Octubre
Cuaderno de Bitácora (Septiembre 2016)

[Wed Sep 28 12:28:17 CDT 2016]

No le falta buena parte de razón a Pedro Sánchez cuando pregunta: "Felipe González está en el bando de la abstención. ¿En qué bando está Susana Díaz?". Él lo sabe tan bien como yo y tanta otra gente que haya militado en el PSOE de Sevilla: Susana Díaz está siempre en su propio bando, esto es, en el bando que le reporte mayores garantías de seguir controlando el poder en el futuro cercano. Lo demás (el interés general del país, el interés de su propio partido, consideraciones ideológicas, asuntos programáticos o estratégicos, los proyectos...) le trae el pairo. A Susana Díaz le ha interesado siempre el poder y nada más. Ya se veía venir hacía tiempo que su ambición personal y sus métodos (las triquiñuelas tramposas aprendidas durante toda una vida dedicada a la política orgánica y aplicadas ahora con tanto éxito contra su Secretario General) iban a acabar así. Hace un rato que más de la mitad de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE ha dimitido para forzar la salida de Pedro Sánchez. No hay más que echar un vistazo al listado de dimisionarios para observar que un buen número de ellos provienen de la federación andaluza. Está claro quién le ha dado la puñalada por la espalda.

En fin, mucho me temo que el tan temido sorpasso está ya servido. Se me antoja bien difícil que, visto lo visto, un buen número de ciudadanos no abandonen al PSOE y entreguen su voto a Podemos. Las nuevas elecciones generales tendrán lugar más tarde o más temprano, pero dudo mucho que lo que pueda suceder entre ahora y ese momento vaya a cambiar las cosas demasiado. El espectáculo que han dado los socialistas es auténticamente esperpéntico. No creo que el problema sea optar por la abstención y un Gobierno en minoría del PP, ni tampoco por el voto negativo y nuevas elecciones. De hecho, estoy convencido de que tanto una opción como otra podría explicarse a los votantes de manera razonable. Pero no, el problema no está ahí, creo. Lo malo es la discusión de gallinero que han montado entre todos. Lo que ayer se decía que era sumamente irresponsable (esto es, la convocatoria de un congreso del partido cuando aún no se ha formado Gobierno) ahora se propone como solución sin el mayor rubor, quienes afirmaron durante años que prefieren mantenerse al margen del debate porque no ostentan cargo público alguno (Felipe González) en realidad no hacen sino poner zancadillas cada dos por tres, quien ha estado urdiendo maniobras tras las bambalinas todo este tiempo (Susana Díaz, por supuesto) evita pronunciarse claramente por una posición u otra porque lo único que le interesa es hacerse con el poder y, por si todo esto fuera poco, acaban por dar un pequeño golpe interno (por más que la conspiración se ajuste, como lo hace, a los Estatutos del partido, no creo que a nadie le quepa la menor duda de que se trata de una puñalada a traición) que la mayoría de los ciudadanos seguramente verá como poco democrático. Como he dicho otras veces, no creo que el PSOE desaparezca porque tiene mucha historia tras de sí. Pero no acierto a ver cómo puedan evitar el sorpasso en las próximas elecciones. No llegará a los niveles del PASOK, pero sí que veo bien posible que se quede en la cincuentena de diputados de aquí a muy poco. Los votantes entienden que se tome la decisión errónea y, cuando ésta se da, la castigan en las urnas. Pero no lo hacen de tal forma que provoque una crisis profunda. Sin embargo, lo que no perdonan es la indefinición. Y eso es precisamente lo que los socialistas han estado haciendo desde que desapareció el bipartidismo imperfecto de antaño.

Por cierto, que mucho me temo que, al menos a corto plazo, tampoco la gente de Podemos (ni nadie de izquierdas) pueda tener en realidad razones para alegrarse de todo esto. Como digo, no creo que vayamos a ver tan pronto una pasokización del PSOE, lo que quiere decir que el escenario más probable a corto plazo es una izquierda con Podemos (o Unidos Podemos, o como quiera que se llamen en ese momento) como fuerza hegemónica pero no lo suficientemente potente, un PSOE en decadencia pero todavía con una fuerza a tener en cuenta y, por último, una miríada de formaciones nacionalistas e independentistas incapaces de ponerse de acuerdo con nadie. Mientras tanto, lo más probable es por el otro lado, por la derecha, Ciudadanos vaya perdiendo fuelle y el PP se consolide aún más. Lo siento mucho, pero ése es el panorama que veo. {enlace a esta entrada}

[Mon Sep 26 13:46:18 CDT 2016]

Por si el revés que han supuesto los resultados de las elecciones autonómicas en Galicia y País Vasco no fueran suficiente, todo parece indicar que los barones y la dirección del PSOE han optado por continuar la guerra civil larvada en la que se vienen entreteniendo de un tiempo a esta parte. Pedro Sánchez anda empeñado ahora en convocar un congreso extraordinario cuanto antes mejor. Y, la verdad sea dicha, no le falta parte de razón teniendo en cuenta que nadie tiene bien claro cuál pueda ser la posición del partido ante la situación política sin precedentes que se vive en el país. Mientras Sánchez y el resto de la dirección apuestan por construir un Gobierno de coalición alternativo a Rajoy y el PP (algo que se antoja bien improbable, cuando no imposible, dados los finos equilibrios que tendría que hacer para conseguir suficientes votos en el Parlamento, por no hablar del hecho de que Ciudadanos ya ha dejado bien claro que no le apoyaría en estas condiciones), la vieja guardia y muchos barones se muestran partidarios de abstenerse para que gobierne Rajoy en minoría como manera de salir al paso, aunque solo sea durante un tiempo mínimo que les permita respirar un poco y emprender la reconstrucción de un proyecto socialista no ya raquítico, sino casi diría yo que en abierta decadencia.

En fin, que no me parece nada claro que los ciudadanos le vayan perdonar al PSOE este ensimismamiento en sus propias cuitas internas precisamente en el momento en el que el país más necesita una fuerza política contundentemente reformista pero que haga buen uso, a la vez, de un guante de seda (algo que, por cierto, no hace Podemos). Si tanto en Galicia como en País Vasco se han hundido los socialistas y han sido víctimas del tan temido sorpasso electoral, la que se avecina puede ser de aúpa en las próximas elecciones generales si deciden seguir con sus riñas particulares (y cuidado, porque todo parece indicar que eso es precisamente lo que van a hacer). Da bastante pena observar cómo aquel proyecto progresista y modernizador que liderase Felipe González en los años ochenta y que volvió a situar al país en el contexto internacional que le corresponde por primera vez en muchísimo tiempo ha degenerado con el tiempo en un partido ensimismado, clientelar y más preocupado por repartirse las migajas del poder que por solucionar los problemas que se le plantean al país. Y, que conste, sé perfectamente que dentro de las filas socialistas aún queda mucha gente de un valor extraordinario. Pero, desgraciadamente, no son quienes tienen el control del partido en estos momentos. Peor aún, tampoco se hacen oír entre las filas de los críticos. Unos y otros destacan, si acaso, por ser profesionales de la política con más bien poca experiencia en la vida otra que la militancia y el trabajo orgánico. Gente entregada en cuerpo y alma a la consecución y el mantenimiento del poder a cualquier precio. Mi temor es que, a estas alturas de la película, les queda a todos ellos dos telediarios. Entre todos están destruyendo irremisiblemente un partido histórico que, guste o no, debiera seguir ocupando un lugar central en la política española y que, según me parece, no tiene aún un sustituto con la misma capacidad de aunar fuerzas, alcanzar consensos y llevar a la práctica un proyecto de futuro {enlace a esta entrada}

[Fri Sep 23 15:52:52 CDT 2016]

Si hay una cosa que tengo más o menos clara en lo que respecta al debate sobre la sostenibilidad es que el problema va mucho más allá de políticas determinadas o incluso de revolucionarias (y mágicas) soluciones verdes. Por el contrario, me parece que el asunto que tenemos planteado nos aboca a tomar una decisión de profundo calado sobre el modelo de civilización mismo. Pues bien, para confirmarlo, no hay más que leer la noticia, publicada hoy por el diario El País, que nos advierte que el auge del coche eléctrico ya está disparando el precio del litio, a la que denomina "la nueva gasolina". Según el cálculo de los expertos, el 40% de los vehículos matriculados en el año 2025 serán eléctricos o híbridos (por cierto, que tampoco es la primera vez que estos expertos pecan de un exceso de optimismo) y el aumento de la demanda no tiene más remedio que encarecer los precios de litio (que, por cierto, está dominado en estos momentos por solo cuatro compañías que controlan el 85% de la producción a nivel global). Por si todo esto fuera poco, buena parte de la producción se encuentra concentrada en un puñado de países (el 22,7% en Bolivia, el 18,9% en Chile y el 16,4% en Argentina), con lo que ni siquiera aliviamos el problema que hemos venido arrastrando durantes las últimas décadas de una excesiva dependencia de unos cuantos países productores del elemento clave en el mercado energético (el petróleo hasta ahora, el litio, parece, en el futuro inmediato).

Se mire como se mire, el problema de fondo que realmente no queremos afrontar no es otro sino el hecho incontrovertible de que no podemos seguir creciendo ilimitadamente en un planeta de recursos limitados. Lo mismo alguien inventa algo, pero no acierto a ver cómo podríamos solucionar ese dilema fundamental. {enlace a esta entrada}

[Fri Sep 9 15:50:22 CDT 2016]

Según leemos hoy en El País, Felipe González ha hecho un llamamiento a que los candidatos de los principales partidos renuncien a presentarse como candidatos si han de repetirse las elecciones generales una vez más. No voy a decir que esté completamente de acuerdo con el llamamiento, pero sí que comparto su opinión de que "el camino de la abstención es lo razonable" en nombre de la responsabilidad para favorecer la gobernabilidad del país. Ya lo he dicho en otras ocasiones en estas mismas páginas. Estoy convencido de que el PSOE debiera tomar esa decisión. {enlace a esta entrada}