[Wed Dec 26 16:09:05 CST 2012]

Hace ya poco más de una semana que leí en El País una entrevista al sociólogo Manuel Castells en la que reflexionaba sobre todo acerca de los movimientos de protesta que hemos visto en estos últimos años. Algunas de las cosas que dice me parecen interesantes. Por ejemplo, cuando se le pide al inicio de la entrevista que haga un balance general, responde así:

Va por países. En Islandia se nacionalizaron los bancos, se echó a los dos partidos que la gobernaban desde 1927, se creó un nuevo Gobierno con democracia participativa, se elaboró una nueva Constitución debatida por Internet con miles de ciudadanos interviniendo. Fue una revolución, pacífica, pero una revolución. En algunos países árabes se acabaron las dictaduras. Se puede pensar si el islamismo gusta máe;s o menos, pero es otra cosa. Dictaduras inalteradas durante décadas se acabaron en semanas. En Túnez. En Egipto. En otros casos, los gobernantes avisados contirtieron las revueltas en guerra civil. En EEUU la distinción entre ricos y pobres era ajena a la cultura americana y ahora es un asunto vivo y ha tenido un efecto electoral de segundo grado en la campaña, a favor de Obama.

Algunas de las afirmaciones me parecen discutibles pero, en líneas generales, es correcto. Se mire como se mire, las revueltas que comenzaron en los países árabes han acabado con dictaduras que realmente parecían eternas e intocables. Asimismo, los indignados trastocaron el sistema político islandés y obligaron a los candidatos presidenciales en EEUU a discutir el tema de la desigualdad social. No es moco de pavo, aunque muchos teníamos la esperanza de que los cambios hubieran sido mucho más profundos de lo que han sido, al menos de momento.

Pero mucho más significativa me parece la respuesta de Castells cuando se le pregunta sobre España:

España es el país de Europa donde el sistema político ha mostrado menos sensibilidad ante la protesta, y con los dos grandes partidos de acuerdo en ignorarla. El caso m´s dram&acaute;tico es el de las hipotecas. Los suicidios han disaprado la alarma social, pero hace más de un año y medio que viene planteándose sin respuesta. La opinión pública ha registrado las críticas del 15-M. Las encuestas señalan un 70% de apoyo, pero también registran que apenas se cree que haya capacidad de cambio. Ha cambiado la conciencia de la gente, pero el sistema político se mantiene impermeable. Y esto puede degenerar en enfrentamientos y en violencia.

Se trata, sin duda, de un claro riesgo, sobre todo en nuestro caso. De momento, parece bien claro que el nacionalismo catalán se ha radicalizado. Pero, como acertadamente dice Castells, el problema bien pudiera extenderse a otros ámbitos. Sencillamente, los dos grandes partidos no reaccionan. El sistema político está atenazado. No se ven cambios, en tanto la frustración de la gente de la calle va en aumento. Parece mentira que ni siquiera haya habido un intento sincero de llevar a cabo reformas que integren al menos a parte del movimiento. Se trata de algo que podría hacerse fácilmente siguiente las líneas apuntadas por Castells en la entrevista:

Dentro del movimiento hay una tendencia que es anticapitalista, pero no todo el movimiento lo es. Lo que se rechaza es el sistema financiero como funciona ahora. Su indignidad e inmoralidad. Y también la subordinación de las instituciones y los partidos. El movimiento parte del malestar económico y social, pero es sobre todo un movimiento político que exige la democracia real. Ha hecho varias propuestas razonables de democratización del sistema electoral porque la sociedad ha cambiado, pero el sistema político no cambia. Ha generado más debate y ha creado más conciencia política que los partidos en los últimos 20 años. Ya se traducirá en votos. El problema es que ninguna de las propuestas políticas refleja hoy esta nueva sensibilidad.

En definitiva, que el sistema política ciertamente ha mostrado una falta de cintura que, a la larga, puede llegar a ser la razón última de su perdición. Ya veremos dónde acaba todo esto. Pero, de momento, el sistema está demostrando más bien poca capacidad de adaptación. Es demasiado rígido. Así las cosas, no tendría nada de extraño que se abrieran las puertas de una segunda transición que bien pudiera conllevar incluso un cambio de régimen. {enlace a esta entrada}

[Wed Dec 26 15:46:57 CST 2012]

Navegando por la Red me he encontrado una página que muestra fotos de sadhus o ascetas hindúes. Aunque cueste trabajo creer, en este mundo tan globalizado todavía existen —afortunadamente— profundas diferencias culturales que explican figuras como éstas. Se trata de ascetas que han elegido voluntariamente una vida de penitencia y austeridad, en algunos casos incluso después de haber sido padres de familia durante un tiempo. En fin, algunas de las fotos (más bien muchas de ellas, diría yo) son tremendamente interesantes. Ahí van unas cuantas.

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[Mon Dec 17 13:24:32 CST 2012]

Izquierda Unida celebró su X Asamblea este fin de semana pasado y todo parece haber transcurrido con cierta normalidad y sin mayores sobresaltos o crisis internas, que es lo que a menudo han caracterizado las asambleas de la coalición. Y que conste que digo esto con respeto. Como ya he dejado escrito en estas mismas páginas en numerosas ocasiones, no me gustan nada esos congresos a la búlgara tan típicos en el PP y hasta, por desgracia, en el PSOE. En una democracia madura, no creo que haya que temer las discrepancias dentro de un partido político, aunque buena parte de nuestros medios de comunicación parecen no compartir este punto de vista. En este sentido, me parece importante subrayar que, en contra de lo que afirma el titular de Público, Cayo Lara no ha sido reelegido coordinador federal de IU por unanimidad, sino por 790 votos a favor, 89 en blanco y 52 nulos. No entiende uno qué pueda entender el periodista por "unanimidad". Un voto muy mayoritario sí, pero de unanimidad nada de nada. Ni falta que hace.

En cualquier caso, si algo ha quedado claro durante esta X Asamblea es que los distintos partidos y corrientes que han confluido en IU se encuentran más o menos cohesionadas en torno a un proyecto común en estos momentos. Es lógico, pues todo parece jugar a su favor en estos momentos. Su antiguo coordinador federal, Julio Anguita, cuenta con el respeto de propios y extraños cuando, después de ser tratado como un paria, después de verse convertido en el hazmerreír de la práctica totalidad de los medios de comunicación en los años noventa, el tiempo le ha venido a dar la razón con respecto a sus posicionamientos hacia el Tratado de Maastricth y la implantación del euro. Podrá doler más o menos (yo, sin lugar a dudas, me encuentro entre quienes se reían de él en su momento), pero ha quedado patente que, al final, era Anguita quien llevaba razón, y no todos nosotros. Pero es que, además, el hecho de que la política de recortes ya comenzara bajo el Gobierno de Zapatero a raíz de aquel cambio de estrategia que tuvo lugar en mayo del 2010, así como el hecho de que los socialistas cometieran el garrafal error de elegir como nuevo líder ni más ni menos que a quien había sido vicepresidente de Zapatero (y, por consiguiente, responsable de aquellas medidas) no ha hecho sino dar alas a IU. Se mire como se mire, el PSOE no tiene mucha credibilidad en estos momentos para criticar las políticas de recortes que está llevando a cabo Rajoy, pues fueron ellos quienes ya las iniciaron en su momento. El PP no está haciendo sino continuar lo que ellos empezaron. Tiene poco de extraño, pues, que los socialistas no hagan sino bajar en las encuestas casi tanto (o más) que el PP. Se pregunta uno a qué diantres esperan para renovarse. Y esto implica no solamente un cambio de caras (que, como digo, es estrictamente necesario), sino también de formas y de contenidos. Eso ha pedido hoy mismo en Público Mario López Areu, militante del PSOE, en un artículo titulado la praxis en el socialismo contemporáneo en el que, recordando otro artículo que escribiera Alfonso Guerra en El Socialista en mayo de 1972, viene a reivindicar una tradición reformista y renovadora que, hoy por hoy, parece estar oculta en un cajón:

Hace cuarenta años, el PSOE llevó a cabo una transformación interna que le permitió dejar atrás los traumas de la Guerra Civil y renovarse para volver a ser relevante y poder dar respuesta a las aspiraciones de la sociedad en los últimos días del Franquismo y durante la Transición hasta llegar al gobierno en 1982. Esa transformación permitió al PSOE gobernar España veinte de los últimos treinta años. Ha llegado el momento de desempolvar el espíritu de ese artículo de Alfonso Guerera en mayo de 1972 y, sin miedo, recuperar el ethos reformista del PSOE para hacerlo un partido relevante para los próximos cuarenta años.

Se pregunta uno, no obstante, qué posibilidades reales tiene la renovación que López Areu y tantos y tantos militantes socialistas están pidiendo a gritos. En principio, la impresión que tiene uno es que hay demasiados intereses creados, demasiada profesionalización y acomodamiento entre los líderes del PSOE como para que se atrevan en verdad a renovar nada. Es bien posible que cambien las caras. También es más que probable que cambien la retórica, pero no sus prácticas. Me temo que eso ha calado hasta el tuétano y no hay un dios que lo cambie. Así las cosas, pues, sólo cabe preguntarse si el más que probable cambio de caras y la adopción de una nueva retórica (que, como digo, sucederá tarde o temprano) van a lograr convencer a los ciudadanos o no. Si lo logran, supongo que con ello le concederán la prórroga a un sistema neorestaurador más que podrido. De lo contrario, lo mismo sucede que IU protagoniza el sorpasso de que tanto hablara Anguita en la década de los noventa. El PSOE no desaparecería, pero sí que pasaría a convertirse en partido minoritario de la izquierda (algo así como el PSI italiano de Bettino Craxi en su momento) y cabrí la posibilidad de que viéramos una segunda Transición. Aunque, quién sabe, si las cosas llegaran a esos extremos, lo mismo vemos al PSOE comportarse como el PSI de Crazi o el PASOK de Papandreu hoy en día, prefiriendo llegar a acuerdos con la derecha antes que con otro partido mayoritario en la izquierda. Si eso llegara a suceder, me temo que no harían sino firmar su desaparición a medio y largo plazo, al igual que sucediera a las huestes de Craxi. En fin, que todo parece estar abierto ahora mismo. {enlace a esta entrada}

[Wed Dec 12 16:50:35 CST 2012]

También hoy publica El País un editorial en el que se hace un llamamiento a corregir los excesos del Estado de las Autonomías de tal forma que se eliminen duplicidades y se poden gastos superfluos, sin que ello signifique caer en el radicalismo centralizador ni soberanista. Me parece una propuesta sensata y razonable:

El saneamiento de las finanzas públicas exige poner fin a los excesos que se han cometido en el gasto de distintas Administraciones, no solo de las autonomías. Esas tareas urgentes deben diferenciarse bien de dos fundamentalismos: el de enrocarse en el centralismo y defender la reducción al mínimo del Estado autonómico, de un lado, y el de los que quieren exacerbar las tensiones soberanistas. El Estado de las autonomías es una fórmula de éxito y a nada conduciría la súbita concentración de competencias en un Estado unitario y elefantiásico, que podría ser aún más difícil de manejar y optimizar.

Pero tampoco se puede aplazar eternamente un proyecto de racionalización de competencias y servicios. Las estructuras autonómicas canalizan bastante más de un tercio del gasto público, de modo que volver grupas sobre lo actuado haría temblar los cimientos del edificio institucional. Tampoco es posible plantear a los ciudadanos la poción entre pagar el Estado del bienestar o pagar el estado de las autonomías, como si uno y otro no tuvieran nada que ver: esa dicotomía es falsa. Servicios públicos esenciales se prestan a través de las autonomías, de modo que pretender una reducción sustancial del gasto en educación o sanidad equivale a cuestionar, en realidad, tales prestaciones o dar el volantazo hacia su privatización.

Como digo, me parece sumamente sensato y razonable. De hecho, el editorial de El País parece mantener una posición de centro-izquierda o centro progresista perfectamente en sintonía con la que ha sido la línea general del votante español desde la Transición a nuestros días. Lo que hasta hace poco se vendía como el mejor invento de nuestra Historia (el Estado de las Autonomías) ahora se nos quiere vender como el culpable de todos nuestros problemas. Sencillamente, ni lo uno ni lo otro. En general, el Estado de las Autonomías ha funcionado razonablemente bien y, de hecho, ha proporcionado el marco para que el problema de las nacionalidades periféricas que tantos quebraderos de cabeza nos ha dado durante siglos se canalice de una forma más o menos constructiva. Que quede claro: ha habido excesos y errores. Se ha producido un claro despilfarro en muchas autonomías que debe solucionarse. Pero, en líneas generales, ha funcionado satisfactoriamente y, si acaso, habría que profundizarlo más, pienso, en una línea federalista. En todo caso, lo que queda claro es que un retorno al centralismo de antaño no haría sino agravar el problema vasco y catalán, además de añadir un nuevo grado de complejidad que casi seguramente no haría sino incrementar la ineficiencia de la Administración. El déficit de las autonomías es inmenso, por supuesto, pero eso es porque son precisamente quienes se encargan del gasto en sanidad y educación, al tiempo que se les ha cortado el grifo por la parte de los ingresos. O, para explicarlo de otra forma, el Gobierno central ha cerrado el grifo de la financiación a las autonomías, les exige que recorten el gasto y, al mismo tiempo, les pide que mantengan las políticas sociales que suponen precisamente su gasto principal. Sencillamente, les está pidiendo que cuadren el círculo y, si fallan en el empeño, les apunta con dedo acusador y se descarga de responsabilidades. En definitiva que, en este asunto, como en casi todos los demás, echa uno de menos un auténtico diálogo entre todas (o casi todas) las fuerzas políticas del arco parlamentario para llegar a un acuerdo sobre las medidas que se deben aplicar. {enlace a esta entrada}

[Wed Dec 12 16:29:57 CST 2012]

Esta mañana bien temprano le eché un vistazo a las noticias de España y me encontré un artículo sobre el debate entre Rajoy y Rubalcaba en el Congreso que me hizo sonrojar:

Por elevación ha tirado el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, que ha tratado de resumir en dos minutos y medio el balance de la política del Gobierno durante su primer año. "Ustedes en solo un año han desmontado pieza a pieza el Estado de Bienestar que es de todos los españoles; no hay un solo colectivo al que no le vaya peor; no han dejado títere con cabeza...", ha enumerado sin fin, Rubalcaba: pensionistas, trabajadores afectados por la reforma laboral; situación de la Sanidad, de la Educación, de las políticas de Bienestar. "Sólo han beneficiado a los evasores fiscales, mientras que dejan en las compañías privadas la gestión de la Sanidad, y recortar en educación pero sí hay dinero para prolongar los conciertos educativos seis años más", ha continuado Rubalcaba. Y la promesa del jefe de la oposición le ha puesto colofón de su intervención: "Ustedes están desmontando el estado social pieza a pieza, pero los socialistas lo reconstruiremos con tanta diligencia como ustedes lo están desmontando".

La respuesta de Rajoy ha sido la esperada, en la misma línea de sus intervenciones de todo este año: la herencia recibida. "Si ustedes hubieran cumplido su compromiso de dejar el déficit en un 6% y no en un 9%, no tendríamos que haber tomado las medidas que nos hemos visto obligados a adoptar".

Se le cae a uno la cara de vergüenza por diversas razones. En primer lugar, y antes de entrar en materia, da pena observar el bajo nivel tanto de nuestros representantes políticos como de nuestros periodistas. Los numerosos errores gramaticales que pueden observarse en los dos párrafos citados se encuentran, créase o no, en el original. Pero es que, además, tratando ya de lo que verdaderamente importa, está uno hasta las narices de este recurso constante al "y tú peor" más propio de un patio de colegio que del Congreso de los Diputados. Rajoy y Rubalcaba, Rubalcaba y Rajoy, no hacen sino echar balones fuera y apuntar al otro con el dedo acusador, culpándose mutuamente de todos los desastres. Mientras tanto, el barco se hunde poco a poco y no hacemos sino improvisar. Improvisaban Zapatero y los socialistas cuando estaban en el Gobierno e improvisan Rajoy y los populares ahora que les ha llegado a ellos su turno. Ni unos ni otros ofrecen solución alguna, salvo la de criticar al oponente, culparle de todos los males y, por supuesto, seguir por inercia la política que nos marcan desde fuera. Porque, entre otras cosas, da vergüenza ajena que Rubalcaba critique a Rajoy por continuar las mismas políticas que él apoyaba cuando era vicepresidente del Gobierno hace poco más de un año. Pero, igualmente, sonroja ver a Rajoy defenderse afirmando que si los socialistas hubieran hecho los recortes que él está aplicando, entonces... en fin, entonces él no tendría que haberlos aplicado. ¡Maravilloso sofisma! Argumento de medio pelo impropio de un Presidente del Gobierno que se considera medianamente preparado. Desde luego, de esta forma, unos y otros no hacen sino dar argumentos al populismo rabioso que ya hemos visto en otros países de la Unión Europea. Y es que cuesta trabajo no soliviantarse con esta mediocridad. Como decíamos, mientras el barco se hunde, los líderes de los dos principales partidos políticos no hacen sino cruzarse reproches. Merecen los dos quedar por debajo del 10% de los votos en las próximas elecciones por manifiesta incapacidad para gobernar ni liderar nada. Lo mismo convendría darle una vuelta a la tortilla, y que tanto UPyD como IU protagonicen un sorpasso en las próximas elecciones. Ya veremos. {enlace a esta entrada}

[Tue Dec 4 10:20:34 CST 2012]

Hay veces que uno tiene la sensación de haber viajado en el tiempo a un pasado en el que la democracia era sólo democracia censitaria y las élites de siempre se repartían el pastel como les venía en gana. Tomemos, por ejemplo, la noticia publicada ayer por El País en la que se nos decís quer la Comunidad de Madrid va a rebajar impuestos y reservarse el perdonar faltas muy graves a Eurovegas:

Hasta ahora, si un casino cometía una falta muy grave, por ejemplo, no pagar al jugador que acaba de ganar a la ruleta o coaccionarlo para abandonar la sala cuando la suerte está de su lado, o colocar una ruleta no reglamentaria, se arriesgaba a recibir una multa de hasta 600.000 euros por parte de la Comunidad de Madrid, que además podía cerrar el local hasta cinco años o incluso para siempre. Esa norma no se aplicará a Eurovegas, después del cambio introducido en la Ley 6/2011 del Juego por el Gobierno regional de Ignacio Gonzáez (PP). A partir de la entrada en vigor de esta modificación (incluida en el paqueta legislativo de los Presupuestos para 2013), la Comunidad se reserva el derecho a no aplicar esos castigos cuando considere, subjetivamente, que son desproporcionados. Y no es el único caso en el que el Ejecutivo regional se reserva la capacidad para indultar a los casinos por sus desmanes.

(...)

La Comunidad ha creado una figura bautizada como Centro Intgrado de Desarrollo (CID) para definir a Eurovegas y sus posibles versiones, y la ha incluido entre los Proyectos de Alcance Regional, que hasta ahora afectaban a intraestructuras, hospitales o vivienda protegida. Eurovegas quedará así eximida de ser regulada por los instrumentos de ordenación del territorio.

Entre otras ventajas, el suelo en el que se levante podrá ser expropiado por la Administración en beneficio de un particular, lo que evitaría a Adelson tener que negociar con los propietarios de los terrenos donde quiera levantar el complejo.

Además, si el proyecto es incompatible con la ordenación urbanística del municipio en el que se construya, tendrá prioridad sobre esta; el Ayuntamiento recibirá a cambio las ayudas económicas que el Gobierno regional considere oportunas. La construcción y las modificaciones urbanísticas deberán contar con licencia municipal, pero si el Ayuntamiento no la concede en un mes, quedará en manos de la Comunidad su otorgamiento.

En otras palabras, que de un plumazo, el Gobierno de la Comunidad de Madrid, se pasa por la entrepierna el Estado de Derecho y la democracia misma. ¡Menudo liberalismo éste! Se pregunta uno dónde está Mario Vargas Llosa (el admirador de la lideresa que recientemente publicara un artículo alabando sin fin a Esperanza Aguirre en lo que se leía sospechosamente como un sonoro besaculos) cuando se necesita su liberalismo doctrinario. Al parecer, para el neoliberalismo rampante, sociedad civil son únicamente las empresas y los intereses de los grandes hombres de negocios. Por consiguiente, la democracia consiste en que el poder político se ponga al servicio constante de estos "hombres de pro".

Lo que me parece preocupante de todo esto no es ya que el PP de Madrid esté poniendo el Gobierno autonómico al servicio de los intereses económicos de Adelson y su grupo, sino que lo haga arrollando el área de competencias de los ayuntamientos y, sobre todo, introduciendo elementos subjetivos en la legislación. Aún recuerdo de mis días en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense que el Estado de Derecho se define como aquél en el que existe un conjunto de leyes escritas no abiertas a la constante interpretación arbitraria del Ejecutivo y a las que se someten sin distinciones todos los agentes sociales, incluyendo el propio Estado. Pues bien, lo que el Gobierno de la Comunidad de Madrid está haciendo en este caso es precisamente supeditarlo todo a la interpretación arbitraria del Ejecutivo, con lo que está deshaciéndose de la idea misma del Estado de Derecho. La verdad es que da vergüenza (y asco, y miedo) ver lo bajo que estamos llegando a principios de este siglo XXI después de tantas alabanzas retóricas de medio pelo a la democracia y la libertad a finales del siglo pasado. {enlace a esta entrada}