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[Mon Apr 30 12:34:26 CEST 2007]Siempre he sentido admiración por quienes se muestran capaces de nadar en contra de la corriente, sobre todo si lo hacen de forma meditada y serena, y no como reacción automática ante todo lo que pueda parecer constructivo (en este sentido, me parece también que el negativismo heredado de la Escuela de Frankfurt no es sino una de las muchas formas de aparentar que se tienen respuestas sólidas sin siquiera considerar los problemas a fondo). Viene todo esto a cuento de un artículo titulado La queja histórica, escrito por Justo Navarro y publicado en la edición andaluza de El País la semana pasada, en el que el autor pone en duda la coherencia de quienes reivindican desde Andalucía que el Gobierno central cancele la llamada deuda histórica con nuestra comunidad autónoma. Como bien explica Navarro: Ni que decir tiene que el cuadro de una Andalucía empobrecida, incapaz siquiera de proveer a sus habitantes de los servicios mínimos, no se corresponde para nada con la realidad de este siglo XXI. Los andaluces vivimos hoy en una comunidad moderna, dinámica y con unas maravillosas infraestructuras construidas durante los últimos veinticinco años gracias, al menos en parte, a los fondos de ayuda de la UE y la solidaridad interterritorial practicada dentro de España. No hay más remedio que reconocer esto, como tampoco queda más remedio que reconocer que quizás haya otras regiones dentro del país (por no hablar en la UE) más necesitadas de esta ayuda que nosotros. Y, sin embargo, en Andalucía preferimos continuar las políticas pedigüeñas de antaño, incapaces de manifestar nuestra identidad en algo más que el agravio comparativo o la protesta facilona. Parece llegado el momento de construir un nuevo andalucismo basado en conceptos positivos que no dependa permanentemente de la queja contra los otros, un andalucismo a la altura de nuestros tiempos y nuestras nuevas realidades. {enlace a esta historia} [Thu Apr 26 20:20:50 CEST 2007]No he podido evitar una sonrisa al leer una carta al director publicada por el diario El País hoy mismo bajo el título En Feria también trabajamos, y que paso a reproducir en su integridad: Hombre, de entrada, me parece poco acertado exigir "que se reconozca el esfuerzo y dedicación de todos los sevillanos a sus trabajos", pues digo yo que, como cualquier casa de vecino, entre los sevillanos también habrá un poco de todo. Dejémonos de folklorismos y nacionalismos identitarios, tan empeñados en meter a todos en el mismo cajón y juzgarles por el mismo patrón, como si la autonomía individual fuera lo de menos. Pero es que, en segundo lugar, me parece muy gracioso ese comentario acerca de quienes se dirigen de la feria al trabajo sin siquiera tomarse un descanso con el argumento de que eso es "problema de cada uno". Pues sí, será problema de cada uno, pero lo cierto es que invalida la tesis principal de la autora de la susodicha carta, pues ya me dirá cómo rayos van a poder rendir en el trabajo estos sevillanos que se pasan toda la semana entre el tajo y el real de la feria. La verdad es que, como suele ser el caso, hay un poco de todo: desde los gremios que, como bien se indican en el texto, han de doblar sus turnos de trabajo (por cierto, que también habría que plantearse hasta qué punto eso redunda en una mayor productividad, pero ésa es otra historia) hasta el de aquellos que, por desgracia, no mueven un dedo durante esta semana salvo para tocar las palmas y empinar el codo. En fin que, como era de esperar, ni todos los sevillanos son un prodigio de trabajo esforzado ni tampoco unos holgazanes. En otras palabras, exactamente igual que catalanes, vascos, gallegos, canarios y madrileños. Para este viaje no hacía falta tantas alforjas. {enlace a esta historia} [Thu Apr 26 12:02:13 CEST 2007]No hace mucho escribí sobre la crisis institucional por la que está pasando la Unión Europea, y los intentos que se están haciendo para salir del atolladero aunque sea de mala manera. Pues bien, hace un par de días me encontré en la prensa con una noticia en la que se nos informaba que la Constitución europea está pendiente de lo que suceda en las elecciones presidenciales francesas y en la que, entre otras joyas, se recoge lo siguiente: ¡Y tan preocupantes! ¡Como que de la noche a la mañana hemos pasado de quejarnos de la falta de democracia y transparencia en las decisiones europeas a promover un acuerdo tras las bambalinas basado en triquiñuelas legales para evitar otra consulta popular! Después se quejarán de que los ciudadanos aprovechen la primera oportunidad para lanzar sopapos... {enlace a esta historia} [Thu Apr 26 11:49:36 CEST 2007]Hace unos días leí una entrevista con el académico de la lengua Francisco Rico en la que me llamó la atención, por lo que supone de romper esquemas preestablecidos, lo que afirma sobre Cervantes: ¡Y todavía hay quien afirma que no hemos avanzado nada en todos estos siglos! Como creo haber escrito en algún otro sitio, no me parece que la cosa esté tan mal como lo pintan algunos. Por lo general, no comparamos la situación presente (al menos cuando se trata de estos temas) con el pasado, sino más bien con nuestra propia idealización del pasado. Esto es, nos gusta quejarnos de la falta de cultura general, y nos comparamos con la Institución Libre de Enseñanza y escritores de la talla de Unamuno y Ortega, sin darnos cuenta de que hace unas décadas solamente una minoría era siquiera capaz de leer y escribir. Hoy en día, mal que bien, son millones los españoles que pueden expresarse decentemente por escrito, así que tampoco deben estar tan mal las cosas. {enlace a esta historia} [Thu Apr 19 17:29:05 CEST 2007]El País publica hoy una entrevista con el escritor José Luis Sampedro, a quien siempre es un placer oír (o, como en este caso, leer) hablar. Y es que a pesar de sus noventa años, no parece haberse convertido en un viejo cascarrabias ni un pesimista redomado. Ciertamente, no ve las cosas de color de rosa, pero no por ello deja de considerar la oportunidad de que seamos capaces de imprimir un cambio de rumbo a los acontecimientos, lo cual siempre se agradece en este mundo tan apabullado por el cinismo. En fin, ahí van algunas de sus reflexiones recogidas en la entrevista: La sabiduría de un anciano venerable. No estoy seguro de que la civilización occidental se encuentre aún en el mismo punto de decadencia que llegó a vivir el Imperio Romano durante los últimos dos o tres siglos, aunque sí que estoy de acuerdo en que, cuando menos, dicho proceso ya se ha iniciado. En otras palabras, es bien posible que estemos en el principio del final, y todo dependerá de las opciones que hagamos ahora y en décadas venideras. {enlace a esta historia} [Tue Apr 17 10:11:55 CEST 2007]Hace ya casi dos años que el proceso de ratificación del Tratado de la Unión Europea fue frenado en seco tras la victoria del no en las consultas francesa y holandesa y, pese a todos los actos de contrición política que se sucedieron en su momento, lo cierto es no hemos avanzado una sola pulgada en la resolución del problema. Para más inri, leo hoy en El País que el Reino Unido y Holanda afirman tajantemente que la UE no necesita una Constitución, sino tan sólo una mera reforma de las reglas existentes. La opinión como tal es, por supuesto, muy respetable. Son muchos quienes, a raíz de los últimos acontecimientos, se han estado convirtiendo a un euroescepticismo más o menos velado que no siempre está directamente relacionado con aquellas posiciones que mantuviera Margaret Thatcher en su momento. En otras palabras, la ola de reticencias al proyecto de integración europea que se ha desatado en los últiumos años tiene dos orígenes bien distintos que no haríamos bien en mezclar en nuestros análisis: tenemos, por un lado, el euroescepticismo soberanista claramente inspirado en la tradicional crítica británica al burocratismo de Bruselas; mientras que, por el otro, se ha ido conformando un movimiento más bien progresista que critica no tanto el proyecto de integración como tal sino más bien la forma en que se está llevando a cabo, desde arriba, sin contar con los ciudadanos y centrando todo el interés en los aspectos puramente económicos y comerciales, abandonando la tradicional política social europea. En este sentido, me parece significativo que en la noticia a la que me refiero leamos un párrafo como el siguiente: En otras palabras, que si hace cerca de un par de años todos coincidían en apuntar al déficit democrático como uno de los culpables del voto negativo en el referéndum, ahora el Primer Ministro holandés se descuelga con retorcidas propuestas para evitar de cualquier modo la participación directa de los ciudadanos, no vaya a ser que les dé por llevarles la contraria a los políticos. Interesante manera de hacer frente al déficit democrático. {enlace a esta historia} [Mon Apr 16 10:48:37 CEST 2007]De tanto como se habla de la cultura del ladrillo estos días, parece increíble que aún haya promotores con la desvergüenza necesaria para afirmar su derecho a construir en cualquier lugar y exigir encima que las administraciones les garanticen el agua, pero el caso es que, aunque cueste trabajo creerlo, sucede. Sin ir más lejos, hoy mismo me he encontrado una noticia en El País en la que se nos informa de que el Ministerio de Medio Ambiente advierte de que no hay agua garantizada para un total de 300.000 viviendas que se están construyendo en estos momentos. Pues bien, Manuel Martí, secretario general de la Asociación de Promotores Constructores de España, tiene el descaro de afirmar que: ¡Y el hombre se queda tan pancho! Parece una caricatura del típico promotor de viviendas pintada por unos ecologistas radicales a brocha gorda; pero no, se trata de un hombre de carne y hueso incapaz de ver más allá de su propio beneficio económico a corto plazo, pase lo que pase con el medio ambiente o con el futuro de su propia comunidad. {enlace a esta historia} [Tue Apr 10 13:15:52 CEST 2007]Aunque se trate de un sitio web claramente virado hacia la izquierda anti-capitalista de carácter principalmente extraparlamentario, ello no quita para que uno le eche un vistazo de cuando en cuando a Rebelión, pues sucede que también publican piezas interesantes ocasionalmente. Hoy, por ejemplo, me he encontrado con una breve reseña del libro de Jordi Gascón y Ernest Cañada, Viajar a todo tren. Turismo, desarrollo y sostenibilidad, recientemente editado por Icaria. El artículo recoge unas cuantas reflexiones interesantes que no suelen aparecer en los medios de comunicación más establecidos: Como venía diciendo, merece la pena tener, al menos de cuando en cuando, unos medios de comunicación alternativos que puedan arrojar luz sobre los temas sociales, económicos y políticos que tenemos planteados desde otra perspectiva. De no ser así, corremos el riesgo de oír siempre lo mismo (o variaciones de lo mismo) en los distintos medios de comunicación de masas tradicionales. {enlace a esta historia} [Mon Apr 9 13:07:00 CEST 2007]Hace ya varios días leí en las páginas de El País acerca de una iniciativa que se propone crear una reserva virtual de palabras que garantice la supervivencia de vocablos en extinción. El artículo en cuestión menciona palabras como azogue, chícharo, albérchigo, fililí, morondanga, periclitar, tejeringo, damajuana, zangolotino, prístino o pundonor, todas ellas de sólida tradición literaria e incluso popular en algunos casos pero que están a punto de desaparecer debido a los avances de la ley del mínimo esfuerzo y el retroceso de la cultura escrita. Me parece interesante porque hace ya unos meses me propuse apuntar en un cuadernito todas las palabras que me encontrara que pudieran considerarse poco comunes pero enriquecedoras del lenguaje. De momento llevo unas diez o doce páginas de anotaciones. En fin, tendremos que echarle un vistazo a la Reserva de Palabras en unas cuantas semanas. {enlace a esta historia} [Mon Apr 9 11:52:45 CEST 2007]Debido al viaje a Londres no tuve oportunidad de leer la prensa durante poco más de una semana, así que después de mi regreso he estado ojeando periódicos atrasados durante varios días. De esta forma, me encontré con una entrevista con el siempre polémico filósofo Slavoj Zizek publicada en El País. Ya había leído antes algunos artículos escritos por el esloveno, y la verdad es que no puedo evitar una actitud algo ambivalente hacia sus opiniones: por un lado, parece estar obsesionado con un épater le bourgeois algo pasado de rosca, muy mediático sin duda, pero en última instancia intranscendental y retórico; mientras que, por otro, no por ello deja de poner el dedo en la llaga en muchas ocasiones. A continuación destaco algunas de sus reflexiones entresacadas de la entrevista: Triste estado de la cuestión, sin duda, pero no tiene uno más que echarle un vistazo a los sitios izquierdistas en la red para darse cuenta de que Zizek tiene toda la razón del mundo en este asunto: en lugar de defender el laicismo en el mundo árabe, la izquierda europea prefiere agarrarse a su tradicional antiamericanismo descerebrado y jalear a los islamistas por la única razón de que están atentando contra las tropas de ocupación, sin pararse a pensar en el dogmatismo totalitario que preconizan los insurgentes. Asistimos así a la paradoja de que los EEUU apoyaron a los islamistas hace veinte o treinta años porque éstos abofeteaban la cara de los comunistas, y ahora es la izquierda la que les apoya porque han vuelto su yihadismo enloquecido contra las tropas americanas, pero lo que no hacen ni uno ni otro es prestar atención a los problemas que afrontamos y ofrecer posibles soluciones. El mundo entero parece haber caído presa de un bipartidismo exacerbado, o conmigo o contra mí frontista que no puede sino llevarnos a la catástrofe. ¡La llevamos clara! {enlace a esta historia} [Sat Apr 7 13:03:34 CEST 2007]Al final de la reseña que Manuel Cruz hace en el suplemento Babelia de un par de libros del filósofo italiano Giacomo Marramao me encuentro con la siguiente y preocupante anécdota que viene a reflejar muy bien los excesos del nacionalismo: No seré yo quien alce la voz contra el amor al terruño, que me parece, a decir verdad, perfectamente lógico y saludable. Ahora bien, cuando éste adquiere formas dogmáticas e intolerantes, cuando de amor hacia lo propio pasa a convertirse en odio hacia lo extraño, también cambia mi actitud al respecto, y esto es precisamente lo que suele hacer el nacionalismo. Bien está el localismo, el aprecio hacia el lugar donde uno nació y creció, pero solamente cuando evitamos caer en romanticismos absolutistas que pretenden convertir a nuestra tierra y sus habitantes en regla universal para dilucidar cuestiones morales y políticas. Estoy dispuesto incluso a reconocer y respetar el deseo por alcanzar la independencia política para un determinado territorio, siempre y cuando no se vea acompañado por estas cuasi totalitarias muestras de cerrazón ideológica que, como el pasado claramente nos enseña, no conducen sino hacia el horror. {enlace a esta historia} |