[Sun Jul 9 15:42:31 CDT 2017]

Hace unos días leíamos en la web de El País que Albert Rivera había pactado con Rajoy que aquellos contribuyentes con unos ingresos inferiores a los 14.000 euros al año no paguen el IRPF y, en el cuerpo de la noticia, nos encontramos con la siguiente afirmación del dirigente de Ciudadanos:

"Creemos que el dinero en el bolsillo de los ciudadanos renta más, porque reactiva la economía".
Se trata de una afirmación que a menudo se oye también en boca de quienes defienden una política económica liberal en otros países. La lógica parece ser la siguiente: si en lugar de tener que pagar ese dinero en concepto de impuestos los contribuyentes tienen la oportunidad de gastárselo, la consecuencia directa ha de ser un incremento de la acitividad económica. Parece de cajón. Tiene su sentido, sobre todo cuando medimos la actividad económica de acuerdo a los parámetros del Producto Interior Bruto (PIB). Si un número determinado de contribuyentes puede ahora gastar más que el año pasado porque pagarán menos impuestos eso debe significar impepinablemente que la demanda agregada crecerá y, con ello, el PIB. Sin embargo, lo que nunca he entendido bien de esta lógica es que parece pasar por alto la naturaleza sistémica de la economía. Al fin y al cabo, ¿a dónde va a parar el dinero que pagamos en concepto de impuesto, si no a la propia economía? O, para explicarlo de otra forma, el Estado no guarda el dinero de los impuestos bajo la almohada en algún sitio, sino que lo gasta en bienes y servicios (es decir, que incrementa la demanda agreagda), lo cual a su vez contabiliza en el PIB y, por consiguiente, reactiva la economía igualmente. Lo mismo es a mí a quien le falla la lógica, pero son varias las veces que he compartido este razonamiento con quienes defiendes las políticas fiscales de corte liberal y jamás ha sido capaces de responder de una manera convincente. Si acaso, lo más lejos que llegan es a afirmar de una manera algo ambigua que "el gasto privado siempre será más eficiente que el gasto público". Pues quizá sea así (habría que verlo) pero, sea como fuere, tanto el uno como el otro acaban siendo contabilizados como demanda agreagada y, por consiguiente, incrementan el PIB.

Ahora bien, si de lo que se habla es de aplicar algo parecido a la reaganomics de los años ochenta, la cuestión sería bien distinta, pero no tiene nada que ver con que el gasto privado sea más eficiente o con que la reducción de impuestos reactive nada. Lo que sucedió en los "años dorados" de Reagan fue que tanto el gasto público como el privado subieron, aunque fuera a costa de un mayor déficit público y un mayor incremento de la deuda tanto pública como privada, como puede comprobarse fácilmente haciendo una búsqueda en la Web. En esas condiciones, como es lógico, sube la demanda agregada y crece el PIB, pero no parece razonable pensar que se trate de una solución a largo plazo. En fin que, como solía decirse antiguamente, nadie da duros a peseta. {enlace a esta entrada}