[Wed Feb 28 10:12:09 CST 2018]

Más lecciones extraídas de números atrasados de Tricycle: en el artículo titulado Rules for a Long-term Relationship, de Natalie Goldberg (el artículo se refiere a la relación personal con la práctica de la meditación), la autora comparte la respuesta del maestro zen Thich Nhat Hanh cuando alguien le preguntó cuál era su secreto para mantenerse constante en la práctica de la meditación:

"I do whatever works and change it when it no longer works".

Simple y pragmática actitud que todos haríamos bien en aplicar a muchos otros campos de la vida.

Asimismo, la autora comparte también otra historia bien interesante. En uno de sus viajes por el país, entabló conversación telefónica con una señora mayor que, aunque siempre aspiró a ser escritoria, no pudo publicar su primer libro hasta cumplidos los setenta años:

"Have you been writing all your life?" I asked her, elated at the victory a writer could still have at seventy.

"I wrote through my twenties and then got married and had a son. I didn't start up again until my sixties, whem my husband died."

I was a gung ho writer then, wouldn't give it up for anything. "Well, was it hard? I mean, giving up writing. Did you resent it?"

"Oh, no, I didn't fel bad. All the years I didn't write I never stopped seeing myself as a writer." She paused. "Anyway, I could never have created anything as fine as my son, David."

I always remember that conversation. Even if you can't write, you can see the way a writer does, notice, take in, digest the details and stories of what surrounds you.

Yo iría tal vez un poco más lejos. La historia de la señora de Alabama nos muestra, me parece, que para encontarse a uno mismo es necesario primero abandonarse. Abandonarse a los demás, quiero decir. La obsesión con uno mismo que nos invade desde hace unas décadas (con la "autorrealización", el "desarrollo personal" y demás alharacas) quizá no represente sino un obstáculo en nuestra desesperada búsqueda de la felicidad. A lo mejor, para ser feliz, lo único que tenemos que hacer es entregarnos a los demás, esto es, precisamente lo contrario de lo que venimos haciendo al menos desde que comenzó nuestra búsqueda allá por la década de los cincuenta o sesenta. . {enlace a esta entrada}

[Thu Feb 22 16:04:48 CST 2018]

Leyendo un número atrasado de la revista budista estadounidense Tricycle (access restringido para algunos artículos) me encuentro con un par de artículos que me han parecido bien interesantes. Tenemos, en primer lugar, una entrevitsa con Joseph Goldstein, profesor y escritor budista especializado en Vipassana quien, hablando sobre el tema del pluralismo, comenta lo siguiente:

As another example, many years ago I came across a poster announcing a talk by the great Tibetan Dzogchen master Dudjom Rinpoche, which said that he was the incarnation of Sariputta, the chief disciple of the Buddha. But in the Theravada tradition, fully enlightened beings are not reborn. Although that seemed so clear to me, I also knew that Rinpoche was considered a great, enlightened being. So—what to do? The great lesson for me was to finally realize that I really didn’t know. I mean, I had an opinion, but it wasn’t an opinion based on any direct experience whatsoever. And so it was tremendously freeing to realize that I didn’t have to have an opinion about things I knew nothing about. And it became very interesting for me to also observe that lots of other people seem to have opinions, often strongly held, about things they also know nothing about. [Laughs.] I came to value the openness of not knowing. This is not the not-knowing of confusion, but rather the not-knowing of a mind willing to consider alternatives, even seemingly contradictory ones. This was not an insignificant thing. I could finally let go of tormenting myself with the question, who’s right?, and come to see each teaching as a skillful means. The meaningful question then becomes, does this help to free the mind from suffering, from greed and hatred and ignorance?

Se trata de una actitud que, sin duda, yo mismo debería tratar de aplicar más a menudo. Seguramente, no sólo me liberaría de una buena dosis de estrés, sino que me ayudaría a ver las cosas de manera más clara y constructiva. Me da la impresión de que demasiado a menudo nos dejamos arrastrar hacia estas confrontaciones dialécticas en las que nadie escucha realmente a nadie, sino que en realidad tienen como objetivo, parece, mostrar que uno mantiene la opinión correcta sobre un determinado asunto. Al fin y al cabo, sin embargo, nada de eso importa mucho. Lo que importa de verdad es lo que hacemos, no lo que opinamos o decimos. Se trata, no obstante, de algo difícil de asumir en un mundo tan entregado a mostrarlo todo en el escaparate público.

El otro artículo que me llamó la atención es Buddhism's High Power, de la escritora Hannah Tennant-Moore, donde la autora hace una defensa de la práctica de la oración en el contexto del budismo (nota aclaratoria: aunque la oración forma parte intrínseca de la práctica budista en Asia, la cosa es bien distinta en Occidente, donde se practica un budismo secularizado). Pero en este caso la reflexión que me gustaría destacar es esta otra:

For the many American Buddhists who have converted from monotheistic religions, this surrender of the personal will to a greater, mysterious will could smack of blind obedience to the same theistic rules they’ve already rejected. Yet as mindfulness practices gain mainstream appeal, meditation risks becoming just one more item on our self-improvement to-do list, along with going to the gym and getting a pedicure. Without some faith in things we do not understand, what is the purpose of any spiritual practice? As long as we insist on helping ourselves only in ways that make logical sense, we will get better only in ways we can measure and quantify—sitting still for longer periods of time, tamping down outbursts of anger. These self-improvements may satisfy the mind, but don’t we want more than that?

Se trata, por tanto, de subrayar la importancia de lo ilógico, lo irracional, de los sentimientos en definitiva. De lo contrario, la práctica de la meditación se convierte meramente en técnica para ser más eficiente y productivo, pero dejando de lado los principios éticos (algo así puede estar ocurriendo, de hecho, entre las grandes corporaciones que fomentan la práctica de la meditación como técnica de relajación para incrementar la productividad de sus empleados, por ejemplo). Si perdemos de vista el factor humano y la inspiración ética, solamente tenemos entre manos una herramienta que lo mismo puede ser empleada para un fin benévolo que para los objetivos más canallas que se nos puedan ocurrir. {enlace a esta entrada}

[Thu Feb 22 07:16:11 CST 2018]

Nos levantamos esta mañana con la noticia del fallecimiento de Forges. Quizá no se tratase de mi humorista preferido, pero sin duda que fue capaz de retratar nuestra realidad cotidiana con bastante acierto (y humor) en numerosas ocasiones. Ahí van un par de viñetas preferidas tomadas del artículo Las 20 viñetas favoritas de los seguidores de Forges:

 

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[Tue Feb 20 15:45:49 CST 2018]

Un amigo de mis años universitarios compartió hoy en Facebook el enlace a un artículo titulado El ejecutivo holandés que ha resumido en 383 páginas todos los defectos de España y del que me gustaría resaltar la siguiente reflexión:

"Hace 17 años que escucho aquí eso de que 'hay que cambiar el chip', pero nadie lo cambia. Solo se quejan echando la culpa al Gobierno".

Ciertamente. Aunque supongo que contradice más bien la tradición socialdemócrata de la que provengo yo, he de reconocer que dicha frase nos retrata a la perfección. Por lo que quiera que sea, en España todo lo malo es culpa del Gobierno de turno y nada puede solucionarse sin que intervenga, por supuesto, el Gobierno de turno. Seguramente nos hace falta una buena dosis de liberalismo en ese sentido. A lo mejor convendría plantearse qué podemos hacer nosotros en nuestro ámbito de influencia para mejorar el país, en lugar de tanto quejarnos y tanto demandar que el Gobierno haga esto o lo otro. Se hace bien cansino, la verdad. Me importa un comino de dónde pueda provenir esa vena quejica e intervencionista. Algunos dicen que quizá venga de las décadas de Gobierno autoritario que sufrimos bajo el régimen franquista, en tanto que otros dicen que en realidad el autoritarismo en España viene de mucho más atrás. Sea como fuere, lo que conviene es ponerse las pilas y cambiar de actitud. Los gobiernos, ciertamente, pueden contribuir a solucionar los problemas pero, al fin y al cabo, quienes en realidad los solucionamos somos todos nosotros, los ciudadanos, durante el día a día. No iba a ser la primera vez que una maravillosa legislación no pasa de ser mero papel mojado precisamente porque jamás se lleva a la práctica. De hecho, yo casi diría que esa es otra característica muy española. {enlace a esta entrada}

[Thu Feb 15 18:27:29 CST 2018]

Hay una foto sobre la publicidad sexista que parece que está ganando cierta popularidad en las redes sociales:

La imagen va acompañada de un texto que simplemente dice: "¿Cómo saber si es publicidad sexista? Pon un hombre en lugar de la mujer y si te parece ridículo, es sexista". Sin embargo, me da la impresión de que, a pesar de la fuerza de la imagen y de la gran popularidad que ha ido adquiriendo, se trata en realidad de una afirmación ilógica e incompleta.

Vayamos por partes. En primer lugar, dejemos claro que comparto al cien por cien el objetivo del mensaje. Sencillamente, la publicidad sexista es de lo más común y, por desgracia, tiene un efecto enormemente negativo en toda la sociedad en conjunto, pero principalmente sobre los más jóvenes. Además, es bien obvio que la mayor parte del sexismo que se observa en la publicidad toma a las mujeres como objetivo. Hasta ahí, creo que estamos todos de acuerdo.

Sin embargo, como decía, aunque comparto el objetivo del mensaje, me parece que el contenido es incorrecto e incompleto. Me explico. La publicidad sexista emplea, ciertamente, el estereotipo sexista de la mujer (esto es, con zapatos de tacón alto, lencería, curvas sinuosas y, en general, exudando sexualidad) en sus imágenes. Pero el equivalente de dicha imagen no sería, como se muestra en la foto, un hombre vestido de la misma manera. Eso parece, es verdad, ridículo. Sin embargo, no es el equivalente. Por el contrario, el equivalente sería una imagen mostrando el estereotipo masculino, que también existe. Así pues, debiera mostrar un hombre muy macho, enseñando músculo y, por supuesto, sexualidad dura. Y eso, por desgracia, también sería bastante común. De hecho, lo sería tanto que seguramente pasaría desapercibido.

Pero, en fin, ¿qué importa todo esto? Pues algo sí que importa. Importa porque convendría encauzar el debate público para, en lugar de interpretarlo todo como una guerra sin cuartel entre unos y otros, pudiésemos darnos cuenta de que el tema es mucho más complejo que todo eso. Los estereotipos sexuales existen, sin duda, pero afectan a los hombres también. En menor medida, es verdad, pero también nos afectan. Pregúntenle, si no, a cualquier muchacho de esos que en España llamamos sensibles, o pregúntenle a cualquier friki si se ha sentido o no discriminado porque él no se ajusta al estereotipo del machote. Los hay a montones. Yo, sin ir más lejos, sentí a menudo la presión social por no mostrar interés alguno en el modelo de macho ibérico que se me presentaba como ejemplo a seguir cuando era un adolescente. Son cosas que pasan y que, desde luego, no son patrimonio solamente de las mujeres. {enlace a esta entrada}

[Wed Feb 14 10:45:25 CST 2018]

Ayer, mientras leía una entrevista a Antonio Muñoz Molina publicaada en la web de El País, me encontré con unas cuantas reflexiones que me parecieron bien relevantes para nuestra época. Cuando el entrevistador pregunta si la Modernidad ha tenido algún aspecto positivo, el escritor jiennense responde:

Una clarísima de la que creo que los europeos no somos del todo conscientes: la mezcla de libertad y seguridad. Las ciudades de América Latina están en gran parte privatizadas. Por eso me produce mucha inquietud que se construyan urbanizaciones cerradas. Compara una plaza pública con un centro comercial climatizado, con vigilantes jurados y al que hay que ir en coche. No nos damos cuenta de la maravilla que es, sencillamente, ir por la calle. Inténtalo en Caracas o en Los Ángeles. Aquí puedes ir andando, en transporte público, en bicicleta. Bueno, en Madrid... La bicicleta provoca en la derecha española una furia muy llamativa. La ciudad en la que cualquier persona, hombre o mujer, puede ir a cualquier hora por cualquier parte es una invención prodigiosa.

Poco después, preguntado sobre Nueva York, donde vivió durante varios años, como posible "reducto liberal frente a la América profunda" de Trump, responde:

Cuando salió elegido Trump pensé que Obama era un malentendido. EE UU se parece más a Trump que a Obama. Es un país muy religioso y muy rural, incluso cuando es urbano, porque las ciudades no tienen esa noción de espacio público: la gente va en coche de un sitio a otro. Es un país enorme con desigualdades gigantescas, áspero, de mucha soledad, de mucho despojo. Nuestra visión está alterada por el cine, que ha dado glamur a cosas que no lo tienen. Ves esos barrios desolados y te parecen poéticos. Y no lo son, son simplemente pobres.

Se trata, me parece, de una exageración. La sociedad estadounidense, como cualquier otra, es mucho más plural y variopinta de lo que deja entrever Muñoz Molina. Sin embargo, parte de razón no le falta. El grado de tradicionalismo y conservadurismo (por no decir de obcecación y dogmatismo) que se alcanza por estos lares no lo he visto en otros sitios. Ya sé que también existen movimientos conservadores y tradicionalistas en otros países, pero lo de aquí es algo muy peculiar y, tiene uno la impresión, casi personal e intransferible. Para mí, que casi he vivido aquí durante veinte años, parece claro que el ultraconservadurismo acérrimo que se ha adueñado de buena parte de la sociedad estadounidense no es sino la lógica respuesta reaccionaria que se da en cualquier sociedad cuando se adentra en un proceso de decadencia acelerada. Sencillamente, un buen número de ciudadanos vuelven la mirada hacia un pasado edénico que, se piensa, siempre fue mejor, y esperan que lo único que hay que hacer para solucionar sus problemas es retornar a las respuestas de antaño. Se equivocan, me parece. Dicha actitud no hace sino acelerar la decadencia pues demuestra bien a las claras una incapacidad profunda para siquiera plantearse honestamente los problemas contemporáneos. Se trata, en definitiva, de una respuesta repleta de nostalgia y condenada al fracaso. {enlace a esta entrada}

[Wed Feb 7 15:44:09 CST 2018]

Hace ya varios días que, repasando la prensa nacional, me encontré con un artículo de El País Semanal sobre la famosa imagen de Eddie Adams tomada durante la guerra de Vietnam y que dio la vuelta al mundo como ejemplo gráfico de la crueldad de aquella guerra (y, todo hay que decirlo, alimento de la propaganda anti-estadounidense en el seno de las fuerzas de izquierdas por todo el planeta):

La imagen es, sin duda, impactante. Sin embargo, como suele suceder en estos casos, el problema es que casi siempre que la vemos lo hacemos sin contexto alguno. Y la verdad es que el propio fotógrafo reconocería muchos años después: "Gané un Pulitzer en 1969 por la foto de un hombre que disparaba a otro. En esa foto murieron dos personas: el que recibió la bala y el general Nguyen Ngoc Loan. El general mató al vietcong; yo maté al general con mi cámara".

Así pues, ¿qué se esconde tras la imagen? Pues bastante. Demasiado quizá para todos aquellos (nótese que me incluyo) que, como explicaba más arriba, siempre vimos en la foto un claro ejemplo de la despiadada represión estadounidense. No es solamente que, por supuesto, la guerrilla comunista aplicara métodos similares durante el conflicto. Eso casi pudiera darse por sentado, aunque nunca haya sido obstáculo para que desde la izquierda prefiriésemos mirar para otro lado al tiempo que concentrábamos nuestra atención, eso sí, sobre los excesos de las tropas estadounidenses y sus aliados del sur. Podemos leer los detalles en la entrada de Wikipedia dedicada a Nguyễn Ngọc Loan, el autor del disparo:

General Nguyen Ngoc Loan Executing a Viet Cong Prisoner in Saigon is a photograph taken by Eddie Adams on 1 February 1968. It shows South Vietnamese National Police Chief Nguyễn Ngọc Loan executing a Việt Cộng captain of an insurgent team Nguyễn Văn Lém (referred to as Captain Bảy Lốp), in Saigon during the Tet Offensive.

Around 4:30 a.m., Lém led a sabotage unit along with Viet Cong tanks to attack the Armor Camp in Go Vap. After communist troops took control of the base, Lém arrested Lieutenant Colonel Nguyen Tuan with his family and forced him to show them how to drive tanks. When Lieutenant Colonel Tuan refused to cooperate, Lém killed Tuan, his wife and six children and his 80-year-old mother by cutting their throats. There was only one survivor, a seriously injured 10-year-old boy.

Lém was captured near a mass grave with 34 civilian bodies. Lém admitted that he was proud to carry out his unit leader's order to kill these people. Having personally witnessed the murder of one of his officers along with that man's wife and three small children in cold blood, when Lém was captured and brought to him, General Loan summarily executed him using his sidearm, a .38 Special Smith & Wesson Bodyguard revolver, in front of AP photographer Eddie Adams and NBC News television cameraman Võ Sửu. The photograph and footage were broadcast worldwide, galvanizing the anti-war movement.

The execution appalled many people, but was most likely legal as Lém was acting like a "franc-tireur". According to Article 4 of the Third Geneva Convention of 1949, irregular forces are entitled to prisoner of war status provided that they are commanded by a person responsible for his subordinates, have a fixed distinctive sign recognizable at a distance, carry arms openly, and conduct their operations in accordance with the laws and customs of war. If they do not meet all of these, they may be considered francs-tireurs (in the original sense of "illegal combatant") and punished as criminals in a military jurisdiction, which may include summary execution. Lém had murdered a POW and civilians thus violating the rules of war. He was not marked by any identifiable marker showing that he was a legal combatant.

En otras palabras, que el prisionero ejecutado había cometido de hecho algún que otro crimen de guerra. No sólo asesinó a civiles, sino que operaba sin uniforme. Una vez conocido el contexto, parece claro que el ejecutor tenía más bien pocas opciones. Y, sin embargo, observando la fotografía sin conocer nada del contexto, parece claro que el militar es un criminal de guerra ejecutando a una víctima que bien pudiera ser inocente, es decir, precisamente lo contrario de lo que fue. Debiera darnos qué pensar. No sólo en el contexto de una guerra, sino en cualquier otro (sin ir más lejos, en el contexto del proceso independentista catalán, por ejemplo). Una de las paradojas, me parece, es que todo esto pone en cuestión la máxima según la cual "una imagen vale más que mil palabras". Por desgracia, a menudo no es así. Las imágenes, fuera de su contexto, son armas poderosísimas de distorsión y manipulación. Y el contexto a menudo requiere de una explicación más elaborada para la que cada vez tenemos menos paciencia y que, además, suele ser mejor compartirla a través de la palabra, ya sea hablada o escrita. Todo esto debiera hacernos reflexionar, pero me temo que no es así. {enlace a esta entrada}