[Wed May 31 14:31:42 CDT 2017]

Lo de Donald Trump está llegando ya a un punto de surrealismo que es casi inconcebible. Si hace unos días, durante su primer viaje internacional de relevancia, llegó a protagonizar las noticias debido a su actitud arrogante, inmadura y egocéntrica, ahora comenzamos a ver las consecuencias de todo aquello. De momento, los líderes alemanes, incluyendo a la propia canciller Merkel, no han dudado en avisar de que las relaciones transatlánticas han cambiado de manera quizá irreversible. Como bien afirma Merkel, ha llegado el momento de que la UE eche a andar por su propia cuenta y defienda sus propios intereses. Eso no implica, por supuesto, poner fin a la relación de amistad con los EEUU, pero sí que requiere acabar con el seguidismo que aplicamos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Ni que decir tiene que todo ello implicaría un aumento del presupuesto militar, pero estoy convencido de que si se hace al mismo tiempo que profundizamos el proceso de integración (algo que debiera ser más fácil ahora que el Reino Unido ha elegido quedarse fuera) redundará en un mayor beneficio en conjunto para los países europeos. Más importante aún, nos permitiría seguir nuestra propia política exterior con respecto a los países de la ribera sur del Mediterráneo, en Oriente Medio y, sobre todo, con respecto a Rusia, con la que conviene mantener relaciones amigables por pura cercanía geográfica y pasado compartido.

En todo caso, como decía, Trump tiene el arte de arremeter contra todos y contra todo de la manera más infantil e ignorante. Ayer, por ejemplo, se descolgó arremetiendo a través de Twiter contra Alemania y acusándole de dañar la economía de los EEUU debido a su fortaleza comercial. O sea que, según Trump, lo único aceptable es que todos los países del mundo se sometan a los intereses estadounidenses y no compitan con ellos. Mucho menos, por supuesto, que les saquen ventaja en dicha competición. De hecho, por definición, si algún país demuestra fehacientemente que es más competitivo que los EEUU debe ser porque están haciendo trampas de alguna manera. La inteligencia del nuevo Presidente estadounidense no llega a más, parece. Al buen señor le importa un rábano que su economía lleve teniendo un déficit en su balanza comercial desde 1976.

En lugar de estudiar a fondo cuáles puedan ser las razones de dicha realidad, Trump (y tantos estadounidenses, aunque la verdad es que la amplia mayoría asume porque sí, porque son los mejores, que su país tiene un superávit en la balanza comercial) prefiere culpar a quien se ponga por delante. ¡Como si China o Alemania pudieran estar detrás de un problema que llevan arrastrando los EEUU desde hace ya cuatro décadas! {enlace a esta entrada}

[Mon May 29 07:59:14 CDT 2017]

Algo que me ha llamado la atención conforme he ido viviendo más años en los EEUU es la idea esa tan francesa del imperialismo cultural, que en un principio me pareció más bien ridícula y llena de prejuicios antiamericanos, para, después, poco a poco, entenderla mejor. El mecanismo exacto por el que se extienden ciertas prácticas culturales desde lo que pudiéramos llamar la capital del Imperio al resto del orbe sería bien difícil de identificar (aunque todo parece apuntar a la importancia fundamental de los medios de comunicación de masas y, sobre todo el cine y la televisión en la sociedad contemporánea), pero algo de verdad hay en la crítica izquierdista. Volví a darme cuenta hace unas cuantas semanas, mientras leía un artículo en la web de El País sobre la moda de levantar montoncitos de piedras en las playas o, algo más recientemente, cuando leí sobre la moda de los spinners en nuestras escuelas. Tanto una cosa como la otra provienen de los EEUU, donde hace ya tiempo que se practican. Y, como éstas, hay muchísimas otras prácticas (la moda hipster, los tatuajes, el hip-hop, las celebraciones de Halloween...). Se mire como se mire, el caso es que siempre suele ser (con pocas excepciones) un viaje en un único sentido. Así, por ejemplo, en España acabamos adoptando la figura navideña de Santa Claus, pero por aquí no tienen ni idea de quiénes puedan ser los Reyes Magos, de la misma manera que Halloween se implanta por toda la península, pero en tierras estadounidenses no vemos jamás una procesión de Semana Santa o una Feria de Sevilla. En fin que, como decía, algo de verdad hay en la idea, a pesar de que a menudo hayamos hecho chistes sobre el asunto achacándola a un mero prejuicio antiamericano. {enlace a esta entrada}

[Mon May 22 20:11:04 CDT 2017]

Lo del PSOE a estas alturas es ya tragicómico. Después de tantas vueltas, resulta que acaba como estaba antes de empezar, esto es, con Pedro Sánchez de Secretario General e incapaz de ponerse de acuerdo sobre la estrategia a seguir a corto plazo. Peor aún, dividido casi en dos mitades exactas sobre qué pasos seguir. Y no solo eso, sino que, además, se ven obligados a convocar un congreso cuanto antes para intentar aclarar algo el panorama. Lo mismo a mucha gente se le habrá olvidado ya, pero quienes organizaron la ominosa conspiración del 1 de octubre para provocar la dimisión de Pedro Sánchez lo hicieron, entre otras cosas, porque se oponían a la convocatoria de un congreso del partido para decidir sobre su política de pactos. Ahora, meses después, resulta que se convocará después de todo.

En fin, como decía, que esto va de mal en peor. Para sorpresa de quienes lo tenían todo "atado y bien atado" (esto es, la gente del aparato), Pedro Sánchez ha vencido en las primarias del PSOE. Y, además, lo ha hecho de manera contundente. Le ha sacado ni más ni menos que unos 15.000 votos y más de diez puntos porcentuales de diferencia a Susana Díaz, la candidata, por así decirlo, oficialista. Por cierto, que ésta última ha obtenido menos votos que avales en su región natal. Quien ha militado en el PSOE sabe perfectamente de qué va el juego y el significado que esto tiene. Mientras que los avales se firman, por así decirlo, "a cara descubierta", el voto en las primarias era individual, intransferible y secreto. Ya sabemos lo que ocurre si alguien se niega a firma un aval para Susana y, por una de esas casualidades del infortunio, desempeña un cargo público o, simplemente, tiene un puesto de trabajo de los de "designación política". En Andalucía las afinidades se miden en las votaciones y se premia (o castiga) de acuerdo a lo que se hace en los momentos fundamentales. Así es el aparato dominado por Susana (y por otros antes de ella que tampoco eran mucho mejores, la verdad). Por cierto, que ahora parece bien claro que el apoyo contundente de la guardia pretoriana del partido (Felipe González, Alfonso Guerra, Zapatero, Rubalcaba y tantos barones) no ha hecho sino restarle votos a su candidatura. Y es que vivimos unos tiempos en los que no conviene retratarse demasiado con las "élites". Andan bien desprestigiadas.

En todo caso, el resultado de estas primarias no hace sino complicar bastante las cosas, creo yo. Seamos claros: aunque haya ganado Pedro Sánchez, el PSOE está dividido en dos mitades con un apoyo prácticamente similar. Y, además, parece bien difícil llegar a un acuerdo de consenso entre las posiciones fundamentales de ambas corrientes con respecto a asuntos tan importantes como la política de coaliciones, el concepto de Estado o las medidas económicas. De hecho, uno casi se atrevería a advertir que, si por un mal de Dios, Susana y los suyos se lanzaran a otra operación de acoso y derribo como la que realizaron el pasado octubre (y Susana, por cierto, es muy dada a ese tipo de cosas), la cosa lo mismo podría acabar en la partición del centenario PSOE en dos grupos casi irreconciliables: uno más a la izquierda y dispuesto a llegar a acuerdos con Podemos y otro más al centro y dispuesto a llegar a acuerdos con Ciudadanos.

Y, a todo esto, la dirección del PP haría bien en dejar de frotarse tanto las manos. Lo mismo les aparece a ellos un partido por su derecha que les lanza por sorpresa al mismo abismo en que ahora se encuentran los socialitas. Cosas más raras se han visto. La política es así. {enlace a esta entrada}