente o no, cuesta trabajo pensar que nadie que haya militado en el PSOE durante los años ochenta y principios de los noventa no tenga historias que contar acerca de los famosos fontaneros de Guerra. Es cierto, al más alto nivel siempre se permitió la existencia de corrientes críticas en el Comité Federal (Izquierda Socialista es un buen ejemplo de esto), pero ello no quita para que las cosas fueran bien diferentes a ras de tierra. Tal vez Alfonso Guerra fuera más tolerante de lo que todos pensábamos entonces (yo, desde luego, no tengo forma alguna de probar que sus palabras en estas memorias negando la existencia de conspiración alguna sean falsas), pero de una u otra forma el efecto real en la vida diaria del Partido fue la misma: en cuanto uno abría la boca para criticar a la dirección, por más mínimamente que fuera, era automáticamente tachado de "marxista" o, cuando menos, cercano a las posiciones de la mencionada Izquierda Socialista, todo ello en un tono claramente amenazador que podía leerse, sin duda alguna, como un "quien se mueve no sale en la foto".


Factor entretenimiento: 6/10
Factor intelectual: 5/10