[Mon Apr 30 13:47:50 CDT 2012]

Según leemos hoy en El País, la huida del capital extranjero de la deuda española se acelera:

España cotiza a la baja en el mercado internacional. Su deuda pública pierde adeptos extranjeros y está cada vez más concentrada en manos locales, a un nivel que no se conocía dede 2003. El saldo vivo de inversión foránea en títulos del Estado ha caído en 61.393 millones de euros en el primer trimestre del año, casi un 22% al pasar de los 281.439 millones del cierre de 2011 a 219.601 millones en marzo, según los datos hechos públicos por el Banco de España.

Así, la participación del capital extranjero en la deuda del Estado se ha encogido 13 puntos porcentuales en solo tres meses: si en diciembre era el 50,48% del total, acabó el trimestre en el 37,54%. Hay que remontarse a 2003 para encontrar un peso inferior (36,39%).

Las tenebrosas perspectivas económicas de España (en su segunda recesión en tres años y con una tasa de paro del 24%) y los recelos que despierta entre los inversores su sistema financiero, inundado de activos tóxicos del sector inmobiliario, provocan este abandono sostenido del dinero extranjero.

La fuga del capital se agravó en los meses de febrero y marzo, que concentran en realidad la mayor parte de la pérdida de inversión. Entre enero y marzo, el saldo vivo de deuda del estado en manos de no residentes se hundió en 49.826 millones, un 18%.

Qué duda cabe que nada de esto sorprende ya a nadie. Si lo comento aquí es únicamente para ver si aprendemos de los errores del pasado y nos deshacemos de esa estúpida idea según la cual sólo tenemos que reemplazar al Gobierno y elegir a otro partido político para comenzar a solucionar nuestros problemas (¿me oye, señor Mariano Rajoy?). La verdad es que la raíz de nuestros problemas nunca ha estado en las políticas de Zapatero, sino que vienen de largo. Hasta que no nos atrevamos a meterle mano a esas raíces del problema, no llegaremos a ningún lado. A ver cuánto tiempo nos lleva darnos cuenta de esto que digo y abandonar el estúpido cruce de acusaciones que tanto nos gusta (sí, ya sé, también se hace lo mismo en otros países, pero lo que me preocupa en estos momentos es España). {enlace a esta entrada}

[Sun Apr 29 09:40:15 CDT 2012]

El País publicó ayer un artículo sobre los posibles efectos nocivos de las nuevas tecnologías en el cerebro humano que, aunque conviene leer, contiene los tópicos de siempre. Y no digo esto con tono despectivo. Lo que quiero decir es que no deja entrever nada nuevo. Sintetiza bien los argumentos a favor y en contra del uso desmesurado de las nuevas tecnologías, pero no contiene nada que ya no supiéramos. Si acaso, creo que se salva el último párrafo:

En esta línea de pensamiento, Bownds remite a un artículo del científico y lingüista Steven Pinker para ilustrar la posición que le parece más razonable sobre el asunto. Pinker, un acerado defensor de las posibilidades de la web para generar conocimiento, plantea que la solución no es tanto lamentarse de la tecnología como dominar sus aspectos negativos mediante la educación y el autocontrol, igual que sucede con el resto de tentaciones. Pero para no dejar lugar a la duda, Pinker avisa: "Si lo que usted busca es profundidad intelectual, no recurra a un Powerpoint oa Google".

Lo del PowerPoint lo entiendo perfectamente, lo de Google no tanto. Al fin y al cabo, es un mero buscador. Nos va a mostrar tanto información de calidad como bazofia. La tarea de distinguir entre la una y la otra es nuestra. Por lo demás, como se nos dice en el propio artículo, cuando se inventó el teléfono también hubo titulares alarmantes en los grandes medios de comunicación de la época (se nos habla de uno que apareció en The New York Times) advirtiendo de que, con el uso del teléfono, nadie saldría de casa. Evidentemente, no resultó cierto. Con esto, como con tantas otras cosas, podemos esperar lo de siempre: que las nuevas tecnologías tengan efectos tanto positivos como negativos. Está en nuestras manos potenciar los primeros y evitar los segundos. Pero, sobre todo, está en nuestras manos darnos cuenta de que lo sabio suele ser tomar el camino intermedio. {enlace a esta entrada}

[Sun Apr 29 09:27:38 CDT 2012]

Volvemos al tema de la crisis económica. El País publicó ayer un reportaje firmado por Joaquín Estefanía titulado Crreadores de escasez que merece la pena leer. Entre otras cosas, habla del coste humano de la crisis, habla de las diferencias entre esta crisis y la de los años treinta, y finaliza con una sumaria descripción de las dos formas de ver cómo podemos salir de esta situación:

Se avecina una dialéctica muy potente en el patio europeo entre los partidarios de dos maneras distintas de ver la política económica. Mientras se resuelve, unos y otros deberían llegar a un pacto para proteger a los millones de personas que van quedando por el camino: los parados de larga duración que ni tienen futuro ni seguro de desempleo para sobrevivir, las familias en las que no entra ningún salario, los inmigrantes sin derecho a la sanidad o la educación, los ciudadanos que sufren fuertes reducciones de su renta disponible y observan, perplejos, el extraordinario aumento de la desigualdad entre ellos y los poderosos. Las ventajas engendran más ventajas: los ricos pueden permitirse vivir en barrios mejores y más seguros, pueden dar a sus hijos una atención médica adecuada y una alimentación que les permita crecere sanos, y pueden pagar a profesores y obtener ayudas educativas si aquellos tienen problemas. El resto se confronta con una red de seguridad cada vez más endeble y con la constante incertidumbre sobre los empleos mientras una nueva generación, los más jóvenes, no tiene trabajo ni sueños.

En medio de la Gran Depresión, cuando publicó su Teoría General, Keynes centró el debate principal: "Los dos vicios que marcan el mundo en que vivimos son que el pleno empleo no está garantizado y que el reparto de la fortuna y de la renta es arbitrario y desigual". ¿Tan poco hemos aprendido en tres cuartos de siglo?

Parece que sólo podemos usar colores oscuros para retratar la realidad que nos circunda en estos momentos. Y no lo digo en forma de reproche, que conste. Es que, por desgracia, no puede ser de otro modo. Se trata, sin lugar a dudas, de una realidad bien distinta de la que veíamos (o creíamos ver) cuando cayó el Muro de Berlín allá por 1989. {enlace a esta entrada}

[Fri Apr 27 15:46:46 CDT 2012]

Parece evidente que las cosas van de mal en peor en España, que da la impresión de estar siguiendo los pasos de Grecia. Quizá pueda sonar algo pesimista, pero a mí me parece que, por el contrario, no hago sino describir una realidad bien palpable. Sin ir más lejos, hoy mismo leemos en la prensa que Rajoy asume ya que su legislatura se va a saldar con más paro y la destrucción de unos 500.000 puestos de trabajo. Todo parece indicar que, al contrario de lo que afirmara antes de llegar a La Moncloa, no era tan fácil como "dar confianza" con un mero cambio de Gobierno. La verdad es que no hace falta ser un experto en materias políticas o económicas para ver venir lo que ha estado sucediendo, claro. ¿Es que alguien creía en serio que la crisis era culpa de Zapatero? ¿Alguien pensaba honestamente que no había más que cambiar al Presidente para solucionar los problemas? Solamente un ignorante o alguien con interés en encumbrar a Rajoy y sus huestes podía haber hecho tales afirmaciones. La consecuencia, como era de prever, es que, pasados varios meses desde la llegada del PP al Gobierno, la cosa sigue igual que antes o incluso peor. No hay m´s que leer la noticia que enlazo en este entrada:

Tal y como recoge el cuadro macro incluido en este document, que también anuncia un estancamiento económico para 2013, el empleo caerá un 3,7% este año y otro 0,3% el próximo. La recuperación llegará, en todo caso, a partir de 2014, pero será tan lenta que no permitirá enjugar todos los puestos de trabajo destruidos en los dos primeros años de la legislatura. El plan, además, llega en el mismo día en que se ha conocido la EPA del primer trimestre del año y que arroja un nuevo máximo en el número de desempleados con 5,6 millones. La tasa de paro ascendió al 24,4%.

Imagino que, como vienen haciendo desde hace tiempo, Rajoy y compañía se limitarán a echar balones afuera y culpar a Zapatero y la "herencia recibida". Supongo también que eso colará con los fans de siempre, pero dudo mucho que lo acepte la mayoría de la población, sobre todo pasado un tiempo prudencial. Si acaso, lo más probable es que el desapego con el nuevo Gobierno vaya in crescendo conforme la situación económica empeore y los recortes hagan estragos. En este sentido, lo que me preocupa es que la desilusión con el PSOE primero, seguida casi inmediatamente por el desengaño con el PP, tenga quizá el efecto de entregar a la gente a los brazos de un neopopulismo fascistoide, como ya parece estar sucediendo en otros países de nuestro entorno. Quién sabe, siempre es posible que tenga otro efecto bien distinto y logre provocar una nueva transición a otro sistema político probablemente de corte republicano y con un nuevo documento constitucional. Es lo que sucedió en 1931 y, como digo, no puede descartarse. Sin embargo, siempre es más probable, por desgracia, que levante cabeza el extremismo político. No debemos olvidar, además, que a la ilusión ciudadana de 1931 le siguió una cruenta guerra civil pocos años después. Sí, ya sé, una guerra civil parece hoy bien poco probable. Pero pregúntenle a cualquiera que viviera la llegada de la República en 1931 y le dirá lo mismo con respecto a lo que sentían y pensaban entonces. Estas cosas solamente se ven venir cuando ya están casi encima. Más vale andarse con cuidado. {enlace a esta entrada}

[Wed Apr 25 13:15:55 CDT 2012]

Echándole un vistazo a mis subscripciones a los distintos canales RSS me encuentro hoy con una entrada de Jorge Riechmann en su bitácora personal que merece la pena destacar aquí por dos reflexiones de distinta naturaleza que hace el autor. Tenemos, en primer lugar, el siguiente párrafo:

Hace ya bastantes años, Ray Dassman propuso una útil distinción —retomada después por varios autores— entre culturas del ecosistema y cultura de la biosfera. Las culturas ecosistémicas dependen para vivir de los recrusos de una biorregión, una cuenca fluvial, unos pocos ecosistemas. Localizadas de este modo, tienen un fuerte interés en preoteger su base de recursos, y en desarrollarse en términos de lo que hoy llamamos sustentabilidad. En cambio, las culturas biosféricas que se han desarrollado de forma incipiente con los primeros Estados centralizados, y de manera más plena a partir del siglo XVI, con la explotación imperialista del resto del mundo por parte de Europa, acopian los recursos de su propio territorio y también de ecosistemas lejanos; pueden desarrollar pautas de "usar y tirar" con respecto a los recursos naturales, convencidads de que, una vez exprimida una zona, se popdrá comenzar a "desarrollar" la siguiente. Así funcionaba Roma hace dos mil años y así funciona EE.UU. hoy.

Ya me dirán si no se trata de una descripción ajustada a lo que estamos viviendo en estos momentos con la crisis del sistema militar-industrial-capitalista que nos envuelve por todos sitios. Tan acertada es la descripción, de hecho, que hasta viene a explicar las propuestas utópicas que se lanzan de cuando en cuando proponiendo la exploración de otros planetas con la intención de colonizarlos para su explotación. Ahí está precisamente la raíz de lo que debemos cambiar. Y de nada vale recurrir a las manidas distinciones entre izquierda y derecha cuando, en realidad, ambas se encuentran igualmente contaminadas por una filosofía colonizadora, antropocéntrica y promotora del crecimiento económico constante como objetivo final de nuestras sociedades. Hasta que no nos atrevamos a coger ese toro por los cuernos, no habremos siquiera empezado a solucionar los problemas que nos aquejan en estos momentos. Ya no se trata de derechas o izquierdas, sino de dar un auténtico salto adelante que instaure un nuevo paradigma de pensamiento y, sobre todo, de comportamiento. Y esta nueva visión deberá inspirarse en ciertos elementos de las antiguas derechas y otros de las antiguas izquierdas, proponiendo en su mayor parte respuestas nuevas a lo que a fin de cuentas no son sino problemas también nuevos.

Y pasamos a otro tema que menciona Riechmann en la misma entrada de su bitácora, aunque tenga bien poco que ver con esto que hemos discutido primero. Se trata de una larga cita tomada de un artículo titulado Lo que EEUU ha aprendido y lo que no, escrito por Benjamin R. Barber y publicado por el diario El País el 7 de septiembre de 2002, pero que aún tiene plena vigencia, por desgracia:

"El dilema de esta nueva era de interdependencia es cómo responder a una madre musulmama que teme a la vez que su hijo se quede fuera del mialgro de la economía global moderna y muera en la pobreza y en la vergüenza, y que su hijo sea incluido en el milagro de la economía global moderna y viva en la corrupción moral y la degradación espiritual. Los terroristas han crecido moviéndose en los intersticios de este desgarrador dilema, en el que la desesperación por ser excluido (las injusticias globales del McMundo) se mezcla con la rabia por ser incluido (el imperialismo cultural del McMundo)".

Una vez más, dudo mucho que la tradicional dicotomía entre izquierdas y derechas venga a ayudarnos mucho a la hora de responder esta otra pregunta. Nótese cómo, si acaso, podemos ir esbozando un principio de respuesta precisamente al tomar elementos de ambas tradiciones, la izquierda que reivindica la justicia social y la derecha que habla de la importancia de la tradición y lo espiritual. {enlace a esta entrada}

[Fri Apr 20 17:59:26 CDT 2012]

Si hace unas horas escribía sobre la deriva autoritaria del nuevo Gobierno, ahora leo otra noticia que no hace sino confirmar mis peores sospechas en ese sentido: el Gobierno de Rajoy ha decidido cambiar la ley de RTVE para permitirle nombrar al nuevo presidente sin necesidad de alcanzar una mayoría de dos tercios del Congreso, como hasta ahora. Eso quiere decir, obviamente, que ya no es necesario el apoyo del primer partido de la oposición, por lo que Rajoy puede nombrar a dedo al presidente de la radiotelevisión pública sin mayor miramiento:

El Gobierno de Mariano Rajoy ha dado un giro radical al model de televisión pública diseñado por los socialistas hace seis años. Ante la falta de un acuerdo entre los dos partidos mayoritarios (PP y PSOE) para la renovación del Consejo de Administración de RTVE y la elección de su presidente, el Ejecutivo ha salido por la tangente: cambiar la ley. Los nombramientos corresponderán al Parlamento, pero ya no será necesaria una mayoría de dos tercios sino que bastará una mayoría absoluta. El PP no tendrá necesidad de pactar con ningún grupo.

Lo dicho. Se trata de un evidente paso atrás. Se pregunta uno qué dirán ahora Pedro J. Ramírez y otros preclaros defensores de la independencia de los medios de comunicación públicos. Se puede pensar lo que se quiera de la reforma que hiciera el Gobierno de Zapatero en este ámbito, y seguramente tendría aspectos mejorables. Pero de lo que no cabe duda alguna es de que se trató de un paso en la dirección correcta que el nuevo Gobierno del PP deshace ahora sin ningún miramiento. Y es que, como he dicho otras veces, tenemos unos liberal-conservadores algo extraños. En comparación con la derecha de otros países de nuestro entorno, tanto la sensibilidad liberal como la democristiana brillan más bien por su ausencia, en tanto que la rama más tradicionalista del conservadurismo lo copa todo. {enlace a esta entrada}

[Fri Apr 20 15:44:22 CDT 2012]

He de reconocer que no me gusta nada la deriva autoritaria que parecen estar tomando algunos gobiernos últimamente, sobre todo ahora que están aprobando medidas de austeridad enormemente impopulares y prevén protestas en la calle. Se pregunta uno qué diantres pasó con todos aquellos bellos discursos sobre los beneficios de la democracia durante la Guerra Fría. Hoy, por ejemplo, leemos que encadenarse con los brazos será considerado como un "atentado contra la autoridad" según la nueva reforma del Código Penal que propone el Gobierno de Rajoy:

Sentarse en el suelo con los brazos encadenados será considerado "atentado contra la autoridad". Así lo ha explicado el secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Ulloa, que ha detallado la reforma del Código Penal que tiene previsto llevar a cabo el Gobierno de Mariano Rajoy. Según Ulloa, encadenarse será igual que "agredir" a un agente, aunque tendrá una pena inferior, informa Europa Press.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ya anunció que su departamento tiene intención de modificar el Código Penal para equiparar la resistencia pasiva, hasta ahora considerada como un delito de desobediencia, a los delitos de atentado contra la autoridad, tales como las agresiones directas a los agentes, cuando se considere "grave", si bien no especificó los supuestos a los que podría afectar.

En declaraciones a ABC Punto Radio, recogidas por Europa Press, Ulloa ha explicado que la modificación busca castigar con más dureza algunas actuaciones por parte de los manifestantes, que cada vez son más frecuentes, como es la de "encadenarse" por los brazos unos y otros para evitar que la Policía disuelva la concentración, y que conlleva, en ocasiones, cortes de tráfico.

"No estamos hablando del que meramente desobedece una orden expresa del agente de la autoridad, sino de esas personas que llevan a cabo una resistencia pasiva y que en consecuencia entraña una conducta equivalente a la agresión contra el principio del orden y de autoridad que se ejercita por las fuerzas y cuerpos de seguridad y que en definitiva es el que se trata de tutelar con los delitos de atentado", ha explicado.

Dicho esto, ha matizado que esa resistencia pasiva "grave" no se refiere a "quedarse de brazos cruzados" ni a la "huelga de brazos caídos" sino "a la gente que se encadena o que se agarra unos a otros". "Gente que frente a la conducta del agente de la autoridad que le dice 'desplácese', se agarran unos a otros e impiden el tráfico o el disfrute de la vía pública para el resto en suspuestos de manifestaciones que no están autorizadas", ha añadido.

En otras palabras, que, o mucho me equivoco, o Ulloa está hablando de desobediencia, ¿no? Lo digo porque uno no acierta a ver cómo los comportamientos que describe puedan ser considerados "agresiones a la autoridad". Pero, claro, algunos es que se toman esto de la autoridad muy a pecho. {enlace a esta entrada}

[Thu Apr 19 13:24:51 CDT 2012]

Me ha parecido interesante leer hoy el artículo de Alberto Villamandos sobre la memoria de la gauche divine publicado en la web de Rebelión. Se trata de un fenómeno que se dio igualmente en otros países (se me vienen a la cabeza los académicos post-68 en Francia o aquella izquierda exquisita que retratara Tom Wolfe en un librito suyo de los años setenta): gente guapa, procedente de los estamentos sociales privilegiados, que pasaba por progre, quizá porque en esa época era lo más in, más que por convicciones auténticas. O, usando las palabras de Oriol Regás que recoge Villamandos en su artículo: "gente de izquierdas que hace lo posible por vivir como gente de derechas". En definitiva, una moda, una pose. No debe extrañar, pues, que aquello acabara como acabó. Pasada la moda, las huestes volvieron al redil.

Si acaso, a mí lo que me llama más la atención del fenómeno aquel es precisamente el hecho de que era relativamente nuevo. Cierto, siempre había habido gente con medios que se había involucrado en las luchas obreras (no hay más que recordar a algunos socialistas utópicos, o incluso a Friedrich Engels, empresario de pro que sufragó las investigaciones de su amigo Karl Marx), pero esto iba más allá por el número de personas implicadas, así como por su resonancia en los medios. Ahora, con el paso del tiempo, creo que podemos señalar la aparición de aquella izquierda caviar (bien es verdad que acompañado también del rock and roll y el movmiento hippie) como el momento en que surgió en escena el estilo de vida como objeto de consumo. Ya saben, pura imagen. Las gorras a lo Che Guevara, los pañuelitos palestinos, las música "revolucionaria" y otros elementos típicos de la "subversión" consumista. Si en aquella época triunfaba la gauche divine entre la gente con medios, hoy lo que se lleva es el consumo ecologista y las terapias alternativas. Por lo demás, bien poco ha cambiado. {enlace a esta entrada}

[Wed Apr 18 13:51:23 CDT 2012]

Se leen muchas protestas estos días en las redes sociales sobre las políticas de austeridad del Gobierno del PP (sobre todo, acerca de los recortes en educación o los que se han anunciado hoy para que los jubilados paguen una parte de los fármacos que consumen). Me parece muy bien que se manifiesten opiniones contrarias a las medidas de austeridad. Ahora bien, lo que no me parece tan coherente es el hecho de que muchos simpatizantes y militantes del PSOE que hasta hace poco no abrían la boca porque su partido estaba en el Gobierno ahora no dejan de criticar unas medidas que, a fin de cuentas, no son sino la continuación de lo que ya hizo Zapatero cuando estaba en Moncloa. Seamos sinceros. Estas medidas son mucho más duras que las que tomó Zapatero, cierto, pero no porque el PSOE sea un "mal menor" comparado con el PP en estos asuntos, como algunso afirman. Se trata, simplemente, de que la crisis (y los socios de la UE) apietan más ahora que antes. ¿O es que alguien de verdad cree que Zapatero o Rubalcaba estarían llevando a cabo una política muy distinta? ¿Acaso puede decirme alguien en qué otro país de Europa se está aplicando una política distinta. No quiero decir que no exista, sino que dudo mucho que la socialdemocracia española en el poder estuviera haciendo algo distinto en estos momentos. No hay más que echar un vistazo a lo que estaban haciendo los socialistas griegos, por ejemplo. Critiquemos lo que haya que criticar a Rajoy pero, por favor, un poco de dignidad. {enlace a esta entrada}

[Wed Apr 18 13:37:49 CDT 2012]

Leemos hoy en The New York Times que, según los resultados de una reciente encuesta realizada para el periódico y CBS, la intención declarada de voto por Obama y Romney viene a ser más o menos la misma. O, en otros términos, que la carrera presidencial parece mucho más ajustada de lo que en un principio se pensaba. Cierto, Romney no tiene buena imagen, ni siquiera entre los suyos, que le consideran demasiado moderado. Por si esto fuera poco, se le identifica demasiado fácilmente con el acaudalado hombre de negocios de la costa Este como para que pueda atraer el voto descontento por la situación económica (eso sin tener en cuenta que al menos parte de su fortuna la hizo a base de desmantelar empresas y llevárselas a otro sitio). Sin embargo, el alto desempleo y la renqueante recuperación económica no ayudan a Obama. En definitiva, que todo parece indicar que el electorado habrá de elegir entre un mal menor u otro, como viene sucediendo en casi todas las democracias desarrolladas. No sorprende, pues, que estemos batiendo records de abstención una y otra vez. ¿Quién puede sentir ilusión alguna en el sistema en estas circunstancias? Tal y como están las cosas, lo que verdaderamente sorprende es que los extremos políticos no estén subiendo como la espuma, aunque lo mismo eso es precisamente lo que se avecina ahora. Por si todo esto fuera poco, a uno le da la sensación de que lo peor aún está por llegar. Me da la impresión de que Europa debe estar entrando ahora en la segunda recesión, la cual seguramente se extenderá a Norteamérica dentro de unos meses (quizá hacia el verano), con lo que su impacto se sentirá precisamente en el momento en que los ciudadanos estadounidenses empiecen a pensar en las elecciones. Y eso no es lo peor. Lo que verdaderamente me da miedo es pensar que la depresión de los treinta se extendió después de una doble recesión. Veremos qué nos deparan los próximos años. {enlace a esta entrada}

[Tue Apr 17 14:16:22 CDT 2012]

Me ha parecido muy bueno el artículo de Enric Juliana titulado La tormenta pluscuamperfecta que publica hoy el diario La Vanguardia, y que paso a transcribir en su integradad a continuación (no suelo hacer eso, pero esta vez me parece que cortar cualquier parte del artículo verdaderamente afectaría al estilo y al mensaje):

El Rey, hospitalizado, y el país, atónito ante la cacería de elefantes en Botsuana. Madrid, un hervidero de rumores isabelinos, con algunos embozados esperando la crisis de Estado en el callej&ioacute;n del Gato. El gesto elocuente de la Reina (unos días de digna espera antes de visitar al enfermo) y la serenidad del Príncipe. La prima de riesgo a 443 puntos (bono español al 6,07%). Parte de los lunes del Financial Times —la RAF británica del siglo XXI— con un pronóstico sombrío: España está contrayendo compromisos de austeridad imposibles de cumplir. The New York Times afirma que Angela Merkel está precipitando a España a la ruina. El Directorio Europeo aprieta, aprieta y aprieta. El ala luterana del Banco Central Europeo, glacial e impasible. Nicolas Sarkozy utiliza España como espantajo en unas elecciones que puede perder. Con los sindicatos en pie de guerra ante la reforma laboral italiana, Mario Monti se asusta y lee a Maquiavelo: "Cuando los problemas te acucien, procura que haya un vecino en peor posición". Vladimir Putin dice en la Duma que España es un ejemplo del mundo que va mal. Alas de mariposa revolotean en el estómago de los españoles. Ansiedad. El primer decreto de intervención de una comunidad autónoma ya está redactado. Falta la firma. Catalunya, emprenyada y soberanista. Preocupantes brotes de violencia política en Barcelona. El País Vasco aproximándose a la primera mayoría nacionalista de la fase post-ETA. Siempre hábil en la partida de mus, el PNV se propone ahora como válvula de seguridad, mientras CDC se prueba la falda escocesa. La izquierda andaluza, atrincherada en Sierra Morena. Los sindicatos, reconfortados por el inesperado traspié andaluz de la derecha y por la amplitud de las manifestaciones del 29 de marzo. Comisiones Obreras y UGT han reconquistado la Puerta del Sol y pronto celebrarán el Primero de Mayo. El movimiento 15-M prepara su reaparición el 12 de mayo. Los jóvenes ya están más allá del desasiego: este no es el país que sus padres, la escuela y la televisión les habían prometido. Camino de los seis millones de desocupados en las estadísticas oficiales. Los comedores de Cáritas a tope. Los obispos evitan aprobar un documento sobre la crisis económica. Los makes de España no se reducen al devastador efecto de la burbuja inmobiliaria. Y no todo es culpa de las autonomías despilfarradoras, el chivo expiatorio preferido por los embozados del callejón del Gato. Hay otros cadáveres en el armario. El sector financiero no estará fuera de peligro hasta que se resuelva la grave situación de Bankia, la caja de caudales del Gran Madrid. Una biografía de reciente aparición caracteriza a Rodrigo Rato como el Gran Artífice. El déficit de tarifa eléctrica alcanzará los 30.000 millones a finales de año y no saben cómo resolverlo. El programa de armamento de las fuerzas armadas tiene pagos pendientes por valor de más de 26.000 millones. El Rey, hospitalizado, toda España pensando en un elefante y en eso que llega el zarpazo del peronismo argentino: nacionalización de Repsol. El Gobierno, lívido ("el problema está encauzado", decía el ministro José Manuel Soria el sábado); el PSOE, todavía convaleciente, y el Ibex 35, en vilo. Aires del 98. Los embozados sueñan con una República centralista con hombre fuerte. Nervios en Madrid, muchos nervios. Tormenta pluscuamperfecta. Y una leve esperanza. A veces, me susurra un amigo, se cumplen los versos de Hölderlin: "Allí donde arrecia el peligro, crece lo que nos salva".

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[Sun Apr 15 15:03:01 CDT 2012]

Echándole un vistazo a la prensa diaria española hoy, me encuentro con uno de esos asuntos que "huele a chamusquna", como se dice en mi tierra. Me estoy refiriendo a la entrevista con el escritor Mario Vargas Llosa que publica El País. No se trata del fin del mundo, por supuesto. No es un asunto de tanta importancia, la verdad. No obstante, me parece sospechoso que El País dé tanta resonancia a esta entrevista (el enlace aparece en la portada de su web, como noticia cultural de mayor importancia) cuando en ella Vargas Llosa no dice absolutamente nada que no dijera Guy Debord en su libro La sociedad del espectáculo hace ya varias décadas y que todo hijo de vecino haya venido repitiendo desde hace mucho tiempo. Eso sí, resulta que el autor de origen peruano está a punto de ver publicado un nuevo libro suyo, titulado La civilización del espectáculo (nótese que hasta en el título parece que copia a Debord), precisamente con la editorial Alfaguara, que comparte dueño con el diario que publica esta entrevista. O sea, que el mero hecho de que El País publique la entrevista con Vargas Llosa con la excusa de charlar sobre un libro que no aporta nada nuevo que no dijera ya Guy Debord en 1967 no hace, en realidad, sino corroborar la tesis de que la cultura hoy, por desgracia, no es sino espectáculo y, sobre todo, negocio. El mercado impera tranquilo y arrogante en las sociedades desarrolladas, imponiendo su implacable lógica allá donde extiende sus tentáculos, que viene a ser prácticamente en todos sitios. Publicidad, marketing, espectáculo, consumo y negocio. Eso es lo único que queda de la gloriosa civilización occidental y su cultura humanista. Y, para colmo, hasta los grandes popes de la literatura se prestan al juego con tal de ganarse unos cuartos. {enlace a esta entrada}

[Sat Apr 14 17:25:02 CDT 2012]

Desde luego hay veces que parece que las noticias las escribe el diablo mismo. Hoy, me levanto leyendo que el Rey ha tenido que ser operado tras romperse la cadera en un viaje de caza en Botswana. ¡Precisamente hoy! Hoy es 14 de abril, aniversario de la proclamación de la Segunda República española. Los accidentes son así. No se pueden planificar, por supuesto. Pero no podía haberle sucedido en un peor momento. La crisis económica arrasa a la sociedad española, llevando a millones de personas al desempleo y la miseria. Empresas y más empresas cierran sus puertas y no son pocos quienes han perdido hasta sus propios hogares. Mientras tanto, el Rey se divierte en un safari africano de lo más "asequible" (según publica el diario El País, la caza de elefantes está regulada con pagos de hasta 20.000 euros. Sangrante, ¿verdad? No hay que olvidar que este es el mismo monarca que no hace mucho afirmó públicamente que "no podía dormir" pensando en el drama del paro que afectaba a los jóvenes españoles. Pues no sé dormir, pero cazar con los amigotes en África desde luego sí que puede. Se pregunta uno sobre el efecto que pueda tener todo esto en una institución que, en realidad, nunca ha calado demasiado hondo entre los ciudadanos españoles. A Juan Carlos I se le respetaba meramente a título personal debido a sus esfuerzos por implantar la democracia tras la muerte de Franco, pero últimamente me parece que ha ido perdiendo algo de ese crédito. Y, por lo que hace a su hijo, no tengo tan claro que cuente con mayor apoyo. A lo mejor van a tener razón los dirigentes de Izquierda Unida que plantean la necesidad de reivindicar la Tercera República. {enlace a esta entrada}

[Fri Apr 13 14:17:59 CDT 2012]

Leyendo un artículo de Salvador López Bernal sobre la bandera republicana publicado en la web de Rebelión me encuentro con un bello (aunque, quedan avisados, extremadamente pesimista) poema de Jaim Gil de Biedma que no tengo más remedio que reproducir aquí:

Y qué decir de nuestra madre España,
este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia?

De todas las historias de la Historia
sin duda la más triste es la de España,
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
decidiese encargarles el gobierno
y la administración de su pobreza.

Nuestra famosa inmemorial pobreza,
cuyo origen se pierde en las historias
que dicen que no es culpa del gobierno
sino terrible maldición de España,
triste precio pagado a los demonios
con hambre y con trabajo de sus hombres
.

A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos simple, en otra España
en donde sí que importa un mal gobierno.

Quiero creer que nuestro mal gobierno
es un vulgar negocio de los hombres
y no una metafísica, que España
debe y puede salir de la pobreza,
que es tiempo aún para cambiar su historia
antes que se la lleven los demonios.

Porque quiero creer que no hay demonios.
Son hombres los que pagan al gobierno,
los empresarios de la falsa historia,
son hombres quienes han vendido al hombre,
los que le han convertido a la pobreza
y secuestrado la salid de España
.

Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia
.

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[Wed Apr 11 13:57:57 CDT 2012]

Hay veces que a uno le parece estar viviendo en una realidad paralela o algo así. Hoy, por ejemplo, nos levantamos leyendo que convocar actos vandálicos será un delito de organización criminal, según una nueva reforma del Código Penal que quiere introducir el Gobierno. Se pregunta uno si, por ejemplo, la pena se extiende a convocar una protesta en la que después resulta que se producen, de forma no planeada, altercados con la Policía. Pero no es la única pregunta que se hace uno, claro. También se pregunta uno si la nueva normativa tendrá en cuenta la naturaleza última de los actos vandálicos, o cómo definirlos de forma precisa, o si los altercados fueron iniciados por responsabilidad de las fuerzas del orden, o... En fin, se me ocurren una infinidad de preguntas, aunque no estoy tan seguro que el Gobierno las haya tenido siquiera en consideración. A uno le da un poco la impresión de que se está intentando parecer fuerte legislando para un suceso particular, algo que desde luego no es recomendable. Pero es que, por si todo esto fuera poco, se plantea uno también si el Gobierno siquiera se ha parado a pensar en el mensaje que está enviando al plantearse este tipo de cuestiones. En concreto, si se dan cuenta de que todo hijo de vecino se está planteando ya qué nuevos recortes y qué nuevas medidas nos esperan para que crean necesario endurecer las penas ante las protestas sociales. La verdad es que da miedo sólo pensarlo.

Pero, en fin, no es solamente esa noticia. Como decía, hay días que... Por ejemplo, leemos también que el FMI pide bajar las pensiones por "el riesgo de que la gente viva más de lo esperado". ¡Ahí queda eso! Resulta que ahora el que "la gente" (imagino que se refieren al populacho, claro, no a las elites de siempre) viva más tiempo es un "riesgo". Sí, ya sé, la mayor esperanza de vida conlleva un coste económico, sobre todo en los países que (todavía) cuentan con un generoso sistema de jubilación. Eso se descubrió hace ya mucho tiempo. A mí lo que me llama la atención en este caso es el uso tan particular que se hace de las palabras. Ahora resulta que para el capitalismo tardío el "vivir más de lo esperado" es un "riesgo". Y, por supuesto, el "riesgo" es únicamente económico. Queda bien claro dónde ponemos las prioridades, por si alguien se llamaba a engaño.

Y, finalmente, tenemos otra noticia que apareción en los medios de comunicación ayer: Luis de Guindos, ministro de Economía, defiende "evadirse" de lo que pasa en los mercados "a corto plazo". Será, imagino, porque no confía nada la capacidad de los mercados de atinar "a corto plazo", lo cual evidentemente debiera llevar a plantearnos hasta qué punto aciertan entonces en el medio o largo plazo. ¿Qué evidencia hay, entonces? ¿En qué basamos nuestra ideología neoliberal, que asigna un lugar central a "los mercados" en el diseño de nuestras vidas mismas? Si ahora resulta que se equivocan y hasta podemos (qué digo "podemos"... "debemos") ignorarlos a corto plazo, ¿por qué no hacerlo también a otros plazos? ¿Y por qué confiar más en lo que diga De Guindos? ¿No resultaba que el Estado no era de fiar? Vamos, que anda uno hecho un auténtico galimatías estos días. {enlace a esta entrada}

[Mon Apr 9 13:11:47 CDT 2012]

Está uno ya un poco hasta las gónadas de la facilidad con que las autoridades israelíes se quitan de encima cualquier crítica molesta recurriendo a la socorrida acusación de antisemitismo. Lo acaban de hacer, una vez más, con Günter Grass, a quien acaban de declarar persona non grata por un poema contra el potencial nuclear israelí. El poema, titulado Lo que hay que decir, puede leerse aquí. Paso a transcribirlo:

Por qué guardo silencio, demasiado tiempo,
sobre lo que es manifiesto y se utilizaba
en juegos de guerra a cuyo final, supervivientes,
solo acabamos como notas a pie de página.
Es el supuesto derecho a un ataque preventivo
el que podría exterminar al pueblo iraní,
subyugado y conducido al júbilo organizado
por un fanfarrón,
porque en su jurisdicción se sospecha
la fabricación de una bomba atómica.
Pero ¿por qué me prohíbo nombrar
a ese otro país en el que
desde hace años —aunque mantenido en secreto—
se dispone de un creciente potencial nuclear,
fuera de control, ya que
es inaccesible a toda inspección?
El silencio general sobre ese hecho,
al que se ha sometido mi propio silencio,
lo siento como gravosa mentira
y coacción que amenaza castigar
en cuanto no se respeta;
"antisemitismo" se llama la condena.
Ahora, sin emnbargo, porque mi país,
alcanzado y llamado a capítulo una y otra vez
por crímenes muy propios
sin parangón alguno,
de nuevo y de forma rutinaria, aunque
enseguida calificada de reparación,
va a entregar a Israel otro submarino cuya especialidad
es dirigir ojivas aniquiladoras
hacia donde no se ha probado
la existencia de una sola bomba,
aunque se quiera aportar como prueba el temor...
digo lo que hay que decir.
¿Por qué he callado hasta ahora?
Porque creía que mi origen,
marcado por un estigma imborrable,
me prohibía atribuir ese hecho, como evidente,
al país de Israel, al que estoy unido
y quiero seguir estándolo.
¿Por qué solo ahora lo digo,
envejecido y con mi última tinta:
Israel, potencia nuclear, pone en peligro
una paz mundial ya de por sí quebradiza?
Porque hay que decir
lo que mañana podría ser demasiado tarde,
y porque —suficientemente incriminados como alemanes—
podríamos ser cómplices de un crimen
que es previsible, popr lo que nuestra parte de culpa
no podría extinguirse
con ninguna de las excusas habituales.
Lo admito: no sigo callando
porque estoy harto
de la hipocresía de Occidente; cabe esperar además
que muchos se liberen del silencio, exijan
al causante de ese peligro visible que renuncie
al uso de la fuerza e insistan también
en que los gobiernos de ambos países permitan
el control permanente y sin trabas
por una instancia internacional
del potencial nuclear isreaelí
y de las instalaciones nucleares iraníes.
Solo así podremos ayudar a todos, israelíes y palestinos,
más aún, a todos los seres humanos que en esa región
ocupada por la demencia
viven enemistados codo con codo,
odiándose mutuamente,
y en definitiva también ayudarnos.

Ya he escrito en otras ocasiones que no soy, en principio, muy partidario de la poesía comprometida que, en mi opinión, pierde buena parte de su lirismo y auténtica carga poética para lanzar un mensaje que, creo, sería mucho más acertado transmitir mediante la prosa. En este caso, además, es bien posible que la traducción banalice y hasta destripe el estilo del texto original (no por falta de pericia del traductor, cuidado, sino porque es bien difícil traducir poesía sin que tenga esos efectos). Pero, en todo caso, no acierto a ver ni un ápice de antisemitismo en el poema de Günter Grass. Hay crítica de la política seguida por Israel, cierto. Pero, ¿quién dijo que Israel tenga el derecho a poner en práctica la política que les venga en gana sin que nadie pueda criticarles? ¡Ya está bien de victimismos! {enlace a esta entrada}

[Mon Apr 9 12:41:15 CDT 2012]

No voy a entrar a analizar las medidas de austeridad que está poniendo en práctica el Gobierno del PP, ni tampoco voy a caer en la enorme contradicción (bastante extendida en las filas socialistas estos días) de criticar a Rajoy lo que no se le criticaba a Zapatero, aunque yo no me encuentro precisamente entre quienes se callaban ante todo lo que decía o hacía Zapatero cuando estaba en La Moncloa. No obstante, me indigna leer que Rajoy anuncia el recorte de 10.000 millones en educación y sanidad, como leemos hoy en El País:

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha acelerado las reformas y los recortes con su equipo económico y con los ministros aftectados, y planea recortar 10.000 millones de euros, en educación y sanidad. El Ejecutivo lo ha anunciado en una nota de prensa enviada a los medios a las cinco de la tarde. Por eso, el PSOE ha pedido formalmente la comparecencia del presidente en el Congreso para explicar estos nuevos ajustes, porque considera que no es adecuada la vía del anuncio a través de un comunicado.

La desvergüenza no puede ser mayor. Rajoy lleva desde que llegó a la Presidencia del Gobierno tomando medidas de extraordinaria dureza sin anunciarlas él personalmente, sin presentarlas donde las tiene que presentar (esto es, en el Congreso) y sin dar la cara. En lugar de hacere eso, prefiere escudarse en otros dirigentes del PP o ministros del Gobierno para no perder popularidad, como si se tratase de un juego. A Zapatero se le puede criticar por muchas razones, pero no se puede decir que no estuviese siempre dispuesto a dar la cara en el Congreso de los Diputados, que es donde reside el poder legislativo y la representación de los ciudadanos en nuestro sistema político. Para más inri, parece mentira que, encima, recurran a un mero comunicado. Ni siquiera hay posibilidad de hacer preguntas ni clarificar nada.

Me temo que quien da con la clave es Elvira Lindo, quien escribe un artículo de opinión titulado Sacrificio sin esperanza en el que rememora la facilidad con que Aznar citaba a Azaña a finales de la década de los noventa y explica cómo nuestros políticos sienten cierta afinidad hacia la figura de Franklin Delano Roosevelt y sus llamamientos al sacrificio:

El problema es que, en realidad, no se parecen nada a aquel viejo presidente, ni su manera de encarar esta crisis se parece a cómo plantó cara aquel gobierno a la situación más desesperada que ha vivido América. En primer lugar, esos grandes hombres tan citados se dirigían a su pueblo con bastante frecuencia. Hacían partícipe al ciudadano de la situación. Le pedían un sacrificio pero, a cambio, le ofrecían esperanza. Estos días, leyendo al degtalle en qué van a consistir los recortes en los presupuestos, me preguntaba por qué nadie se ha dirigido a nosotros y en virtud de qué se nos pide un sacrificio tan desproporcionado. Dejamos morir la cultural, dejamos morir la investigació;n, recortamos en gasto social, abandonamos a los débiles a manos de sus familias, eliminamos dinero del presupuesto educativo, anulamos becas. Y todo esto... ¿a cambio de qué? Porque lo lógico sería que elo esfuerzo que se exige fuera el comienzo del fin de una pesadilla. Pero no. Se pide un sacrificio sin esperanza. Todos debemos cumplir con las promesas a Europa, pero no parece que vayamos hacia una legítima mejora. Debemos sacar al país de la ruina. Al país (ese ente abstracto), y parece que a cambio obtendremos un futuro tan malo como el presente que padecemos. Toda una nación luchando porque cuadren no sé qué cuentas, pero navegando sin rumbo.

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[Mon Apr 9 09:43:23 CDT 2012]

Hace ya varios días que me encontré una noticia en un medio de comunicación local (Tevlin: DeLaSalle kids have a few words with archdiocese at marriage talk) que me llamó la atención no tanto por el meollo de la cuestión como tal, como por uno de los comentarios que hizo una joven estudiante implicada en los hechos:

"My friend said, 'You didn't just compare people to animals, did you?'", said Hannah. "I think everyone has a right to their opinion, and I don't judge them on it. But we don't force people to sit down so we can tell them their opinion is wrong."

El punto de vista expresado en la cita me parece no sólo erróneo, sino una clara ilustración de la execrable filosofía contemporánea del "todo vale" que ha ido extendiéndose entre nuestros jóvenes. Sí, ya sé que en esto coincido con las críticas de la propia Iglesia y de muchos ultraconservadores, pero conviene prestar más atención a los argumentos y menos a las etiquetas. Para empezar, la joven afirma que "todo el mundo tiene derecho a su opinión". Se trata de una afirmación que oímos continuamente hoy día. Hasta tal punto se ha convertido en un lugar común que la aceptamos así, sin más. Sin embargo, no es cierto. Solamente tenemos "derecho a una opinión" después de estudiar un tema, analizarlo, discutirlo, debatirlo (esto es, de leer o escuchar diversos puntos de vista) y reflexionar sobre él. De lo contrario, no es una "opinión" lo que tenemos, sino meramente un eslógan. Esto, que me parece fundamental y, de hecho, bien básico, se olvida a menudo hoy día. Sencillamente, preferimos adoptar el punto de vista que se supone debemos mantener (definido, por supuesto, por la "tribu" ideológica, religiosa o nacional a la que supuestamente pertenecemos). Es mucho más fácil, no requiere esfuerzo alguno y, sobre todo, podemos seguir dedicando nuestro tiempo al entretenimiento descerebrado de costumbre. Pero, eso sí, aunque no queremos dedicarle tiempo ni esfuerzo alguno a estudiar o reflexionar sobre el asunto que se discute, sí que queremos afirmar nuestro "derecho a tener una opinión", como si el conocimiento y las opiniones fueran algo natural con lo que uno nace, en lugar de algo que uno conquista a base de esfuerzo y reflexión. Imagino que esto es consecuencia directa del falso igualitarismo que predomina en nuestra sociedad de consumo.

Pero es que, en segundo lugar, tenemos otro elemento clásico del relativismo descerebrado que caracteriza a nuestra sociedad de consumo: "...y yo no les juzgo por ello [esto es, por tener su opinión]". Esta es la clásica afirmación que siempre oímos por parte de quienes se esfuerzan por mostrar su "tolerancia" y "respeto" por las ideas de todo el mundo. En realidad, se trata, una vez más, de algo puramente superficial, de la translación del comportamiento del consumidor a la esfera de las ideas y creencias. Lo que se quiere decir con esas palabras es, básicamente, que no hay escalas de valores, que no hay forma de discernir si un comportamiento es válido o no, como tampoco hay manera de dilucidar si una opinión es errónea o no. Y, si la hubiera, prefiero no molestarme en comprobarlo. En otras palabras, esto es una muestra más del hiper-individualismo consumista llevado a un extremo. En realidad, no es tolerancia ni respeto lo que se muestra, sino individualismo hedonista y egoísta. O, para explicarlo de otro modo, lo que se dice es "no quiero juzgar", pero lo que en realidad se afirma es "déjame en paz y no me molestes, no vaya a ser que mis ideas sean erróneas y quede bien claro que mi estilo de vida es dañino para la sociedad en su conjunto, la cual me importa un bledo, siempre y cuando yo pueda seguir consumiendo tan ricamente". Nótese, en este sentido, que la chica sí que juzga la opinión de quienes lanzaron el discurso contra la homosexualidad. ¡Por supuesto que lo hace! De ahí parte, precisamente, el escándalo. Se pregunta uno, además, en qué queda el concepto mismo de democracia (de hecho, conceptos tan fundamentales como la ciencia o la filosofía, igualmente), si resulta que no podemos contrastar opiniones y no nos queda más remedio que vivir condenados a arrastrar nuestras existencias en islotes aislados y sin conexión alguna con el resto de la comunidad.

Y, por último, tenemos esa otra afirmación: "no obligamos a la gente a que estén sentados mientras les decimos que su opinión es errónea". O, lo que es lo mismo, que ni siquiera vamos a escucharnos los unos a los otros, a no ser que sea para oír aquella opinión que ya compartimos. Una vez más, trasladamos la experiencia del consumo al mundo de la política y el pensamiento. "Yo pienso lo que me da la gana y no tengo por qué darle cuentas a nadie". El individualismo llevado a su máxima expresión, como si viviéramos completamente aislados y nuestras ideas, decisiones y modos de vida no tuviesen consecuencias para quienes nos rodean. Hemos dejado atrás cualquier concepción ética de la vida para sustituirla por un hedonismo chato y materialista, acompañado de un invididualismo egoísta que se limita a fomentar el consumo desmedido y sin límites. {enlace a esta entrada}

[Wed Apr 4 14:20:23 CDT 2012]

Ya comentábamos ayer que a IU se le presenta una difícil papeleta en las negociaciones para formar en el nuevo Gobierno andaluz. Haga lo que haga, lo más probable es que le salga el tiro por la culata. Y lo cierto es que lo que viene a complicarlo todo es la herencia de más de treinta años de hegemonía del PSOE en la comunidad autónoma. Merece la pena leer en este sentido el artículo titulado Ante la encrucijada andaluza de Izquierda Unida, de Juan José Suárez Sánchez, que publica hoy la web de Rebelión:

La diferencia entre Partido Popular y PSOE no es la diferencia entre derecha e izquierda. Los dos son neoliberales y de derechas. La diferencia es que el PSOE en vez de irse a las privatizaciones puras y duras, realiza un uso clientelar de la administración colocando en agencias de la Junta y en empresas públicas a todos sus afines.

El PSOE en Andalucía es una "máquina" de contratación, una "máquina" de distribución de recursos púbicos en los ayuntamientos de su color político, una "máquina" de distribución de subvenciones en esos mismos ayuntamientos, en asociaciones, fundaciones y en empresas de afines a su proyecto. Es en defnitiva una inmensa red clientelar que es imprescindible acabar con ella para que la democracia llegue a Andalucía.

Sus tentáculos están en Canal Sur, televisiones locales, prensa, asociaciones de vecinos, asociaciones de consumidores, fundaciones, sindicatos y empresas. Y en donde no llegan sus tentáculos realiza el trabajo de excluir a todo el que no comulga con su proyecto. Ningunea, excluye de subvenciones y ataca por todos los medios a los ayuntamientos que no son de su color político hasta derribarlos.

Por ello Izquierda Unida no puede amparar el proyecto neoliberal y de recortes de lo público que representa el Partido Popular, pero tampoco el régimen clientelar que representa el PSOE.

Y, sin embargo, como el propio autor reconoce:

En Andalucía una salida "a la extremeña" es imposible, pese a que sea necesario para hacer una limpieza democrática en las instituciones de la Junta de Andalucía.

Es imposible que nuestros doce diputados se abstengan y gobierne el partido más votado, por la necesidad de parar los recortes del Partido Popular, la Reforma Laboral, los despidos y los retrocesos sociales que se quieren imponer en todo el país.

En otras palabras, que están entre la espada y la pared. Ya veremos cómo salen de ésta, si es que lo logran porque, la verdad sea dicha, Andalucía necesita una profunda regeneración como el aire mismo. Si IU puede hacer algo porque suceda, bienvenida sea. {enlace a esta entrada}

[Wed Apr 4 14:09:36 CDT 2012]

Parece que hoy la cosa va de combatir prejuicios varios. También leemos en la página web de Público unas reflexiones de Miren Etxezarreta sobre los Presupuestos Generales del Estado en las que destacan afirmaciones como las siguientes:

Hay que decir que el Gobierno del PP por lo menos ha aumentado ligeramente las tasas del IRPF para los ingresos más altos y ahora en los presupuestos elimina algunas deducciones y desgravaciones fiscales en el Impuesto de Sociedades, lo que sin duda aumentará la recaudación (estiman que en el Impuesto de Sociedades aumentará en 5.300 millones y una cifra algo superior en el IRPF); así mismo ha establecido un pago mínimo para las grandes empresas, se acota la deducción para los gastos financieros y se acaba con la libertad de amortización para las grandes empresas. Se aumentan también el impuesto sobre el tabaco y las tasas que afectan a la justicia. Es decir, no se puede ignorar que el Gobierno del PP, ha introducido algunos modestos aumentos en ciertos impuestos que gravan a los poderes económicos del país y que, de momento, no ha aumentado aquellos impuestos que afectan directamente a las clases populares. Que es más de lo que se puede decir del Gobierno anterior.

¡Vaya, hombre! Sólo espero que muchos lectores de Público que suelen situarse en el ala izquierda del PSOE lean eso con detenimiento y caigan en el error de acusar a la derecha de "fascistoide" (como llevan ya un tiempo haciendo, al menos desde que el PP ganara las elecciones el 20-N) mientras lanzan loas a Zapatero, el arcángel del progresismo. O, más importante aún, merecería la pena prestar atención a los números, en lugar de a los prejuicios sobre supuestas derechas e izquierdas, como tantos hacen. Otro gallo cantaría si tuviéramos el valor de hacer eso. Y cuidado, porque no sostengo que no haya diferencias entre izquierdas y derechas, sino tan sólo que conviene prestar atención a lo que hacen unos y otros, y no a las etiquetas que usan para ganar votos y "vender" sus "productos". {enlace a esta entrada}

[Wed Apr 4 14:01:02 CDT 2012]

Por más que uno sea un agnóstico convencido desde hace ya décadas, no me queda más remedio en algunas ocasiones que mostrar mi acuerdo con las críticas de aquellos creyentes que acusan a los defensores del laicismo de mantener una actitud quizá demasiado militante, casi rayana en la intolerancia. Y, cuidado, porque no es que falten también actitudes intolerantes y de arrogancia por el otro lado (el de quienes tienen fe en tal o cual religión), pero obviamente ello no es razón suficiente para caer en el mismo tipo de comportamiento. Viene todo esto a cuento de la noticia que nos encontramos hoy en la página web de Público haciéndonos saber que Cospedal, Secretaria General del PP, portó en sus hombros la cruz del Cristo de la Caridad de Ciudad Real. Pues me parece muy bien. ¿Y por qué tiene que ser eso noticia? ¿Es que acaso no tiene derecho a portar la cruz que le venga en gana? Siempre y cuando lo haga a título personal, debe importar bien poco si participa en una procesió;n religiosa o no. ¿O acaso no habíamos quedado en que convenía defender la separación entre Iglesia y Estado? A veces me da la impresión de que en el seno de la izquierda laicista hay bastante desorientación con respecto a este tema y se confunde laicismo con anti-religiosidad. No son lo mismo. {enlace a esta entrada}

[Tue Apr 3 13:49:56 CDT 2012]

Aunque uno entiende por qué están haciendo esto, la verdad es que no me gusta nada el hecho de que los dirigentes de IU a nivel nacional se estén inmiscuyendo de forma tan descarada en las negociaciones para formar un nuevo Gobierno en la Junta de Andalucía. Cierto, cabe pensar que lo sucedido en Extremadura (donde los diputados de IU prefirieron abstenerse en la votación y que gobernase el PP, antes que sentarse a negociar con el PSOE) les puede pasar factura en ciertos sectores del electorado. Yo, en cambio, no lo tengo tan claro del todo. De momento, no parece que haya sido así en las elecciones generales de hace unos meses. Creo respetable tanto la decisión que tomó la coalición de izquierdas en Extremadura como la forma en que la tomó (esto es, mediante un referémdum que implicó a las bases después de un proceso de debate interno), aunque ello suponga que los socialistas de aquella comunidad autónoma hayan pasado un mal trago. Se mire como se mire, hay ocasiones en las que no está nada mal que se produzca la alternancia. Ahora, con respecto a la situación en Andalucía, me parece tan respetable que IU decida negociar y gobernar con el PSOE (ya sea participando en una coalición o mediante un pacto de legislatura) como todo lo contrario, es decir, que hagan como en Extremadura y se abstengan, entregando con ello el poder al PP. No digo ya respetable, sino que tan legítimo es lo uno como lo otro. No obstante, todo parece indicar que la dirección de IU en Andalucía prefiere apostar por llegar a algún tipo de acuerdo con los socialistas. Pues nada. Que así sea. Lo cierto es que, para ser sinceros, lo tienen bien difícil, hagan lo que hagan. Si, por un lado, pueden perder votos entre sus votantes más moderados si entregan el poder en bandeja a Javier Arenas, por el otro lado también pueden perderlos entre sus votantes más radicales si llegan a un acuerdo con el PSOE. Una situación, desde luego, nada envidiable.

En todo caso, la razón por la que me decidí a escribir estas líneas no tiene nada que ver con las negociaciones entre PSOE e IU y lo acertado o no de que lleguen a un acuerdo de gobierno. Mi problema es más bien la presencia de gente como José Luis Centella, Secretario General del PCE, en las negociaciones. Ya sé que los demás partidos raramente toman una decisióp;n sin la aprobación de sus respectivas sedes nacionales, pero es que en este caso ni siquiera se están preocupando de guardar las formas. Sencillamente, Centella no pinta absolutamente nada en las negociaciones para formar Gobierno en Andalucía. La contradicción es aún peor, si me apuran, en el caso de una formación que presume de ser de izquierdas y, para más inri, federalista. Lo he dicho otras veces, y lo vuelvo a decir ahora: nuestra democracia parece que no acaba de madurar. {enlace a esta entrada}