Cuaderno de Bitácora

[Wed Apr 30 14:00:54 CDT 2003]

Uno no puede evitar cierta confusión oyendo a los prebostes de la política exterior estadounidense criticar las iniciativas europeas en pos de un mayor activismo. Por un lado, se critica a Francia o Alemania que formen parte de una "vieja Europa" que no está dispuesta a luchar por nada. Por el otro lado, en cuanto surge la más mínima iniciativa en pos de una política exterior y de seguridad europea independiente de los EEUU (y eso es precisamente lo que esta sucediendo ahora), se les reprocha desde Washington que construir estructuras militares al margen de la OTAN es irresponsable. ¿En qué quedamos? ¿Por qué oscura razón se considera perfectamente lógico que los EEUU actúen por su cuenta al margen de la OTAN o la ONU y, al mismo tiempo, se critica a los países europeos por querer fundar las bases de una política exterior realmente autónoma? Se trata sin lugar a dudas de un doble rasero. {enlace a esta historia}

[Mon Apr 28 13:36:39 CDT 2003]

Guste o no, la política práctica tiene tanto de contrastación de ideas y propuestas como de distorsión propagandística de las posiciones del contrario. De este modo, oímos por un lado críticas simplonas de la política fiscal de George W. Bush como "recortes para los ricos", en tanto que por el otro lado se acusa a los demócratas de postular una "comunistoide" expansión imparable del Gobierno. Digo esto porque leyendo un artículo sobre el déficit fiscal de las arcas estatales en los EEUU me encuentro con afirmaciones tajantes del siguiente tipo:

When the economy is weak, as it is today, firms suffer from excess capacity: They could produce more goods and services if consumers were only willing to buy them. (For example, only about 75 percent of the nation's industrial capacity was in use in March, well below the average figure for the past three decades.) In such situations, the key to short-term growth is to boost demand for goods and services. (...) But tax increases and spending cuts do exactly the opposite: They reduce demand for goods and services.

Se trata de una de esos conceptos que si se repiten interminablemente terminan por aceptarse como "verdad", haya o no haya nada detrás de la fachada. Porque todavía alguien me tiene que explicar cómo es posible que un incremento de la imposición fiscal reduzca el consumo. ¿Acaso el Estado mete el dinero bajo un colchón y lo deja que se pudra ahí? ¿Es que nadie ha oído hablar jamás del concepto de "gasto público"? ¿De dónde piensan que vendrá ese dinero entonces, si no de los impuestos? Entiéndaseme bien, no estoy manteniendo aquí que el aumento de la presión fiscal sea la panacea de nada, pero también me niego a creer en la simplificación que mantiene que lleva a una reducción del gasto, como si ese dinero desapareciera misteriosamente entre los pasillos de la administración. Pese a todo, es algo que oigo repetir una y otra vez con la mayor seriedad tanto a representates de los ciudadanos como a comentaristas políticos aquí en los EEUU. {enlace a esta historia}

[Mon Apr 28 10:48:23 CDT 2003]

No sucede todos los días que uno oiga a un escritor que vivió bajo una dictadura y no pretenda exaltar su propia reputación con exageradas historias de resistencia anti-autoritaria. Hay que reconocer, por descontado, que hay miles de autores (Vaclav Hável se me viene a la cabeza) que de hecho sufrieron persecución política debido a sus escritos. Sin embargo, también es un hecho que hay demasiado fantasma, como se diría en España, que no hace sino exagerar su propio pasado con historietas del tres al cuarto. Pues bien, me sorprende encontrar precisamente lo contrario en el discurso que diera Imre Kertész en el momento de recoger el Premio Nobel de Literatura de 2002.

For whom does a writer write, then? The answer is obvious: he writes for himself. (...) At least I can say that I have arrived at this answer fairly straightforwardly. Granted, I had it easier --I had no readers and no desire to influence anyone. I did not begin writing for a specific reason, and what I wrote was not addressed to anyone. If I had an aim at all, it was to be faithful, in language and form, to the subject at hand, and nothing more. It was important to make this clear during the ridiculous and sad period when literature was state-controlled and "engagé".

Nada de heroísmos o exageraciones, sino más bien el escritor en su soledad frente a unas cuartillas de papel en blanco. Al menos no nos viene con las historias del abuelete, tan frecuentes cuando una dictadura toca a su fin. {enlace a esta historia}

[Mon Apr 28 10:14:37 CDT 2003]

Desde luego, habrá quien se alegre de la muerte de las películas de serie B, pero no me cabe duda de que también hay mucho fanático que llorará desconsoladamente durante días. Se trata, por si alguien no lo sabe, de esas películas de bajo presupuesto, personajes arquetípicos e historias predecibles que de cuando en cuando muestran en los pocos cine-clubs que quedan hoy día y uno se encuentra, más a menudo quizás, en la televisión a altas horas de la noche. Suelen pertenecer a un puñado de géneros que cuentan con un grupo de fanáticos no muy grande pero capaz de tragarse lo que le echen: horror, ciencia-ficción, cine policíaco o del Oeste... Al parecer, la televisión, lugar de refugio precisamente de este tipo de películas durante los últimos años, se ha convertido también en su verdugo, pues ya no hay cine que se precie que se atreva a mostrar largometrajes que no garanticen una buena taquilla (o, lo que es lo mismo, películas de lo que podría denominarse consumo mayoritario). Todo un culto artístico está muriendo ante nuestros ojos. Yo, por mi parte, no me lamento tanto del fin de las películas de serie B como del triunfo de la homogeneización cultural en el mundo del cine, y es que cada vez se hace más difícil ver un largometraje que no cuente la misma historia de siempre con los mismo personajes de siempre. {enlace a esta historia}

[Sun Apr 27 21:16:52 CDT 2003]

El diario local Star Tribune publica un artículo hoy sobre la creciente popularidad del celibato secular entre las mujeres católicas. Se trata, al parecer, de un concepto creado all´ durante el siglo I en el seno de las primeras comunidades cristianas, en el que la mujer voluntariamente decidía entregarse en cuerpo y alma a Jesucristo y, con ello, se comprometía a mantenerse virgen toda su vida. Con la expansión del cristianismo posteriormente, el celibato se vio asociado directamente con las órdenes monásticas y desapareció del seno de la comunidad secular. En los últimos años, en cambio, estamos asistiendo a un resurgir de esta práctica, justo al tiempo que el concepto de virginidad como tal parece también estar cobrando auge aquí en los EEUU. Se trata, me parece, de un interesante fenómeno sociológico y religioso que únicamente puede explicarse en el contexto de un resurgir de la espiritualidad y la religión como el que se ha producido en la sociedad estadounidense desde los años ochenta. Un fenómeno, no nos engañemos, muy minoritario, pero no por ello menos indicativo de los cambios sociales experimentados a raíz de la revolución conservadora de Ronald Reagan. Desde una perspectiva puramente religiosa, por supuesto, no hay nada que objetar al movimiento. Se trata, al fin y al cabo, de una decisión muy personal y hasta cierto punto me parece incluso loable que en un contexto social tan materialista todavía haya mujeres dispuestas a tomar una decisión como esta. No me cabe la menor duda de que requiere una entereza moral digna de elogio. {enlace a esta historia}

[Sun Apr 27 20:41:03 CDT 2003]

Toda guerra, todo conflicto, conlleva inevitablemente una buena dosis de simplificación y manipulación de las posiciones del otro bando. En este caso, se trata de la distorsionada imagen que estamos presentando de los principios fundamentales del Islam. Cuidado, porque no estoy lanzando aquí una acusación contra los medios de comunicación ni nada por el estilo. Me da la impresión de que se trata, por el contrario, de una simplificación mucho más insidiosa, por cuanto parte del propio pueblo, masa amorfa e incapaz de identificar claramente, lo cual hace aún más difícil combatir estas falsas percepciones. Por supuesto, ciertos musulmanes son tan culpables como el que más, pues es precisamente debido a su manipulación de un credo religioso con fines claramente políticos que del otro lado de la trinchera se cae en descerebradas simplificaciones. Y, de esta forma, se ha extendido por Occidente la idea de que el Islam justifica de alguna forma los ataques suicidas contra la población civil, cuando lo cierto es como en el caso de cualquier otra religión monoteísta, considera el sucidio más bien como un pecado, pues Dios es el único que puede disponer la vida o la muerte para un individuo. Asimismo, se nos quiere hacer creer que el Islam tiene en alta estima al mártir, lo cual es cierto, pero siempre y cuando el individuo haya dado su vida en nombre de su religión porque Dios lo haya eligido así, y no porque el practicante como tal haya creído conveniente el cometer suicidio. A ello habría que añadir un par de conceptos más que vienen a romper los estereotipos acerca del Islam: no hay guerras sagradas como tal, sino sólo guerras necesarias y otras que no lo son; y, segundo, incluso en el caso de tener que justificar el combate, se considera perfectamente posible que un musulmán se tenga que aliar con un infiel para defenderse de otro musulmán convertido en injusto agresor. Todo ello, como digo, rompe muchos de los estereotipos que tenemos de la religión musulmana.

Pero donde el uso de los estereotipos puede estar teniendo el mayor efecto es precisamente en el caso de ese término tan manoseado estos días: la yihad. Literalmente, significa esfuerzo, y no tiene connotación bélica alguna. De hecho, el único tipo de combate que implica es el de luchar en pos de algo, y no el de tomar las armas. Recuerdo como un primo mío que se convirtió al Islam hace ya más de una década hacía hincapié precisamente en su particular yihad contra las tentaciones y los malos hábitos, a lo cual llamaba "la yihad del corazón". Nada tiene que ver, pues, con el terrorismo islámico, los ataques suicidas o el 11 de septiembre.

Pero, entonces, ¿a qué se debe esta tergiversación? ¿Acaso estamos asistiendo a una mera campaña de manipulación? Desafortunadamente, me temo que las cosas no son tan simples. De hecho, los medios de comunicación de masas, al menos aquí en los EEUU, parecen estar tratando el Islam como tal con guantes de seda. Como decía anteriormente, se trata más bien de un sentir popular bastante extendido. ¿A qué se debe, pues? Aquí es precisamente donde uno no puede evitar hacer mención de todos esos grupos dentro de la religión musulmana que están manipulando unos sentimientos religiosos para sus propios fines políticos. Se trata, en este sentido, de algo que no es muy distinto de lo que vivimos en España durante la Guerra Civil y la inmediata postguerra con aquel ridículo, ñoño y manipulador nacional-catolicismo. Por consiguiente, aún reconociendo la tergiversación a la que nos estamos refiriendo en estas líneas, no nos queda más remedio que reconocer que el problema solamente tiene solución desde dentro de la propia comunidad musulmana. Hasta que las corrientes islámicas más moderadas, liberales y progresistas no consigan convencer con su interpretación del Corán a todos aquellos que prestan su apoyo a las diversas facciones fundamentalistas, queda bien poca esperanza de que la mayoría de la opinión pública occidental sea capaz de ver al Islam de una forma algo más positiva. En conclusión, estamos asistiendo a un fenómeno que se ha visto demasiado a menudo en la Historia, cuando una minoría dogmática, inquisidora y vociferante impone sus ideas sobre los demás y llega al punto de identificar una religión con sus propios y degenerados fines. {enlace a esta historia}

[Sat Apr 26 15:01:37 CDT 2003]

La insensatez de la ortodoxia religiosa no se limita a éste o aquél credo en particular, sino que se extiende equitativamente. No tiene nada de extraño, pues el dogmatismo es una actitud personal, y no algo que vaya necesariamente adscrito a una filosofía determinada. En el caso que ahora me preocupa, ciertas sectas judías ortodoxas han declarado la guerra a un simple libro, Making of a Godol: A Study in the Lives of Great Torah Personalities, muy al estilo de la tristemente famosa fatwa contra Salman Rushdie, aunque, todo hay que decirlo, al menos en este caso no se ha pedido la cabeza del autor en bandeja, lo cual es una diferencia notable. El pecado del autor es, de hecho, bastante inocuo. Se ha limitado a escribir sobre las vidas de varios sabios judíos en términos demasiado humanos, describiendo sus dudas, sus flaquezas... en definitiva, su lado humano. Al parecer, esto es un pecado mortal para todos aquellos que se esfuerzan en construir una santería del tres al cuarto, poblada de individuos tan puros que nos parecen inalcanzables en su perfección. En fin, que no hay nada nuevo bajo el Sol. Siempre ha habido dos interpretaciones fundamentales del dogma religioso: la que se empeña en presentar a los sabios como perfectos y casi divinos y, por el otro lado, la que prefiere transmitir el mensaje de unos seres como cualquiera de nosotros que, pese a las dudas, los errores, los pasos atrás y los rodeos intelectuales, aciertan a encontrar una dignidad que todos encontramos merecedora de la mayor admiración. Yo, sin lugar a dudas, prefiero a la segunda corriente, antes que los mitos de la primera. {enlace a esta historia}

[Sat Apr 26 14:36:54 CDT 2003]

La editorial Planeta acaba de publicar un diccionario de argentinismos que incluye términos como corralito, piquetero o chapar. Siempre me he preguntado si la Real Academia de la lengua Española (RAE) era la única institución encargada de velar por la pureza de nuestro idioma, o quizá compartía el honor con una variopinta multitud de academias hispanoamericanas. Lo digo porque, durante el transcurso de los años, he tenido ocasión de entablar amistad con varios ciudadanos de las antiguas colonias que me enseñaron cómo a pesar de todas las diferencias seguimos teniendo mucho en común. No me refiero tan sólo a la lengua, sino también a una buena parte de nuestra historia, así como ciertas costumbres gastronómicas, tradiciones religiosas, etc. Pues bien, este diccionario es consecuencia de un proyecto de investigación financiado por la Academia Argentina de las Letras que contrastó los vocablos del Diccionario oficial de la RAE con las acepciones argentinas. Según han manifestado, tienen la intención de continuar el estudio para descubrir cuáles son los vocablos que se usan a lo largo y ancho de Hispanoamérica, y que bien pudieran denominarse americanismos. No me cabe duda de que estos proyectos contribuirán a extender la riqueza de la lengua española. {enlace a esta historia}

[Fri Apr 25 22:13:56 CDT 2003]

Esta noche he descubierto un delicioso sitio web que rompe con los tópicos acerca del erotismo antes de la revolución sexual de los años sesenta. Se trata de Retro Raunch, que ofrece una interesante colección de fotografías, arte e historias de contenido erótico con un sabor muy retro y tradicional. Para todos aquellos que pensaban que el sadomasoquismo, el fetichismo o el sexo oral son algo relativamente nuevo que debemos a nuestra sociedad moderna, no tienen más que echarle un vistazo. Retro Raunch, por cierto, tiene un delicioso olor a alcanfor que viene a demostrar cómo el erotismo exquisito es posible sin caer en la pornografía chocarrera. {enlace a esta historia}

[Thu Apr 24 20:06:31 CDT 2003]

No cabe duda alguna de que los neoconservadores americanos están al timón en la Casa Blanca. La Administración Bush les ha prestado oídos no sólo en materia de política exterior (principalmente a partir de los ataques del 11 de Septiembre, y de forma más evidente aún durante el conflicto con Irak), sino también en materia de política económica (reducción de los impuestos como medida esencial para reactivar la economía estadounidense), política educativa, etc. Sin embargo, no me parece justo el hablar de una conspiración neoconservadora, como muy a menudo se hace desde la izquierda en un intento de darles un cierto tono de ilegitimidad. Lo cierto, guste o no, es que hace ya unas décadas que la sociedad norteamericana se ha decantado del lado del movimiento del nuevo conservadurismo. Desde luego que Ronald Reagan fue la primera expresión clara de la importancia que había alcanzado, pero el triunfo de esa corriente ideológica hunde sus raíces en la reacción a la Nueva Izquierda y la contracultura de los años sesenta.

En todo caso, la enorme influencia del movimiento neoconservador se debe principalmente a su victoria en el campo de las ideas. Al menos desde finales de los sesenta o principios de los setenta, un cierto grupo de conversos del izquierdismo radical comenzaron a elaborar un compendio de ideas que vino a darle el vuelvo al panorama político no ya sólo de los EEUU sino también, con la ayuda de Margaret Thatcher, de todo el mundo desarrollado. Guste o no, hay que reconocerles una claridad de planteamientos (reducción de la presión fiscal, recorte de la esfera pública en la economía, descentralización administrativa, política exterior expansiva, defensa a ultranza del concepto occidental de democracia en el mundo aunque sea de forma unilateral, promoción de las interpretaciones religiosas tradicionales...) que han terminado por imponer su discurso en la sociedad estadounidense gracias a su enorme coherencia interna y, por supuesto, también gracias al apoyo de un vasto imperio mediático e intelectual (Fox News, Commentary, The Weekly Standard, The Wall Street Journal, The Neoconservative Reader, American Enterprise Institute...). Frente a todo esto, la izquierda no hace sino oponer un conjunto de deslavazados discursos que parecen esforzarse más en contener el increíble avance neoconservador que proponer una seria alternativa a sus propuestas. La izquierda estadounidense, incluso la más moderada, tiene hasta vergüenza de llamarse a sí misma progresista por miedo a que los ciudadanos le den la espalda.

¿Qué hacer, pues? No queda más remedio que recuperar el mundo de las ideas, y eso sólo puede hacerse con un discurso en positivo que vaya mucho más alláa de la mera oposición a una u otra medida de los conservadores, incluyendo la guerra en Irak. Lo menos que puede hacerse desde la izquierda es, si se quiere presentar una oposición a la intervención en Irak, al menos esforzarse en proponer unas soluciones que vayan más allá del mero status quo que tan claramente no está funcionando. De lo contrario, ¿cómo podemos esperar un apoyo social mayoritario que se extienda más allá de nuestras bases tradicionales? La izquierda no ha acertado todavía a encontrar un discurso coherente que responda a las grandes preguntas que tienen planteadas las sociedades avanzadas hoy en día: los límites del Estado del Bienestar, los problemas de la multiculturalidad, la inmigración, el nihilismo existencial como consecuencia del todo vale que parece contagiar a nuestras instituciones educativas, la resolución de los acuciantes problemas del armamentismo y la proliferación de armas químicas y biológicas, la globalización, etc. Las soluciones de la derecha pueden no gustarnos, pero al menos tienen el mérito de presentar una propuesta clara y coherente. No tiene nada de extraño que la mayoría de los ciudadanos les den su apoyo en las urnas. La reconstrucción de la izquierda ha de hacerse desde las ideas o nunca tendrá siquiera la oportunidad de triunfar en la esfera política. En este sentido, Tony Blair ha hecho más por la izquierda europea que cualquier de los rojos tradicionales que se han manifestado contra la guerra. {enlace a esta historia}

[Wed Apr 23 12:08:26 CDT 2003]

La confusión de valores reinante estos días parece haber borrado por completo las distinciones entre arte de masas y arte de élite. De buenas a primeras, solamente aquello que vende y es popular merece la pena, mientras que el arte eterno de antaño se ve obligado a manifestarse tímidamente mientras esquiva los tomatazos de quienes le acusan de esnobismo. Nadie quiere usar ya términos como élite o minorías, debido al serio peligro de linchamiento por las masas democráticas e igualitarias. Lo que estamos viendo no es sino la completa mercantilización del arte. Aquello que vende es, por definición, bueno. El peligro, por supuesto, es que cualquier esfuerzo de mejora personal, de conocimiento, de comprensión de otras culturas, vidas e ideas desaparece por el camino. Hoy vemos una película en el cine no con la expectativa de ser sorprendido con una idea o un punto de vista originales, sino más bien con la intención de ser entretenido. En otras palabras, queremos que nos alimenten con obras que no requieran esfuerzo alguno, y lo mismo se aplica a la música, el teatro, la literatura, la poesía... Vivimos en el mundo de la gratificación instantánea, del lo quiero aquí y ahora o no lo quiero para nada. Como todo vale, resulta que no hay baremos para medir nada y la opinión de alguien que lleva treinta años estudiando algo vale tanto como la del primer gaznápiro que se hace con un micrófono delante de la cámara. ¡Que viva la democracia!

No obstante, todavía hay algo dentro de nosotros que nos dice que una composición de Mozart no es lo mismo que la última canción de Madonna. Las escalas de valores se niegan a desaparecer de nuestras vidas, y nos damos perfecta cuenta de que ciertas obras de arte tienen un mensaje profundo y duradero en tanto que otras son como un simple azucarillo que se disuelve en cuanto lo ponemos en nuestra boca. Podemos tener gustos personales sin por ello dejar de reconocer que esa película o canción favoritas no lo son tanto por su calidad intrínseca como por los recuerdos que asociamos con ellas. Me preocupa una sociedad que no quiere hacer el esfuerzo por entender otras ideas, vidas y culturas, pues es ahí precisamente donde encontramos las bases de la democracia y no en el igualitarismo mal entendido. {enlace a esta historia}

[Mon Apr 21 14:15:34 CDT 2003]

Escalofríos de nostalgia me entran cuando pienso en la inveterada guasa sevillana. El articulista Antonio Burgos cuenta cómo oyó a un sevillano contestar a un forastero que preguntaba por el nombre de un paso de Semana Santa:

Este paso antes era el de Jesús ante Anás, pero yo creo que está equivocado. Como ahora el que tiene la culpa de todo es Aznar, y como Jesús es el bueno y el que está sentado en esa especie de sillón de la Moncloa es el judío malo, yo creo que no es Jesús ante Anás, sino Jesús ante Aznar.
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[Mon Apr 21 13:06:58 CDT 2003]

Cuando hablamos de una obra de arte, ¿qué es más importante, el contexto o la obra como tal? Aparentemente, en los últimos años estamos asistiendo a la recuperación de algunos compositores como Viktor Ullmann, Erwin Schulhof o Hans Krasa que fallecieron víctimas del holocausto nazi, de ahí la pregunta. ¿Se trata de obras que tienen mérito propio, completamente al margen de la vida de los autores y las desgraciadas circunstancias en que compusieron algunas de sus obras? Por lo que leo, se trata, por el contrario, de obras mediocres que quizá tengan más valor sociológico que artístico. ¿Y qué decir del caso Wagner en Israel, donde la música del compositor alemán no se toca desde hace décadas debido a sus posiciones antisemitas? ¿Acaso temen que La cabalgata de las valkirias contagie a la juventud israelí con falsas creencias en la superioridad de la raza aria? No puedo evitar el recordar cómo un buen amigo de ideología más bien ultraconservadora me contó recientemente cómo cambió asqueado de estación de radio cuando oyó el anuncio de un coro de homosexuales que se disponían a interpretar una cantata. No, el problema no era que fueran extremadamente malos, pues ni siquiera tuvo la oportunidad de oirles. El problema era que se trataba de homosexuales.

Todo esto me lleva a preguntarme hasta qué punto hemos perdido el compás del juicio puramente estético en las últimas décadas y, si ése es el caso, a qué puede ser debido. Casi pareciera que conforme los avances del postmodernismo han ido destruyendo las escalas de valores, nos hemos ido abandonando más y más a un sociologismo absoluto que justifica las obras de arte no tanto basándose en su contenido como en su contexto. En otras palabras, si todo vale y ya no hay baremos para distinguir una obra de otra, al menos nos queda la posibilidad de hacer distingos sobre la utilidad de la obra y su función en el entramado social. {enlace a esta historia}

[Mon Apr 21 12:28:17 CDT 2003]

La izquierda anglosajona (tanto la británica como la estadounidense y, como pude observar durante los años que viví allí, también la irlandersa) es más bien ortodoxa y casi marxistoide, a pesar de todos los pesares. No estoy seguro de a qué pueda deberse, pero es posible que el clasismo tan dominante en la sociedad inglesa tenga algo que ver con ello, y de ahí se extendiera a los otros países de habla inglesa una interpretación rígida y obrerista del socialismo. No obstante, algo hay de cierto en las críticas lanzadas contra la izquierda por algunos recientes conversos, sobre todo cuando hacen hincapié en las consecuencias negativas que hayan podido tener ciertas políticas de bienestar social. Se trata de unas críticas que van mucho más allá del mero izquierdismo anticuado de estilo anglosajón. El excesivo paternalismo estatal promovido por las políticas socialdemócratas de posguerra han acabado por crear una clara dependencia en determinadas capas sociales, al tiempo que corroían otros valores de suma importancia para la vida en sociedad, tales como el sentido de responsibilidad individual, la constancia o el orgullo por los logros personales. Se trata precisamente de aquellas críticas lanzadas por los neoconservadores allá a finales de los años setenta y principios de los ochenta en plena oleada triunfal de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, y algo que líderes de la izquierda como Tony Blair han aceptado sin remilgos. Es cierto, no obstante, que la izquierda aún no ha sido capaz de reconstruir su discurso tras esos ataques y se encuentra sumida todavía en un preocupante estado en el que o bien se niega que las políticas de bienestar hayan tenido consecuencias negativas y simplemente se achaca todo a invenciones de los reaccionarios, o bien se da un entusiasmo del converso que borra las diferencias entre quienes se consideran socialdemócratas y los neoliberales arriba mencionados. Personalmente, prefiero la posición de los segundos antes que el autoengaño de los primeros, pero ello no es óbice para que me preocupe por la situación actual de la izquierda y su incapacidad para proponer soluciones alternativas. {enlace a esta historia}

[Fri Apr 18 20:28:22 CDT 2003]

Hoy, al salir del trabajo, fui a echarle un vistazo a los últimos ejemplares de las revistas en una librería local. Allí me encontré con un artículo de Timothy W. Ryback en el número de mayo de la revista Atlantic Monthly sobre la biblioteca personal de Hitler que me llamó la atención. Resulta que el führer era no sólo un amante de las obras de arte, sino también un apasionado bibliófilo. ¿Acaso no viene esto a demostrar que hasta los espíritus más cultivados son capaces de los mayores crímenes? Pues sí y no, al mismo tiempo. Por supuesto que la educación, la cultura y la sensibilidad artísticas no son garantías contra el dogmatismo. Sin embargo, hay algo sospechoso en la pasión de Hitler por los libros y las obras de arte que va mucho más allá de lo que menciona el artículo. Lo que me parece sumamente interesante no es que el cabo austríaco mostrara interés por la historiografía anti-semita de la Europa del siglo XIX, ensayos cuasi-teológicos sobre el auténtico mensaje de Cristo o el misticismo y el ocultismo de tres al cuarto. Por el contrario, lo que me parece más sintomático de una mente enferma es el hecho de que fuera absolutamente incapaz de juzgar una obra de arte, ya fuera literaria, plástica o arquitectónica, sin recurrir a las concepciones filosóficas y políticas de la Historia. Es precisamente ahí, me parece, donde se muestra la vena totalitaria del Hitler individuo. Toda persona incapaz de disfrutar de la vida, incapaz de degustar un buen plato de cocina y regarlo con un buen vino, de conversar amigablemente junto al aroma de una taza de café, entregarse a la sensualidad de un cuerpo ajeno bajo unas sábanas frescas, todo individuo incapaz de respirar sin someterlo todo a la interpretación dogmática de una determinada ideología ya está a medio camino hacia el totalitarismo más salvaje. Lo único que está esperando es la oportunidad adecuada para dejarlo salir a la superficie. El fanatismo monotemático produce monstruos. {enlace a esta historia}

[Fri Apr 18 20:08:10 CDT 2003]

La tiranía de lo políticamente correcto lleva ya al menos un par de décadas que camina triunfante por el ágora estadounidense, y en buena parte la culpa recae precisamente del lado de la izquierda académica y ciertos movimientos sociales. En otras ocasiones, sin embargo, adopta una forma que más bien se identifica con la derecha. Al director Spike Lee, por ejemplo, se le han echado a la yugular por atreverse a mostrar imágenes de la Zona Cero de Nueva York, algo imperdonable para todos aquellos que se niegan a aceptar que hasta el país más poderoso del mundo también puede ser atacado y humillado. Mientras los directores y productores del cine más consumista se apresuraron a modificar sus tomas para eliminar cualquier referencia a las Torres Gemelas, Spike Lee no tiene remilgos en mostrarnos el paisaje desnudo, de una desolación casi lunar, que dejaron atrás los ataques del 11 de septiembre. Y a todos aquellos que le acusan de anti-americano, Spike Lee les responde:

A lo que se refiere usted... lo encuentro execrable. ¿Quieren pretender que aquellos edificios, aquellas vidas no existieron? Dicen que hacen películas para hacer a la gente reír y olvidar, pero esos extremos me parecen lamentables. Una cosa es el entretenimiento y otra, la negación. Yo nunca he filmado nada, ni lo haré, para la diversión o el escapismo, así que nunca cometeré esas infamias. (...) La inclusión de la Zona Cero en imágenes rinde homenaje a los inocentes que murieron asesinados y a los seres queridos que dejaron tras de sí, es una forma de decirles a sus familias que jamás les olvidaremos. ¿Le parece antipatriótico? Si eso es ser antipatriota, esta América de ahora no es la mía, no la conozco.
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[Fri Apr 18 17:23:20 CDT 2003]

Hacía tiempo que no me reía tanto con una entrevista. Se trata, en este caso, de una conversación entre el periodista Manuel Hidalgo y el escultor vasco Jorge Oteiza allá por 1976. Nunca fue publicada, entre otras cosas porque el texto es más bien deslavazado y difícil de seguir. De entrada, el artista se siente molesto con los periodistas (Ignacio Aranaz acompañaba a Manuel Hidalgo aquel día) porque le van a obligar a perderse la serie del inspector Colombo que dan por la televisión, para a continuación negarse a dejarles que vuelvan al coche a recoger la cámara de fotos y una grabadora. A partir de ahí, el escultor se lanza a una perorata sobre todo lo sagrado y lo profano, saltando del arte renacentista en Venecia a los problemas y carencias del nacionalismo vasco. En un momento determinado, pregunta a los periodistas para qué revista trabajan, y cuando éstos le responden que para Berriak (una revista cercana al Partido Comunista de Euskadi), les espeta:

"Ya la conozco. No me interesa. O sea, ¿vosotros sois comunistas". No. "¿Y qué sois vosotros, si es que puede saberse?". A Ignacio, con una sonrisa beatífica, se le ocurrió un medio chiste dudoso: somos, dijo Ignacio, hombres de buena voluntad. Oteiza pegó un salto en su asiento. "¡Pamplinas! Vosotros seréis comunistas, claro. A mí no me interesa el comunismo sucursalista. No quiero saber nada de sucursalistas. Yo soy un socialista vasco, abertzale. Pero el socialismo vasco no existe, ¿verdad? Pues ya es hora de inventarlo. Todo lo que hagamos tiene que ser nuestro, nacer de aquí. Los mesetarios que se las entiendan en la meseta. Si en nuestro país hay maricones, pues que se organicen en una asociación de maricones abertzales. Y si hay drogadictos, lo mismo. Todo tiene que ser nuestro. Lo que viene de afuera no nos interesa. Si no sois comunistas, ¿no seréis policías, eh?". Por favor, en absoluto, qué ocurrencia. "¿Y no lleváis pistola?". ¿Nosotros? "Pues teníais que llevar una pistola, porque ahora mismo van y se nos presentan aquí unos guerrilleritos de Cristo Rey, nos pillan hablando entre comunistas y nos matan a palos sin que podamos defendernos. He pensado alguna vez en inventar una especie de mango de paraguas, uno de esos que se abren automáticamente dándole a un botón, pero que tuviera dentro un estilete desplegable de unos cinco metros, de manera que, si ahora aparece aquí un tío para molernos a palos, cojo, agarro, aprieto el botón y, zas, sale el estilete y lo engancho".

Por si no fuera suficiente, Oteiza se lanzó después a otra retahíla sobre el euskera que, de una forma u otra, acabó versando sobre cromlechs y arte primitivo:

"Aquí sólo hay inventiva para lo que no hace falta. Ahora están venga a meterle haches al euskera. ¡Pero si el euskera nunca ha tenido haches, carajo! El palo de la hache es como una chimenea, una forma de llamar la atención, y del palo sale una meada. Eso es la hache, una meada de perro para delimitar el territorio, para decir aquí estoy yo. Las haches las han metido los seminaristas en el euskera. Las haches son meadas de seminaristas. Bah, ¡con todo pasa igual! Han descubierto unas cenizas cerca de un cromlech nuestro, y ya están diciendo que nuestros cromlechs eran monumentos funerarios. Dicen eso porque así ocurría en otras partes. Y eso, a nosotros, ¿qué? Nuestros cromlechs eran algo asombroso porque no tenían explicación. Ya le han buscado una explicación que nos hace iguales a los demás. ¡Serán burros! Lo que pasa es que no valoran nuestra Prehistoria de verdad, no se dan cuenta de que nuestra Prehistoria es ya nuestra Historia. ¿Más café?" No, gracias. No nos queríamos poner más nerviosos.

Sin embargo, pese al aire cómico de la entrevista, sus últimas palabras son bastante profundas. Unos días después del encuentro con Oteiza, éste le regaló a Manuel Hidalgo un corto epílogo que había escrito para el libro de un amigo. El texto se abría con las últimas palabras pronunciadas por un desconocido joven, Jonathan Peter Jackson, instantes antes de morir: "Ya es suficiente, señores: ahora soy yo quien decide". {enlace a esta historia}

[Fri Apr 18 14:21:12 CDT 2003]

Elizabeth Abbott acaba de publicar un interesante libro titulado History of Mistresses. Entre otras anécdotas, Abbott cuenta la de una amante del rey inglés Carlos II, quien viéndose atacada por una masa enfervorecida que pensaba que ella era la amante católica del Rey les espetó: "Pray, good people, be civil. I am the Protestant whore". Pero, aparte de lo cómico de situaciones como ésta, es cierto que ha habido una clara evolución del papel de las amantes. Hace tan sólo unos siglos (incluso décadas, dirían algunos), se las aceptaba como algo inevitable si no necesario. Sin embargo, hoy en día han perdido bastante cachet. Christine Sismondo, quien escribe una reseña de la obra, aventura las posibles razones que llevaron a este cambio de actitud:

What made mistresses tolerable, socially acceptable or even occasionally welcomed in the past were the iron-clad arranged marriages that were completed to join bloodlines, alliances and inheritances --but never love. It was the tyranny and finality of marriage that gave the mistress her acceptable social status.

Now, with even England's royal family divorcing and remarrying for love, the chains of marriage --which Alexandre Dumas once described as being "so heavy that it often takes two people to carry them, and sometimes three"-- are palpably lighter.

{enlace a esta historia}

[Thu Apr 17 19:00:16 CDT 2003]

Se ha hablado mucho últimamente acerca del proceso democratizador en Irak y otros países árabes. Sin embargo, un problema que creo ver en muchos de los diseños es cierto exceso de celo evangelizador, como si todo lo que fuera necesario para desarrollar la democracia en un país fuera el imponer unas instituciones basadas en la elección popular y una Constitución escrita. En este sentido, Ronald Inglehart y Pippa Norris subrayan cómo la cultura democrática se extiende no sólo a unas instituciones, sino también a un estilo de vida y una actitud muy particular ante los problemas políticos y sociales. Valores como la tolerancia, la confianza en las instituciones, la participación política y la autonomía individual son los que realmente se encuentran tras el sólido entramado de las instituciones democráticas occidentales. Hasta que no seamos capaces de fomentar esos valores en las sociedades árabes, cualquier otro esfuerzo por imponer cambios puramente formales e institucionales no pasarán de ahí. Después de todo, casi todos los estados son, al menos sobre el papel, democráticos en el sentido de que tienen una Constitución escrita que supuestamente defiende los derechos mínimos individuales. Ni que decir tiene que esto es puro papel mojado sin la tradición, la cultura y la sociedad civil que pueda darles contenidos a esos derechos. ¿Significa esto que deberíamos abandonar ya de entrada cualquier intento de al menos construir las bases formales de un sistema democrático en países como Afganistán o Irak? No, ni mucho menos. Pero sí significa que debemos ser algo más realistas para no sentirnos desilusionados a las primeras de cambio. De lo contrario, cabe el peligro de que pasemos de un activismo democratizador a una indiferencia absoluta. {enlace a esta historia}

[Thu Apr 17 18:16:40 CDT 2003]

El rabí Meir Y. Soloveichik ha escrito un magnífico artículo sobre la virtud del odio. Partiendo de una anécdota vital de Simon Wiesenthal, el autor reflexiona acerca de los conceptos de odio y perdón, y cómo las religiones judía y cristiana han afrontado el tema desde posiciones radicalmente distintas. En su libro The Sunflower Wiesenthal nos cuenta cómo durante su estancia en un campo de exterminio nazi uno de los guardas alemanes pidió que le trajeran a un prisionero judío a su lecho de muerte, y fue precisamente a Wiesenthal a quien le tocó representar el papel. El guarda comenzó a narrar detalladamente las atrocidades que había cometido durante su vida, y finalizó pidiendo el perdón del joven judío que tenía delante poco antes de morir. Wiesenthal no le concedió el tan ansiado perdón, pero tampoco entró en recriminación alguna. Se limitó a abandonar el lugar y dejar que el nazi muriera en su cama.

A partir de esta anécdota, Soloveichik analiza cómo la cultura judía defiende precisamente las virtudes del odio en circunstancias como la descrita por Wiesenthal. Hay ocasiones, explica el rabí, en las que el perdón no es posible debido a la maldad intrínseca de las acciones en cuestión. De hecho, el autor usa numerosas citas de la Biblia para demostrar esta idea, incluyendo párrafos donde la crueldad del Dios del Antiguo Testamento se hace bien patente:

The king said to Queen Esther, "In the capital of Susa the Jews have killed also the ten sons of Haman. . . . Now what is your petition? It shall be granted you. And what further is your request? It shall be fulfilled." Esther said, "If it pleases the king . . . let the ten sons of Haman be hanged on the gallows."

El mensaje de Cristo en el Nuevo Testamento, por el contrario, es un mensaje de amor y perdón. ¿Cómo podría haber sido de otra forma cuando el elemento central de la doctrina cristiana es precisamente el sacrificio que hizo Dios de su propio hijo para redimir nuestros pecados? Esto explica, de acuerdo a Soloveichik, no sólo las diferentes actitudes adoptadas por cristianos y judíos ante la anécdota de Simon Wiesenthal, sino también sus distintas formas de hacer frente al mal en el mundo. {enlace a esta historia}

[Thu Apr 17 17:30:26 CDT 2003]

Acabo de oir en Minnesota Public Radio (MPR) que saudíes, kuwaitíes, japoneses y alemanes financiaron el 80% de la guerra del Golfo de 1991. Se trata de un pequeño detalle del que casi nunca se oye hablar, sobre todo en los medios de comunicación estadounidenses, tan propensos a presentar este tipo de asuntos como algo donde sólo los EEUU son capaces de mantener una actitud honesta y consecuente. {enlace a esta historia}

[Thu Apr 17 11:02:18 CDT 2003]

El ser humano no puede entenderse sin la palabra, sin el logos. Nos comunicamos con los otros gracias al lenguaje, e incluso pensamos casi siempre mediante palabras. José Antonio Marina reflexiona en El Cultural sobre la importancia de la palabra y la lectura en la sociedad contemporánea, comparándolas con su enorme influencia durante la época de la Ilustración y la Revolución Francesa.

La opinión pública actual, la que sostiene los grandes cambios sociales que vivimos, está formada en cambio por un público que "ve" pero no lee. Me inquieta la posibilidad de una revolución hecha a partir de la industria de la imagen, por lo que tiene de imagen y por lo que tiene de industria. La televisión tiende a homogeneizar su oferta, como puede observarse con facilidad. Depende hasta tal punto del éxito económico que no puede permitirse otro sistema de selección que el contable. En comparación con esos carriles informativos férreamente construidos por la industria, la lectura supone un perpetuo descarrilamiento, una posibilidad de elegir caminos variados, una garantía de libertad.

No queda más remedio, en este sentido, que apenarse junto a José Antonio Marina por la centralidad de la imagen en nuestras sociedades. Las matizaciones, el diálogo, los distintos puntos de vista, el arte de la escuchar como tal desaparecen de la escena y se ven sustituídos por unas imágenes resonantes, desnudas, rotundas, pornográficas incluso, que imponen su inmediatez sobre nosotros. Como es lógico, la misma imagen se puede interpretar de muchas formas, o incluso puede darse el caso de que no signifique absolutamente nada a noser que alguien nos explique el contexto. Y, sin embargo, cada vez hay menos tiempo para esas nimiedades. Seguimos la guerra en Irak a través de las imágenes deslavazadas que nos muestran en televisión y demás medios de comunicación de masas, pero nos falta el contexto, la explicación, el armazón que le dé algo de sentido al constante fluir de realidades fragmentadas. Un mundo dominado por la imagen es precisamente la antesala de la manipulación de masas. Los seres humanos pensamos con nuestras palabras, y no con rotundas imágenes. No hemos avanzado mucho desde los días de la Ilustración descritos por Marina. {enlace a esta historia}

[Thu Apr 17 09:36:00 CDT 2003]

Partisan Review está a punto de cerrar las puertas definitivamente. Cierto, la revista sirvió como elemento unificador de la izquierda no estalinista allá durante los años treinta y en la inmediata postguerra. Durante las siguientes décadas, fue un órgano esencial del expresionismo abstracto, el existencialismo estadounidense, y la escuela de la Nueva Crítica. Sin embargo, su línea de izquierdismo comprometido ya estaba quedándose algo mohosa. Por supuesto, siempre quedan nostálgicos de luchas pasadas, pero desde el mismo momento en que una publicación se limita a alimentar ese mercado ya ha perdido cualquier posibilidad de influir en los acontecimientos de una sociedad. {enlace a esta historia}

[Thu Apr 17 08:01:35 CDT 2003]

Hay ocasiones en las que el mundo del arte va demasiado lejos. Yo estoy dispuesto a respetar las obras de cualquier artista, me guste o no. Sencillamente, si se trata de algo que no me gusta, miro hacia otro lado, y en paz. Sin embargo, el desecrar las obras de otros artistas es ir demasiado lejos, al menos en mi manual de comportamiento personal. Al parecer, Jake y Dinos Chapman han usado unos grabados de Goya como base para su propio arte, que consiste básicamente en añadir dibujos encima de las figuras del pintor aragonés. En otras palabras, han cogido unas obras de Goya y las han destrozado irreparablemente. Como decía, puedo aceptar el escándalo, la irreverencia y el arte de vanguardia, pero destrozar irreparablemente las obras de otro artista pasa de la raya. La libertad de uno termina donde comienza la libertad del otro. {enlace a esta historia}

[Wed Apr 16 19:50:03 CDT 2003]

El Presidente de Afganistán, Hamid Karzai, tiene algunas recomendaciones que hacer sobre la reconstrucción de Irak. Sin embargo, como era de esperar, sus declaraciones nos dicen mucho más acerca de la situación de Afganistán que otra cosa. Por ejemplo, Karzai advierte de los peligros de hacer demasiadas concesiones a los diferentes líderes tribales durante la búsqueda de criminales de guerra y altos cargos del régimen de Sadam, así como del peligro de crear poderosas facciones enfrentadas al poder central. No queda más remedio que pensar que Karzai está simplemente lamentándose de las circunstancias actuales en Afganistán, donde algunos señores de la guerra se han convertido en amos de ciertas regiones del país y han comenzado a imponer sus métodos nada democráticos y liberales. De hecho, la violación de los derechos humanos, la imposición de leyes opresoras contra mujeres y minorías y la vuelta a los modos autoritarios de los talibán han regresado a algunas regiones afganas. Peor incluso, los fundamentalistas incluso se atreven a campar a sus anchas por algunas zonas del país y lanzar ataques contra las tropas occidentales o las nuevas autoridades organizadas por el Gobierno central de Kabul. Todo esto, dieciocho meses después del fin de las hostilidades, lo que parece indicar que tanto la reconstrucción de Afganistán como la de Irak van a llevar para largo. {enlace a esta historia}

[Tue Apr 15 15:46:42 CDT 2003]

Más trapos sucios. Un amigo me mostró ayer estas sorprendentes imágenes exponiendo la gran mentira propagandística tras la noticia de la "insurrección popular" de bagdadíes tirando abajo la estatua de Sadam. Como puede observarse en la fotografía, las "masas" no pasaron de contar unas cien personas a lo sumo, incluyendo los miembros de la oposición de Chalabi, que habían sido transportados a Irak recientemente por las tropas estadounidenses. Una vez más, se confirma que la única actitud posible que puede mantenerse oyendo los reportes de guerra es un sano escepticismo, ya vengan las noticias de un lado de las trincheras o del otro. Cuando se trata de conflictos bélicos, todas las partes aprovechan la más mínima oportunidad para vender su historia particular. Ya se vio en la primera guerra del Golfo con aquella tristemente famosa foto del ave cubierta de petróleo, y ahora lo volvemos a ver con el fenómeno de los periodistas empotrados y montajes del tres al cuarto como éste. {enlace a esta historia}

[Mon Apr 14 10:45:49 CDT 2003]

Ahora que la guerra en Irak parece estar llegando a su fin, los trapos sucios no ya sólo del régimen de Sadam sino también de la propia Administración Bush están saliendo a la luz. La cadena pública de televisión alemana emitirá esta noche un programa en el que dos de los inspectores de la ONU afirman que las pruebas presentadas por Colin Powell el pasado mes de febrero eran completamente falsas: ni los camiones cisternas estaban siendo usados para transportar materiales químicos ni los sistemas de ventilación en algunas fábricas iraquíes tenían absolutamente nada que ver con la supuesta producción de armas de destrucción masiva de que se les acusaba. Mientras tanto, todavía estamos esperando ver prueba de las dichosas armas. Peor aún, nadie ha acertado a explicar por qué era tan urgente lanzar un ataque preventivo contra Irak antes de que Sadam diera el visto bueno al uso de armas químicas o bacteriológicas contra los EEUU cuando los iraquíes ni siquiera han acertado a usarlas en su propia defensa. Por supuesto, los medios de comunicación estadounidenses están ignorando este tema por completo, pero si las tropas estadounidenses no encuentran pruebas en las que apoyar las acusaciones que justificaron toda la operación es muy posible que la Administración Bush pierda la poca credibilidad que le quedaba en el mundo. {enlace a esta historia}

[Mon Apr 14 09:38:35 CDT 2003]

Una vez más, vuelve a demostrarse que el ser humano es capaz de cualquier atrocidad sin diferencias de raza, religión o ideología. Ahora son los kurdos quienes están llevando a cabo los mismos métodos de limpieza étnica que Sadam les aplicara a ellos en el pasado. La naturaleza criminal no hace distingos ni parece aprender de los errores del pasado. Esperemos que las tropas estadounidenses al menos tengan la valentía de poner fin a estas actividades, aunque sean cometidas por tropas "aliadas". {enlace a esta historia}

[Sun Apr 13 18:42:24 CDT 2003]

Ayer hablaba de cómo la Administración Bush se estaba dejando cegar por su ímpetu evangelizador en la cruzada contra el infiel, y hace tan sólo unos minutos leo cómo el Presidente estadounidense afirma creer que hay armas químicas en Siria. Todavía no ha finalizado la campaña en Irak, y la Casa Blanca ya parece estar preparando otra guerra. He de decir que aunque mantuve un apoyo crítico de la política Bush con respecto a Irak desde el principio, su measianismo unilateral está comenzando a preocuparme sobremanera. Bush parece estar firmemente convencido de que el terrorismo islámico supone una guerra en todos los frentes no muy distinta de la que se llevaría a cabo contra un ejército enemigo, si bien en este conflicto también hay que restringir las libertades, aumentar las dotaciones de los cuerpos de seguridad e incrementar la vigilancia sobre los ciudadanos. Hasta cierto punto, me recuerda a cuando Manuel Fraga quiso sacar los tanques a las calles vascas para hacer frente al terrorismo de ETA. Y lo peor de todo es que no parece haber nadie dispuesto a explicarle que una guerra frontal jamás ha puesto fin al terrorismo en ningún país. Que yo sepa, siempre ha sido necesario combinar medidas de represión con otras medidas más bien de corte político, las cuales brillan por su ausencia en el plan de Bush. Esto puede terminar, como se dice en Sevilla, como el rosario de la Aurora, con todas las cuentas esparcidas por el suelo. {enlace a esta historia}

[Sat Apr 12 20:21:53 CDT 2003]

No sabe uno si pensar que millones de árabes han sido idiotizados por la propaganda islamista o quizá se trate sencillamente de una comprensible dificultad para asumir lo que ha sucedido en Irak durante las últimas semanas, pero algunas de las declaraciones que se oyen por los medios de comunicación son sencillamente oníricas. Durante una charla en un salón de té cairota, hubo incluso quien afirmó que "millions loved Saddam", por lo que era incomprensible que los bagdadíes celebraran la derrota del régimen. De hecho, el individuo se atreve a proponer una explicación alternativa: se trata de una pura fantasía elaborada por los medios de comunicación estadounidenses. Es como si los baratos eslóganes transmitidos al mundo árabe por el aparato propagandístico de Sadam hubieran surtido efecto al menos entre la población árabe. Tantas historias oyeron acerca del amor enfervorecido hacia el líder invencible que se lo acabaron por tragar todo y ahora no aciertan a entender cómo el edificio completo puede haberse desmoronado en cuestión de semanas. Por supuesto, también cabe la posibilidad de que se trate de una simplificación del periodista para añadir algo de "color" al reportaje. El semanario egipcio Al-Ahram Weekly no parece engañarse en este sentido:

Few people in Iraq or the Arab region will pine over the downfall of Saddam Hussein and his regime, as the toppling of his imposing statue in central Baghdad symbolised yesterday.

Sólo cabe esperar que de hecho la mayor parte de la población árabe no viva en tal estado de auto-engaño que llegue a creerse la propaganda iraquí con sus historias de amor desinteresado al Gran Líder. Y, por el otro lado, tampoco me gustaría pensar que la mayoría de los estadounidenses de verdad se creen la posición oficial de que las tropas son bienvenidas con los brazos abiertos. La alegría de la caída del tirano es evidente y comprensible, pero también parece bien claro que buena parte de los iraquíes que están dando la bienvenida a los marines estadounidenses desería verlos volver a su país lo antes posible, por no hablar de todos aquellos que simplemente han decidido sumarse al carro de los ganadores. No olvidemos que las tropas estadounidenses aún están patrullando en Afganistán, los derrotados talibanes todavía están lanzando ataques esporádicos contra tropas regulares afganas y occidentales, el Mulá Omar no ha sido capturado, la ayuda humanitaria apenas ha podido siquiera comenzar debido a la inestabilidad del país y las instituciones democráticas brillan por su ausencia. ¿Que la tiranía ha desaparecido del país, al menos momentáneamente? Pues sí, pero a menos que los EEUU estén dispuestos a desplegar sus tropas por medio mundo de forma casi permanente, cuesta trabajo creer que esto pueda entenderse como una victoria. Que a nadie le quepa duda alguna de que si las tropas occidentales abandonaran Afganistán ahora mismo el país se vería inmerso nuevamente en un caos político.

Por cierto, todo esto trae a colación un tema intrigante. Si la Administración Bush parece decidida a lanzarse a la lucha por su cuenta, de forma unilateral, y con un discurso cada vez más opuesto incluso al espíritu de las Naciones Unidas, ¿hasta qué punto serán los EEUU capaces de sostener la campaña? Por muy superpotencia que sean, no cabe duda alguna de que todo país individual tiene sus limitaciones, y cuesta trabajo creer que los norteamericanos vayan a ser capaces de lanzar una guerra en tantos frentes a la vez, y al mismo tiempo ser capaces de llevar a buen término las tareas de reconstrucción, la estabilización de las instituciones, la modernización de las estructuras económicas y la democratización de todos estos países. Ya sería una tarea harto compleja y difícil para una coalición de decenas de naciones con la legitimidad de las Naciones Unidas, así que parece más bien imposible que los EEUU sean capaces de alcanzar esos objetivos por sí solos sin causar mayores problemas. Esto es lo que me parece más preocupante del evangelismo neoconservador que parece haberse apoderado de la Casa Blanca a raíz de los sucesos del 11 de septiembre. Espero que, por el bien de todos, George W. Bush se centre ahora en la resolución del conflicto que a fin de cuentas ha envenenado las relaciones entre Occidente y el mundo islámico durante décadas: el conflicto palestino-israelí. De lo contrario, si continúa su particular cruzada contra el infiel mucho me temo que esto vaya a terminar mal. {enlace a esta historia}

[Sat Apr 12 07:51:17 CDT 2003]

Ha fallecido en Madrid el humorista Chumy Chúmez, miembro de una excelente generación de humoristas que, ironías de la vida, heredamos de la dictadura franquista: Máximo, Forges, Mingote, El Roto... Se trata, como bien dice Francisco Umbral, de unos humoristas de tema universal frente a los que, una vez llegada la democracia, se entregaron a ilustrar los acaeceres de la vida política cotidiana, al estilo de Gallego y Rey. No se trata de que no sea posible hacer un buen trabajo y dejar impronta con este estilo, sino que las viñetas están tan supeditadas a los sucesos políticos que expiran bien pronto. El humor de Chumy Chúmez et alii, por otra parte, tiene un carácter mucho más universal, tratando de temas como la muerte, el amor, el hambre, el poder... todo ello con una suprema ironía mediterránea. Hasta cierto punto, se trata de una ironía más de la vida que la dictadura nos diera aquél tipo de humor mientras que la democracia nos ha dado algo mucho más perecedero e intranscendente. Sin embargo, ¿cómo podría haber sido de otra forma? Las dictaduras casi obligan a los individuos a adoptar posiciones heróicas y altisonantes, mientras que la democracia rebaja la vida política a un galimatías de comités, campañas electorales, votaciones y estrategias de coalición, para no hablar del tira y afloja de las negociaciones y el consenso. Nada de leyendas, sino más bien pura gestión y capacidad para el diálogo. A ello habría que añadir que, en democracia, nadie coarta la libertad de expresión, mientras que en dictadura los escritores se ven obligados a sublimar sus pensamientos y enmascarar los mensajes para hacerlos más aceptables. Todo ello tiene como consecuencia un humor (así como un estilo literario) más elaborado y metafórico y, por tanto, también más rico. {a href="http://www.sacredchaos.com/rants/bitacora/2003/abril.html#11">enlace a esta historia}

[Fri Apr 11 22:16:50 CDT 2003]

Los marines estadounidenses ya se encuentran en Bagdad, aunque todavía haya focos de resistencia aquí y allá, y los restos de la Guardia Republicana se han retirado a Tikrit para lo que tal vez sea el canto del cisne del régimen de Sadam. Son muchos los árabes que muestran su desilusión, incluso su amargura, por la falta de resistencia iraquí. Ha habido, de hecho, casos excepcionales, pero no deja de sorprender que casi todo el país haya sido conquistado en cuestión de unas semanas... al menos para aquellos que observan desde el otro lado de la división cultural que parece separar a Occidente del mundo islámico. En este sentido, todo esto me recuerda las palabras de un primo mío que se convirtió al Islam, con motivo de lo que se ha venido en llamar la Primera Guerra del Golfo. A él le parecía entonces que los estadounidenses y el mundo entero estaban minusvalorando la capacidad de resistencia no ya de los iraquíes, sino de los musulmanes en general. No sé cuál habrá sido su posición respecto a los sucesos más recientes, pero lo más probable es que fuera algo similar, pues se trata de algo que parece estar enraizado en la filosofía islámica contemporánea. Existe entre los musulmanes fervientes una idea que viene a contraponer el racionalismo occidental y su énfasis en la tecnología, por un lado, y el Islam, basado en la fe en Dios y en las capacidades del corazón humano. De acuerdo a esta concepción, es casi incomprensible que unos estadounidenses que supuestamente no tienen fe en nada sino en su decadente relativismo cultural y moral, sean capaces de imponerse a unos iraquíes fortalecidos por su fe en Alá, por mucha tecnología que haya de por medio. Oímos este argumento durante aquél primer conflicto en 1991, lo volvimos a oír en Afganistán, y una vez más se repite ahora, y en todas las ocasiones no ha mostrado sino ser un falso ídolo. Tal vez si estos elementos musulmanes trataran de conciliar tecnología y religión, en lugar de interpretarlos como fuerzas incompatibles, los pueblos árabes tendrían una oportunidad de salir del atraso secular en que les han sumido estos dogmas mesiánicos. {enlace a esta historia}

[Tue Apr 8 21:26:44 CDT 2003]

Hacía ya una eternidad que no leía al columnista sevillano Antonio Burgos. Tampoco es que siempre estuviera muy de acuerdo con sus posiciones políticas, que me parecen más bien conservadoras, pero como en el caso de Jaime Campmany no puedo evitar sentir cierta nostalgia por los naranjos en flor de mi Sevilla natal cuando leo sus artículos. Tal vez sea su desparpajo natural, o quizá el hecho de que parezca tomárselo casi todo con cierta carga de ironía y sorna muy andaluza. En cualquier caso, leo con cierto temor su reciente pieza sobre la Semana Santa y el barrio de San Bernardo por lo que tiene de premonición del fin de la Sevilla clásica en la que me crié. Supongo que ya se veía venir hace bastantes años, pero eso no lo quita hierro a la cosa. La Sevilla de la que habla Antonio Burgos es una Sevilla modernizada, vertiginosa, de los McDonalds y Burger Kings, de la litrona y la basura por la calle, de los barrios periféricos y los edificios de oficinas. No se trata ya de la Sevilla clásica, poética, la alegre Sevilla de la Feria de Abril y la pasión de la Semana Santa, del cante jondo, las plazuelas, los paseos del domingo por el parque de María Luisa, los cafés, las tiendecitas del centro, las cañas de cerveza al borde del río y las coquetas pastelerías de la calle Sierpes. O, al menos, eso es lo que parece por lo que escribe Antonio Burgos. Espero que no esté en lo cierto. {enlace a esta historia}

[Tue Apr 8 21:02:45 CDT 2003]

Tony Blair y George W. Bush hicieron hoy públicos sus planes para la posguerra en Irak, y lo que oigo me parece perfectamente lógico. Se trata de establecer una administración militar con carácter transitorio que garantice el orden en el país y comience la labor de reconstrucción. Después, en una segunda fase, se entregará el poder a una administración civil, también de carácter transitorio, que profundice en la labor de reconstrucción al tiempo que establezca las semillas del futuro poder democrático iraquí. Pero, lo que me parece quizá más importante, la participación no se limita a británicos y estadounidenses (aunque, por supuesto, éstos lleven la voz cantante), sino que se extiende a otras naciones e incluso a la tan maltratada ONU. Ni que decir tiene que el plan ya se ha encontrado con el ceño fruncido de los conservadores más radicales aquí en los EEUU. {enlace a esta historia}

[Tue Apr 8 20:38:27 CDT 2003]

No todos los franceses se oponen a la guerra contra Irak, por mucho que haya individuos aquí en los EEUU que detesten todo lo francés hasta el punto de querer cambiarle el nombre a las famosas french fries. El filósofo André Glucksmann acaba de publicar su obra Dostoïevski à Manhattan, en la cual se pregunta cuál es la idea motriz detrás del fenómeno terrorista. Su respuesta: el nihilismo. Sin embargo, contra lo que mucha gente asume, Glucksmann no ve nihilismo solamente detrás del ateísmo desgarrador que caracterizó a movimientos como el nazismo o el estalinismo, sino que también cree verlo tras ciertas manifestaciones religiosas llenas de mesiánico dogmatismo.

The root element is the attitude that anything goes, particularly when with regard to ordinary people: I can do whatever I want, without scruples. Goehring put it like this: my consciousness is Adolf Hitler. Bolsheviks said: man is made of iron. And the Islamists whom I visited in Algeria said that you have the right to kill little Muslim children, in order to save them.

(...)

The inner nature of this nihilistic terrorism is that everything is permissible, whether because God exists and I am his representative, or because God does not exist and I take his place.

Es precisamente este todo vale que le parece lo más peligroso de la sociedad contemporánea. Se trata de un rechazo absoluto de todos los valores, relativizando culturas, filosofías, actitudes y comportamientos. Puesto que no hay ningún baremo objetivo para juzgar las acciones humanas (bien porque uno mantiene una posición ateísta, bien porque uno se identifica directamente con Dios), todo está permitido. Una vez más, los extremos se vuelven a tocar por más que manifiesten un odio retórico el uno al otro. Los métodos, las estructuras mentales, son los mismos.

¿Y cómo se relaciona todo esto con la guerra en Irak, se preguntará más de uno? Glucksmann cree ver una debilidad casi enfermiza en la actitud europea hacia estos fenómenos. Cada vez que el conflicto se hace evidente, amplias capas de la población se escudan en los valores de la paz y el diálogo. Glucksmann no cree que estos valores sean inútiles, pero advierte que hay algo aún peor que la guerra: el genocidio. La tradición europea liberal ciertamente conlleva tolerancia y diálogo, pero sin la firmeza para defender los principios fundamentales de nuestro modo de vida contra los ataques de la barbarie nihilista no hay futuro que valga la pena. {enlace a esta historia}

[Tue Apr 8 20:13:44 CDT 2003]

Quizá aprovechándose de que la guerra en Irak desvía la atención a otra región del mundo, Fidel Castro ha lanzado una ola represiva contra la disidencia interna cubana. Periodistas independientes como Ricardo González, Óscar Espinosa Chepe o Raúl Rivero han sido condenados a penas de 20 años de prisión por atentar contra la "independencia e integridad territorial del Estado" en supuesta colaboración con las autoridades estadounidenses. Otros periodistas, como Omar Rodríguez han sido condenados a 27 años. Ni que decir tiene que los juicios transcurrieron sin las más mínimas garantías procesales y en condiciones claramente favorables para la acusación. Mientras tanto, todavía hay líderes de Izquierda Unida en España que acusan al Presidente del Gobierno de ser "un terrorista como los de ETA" al tiempo que no ponen reparos en apoyar al régimen cubano. La izquierda real de la que tanto hablan estos elementos todavía tiene que ponerse al corriente del fracaso del experimento comunista y asumir los crímenes cometidos en nombre de la utopía socialista. Parece mentira que avancemos tan poco y tan lento. {enlace a esta historia}

[Mon Apr 7 20:11:29 CDT 2003]

Mohamed Said Al-Sahhaf, ministro de Información del Gobierno iraquí, lleva desde el inicio de la guerra negando que las tropas estadounidenses hayan avanzado hacia Bagdad. Al principio, hablaba de la "inquebrantable resistencia" de las tropas iraquíes en el sur del país, algo más tarde de cómo los tanques norteamericanos habín sido detenidos en su camino hacia la capital e incluso fueron obligados a "huir despavoridos", un poco después negó rotundamente que hubieran conquistado el aeropuerto internacional de Bagdad, y ahora se empeña en convencer al mundo de que las tropas enemigas ni siquiera han entrado en las calles de la capital iraquí. Todo ello, por supuesto, mientras el mundo entero puede verlo todo en directo por las pantallas de televisión. Uno no puede evitar preguntarse si Al-Sahhaf está simplemente mintiendo con fines propaganadísticos o, por el contrario, él mismo se cree lo que está diciendo.

Por un lado, me parece perfectamente posible que las autoridades iraquíes lancen trolas propagandísticas en un último intento de salvar el pellejo. Si pueden hacer creer a los elementos más nacionalistas de su sociedad que el régimen está venciendo al invasor yanqui, quizá al menos la resistencia se incremente algo y permita a los jerifaltes de Sadam el tomarse un pequeño respiro. No obstante, tampoco se me oculta el hecho histórico de que este tipo de comportamiento suele repetirse una y otra vez en regímenes totalitarios que están a punto de caer derrotados en el campo de batalla. Se dio sin dudas en el caso de Mussolini y Hitler, cuando ambos líderes todavía se creían los amos del mundo hacia el final de la guerra e incluso daban órdenes de ataque a unas divisiones que ya no existían más que en los mapas de sus estados mayores y en algún figmento de su imaginación. ¿A qué puede deberse, pues, este tipo de auto-engaño? ¿O es que quizás se crean realmente el mundo imaginario del que hablan? ¿Cómo es posible que no puedan ver unos hechos que están ahí, tan claros para el resto de los individuos? Posiblemente se deba, después de todo, a una combinación de causas: la interpretación megalomaníaca de la realidad, casi siempre muy fuerte en este tipo de autócratas; la incapacidad de distinguir en un momento determinado entre las condiciones reales y los fantasmas ideológicos que han sustentado al régimen durante tanto tiempo; y, finalmente, la falta de transparencia, sinceridad y retroalimentación que se encuentra en la raíz misma de este tipo de autoritarismo. En este sentido, me parece que el último punto es fundamental. En un sistema democrático, por muy manipulados que estén los medios de comuniación de masas, no deja de ser una realidad que hay un control estricto de los líderes políticos aunque tan sólo se limite a cosas aparentemente tan intrascendentes como las manifestaciones de oposición, los artículos de opinión con contenido crítico o el fuerte sarcasmo de los humoristas. Todo ello sirve el propósito de forzar al gobernante a tomar una buena dosis de realidad sin capacidad alguna de represalia, teniendo como efecto secundario e inevitable el de "bajarle los humos" al político de turno y evitar que caiga en un personalismo excesivo. Tal control no existe en un régimen autoritario. A ello habría que añadir que, al menos en el caso de los sistemas más represivos, los subordinados ni siquiera se atreven a transmitir la información real a sus superiores cuando ésta tiene tintes negativos por temor a ser víctima de represalias arbitrarias. De esta forma, el régimen totalitario, en apariencia mucho más sólido y fuerte que cualquier sistema democrático, no hace sino poner las beases de su propio fracaso último. {enlace a esta historia}

[Sat Apr 5 08:06:55 CST 2003]

Anne Applebaum acaba de publicar un libro titulado Gulag sobre el aparato criminal del Estado soviético y el semanario británico The Economist incluye una breve crítica de la obra en su número más reciente. Entre otras cosas, se nos plantea de nuevo la comparación de los crímenes cometidos en nombre del comunismo con los cometidos en nombre del nazismo, para a continuación pasar a preguntarse cómo es que los campos de exterminio parecen estar mucho más presente en el subconsciente colectivo contemporáneo que el Gulag soviético o los campos de la muerte camboyanos. Se trata de una pregunta que yo mismo me planteé hace ya bastante tiempo, llegando a la conclusión de que hay unas cuantas diferencias fundamentales que separan a ambos crímenes. En primer lugar, el objetivo reconocido y documentado de la persecución nazi no fue otro que el asesinato masivo, mientras que en el caso del gulag se trataba de algo mucho más común en la Historia de la Humanidad: la esclavización o trabajos forzados en condiciones inhumanas. Segundo, las víctimas de los nazis fueron, en su mayor parte, considerados culpables al nacer. En otras palabras, la persecución no se limitó a aquellos individuos que se opusieron al régimen o se comportaron de una forma determinada que fuera considerada un peligro social, sino que se trataba de individuos que simplemente eran culpables de haber nacido miembros de una determinada raza. Esto explica, por cierto, el que otras víctimas de la saña nazi (homosexuales, artistas decadentes, comunistas, socialistas, liberales...) caigan tan a menudo en el saco del olvido. Finalmente, el Holocausto nos parece tan moralmente depravado porque ni siquiera la muerte de las víctimas puso fin al odio nazi. Muy al contrario, una vez asesinados, los judíos de cualquier edad, sexo, origen o clase social todavía sirvieron como mera materia prima para fabricar objetos, grasa, botas militares, etc. Se trata, sin lugar a dudas, del mayor crimen colectivo jamás cometido por ser humano del que tengamos constancia. {enlace a esta historia}

[Sat Apr 5 07:33:28 CST 2003]

El canal árabe Al-Yazira ha estado experimentando problemas en los EEUU desde que comenzó la guerra. No sólo se trata del ataque de unos crackers contra su sitio Web, sino del constante vituperio proveniente de los comentaristas conservadores en los medios de comunicación, las críticas de altos cargos de la Administración Bush que les acusan de cooperar con el régimen de Sadam en sus campañas propagandísticas y, lo más reciente, su expulsión tanto de NYSE como de NASDAQ, lo cual evita la cobertura directa de la Bolsa estadounidense. El argumento que se ha usado en esta ocasión es que la cadena árabe ha actuado contra la Convención de Ginebra al mostrar prisioneros de guerra estadounidenses en la televisión. No obstante, como señala el grupo Human Rights Watch, los canales estadounidenses también han incurrido en un comportamiento similar al mostrar en público a los prisioneros de guerra iraquíes. De hecho, creo recordar que durante la primera Guerra del Golfo CNN también mostró a los prisioneros en sus pantallas.

En cualquier caso, yo mismo he tenido oportunidad de comprobar personalmente el odio que atrae Al-Yazira entre aquellos estadounidenses que apoyan esta guerra sin reserva alguna (me refiero, por supuesto, a quienes siquiera saben qué es Al-Yazira, pues la ignorancia de todo lo que no sea norteamericano es bastante grande por aquí). Aun cuando es claramente cierto que se trata del único canal con cierta influencia internacional que se ha mostrado firmemente opuesto a esta guerra e incluso la considera un acto de agresión, tampoco es menos cierto que por lo que tenido oportunidad de leer Al-Yazira no ha incurrido en una directa manipulación de los hechos. Se trata, más bien, de que inclinan la balanza hacia el lado árabe de una forma evidente, poniendo el énfasis, por ejemplo, en los efectos negativos de la guerra sobre la población civil. Sin embargo, no es menos cierto que canales como la CNN, NBC, CBS o ABC hacen lo mismo por el otro lado. En el caso de éstas, uno no acierta a ver civiles afectados por el fuego de las tropas estadounidenses, sino únicamente aquellos que huyen despavoridos, según se nos dice, sola y exclusivamente de la tiranía de Sadam. Mientras tanto, como era de esperar, se entrevista a los familiares de soldados norteamericanos, se nos habla acerca de los prisioneros de guerra haciendo hincapié en su lado humano, etc. En otras palabras, cada cual presenta la guerra desde su particular punto de vista. ¿Es que tiene algo de extraño? {enlace a esta historia}

[Fri Apr 4 20:31:27 CST 2003]

El diario The Guardian publica hoy un artículo sobre el estado de la enseñanza de literatura en la escuela británica. Mucho me temo que se trate éste de uno de esos temas perennes que nunca se resuelven. En esta ocasión, Andrew Motion, poeta laureado, es el que ejerce de Jeremías, quejándose de que muchos jóvenes hoy en día desconocen por completo a los clásicos en lengua inglesa, y pasa, como era de esperar, a hacernos saber la lista de autores y libros que él considera "indispensables" (véase la lista completa al final del artículo, que incluye obras como Tristram Shandy de Laurence Sterne, Middlemarch de George Eliot, Great Expectations de Dickens, el Ulysses de James Joyce y Midnight's Children de Salman Rushdie, entre otros títulos). En definitiva, se trata de la ya conocida perorata sobre la supuesta decadencia de la sociedad contemporánea, la creciente ignorancia entre las generaciones más jóvenes, todo ello aderezado con una pizca de nostalgia por un pasado idealizado en el que supuestamente "todo era mejor".

Sin embargo, lo interesante del artílo es que el periodista se lanza a la aventura de atender personalmente una clase de literatura inglesa en una escuela para ver cómo los estudiantes disectan poesía contemporánea y, para su asombro, el cuadro no tiene absolutamente nada que ver con el bosquejo tenebroso que pintaba Andrew Motion. De hecho, lo que se encuentra es más bien lo que podría esperarse: es decir, una abigarrada mezcla de jóvenes entusiasmados por la lectura, otros que simplemente atienden la clase porque han de pasar un examen al final del semestre, y una buena parte que aun cuando sigue las lecciones tampoco se va a dejar la vida en el empeño. En otras palabras, lo de siempre. Ni decadencia, ni fin del mundo, ni desastre cultural, ni crisis de la palabra escrita... lo de costumbre. ¿A qué se debe esto? Y, quizás mucho más importante, ¿cuál sería la consecuencia de subrayar la importancia de los clásicos en el currículo? La opinión del director del Departamento de Lengua Inglesa de la escuela (Nick Griffin) me parece tremendamente acertada:

Griffin argues that it is unrealistic to expect A-level students to have read great swaths of English literature, and says schools can only give them their bearings and an ability to read the compass if they want to make the journey later. "It's making it accessible and saying 'you have got the skills to go away and read anything - and you will cope with it, you will make sense of it, you will enjoy it.' You're giving them starting points and saying, 'this is something you won't have come across before; you won't have read Blake before but it's worth reading - read Blake and that might get you on to reading Wordsworth and Coleridge'."

Sencillamente, no me parece realista (y, tal vez, ni siquiera posible) el imponer la lectura de libros como el Ulises a estudiantes de menos de 18 años. Por supuesto que habrá algún que otro jóven capaz de leerlo, y es incluso posible que se lance a la aventura sin la ayuda del sistema educativo. Pero, precisamente por eso, uno no debería fijar su meta en los estudiantes que ya están interesados en la lectura de los clásicos, sino más bien en aquéllos que aún no han tenido siquiera la oportunidad de disfrutar la lectura de otros autores mucho más asequibles. Los jóvenes capaces de leer el Ulises a tan temprana edad ya se cuidan de sí mismos. Casi me atrevería a decir que en este, como en otros muchos temas, uno suele olvidarse de su propia juventud, y cae en el error de tratar de imponer ciertas lecturas a las generaciones más jóvenes como forma de desquitarse de la mala conciencia de no haberlas leído uno mismo cuando tenía menos años. No nos damos cuenta de que de hecho hay distintas lecturas para distintas edades y, nos guste o no, tal vez haya que esperar a una edad algo más madura para disfrutar y entender a los clásicos. {enlace a esta historia}

[Tue Apr 1 20:20:58 CST 2003]

La revista El Cultural (creo que se trata de un suplemento del diario español El Mundo) publicó recientemente una pequeña antología de poesía iraquí contemporánea bastante conmovedora. El tono general de los poemas es, quizá, demasiado oscuro y deprimente, existencial incluso, lo cual no deja de sorprender para un país de cultura islámica (si bien esto puede demostrar solamente mi propia ignorancia de la cultura musulmana en general, la cual habré de corregir tarde o temprano). ¿Pero de qué otra forma podemos interpretar versos como los siguientes de Abdulrazaq Al-rubayi, escritos en 1961?

Somos innecesarios
Igual que los ladridos del barco en un océano ancho.
Somos innecesarios
Igual que el esqueleto de un tren que
Ha envejecido debajo de las ruedas
Del óxido del olvido.
Y los eruptos de los animales perdidos.
Somos innecesarios
Igual que el polvo de las tizas al final de
La clase.
Somos innecesarios
Igual que los poetas en el siglo XXI.

¿O qué decir de estos versos iniciales de un poema escrito por Ali Al-shalah allá por 1962?

Necesitamos mil profetas
Para que probemos que en la tierra
Hay algo de bondad
Pero necesitamos un solo dictador
Que pruebe que la tierra
Toda la tierra es un infierno.

Línea tras línea vemos desfilar ante nuestros ojos a todo lo que de negativo tiene la vida: guerra, dolor, podedumbre, dictadura, sufrimiento, tortura, violencia, exilio, tortura, bombas, poder desmedido, arbitrariedad, muerte... ¿Se trata, sin embargo, de una imagen distorsionada por nuestros propios pensamientos de lo que debe ser un Irak sometido a la dictadura personalista de un loco durante varias décadas? Es difícil decirlo con toda seguridad, pero llama la atención que todos los poemas estén escritos en los años cincuenta o sesenta y, pese a ello, el tono sea tan oscuro y desesperado. ¿Será tal vez que los sufrimientos de los iraquíes hunden sus raíces mucho más allá del despotismo de Sadam? {enlace a esta historia}